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A life of lies por ardnas

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Saliendo de pociones se dirigieron al Gran Comedor, Harry hablaba animadamente con Draco, Neville y Seamus, Ron lucia bastante incomodo, quería hablar con sus amigos pero ellos tenían su atención sobre Malfoy, no sabía cómo entrar en la conversación, sentía que el rubio le diría algo insultante apenas hablara, Hermione en cambio estaba incluso más furiosa que en clase de pociones, el motivo de tal furia era desconocido para todos.

Llegaron a la mesa de Gryffindor.

— Bueno, yo ya me voy a mi mesa, nos vemos luego chicos — se despidió con un gesto de su mano y camino a la mesa de Slytherin donde fue recibido con malas miradas de todos excepto de dos chicos con cabello negro, uno más moreno que el otro.

— Malfoy ha sido muy amable conmigo hoy—habló un todavía sorprendido Neville.

— Y que lo digas — dijo Seamus — yo pensé que quería poner peor la poción pero terminó arreglándola.

— Bueno... Draco me dijo que se había cansado de las rencillas, que se esforzaría por resultar agradable — Harry se encogió de hombros.

Se escuchó un golpe contra la mesa, Harry vio que Hermione había cerrado su libro de Aritmancia y puesto sobre la mesa con tal fuerza que las jarras más cercanas vibraron.

— ¿Te estás oyendo Harry? Es de Malfoy de quien estás hablando, el que lleva molestándote prácticamente desde que te conoce, el que siempre insulta a tus padres y te critica por la más mínima excusa. ¿Estamos hablando del mismo Malfoy?

— Quisiera decir que si es el mismo, pero no sería del todo cierto. Porque el ya no hace todas esas cosas que tú dices. — Miró ceñudo a la castaña — Si, Malfoy me MOLESTABA, es cierto, el INSULTABA a mis padres, y también es cierto que me CRITICABA a la más mínima oportunidad, pero eso es el PASADO Hermione, él está haciendo su mejor esfuerzo por ser mejor.

Hermione bufó — Claro, ¿y tú lo aceptas así de buenas a primeras?, ¿le perdonas tan fácil que se haya metido contigo?

Harry se levantó y golpeó la mesa con sus manos, las jarras volvieron a vibrar pero esta vez salpicaron su contenido.

— Eso no pareció molestarte cuando te perdoné por ser una metomentodo insufrible.

Y salió del Gran Comedor ignorando las miradas escépticas de todos, fue directo a la torre de adivinación donde la profesora Trelawney lo esperaba con una taza de té en las manos.

— Mi ojo interior me dijo que te vería pronto mi niño, ¿te has peleado con la señorita Granger? — Preguntó sonriendo mientras le ofrecía la taza.

Harry recibió la taza y le dio un largo sorbo antes de responder. — Si profesora, supongo que su ojo interior se lo dijo también. — Y le sonrió a la muy extraña mujer.

Ella rio muy suavemente — Por supuesto querido, pero no estamos aquí para hablar de mí, hay una cosa que quieres preguntarme, ¿verdad?

Harry miró fijamente a la mujer. No era la primera vez que le decía algo como eso, cuando sacó el libro de la sección prohibida fue a consultarlo con ella, y le dijo cosas bastante extrañas, de hecho, siempre que la veía le decía cosas que parecieran locuras, pero todas guardaban un poco de lógica o verdad según lo vieras.

— Bueno...

— Más tarde —

Llegaron antes que el profesor Lupin al aula, así que sacaron los libros, plumas y pergaminos mientras lo esperaban en medio de charlas. Harry debía admitir que estaba muy entusiasmado, cuando le contó a Sirius que su amigo era el nuevo profesor este le contó que el Lupin siempre había sido muy bueno en la materia, y que sus compañeros preferían escuchar sus explicaciones que las del profesor.

Cuando llegó sonrió vagamente y después de decirles que la clase seria práctica los llevó hasta el salón de profesores, en el camino se encontraron a Peeves el poltergeist de la escuela, que le cantó al profesor una divertida melodía por la cual el licántropo sonreía. Una vez en la sala de profesores se encontraron con Snape.

— Déjela abierta, Lupin. Prefiero no ser testigo de esto. — Se puso de pie y pasó entre los alumnos. — Posiblemente no le haya avisado nadie, Lupin, pero Neville Longbottom está aquí. Yo le aconsejaría no confiarle nada difícil. A menos que alguien le esté susurrando las instrucciones al oído.

— Tenía la intención de que Neville me ayudara en la primera fase de la operación, y estoy seguro de que lo hará muy bien.

El rostro de Neville se puso aún más colorado. Snape torció el gesto, pero salió de la sala dando un portazo.

— Ahora — dijo el profesor Lupin llamando la atención del fondo de la clase, donde no había más que un viejo armario. Cuando el profesor Lupin se acercó, este tembló de repente, golpeando la pared. — No hay por qué preocuparse — dijo con tranquilidad el profesor Lupin cuando algunos de los alumnos se echaron hacia atrás, alarmados —. Hay un boggart ahí dentro.

Casi todos pensaban que un boggart era algo preocupante.

— A los boggarts les gustan los lugares oscuros y cerrados — prosiguió el profesor Lupin —. Se vino aquí ayer por la tarde, y le pregunté al director si se le podía dejar donde estaba, para utilizarlo hoy en una clase de prácticas. La primera pregunta que debemos contestar es: ¿qué es un boggart?

Hermione levantó la mano.

— Es un ser que cambia de forma — dijo —. Puede tomar la forma de aquello que más miedo nos da.

— Yo no lo podría haber explicado mejor — admitió el profesor Lupin, y Hermione se puso radiante de felicidad —. El boggart que está ahí dentro, cuando lo dejemos salir; se convertirá de inmediato en lo que más temamos. Esto significa que ya antes de empezar tenemos una enorme ventaja sobre el boggart. ¿Sabes por qué, Harry?

Era difícil responder a una pregunta con Hermione al lado, que no dejaba de ponerse de puntillas, con la mano levantada. Pero Harry hizo un intento:

— ¿Porque somos muchos y no sabe por qué forma decidirse?

—Exacto — dijo el profesor Lupin. Y Hermione bajó la mano algo decepcionada y mirando furiosa al pelinegro por haber contestado —. Siempre es mejor estar acompañado cuando uno se enfrenta a un boggart, porque se despista. Lo que sirve para vencer a un boggart es la risa. Lo que tenéis que hacer es obligarle a que adopte una forma que vosotros encontréis cómica.  Repetid conmigo: ¡Riddíkulo!

— ¡Riddíkulo! — dijeron todos a la vez.

— Bien — dijo el profesor Lupin — . Muy bien. Pero me temo que esto es lo más fácil. Como veis, la palabra sola no basta. Y aquí es donde entras tú, Neville.

El armario volvió a temblar. Aunque no tanto como Neville, que avanzaba como si se dirigiera a la horca.

— Bien, Neville — prosiguió el profesor Lupin —. Empecemos por el principio: ¿qué es lo que más te asusta en el mundo?

Neville miró a su alrededor; con ojos despavoridos, como implorando ayuda. Luego dijo en un susurro:

— El profesor Snape.

— El profesor Snape... mmm... Neville, creo que vives con tu abuela, ¿es verdad?

— Sí — respondió Neville, nervioso —. Pero no quisiera tampoco que el boggart se convirtiera en ella.

— No, no. No me has comprendido — dijo el profesor Lupin, sonriendo —. Lo que quiero saber es si podrías explicarnos cómo va vestida tu abuela normalmente.

Neville estaba asustado, pero le explicó el atuendo de su abuela.

— Bueno, entonces — dijo el profesor Lupin —, ¿puedes recordar claramente ese atuendo, Neville?

— Sí.

— Cuando el boggart salga de repente de este armario y te vea, Neville, adoptará la forma del profesor Snape — dijo Lupin —. Entonces dirás en voz alta: ¡Riddíkulo!, concentrándote en el atuendo de tu abuela. Si todo va bien, el boggart-profesor Snape tendrá que ponerse el sombrero, el vestido verde y el bolso grande y rojo.

Hubo una carcajada general. El armario tembló más violentamente.

— Si a Neville le sale bien — añadió el profesor Lupin —, es probable que el boggart vuelva su atención hacia cada uno de nosotros, por turno. Quiero que ahora todos dediquéis un momento a pensar en lo que más miedo os da y en cómo podríais convertirlo en algo cómico...

Así la clase prosiguió con gran éxito, casi todos participaron y todos coincidieron en que era la mejor clase de DCAO que habían tenido en mucho tiempo, lo único que a Harry le molestó fue que el profesor Lupin no lo dejó enfrentarse al boggart. ¿No lo consideraba capaz?

El de ojos verdes tomó sus cosas y caminó a la salida de la sala de profesores, notó como Hermione lo seguía con una expresión muy digna y una vez en el pasillo abría la boca para hablarle:

— Harry, creo me debes una discul...

Ya sabía lo que venía, pero no iba a disculparse, Hermione se lo había ganado, él no había dicho nada que no fuera cierto, últimamente su amiga se estaba comportando de una forma muy insufrible, sabía que luego iba a perdonarla pero en esos momentos estaba muy enojado con ella, afortunadamente una persona lo salvó de tener que escucharla.

— Hey, Harry — lo saludó un alegre Draco Malfoy desde otro extremo del pasillo, venía acompañado de los mismos chicos del desayuno y una rubia y una pequeña castaña, el pequeño grupo corrió hasta alcanzarlo ignorando olímpicamente a la nacida de muggles.

— Hola Draco — saludó al rubio mientras dirigía toda su atención hacia él, ignorando también a la furiosa Hermione que se alejaba por el pasillo.

— Quería presentarte a mis amigos, ellos Blaise Zabini y Theodore Nott — dijo apuntando a los chicos quienes le sonrieron de lado a modo de saludo —. Ellas son Daphne y Astoria, las hermanas Greengrass — dijo ahora señalando a las chicas que hicieron una leve reverencia al ser presentadas. — Todos ellos al igual que yo son Slytherin, descuida, no tienen ideales puristas, los Greengrass siempre han sido considerados neutrales, la pureza de sangre ni les va ni les viene, aunque pertenezcan a los sagrados veintiocho, Theo es un gran rebelde aunque lo veas tan come libros — se escuchó una exclamación indignada del aludido — y a Blaise su mamá lo deja hacer lo que quiera, el en particular tiene un cierto fanatismo hacia a ti.

— Eso no es cierto — protestó un sonrojado Blaise.

— Claro que si — replicaron los otros Slytherin haciendo que el Zabini se sonrojase aún más. Harry le sonrió intentando tranquilizarlo.

— Mucho gusto, yo soy Harry Potter. —Dijo intentando cambiar de tema en un impulso desesperado por desviar la atención del moreno.

— Lo sabemos — contestaron los Sly al unísono.

Harry se ruborizó.

— Con más tacto chicos, que ha este Gry no le gusta nada su fama. En fin. Veníamos a preguntarte si quieres pasar un rato con nosotros, más específicamente, ellos — dijo el rubio apuntando a los que lo rodeaban — querían hablar contigo pero no me dijeron de que — hizo un pequeño puchero.

Los Sly rieron suavemente — No importa Draco, ahora déjanos con tu querido amigo Gryffindor que tenemos una charla pendiente. — Dijo Daphne mientras Theodore y Blaise tomaban de los brazos a Harry.

— ¿Y qué se supone que haga hasta entonces?

— No sé... — dijo Astoria — ¡Ingéniatelas! — Y siguió a los otros por el pasillo.

Haciendo más pucheros — Para esto quería amigos, para quedarme solo — y después de olfatear curioso su alrededor entró a la sala de profesores, ignorando olímpicamente una insistente mirada azul.

Cuando el Malfoy entró a la sala de profesores se encontró con su profesor de DCAO, habían tenido una clase con él el día anterior, pero estaba en la enfermería por ‘circunstancias especiales’ y no había asistido. Lo miró curioso antes de volver a olfatear y abrir los ojos sorprendido, se acercó al hombre y estando solo a pocos centímetros de él volvió a olfatear, solo para estar seguro, derramó algunas lágrimas, porque lo había encontrado y porque no entendía que hacia ahí.

Remus estaba paralizado, no entendía porque ese chico actuaba de aquella forma, pero el hecho de que olfateara le llamaba mucho la atención, ¿había algo en el aire?, repitiendo la acción del menor olfateó el lugar, sus ojos adquirieron un matiz dorado y se abalanzó sobre el niño para abrazarlo de forma reconfortante y decir:

— No pasa nada... ya estoy aquí cachorro.

Y se fundieron aún más en ese afectuoso abrazo.


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