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A life of lies por ardnas

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Finalmente llegó el momento de volver a Hogwarts, los días que se quedó en la casa de los Weasley fueron tan entretenidos como los del año pasado, Harry se divirtió mucho con los improvisados partidos de Quidditch que tenían de vez en cuando, hizo travesuras con los gemelos (travesuras a las cuales sorprendentemente se unió Percy), habló con el señor Weasley sobre los objetos muggles que él conocía, conversó con Ron acerca de Quidditch y lo que habían hecho los años anteriores, así como vio a Hermione parlotear sobre las nuevas materias que cursarían, por un momento se vio tentado a contarle al pelirrojo y la castaña sobre Sirius pero descartó la idea inmediatamente, él sabía que por alguna razón Sirius había terminado en su barrio y ambos pensaban que no podía ser por una razón precisamente buena, así que decidió callar.

Había tenido más de esos sueños donde aparecía su padre junto a Sirius Black, Tom Riddle, Severus Snape y Lucius Malfoy, Harry pensó que si Sirius recordaba al profesor Snape como un compañero del colegio y Snape había tenido problemas con su padre mientras estudiaban en Hogwarts Sirius debía conocer a su padre, intentaría mostrarle el álbum con fotografías que le regaló Hagrid.

Junto con todos esos sueños venían situaciones muy incomodas, pues como el día del primer sueño los gemelos se movieron a su cama en los siguientes, la mayoría de las mañanas amanecía siendo abrazado por uno o ambos pelirrojos (muy raramente era solo uno), Harry suponía que era cansado tratar de calmarlo a mitad de la noche cuando tenía una de sus pesadillas, pero le seguía pareciendo incomodo amanecer de esa forma, sobre todo por las posiciones.

Normalmente los gemelos terminaban abrazándolo por la cintura y descansando sus cabezas en la almohada, pero cinco días atrás tuvo a Fred con su cabeza recargada en el espacio de su cuello y la de George en su estómago, o hace dos días que amaneció acostado de lado con los pelirrojos muy cerca de él, ambos gemelos abrazándolo a él y a su respectivo hermano al mismo tiempo. Lo que más le pesaba a Harry sobre eso, era que le gustaba.

Una cosa que no le había gustado de todo ese tiempo era la actitud de Ginny, Hermione y la señora Weasley, la pequeña pelirroja se la había pasado todo el tiempo buscando una oportunidad para quedarse a solas con él y tanto la señora Weasley como Hermione parecían muy contentas de ayudarle, esas situaciones lo hacían sentirse muy incómodo, afortunadamente parecía que los varones Weasley se habían dado cuenta porque solían sacarlo de esos aprietos. Pero eso era otra historia.

Ya había amanecido en la madriguera, todos se levantaron con el canto del gallo pero valla que quedaban cosas por hacer. Al igual que el año pasado la señora Weasley buscaba al mismo tiempo cosas que nada tenían que ver. Fred y George habían chocado en las escaleras y mientras se refregaban los ojos dijeron:

— ¿Quién puso este espejo aquí?

Harry solo se rio para seguir viendo lo que la familia pelirroja hacía. Ron metía las cosas dentro de su baúl mientras en su boca llevaba una tostada. Ginny iba ya vestida pero muy despeinada buscando su tarea de encantamientos así como zapatos para sus descalzos pies, no cabía duda de que se parecía a su madre. El señor Weasley llevaba los baúles listos al nuevo coche que había adquirido (la señora Weasley se aseguró personalmente de que no pudiera volar). Hermione había declarado el día anterior que como ya tenía listas sus cosas la despertaran 5 minutos antes de que se fueran.

En cambio, como el chico de la cicatriz también había arreglado la noche anterior su baúl se dedicaba a ayudar a los Weasley indicándoles donde veía él las cosas que estaban buscando o recordándoles cosas que podrían faltarles.

—Señora Weasley, hay una pluma en la mesita a su lado.

—Gracias Harry, cariño.

—Ron, tienes la camisa al revés.

—Gracias colega—dijo quitándosela para ponerla como debía.

—Percy, ¿ya bajaste a Hermes de tu habitación?

— ¡Tienes razón Harry! Lo había olvidado—corrió escaleras arriba.

—Fred ¿dónde está tu escoba?, George ¿ya echaste tu libro de transformaciones?

— ¡Maldición! Es cierto—y juntos corrieron en busca de lo nombrado.

—Señor Weasley, cuidado con la puerta.

Al final, todos subieron al auto, era una fortuna que la señora Weasley hubiera revisado que el auto no volaba pero hubiera olvidado revisar que no estuviera ensanchado mágicamente, en caso contrario no habrían cabido todos en ese pequeño auto, el señor Weasley le repitió las palabras de la vez anterior.

—No le digas a Molly ni media palabra —susurró a Harry al abrir el maletero y enseñarle cómo lo había ensanchado mágicamente para que pudieran caber los baúles con toda facilidad.

A diferencia del año anterior llegaron a Kings Cross media hora antes de que el tren partiera. Fueron tranquilamente por carritos para llevar los baúles y entraron con paso relajado a la estación. Él y Ron miraron con recelo la entrada al andén 9 ¾, el año anterior no habían podido cruzar la barrera por culpa de un elfo domestico pero no creía que esta vez tuvieran ese problema, hasta ahora todo iba bien lo que alegraba y preocupaba en partes iguales a Harry.

—Todo estará bien Harry—dijo Ron viendo la incomodidad que compartía con su amigo, le puso una mano en el hombro de forma fraternal—. Los problemas no nos alcanzaran tan pronto este año, dudo mucho que encontremos piedras que proteger de señores obscuros o diarios poseídos por sus versiones más jóvenes.

Harry sonrió a Ron—Tienes razón, debo disfrutar esta tranquilidad mientras dure.

Vieron al señor Weasley pasar junto con Percy y desaparecieron rápidamente. Esperaron a que los muggles salieran de su campo de visión, y sonriéndose entre sí para infundirse confianza Ron y él cruzaron la barrera. Rápidamente fueron seguidos por Ginny, Hermione, la señora Weasley y los gemelos, aunque estos últimos parecían molestos por algo.

Pudo ver a Percy hablar con una irritada Penélope, la prefecta de Ravenclaw que si su memoria no le fallaba era la novia de Percy, el pelirrojo lucia fastidiado por tener que conversar con la chica de pelo largo y rizado pero al parecer se había resignado.

Harry caminó junto a Ron, Hermione y el señor Weasley hasta los compartimientos del final, el trio de Gryffindor se despidió de los adultos y buscó un compartimiento.

Ignoraron todos los compartimientos del principio por estar demasiado cerca de Slytherin, en especial cuando encontraron el compartimiento de Draco Malfoy, decidieron ir a los compartimientos del final pero lamentablemente todos estaban llenos, hasta que encontraron uno que llevaba solamente un ocupante.

Un hombre sentado al lado de la ventana profundamente dormido. Era la primera vez que veían a un adulto en el expreso de Hogwarts (sin contar a la bruja con el carrito de comida), el hombre llevaba una túnica de mago muy raída y remendada. Parecía enfermo y exhausto. Era joven, pero su pelo castaño claro estaba veteado de gris.

Harry se quedó de piedra, ese hombre se parecía mucho a uno que aparecía en sus extraños sueños, lo clasificó como Remus Lupin porque siempre aparecía siendo acosado por quien el creía era un más joven Lucius Malfoy, pudiera ser que... No, no podía ser el mismo Remus que conocía Sirius ¿o sí?

— ¿Quién será? —susurró Ron en el momento en que se sentaban y cerraban la puerta, eligiendo los asientos más alejados de la ventana.

—Es el profesor R. J. Lupin —susurró Hermione de inmediato sobresaltando a Harry.

— ¿Cómo lo sabes?

—Lo pone en su maleta —respondió Hermione señalando el portaequipajes que había encima del hombre dormido, donde había una maleta pequeña y vieja atada con una gran cantidad de nudos. El nombre, «Profesor R. J. Lupin», aparecía en una de las esquinas, en letras medio desprendidas.

Ahora a Harry no le quedaba ninguna duda de que fuera el amigo de Sirius.

—Me pregunto qué enseñará —dijo Ron frunciendo el entrecejo y mirando el pálido perfil del profesor Lupin.

—Está claro —susurró Hermione—. Sólo hay una vacante, ¿no es así? Defensa Contra las Artes Oscuras.

—Bueno, espero que no sea como los anteriores —dijo Ron no muy convencido—. No parece capaz de sobrevivir a un maleficio hecho como Dios manda.

Pronto dejaron el tema del profesor (Harry realmente no lo hizo) para comenzar una amena platica sobre Hogsmeade, mientras hablaban Hermione enredaba las manos en la correa de la cesta en que iba Crookshanks.

Era curioso, cuando Hermione compró al gato este había saltado inmediatamente sobre Scabbers, la rata de Ron, pero después de unos días en la madriguera parecía que Crookshanks había considerado que Scabbers no era algo que debiera comer, no hacía falta decir lo mucho que Ron se alegraba de eso.

Más tarde recibieron un par de visitas: la señora regordeta con el carrito de comida, Draco Malfoy que se dedicó a darles una mirada de duda y nerviosismo, su olvidadizo amigo Neville Longbottom, Ginny se les unió tiempo después al igual que Percy y los gemelos, aunque no se quedaron con ellos todo el trayecto, cuando volvieron a quedarse solos el profesor Lupin se dignó en despertar, la primera impresión que tuvieron de él fue que tenía un gran carisma, puede que Harry se lo estuviera imaginando por la situación de Sirius y demás, pero le pareció que el profesor Lupin lo miraba con una contenida añoranza.

Al final llegaron a la estación de Hogsmeade, tomaron los carruajes predispuestos para alumnos de segundo año en adelante para después adentrarse en el castillo, cuando llegaron la profesora McGonagall se llevó a Hermione consigo y Harry junto a Ron se dirigieron al banquete que daría inicio a un nuevo año escolar.


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