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55. Dulce Deleite (01) por dayanstyle

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Todavía se sentía como un sueño para Cory el estar llevando a su pareja a casa. Había imaginado este momento durante mucho tiempo. Ahora que estaba pasando, no estaba seguro de cómo actuar.

—Oh, te va a encantar vivir con nosotros —dijo Jong Hoon con un tono alegre—. Sólo mantente alejado de Hui y Dong Woo. Los chitas son más que alborotadores. —Jong Hoon hizo una pausa—. Y aléjate de Sung Yeol. Tiene un genio del infierno.

—Otra pausa—. Yong Hwa, también es un poco gruñón. Y Aron es el mayor monstruo voyerista que puedas conocer. Mantén la puerta del dormitorio cerrada cuando tengas sexo.

Cory se preguntó si Jong Hoon iba a nombrar a todos en la casa. Todos ellos tenían problemas, pero estaba bastante seguro de que Kisu no tendría problemas en adaptarse. Por otra parte, si alguien le causaba problemas a su pareja, Cory le enseñaría buenos modales al infractor.

—Entonces, ¿básicamente, quieres que me quede en mi cuarto? —Kisu preguntó. Inclinó la cabeza, mirando a Jong Hoon con curiosidad.

—Oh, no —dijo Jong Hoon rápidamente—. Sólo… —Se mordió el labio inferior—. Ayúdame aquí, Cory.

Cory dio una risa ligera. —Él va a estar bien, Jong Hoon. No lo asustes antes de que lleguemos allí.

—Yo no estaría tan seguro de eso —murmuró Jong Hoon en voz baja mientras cruzaba los brazos sobre el pecho, mirando por la ventana.

Cory iba a estrangular al impala si no detenía su agrio humor. Él quería que su pareja tuviera una buena sensación de mudarse con ellos, no que saliera corriendo a las montañas. Pero las palabras de Jong Hoon se repetían en su mente. Cada shifter en su casa tenía problemas. Todos eran de diferentes razas, uniéndose a vivir juntos para salir de la soledad y por su necesidad de formar parte de una manada.

En su grupo ellos se cuidaban unos a otros, aunque la mitad del tiempo los residentes estaban persiguiéndose unos a otros o amenazándose con daños corporales.

Cory seguro como el infierno esperaba que Kisu no exigiera vivir en otro lugar. Le gustaba dónde estaba y vivir con sus amigos.

Llevó su camioneta Chevy azul a la entrada y se estacionó en la parte trasera. Cuando sacó la llave del encendido, Kisu siseó.

—Si estás a punto de comer, déjame salir primero —dijo Jong Hoon mientras alcanzaba la puerta. Kisu agarró al impala, sosteniéndolo en su lugar.

—Alguien está en la terraza de atrás —dijo Kisu cuando Cory observó el rostro de su pareja transformarse de sereno a amenazador.

Giró la cabeza y Cory vio a Jongin sentado ante la mesa redonda. El Alfa estaba recargado viéndose como si fuera el dueño del lugar. Bueno, técnicamente lo era. —Ese es el Alfa de los lobos Timber.

—¿ Kim Jongin? —Kisu preguntó.

—El mismo —dijo Jong Hoon mientras liberaba su brazo y se bajaba de la camioneta—. Voy a entrar. Grítame si algo interesante sucede. Ese hombre me asusta.

Taecyeon salió de la parte trasera de la camioneta y Jong Hoon y él fueron a la casa.

Cory casi tenía miedo de sentarse. Algo interesante siempre sucedía cuando el Alfa estaba cerca. Tomando la mano de Kisu, Cory decidió que la única manera de averiguar lo que el hombre quería era tomar asiento y preguntar.

—¿Estás seguro de que quieres que me siente contigo?—Kisu preguntó—. Sé que somos pareja, pero no hace falta que me des pleno derecho.

—No hay nada que tenga que decir que no pueda decir delante de ti.

Cory jaló a su pareja cuando Kisu dudó. Ni siquiera soltó al hombre cuando sacó la silla de metal verde y se sentó. De hecho, jaló a Kisu a su regazo.

—¿Qué puedo hacer por ti, Jongin?

—En primer lugar —dijo Jongin sacando una pequeña llave de su bolsillo delantero—. Encárgate de la pulsera de tu pareja.

Con rapidez, Cory tomó la llave y la muñeca de Kisu, eliminando la maldita pulsera.

—Gracias   a   Dios  —dijo Kisu en una  silbante respiración—. Pensé que nunca me quitaría esa maldita cosa.

Cory entregó la llave al shifter lobo Alfa y escuchó el ruido del cuero de la chaqueta de Jongin, mientras cruzaba los brazos sobre el pecho. —He venido a hablar contigo acerca de esa panadería que vas a abrir.

 

—¿Sí? —Cory preguntó. Jongin había hecho la declaración. Él no había sugerido una maldita cosa. Tenía la sensación  de  que  estaba  a  punto  de  convertirse  en un panadero. Cory se preguntó si Jongin sabía que no podía hornear bísquets de lata sin quemarlos.

Jongin se inclinó hacia delante y parecía que incluso los grillos se quedaron en silencio. Su expresión era inescrutable cuando entrelazó los dedos y apoyó las manos sobre la mesa. La mano de Cory se tensó sobre la cintura de su pareja.

—No estoy seguro de si eres consciente de que un cazador de vampiros tiene su mirada puesta en la Villa Kim.

Cory no tenía ni idea.

—Pero después de hablar con el Ultionem, se ha decidido que este pueblo tiene que verse lo más normal posible. Quiero lograr el mayor número de empresas en funcionamiento lo antes posible. He hecho algunas propuestas a algunos de los residentes que no tienen trabajo. Les estoy ofreciendo el dinero para ponerlas en marcha —al igual que contigo—, lo único que les pido a cambio es que seré un socio silencioso.

Cory suprimió un gemido cuando Kisu se movió en su regazo. Su pene estaba duro otra vez. Cory parecía que no podía tener suficiente de Kisu. Acababan de tener sexo en el rancho de los Moon y quería lanzar al hombre sobre la mesa y joderlo.

Aún podía saborear a su pareja en los labios y el olor de Kisu en su piel. Si el vampiro no se quedaba quieto, Cory iba a correr al Alfa y tomar a su pareja en la terraza trasera.

 

Controlando su lujuria, Cory se aclaró la garganta.

—Sabes, si estás tratando de que se vea como un pueblo normal, tiene que haber un alcalde. Alguien que vaya con el título, pero no hay ni siquiera un ayuntamiento.

Jongin entrecerró sus ojos gris claro. —Estamos hablando de ti, no de mí.

—No —corrigió Cory—. Estamos hablando acerca de mantener el pueblo seguro. Si todo el mundo tiene que realizar sus funciones, entonces hazlo.

Un gruñido vibró del pecho de Jongin, por lo que Kisu se hundió de nuevo en los brazos de Cory. Tan letal como el hombre era, Cory no se dejó impresionar. Conocía el amenazador sonido por lo que era: irritación.

—Sabes que tengo razón.

—Ahora suenas como mi maldito Beta y mi pareja —se quejó Jongin mientras se sentaba de nuevo, lanzando un brazo sobre el respaldo de la silla—. No quiero hacerlo.

Cory se inclinó más cerca, sus manos sosteniendo a su pareja firme mientras una lenta sonrisa se formaba en su rostro. —¿Estás haciendo pucheros?

La mirada que Jongin le dio debería de haber matado a Cory en el lugar por tan letal que era. —No, pero si tengo que ir al ayuntamiento en el pueblo todos los días, ¿quién va a jugar con los bebés? Además Nana está cerca de dar a luz. ¿Cómo puedo estar lejos de la Casa? Los elfos tienen a sus bebés en seis meses, no nueve como los humanos.

Cory estaba empezando a tener esa imagen. Como este hombre rudo actuaba, este era un gran niño. También tenía una aterradora mirada en sus ojos. El esperar a su primer nieto por nacer estaba volviendo loco al hombre.

 

—Lleva a los niños contigo —sugirió. No tenía ni idea de qué decirle a Jongin acerca de su estado nervioso—. Nana tiene dos parejas y una casa llena de gente, si se pone de parto.

—¿Cómo puedo hacerlo? —Jongin argumentó, su expresión cambió a pensativa—. No se puede llevar a los niños al trabajo.

Riéndose, Cory sacudió la cabeza. —Eres el dueño de este pueblo, Jongin. Puedes llevar a los niños a trabajar si lo deseas. Infiernos, puedes construir una guardería allí al lado de tu oficina si así lo quieres.

Cory estaba haciendo todo lo posible para mantener la concentración en la conversación, pero el calor de su pareja y la suave mano de su pareja que estaba moviéndose arriba y abajo de su muslo, eran suficientes para que Cory perdiera todo tipo de enfoque. Cory podía sentir su cuerpo responder al tacto de su pareja. No se parecía a nada que hubiera experimentado antes. Era como si pudiera sentir a Kisu en su propia sangre.

Sin pensarlo, Cory se inclinó hacia adelante y le acarició el cuello a su pareja, lamiendo su piel salada e inhalando su olor.

—¿Podemos terminar esta conversación antes de que te lo comas? —Jongin preguntó.

Las mejillas de Cory se calentaron a niveles nucleares y se apartó. —Lleva a los niños al trabajo.

—Está bien, pero quiero verte en el pueblo mañana, así puedes ver uno de los edificios que tengo en mente para tu panadería. No se ha utilizado en años y necesitará un poco de trabajo antes de que puedas empezar a instalar el equipo.

 

—¿Estas consciente de que no puedo hornear ni para salvar mi vida? —Cory preguntó al recordar la conversación que tuvo con el Alfa sobre su sueño. La idea de que alguien estuviera tras su pareja hacía que Cory rechinara los molares.

—No hay problema. Contraté a alguien que tiene todas las habilidades que necesitas. —Jongin respondió—. Su nombre es Woo Hyun.

Cory se rio. —No, mierda, qué apropiado.

Un destello juguetón brilló en los ojos de Jongin. —Él es un buen chico. Vive en el pueblo en uno de los edificios de departamentos. Te dejo su número. Cuando las cosas estén listas, llámale. También tengo a Niel buscando a alguien que sepa lo que se necesita en una panadería. Todo el equipo se ha ordenado.

El hombre había pensado en todo. —¿Por qué no le das la panadería a ese chico panadero? ¿Por qué me involucras?

—Debido a que Woo Hyun es una pequeña mierda irresponsable según su padre.

Ahora esa declaración de Jongin contradecía lo de un buen chico.

—Su padre me pidió que hiciera algo con él antes de que estrangulara a su hijo. Le dije que iba a ver lo que podía hacer. Fue entonces cuando el tema de las habilidades de Woo Hyun salió. Si resulta ser alguien que perjudica tu negocio, entonces avísame. Voy a manejarlo. —Jongin empujó la mesa y se puso de pie—. Tengo cosas que hacer. ¿Tenemos un trato?

 

A Cory no le gustaba hacer las cosas de forma impulsiva, pero no era tan estúpido como para decir al Alfa que no. «Para nada». Extendió la mano y estrechó la mano de Jongin, sellando el trato.

—Te veré en el restaurante alrededor de las ocho. — Jongin se dirigió hacia donde se había estacionado Cory. ¿Cómo no había visto la motocicleta estacionada allí? Dios, Kisu estaba matando sus células cerebrales.

—¿Listo para entrar? —le preguntó mientras pasaba sus manos por las largas y delgadas piernas de Kisu. El hombre era delgado como el infierno, pero Cory amaba que su pareja pudiera envolver sus piernas alrededor de su cintura y apretarlo.

—Entonces, ¿qué fue eso? —Kisu preguntó—. ¿Tienes un negocio?

—No. —Cory se puso de pie dejando a Kisu de pie, y luego apartó el cabello del hombre de su hombro. Realmente le gustaba tocar los suaves mechones. Eso le hacía  extrañar  su  largo  cabello,  pero  lo  hecho, hecho estaba—. Tenemos un negocio.

Kisu miró con escepticismo a Cory con sus grandes ojos obsidiana.

—¿Has olvidado el hecho de que me voy a derretir como la malvada Bruja si estoy cerca de la luz del sol?

—Estoy bastante seguro de que Jongin ha pensado en eso. —Dios, eso esperaba—. Pero iremos mañana. — Cory pasó las manos por los brazos de su pareja y lo acercó más, dándole un simple pero dulce beso—. No voy a tomar ninguna decisión hasta que veamos el lugar.

—¿Siempre eres tan complaciente?

 

«Diablos,  no». Cory era tan terco como el  día  era largo. —Lo soy cuando se trata de ti. Para nadie más. Ahora, vamos. Quiero mostrarte  tu nuevo hogar.

Palmeando el trasero de su pareja, Cory le dio un guiño coqueto antes de dirigirse hacia la puerta lateral. Estaba actuando como un total cursi y no podía encontrar la energía para preocuparse. Estaba emparejado. Eso le daba derecho a actuar como un loco idiota sin sentido veinticuatro horas los siete días.

Kisu entró en la cocina, pasó sus manos sobre la encimera de granito, y luego vio los armarios y estufas. —Esto es lindo, Cory. Se siente muy acogedor.

Cory se apoyó en el mostrador más cercano a la estufa. Apoyó sus manos a ambos lados, viendo como su pareja exploraba. Kisu se veía bien aquí. —Entre Jong Hoon y Taecyeon, no estoy seguro de cuán acogedor creas que es el resto de la casa. Los dos están en una guerra de  patrones similares y muebles que combinen.

—¿Taecyeon? ¿Es él el hombre que iba con nosotros? — Kisu preguntó, una de sus cejas se elevó en su frente—. ¿Por qué ese nombre me hace pensar en una bola de demolición?

—Porque soy un shifter rinoceronte —respondió Taecyeon cuando se detuvo junto a la puerta y vio a Kisu. Cory esperó. A Taecyeon no le gustaban los extraños en la casa, pareja o no. Si le daba a Kisu algún problema...

—Eso es raro —dijo Kisu—. Apuesto a que eres una criatura de aspecto aterrador en tu forma cambiada.

«Suave. Muy suave».

 Un ligero rubor se apoderó de las mejillas de Taecyeon. — Me gusta pensar así.

 

Cory rodó los ojos. ¿Desde cuándo el maldito rinoceronte se ruborizaba? ¡Nunca! Tenía ganas de patear al maldito hombre. Un simple cumplido y Taecyeon era masilla en manos de Kisu. Dios, el hombre era malditamente demasiado fácil.

También significaba que Taecyeon ahora veía a Kisu como su responsabilidad.

Esto iba a ser un dolor en el culo. El rinoceronte ya se ponía impredecible cuando no podía encontrar a Jong Hoon. Sólo podía imaginar lo que Taecyeon iba a hacer con Kisu.

—Eres libre para echar un vistazo —dijo Taecyeon antes de salir de la cocina.

Cory se quedó con la boca abierta. Bueno, ¿quién era este hombre y dónde estaba el Taecyeon real? Normalmente, Taecyeon era un cascarrabias y odiaba a cualquier extraño que entrara en algún lugar de su casa. Era bueno que aceptara a Kisu, pero ¿qué infiernos sucedía con el rubor?

—¿Algo está mal? —Kisu preguntó mientras miraba a Cory con la boca abierta.

—Sí, creo que el hombre se golpeó en la cabeza. — Apartándose del mostrador le indicó a su pareja que lo siguiera. Kisu obedeció y se detuvo a medio paso.

—Esas ventanas son muy grandes y sin cortinas.

Kisu veía las tres ventanas en una de las paredes, y las ventanas a cada lado de la chimenea. Durante el día, era muy brillante y soleada la sala. Pero gimió cuando vio a Hui descansando en el sofá, el imbécil perezoso estaba roncando. Estaba envuelto en el colorido edredón como si la manta fuera una camisa de fuerza. ¿Cómo podía dormir con la manta apretada tan fuerte a su alrededor?

 

—Vamos, te voy a mostrar nuestro dormitorio. —Cory guio a Kisu a las escaleras, y hacia su dormitorio. No estaba seguro de por qué estaba tan nervioso, pero tener a su pareja aquí tenía el estómago de Cory en apretados nudos. No era como si estuvieran a punto de tener sexo por primera vez. Ya sabía lo que se sentía el estar dentro de su pareja. Él ya había reclamado al vampiro. Fue la cosa más excitante y erótica que hubiera hecho. Kisu era un sueño cuando se corría.

Entonces, ¿por qué las malditas mariposas?

 

El sentirse como un adolescente a punto de tener sexo por primera vez, tenía a Cory en sus puños. Tal vez después de una noche de sueño reparador se sentiría mejor.

Tenía su casa y su pareja y estaba a punto de convertirse en un comerciante.

Debería de estar sonriendo de oreja a oreja. Pero la imagen de Kisu escondido en la panadería no se iba.

 

 

continuara....

 

Notas finales:

''—Sí, claro. Necesito a alguien que pueda traer el café y hacer mi trabajo mientras estoy pretendiendo hacer mi trabajo....''

 

hahahah ese Luhan


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