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55. Dulce Deleite (01) por dayanstyle

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Kisu no tenía ni idea de dónde estaba. Había intentado en numerosas ocasiones dispersar sus moléculas, pero con la pulsera alrededor de la muñeca, eso no estaba ocurriendo. No tenía ni idea de que hubieran hecho esposas específicamente para vampiros. Eso era nuevo para él. Se preguntó si Jung Min sabía de eso. Y si el líder del aquelarre sabía, ¿por qué jodidos no le había informado a Kisu?

Había intentado una y otra vez lograr quitarse la maldita cosa, pero no se movía. Era como si hubiera algún tipo de hechizo o algo así sobre él. Cada vez que Kisu trataba de liberarse, se deslizaba de nuevo a su muñeca.

Si él no salía pronto de aquí, Kisu contemplaba seriamente cortarse las malditas venas. Bueno, realmente no, pero se sentía frustrado como el infierno.

Kisu se detuvo frente a un edificio, escuchando un montón de gritos y fuerte música. Levantó la vista para ver el nombre del lugar. Diablo´s.

 

¿Simplemente dónde infiernos estaba? Había un hombre grande y fornido de pie en la puerta, mirando sospechosamente a Kisu. Podía oler que el hombre era un shifter, pero no estaba seguro de qué tipo de shifter. Empezó a preguntarse si debía ir allí para pedir ayuda. El lugar no tenía un aspecto muy respetable.

 

—¿Estás aquí para la audición? —preguntó el hombre, recostado contra la pared de ladrillo en el pequeño hueco de la puerta, viéndose como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo.

—Audición, ¿de qué? —Dado el aspecto del lugar, no iba a ser nada que quisiera hacer.

—Vamos adentro y habla con Hoya. Él está detrás de la barra —dijo el hombre mientras guiaba a Kisu adentro.

En este punto, no teniendo nada que perder, Kisu se aventuró a entrar. Había una multitud de clientes sentados frente a la barra mientras un drag queen se pavoneaba en el escenario de gran tamaño. Y eso era sin duda una drag queen. El hombre... er... chica se movía de un lado a otro, dando a los hombres un espectáculo mientras él... eh... ella comenzaba a desnudarse.

«¡Santa mierda!» Estaba en un club de striptease! Simplemente, ¿dónde infiernos se encontraba?

Kisu rápidamente se dio la vuelta, haciendo una línea recta hacia la puerta. Él no era una stripper y no tenía ningún deseo de convertirse en uno. No tenía ni idea de por qué el portero lo había enviado dentro, pero Kisu iba a salir de ahí como del infierno. «¡Audición mi culo!» No había una jodida manera de que se vistiera de mujer y... no había manera.

—¿A dónde vas, cariño?

Kisu gritó cuando le agarraron de la muñeca y un hombre ebrio lo jalaba de regreso al club. El aliento del chico apestaba hasta el cielo, y no se veía tranquilo. Kisu luchó para liberarse, pero el hombre era demasiado fuerte, su agarre era de acero.

 —¡Suéltame! —Golpeó en las manos al hombre mientras se retorcía de un lado a otro. Iba a matar a su hermano por colocarle el brazalete en la muñeca y   dejarlo aquí... aquí donde fuera. Ese pedazo de mierda era más malo que el infierno, pero también fuerte como una jodida. Nunca se habían llevado bien, pero no había creído que alguna vez los vampiros pudieran rebajarse tanto. No todos eran así, pero había unos francamente malos. Y Min Woo pertenecía a este último. Kisu no estaba seguro de por qué Jung Min no le hizo un favor al mundo y mataba a los vampiros malos. Hermano o no, el hombre iba a matar a alguien uno de estos días.

No era que él no amara a Min Woo. Kisu honestamente lo hacía. Después de todo, Min Woo era su hermano. Pero el vampiro había sido más una tortura para Kisu desde que podía recordar.

Mientras Kisu luchaba por liberarse, pensaba en Cory. Todo lo que Kisu quería era a su pareja. Extrañaba al shifter búfalo desesperadamente. Se habían reunido sólo una vez, pero Kisu sintió una profunda conexión con el hombre y quería volver a estar en su presencia. Infiernos, a quien quería  engañar. Él quería estar de regreso en los brazos del hombre, ser jodido como nadie y reclamado.

—Hay mesas en la parte trasera. Podemos sentarnos y jugar, o podemos ir a uno de los cuarto traseros.

—¡Nunca en la vida! —Kisu gritó, sintiendo que las lágrimas brotaban de sus ojos. «¡Maldición!» Él no quería llorar en un lugar como este, pero se sentía atrapado y sin salida. Veía a los hombres medio desnudos contoneándose por el lugar, como si fueran a la caza de sexo y Kisu sintió que su estómago se revolvía.

—Deja que el hombre se vaya.

 

Kisu giró la cabeza cuando oyó un gruñido profundo y estruendoso a sus espaldas. Abrió mucho los ojos, preguntándose si él acababa de caer de la sartén al   fuego.

¡El hombre era enorme!

—Lo siento, In Seong . No sabía que era tuyo.

«Esperen, ¿qué?» —Yo no…

—Él está conmigo. Así que dile a todo el mundo que está fuera de los límites.

In Seong dio un paso hacia el borracho, el labio recogido en un gruñido. El hombre tragó saliva mientras retrocedía, liberando a Kisu.

—Lo haré. —El hombre dio media vuelta y se fue más adentro del club.

Kisu   levantó  la  vista  hacia   el  hombre  grande. — Gracias.

 

In Seong pasó los ojos por Kisu con una mirada penetrante y evaluadora. —Eres nuevo aquí.

—Y-yo técnicamente no estoy aquí —Kisu balbuceó. Podía ver la ansiosa mirada de In Seong recorrerlo lentamente, y él tenía que dejar en claro que todo esto era un gran error.

—Te ves como si estuvieras parado aquí para mí.

«Oh, infiernos».

 

—Estoy perdido —dijo Kisu cuando comenzó a retroceder hacia la puerta—. Me encontré aquí por accidente.

—Espera —dijo In Seong, pero Kisu se dirigía a la puerta, como si su vida dependiera de salir de allí. Él no esperaría a nadie. No en este lugar. Él no quería jugar en una mesa ni ir a un cuarto trasero. Sólo quería largarse del club de striptease y volver a casa.

«¿Dónde estás, Cory? »

 

Cuando el portero levantó la mano, evitando que Kisu saliera, Kisu casi gritó de frustración. ¡Quería salir de este maldito lugar!

—In Seong quiere hablar contigo —dijo el portero con pereza, señalando con la barbilla hacia el bar.

—¿Y? —dijo exasperado.

—Entonces —dijo el portero—. Cuando un guerrero demonio quiere hablar, escuchas.

«¿Guerrero demonio?» Kisu nunca había oído hablar de un guerrero demonio.

¿Eran los chicos buenos? No estaba seguro de en quién confiar, pero él sabía que tenía que confiar en alguien si iba a salir de este lugar. Había estado vagando alrededor demasiado tiempo. Ya había huido de criaturas tan diversas, que la cabeza le daba vueltas. Estaba cansado de huir. Todo lo que quería hacer era volver a casa.

No, él quería a Cory.

 

Kisu esperó junto a la puerta, rezando para no cometer un error al confiar en este hombre. Si In Seong demostraba ser un lujurioso, Kisu iba a perder. Le habían hecho tantas proposiciones desde que había estado aquí que nunca quería oír hablar de sexo de nuevo.

—Por aquí —dijo In Seong mientras señalaba el exterior.

Kisu pasó por delante del portero, dándole una mala mirada. El hombre soltó una risa baja y se encogió de hombros.

 

—Déjalo en paz, Yanan —dijo In Seong por detrás de Kisu—. Él sólo estaba haciendo su trabajo.

—¿Su trabajo incluye detener a alguien en contra de su voluntad cuando ese alguien quiere irse? —gruñó Kisu. Estaba cansado, hambriento y enfermo de este lugar.

In Seong dio un gruñido cuando los dos salieron a la noche.

Esa era otra cosa sobre este extraño lugar. Era siempre de noche. El sol nunca salía... nunca. Siendo un vampiro, eso era un alivio, pero aun así era raro.

—Él hace lo que tiene que hacer.

Kisu lanzó sus manos al aire. —¿Qué clase de respuesta es esa? —El hombre no tenía ni un maldito sentido, pero tampoco este lugar.

—Sólo sígueme. —In Seong comenzó a caminar por la calle, dejando a Kisu detrás. Kisu se quedó allí un momento, preguntándose si debería seguir cuando oyó un fuerte grito proveniente de Diablo’s. Él no era estúpido. Fue tras In Seong tan rápido como sus piernas se lo permitieron.

—¿De dónde eres? —In Seong preguntó cuando Kisu lo alcanzó.

—De la tierra —dijo Kisu. Le pareció lo más lógico que decir dado que Kisu sabía a ciencia cierta que este lugar no estaba en ningún mapa.

In Seong se rio. —¡No, mierda! ¿Quiero decir, de qué lugar?

—¿Has oído hablar del aquelarre de Jung Min? In Seong negó con la cabeza.

—¿Del aquelarre de Jae Hyo?

 

In Seong se rio y asintió. La sonrisa iluminó la cara del hombre y le hacía parecer casi dócil. No, no realmente. Pero el hombre parecía un infierno más amigable cuando sonreía.

—Conozco a Jae Hyo.

—Bien, ¿puedes llevarme con él? —Kisu preguntó mientras jadeaba, haciendo todo lo posible para seguir los largos pasos de In Seong. El hombre seguro como el infierno caminaba rápido. Kisu era un vampiro, nació con velocidad sobrenatural, pero In Seong lo ponía en vergüenza.

—Puedo hacer eso —dijo In Seong—. ¡Sígueme! —El hombre entró en un callejón entre un restaurante llamado Malcor´s Melting y una cafetería llamada  Java. Kisu levantó una ceja.

—¿Quieres que te siga a un callejón? —le preguntó sospechosamente—. ¿Por qué se supone que deba de confiar en ti?

—Porque, bebé, soy tu única manera de salir del reino de los demonios —respondió In Seong mientras seguía caminando por el callejón oscuro.

Oh, esto no era bueno. Kisu tenía que tomar una decisión. O bien podía seguir vagando por este reino demonio —o lo que fuera en donde estaba, eso no le hacía sentirse un gramo mejor— o podía confiar en In Seong y seguirlo.

Kisu mordía su labio inferior mientras miraba a su alrededor. No había forma en que se quedara atrapado en este lugar. Estaba hambriento y tan malditamente cansado que podía tumbarse en el maldito suelo y dormir durante una semana.

—¿Vienes? —preguntó In Seong.

 

«¿Iría? ¡Joder!» —Sí —Kisu gritó mientras se apresuraba por el callejón. Vio a In Seong de pie a un lado, apoyado en una pared. Kisu se acercó más, sin saber qué iba a suceder ahora.

—¡Ven aquí!

—Uh-uh. —Kisu negó con la cabeza—. Esto es lo suficientemente cerca. —Él no era estúpido.

—¿Cómo te voy a transportar al reino humano si no me tocas? —In Seong preguntó, con una sonrisa de come mierda en su rostro.

Kisu comenzó a retroceder. —¿Tocarte, cómo?

In Seong se enderezó, su rostro perdió su juguetona expresión, reemplazada por una de ira pura. Sus ojos empezaron a brillar rojo mientras miraba a Kisu. —No te muevas.

Kisu se congeló. No estaba seguro de qué infiernos estaba sucediendo, pero In Seong daba miedo como el infierno. Tragó saliva, con el gran bulto formándose en su garganta. —Qué…

In Seong apretó un dedo en sus labios, silenciando a Kisu. Esto no era bueno. No era bueno en absoluto. Kisu giró lentamente la cabeza y se quedó sin aliento.

—Acércate a mí, lentamente —dijo In Seong tan bajo que casi Kisu no lo escuchó. Dio un paso atrás, y luego otro, observando la escena que tenía delante. Un hombre chupaba la boca de un hombre en el suelo. No  besándolo.

No, porque el hombre que se inclinaba sobre el otro tenía sus labios a centímetros de distancia.

—Él es un chupador de almas.

A Kisu no le gustaba cómo se oía eso.

 

—Quédate aquí —gruñó In Seong mientras comenzaba a moverse hacia adelante.

Kisu no tenía ningún problema en quedarse allí donde estaba. No quería que eso se acercara a él. Le gustaba su alma exactamente donde estaba, dentro de él.

—¿Te diviertes? —preguntó In Seong.

El hombre... er... cosa saltó hacia atrás y luego se fue, In Seong le dio caza.

—¡Espera! —Kisu gritó, pero In Seong se había ido. Lo dejó en el callejón con el hombre en el suelo. Kisu se acercó más, sin saber si debería ver si el hombre estaba muerto. Sabía que tenía que hacerlo. No podía dejar al hombre   allí para que otro chupa almas viniera.

—Hey, amigo —dijo Kisu antes de empujar el hombro del hombre con un dedo—. ¿Estás bien?

El hombre gimió, agarrando su cabeza mientras empezaba a parpadear abriendo los ojos. Kisu dio un salto hacia atrás. En este lugar, él no quería correr ningún riesgo.

—¿Qué ha sucedido? —preguntó el hombre mientras miraba a su alrededor.

—Creo que estaban a punto de lograr chupar tu cerebro —dijo Kisu mientras daba otro paso hacia atrás. Ahora que veía al hombre, podía ver que el tipo no era un camarón.

—¡Ese bastardo! —el hombre gruñó mientras se ponía de pie, tambaleándose ligeramente—. Voy a matar a Fisher.

—¿Fisher?

 

 

—El maldito imbécil demonio que me engañó —dijo el hombre mientras se alejaba, girando a la derecha al llegar a la calle.

«Está bien».

 

Kisu miró alrededor del callejón, y comprobó que estaba realmente solo. Entonces dejó escapar un largo suspiro y se dirigió de nuevo hacia la calle, preguntándose qué infiernos iba a hacer ahora. Parecía que nunca iba a lograr salir de este lugar. ¿Qué tenía que hacer para conseguir un poco de ayuda, cometer un asesinato?

Él podría hacer eso cuando pusiera sus manos en su apestoso hermano. Sabía que no le agradaba al vampiro, pero esto fue bajo.

Kisu se detuvo cuando vio a un hombre caminando por la calle con un perro con una correa. El hombre que paseaba a su perro no era lo que le hizo detenerse. Era el perro de dos cabezas que le hizo pensar que tal vez debería apresurarse en otra dirección.

—Te ves un poco perdido —dijo el hombre mientras se acercaba a Kisu—. ¿Necesitas ayuda?

—Yo-yo estoy buscando a In Seong. ¿Lo conoces?

El hombre sonrió y Kisu dejó escapar un suspiro de alivio cuando vio los colmillos. Joder, gracias a la mierda que al fin había corrido hacía otro vampiro. —Conozco a In Seong. También a Xero.

—¿Quién? —preguntó Kisu, manteniendo sus ojos en los perros, ¿o era uno?

—Los guerreros demonio.

Kisu asintió rápidamente. —Eso es lo que dijo In Seong que era. ¿Me puede ayudar a encontrarlo?

 

—Claro —dijo el hombre, y señaló la calle—. Voy a hacer algo mejor y te llevaré a su edificio de departamentos.

—Gracias —dijo Kisu—. Yo soy Kisu.

—Peter. —El hombre le tendió la mano y Kisu se la estrechó—. Ahora, sígueme.

—Uh, ¿lindos perros?

Peter se rio. —¿Nunca has visto un perro de dos cabezas antes?

Kisu negó con la cabeza, viendo al perro, er, los perros ladrando.

—Son Mitzy y Mickey, y tienen dos personalidades distintas —se jactó Peter con orgullo.

Sí, Kisu necesitaba sacar su culo de este extraño lugar. Nunca en su vida había visto una cosa con dos cabezas, y no estaba seguro de si quería ver a uno de nuevo. Era demasiado bizarro.

—Aquí estamos —dijo Peter mientras señalaba hacia el gran edificio de departamentos en frente de ellos.

Kisu vio el edificio y luego de nuevo a Peter. —¿Dónde está la puerta?

—No hay una.

Bueno, él estaba teniendo un dolor de cabeza enorme. Todo lo que Kisu quería era llegar a casa. ¿Por qué todo se complicaba de esta manera? —Entonces, ¿cómo puedo entrar?

—Oh —dijo Peter, como si sólo se acabara de acordar de haber dejado de lado esa pieza vital de información—. Solo tienes que gritarle a uno de los guerreros demonio.

—¿En serio? —Kisu preguntó—. ¿Por qué no solo tocas el timbre?

—Porque —dijo Peter, bajando la voz—, ellos no quieren que nadie, incluyendo a los demonios y criaturas del infierno, entren en el lugar.

Sí, él necesitaba salir de aquí. No quería ni pensar en otras criaturas del infierno. —¿A quién debo llamar? —Sabía que In Seong estaba persiguiendo a un chupa-almas, así que no era una opción, y Kisu no conocía a ningún otro guerrero demonio.

—Bueno, tienes una docena de hombres para elegir. Podrías gritarle a Joshua, Jin, Xero, Phoenyx, Jeong Uk, Hyun Sik…

—Sólo selecciona uno —dijo Kisu cuando se acercó y comenzó a masajear sus sienes. Esto era irreal. Si no necesitara la ayuda de Peter, le diría al extraño hombre que se fuera con sus perros.

—Joshua.

Kisu hizo una mueca al oír la fuerte voz de Peter. Ya tenía un maldito dolor de cabeza. El hombre no tenía necesidad de gritar.

Kisu parpadeó un par de veces cuando un hombre extremadamente grande caminó a un lado del edificio. No estaba seguro de si debía esperar o correr como el infierno. La única cosa que lo mantenía clavado en el suelo era la  fácil sonrisa en la cara del hombre.

—¿Me han llamado? —Joshua preguntó. Seguro como la mierda que Kisu esperaba que éste fuera Joshua.

—Sí, Kisu necesita tu ayuda —dijo Peter mientras agitaba una mano a Kisu. Los dos hombres se giraron y lo miraron fijamente.

 

—¿Trabajas en Diablo´s? — Joshua preguntó.

¿Por qué todo el mundo en la tierra pensaba que Kisu era un stripper? ¿Qué sucedía con esa gente? —No —dijo, manteniendo el tono mordaz—. Fui engañado para entrar en este extraño lugar y necesito regresar al reino humano.

Esa fue la palabra que usó In Seong, ¿verdad?

—¿En serio? —Peter dijo mientras miraba a Kisu de arriba a abajo—. Me disculpo, pero a mí también me pareció que trabajabas en Diablo´s.

 

Kisu gruñó.

—¿A dónde quieres ir? —Joshua preguntó.

—A casa. —No, espera. Si él iba a su casa, entonces quizás su hermano trataría de engañarlo de nuevo. Con esta pulsera en la muñeca, Kisu sería impotente para detener al pequeño bastardo—. ¿Sabes dónde está la Villa Kim?

La sonrisa de Joshua iluminó su rostro, suavizando sus facciones. —Por supuesto. ¿Quieres ir con Jongin?

—No, a una casa en el campo a pocos kilómetros de allí. ¿Conoces a los Moon? —Ese fue el último lugar donde Kisu había visto a Cory.

Dios, sólo el pensar en su pareja hacía que a Kisu le doliera el pecho. Él quería estar envuelto en los brazos del gran hombre una vez más. Se había sentido perfecto y correcto con el gran y poderoso shifter búfalo. Y una vez que regresara, Kisu le iba a decir a Jung Min acerca del conspirador imbécil de Min Woo.

—No conozco a los Moon, pero una vez que lleguemos a la Villa Kim, simplemente muéstrame el camino —dijo  Joshua  señalando  con  la  cabeza  hacia  un  lado—. ¡Sígueme!

 

Jesús, ¿no era eso familiar? —¿Un callejón? Joshua sonrió. —¿Cómo lo sabes?

—Porque —dijo Kisu mientras corría—, In Seong me llevó a un callejón cuando se suponía que debía llevarme a casa, pero él corrió detrás de un chupador de almas.

Joshua se detuvo y se giró. —¿A dónde?

—Oh, no —protestó Kisu, moviendo la mano de un lado a otro—. Voy a decirte dónde tan pronto como me lleves a casa. No necesito a otro corriendo lejos de mí.

Los labios de Joshua se apretaron en una delgada línea pero asintió. —Entonces vamos a hacer esto rápido.

Kisu caminó por el pasillo y luego gritó cuando Joshua lo agarró y se fue a una sombra. Oh, Dios, él iba a vomitar.

 

 

continuara...

 

 


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