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57.Besando a Sung Kyu (03) por dayanstyle

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Woo Hyun, miraba por encima de su hombro cada pocos segundos mientras se dirigía a toda prisa hacia su apartamento. Cory le había enviado a casa después de su conversación, con la promesa a Woo Hyun de que le iba a pagar a pesar de que no estuviera allí.

Él no quería ser cazado. Woo Hyun no estaba seguro de cómo sentirse por ser pareja de un shifter. A pesar de que había visto a Kisu y Cory juntos, y envidiado su estrecha relación, tener a un coyote tras él no era su idea de romance y noviazgo.

Woo Hyun saltó cuando alguien pasó junto a él. No era su acosador.

La única cosa que lo hacía sentirse cómodo era el hecho que el que lo cazaba no sabía dónde vivía. Lanzó un gracias por eso a…

—¿Vagando por las calles solo?

 

La voz profunda y cínica hizo que Woo Hyun tropezara y casi se golpeara en la acera. Se controló y giró. De pie a su lado estaba el hombre del que estaba huyendo. Woo Hyun tragó saliva mientras daba un paso hacia atrás, casi chocando con un bote de basura que estaba en la acera. —¡Aléjate!

Un lado de la boca del hombre se movió y sus ojos de color de café exprés recorrieron a Woo Hyun de una espeluznante manera. Él no hizo ningún movimiento hacia Woo Hyun, pero su fácil  postura  contradecía  la  fuerza  que  podía  ver  en los músculos del tipo. —No hay nada malo con admirar la vista.

—La declaración fue hecha de una manera tan lasciva que Woo Hyun sentía como si las palabras le acariciaran como un seductor amante.

Woo Hyun giró y comenzó a caminar de nuevo. Sin embargo, cambió de dirección. No quería que el psicótico hombre supiera dónde vivía. Eso era lo último que necesitaba. Cory había dicho que era una especie de danza de apareamiento, pero se sentía más como un depredador cazando a su presa. Woo Hyun no la entendía, y no le gustaba.

Entrando en la ruidosa cafetería, Woo Hyun miró por encima del hombro. Su perseguidor estaba a la vista y se fue rápidamente. Eso sólo solidificó la idea en su mente de la cantidad de problemas en la que realmente estaba. Tenía la sensación de que el acto de chico malo y letal no era un acto en absoluto, y que haría bien en mantenerse alejado de ese tipo.

Con los nervios alterados, Woo Hyun ordenó un café con hielo y luego se sentó sentándose una silla de una de las últimas mesas vacías del lugar. Mientras escuchaba a los trabajadores tomar las órdenes, inhaló el aroma del café recién hecho y los granos molidos y se preguntó cuánto tiempo iba a tener que quedarse sentado ahí antes de que fuera seguro ir a casa. El desconocido no podía esperar por él para siempre. ¿Podría?

Después de una hora de ver a la gente ir y venir por la tienda, Woo Hyun tiró su taza vacía en la basura y se fue, con la esperanza de que su acosador tuviera mejores cosas que hacer que seguirlo alrededor. Aunque sabía que los shifter existían, Woo Hyun no sabía mucho acerca de ellos. Tenía la sensación de que Sung Kyu no iba a darse por vencido.

Sacando la llave de su bolsillo, Woo Hyun rápidamente entró a su apartamento y luego cerró la puerta detrás de él, colocó la cadena en el lugar, y apoyó la espalda en la madera, dando un suspiro de alivio.

Ahora todo lo que tenía que hacer era evitar al Señor Mc Loco acosador durante el resto de su vida y él estaría bien.

 

 

 

Al oír el ruido de la cadena contra la madera, Sung Kyu supo que su pareja se había encerrado en su apartamento. La tentación de entrar en la vivienda y reclamar al humano era abrumadora, pero su coyote quería jugar un poco más. Quería provocarlo y acariciarlo, hacer que su pareja estuviera tan excitado que le rogara a Sung Kyu que lo reclamara.

Quizás su coyote realmente estaba loco. Otras razas así lo pensaban. Pero la danza de apareamiento era una parte de lo que era su gente. Sung Kyu recordaba ver a hombres adultos de la manada encontrar a su pareja y luego acosarlas. El juego siempre le había fascinado.

Ahora que era su turno, Sung Kyu no estaba tan seguro de que fuera más un desequilibrio mental que algo fascinante. No tenía ni un gramo de remordimiento ahora que estaba consumido por la danza. Era lo que era. Pero podría haberlo hecho sin la mirada de miedo en los ojos color arándano de su pareja. Sung Kyu no recordaba ver eso cuando era joven. La persona que estaba siendo perseguida siempre parecía emocionada, entusiasmada y feliz.

Esto era malditamente desconcertante para él.

 

En realidad no había estado siguiendo a su pareja. Sung Kyu estaba en la forrajera y cuando salió y vio al  hombre.

 

Tan casualmente como pudo, se había apoyado contra la pared de la tienda mientras su pareja pasaba.

Lo que le molestaba era el hecho de que su pareja hubiera estado tan ocupado mirando por encima del hombro, que no había visto a Sung Kyu frente a él. No debería de caminar por la calle tan distraído. Eso era peligroso en un pueblo con shifters, vampiros y ocasionales rebeldes. Su pareja sería un buen aperitivo para cualquier rebelde que vagara por aquí, escondido y esperando.

Había seguido al humano para asegurarse de que llegara a casa con seguridad. Quizás era necesaria una charla. El hombre tenía que ser consciente de su estupidez.

—Woo Hyun no está en casa —dijo una anciana que abría la puerta del apartamento para ver a Sung Kyu que había estado oculto en las sombras del pasillo—. El joven trabaja durante el día.

¿Estaba hablando de su pareja? Sung Kyu no sabía su nombre. Tampoco le gustaba el hecho de que esta mujer estuviera diciéndole a un completo extraño sobre las idas y venidas de su vecino. ¿Y si hubiera sido una especie de chico malo?

—Gracias. —No podía pensar en nada más que decir. No se atrevía a castigar a una mujer que le recordaba a su propia anciana abuela. Saliendo de su escondite, Sung Kyu pasó a su lado para bajar las escaleras y salir del edificio.

Sin duda iba a tener unas palabras con... Woo Hyun. Sung Kyu sacudió la cabeza, con diversión. Esa era un infierno de manera de encontrar el nombre de su pareja.

Sung Kyu soltó un suspiro irregular mientras caminaba de regreso a la estación de bomberos. El edificio no estaba muy lejos, y no había querido que Woo Hyun escuchara su motocicleta.  No  era  su  intención  asustar  a  su    pareja.

 

Realmente, no lo era. Pero, no era como que Sung Kyu simplemente pudiera decir al infierno con eso y dejar la danza de apareamiento, y en su lugar, tomar a su pareja de la forma que tradicionalmente lo hacían los shifters. La danza de apareamiento estaba grabada en él.

Sung Kyu entró por la puerta lateral de la estación de bomberos, que conducía directamente a la sala de descanso. Vio al jefe comiendo otra dona de las que había  traído esta mañana. —¿Dónde has estado?

Tomó la jarra esperando que el café fuera fresco, Sung Kyu se sirvió una taza. Añadió un paquete de azúcar y revolvió con una cuchara, preguntándose cuánta verdad podía decir. —Haciendo mandados.

Seung Hyun le dio una mirada que decía que sabía que Sung Kyu estaba lleno de mierda. —Recibí una llamada telefónica sobre ti.

Sung Kyu mantuvo sus rasgos bajo control mientras bebía su café. —¿Sobre? —Por qué dar algo. Si Seung Hyun sabía que estaba en medio de la danza... pero Sung Kyu ni siquiera estaba seguro de que el hombre incluso supiera sobre el apareamiento de los coyotes.

La mayoría de los shifters no lo sabían.

 

Y eso que ya pensaban que su raza estaba loca. Ellos no entendían ni se tomaban el tiempo para averiguarlo. Simplemente levantaban sus narices ante él y su raza, juzgando sin saber la razón por la que los coyotes hacían lo que hacían cuando se trataba del apareamiento.

Seung Hyun le dio un gruñido de irritación. —No te hagas el tonto conmigo, Sung Kyu. Sabes muy bien que me llamaron sobre ti y tu pareja.

 

Tomando café, Sung Kyu se preguntó si el búfalo fue quien se quejó. Si no lo fue, entonces sólo había otra persona que tendría interés por la forma en que Sung Kyu estaba cortejando a Woo Hyun. Y con todo lo que quería protestar, Sung Kyu ya lo sabía. Si Jongin no lo aprobaba, Sung Kyu sería transferido.

El lobo Alpha tenía la última palabra en este pueblo. Aunque a Sung Kyu no le agradaban los shifters lobo, respetaba a Jongin. —¿Y?

—¿Va a dejar de responder con monosílabas? — preguntó Seung Hyun mientras terminaba su dona. Sacudió las manos y bebió un poco de café—. ¿Qué está pasando contigo y Woo Hyun?

—No se permite interferir en el apareamiento —Sung Kyu le recordó a su jefe. Mantuvo su tono casual. Él no quería molestar a Seung Hyun teniendo en cuenta que el hombre era su jefe, pero tampoco quería que pegara la nariz donde no le  correspondía. Él no iba a sentirse mal por la danza de apareamiento. Estaba en su derecho y Woo Hyun era su pareja—. No lo he lastimado.

Seung Hyun lo miraba, asombrado. —Nunca pensé que lo harías.

—Entonces, ¿por qué las preguntas? —preguntó Sung Kyu.

 

Se encogió de hombros, Seung Hyun apoyó su gran cuerpo en el mostrador, con los ojos de color azul claro evaluando a Sung Kyu. —¿Honestamente?

Sung Kyu asintió.

 

—Maldita curiosidad. Así de simple. Jongin acaba de llamar para decirme lo que te estaba pasando, para advertirme que uno de mis hombres estaba pasando por una especie de danza y que no interfiriera. Nunca he oído hablar de tal cosa.

 

Al menos Seung Hyun estaba preguntando y no juzgando. Pero Sung Kyu no estaba dispuesto a revelar lo que se consideraba muy íntimo entre su raza.

Estaba un poco molesto de que Jongin hubiera dicho algo, pero comprendía la necesidad del Alpha de advertir al jefe. Iba a tener que entrar y salir de la estación de bomberos... y mucho.

Sung Kyu no quería mentirle al hombre, pero tampoco quería tener que explicarlo. —Es lo que Jongin te dijo que era.

—Él no me dijo una mierda aparte de que te diera libertad de acción. Eso es todo lo que dijo.

—Es todo lo que necesitas saber. —Rellenando su taza, Sung Kyu dejó a su jefe en la cocina mientras se acercaba al área en donde se reunían para relajarse. Los hombres la llamaban el área multimedios. Se sentó en uno de los sofás y tomó el control remoto. Estaba siendo hostil con el jefe y lo sabía. Si hubieran estado hablando de cualquier cosa que no fuera su pareja y lo que estaba pasando con Woo Hyun, Sung Kyu no habría despedido al hombre como lo había hecho.

Después de todo, le gustaba su trabajo.

 

Sentado allí, recorriendo todos los canales, Sung Kyu descubrió que no podía concentrarse. Seguía viendo esos profundos ojos azul oscuro y el corto cabello castaño sólo un poco rizado. Sus dedos comenzaron a temblar al recordar pasar las manos por el cabello de Woo Hyun, agarrándolo con fuerza e inclinándole la cabeza al hombre para un beso.

«Dios, esos labios». Sung Kyu no había visto otros labios tan perfectamente hechos para besar. Estaban llenos, deliciosos, y  joder,  su  pene  estaba  duro  de  nuevo.  Sung Kyu  trató de empujar las imágenes lejos y concentrarse en lo que estaba viendo en la televisión, pero nada captó su interés, por lo que su mente vagó de nuevo a Woo Hyun y la pequeño curva que había visto en el bíceps del hombre.

«Bien formados. Muy mordibles».

 

—Hey —dijo Alex mientras se dejaba caer al lado de Sung Kyu—. Oí que encontraste a tu pareja.

Sung Kyu gruñó por la gran boca de Seung Hyun. —¿Todo el mundo lo sabe o Seung Hyun lo publicó en el área de recepción?

Alex sonrió. —No, él sólo envió un memorándum. Sung Kyu le gruñó a su compañero bombero.

—Es broma —dijo Alex, la gran sonrisa aún en su lugar—. El jefe solo me dijo porque podría tener que cubrirte.

Sung Kyu quería estrangular al shifter oso, pero al mismo tiempo estaba agradecido de no tener que darle explicaciones a Alex de por qué estaba desapareciendo. Tenía que recordar que él ya no estaba en una gran ciudad.

La gente en los pequeños pueblos tiende a ser más chismosa y más unida. Amaba y odiaba ese hecho al mismo tiempo. Sung Kyu no tenía a su familia con él, por lo que la camaradería que había encontrado aquí era nueva, refrescante, pero la curiosidad, no tanto. Él era un hombre reservado que le gustaba mantener su vida privada, no que fuera noticia de primera plana.

—Oh, detente ahí —dijo Alex cuando Sung Kyu pasó por un canal—. Me encanta el canal de cocina. Puedes encontrar algunas buenas malditas recetas ahí.

Sung Kyu le dio a Alex el control remoto. —Pásala bien.

 

—¿A dónde vas? —preguntó Alex.

 

«Afuera de mi mente». —Necesito un poco de aire.

 

Alex le dio una mirada extraña y luego sonrió. —Buena suerte con tu aire.

Sung Kyu sólo había planeado caminar para despejar su mente y conseguir que sus hormonas en ebullición estuvieran bajo control. Lo que no esperaba era encontrarse frente al apartamento de Woo Hyun. Parecía que su coyote tenía mente propia.

Esta noche Sung Kyu iba a dejar que Woo Hyun consiguiera descansar y que absorbiera en su mente el hecho de que estaba a punto de ser cazado. La caza iniciara mañana.

Una vez más, el coyote parecía tener una mente propia.

Estaba jadeando para ver a Woo Hyun, una vez más, aunque fuera sólo un vistazo. Sung Kyu sabía que tocar en la puerta de su pareja solo haría que el chico enloqueciera. No había manera de que pudiera ver a Woo Hyun esta noche.

Después de unos diez minutos de estar sentado en el escalón de la entrada, Sung Kyu vio un carro de policía llegar a la acera. No estaba seguro de si estaban solo revisando —o si su pareja había llamado a la policía por su causa. Mirando por encima del hombro a la ventana que pertenecía a Woo Hyun, Sung Kyu vio la persiana volver a caer en su lugar.

Su furia explotó dentro de él. Su pareja había llamado a la policía ¡por él! Sung Kyu estaba tan molestó e impresionado. Bueno, el coyote estaba radiante de satisfacción de que su pareja no fuera una presa fácil. Dios, estaba tan loco.

Los dos policías se bajaron del carro, lentamente se acercaron a él como si tuvieran todo el tiempo del mundo. Sung Kyu se puso de pie y sacudió su trasero mirando a  ambos hombres. Odiaba a los policías más de lo que no le gustaban los lobos.

—Buenas noches —dijo, aunque sólo era alrededor de las tres de la tarde.

—Tenemos una queja de que alguien que no vive aquí estaba dando vueltas frente al lugar —dijo el policía a su derecha—. ¿Vives aquí?

Maldición, fueron rápidos. De donde Sung Kyu había venido, a los policías les habría tomado cinco horas en responder una llamada no amenazante.

Si incluso hubieran aparecido.

 

Parecía que en la Villa Kim se tomaban todas las llamadas en serio. —No, estaba cansado y decidí descansar.

—Es una propiedad privada donde estás descansando el culo.

Sung Kyu tuvo una aversión automática hacia —vio el nombre en la placa— el oficial Johnson. El policía parecía engreído, como si pudiera ser agresivo sólo porque llevaba una insignia y un arma. Sung Kyu había conocido a algunos hombres como Johnson. Siempre estaban fuera de la ley. No le sorprendería si el chico estaba sucio.

—No lo sabía —Sung Kyu mintió—. Voy a tomar mi camino. El policía levantó la mano, la palma tocó el pecho   de Sung Kyu. A duras penas logró evitar el gruñido que amenazaba con estallar. No le gustaba que nadie lo tocara, especialmente cuando todo lo que había hecho era estar sentado en un escalón. —Déjame ver tu identificación.

Sung Kyu miró a los ojos al pomposo imbécil y luego sacó su Cartera. Tomó su licencia de conducir y se la entregó al policía.

 

—Me resultas familiar —dijo el compañero de Johnson—. ¿Dónde te he visto antes?

—Probablemente en una foto del cuartel —Johnson dijo mientras examinaba la licencia de Sung Kyu y luego usaba la radio pegada a su lado para pedir información sobre Sung Kyu.

Realmente no le gustaba este policía. —En la estación de bomberos —Sung Kyu le respondió al segundo policía.

—Hey, Johnson, es un bombero. Deja que se vaya.

 

Johnson no parecía impresionado. Dio unos pasos hacia Sung Kyu mientras esperaba la información.

No encontrarían nada. Sung Kyu estaba limpio. Sólo le molestaba que Johnson se lo estuviera tomando tan en serio.

«Qué jodido imbécil».

Su compañero le dio a Sung Kyu un gesto de disculpa. Johnson se dio la vuelta, lanzándole la licencia a Sung Kyu.

Apenas la atrapó.

 

—Estás limpio. Mueve tu culo, y no merodees más alrededor.

Sung Kyu estaba tentado en sacar sus colmillos, pero reprimió el impulso. Ellos estaban dejando que se fuera. No había necesidad de mear fuera del bote. Guardando su licencia de nuevo en su Cartera, Sung Kyu se alejó, ya planeando cómo iba a castigar a Woo Hyun por esto.

Le daría una buena paliza, pero su coyote gruñó. En la parte posterior de su mente Sung Kyu sabía que no querría una presa fácil. Su bestia ya había dado su aprobación.

Sung Kyu sonrió interiormente. Si Woo Hyun quería que las apuestas se elevaran, que así sea.

 

continuará....

 


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