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"Cadenas de Oro" por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

Hola, aquí yo de nuevo para traerles el cap 14. Quiero agradecer a las personitas que me leen y enviar un cordial saludo a IreZeru que me regaló sus bonitos comentarios en el cap anterior. sin más que agregar, vamos con el fic.

Capítulo XIV.


”””


Milo se encontraba estudiando en la biblioteca, su padre había salido a atender unos asuntos sobre los papeles que se utilizarían para que su amigo Saga y Aioros se casaran así que estaba solo, o al menos eso es lo que creía. La verdad era que el castaño estaba en su habitación pensando en una manera para ganarse el afecto de su prometido.


Sagittarius recordaba cuando fueron presentados y como el hermoso joven había hecho latir su corazón con sólo verlo, Aioros no iba a admitirlo frente a Kardia pero la verdadera razón por la que había aceptado a ese muchacho aún con todos los problemas que su familia atravesaba, fue porque después de muchos fracasos tenía la intención de enamorarse y enamorar.


Él deseaba crear un amor fuerte y real, en lo que pudiera creer de manera ciega con Saga y al verlo supo que aquello podría ser, puesto que el menor no había tenido un romance previo era como un lienzo en blanco listo para pintar una hermosa historia, pero meditando el castaño recordó que no había empezado de buena manera; hizo sentir incómodo al peli-azul y no deseaba hacerlo más pero. ¿Cómo saber qué hacer?


Con esa angustia Aioros salió de la pieza donde se alojaba para caminar por el pasillo de la planta alta, al pasar por la puerta abierta de un salón pudo ver a Milo de pie junto a una mesa acomodando unos libros en una esquina de ésta. El mayor miraba al hijo de su amigo y una idea se formó en su cabeza, Kardia le había comentado que Milo y los gemelos eran mejores amigos, lo que significaba que ese joven podría decirle lo que le gustaba y lo que no a Saga, lo que deseaba, su comida favorita y demás información que le ayudara a establecer una mejor conexión con él del modo correcto. Decidido se acercó al marco de la puerta de la biblioteca para llamar la atención del chico.


—Joven Milo —llamó con calma, el nombrado lo miró.


—Joven Sagittarius, ¿necesita algo? —quiso saber dejando lo que hacía.


A Milo le extrañó un poco que el mayor le estuviera hablando, desde que Kardia se lo presentara no habían dialogado mucho, además de que ya su padre lo había puesto al tanto de como era ese hombre por lo que un poco de desconfianza se instaló en su ser.


—Puedes llamarme simplemente Aioros —sonrió con un poco de vergüenza—. Me preguntaba si podríamos hablar sobre el joven Saga, Kardia me ha comentado que él y su hermano son buenos amigos tuyos y me gustaría conocerlo lo mejor que pueda antes de tratarlo personalmente.


Los ojos turquesa de Milo se agrandaron impresionados, él había pensado que a ese hombre no le importaba en lo absoluto su amigo y eso le causaba cierto enojo pero ahora al escuchar que Aioros quería conocer a Saga, sentía que el tipo no era tan frívolo como lo pintaban.


—Comprendo, tú quieres conocer las cosas favoritas de Saga. ¿De dónde ese repentino interés? —sonrió acercándose al mayor.


Aioros suspiró al saber que debería ser honesto con Milo.


—No se lo digas a tu padre, pero la verdad del porqué acepté venir hasta aquí y conocer a tu amigo es que deseo amar y ser amado… Nunca he tenido algo real en ese sentido y pensé que con alguien como Saga puede ocurrir pero para eso deseo enamorarlo, del modo correcto, con detalles con atenciones y cariño pero necesito saber sobre él primero para no cometer errores.


Milo escuchaba la conclusión de Aioros y lentamente su desconfianza se fue, dando paso a la calma. Para el de cabello azul lo que el mayor decía tenía sentido, es decir, Aioros era un hombre bastante joven para su éxito como negociante en el mundo actual, además de eso tenía un físico de infarto que con facilidad podría ser el deseo y la envidia de hombres y mujeres por igual, por lo que para Milo sería muy fácil pensar que las personas se acercaban al castaño para obtener algún beneficio económico o social de él, fingiendo sentimientos para arrebatarle lo que en verdad buscaban de su parte.


Por tal motivo el joven Escorpio decidió ayudar al castaño con la idea de conseguir el amor de su amigo Saga, y de paso le aseguraría a éste también la posibilidad de encontrar en Aioros aquello que decía sus padres le habían negado al comprometerlo a cambio de estabilidad económica y social.


—Puedo creerte Aioros, eres lo que muchos desean ser y por eso es fácil que llegues a caer con personas falsas que sólo buscan su propio beneficio sin importar lo que tú puedas sentir. Te ayudaré a conocer a Saga, yo quiero que él pueda ser feliz, lo que más deseaba era enamorarse y que lo amaran como a los protagonistas de los libros que adora leer.


—Muchas gracias, Milo. Lo que quiero es que se pueda sentir bien a mi lado y me permita amarlo y que él también pueda llegar a amarme, pero sé que eso tomará tiempo y esfuerzo realmente estoy dispuesto a hacerlo.


—Me alegra saber eso —sonrió complacido comenzando a caminar por el pasillo—. Ven, bajemos a la sala para poder hablar mejor, así responderé todo lo que quieras saber, ya he terminado de estudiar por hoy.


Aioros sonrió y asintió yendo tras el menor al destino planteado.


Bajaron al primer piso donde cada uno tomó asiento en un sofá dispuestos a preguntar y responder lo que fuera necesario para poder crear una buena comunicación y convivencia entre ese futuro matrimonio que se llevaría a cabo en menos de tres días.


Apenas el día anterior se habían conocido formalmente pero Aioros sentía un gran cariño por el joven Saga, algo le inspiraba a querer cuidar del menor, conocerlo y cumplir todos sus deseos. Había mucho por saber y por hacer, el castaño lo sabía pero estaba decidido a hacer las cosas bien.


Llevaba un par de horas hablando con Milo, él ya le había contado muchas cosas que ni siquiera se imaginó del gemelo mayor y ser conocedor de todo aquello le hacía sentir muy contento. Descubrió que a Saga le gustaba mucho la música clásica sinfónica, adoraba las rosas blancas y los días que más le gustaban eran los soleados. Su fruta favorita eran las fresas y el color que más le agradaba era el dorado, su mayor pasión eran los libros y la poesía; esas y muchas otras cosas más fueron anotadas en una libretilla por el puño y letra de Aioros bajo el título “Cosas de Saga que debo recordar”. Milo conocía realmente al muchacho, sin duda hablar con él lo había ayudado mucho.


—Dime Milo, ¿hay algo más que deba saber en cuanto a Saga?


Milo miró al castaño como preguntándose en sus adentros si era buena idea hablar sobre el mayor deseo de su amigo, el muchacho se mordió el labio inferior en señal de duda pero al meditarlo por algunos segundo llegó a la conclusión de que al fin de cuentas Aioros era el prometido de Saga y deberían casarse. Milo consideró que era mejor que el empresario supiera aquello antes de que pudiera llegar a cometer algún error que produciera un cambio negativo en el Géminis.


—Si Aioros, hay algo que debes saber para no cometer ningún error.


El castaño se sorprendió, alzó ambas cejas en clara muestra de asombro por el tono y la expresión que el peli-azul adoptó al decirle esas palabras.


—¿Es serio? —le preguntó, Milo negó y procedió a explicar.


—No es algo malo pero realmente para Saga significa mucho esto.


—¿A qué te refieres Milo? No estoy comprendiendo…


—Es el deseo más profundo de Saga, Aioros. Él ha leído tantos libros, tantas historias románticas con besos maravillosos y llenos de amor, que su más profundo anhelo es ser besado por el hombre que llegue a amar con todo su ser —suspiró.


Algo como eso era bastante normal entre las doncellas pero no imaginó que su hermoso prometido creyera en aquello de “el primer beso de amor”. Aioros pensaba que eso era producto de cuentos para hacer dormir a las niñas que soñaban con crecer y ser desposadas por el típico príncipe azul que ya estaba desteñido por tanto uso en la fantasía de un hombre ideal irreal. Pero aún así el castaño lo creía porque eso era lo que había notado en Saga al verlo por primera vez; inocencia en su más pura expresión, una que nunca se había encontrado en sus 27 años de vida hasta ahora que conoció al bello joven de largo cabello azul y ojos verdes. Lo que Milo le dijo sólo hacía constancia en que Saga realmente era puro y él iba a ser el primer hombre en la vida del gemelo mayor, algo que sin duda lo honraba.


—¿Quieres decir qué Saga nunca ha sido besado? —quiso constatar.


—Así es, ni Kanon ni él han tenido ningún acercamiento romántico antes de todo esto del compromiso. Los padres de ellos los han protegido de cualquier tipo de acercamiento mal intencionado de posibles “pretendientes” —explicó haciendo comillas con los dedos de ambas manos.


—Mmmh, es comprensible, ambos demuestran venir de una casta superior, lo único que destruye la paz de la familia Géminis es su situación económica. Pero bueno, con el matrimonio de los jóvenes todo promete mejorar.


—Sí, así es, el señor Aspros y la señora Paradox siempre han criado a Saga y Kanon de la mejor manera posible, sus modales, comportamientos y conocimientos son resultados de horas y horas de estudio y práctica, los padres ansiaban que la gemelos fueran los que sacaran adelante a la familia pero eso no se ha podido, y por eso fue que los mejores partidos fueron solicitados para desposar a ese par que muchos han deseado llegar a conocer.


—Si, imagino que los señores Géminis no quieren a cualquier don nadie cerca de sus hijos, es comprensible y en parte me alegra eso, porque pude conocer a Saga.


—Él es un joven muy inteligente y de buen corazón. Ya verás que llegará a ser un buen esposo, sólo es cuestión de que le habrás tu corazón y seas paciente con él —dijo Milo con una sonrisa.


Aioros iba a responder que estaba seguro de aquello pero su intención fue interrumpida por el llamado de la puerta principal. El menor adoptó un rostro de extrañeza y se dirigió a atender, no sin antes disculparse con el mayor.


—Permíteme un momento por favor, Aioros.


—Claro, no hay problema.


El muchacho pasó al lado de su asiento para ir a la puerta que era tocada con algo de insistencia. Pronto Milo abrió encontrándose con un joven de cabellos y ojos verdecinos.


—Buen día —saludó el joven con amabilidad—, mi nombre es Shun Andrómeda y vengo de parte de la oficina de correos con una carta de carácter urgente para el señor Aioros Sagittarius. ¿Él se encuentra?


Aioros pudo oír su nombre desde el exterior, y al escuchar que era urgente un escalofrío recorrió su espalda, haciendo que se pusiera de pie y fuera hasta donde Milo tenía la intención de llamarle.


—Yo soy Aioros Sagittarius —declaró cuando estuvo frente a Shun, el peli-verde sonrió entonces comenzando a buscar al interior de un bolso de cuero algo grande y cuya correa atravesaba en diagonal sobre su pecho.


—Esta carta es para usted —dijo entregándole un sobre cuyo sello lo hizo fruncir el ceño con enojo—, bueno, ya he cumplido con mi trabajo aquí, gracias por su tiempo y por recibir la carta, tengan un buen día —se despidió con un movimiento de cabeza, Milo hizo lo mismo para pronto cerrar la puerta al haberse marchado el joven.


—Aioros, ¿pasa algo? Tu cara ha cambiado su semblante —se preocupó el menor.


El castaño no respondió, mas se dedicó a abrir o más bien casi romper el sobre que contenía la misiva para pronto desdoblarla con desespero y leer el contenido.


Comenzó a leer y entre más palabras leía, su enojo incrementaba hasta que finalmente arrugó la hoja como deseando que fuera el rostro del remitente.


—¿Qué te pasa? —volvió a intentar el peli-azul obteniendo esta vez una respuesta a sus dudas.


—Mi hermano, el maldito quiere a mi hermano… —susurró con las manos hechas puños a lo costados de su cuerpo tembloroso de rabia.


Milo lucía más consternado al no comprender de lo que hablaba el oji-azul.


—¿Quién quiere a tu hermano? —se angustió.


—Shura, Shura Capricornio. Su padre y el mío eran socios pero ellos nos traicionaron volviéndose nuestros principales competidores, me está amenazando con destruir todo lo que mi familia ha construido en el imperio de los vinos durante años, sino accedo a dejar que despose a mi hermano Aioria… —apretó la mandíbula con impotencia al mismo tiempo que los azules ojos brillaban enojados.


Los ojos turquesa del peli-largo se abrieron de par en par. Milo miraba a Aioros y no le pasó por la cabeza que alguien como él llegara a tener problemas de ese tipo. Las vueltas de la vida pensaba para sus adentros.


 

Notas finales:

Espero este capítulo haya sido de su agrado, cualquier cosilla que deseen hacerme saber o decirme, sientanse en confianza de hacerlo en un review. Muchas gracias por leer y hasta el siguiente lunes, un saludo ;)


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