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"Cadenas de Oro" por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

Hola qué tal, quiero comunicar que desde la semana ante pasada decidí que iba a actualizar este fic junto con "Gema gitana" y "De cangrejo, a mi doncella" una semana sí y otra no. ¿Por qué? Bueno la cuestión es que al hacer los capítulos más largos desde el 25 para acá se me ha complicado en el tiempo que requiero para escribir los caps además de que estar encerrada en casa con mi madre y algunas tareas domesticas de las que me debo hacer cargo, me reducen el tiempo con el que cuento para idear, plasmar y editar el capítulo semana a semana.

Por lo que me vi obligada a actualizar estos tres fics dos veces al mes desde esta semana, obviamente serán todos los meses hasta que las historias lleguen a su final. Por eso si la próxima semana no ven caps nuevos, es porque la actualización está programada a hacerse desde el lunes 1 de junio. De antemano gracias por su comprensión y de corazón que les guste este cap. Un saludo para todos los que leen este escrito, se les agradece infinitamente por su paciencia y apoyo.

Por cierto si desean saber algo sobre esta o las otras dos historias, pueden contactarme sin ninguna pena. Les estaré dejando links de mi perfil de Facebook y Twitter así como mi correo por si desean hacer alguna pregunta o simplemente darme su opinión sobre los fics. Un abrazo y mis mejores deseos para ustedes bellezas ^^

   https://www.facebook.com/dsrknesslareyna.siniestra

   https://twitter.com/DarknessReyna                    darceyherrera@gmail.com

Capítulo XXXI. “No es un adiós…”

 

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”Al mismo tiempo en que Aioros y Kanon conversaban, Aspros y Kardia también mantenían una plática en el estudio.”

 

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Los hombres de cabelleras azules entraron en silencio al sitio, Kardia ofreció asiento al otro quien aceptó en lo que él mismo tomaba su lugar del otro lado del escritorio para empezar con mayor comodidad y soltura.

 

—Te noto preocupado Aspros, ¿qué es lo que te atormenta? —esperó con paciencia por una respuesta que llegó después de un profundo suspiro.

 

—Bueno amigo, me gustaría saber tu opinión sobre si sería correcto dejar a Saga con su esposo desde ahora o… ¿Debería volver a casa con nosotros?

 

Aspros se veía inquieto sobre la decisión a tomar, Kardia le miró comprensivo.

 

—Ahora entiendo tu encrucijada… —rió— No te preocupes si lo deseas puedo alojar a Saga aquí esta noche, de igual manera mañana deberá emprender el viaje con Aioros, así que pueden salir de aquí mismo.

 

—Pero su equipaje sigue en casa… —el rostro de Aspros mostraba una inmensa tristeza de saber que uno de sus pequeños se iría en pocas horas lejos de su lado, estaba molesto consigo mismo por provocar todo eso pero, era preferible a forzar a los gemelos a vivir con carencias más adelante.

 

—Ya veo… Sabes, si no estoy mal, el tren en el que se irán saldrá a eso de las once am, ustedes pueden venir por la mañana y de paso traer las maletas de Saga, así aprovechan para despedirlo, enviaré a Sorrento por ustedes para que sea más rápido. Por la ropa de descanso ni te preocupes, Milo puede prestarle algo —su tono empático logró un poco que Aspros se relajara.

 

Meditó las palabras de su amigo y asintió, entonces Saga se quedaría en casa de Kardia esa noche y a la mañana siguiente él junto con Paradox y Kanon volverían para darle sus pertenencias y una amorosa despedida.

 

—De acuerdo… Te lo agradezco mucho Kardia, nos has ayudado tanto que no sé como voy a pagarte —aunque su voz cargaba pesadez y solemnidad Kardia le miró fraternal, se puso de pie para acercarse a Aspros y darle unas palmadas en el hombro derecho.

 

—Tú sabes que eso no es necesario Aspros, lo hago porque me gusta ayudarte y a tu familia. No me debes nada —la sonrisa sincera del abogado le llegaba al alma al otro, Kardia era un enorme apoyo para él.

 

Todo terminó bien en esa pequeña conversación en la que los dos como buenos amigos se sinceraron un poco, Aspros estaba más tranquilo sabiendo que Saga estaría bien esa noche pero el hombre bastante consciente iba de que para él, su esposa y su hijo menor no sería fácil asimilar que Saga no compartiría más techo con ellos.

 

Ese pesar no iba a dejar a Aspros y por el contrario prometía ser peor cuando también Kanon se marchara a la región vecina con su esposo. Con el corazón en la mano deseaba para sus hijos una vida feliz al lado de aquellos hombres, pedía a los dioses que éstos llegaran a amarlos, cuidarlos y respetarlos, eso era lo que mayormente suplicaba a las deidades, que los gemelos pudieran sentir algo como lo que él y Paradox forjaron con amor y comprensión mutua para que llegaran a ser felices, y que ninguno sufriera por cualquier circunstancia.

 

Ya con el dilema de Aspros resuelto se pusieron de pie para volver a la sala donde los más jóvenes conversaban con la dama. Al llegar los griegos notaron de entrada la ausencia de Kanon y Aioros en el espacio, Kardia estaba por preguntar por ellos pero Saga bastante inquieto se levantó para encaminarse en dirección a su padre, algo mermaba en sus muchas dudas de ese día.

 

—Papá, ¿qué va a pasar conmigo? Milo me ha explicado que el joven Aioros le comentó la hora en la que debemos ir a la estación y pues… No sé bien como proceder ahora.

 

Aspros vio a su hijo mayor con una expresión entre apenada y dudosa, le miró con resignación antes de dejarlo conocer lo que iba a pasar. En eso Paradox se acercó ellos también.

 

—Saga, de eso pedí hablar con Kardia… —retiró la mirada de sobre el menor para ver fugazmente a su esposa, luego al suelo apesadumbrado— Lo más correcto ahora que eres esposo del joven Aioros es que te quedes a su lado para que puedan salir a tiempo, no te preocupes por tus pertenencias. Mañana vendremos a dejártelas y a despedirte —las palabras finales sonaban tristes y la mirada azul opaca se fijó de nuevo en los ojos verdes agrandados de Saga. Paradox por su parte negó leve con el rostro entristecido.

 

—¿¡Qué!? ¿E-es eso correcto papá? Es que, es verdad que ya estamos casados pero… N-no creo estar listo para… bueno, dormir con alguien… —sus mejillas estaban calientes y rojas por no saber como darse a entender con su padre, estaba abochornado sólo de pensar en lo que quería decir.

 

Kardia y Milo que hasta ahora estaban hablando de los dos ausentes se acercaron a la familia para intentar ayudar a que Saga no tomara a mal el tener que quedarse ahí esa noche a sabiendas de que acababa de casarse y a lo mejor temía el asunto de “consumar” su noche de bodas con Aioros.

 

Kardia logró escuchar lo dicho por el gemelo y sonrió mientras negaba antes de aclarar lo que iba a pasar realmente.

 

—Saga no debes preocuparte por eso —el nombrado volteó al abogado ahora más avergonzado que antes—, no vas a dormir en la misma habitación que Aioros, a ti vamos a darte una distinta que para tu comodidad estará frente a la habitación de Milo.

 

Una pequeña sensación de calma se instaló en la bonita cara de Saga cuando supo aquello. Se alivió al no tener que compartir habitación con su ahora esposo, sabía de antemano que era algo que tenía que hacer pero si era sincero, no deseaba hacerlo ese día ni en esas circunstancias le daba una enorme vergüenza pensarlo siquiera.

 

—Así es amigo, si necesitas algo sólo llama a mi puerta —Saga asintió a lo dicho por Milo ya más dispuesto a aceptar la hospitalidad.

 

—Bien, ya resuelto esto habrá que poner a Aioros al tanto —Kardia dejó escuchar su opinión.

 

—Es lo mejor, por cierto hijo. ¿Dónde está tu hermano? —Aspros indagó a Saga pero no hubo necesidad de que éste dijera algo cuando el mismo gemelo menor respondió tranquilamente en el momento que llegaba junto con Aioros.

 

—Aquí estoy, papá.

 

—Una disculpa a todos por nuestra ausencia —dijo Aioros cuando por fin llegaron con los demás.

 

El castaño le explicó a Aspros el motivo por el que él y Kanon no estaban en la sala, y el mayor comprendió contento de que todo estuviera marchando bien con sus hijos. Kardia le comentó a su vez al joven que Saga iba a ser alojado esa noche por ellos, pero en una pieza a parte de la suya, cosa que Aioros tomó a bien.

 

Con los ánimos más tranquilos la familia Géminis decidió retirarse antes de que terminara de anochecer, Kardia solícito ofreció mandar a Sorrento para llevarlos de nuevo a casa, a su vez que prometía a su amigo la comodidad de Saga esa noche. Aioros se despidió de los familiares de su esposo con cordialidad pero de Kanon lo hizo con un abrazo en un silencioso agradecimiento mutuo. Aspros y Paradox veían todo aquello sintiendo alivio, Saga por su parte sonreía al ver que lo que le dijo Milo era verdad y Kanon deseaba apoyarlo y por eso había creado una buena relación de cuñado con su esposo.

 

Cuando los otros dos se separaron Kanon miró a su hermano con sus ojos cargados de cariño y brillantes de nostalgia, fue en su dirección para abrazarlo. Saga rodeó la cintura gemela y apretó con fuerza, aspirando la fragancia de Kanon para retenerla en su memoria hasta que volviera a verlo y abrazarlo otra vez. Deseaba que eso fuese pronto y que mientras ocurría, Kanon llegara a ser muy dichoso.

 

—Kanon… Desearía pasar esta noche como ayer… —Saga murmuraba las palabras escondiendo el rostro en el cuello de su hermano, aguantando los deseos de llorar que tormentosos se acumulaban en su interior.

 

Y Kanon sabía bien de esto pero no quería hacer llorar a Saga, no ese día, no en ese momento y no de tristeza. También quería pasar la noche junto a él pero las decisiones ya fueron tomadas y un cambio sería un desplante para los Escorpio o para Aioros.

 

Afortunadamente pudieron dormir juntos la noche pasada, decirse cuanto se querían, aunque nunca fuera suficiente. Y prometerse que serían fuertes y no dejarían de pensarte y extrañarse.

 

—A mí también hermano, pero ahora ya estás casado y lo correcto es que estés al lado de tu esposo. Aioros te cuidará Saga, me ha prometido respetarte y amarte y está dispuesto a esperar a que tú también llegues a sentir amor por él. Estoy seguro de que serás muy feliz hermano…

 

Kanon le acariciaba el cabello y decía aquello con los ojos cerrados dejándose empapar por la calidez contraria. Era hora de despedirse, abrió los ojos para alejarse un poco de Saga y verlo al rostro. El mayor le vio con los ojos grandes y brillantes pues en sus labios, Kanon tenía la sonrisa más hermosa que Saga pudiera recordar.

 

Con suavidad se soltaron a excepción de sus manos que seguían entrelazadas, y Kanon se adelantó un poco para besar a su igual en la frente.

 

—Gracias por todo Kanon, gracias…

 

Sus pechos volvieron a juntarse y sus brazos a estrecharse mutuamente para liberarse unos segundos después. Los gemelos se sonrieron y Paradox viendo que era un buen momento se acercó a Saga para abrazarlo también y despedirlo por ese día, la amorosa madre le dijo cuando lo amaba y lo felicitaba por el gran paso que estaba a punto de dar.

 

La momentánea despedida fue muy emotiva y lo fue más cuando Aspros envolviendo a Saga entre sus brazos, le dijo con lágrimas en los ojos que estaba inmensamente orgulloso de él, le deseo lo mejor de la vida y le dio un beso en la mejilla derecha. A este punto Saga no pudo seguir conteniéndose y lloró diciendo a su hermano y a sus padres que los amaba e iba a pensar en ellos todos los días.

 

Kardia, Milo y Aioros fueron espectadores que veían todo sin intervenir. Al final los visitantes decidieron que era momento de partir por lo que salieron de la casona junto con los que se quedaban. Aspros ayudó a su esposa e hijo menor a subir al coche para luego subir él en último lugar, ambas partes se despedían al mismo tiempo que Sorrento se puso en marcha. Los Géminis pudieron ver a Aioros abrazando a Saga quien parecía no poder dejar de llorar.

 

Se sentían tranquilos de saber que Aioros era un buen hombre, confiaban en que él ayudaría a que Saga no estuviese triste por la lejanía que tendrían desde el día siguiente además de que el hermoso joven pudiera por fin conocer lo que era el amor.

 

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El tiempo corría como un río sin cause y en la residencia Géminis los relojes daban todos la misma hora, las 9:15 de la noche, cuando Sorrento los trajo serían como las 6 con 30, le agradecieron al joven y enviaron su gratitud a Kardia y Milo. Lo primero que sintieron todos al entrar en el hogar fue un enorme vacío, en la garganta de Kanon se formó un nudo sabía bien lo que era y no deseando causar más dolor a sus padres, se disculpó con ellos para retirarse a su habitación.

 

Al llegar cerró la puerta con seguro y ya en soledad y con la espalda pegada en la puerta comenzó a sollozar a la vez que se arrastraba lentamente al suelo quedando sentado. Desde su nacimiento Saga y él estuvieron juntos y no imaginaba como sería estar sin su hermano, su amigo. Estaba triste aunque aparentó fortaleza para que Saga no se retractara y decidiera quedarse, Kanon deseaba con su alma que su gemelo probara aquello que tanto anhelaba y estaba seguro de que con Aioros podría lograrlo, no estaba siendo egoísta porque realmente quería que Saga viviera con libertad esas hermosas emociones que Radamanthys le había negado a él el mismo día en que se conocieron.

 

Kanon no era de los que sueñan con un romance de literatura, pero quizás en algún momento le hubiese gustado vivir dentro de uno pero su prometido le dejó bien claro que su matrimonio era algo que no iba a pasar de simples apariencias, pero a Kanon en el fondo y con sinceridad le habría encantado poder ser amado por Radamanthys Inferno y amarlo también pero él no tenía esa suerte. Pensaba decepcionado y triste que la miel no fue hecha para todos pero si ese era su destino, no le quedaba más que aceptarlo y hacer lo mejor posible para que funcionara.

 

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La cena en la residencia Escorpio transcurrió normal, los cuatro hombres en la mesa conversaban con tranquilidad de cosas varias y planes futuros en el caso del nuevo matrimonio hasta que Saga le comentó a Milo que estaba cansado. El joven de ojos turquesa asintió y llamó la atención de su padre.

 

—Papá, Aioros disculpen las molestias pero creo que es momento de que Saga vaya a descansar.

 

Los mayores miraron a los más jóvenes y asintieron, Kardia se puso de pie seguido de Milo, era hora de llevar al gemelo a su habitación, ésta había sido preparada una hora antes por Sasha de quien Saga juraba recibir una mirada extraña.

 

—Bueno Saga acompáñanos, vamos a llevarte para que puedas descansar, mañana te espera un largo viaje.

 

Saga sintió a las palabras de Kardia, Aioros se levantó de su sitio para tomar con delicadeza la muñeca derecha de su esposo antes de que se fuera siguiendo a los de cabellos ondulados. El joven volteó y al ver que era el castaño, sonrió.

 

—¿Pensabas irte sin despedirte? —rió un poco Aioros, Saga se sonrojó la risa del mayor le parecía linda.

 

—N-no, por favor discúlpeme… —sus gestos nerviosos llenaban a Aioros de ternura.

 

Ambos se veían fijo con una sonrisa cada uno. Aioros se movió hacia adelante para abrazar al más bajo, depositando un gentil beso en su frente.

 

—Pasa muy buenas noches mi niño, que duermas bien y tengas dulces sueños. Te veré mañana…

 

La forma cariñosa de despedirse provocó en Saga un agradable cosquilleo en su estómago, pensaba que en realidad se equivocó con ese hombre y estaba contento de que todo fuese distinto de como había creído.

 

Saga se despidió de la mejor forma que pudo, dejando un beso en la mejilla izquierda del hombre a quien le susurró con dulzura.

 

—Gracias Aioros y buenas noches a usted también, que descanse y… hasta mañana… —con un fuerte carmín en sus pómulos el gemelo se alejó suavemente para ir detrás de los otros griegos que lo esperaban cerca de las escaleras que llevan al segundo piso.

 

Aioros se quedó estático lleno de emoción al haber recibido de nuevo ese precioso gesto de su pequeño, pensaba que si un beso en la mejilla lo hacía volar, con un beso de esos bellos labios estaba seguro que iría al Olimpo y bailaría con Athena de la felicidad. Vio marchar a su príncipe, quedándose solo en el comedor, suspirando y sintiéndose increíble.

 

Sin embargo ni él ni Saga notaron la mirada verde seria y molesta que les veía, oculta desde uno de los pasillos cercanos.

 

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Fue cosa de segundos para que el gemelo alcanzara a padre e hijo esperando por él al pie de la escalera. Al verlo el par sonrió y el de ojos verdes procedió a disculparse.

 

—Disculpen por mi contratiempo es sólo que…

 

—No te preocupes Saga, no tiene nada de malo que hayas querido despedirte de Aioros por hoy —con una sonrisa comprensiva Kardia lo interrumpió para que estuviese más tranquilo. Saga apenado sonrió leve y asintió.

 

—Se los agradezco.

 

—Vamos amigo, te gustará tu habitación.

 

Los tres subieron para acomodar al joven Géminis sin imaginar lo que sucedería en el comedor en su ausencia.

 

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Aioros al verse en soledad volvió a tomar asiento, la persona que lo espiaba cuando estaba con Saga salió de su escondite para comenzar a retirar los platos como una burda excusa para acercarse al apuesto castaño.

 

La mente de éste divagaba en lo que tendría que hacer desde temprano al día siguiente para que todo marchara bien cuando él y su niño se fueran a su región natal, imaginaba como reaccionaría Aioria cuando lo viera llegando a casa junto con Saga, en verdad esperaba que si su hermano tenía cuestionamientos, fueran en privado y con calma para evitar que su amado se sintiese rechazado. Además de eso tenía la enorme preocupación del asunto de Shura, esperaba con su alma que el español no se hubiera aparecido en su casa y que Giovanni estuviera al pendiente de su hermano como tanto se lo había pedido antes de partir. Muchas cosas le daban vueltas en la cabeza al pobre, pero pronto tendría otra más que agregar a su lista.

 

—Buenas noches, joven Aioros. ¿Puedo comenzar a retirar los platos?

 

La voz aterciopelada de Sasha sacó a Aioros de sus pensamientos, alzó la vista puesto que la tenía en algún punto sin relevancia de la amplia mesa, encontrándose con la mirada intensa y una sonrisa que aparentaba dulzura de parte de la joven.

 

Ella aún conservaba puesto el traje que los demás empleados llevaban para la celebración de su unión, éste era al parecer más ajustado que lo que la muchacha solía llevar diariamente. Sasha por su parte se movía mucho más de lo normal, sus caderas por ejemplo se sacudían con la idea de seducir al castaño, pero como era habitual en Aioros, ni cuenta se dio de lo que la chica planeaba lograr con todo eso.

 

Y no es que le faltara belleza realmente, el problema era que se equivocó de hombre porque al griego sólo le interesaba una única persona, sus ojos sólo brillaban para reflejar a otros de un hermoso verde esmeralda. No había nada que Sasha pudiera hacer porque Aioros sólo tenía a Saga en su mente y corazón.

 

—Claro, supongo que sí —pronunció con amabilidad pero sin mostrar algún signo que diera a entender a la chica que sus encantos estaban dando resultado—, Kardia y Milo se han retirado para llevar a mi esposo a su habitación, le agradezco sus atenciones Sasha.

 

Aunque la sonrisa de ese Adonis la desarmó, Sasha no pudo evitar sentir molestia al escuchar la palabra “esposo” ella bien sabía que ahora ese niño amigo del señorito Milo, era tal cosa de ese hombre tan atractivo, estaba molesta consigo misma por encapricharse con Aioros cuando él no llevaba ni seis días en la casa y peor aún porque ahora era un hombre casado, inalcanzable, ajeno con el que nunca tendría una oportunidad. Envidiaba la suerte de Saga por tener a ese hombre como marido, qué no daría ella por conocer a Aioros aunque sea una sola noche.

 

—Para mí es un gran placer atenderlo, joven Aioros… ¿Sabe? Usted me parece un hombre muy interesante —su sonrisa dulce en apariencia cambió a una más sensual así como su voz la que se volvió susurrante con un matiz más incitante.

 

Aquello fue dicho al mismo tiempo en que ella se recargaba sobre la mesa frente al hombre, dándole una leve visión de su pecho por la corta abertura de su traje. En este punto Aioros se encontraba extrañado e incómodo por la cercanía que la chica pretendía tener con él.

 

Aioros quizás solía pecar de despistado en ocasiones, pero sin duda la mayor señal para él de que algo iba mal y tenía que salir de ahí fue que Sasha comenzó a tocarlo en la pierna izquierda, justo el lado donde ella estaba frente a él, sintió como la joven colocó su mano sobre su pierna bastante cerca de su hombría.

 

Aioros sobresaltado y bastante serio se puso de pie de golpe, Sasha se asustó con la frialdad de su mirada turquesa puesta sobre ella y con rapidez se alejó de la mesa mirando apenada al hombre.

 

—Con todo respeto, te pido que nunca vuelvas a hacer algo como eso de nuevo…

 

La actitud de Aioros cambió a una que nunca usaba a no ser que estuviese en verdad enfadado u ofendido. Muy tarde se dio cuenta de las intenciones de Sasha y eso fue lo que llevó a que esa acción sucediera, veía serio a la fémina quien sonrojada se negó a verlo a los ojos por lo intimidante que ahora le parecía.

 

Sentía que había quedado como una tonta frente a Aioros, y que ahora pensaría mal de ella por su error. Estaba arrepentida y avergonzada, ¿qué esperaba que ocurriera, acaso que Aioros reaccionara a su seducción y la hiciese suya ahí mismo jurándole amor eterno sólo a ella? Sasha estaba enojada consigo misma por llegar a ese nivel de patetismo pero se sentía atraída por el griego. ¿Qué hacer entonces? Al parecer lo correcto tuvo que ser sacarlo de su cabeza y hacerse a la idea de que en su camino nunca estaría Aioros Sagittarius.

 

—Y-yo… ¡Por favor disculpe mi atrevimiento! —dijo con los ojos humedecidos, cosa que el otro no vio porque ella mantenía la cabeza baja y su flequillo le ocultaba la mirada— Joven Aioros usted… usted me atrae mucho, actué terrible al querer llamar su atención aún sabiendo que ya está casado —las delicadas manos se cerraron en puños que temblaban de emociones contenidas a ambos lados de su falda y Aioros pudo notar que todo eso la había afectado—, le pido encarecidamente que no le diga al señor Kardia lo que hice se me caería la cara de vergüenza si él lo supiera…

 

Aioros veía a Sasha más tranquilo, suspiró con lo que podría ser paciencia y a paso firme se acercó a la peli-morada para decirle algunas cosas.

 

—Te prometo que no le diré nada a Kardia, pero debes de prometerme que nunca por mucho que un hombre te cause, vas a intentar ponerte en charola de plata para buscar su atención —su mirada turquesa seguía sería pero en su voz había comprensión, una que hizo a la chica agrandar los ojos—. Escucha Sasha, tú eres una chica muy linda, estoy seguro de que cuando menos lo esperes habrá alguien que te valore y te ame por tus sentimientos. No necesitas mostrarle tu cuerpo a nadie porque con mirarte a los ojos será suficiente. Debes ser buscada y no buscar, ¿comprendes? El amor propio es lo principal para que otra persona te ame y para que puedas amar también…

 

Sasha no sabía que decir, algunas lágrima abandonaron sus abatidos ojos verdes y de a poco una sonrisa agradecida emergía en sus labios mientras asentía.

 

—Se lo prometo joven Aioros, disculpe de nuevo por ese horrible despliegue de inseguridad propia. En verdad… agradezco mucho sus palabras, me valoraré de ahora en adelante, esto no volverá a pasar…

 

—Me alegra escuchar eso… —él le sonrió más cálidamente en lo que le secaba las lágrimas con un pañuelo que sacó de su bolsillo— Debo ir a descansar, de nuevo gracias por todo y que tengas una buena noche.

 

Sasha asintió de nuevo, el hombre sonrió antes de marcharse al segundo piso dejándola ahí de pie con muchos sentimientos encontrados. Lo que escuchó la ayudó a comprender que ella como mujer era más que un cuerpo bonito, tenía mucho que dar pero deseaba que existiera alguien que pudiera notar eso antes de todo lo demás. Terminó de enjugarse las lágrimas y comenzó a recoger los platos en una bandeja, se sentía mejor al saber que valía más de lo que pensaba gracias a Aioros.

 

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—Es aquí —Kardia abrió la puerta de una habitación dejando al gemelo entrar primero.

 

Saga ingresó con calma mirando alrededor, en verdad que el cuarto lucía cómodo, Milo llegó segundos después desde su propia pieza. Había ido por una de sus pijamas para que su amigo la usara.

 

—Muchas gracias señor Kardia, es una habitación muy bonita —se sentó en la orilla de la cama sonriente.

 

—Qué bueno que te guste —el mayor le sonrió de vuelta.

 

—Ya vine, toma Saga estoy seguro de que esto te quedará bien —Milo le tendió las prendas al nombrado, él las tomó al ponerse de pie.

 

—Te lo agradezco mucho Milo.

 

—No hay de qué, no olvides que si necesitas algo puedes llamar a la puerta de mi cuarto. El cuarto de baño está al fondo como ya sabes —rió—, también en el cajón de la mesa de noche encontrarás lo necesario para tu aseo personal por si deseas tomar una ducha antes de dormir.

 

Saga asintió, los de cabello azul le dijeron algunas indicaciones sobre lo que podría necesitar y algunos minutos después le desearon una buena noche dejándolo sólo en la pieza para que comenzara a prepararse para descansar. Saga se cambió de ropa, cepilló sus dientes y su cabello lo ató en una trenza para que no se enredara. No tardó mucho para que decidiera acostarse.

 

El problema fue que no podía conciliar el sueño estaba en verdad nervioso por lo que acontecería al día siguiente, no pensó que los días iban a pasar tan rápido aún le costaba creer que tenía que irse a vivir a otro lugar. Serían cerca de la una cuando entre un nostálgico llanto solitario se quedó dormido; había pensado tanto en Kanon, su hermano. Cuanto iba a extrañar a su gemelo…

 

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El reinado de la luna llegaba a su fin para cederle el trono celeste al brillante sol que de a poco iluminaba la tierra proveyendo de calor y luz. En la residencia Elíseos un elegante y apuesto hombre se preparaba para salir de su hogar, según el reloj eran las 8:30 de la mañana, había tomado su desayuno hace poco y ahora ya estaba listo para partir. Hypnos se acomodaba el chaleco frente al espejo de cuerpo entero que estaba colgado en uno de los pasillos cerca de las escaleras que llevan al segundo piso, Thanatos bajaba cuando vio a su gemelo en aquella tarea.

 

—¿Vas a salir? —inquirió terminando de bajar. El rubio volteó a verlo desde el reflejo en el espejo.

 

—Iré a visitar al señor Hades para conocer los detalles del matrimonio de su hijo, ¿recuerdas? Ayer te dije que iría a verlo hoy.

 

—Claro, disculpa con tantas cosas en la mente se me había olvidado —Thanatos se quedó de pie a un lado del espejo con los brazos cruzados—, ayer me llegó una carta por la tarde —suspiró obteniendo una mirada de soslayo del abogado.

 

—¿De quién?

 

—Lune, me escribió para decirme que vendrá el martes en horas de la tarde, iré a buscarlo a la estación.

 

Los dorados ojos se sobre abrieron al recibir la noticia de que su adorado sobrino volvía de Noruega para finalizar sus estudios médicos en Grecia. El joven Lune deseaba estar cerca de su familia cuando terminara la carrera y así podría ayudar a su padre en su noble profesión.

 

—¡Esa es una excelente noticia! —celebró girando su cuerpo para sonreír al peli-plata— Por fin nuestro pequeño Lune vuelve a casa, este lugar se siente muy vacío sin él.

 

—Concuerdo contigo no es que mi hijo sea muy enérgico o dado a las emociones pero, extraño verlo leyendo en la sala o escucharlo reprender a Markino cuando hace ruido o alza la voz por algo.

 

Hypnos asintió.

 

—Eso era hilarante de ver, por cierto ya va a cumplir 22 años. ¿Aún no has pensado en buscar a alguien digno para que lo despose?

 

Thanatos enarcó una ceja interrogante de lo que decía su hermano.

 

—¿Alguien para desposar a Lune? Pues… —se puso pensativo— Si te soy sincero no lo había pensado.

 

—Deberías, ya está llegando a la edad adecuada para contraer matrimonio además de que su físico e inteligencia fácilmente podrá atraer a un buen partido —concluyó serio.

 

—Me siento como una señora hablando de estas cosas… —Thanatos se masajeó la nuca e Hypnos rió.

 

—No te preocupes, recuerda que su madre no está para que tome esas decisiones y es tu rol como padre hacerlo —le dedicó una sonrisa comprensiva a su hermano que bajó el rostro con aires de tristeza.

 

Una de las razones principales del por qué Lune se había querido especializar en su rama médica era porque su madre fue un hombre doncel de origen alemán y una fresca belleza masculina que capturó el corazón de Thanatos desde el primer momento en que lo conoció.

 

Queen Alraune, era el nombre del hombre con quien esperó con tanta ilusión a su primer hijo pero el desear un segundo fue el error que le arrebató a su amado, dejándolo solo frente a un hermoso pequeño de ojos violetas como los de su madre, y cabellos plata como los propios. Lune perdió a su madre a los dos años de edad y desde ese momento Thanatos se esforzó por darle lo mejor junto con todo su amor, no quiso volver a casarse por respeto a Queen y a decir verdad estaba mejor así.

 

Al crecer Lune, Thanatos le contó todo lo referente a Queen y su amor por las flores, mostrándole a su vez que las muchas que existían en el jardín eran porque el hermoso hombre las plantó mientras estaba embarazado de él. Cuando fue consciente el joven de cabello plata meditó que lo que le ocurrió a su madre fue porque en ese momento no se contaba con las personas correctas que estuvieran capacitadas para atender a hombres con el don de concebir vida como una fémina. Por eso y al comprender que su padre era un médico, decidió que iba a estudiar medicina especializada en la atención de individuos donceles. Así podría dar la atención y tratamientos correctos a estos hombres para evitar que la historia de su madre volviera a repetirse.

 

Thanatos al saber los deseos de su hijo lo apoyó y le permitió viajar a Noruega para que iniciara sus estudios pero ahora el chico quería volver para realizar su último año de práctica en un centro de salud griego.

 

—Gracias hermano por todo lo que me has ayudado con mi hijo. Estoy seguro de que mi amado Queen también te lo agradece.

 

Hypnos se contagió del sentimiento de tristeza del otro, se sintió culpable porque su comentario había evocado la pena de Thanatos, él no deseaba revivirle eso pero al parecer fue inevitable porque el médico lo llevaba bastante presente a pesar de que la pérdida de su esposo fuera hace veinte años atrás.

 

—No tienes nada de que agradecerme Thanatos… Discúlpame por hacerte recordar no fue mi intención —le dio unas suaves palmadas en la espalda—. Mientras esté vivo y tú me lo permitas cuidaré a Lune como si fuese mi propio hijo.

 

—Gracias hermano, tú, Asmita y Shaka nos han dado una familia a Lune y a mí —suspiró—. Por cierto, ver a su primo es uno de los grandes deseos que me expresó él en su carta.

 

El giro de la conversación cambió un poco el ánimo de Thanatos e Hypnos se mostró más tranquilo con ello.

 

—Me alegra que ese par se lleven tan bien, Shaka y Asmita volverán hoy de sus diligencias así que estará para recibir a Lune. Si lo deseas puede acompañarte a recogerlo.

 

—Me parece bien si Shaka está de acuerdo. Oye y volviendo al tema de edades, él ya ha cumplido los 23 años. ¿Tú no has pensado en algún posible candidato para que se case?

 

Hypnos meditó un poco su respuesta porque en verdad eso era algo que lo mantenía en cierto suspenso. Era consciente de que su hijo Shaka ya tenía la edad correcta para conocer a alguien pero nadie parecía convencerlo. Había conversado con el joven para saber lo que pensaba de ese asunto y lo que obtuvo por respuesta fue que sí, deseaba poder casarse pero le gustaría ser cortejado antes y no sólo ser comprometido sin más.

 

Hypnos pareció comprender eso y le dio a su hijo la posibilidad de encontrar por si mismo a la persona con la que quería estar.

 

—Si te soy honesto, dejaré que Shaka conozca por su cuenta a su persona ideal, confío en él y sé que podrá encontrar a aquel que quiera estar a su lado porque lo ama en verdad.

 

El médico miró con asombro a su igual pero luego de algunos segundos sonrió con tranquilidad.

 

—Me parece muy bien en ese caso hermano, Shaka es un joven inteligente. No dudo que pronto aparezca quien lo valore.

 

—Ojalá que sí… Bueno hermano te dejo por ahora no creo que tome mucho tiempo.

 

—Claro, ten cuidado y saluda al señor Hades de mi parte.

 

—Por supuesto, nos vemos luego.

 

Thanatos acompañó a Hypnos a la puerta éste se encaminó al coche y el otro lo vio subir para partir. El oji-gris cerró la puerta cuando el transporte se perdió por el camino, suspiró ansioso al imaginarse volviendo a abrazar a su hijo. Pero pensaba también en lo que su hermano le dijo sobre lo de una posible pareja para él, Thanatos estaba empezando a creer que debía hablar de eso con Lune y darle la misma oportunidad de su sobrino Shaka de dejarlo enamorarse por si solo.

 

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En la casona Géminis sus residentes se habían despertado y preparado desde temprano, ese día verían a uno de los suyos seguir pasos nuevos de la mano de un hombre como pocos, las emociones eran varías en esas tres personas que añoraban un buen futuro para Saga, su hijo, su hermano. Kanon en particular como si compartiera corazón con su gemelo, lloró en silencio hasta que cerca de las dos de la madrugada pudo dormirse producto del cansancio emocional, ahora lucía un poco cansado pero no por ello menos hermoso, se preparó lo mejor que pudo ya que no deseaba que la última imagen que Saga se llevara de él fuese una de pena. No, tenía que sentirse feliz por su igual aunque la tristeza de despedirlo fuera inmensa.

 

Tal como Kardia le dijo a Aspros el día anterior, Sorrento detenía el coche de la residencia Escorpio frente a su hogar con la petición de llevarles para que vieran al gemelo mayor antes de que se fuera con Aioros. Aspros bajó las tres maletas grandes que Saga preparara antes de su boda y con ayuda de Kanon y Sorrento las acomodó en el coche. Paradox miró el reloj de la sala por última vez notando las 8 con 40 minutos, su hijo y su esposo dejarían la casa de los Escorpio a las 10 de la mañana, tenían el tiempo necesario para verlo.

 

Pronto los peli-azules abordaron el transporte y se pusieron en marcha hacia su destino principal.

 

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La madera de su puerta estaba siendo tocada por los nudillos de alguien del otro lado, el hombre dentro de la habitación volteó de soslayo la mirada al lugar al mismo tiempo que dejaba salir el humo de su cigarrillo de entre sus labios con una exhalación.

 

—¿Quién es? —su voz sonó sin ánimo pero fue suficiente para la otra persona.

 

—Soy Shunrei, joven Shura. Han traído un telegrama para usted.

 

Shura apagó el cigarro en el cenicero que tenía al borde de la ventana de su habitación donde estaba sentado. Luego de eso se levantó para ir a abrir la puerta. Al hacerlo vio a la muchacha asintiendo con su cabeza a modo de saludo.

 

—¿Quién lo ha traído? —quiso saber mostrándose serio.

 

—El joven Shiryu me pidió entregárselo.

 

Al escuchar el nombre Shura se vio interesado por el contenido del mensaje. Shunrei le tendió el pequeño sobre, el español lo tomó con calma antes de darle las gracias a su empleada, ella se retiró no sin antes asentir de nuevo, yéndose a cumplir con sus demás tareas.

 

Shura pronto se vio solo con aquel papel, ansioso de abrirlo entró cerrando la puerta para ir a un escritorio que tenía frente a la cama al otro lado de la pieza, se sentó en la silla que yacía ahí y rompiendo el sobre ansiaba recibir buenas noticias.

 

Sacó el papel y leyó palabra por palabra, lentamente una sonrisa de satisfacción se formó en sus labios. Arrugó el papel en su mano derecha y suspiró.

 

—Shiryu cumplió bien con su tarea, así que Aioros volverá mañana… Imagino que de las primeras cosas que hará será venir a verme para enfrentarme por la carta que le hice llegar. Lo mejor será prepararme para lo que vendrá…

 

Shura hubo contratado a Shiryu Lóng para investigar a Aioros Sagittarius y conocer el lugar a donde estaba, el joven de origen chino logró dar con la información que el español le pedía ganando con ello una excelente paga, pronto al notar la eficiencia del chico Shura le siguió encargando diversos datos que Shiryu después de algunos días lograba conseguir y ahora no fue la excepción. Desconocía como el de largos cabellos negros lograba saber todo a tiempo pero le era de gran ayuda.

 

Ahora sabiendo que su enemigo volvía al día siguiente, no restaba más que esperar a que él mismo llegara a la boca del lobo donde con el mayor de los placeres le escupiría en la cara que Aioria se había comprometido a dejarse desposar por él.

 

—Me muero por ver tu cara al saber que tu lindo hermano será todo mío…

 

Encendió un nuevo cigarro y con la mirada afilada veía al cielo comenzando a fumar sintiendo el sabor de una posible victoria sobre quien una vez fuera su mejor amigo.

 

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Serían cerca de las nueve cuando Hypnos fue llevado a la sala de la residencia Inferno, ahora esperaba sentado en uno de los sofás a ser atendido por el empresario de cabellera azabache. Hades fue notificado por Euridice de la visita de su abogado, por lo que sin perder tiempo se dirigió a recibirlo.

 

Al verlo llegar el rubio se puso de pie para saludar al de ojos cían.

 

—Hypnos, es un gusto verte —Hades saludó al otro con un amistoso apretón de manos— ¿Qué tal la familia?

 

—Señor Hades, el gusto es mío —respondió el gesto—. Muy bien gracias por preguntar —ambos se soltaron—, me tomé el atrevimiento de venir en persona para responder a la petición que me envió en su carta ayer por la mañana.

 

Hypnos fue claro en el motivo de su visita, Hades asintió.

 

—Comprendo, si gustas podemos pasar al estudio, te daré los detalles.

 

—Por supuesto, lo acompaño.

 

Los hombres estuvieron de acuerdo y se encaminaron al lugar mencionado para tratar el tema de mejor manera, al llegar Hades abrió la puerta dejando entrar a su visitante primero cuando los dos estuvieron al interior la puerta se cerró y el oji-azul ofreció asiento al rubio.

 

—¿Gustas algo de beber? —Hades inquirió.

 

—Se lo agradezco mucho, así estoy bien —declinó Hypnos cortés.

 

—Como gustes, ¿Qué tal está Thanatos?

 

—Él está bien, le envía sus saludos.

 

—Dale los míos —Hypnos asintió con un elegante movimiento de su cabeza—. De acuerdo —tomó asiento en su silla mirando con interés al abogado al frente suyo—, pues bien ya sabes que Radamanthys va a casarse en cuatro días. No veo persona más adecuada que tú para llevar ese proceso Hypnos.

 

—Muchas gracias por pensar en mí, le aseguro que no se arrepentirá de dejar la unión de su hijo en mis manos. Aunque como sabrá para comenzar con el papeleo necesitaré algunos documentos del joven Radamanthys y de su prometido.

 

—Los de Radamanthys te los puedo entregar en este momento, pero los de su prometido no los tengo en mi poder —confesó pensativo—. Aún es temprano, creo que puedo viajar a la región donde reside Kanon Géminis y pedirle a sus padres que me faciliten sus documentos, en cuanto los tenga yo mismo lo llevaré a tu casa.

 

—Si ese es el caso me parece bien —asintió de acuerdo con la decisión del azabache.

 

—Excelente, por cierto. ¿Sabes si Thanatos estaría de acuerdo en venir como invitado y testigo? —Hades cuestionó aquello ante la necesidad de testigos que firmaran el acta. Hypnos sonrió.

 

—Sin duda mi hermano estará de acuerdo, creo que le dará un respiro a Lune al venir.

 

Lo que el rubio dijo causó curiosidad en Hades al escuchar el nombre del joven hijo de su médico de cabecera. Recordó el deseo de Pandora de que ese muchacho fuera cortejado por su hijo Minos, meditando un poco decidió que podía matar dos pájaros de un sólo tiro.

 

—¿Y eso, acaso tu sobrino ya ha regresado? —la pregunta salió como quien no quería la cosa, pero Hades buscaba respuestas.

 

—No —negaba con la cabeza—, aún no pero ya le avisó a Thanatos que vendrá por horas de la tarde este martes próximo.

 

Las finas ceja oscuras se arquearon a la par que los azules ojos se agrandaban, esa era información que daría alegría a su amada Pandora porque ella ya le había echado el ojo al joven de cabellera plata para yerno.

 

—Comprendo, me alegra que ya pronto esté de regreso con ustedes, han sido muchos años sin verle.

 

—Gracias, la verdad es que estamos muy alegres.

 

—Hypnos, por favor trae a tu esposo e hijo y ya que el joven Lune estará aquí para entonces dile a Thanatos que él y su hijo también están cordialmente invitados a la unión matrimonial de Rada. Puede que un evento así ayude a tu sobrino a que nos recuerde después de tanto tiempo.

 

La principal intención del CEO con esto era que Minos tuviera la posibilidad de reconocer y acercarse a Lune, Hades pensaba que podrían hacer muy buena pareja y deseaba que Lune no le guardara rencor a su hijo por las travesuras que le hacía de niños.

 

A Hypnos por otra parte le parecía una buena idea llevar a Lune a dicho evento para que fuese tomando confianza con el entorno.

 

—Es una gran idea señor Hades, se lo agradezco le diré a mi hermano entonces.

 

—Gracias a ti por ayudarnos, ustedes son parte de nuestra familia y confío en la calidad de su trabajo como el abogado y el médico que son.

 

Siguieron hablando de algunos detalles más hasta que Hypnos se levantó alrededor de una hora después, Hades le dio un sobre de manila con los documentos de Radamanthys y se ofreció a acompañarlo a la puerta donde el cochero de Hypnos ya lo esperaba. Se despidieron y al ver como el trasporte del visitante se alejaba, el azabache se fue a buscar a su esposa para informarle que iría a la región vecina para hablar con sus consuegros.

 

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A las 9 con 18 minutos de la mañana Kardia pudo ver desde su ventana que daba la vista del camino principal, como el coche de su familia empezaba a llegar. Ya sabía que se trataba de su amigo, junto con su esposa e hijo menor, el abogado estaba en la habitación que compartía con su esposa que si no mal estaba regresaría entre miércoles y jueves de la semana entrante. Tomó su reloj de bolsillo antes de salir de la pieza para avisarle a Saga que su familia acababa de llegar.

 

En el comedor de la casa aún se encontraban los recién casados en compañía de Milo, el desayuno terminó un cuarto a las ocho pero quisieron quedarse ahí a esperar la llegada de Aspros, Paradox y Kanon. Aioros terminó de acomodar su equipaje la noche anterior antes de dormir por lo que ya tenía todo listo, ahora estaba comentándole a los menores sobre la región donde el había nacido y crecido y para su fortuna Saga se mostraba muy interesado. En eso se iba el tiempo junto con una taza de chocolate caliente cuando Kardia volvía al comedor con un anuncio para el gemelo.

 

—Saga, hijo tus padres y hermano acaban de llegar.

 

Al escuchar lo que Kardia dijo Saga se puso de pie con velocidad y los ojos brillantes.

 

—¿Ya están aquí? —estaba ansioso de ver a su familia, se le notaba en sus gestos y en su voz. Kardia asintió sonriente. Saga no quiso esperar nada, pidió las disculpas del caso y salió del comedor para ir a la sala donde ya sus parientes estaban siendo cortésmente recibidos por la joven y dulce Esmeralda.

 

—¡Papá, mamá, Kanon! —Saga casi corrió al encuentro de los nombrados.

 

Paradox fue la primera en estrechar en sus brazos al muchacho, seguido de Kanon y al final Aspros se unió al abrazo. Para Saga estar con los suyos le llenaba de alegría.

 

—Mi niño… —la fémina lo apretujó más— ¿Pudiste descansar? —le sonreía mirándolo a la cara y Saga asintió también con una sonrisa.

 

—Me alegro pequeño.

 

—¿Ya estás listo hermano, para tu viaje?

 

La pregunta de Kanon hizo que el mayor se separara de su madre, para verle a los ojos. Los gemelos tenían mucho dentro de ellos en ese momento pero lo mejor que podían hacer era mostrar su mejor cara al contrario.

 

—Quizás nunca voy a terminar de estar listo Kanon, pero sé que teniendo miedo e inseguridades no voy a llegar a ninguna parte —le regaló una sonrisa cargada de sinceridad que contagió al menor—. Estoy dispuesto a dejar mi zona de confort de lado para conocer lo que el futuro me tiene preparado, quiero vivir esto de la mejor manera y pondré de mi parte para que sea así.

 

—Escucharte hablando así me hace comprender lo fuerte y valiente que eres Saga, vívelo, vive este nuevo capítulo de tu vida lo mejor que puedas y se feliz, porque si tú lo eres yo también lo seré aunque estemos lejos.

 

Un emotivo abrazo cerró la promesa de los dos hermanos. Sus padres, los Escorpio y Aioros veían todo sintiendo que las cosas en la vida de Saga marcharían bien dándoles paz al saber que no estaba triste al seguir un rumbo distinto del que imaginó tener.

 

El tiempo pasó entre recuerdos y charlas hasta que dieron las diez de la mañana, Aioros anunció que era hora de irse a la estación del tren porque el que los llevaría a su destino saldría a las once con quince. Sin demorar Kardia ofreció sus dos coches para que tanto los Géminis, él y Milo fueran a la estación a despedir a la nueva pareja como se debía.

 

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Pandora iba y venía pensativa de lo que su esposo le comentó querer hacer. Hades había llegado al jardín donde su amada estaba cortando algunas flores, la abrazó y besó obteniendo el mismo amor en respuesta, después de saludarla tan a su manera le comentó sobre la visita de Hypnos y la necesidad de hacerse con los documentos pertinentes de Kanon para el procedimiento que el rubio debía realizar antes de la firma del acta. Ahora la alemana pensaba que tan correcto sería que Hades fuera en persona a solicitar aquello al matrimonio Géminis.

 

—Debimos pensar en esto el día en que se acordó el compromiso… —ella se detuvo para ver a los ojos del hombre con preocupación.

 

—Lo sé —resopló— pero aún estamos a tiempo de conseguir esos papeles, además sólo están a una hora de aquí en coche, no tomará mucho tiempo, mi reina —Hades intentaba convencer a Pandora pero ella no estaba segura del todo.

 

—No lo sé cielo, ¿no sería mejor enviar al mensajero con una nota nuestra? —jugaba con sus manos en señal de inquietud.

 

—Lo sería si de tratara de algo informal, pero en este caso es mejor que vaya personalmente.

 

—Veo que no hay opción… Pero no pienso dejar que vayas solo, creo que sería muy bueno que Radamanthys te acompañara —sonrió entusiasmada, a Hades no le pareció una mala idea por lo que asintió en afirmación.

 

—Es una buena idea amada mía, iré a hablar con él para decirle que me acompañará. Iremos después del almuerzo, así tendremos algo de tiempo para que Rada no llegue con las manos vacías. Además, tengo que comentarte de algo que te agradará saber.

 

Pandora entendiendo a lo que el azabache se refería se vio emocionada y el deseo de saber lo que su esposo le diría la puso ansiosa, también deseaba poder ver aquella escena que se dibujaba en su mente donde su hijo le daba un presente al gemelo menor, su imaginación no se hizo esperar, pero por el momento ella no podría estar presente, pero de igual modo como buena madre deseaba que a su hijo le fuera bien con el hermoso joven Kanon. La pareja se besó con dulzura antes de que él se marchara al interior de la casa con la intención de encontrar a su hijo mayor. Al parecer Radamanthys volvería a ver a su bello prometido un poco antes de lo planeado.

 

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Según el reloj de la boletería en la estación faltaban diez minutos para las once de la mañana el matrimonio acababa de comprar los boletos, y ahora todos los de cabelleras azules junto con el castaño caminaban a la plataforma lateral que es donde iban a esperar a que su tren llegara. Mientras los minutos avanzaban sin reparo, los padres de los gemelos comenzaron a desearles lo mejor a su hijo y a su ahora esposo.

 

—Cuide mucho de mi niño por favor joven Aioros —Paradox había comenzado a sollozar presa de las muchas emociones que se arremolinaban en su pecho ante la inminente partida de uno de sus amados hijos—, le confiamos a uno de nuestros mayores tesoros y deseamos que ustedes se amen y complementen en las buenas y en las malas.

 

Aioros asentía a las palabras de la dama pues Saga ahora era su tesoro también.

 

—Pierda cuidado, mi lady, cuidaré y amaré a su hijo mayor con toda la fuerza de mi ser, le aseguro que no le faltará nada ni en lo material ni en lo emocional.

 

—Gracias por todo madre, padre…, hermano, pronto recibirán mis cartas —con una sonrisa y lágrimas comenzando a formarse en su ojos, Saga abrazó a sus papás con fuerza para llevarse consigo la calidez de ambos en su cuerpo. Al separarse, Kanon estaba frente a él con los brazos abiertos, Saga sin pensar dos veces se abalanzó a él para unirse como tantas otras veces. Ya se habían dicho en la residencia Escorpio todo lo que tenían en sus pechos, ahora era un abrazo de despedida y buenos deseos en silencio y dichos en la mente.

 

—Te haré llegar mis cartas hermano, pero no te tardes en responderme —rió el mayor mirando a su reflejo a los ojos pero sin soltarse. Kanon asintió.

 

—Te prometo que te responderé el mismo día que reciba tu carta Saga, cuidate mucho… —Kanon apretó el cuerpo idéntico y Saga respondió de igual modo. Al final se soltaron con una sonrisa de esperanza, ahora el turno de abrazarlo era de Milo.

 

—Muchas gracias por todo amigo, también voy a escribirte.

 

El de ojos turquesa sonrió de lado al mismo tiempo en que asentía.

 

—Tienes que hacerlo, así podré responderte y contarte las cosas que lleguen a ocurrir.

 

—Oh sin duda tienes que contarme sobre… —en este punto Saga se acercó a la oreja izquierda de Milo para susurrarle cómplice— Cómo avanza tu relación con el joven Camus.

 

Cuando Saga se alejó y dejaron de abrazarse, rió divertido al ver el rostro rojo y avergonzado de Milo.

 

—¡Oh, si que eres directo!

 

Ante la expresión y el sonrojo del joven todos los presentes rieron de buena gana. Era gratificante recibir una despedida de una forma tan familiar y amena, pero el tiempo no perdona y el característico sonido del tren acercándose los regresó a la realidad de todo. El elegante transporte se detuvo frente a ellos con lentitud, rechinando las metálicas ruedas sobre los hierros de las vías. Saga dedicó una sonrisa triste a todos, Aspros le dio un último abrazo seguido de Kardia que le deseo un buen viaje y el volver a verlo pronto, el abogado le deseo lo mejor y luego se despidió de Aioros con un fuerte abrazo diciéndole que era bienvenido en su casa de nuevo cuando quisiera, el castaño agradeció y contestó con empatía que sería un gusto recibirlo a él y a su familia en su hogar cuando gustasen también.

 

El joven de rebeldes cabellos azules y ojos turquesa también le abrazó despidiendo a un buen amigo que sin duda no era lo que esperaba y estaba feliz por eso. Los padres, hermano y amigos vieron subir a la pareja al tren mientras que su equipaje era cargado por los empleados del servicio. Aioros y Saga se acomodaron en un espacioso vagón del lado derecho para poder despedirse de todos desde la ventanilla.

 

Minutos corrieron para que los lugares se llenaran por los viajeros y luego el rugido de la maquina anunciando al viento que era hora de marchar, los hierros que rodeaban las ruedas de a poco se fueron moviendo tomando velocidad. Los que se quedaban en la plataforma despedían a sus seres queridos con pañuelos y las manos al igual que los que ya se iban sacudían sus manos a través de las ventanas abiertas. Saga se despidió una última vez con lágrimas en sus ojos de aquellas personas que formaban su mundo y que cada vez más quedaban difuminadas en la lejanía de la distancia. El tren se movía más rápido hasta que al final la imagen de su familia y amigos fue sustituida por borrosos paisajes de lo que serían construcciones en las que ya no quiso reparar.

 

Se alejó de la ventana para tomar su lugar frente a su esposo quien le veía con el pesar de ver a su amado llorando de tristeza.

 

Aioros en silencio se movió de su sitio para sentarse junto al gemelo a su lado izquierdo y así poder acunarlo y recostar su bello rostro en su pecho, le acariciaba las azules hebras intentando reconfortarlo de alguna manera.

 

—Mi príncipe no puedo pedirte que no llores ya que aunque no estoy en tu lugar sé que amas a tu familia, pero deseo que creas en mí cuando te prometo que volverás a verlos pronto…

 

Saga levantó el rostro y con una sonrisa temblorosa producto de su llanto asintió dando a entender que él le creía y sabía que sus promesas eran verdaderas. Aioros le besó la frente y lo tuvo abrazado por algún tiempo hasta que se dio cuenta que el menor se había quedado dormido, lo acomodó mejor y le permitió dormir usando su pecho como almohada.

 

En la plataforma por otro lado, Kanon estaba siendo abrazado por Milo, éste lo felicitaba por la fortaleza que demostró, ahora el menor de los hermanos lloraba lleno de sentimiento, Aspros consolaba a Paradox en lo que Kardia veía como el tren se alejaba de su campo de visión hasta desaparecer como yendo hacia las nubes…

 

 

Notas finales:

Gracias por leer, perdón por si hay algunos errores de dedo, es que al ser un cap de 21 páginas es más difícil que no se escape algún dedazo por ahí. Muchas gracias por leer, nos leemos el lunes 1 de junio. Se les quiere ^^


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