Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bajo el perdón de Dios por Anndiee

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

"Quien no es consciente de los errores de su pasado... cometerá esos mismos errores en su futuro"...


Akihito caminaba tranquilamente hacia su habitación. Su cuerpo pesaba y solo deseaba dormir, ya que había sido días agotadores... reorganizar el consultorio, llevar comida a escondidas a Ryuichi, sanar múltiples golpes de los reos y lidiar con el ruso y sus demandas. Todo eso sumado agotaba demasiado al joven médico.


Antes de llegar a la puerta de su habitación, escucho extraños sonidos. -¿Qué es ese ruido? Akihito camino hacia el origen del sonido. -¿Son golpes? Susurro estando de pie frente a la puerta de Valentino.


El rubio titubeo, tal vez no sería buena idea abrir la puerta de imprevisto, pero si tocaba, tal vez no descubriría lo que estaba sucediendo.


En esos instantes, se escuchó ese sonido más gemido de dolor. -¿Alberto estas bien?


Akihito se sorprendió a ver semejante escena. -¿Qué demonios haces? Grito mientras le quitaba el látigo al italiano.


-¡Es mi castigo! Alberto hacía gestos de dolor.


-¿Castigo? ¡Estás loco! Tu espalda está cubierta de sangre. Akihito ayudaba a Valentino a colocarse de pie y recostarlo en la cama, ya que se encontraba arrodillado frente a un pequeño altar que tenía en su habitación.


-Mi cuerpo es demasiado lujurioso, debo de castigarlo... lo que he hecho no está bien, es pecado. Las palabras del italiano sonaba atormentadas y su mirada era triste.


-No de que hablas, pero debo de curar tus heridas, ya vuelvo. Akihito hablaba calmadamente, trasmitiendo tranquilidad.


El rubio llego rápidamente a la habitación con todos los implementos necesarios para curar al sacerdote. –Alberto, voy a empezar a limpiarte, te va doler demasiado, tratare de ser muy cuidadoso.


-No te contengas, merezco esto.


-Deja de decir idioteces, no veo porque debes de merecer esto.


-Este cuerpo lujurioso tuvo sexo con uno de los presos de este lugar.


-¿Cómo? Eso es imposible, todos ellos están medicados.


-Lo senté encima de mí y embestí su cuerpo con tanta pasión, tantas veces que se sintió muy bien... aunque su pene no mostraba ninguna señal de placer, sus gestos y gemidos si lo hacía.... Aunque sé que esto está mal y es pecado, no puedo dejar esa adicción que tengo con su cuerpo.


Akihito estaba demasiado sorprendido ante las palabras del sacerdote. -¿Cómo inicio esto?


-Cuando lo vi por primera vez, me cautivo por completo, parecía un animalito salvaje peleando y sobreviviendo en este mundo; después, él fue yendo poco a poco a la capilla y empezamos hablar de todo y de nada al mismo tiempo... hablamos de nosotros.


Akihito empezó a recordar que veía demasiado a uno de esos presos en la capilla. –Es 8347 ¿cierto?


El cuerpo de Alberto se tensiono.


-Ya termine, te inyectare un sedante para que descanses... no te preocupes todo estará bien.


-Gracias. Susurro el italiano, mientras cerraba poco a poco sus ojos.


Akihito espero a que el sacerdote se durmiera; luego camino rápidamente hacia la habitación del ruso, toco bruscamente su puerta.


-¿Qué demonios te ocurre? ¿Por qué me despiertas a esta hora? Yuri se veía molesto y ofuscado.


-Necesito un permiso especial... necesito que me abra la celda donde esta 8347 ahora mismo.


-¿Para qué? El ruso sonrió con malicia al ver el rostro molesto del menor.


-¡Por favor!


-¡Esta bien! Yo mismo te la abriré. Responde el director de la prisión mientras caminaba hacia donde estaban las llaves todo el lugar.


Ambos caminaron por los largos pasillos de la prisión en total silencio. –Puedes entrar. Exclama el ruso abriendo la reja totalmente.


Akihito no dudo entrar, rápidamente se dirigió hacia donde estaba Ranmaru dormido. Acto seguido, le quita la desgastada manta, lo agarra del cuello de la camisa, lo levanta y lo estrella contra la pared más cercana.


-¡No te le vuelvas acercar! ¡Te lo prohíbo! Susurro Akihito cerca del rostro del contrario.


-¿Qué demonios te pasa? Ranmaru agarra al rubio de sus brazos, intentado zafarse.


-¿Qué ocurre? Asami se levantaba algo soñoliento. -¿Akihito? ¿Qué haces aquí? fue acercándose hacia ambos.


-¡Sabes perfectamente de lo hablo! Más te vale que te alejes. Sin soltar a Ranmaru, el rubio ignoraba a Asami, mientras que Yuri se reía por la divertida escena.


-Quien demonios crees....


-Basta ya. Asami agarra de la cintura a Akihito y lo aleja de Ranmaru.


-¡TÚ A MÍ NO ME TOQUES! Asami fue bruscamente empujado. -¡Estas advertido! El joven médico señalo a Ranmaru antes de salir de la celda.


-¿Qué le hicieron al médico para que este tan furioso? Preguntaba Yuri, burlándose de ambos, mientras cerraba la celda. -¡Que divertido!


-¿Qué estupidez hiciste? Pregunta Asami bastante molesto.


Ranmaru solo lloraba, ya había entendido el porqué de la reacción del médico.


-Maldita sea, ya cállense, dejen dormir.


-¡Demonios! Asami estrello su puño contra la pared, soltando toda su frustración.


****-****-****-****


Siempre tuve un cuerpo bastante lujurioso y carente de placer... placer que solo es saciado con el cuerpo de otro hombre siendo embestido por mí.


Fue así desde que entendí que me atraían los cuerpos de otros hombres, cuando empecé a ver a mis compañeros con deseo.


Pero eso no está bien, no es normal... es abominable... es enfermo, es pecado y Dios no ve con buenos ojos que yo sienta ese tipo de deseos carnales... por eso debo ser castigado.


Por eso mi madre, me castigo cuando me encontró teniendo sexo con un compañero de la escuela. Debía ser curado de esta repugnante enfermedad, por eso decidí ser sacerdote y entregarme a Dios, para pagar mi asqueroso pecado... debía de alejar esos malos pensamientos de mi...


-Tuviste mucha fiebre durante la noche. ¿Cómo te sientes? Takaba cambiaba la toalla húmeda.


-¡Akihito! ¿Cuidaste de mí toda la noche?


-¡Si! ya que te considero como un amigo.


-Gracias


-Susurraste cosas interesantes durante la noche. Akihito se sentaba al lado de Alberto mirándolo fijamente. –Ser homosexual no es una enfermedad, aunque eso no es normal tampoco.


-Es un pecado.


-Lastimarte no es un buen castigo tampoco.


-Es el castigo que merezco por desear el cuerpo de otro hombre, pero lo que siento por Ranmaru y lo que sentí por mi compañero de colegio, es tan extraño.


-¿Qué paso con ese compañero tuyo?


-Mi madre lo acorralo a tal punto que él prefirió suicidarse, lo expuso y humillo públicamente. Las lágrimas del italiano empezaron a humedecer su rostro.


Akihito soltó un suave suspiro. –Aunque no es normal sentir atracción por otro hombre, es evidente que lo sentías por ese compañero de colegio es amor y no creo que eso este mal.


Alberto solo guardo silencio ante las palabras de Akihito.


-¿El que estés aquí tiene que ver con tu autocastigo?


Valentino sonrió ante la pregunta del rubio. -¡No! El vaticano me castigo por casar a una pareja de mujeres.


-¿Qué hiciste qué? Akihito soltó una suave risilla. –Que osado eres.


-No me arrepiento, ambas se miraban con mucho amor mientras decían sus votos... mi madre intervino con un arzobispo para no ser excomulgado y solo fuera castigado, por eso estoy aquí.... -¿Por qué no es normal enamorarse de la persona del mismo sexo?


Akihito no supo dar una respuesta inmediata. –Porque la sociedad y la iglesia lo dice... ¿tal vez?


****-****-****-****


Akihito fue hacia su consultorio después de dejar a Alberto dormido. La pregunta que había hecho seguía rondando en su cabeza.


-¿Viejo... que le ocurre? El rubio camino rápidamente hacia el viejo alemán.


-Por favor llama a Ryuichi, el viejo soldado nazi tomaba arcadas de aire. –Quiero despedirme de él.


"Tiene que ser una maldita broma" pensó Akihito mientras comprobaba que el viejo agonizaba. -¡Esta bien!


El rubio salió del consultorio y fue a buscar a un guardia.


-Podrías por favor ir por 1029, el viejo nazi desea despedirse de él... se está muriendo. Akihito se acercaba a Kou.


-Pero, no creo que al director le agrade la idea, Respondía Kou algo nervioso.


-No te preocupes, yo me encargo de él.


-Está bien.


Pasaron varios minutos y Asami entra al consultorio de manera brusca. – ¡Viejo! Fue acercándose hacia él.


Akihito prefirió dejarlo solos.


-Ya te vas a ir a descansar ¡eh! Asami le regalaba una cálida sonrisa al viejo.


-No...no creo que eso ocurra, iré al infierno... mate a muchos niños judíos en esas cámaras de gases. El alemán trataba de respirar.


-No tuviste elección.


-Siempre la hay...eso creo.


-Viejo yo...


-Quería agradecerte por cuidarme en este lugar y no juzgarme por lo que hice... te recomiendo que trates de llevarte bien con el médico, tiene una sonrisa que hace olvidarte de todo lo malo.


-Eso es imposible, él es muy difícil. Asami sonría ante las palabras del viejo.


-No lo es, es obvio que algo lo perturba, pero es buena persona.


-Viejo... hablas de más, es hora de que partas.


El viejo nazi solo sonrió ante esas palabras, su cuerpo ya no pesaba, al contrario flotaba y sintió paz por primera vez en mucho tiempo... "con que esto es la muerte...ehhh" fue su ultimo pensamiento antes de dar su último respiro.


Después de varios minutos, Asami salió del consultorio, topándose con Akihito, quien estaba al lado de la puerta.


-Ya... ya murió.


Akihito ignora Asami girando su rostro.


-Lo que hizo Ranmaru no tiene que ver conmigo.


-Por mí los dos se pueden ir al infierno. Responde Akihito ingresando al consultorio.


Asami se ofusco por el comportamiento del menor, rápidamente lo agarra del cuello de su camisa y lo acorrala contra la pared. –Ya estamos en el infierno.


-¡Le exijo que me suelte!


Asami ignora la orden y solo besa apasionadamente al rubio, quien le daba puñetazos a la espalda de este. Poco a poco fue cediendo y abrazando con fervor el fuerte cuerpo del mayor.


No solo el cuerpo de Alberto era lujurioso, el suyo también lo era, concluyo Akihito mientras permitía que Asami lo siguiera besando.


Continuara...


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).