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"De cangrejo, a mi doncella" por darkness la reyna siniestra

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Notas del fanfic:

Saint Seiya es propiedad de MAsami Kurumada y Toei Animation y no gano ningún lucro usando a sus personajes más el de regalarles un ratito de lectura a las personitas que gustan leerme. Muchas gracias.

Notas del capitulo:

En este fic habrá un triángulo amoroso jejeje. Ojalas les guste.

- 🌸 -

En los tiempos de paz se dice que hay más tiempo libre del que en verdad se gustaría tener y Deathmask de Cáncer era la confirmación de ello puesto que, el joven hombre solía aburrirse como una ostra en su templo luego de los entrenamientos que a pesar de todo no abandonaban la rutina de los santos atenienses.

Los demás caballeros tuvieron que buscar ocupaciones o hacerse de más contacto entre ellos para evitar caer en las garras de la monotonía, pero al canceriano ya le había aburrido pasar tiempo con su amigo Afrodita de Piscis y a su criterio Shura tampoco hacía algo realmente interesante, logrando que su hartazgo por hacer lo mismo día con día lo llevara a un terreno peligroso. Y es que Death desde hace un corto tiempo hubo desarrollado un extraño gustillo por importunar a las amazonas que entrenaban cerca del coliseo.

Al ser tiempo de paz entre los ejércitos de los dioses, las leyes del Santuario dejaron de ser tan estrictas y por eso es que caballeros de diversos rangos se juntaban más a menudo que en antaño. Es decir que ya no había mayor problema cuando hombres de bronce, plata u oro se acercaban al territorio de las guerreras, ellas ya no se mostraban amenazantes con sus compañeros y en parte fue esto lo que le facilitaba al italiano darse una vuelta por el sitio para molestia de las mujeres.

Se pensaría que Deathmask iba hasta ahí con la intensión de coquetear con alguna de las muchachas pero no, iba únicamente con la intensión de provocarlas criticando los movimientos y estrategias en combate que estaban practicando. El peli-azul parecía más un duro entrenador de un equipo deportivo, que un simple espectador y con el tiempo las guerreras se estaban cansando.

—¡Hey, Shaina! —le gritaba a la italiana desde unas graderías cercanas, la muchacha en posición defensiva le miró con impaciencia debajo de la máscara— ¡Eres demasiado lenta, así fácilmente te patearán el trasero! —rompió en risas burlescas aumentando el enojo de la cobra.

—Ese maldito… —susurró furiosa— ¡Ya me tiene harta!

—Calmate Shaina —le aconsejaba su contrincante Marín—, lo que él quiere es hacerte enojar y lo está consiguiendo no le des ese gusto. Concentrate y olvidate de que está aquí.

Las palabras de la japonesa llegaron efectivas al cerebro de la italiana, suspiró más calmada asintiendo para pronto adoptar una posición de ataque enfocándose en el entrenamiento que estaban teniendo. Ambas amazonas empezaron a entregar el todo por el todo con ágiles movimientos destinados a defenderse y atacar a la contraria, al mismo tiempo en que Deathmask se acercaba un poco más para molestar mejor.

—¿A eso le llamas un golpe, Marín? ¡Vaya que ustedes en verdad son débiles! —se mofó desconcentrando a la pelirroja quien recibió al momento un fuerte golpe en el área del estomago cortesía de Shaina.

La de Aguila salió despedida varios metros atrás por la fuerza del golpe, Shaina pensaba que ella podría esquivarlo pero cuando Death le habló la sacó de su enfoque haciéndola recibir todo el impacto de lleno. La peli-verde se preocupó al ver caer a su compañera de forma dolorosa y corrió a auxiliarla.

—¡Marín! —llegó junto a la otra para asegurarse de no haberla lastimado seriamente— Marín perdóname pensé que esquivarías mi ataque… —le decía apenada, Marín tocia.

—N-no te p-preocupes Shaina… no fue tu culpa, me desconcentré… —ella comenzaba a sentarse sobre la arena para recuperar un poco del aire perdido.

Ambas cayeron en la cuenta de quien fue el verdadero culpable de todo aquello al escuchar las risas ahogadas del guardián de la cuarta casa. Shaina le veía con rabia y en un arranque de ira se levantó de donde estaba y se dirigió con velocidad a encarar al italiano.

—¡Tú, maldito estúpido tuviste la culpa de que Marín esté lastimada! —exclamó con todo el deseo de matar al peli-azul que no dejaba de reír.

—¿Acaso yo la golpee? Estás loca, si ella no fuera tan débil y tú no tuvieras aires de grandeza nada hubiera pasado —le sonrió con altanería—. Además deberías agradecerme, porque gracias a mí conseguiste tocarla. Eres demasiado lenta… —se cruzó de brazos restandole importancia a los acontecimientos.

Shaina ahora si tenía toda la intención del mundo de arrojarse encima de Death pero Marín que se acercó a pasos lentos logró detenerla a tiempo.

—¡Suéltame Marín, voy a poner a este idiota en su lugar! —vociferaba luchando para liberarse del agarre de la otra.

Death por su lado las miraba con prepotencia.

—Suéltala, quiero ver si así como ladra muerde —le dijo a la pelirroja que aplicaba mayor fuerza a su agarre.

—¡Por Athena, Deathmask! —Marín estaba desesperada y molesta con el hombre— ¿Qué es lo que ganas fastidiando? Mira como pones a Shaina.

El alboroto que los tres estaban teniendo llamó la atención de dos santos que caminaban cerca del lugar, ambos voltearon a verse interrogantes de lo que podrían ser esos gritos que se escuchaban no muy lejos de ellos.

—¿Qué estará pasando allá? —cuestionaba el mayor haciendo sombra con su mano derecha para poder ver hacia el punto de los gritos sin que el sol le dejase ciego.

—Quizás alguien se esté peleando —respondió el otro con rostro preocupado.

—Será mejor que vayamos a ver, puede que necesiten ayuda o algo —se puso en marcha para llegar al lugar pero el otro lo tomó del brazo para detenerlo.

—¿Estás seguro Aioros? Quizás no sea algo grave y vayamos a meternos para nada.

—Hay que cerciorarnos Aioria, ven vamos.

Y no hubo nada que el de Leo pudiera hacer para que Aioros cambiara de opinión, se encaminaron a donde estaba el escándalo que cada vez se escuchaba más cerca. Al llegar vieron con asombro como Shaina atacaba a Death pero él la esquivaba a la perfección mientras que Marín le pedía a su compañera que se detuviera.

Cuando la cobra iba a asestarle un puñetazo veloz al de Cáncer, éste la tomó del brazo y con fuerza la arrojó por los aires consiguiendo que la peli-verde cayera aparatosamente unos metros más allá. La amazona de Aguila corrió para ayudar a su amiga.

—¡Shaina! ¡Shaina!

—¡Deathmask! —escuchó que le llamaban, al voltear se encontró con un molesto Aioria que se acercaba en su dirección con prisa.

—Tenían que aparecer ustedes —dijo con fastidio el cangrejo al notar que también Aioros estaba ahí.

—¿¡Qué diablos estás haciendo!? —Aioria exigió saber a los gritos al estar frente a él.

El arquero por otro lado fue a ver que todo con la amazona peli-verde estuviera bien.

—¿Tú qué crees, gato? —dijo irónico—. Pongo a prueba la fuerza de esas dos pero vaya que me han decepcionado, las mujeres son demasiado débiles para ser guerreros.

—¡De qué hablas! Ambas son realmente fuertes, incluso más que tú —Aioria le veía con una mirada enojada—. Es más quizás deberías ser una mujer para que así tengas esa fuerza y poder que te hace falta —le sonrió burlón.

—¿¡Qué dices!? —los ojos azules refulgieron en rabia— Maldito gato, si yo fuera una mujer te aseguro que sería el doble de fuerte que ese par juntas.

—Sí claro… —entornó los ojos con fastidio— Si tuvieras la suerte de ser una, serías la típica damisela en peligro a la que un príncipe debe ir a salvar —rió al imaginarse a Death con un vestido.

El italiano iba a acotar algo en respuesta a la burla del otro pero Marín y Aioros que se acercaba con Shaina tomada de la cintura, y con un brazo de ella sobre su cuello los hizo callar. Al estar frente a ambos el arquero habló:

—Aioria, no sé como pero lleva a Deathmask a la cámara de Athena ahora mismo, ayudaré a Shaina a llegar y Marín vendrá con nosotros en este mismo momento —concluyó con tono serio.

—¿Qué te hace creer que iré con ustedes a algún lado? —contestó Mask desafiante, ganándose la mirada intimidante del griego mayor.

Marín y Shaina le contaron a Aioros lo que ocurrió cuando Cáncer apareció, ellas aprovecharon también para comentarle que estaban cansadas de ser molestadas por él ya que siempre las subestimaba y las trataba como si fueran mujeres comunes y corrientes cosa que a ambas las sacaba de sus casillas.

—Irás por las buenas Deathmask, o te juro que yo mismo te llevaré a rastras…

La mirada que le dio el castaño le heló la sangre, no lo admitiría pero no creyó experimentar una sensación semejante por un gesto venido de Aioros. Pensó que aunque no le agradara era mejor hacer las cosas por las buenas.

—Está bien hermano, vamos detrás de ustedes —respondió Leo tomando al más bajo del brazo para empezar a caminar.

Los otros tres se adelantaron para poder llegar a su destino, el noveno custodio tenía denuncias que hacerle a su diosa, no podía permitirle a Cáncer que tratara a los caballeros femeninos de menos cuando en más de una ocasión demostraron ser tan fuertes y valientes como ellos en batalla, las jóvenes no se merecían ese trato ni de Death ni de nadie.

—Puedo caminar solo. ¿Sabes? —se quejó pero Aioria lo jaló con más fuerza.

—¡Cállate! Tu estúpido comportamiento ha hecho enojar a Aioros, y créeme no lo has visto enojado… Da miedo…

Death alzó una ceja pero admitía que el otro chico tenía razón, si Aioros lo intimidó simplemente con su mirada, no quería saber como era estando en verdad enojado.

Tras caminar por un tiempo, subir las escaleras y decir más de lo realmente necesario a los custodios de los templos que los cinco atravesaban, llegaban por fin a la cámara de la diosa pero no llegaron únicamente los involucrados desde el principio. El estado de Shaina y el que Aioria llevara casi a rastras a Deathmask provocó la curiosidad de los demás hombres y por lo tanto muertos de curiosidad, siguieron en murmurante peregrinación a los tres dorados y las dos amazonas con la intensión de enterarse de lo que pasaba.

Athena que estaba conversando con Shion sobre la calma que llenaba su Santuario desde que todo entre ella y los otros dioses se hubo arreglado, se quedó sorprendida mirando como ante ella llegaba el caballero de Sagitario visiblemente molesto cargando desde la cintura a la amazona de Ofiuco. La joven lucía un poco adolorida sin embargo caminaba con algo de lentitud. Detrás de estos venía Aioria forcejeando con Máscara de Muerte porque el peli-azul quería soltarse del agarre que el menor ejercía sobre su brazo izquierdo. Pero eso no era todo, hasta Shion agrandó los ojos por la sorpresa de ver entrar también al resto de dorados que hablaban unos con otros sin que se les entendiera ni media palabra.

Pronto el salón se llenó de voces que desesperaban a la deidad.

—Diosa Athena, hoy vengo ante usted con una queja y una petición —expresó el arquero después de hacer una leve reverencia aún sosteniendo a la muchacha.

—Aioros… —se acercó Athena— ¿Qué le ha ocurrido a Shaina? —con suavidad examinó a la nombrada, misma que le respondió.

—Athena, Aioros me ha ayudado a venir frente a usted para pedirle un castigo hacia Deathmask —expresó con la voz cargada de enojo.

Los ojos cían se agrandaron y se viraron al susodicho que todavía discutía con el de Leo.

Mientras tanto los demás guerreros seguían hablando entre ellos deseosos de saber que pasaba con sus compañeros.

—Caballeros míos guarden silencio por favor —pidió al fin de tanto con voz calma, los hombres obedecieron y callaron.

—Mi señora —se acercó Mu—, discúlpenos es que nuestros compañeros han pasado por nuestras casas con actitudes extrañas y hemos venido para saber si hay algún problema o amenaza.

Los demás asintieron a lo dicho por el carnero, claro no es que fueran a decirle a la chica abiertamente que estaban ahí porque eran una bola de curiosos que ansiaban saber por qué el centauro estaba tan molesto y el cangrejo era prisionero del león. No, no, las apariencias ante todo.

—Comprendo sus intenciones Mu, pero deben mantener el orden o no podremos saber lo que sucede —respondió ella con una sonrisa—. Ahora —miró a la pareja frente a sí—, ¿podrían explicarme el por que desean que castigue al caballero de Cáncer? —preguntó extrañada.

—¿Castigo? —interrogó preocupado Death quedándose quieto por completo pero duró poco porque en un descuido del oji-verde, corrió a donde estaba la japonesa— ¡Cómo qué un castigo, están locos! —exclamó molesto.

—Deathmask, calmate. Antes que nada déjame escuchar lo que tus compañeros tienen que decirme —tranquilizó pero el italiano echaba chispas del enojo.

—Lo que pasa señorita Athena —se acercó Marín—, es que este caballero lleva algún tiempo yendo a nuestro territorio, aprovechando que ahora las leyes del Santuario no son tan aprensivas como antes para provocarnos —terminó molesta.

—¿Quieres decir qué en lugar de estar en su templo, Death se la ha pasado molestándolas? —ahora el indignado era el patriarca que miraba con reproche al peli-azul.

—¡Así es! —contestó Shaina— Llega a interrumpir nuestro entrenamiento, llamándonos débiles y burlándose de nuestras técnicas y habilidades. Hoy me ha sacado de quicio porque por su culpa lastimé a Marín. ¡Y al enfrentarlo en un combate, me ha arrojado por los aires!

Los demás dorados en el sitio comenzaron de nuevo a murmurar indignados y molestos.

—¿Eso es un combate para ti? —le preguntó Death con mofa— A mi me parecieron puros berrinches…

—¡Basta! —le gritó Aioros— Señorita Athena el comportamiento de Deathmask debe ser detenido.

—Oye, si estuvieras en mis zapatos hubieses hecho lo mismo —se defendió—. ¿Sabes lo aburrido que es estar encerrado en el templo sin hacer nada?

—Pero el que estés aburrido no te da derecho de molestar a nadie —la pelirroja le debatió.

—Y eso no es todo Athena —aportó Aioria—, Death piensa que las amazonas son débiles y sin el suficiente poder para ser guerreras.

Ante las palabras del griego la deidad frunció el entrecejo.

—¿Por qué piensas eso, caballero de Cáncer? —le increpó— Shaina y Marín junto con sus compañeras han demostrado de muchas formas que son fuertes y leales.

—Lamento decirlo Athena —comenzó el crustáceo—, pero las mujeres no tienen la fortaleza que nosotros como hombres tenemos para ser guerreros.

La mirada de la virginiana se afiló y con una sonrisilla extraña le preguntó:

—¿Las mujeres? Entonces supongo que también me estás incluyendo en tu errada percepción…

—No se ofenda pero los hombres de su familia la han hecho pasar muchos malos ratos… —miró para otro lado como quien no quiere la cosa.

La ceja derecha de la diosa se alzó sin poder creer que de manera disimulada, el canceriano le estaba diciendo que los hombres que fueran sus adversarios eran más poderosos que ella al grado de casi matarla. Bien, aceptaba que en efecto casi la matan pero no es que ella fuera más débil que ellos, era más bien que su sentido de la justicia y su deber de proteger a los humanos de la Tierra la pusieron muchas veces en una posición que para muchos era la de la damisela en problemas. ¡Ah! Pero no sólo era eso, Death le estaba diciendo que por ser mujer la pasaba mal, debía darle una lección a ese hombre para que no volviera a subestimar a una mujer en su vida pero. ¿Cuál?

—Athena, si me permite —interrumpió las miradas desafiantes que se dedicaban diosa y caballero—, Death habla de las capacidades de una mujer como si por el hecho de ser hombre tuviera más fuerza que ellas. Debería brindarle la oportunidad de que sepa de primera mano como es ser una mujer —sonrió malignamente viendo como el peli-azul palidecía y la diosa le veía complacida.

—Hermano, que ideas las tuyas —regañó Aioros—, Athena no se va a prestar a eso, bastaría con que le de algunas tareas a Death para que se mantenga ocupado y lejos del territorio de las amazonas.

—No Aioros —interrumpió Marín—, Aioria tiene razón si Deathmask piensa que por ser hombre es más fuerte que nosotras, creo que como mujer no tendría que esforzarse.

—Claro que no me esforzaría —respondió con una sonrisa retadora—, si fuera una mujer sería la más fuerte de todas ustedes.

—¿Ah sí? —Athena lo miró con malicia— Eso quiero verlo, Deathmask ya tengo el castigo perfecto para ti, y que te sirva de lección porque de corazón deseo que aprendas algo de esto…

Athena tomó a Niké y sin decir nada más el cetro comenzó a brillar despidiendo una luminiscencia dorada que se envolvió al rededor del cuerpo del italiano. Éste nervioso y un poco asustado retrocedía buscando la manera de escapar de ese fulgor que le brindaba un extraño calor en todo su ser.

Todos los presentes miraban atónitos lo que ocurría sin el valor para intervenir. Shaina y Marín se reunieron junto a Athena que miraba impasible como su poder transformaba el masculino cuerpo en una figura más pequeña, delgada y curvilínea. Aioria y Aioros veían asombrados sin poder creer que vivirían para alguna vez en su vida presenciar aquello.

A Deathmask por otro lado, le empezaba a crecer el cabello hasta tocarle los glúteos que se tornaban más grandes y carnosos, los brazos se volvían más estilizados y delgados, las piernas se formaron gruesas y largas, su cintura se estrechaba mucho más ysus caderas se ensancharon. De su pecho brotaron suavemente dos grande, redondas y firmes protuberancias. Su rostro se afiló delicado e incluso sus ropas se adaptaron tomando otra forma para cubrir su nuevo cuerpo. No pudo escapar cuando la luz fue ya cegadora y corrientes de aire giraban alrededor, sacudiendo las múltiples cabelleras.

Un dolor agudo provocó que una voz delicada y femenina emitiera un grito desgarrador, el resplandor dorado se apagaba hasta que no quedó ni un rastro de su presencia dejando ver a los santos de oro, a una hermosa joven de cabellera azul, que sólo pudo alcanzar a ver a Athena frente a ella antes de desvanecerse en la inconsciencia. Siendo sostenida antes de tocar el suelo por el centauro que al notar como los ojos de largas pestañas se cerraban, corrió veloz para tomarla entre sus brazos evitando que se lastimara.

Los demás se acercaron a ver a la nueva señorita cargada por Aioros. Quedaron sorprendidos al notar facciones y similitudes del siciliano en la chica y una voz impactada vociferó logrando que todos sobre abrieran los ojos al descubrir lo que pasaba.

—¡Death! ¡Deathmask es una chica! —exclamó Afrodita antes de caer de espaldas al suelo cual plátano maduro.

 

Notas finales:

Nos leemos hasta el siguiente miercoles, sigan bell@s n_<


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