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:Corazón Resiliente: por DionSan_95

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Notas del capitulo:

Aquí les dejo el capítulo número 17, espero que lo disfruten  

Capítulo 17: Abandono

 

 

Tanjiro se preguntaba cuántas veces había hecho eso, cuantas veces dio de comer a un bebe, cuantas veces tranquilizo un llanto… cuantas veces miro esas caras redondas con tranquilidad sobre su pecho mientras dormían.

 

Ya perdió la cuenta.

 

Ella le miraba con ojos bastante despiertos, mientras parecía tener la suficiente hambre como para casi arrancarle un pezón. No recordaba que alguno de sus hijos fuera tan posesivo. Tal vez se encontraba molesta… el omega podía entenderla en parte.

 

Su madre le comento hace mucho tiempo que los bebes eran muy sensibles a su ambiente, que ellos de alguna manera sabían lo que ocurría a su alrededor y que su comportamiento era un reflejo de lo que percibían.

 

- ¿estas asustada? – Él le hablo bajito, ya que parecía que tenía los ojos pesados, el sueño le estaba ganando – no te preocupes… el entrara en razón tarde o temprano – le sonrió con ternura mientras que dejaba que cerrara su puño sobre su dedo. Era impresionante como alguien tan pequeño podía aferrarse con tanta fuerza a algo.

 

- ¿crees que lo hará? – la voz femenina le tomo desprevenido. – ¿querrá al menos verla? - Tanjiro no tenía la respuesta.

 

Y se hizo un incómodo silencio después de eso.

 

Makomo es la menor de los tres pupilos de Urokodaki-san, la más joven, casi de su edad. Las presentaciones no fueron necesarias, Urokodaki-san le conto mucho sobre su pupila y al parecer hicieron lo mismo con ella. La joven sabía todo, de él, de su hermana sorda, de los niños… y después de lo que hizo por Zenitsu, Tanjiro intento que le agradara con todas sus fuerzas, de verdad que sí.

 

Pero entonces le vienen los recuerdos de ese día, como ella se aferraba del brazo de Tomioka, como él no decía nada y solo se dejaba ser… algo dentro de él se oprimió dolorosamente.

 

Después de eso su garganta se oprime cada vez que la ve.

 

Ella sabe que algo ocurre.

 

- el solo necesita un poco de tiempo – Tanjiro responde finalmente.

 

Después de eso vuelve el silencio incómodo.

 

Tanjiro intenta pensar en una forma de salir de tan incómoda situación, pero la bebe seguía comiendo, así que moverse no era una opción. Así que Makomo se toma el atrevimiento de acercarse a ellos, observando a la bebe más de cerca y acariciándole la mejilla.

 

- es linda… - los ojos ámbar de la bebe giran hacia la mujer – y tiene los ojos de Zenitsu-san – el pelirrojo asiente – aun que es lo único que tiene de él – Kamado entiende a lo que se refiere, Inosuke también dice que no se parece en nada a su amigo rubio. La niña era de ojos grandes, con cejas finas y delineadas, pestañas pobladas, su piel clara y unos escasos cabellos plateados… no saco casi nada del omega.

 

La niña le vio y sonrió.

 

- parece que le agradas –

 

- eso es bueno… - el ambiente se relajó, así que la joven no podía desaprovecharlo. Por primera vez desde que Makomo regreso, tenía la oportunidad de hablar con el Kamado a solas. Zenitsu no era el único en esa casa que evitaba a las personas – eso me recuerda –

 

La omega busco dentro de su uniforme algo pequeño, Tanjiro los reconoció al instante.

 

- eso… -

 

- Giyuu me pidió que te las entregara… - ella lo nombraba tan casual y despreocupada que no evito sentir un poco de celos – veras, no sabe si es correcto entregártelas en persona, considerando que lo andas evitando desde que nació la bebe –

 

- gracias – dijo a penas, no sabía exactamente qué decir.

 

Se sentía un idiota de verdad.

 

- no hay de que… ustedes también son parte de nuestra familia – ella le sonrió. Para después intentar levantarse  – si necesitas algo solo avísale a Murata o… - pero es detenida por el brazo de Tanjiro que la sujeta para que no se vaya.

 

Eran unas palabras muy simples las de la joven, pero para Tanjiro significaban mucho… Los ojos se le aguaron y las palabras se le atoraron en el paladar. No sabía ni cómo debía comenzar a agradecerle o disculparse al ser un tonto.

 

- no te vayas… por favor – él quería que se quedara.

 

Y ella lo haría si él se lo pedía.

 

 

-.-

 

 

Shinazugawa salió de primero de aquella sala, a zancadas y maldiciendo a todo el mundo por lo bajo.

 

Maldita la hora en la que patrón decidió darle de licencia. Era obvio que no estaba muy contento con la idea, el no necesitaba descansar, no le gustaba… y que lo forzaran a ello mucho menos.

 

- Shinazugawa… ¿Por qué la prisa?–

 

Justo en la entrada de la mansión estaba ese enano sarnoso y en ese momento se estaba pasando de molesto…

 

- eso no es asunto tuyo – Iguro no le daba buena espina, ni siquiera a alguien como Sanemi.

 

- los burdeles no están abiertos a estas hora, puedes tomarte un tiempo y escuchar mi propuesta – Iguro sonrió bajo el vendaje de su rostro al ver la reacción tan acida del alfa. – Además… creo que te interesara lo que tengo por decirte –

 

- ¿Qué mierda puedes decir que me pueda interesar?  – Sanemi le gruñe, dejando salir un pequeño hilo de hormonas que podían advertir a cualquiera de que no era un buen momento para molestarlo.

 

Pero Iguro no era la clase de alfa que era intimidado por el tamaño o las feromonas.

 

- tu y yo tenemos una cosa en común… un problema en común… ese omega – apretó los labios, conteniendo un gruñido de molestia. Fue humillante que un omega lo rechazara, a él, un alfa dominante… era algo que de lo que no quería hablar - así que podemos hacer un intercambio -

 

- no me interesa – sin siquiera esperar que el más bajo terminara se dio media vuelta.

 

Obanai no tenía nada que le interesara. 

 

- ¿seguro? – Pero el más bajo no se desesperó, por el contrario, sonrió bajo esas vendas – incluso si aquel omega llegara a ser el que asesinó a Masachika – detuvo sus pasos. – ¿aun así no quieres vengarte? -

 

Ese mal nacido.

 

- ¿Cómo sabes de Masachika? –

 

- solo lo sé... – Iguro no espero la respuesta – solo imagínate, Masachika pudriéndose bajo tierra y su asesino paseando por allí, siendo protegido injustamente – los dientes de Sanemi chocaron entre sí, cerrando su puño en impotencia. Obanai sabía cómo jugar sus cartas – dime Shinazugawa… ¿dejaras esto así? –

 

El peli blanco se voltio bruscamente y fue hasta el alfa, sujetándolo por el haori, enfrentándolo.

 

- ¿Qué mierda ganas tu haciendo esto? –

 

Los ojos bicolores se achicaron, el alfa estaba sonriendo.

 

- recuperar algo que me pertenece –

 

 

-.-

 

 

Inosuke se había adaptado bastante bien para la sorpresa de todos… solo tenían que ignorar el hecho de que robaba comida de la cocina cada vez que tenía hambre, o que se empeñaba en dormir en el mismo cuarto de Tanjiro y los niños, o que siempre retaba a Tomioka cada que tenía ocasión.

 

Murata aun esperaba que Urokodaki lo echara en algún momento…

 

- ¡sobre él mis secuaces! – la orden el chico jabalí fue obedecida inmediatamente, así que para el beta era tarde, dos rubias cabelleras se le abalanzaron como animales para quitarle la merienda de la tarde.

 

- ¡roba la comida de patata! –

 

- ¡pawfawfa! – Kentaro ni siquiera espero a ver que había de merienda cuando ya tenía la boca llena.

 

Murata se rinde, pensando que un día de esos aquel par lo terminarían matando.

 

Tanjiro y Makomo observaron aquello divertidos, Nezuko lo ignoraba ya que todo eso ocurrió a sus espaldas. Ryoka y Shinto corrieron rápido a donde Murata, el beta pensó que lo ayudarían, pero en cambio tomaron todos los dulces que pudieron antes de que el chico bestia y el par de gemelos acabaran con todo.

 

Era un día tranquilo y en paz por los momentos.

 

- toma papá… para Ume – Ryoka se acercó al mayor, quien tenía en su regazo a la menor de ojos distintos.

 

- eh… gracias… pero Ume aún es muy pequeña para comer eso… ¿Por qué no se lo das a Makomo-chan? –

 

Para Makomo era realmente emocionante, una cosa era leer sobre ellos y otra verlo por tus propios ojos. La omega siempre creyó que Sabito estaba exagerando en sus cartas sobre el increíble parecido de esos niños, pero entonces Ryoka se acerca, con su abundante cabellera oscura y ojos taciturnos, ofreciéndole el dulce con una sonrisa amigable y tímida… el parecido era impresionante.

 

No puede negarse a esa carita.

 

- Tanjiro-kun – aquella chicha tomo confianza bastante rápido - ¿Cuándo conociste a mi hermano? – sonrió, con la determinación de caerle bien al Kamado. En realidad le agradaba tener a otros omegas en la casa, crecer con puros alfas le había creado la necesidad de tener a alguien cerca que entendiera que es ser omega.

 

- bueno… Sabito vino unas semanas después de… -

 

- no a él… A Giyuu… ¿de hace cuantos años lo conoces y por qué el nunca hablo de ti antes? – Tanjiro se vio bastante confundido.

 

- ¿Cómo que años? –

 

Makomo iba a explicarse cuando de repente Inosuke se le abalanzo encima, olfateándola como perro de casa. Eso definitivamente fue raro, pero aquello no termino allí.

 

Ignorando el hecho de que los gemelos lo imitaban caminando en cuatro patas. Este comenzó a buscar algo insistentemente… pasando sobre la omega y saliendo hacia el patio, escuchando por sobre la tierra.

 

- ¿Qué haces Inosuke? – Tanjiro le siguió de cerca.

 

- es Monitsu – El alfa salió corriendo repentina mente, aquello no le dio buena espina al pelirrojo. Quien termino yendo tras de él.

 

Para cuando se dio cuanta la dirección que tomaba el alfa era demasiado tarde, el chico termino por irrumpir en la habitación del rubio con todo, rompiendo la puerta principal.

 

- ¡no hagas algo estúpido Inosuke! – pero Inosuke no era quien había hecho algo estúpido.

 

El cuarto estaba vacío y el alfa tenía entre sus manos las sabanas del futon que aún estaban cálidas.

 

- Monitsu… no está -        

 

 

 

Continuara…


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