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93. Reclamado por un Depredador (07) por dayanstyle

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Hansol refunfuñaba, mientras se acurrucaba más cerca del calor. Trató de enterrarse debajo de él, cuando oyó una profunda risa. Se estiró y bostezó, abriendo los ojos, para ver a Byung Joo mirándolo fijamente.

- Buenos días - dijo Byung Joo. Frotó la parte posterior de sus nudillos por la mejilla sin afeitar de Hansol. - ¿Cómo puedes verte tan comestible a primera hora en la mañana?

Lo último que Hansol recordaba, era quedarse dormido en el sofá. No había dormido en  más  de  veinticuatro  horas  y  no  había  sido  capaz  de  mantener  los  ojos  abiertos. - ¿Dónde estamos?

- En la habitación de invitados - dijo Byung Joo.

 

Hansol suspiró cuando Byung Joo se envolvió alrededor de él. El cuerpo del hombre se sentía fuerte, y... desnudo. Muy desnudo. Sentía la erección de Byung Joo, pinchándolo. Desde luego, no recordaba haberse desnudado.

- Tú me desnudaste - dijo Hansol.

 

- No podía tener a mi pareja durmiendo con ropa incómoda- Byung Joo murmuró, mientras besaba un camino a lo largo del hombro desnudo de Hansol.

- ¿Cómo sabes que estaba incómodo?

 

- Intuición - Byung Joo se rió entre dientes. - Está bien, lo confieso. Era para tener acceso más fácilmente.

- Uh-huh - Hansol suspiraba, mientras su pareja continuaba besándolo a lo largo de toda su piel. Los labios de Byung Joo eran cálidos, suaves y se sentía muy bien.

- Mierda - dijo, mientras trataba de moverse para poder liberarse, pero los brazos de Byung Joo eran como bandas de acero.

- ¿Qué?

 

- Tengo que ir a trabajar - Hansol no estaba deseoso de hacerlo. Prefería quedarse en la cama, con su shifter lobo y abrazarse. Quizá más. Sin duda más, si el hombre seguía besándolo de esa manera.

- No hay trabajo - dijo Byung Joo. Mordió el hombro de Hansol.

 

- Estamos recién acoplados. El jefe te dio la semana libre.

 

Hansol se quejó. - Sólo me dio una semana para demostrar que puedo hacer el trabajo. Definitivamente, estoy despedido.

- No estás despedido. No le digas que te lo dije, pero ha decidido contratarte. Creo que le gusta tu café.

Hansol frunció el ceño, mientras Byung Joo se reía entre dientes.

 

- No creo, que mi café, tenga algo que ver con ello. Soy muy malo preparándolo.

 

Se dio la vuelta y se quedó mirando a los ojos azules de Byung Joo. Su pareja era el que se veía a magnífico a primera hora de la mañana. Hansol se inclinó hacia el hombre, colocando una mano en la cadera desnuda de Byung Joo, mientras acariciaba el rostro de su pareja.

- ¿Cómo en la tierra, tienes aliento fresco por la mañana? - Hansol probablemente olía asqueroso. Sabía que era así.

Byung Joo sonrió abiertamente. - Me levanté una hora antes para hacer pis. Entonces, cepillé mis dientes.

 

- Tramposo - dijo Hansol, a pesar de que era más como un gemido, cuando Byung Joo le agarró el culo y lo apretó. Hansol se endureció, mientras pasaba la mano sobre el pecho bien esculpido de su pareja.

- Estoy empezando a pensar que eres insaciable - dijo Hansol.

 

- No es una mala cosa - Byung Joo se giró sobre Hansol. Acarició, con su mano, la espalda de Hansol- . Parece que no puedo, tener suficiente de ti.

Hansol contuvo la respiración, cuando Byung Joo se deslizó hacia abajo de la cama. La cama de invitados no era tan grande, y casi esperaba que su pareja se cayera. Pero no lo hizo. En cambio, lo convenció para que se girara hacia atrás, y luego tomó el pene de Hansol con su garganta.

- ¡Oh, jodeeeeer! - Las caderas de Hansol corcovearon por decisión propia. Trató de permanecer quieto, pero eso no era posible. No con la forma en que Byung Joo lo estaba trabajando. Su eje ahondando en el apretado calor era masajeado por los fuertes músculos de su garganta, y luego puesto en libertad, sólo para empezar todo de nuevo.

Él no iba a durar. Ningún hombre podía. Los dedos de Hansol se cerraron en la colcha, y separó las piernas, ampliándolas, mientras empujaba sus caderas. Byung Joo las agarró, manteniéndolo inmóvil.

 

Cuando el hombre introdujo sus húmedos dedos, todo había terminado. Hansol gritó cuando su semen pulsó en la garganta de Byung Joo. Se dejó caer de espaldas a la cama, respirando entrecortadamente. Pero Byung Joo no le dio tiempo para recuperar el aliento. El hombre se insertó entre las piernas de Hansol, lubricado su pene, y luego se empujó profundamente.

Los ojos de Hansol se cruzaron. Sabía, de su primera experiencia, que Byung Joo no estaba dispuesto a aflojar. Y tenía razón. Su pareja cayó en sus brazos, mirando a los ojos de Hansol, mientras se empujaba hacia adelante, haciéndolo gritar aún más alto.

Byung Joo sonrió abiertamente. - Suena como si te estuviera matando.

 

- Lo estás - dijo Hansol, lamiéndose los labios. - No creo que mi corazón pueda mantenerse al día con lo que estás haciendo.

Byung Joo arqueó una ceja. - Estoy bastante seguro de que puede, cariño.

- Lo averiguaremos- dijo Hansol. Mantuvo los pies plantados en la cama. Sus piernas empezaron a doler, pero no le dijo una palabra a Byung Joo sobre ellas. No había manera en la tierra, de que dejara que el hombre parara.

Byung Joo desaceleró, mientras le fruncía el ceño.

 

- Puedo oler el dolor mezclado con placer. ¿Te estoy lastimando?

 

- No. No. No - Hansol se agarró de los hombros de Byung Joo, sosteniendo al hombre en su lugar. - Nada sobre lo que debas preocuparte.

Byung Joo gruñó. - Tus piernas.

 

- Están bien - sostuvo Hansol. - Me puedes dar un masaje, después.

 

Con un corto movimiento de cabeza, Byung Joo se echó hacia atrás, colocándose sobre sus rodillas. Agarró los costados de Hansol, lo atrajo más cerca, y luego comenzó a pistonearlo. Las piernas de Hansol fueron olvidadas, mientras era levantado y bajado en cada empuje.

Byung Joo deslizó sus brazos por debajo de las rodillas de Hansol, levantó sus piernas y luego las extendió, ampliándolas. Todo lo que Hansol podía hacer, era aferrarse a la cabecera, mientras su pareja golpeaba en él.

- ¿Mejor?

 

- Por favor - rogaba Hansol, mientras jadeaba en busca de aire. - Sólo, cállate.

 

Una resonante y profunda risa llenó la habitación. - ¿No puedes hacer dos cosas a la vez?

- Obviamente no - dijo Hansol. Hizo todo lo posible para reunirse con los empujes de Byung Joo, pero no sólo sus piernas dolían, el hombre también tenía un estricto control sobre ellas, negándose a cederle una pulgada de margen para maniobrar.

- Mmm - dijo Byung Joo. Se quedó mirando el cuerpo de Hansol.

 

- Te estás poniendo duro otra vez.

 

Hansol hizo un ruido en la parte posterior de la garganta.

 

- Soy joven. Mi tiempo de recuperación es excepcional. Ahora, por favor, cállate.

 

- Recuerda esas palabras cuando te inmovilice para otra ronda - Byung Joo le guiñó un ojo- . Y habrá otra ronda, antes de que salgamos de esta cama, querido.

Hansol gruñó. - Voy a amenazar con violencia, en un segundo, si no te callas.   

Byung Joo empujó su pene profundamente, haciendo a Hansol gritar.

 

- Puedo hacer múltiples tareas - dijo Byung Joo. Demostró su punto, cuando martilló en Hansol, al mismo tiempo que susurraba algunas cosas muy traviesas. Hansol sintió que se ruborizaba con lo que estaba diciendo Byung Joo, mientras el hombre empujaba más profundamente, su escultural cuerpo se flexionaba con cada movimiento.

El hombre estaba sudoroso, de pies a cabeza, y la visión excitó a Hansol. Los bíceps y pectorales de Byung Joo estaban hinchados, con músculos. Su estómago tenía tantas crestas, que Hansol estaba seguro de poder lavar una carga de ropa en ellas. Sus muslos estaban bien tallados y poderosos. Aunque Byung Joo lo estaba follando, a una pulgada de su vida, Hansol quería lamer al hombre de pies a cabeza.

Se quedó sin aliento cuando Byung Joo se dejó caer sobre él, hundiendo sus colmillos profundamente. Hansol gritó cuando otro, más potente clímax, lo sacudió hasta la médula. Byung Joo gruñó, sus movimientos eran erráticos, y luego su pene comenzó a pulsar en el interior de Hansol.

El hombre desaceleró, liberando el hombro de Hansol antes de que empezara a lamer la herida. Le acarició el cuello, colocando pequeños besos a lo largo de su cuello y mandíbula.

- Jódeme - dijo. - Acabo de venirme y estoy listo para seguir adelante.

 

Hansol abrió la boca para decirle a Byung Joo, que no había manera de que pudiera ir de nuevo, tan pronto, cuando alguien llamó a la puerta.

Byung Joo dejó escapar un gruñido bajo y amenazador.

 

- Más vale que sea importante.

 

La pareja de Hansol se liberó de su cuerpo. Este se cubrió, haciendo todo lo posible para recordar cómo respirar. Byung Joo se puso los vaqueros y abrió la puerta.

- ¿Qué demonios quieres? - Su pareja le ladró, a quien estuviera al otro lado.

 

- Marius te necesita - dijo Dong Wan. Byung Joo maldijo. - Estaré ahí.

Cerró la puerta y se giró hacia Hansol. - Lo siento.

Hansol sacudió la cabeza. - No te disculpes por tu hermano.             

Se levantó y buscó su ropa. - Además, Xiumin pronto estará aquí. De todos modos, necesitaba levantarme.

Byung Joo asintió, antes de abandonar la habitación. Hansol se tomó un momento. Permaneció sentado en la cama y suspiró. Su acoplamiento, con Byung Joo, no era exactamente un romance de cuento de hadas, pero su vida tampoco lo había sido. Si esto era lo peor que iba a conseguir, Hansol lo tomaría.

¿Qué otra opción tenía? Se estaba enamorando de Byung Joo. Su corazón ya estaba invertido en su relación. Sólo esperaba que su pareja y sus tíos no se mataran entre sí, antes de que esto fuera todo.

Hansol se dirigió a casa para una ducha caliente y un cambio de ropa. Además, Xiumin se suponía que lo encontraría en casa de los Lee. Quería darle a su amigo un resumen, antes de llevarlo a ver a Marius. Cuando entró, en el camino de entrada, miró boquiabierto a todas las camionetas y motocicletas estacionadas en la parte posterior. ¿Qué diablos estaba pasando? Reconoció los vehículos, a todos ellos. Pertenecían a los osos Moon.

¿Qué en la tierra estaba haciendo allí toda su familia?

 

¿Seung Ho le había dicho a todo el mundo sobre Byung Joo? Hansol palmeó su rostro. No quería ir a la casa. No había manera de que se sentara, para una intervención o, peor aún, un clan de osos enojado listo para despellejar vivo a Byung Joo.

Esto era increíble. Los gemelos habían hecho algunas cosas turbias en su época, pero esto era demasiado. Toda la situación había salido fuera de proporción. Había sido una estúpida discusión, nada más. Hansol estaba bastante seguro de que él y Byung Joo tendrían más de ellas. Estaban acoplados, después de todo. Tenían años para discutir y luego tener sexo de reconciliación.

Tal vez discutir con Byung Joo no sería tan malo.

 

Preparándose para lo que estaba por venir, Hansol se dirigió a la terraza de atrás. Se detuvo, cuando escuchó algo detrás de una de las camionetas. Por curiosidad, se dirigió en esa dirección. Sonaba como un ruido de raspado, pero no podía estar seguro.

Hansol vagó por el lado de la camioneta de Pa, frunciendo el ceño, cuando oyó que algo se movía sobre la grava. No vio a nadie allí. Si hubiera sido uno de sus tíos, ya los    habría descubierto. Los shifters osos eran difíciles de pasar por alto. Todos ellos eran locamente altos y anchos como el infierno.

 

No estaba seguro de qué pensar mientras se movía hacia la puerta trasera. Un ataque de risa casi lo alcanzó. El corazón de Hansol golpeaba fuertemente en su pecho. Sus nervios estaban tensos, por estar allí, y tenía miedo de ver lo que había detrás de la camioneta.

Necesito unas vacaciones, de mi vida. Cuanto antes mejor. Un ruido lo hizo sobresaltar y sabía que unas vacaciones, eran exactamente lo que necesitaba. O una camisa de fuerza. Lo que ocurriera primero. De la forma en que su vida iba en este momento, sin duda sería la camisa de fuerza.

Cuando dobló por la parte trasera de la camioneta, sus ojos y boca se abrieron, pero su grito se quedó atrapado, mientras su garganta se cerró fuertemente.

Allí, detrás de la camioneta de Pa, estaba un tigre completamente crecido. Le gruñó agazapado, sus orejas planas. Hansol se giró, pero no llegó muy lejos. El tigre se abalanzó, llevándolo al suelo. Los latidos de su corazón golpeaban, en sus oídos, mientras luchaba por liberarse.

Entonces el peso cambió, volviéndose más ligero. Todavía era pesado, pero no como lo había sido antes. Una mano cubrió su boca, mientras era arrastrado.

 

- Un maldito sonido y mato a todos en el interior - dijo el hombre. - He amañado el exterior de la casa con explosivos. Estoy seguro de que no quieres ver a tus seres queridos volar en pedazos.

Hansol no reconoció la voz, pero oyó la verdad bajo la amenaza del desconocido.

 

Su cabello fue rudamente agarrado y uno de sus brazos torcidos detrás de su espalda, mientras era alejado de la casa y en dirección al bosque. Sus músculos estaban tensos, y un grito primitivo amenazaba con rasgar por su garganta, pero se lo tragó, con miedo de que el extraño cumpliera con su promesa.

Fue llevado un buen cuarto de milla de distancia de la casa, y sus piernas dolían tan mal que había tropezado un par de veces. Se sacudían ferozmente, mientras ambos pasaban los árboles.

Aparcado en la carretera, apenas más allá del puente cubierto, estaba un auto. El hombre soltó el cabello de Hansol y sacó un juego de llaves. Golpeó un botón en el llavero.

El maletero se abrió.                                                                                                                            

- Entra.

 

- ¡De ninguna manera! - Hansol se retorcía, tratando de romper el control que el hombre tenía en su brazo, pero lo único que logró hacer, fue tener un tirón en su brazo superior. Gritó y consiguió un golpe en la cabeza, por el ruido.

- Cierra la puta boca y metete en el maletero.

 

Hansol frenéticamente miró a su alrededor, pidiendo que un automovilista perdido condujera cerca. La carretera estaba desierta. Oyó el sonido distante de un camión grande, pero el sonido se desvaneció pronto. Nadie lo vería. No habría ninguna ayuda para él.

- ¿Qué quieres de mí? - Él no tenía enemigos. En su antigua casa, había sido un solitario. Tampoco allí habían estado detrás de él.

No podía entender el por qué estaba siendo secuestrado.

 

- Lo que quiero, es que cierres tu maldita boca y hagas lo que te digo, o voy a apretar el gatillo y volaré la casa de los Lee en pedazos.

Hansol pensó en sus amigos y también en los bebés que vivían allí. Pensó en los Moons, y su pecho se apretó. No había manera de que pudiera permitir que algún daño viniera a cualquiera de ellos. Se volverían locos cuando descubrieran que Hansol había seguido adelante, para protegerlos, pero ¿qué otra opción tenía?

 

 

El cuerpo de Hansol se sacudió, mientras caminaba lentamente hacia el maletero abierto. Su garganta se había puesto completamente seca, y no era capaz de respirar, mientras se acercaba. Se sentía como si estuviera caminando hacía su muerte.

Esto no podía estar sucediendo. Todo parecía increíblemente surrealista cuando se detuvo por la luz trasera. El maletero estaba vacío, excepto por una gruesa manta marrón.

¿Era esa la manta en la que su cuerpo sería enterrado?

 

Hansol gritó cuando fue empujado hacia el auto. Perdió el equilibrio, y la mitad superior de su cuerpo, cayó en el maletero. Sus piernas fueron levantadas y luego, la tapa del maletero fue cerrada de golpe.

En su pánico, Hansol se acordó de su teléfono celular. Su secuestrador no era muy bueno en lo que hacía. Si lo hubiera sido, lo habría revisado. Estaba a su favor que el hombre no lo hizo.

Rápidamente sacó su teléfono y envía un texto en grupo a Byung Joo, Taehyung y Seung Ho.

Sólo podía rezar para que no sólo consiguieran el texto, sino que también milagrosamente lo encontraran, antes de que él y la manta fueran desechados.

 

continuara...

Notas finales:

O M G


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