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Revivir~ por Lez

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Notas del capitulo:

Confesión de sentimientos~ 

Sasuke al atravesar la puerta de la habitación donde estaba Naruto, posó su antebrazo sobre sus labios, tratando de ocultar la vergüenza que su propio accionar le ocasionó y es que estando con el rubio se daba cuenta de lo mucho que le gustaba y lo irresistible que se le hacía a él poder apartarse un segundo de la personalidad revoltosa de aquel de ojos celestes. Pero quería esperar a poder liberar y confesar sus sentimientos, hasta que Naruto encontrara una estabilidad emocional, que confiara en él. Por otro lado y para el descanso de su alma, estaba casi seguro que era un sentimiento mutuo; es que Uzumaki siempre, desde muy pequeños buscaba su atención, crecieron como rivales, sin embargo, se necesitaban y siempre estaban pendiente el uno del otro, fue así que fue forjándose esa larga amistad. Que ahora Sasuke estaba deseando con toda su alma en que se convirtiera en algo más que una simple amistad. En cuanto a esos supuestos matrimonios arreglados, sólo tenía que ser claro y rechazarlos, no iba a permitir que nadie, nunca más hiriera a su rubio.

Con ese cúmulo de emociones el de cabellos azabaches se fue del hospital, dirigiéndose al departamento del menor. Estando frente a la puerta, no demoró en ingresar y al ver lo tarde que se le había hecho, simplemente trató de optimizar el tiempo y apresurarse en recoger todo. Buscó bolsas de basura en el estante de limpieza el cual dio con él porque abrió todos los cajones, en aquellas bolsas echaría todo, era mucho más fácil que ordenar y doblar o buscar una maleta o bolso, en el cual seguramente no entraría todo, además, definitivamente no había tiempo para empacar en cajas de mudanza como era normal. Partió por echar la ropa del rubio, todo lo que encontró en el pequeño armario a la bolsa, sonriendo cada que sacaba prendas de colores extravagantes, notaba que siempre a Naruto le gustaron los colores otoñales, anaranjados, verdes, azules, aunque tenía ropa de colores normales como todo mundo. Guardó en una bolsa aparte lo que era calzado, sandalias, zapatillas, zapatos, botines, etc. Y la ropa de cama la puso también con la ropa del rubio, de esa forma cuando estuviera en su propio departamento ordenaría todo y le buscaría un sitio. Cuando terminó de empacar la ropa, sin olvidar echar aparte las sábanas que había dejado lavando, tomó otra bolsa para lo que fuera utensilios de aseo, teniendo cuidado con las cosas que se podían derramar, ordenando todo muy bien, para que no ocupara mucho espacio. Y le quedaba lo último, la comida, cuando escuchó el traqueteo de alguien ingresando, seguro se trataba de la señora que venía a buscar las llaves. Apresuró su rumbo, sacando la poca comida que mantenía el menor en los estantes y en la nevera. Cuando notó la silueta de la mujer, terminó de echar en la bolsa de la ropa el peluche o cojín con forma de zorro que era del rubio.

- Hola, buenas tardes… - Dijo Sasuke a la señora, haciendo una reverencia sutil con su cabeza. – Ya estoy acabando con esto. – Le dijo suave, tomando de sobre la pequeña mesa el teléfono celular del rubio y el cargador de éste mismo.

- Buenas tardes… Ahh, que bien, pensé que ni ibas a haber llegado aún. – Murmuró la mujer, pasando una mirada por las bolsas y revisando seguramente que el más alto no se llevara nada de más.

- No… Definitivamente no me gusta ser impuntual. – Dijo el Uchiha, dirigiéndose con las bolsas a la puerta, las ordenaría todas en la entrada, para poder permitir que la señora revisara el lugar, en caso de algún daño o algo. – Me gustaría que revisara bien, si existe algún daño, o algo que usted considere que deba ser pagado. – Le dijo el azabache, yendo por otra carga de bolsas, que estaba acumulando en la entrada, aunque definitivamente no serían más de dos viajes con cosas a su automóvil.

- Oh, está bien. Aunque se ve todo bien mantenido. – Mencionó la mujer, adentrándose para indagar mientras el chico juntaba las cosas en la entrada.

- Aprovechando que está usted aquí, iré a dejar algunas cosas al auto, mientras. – Sentenció el más alto y sin más se fue con una carga de bolsas, bajando las escaleras, hasta dar con su vehículo estacionado, ordenó las bolsas en el maletero y lo cerró, para ir por la siguiente carga y seguramente la última. Aprovechó el regreso para mirar el celular de Naruto, notando que estaba apagado, por lo que atinó a encenderlo en lo que volvía a entrar al departamento. – Ya volví… - Le dijo a la mujer, tomando las llaves del rubio y acercándose a ella para pasárselas. – Tenga. -

- Muchas gracias, joven. – Recibió las llaves una sonriente mujer.- Y ya revisé y no hay nada en mal estado, así que no te preocupes y dale mis saludos a Naruto. ¿De acuerdo? – Dijo la mujer mayor y se acercó a la salida, una vez fuera de la puerta sacó el papel donde salía el apellido del rubio, esperando a que Sasuke también saliera, para entregárselo.

- No me de las gracias, al contrario, gracias a usted por la paciencia. – Agradeció el más alto con una venia y asintió luego a las palabras de la mujer. – En su nombre le daré los saludos, le diré que la venga a despedir cuando se encuentre mejor de salud. – Le dijo el azabache a la mujer. A la vez que éste tomaba las últimas bolsas y salía del departamento, mirando a la señora. – Bueno, me iré primero. Gracias por todo. – Le dijo el más alto, a lo que la señora le extendió el papel con el apellido de Naruto.

- Llévalo, quizá lo puedas ubicar también en la puerta de tu departamento. – Le dijo la anciana, y una vez recibido el papel, ambos hicieron una reverencia. – Adiós, cuida de Naruto, te lo encargo. – Mencionó como despido la señora, acercándose a poner llave al departamento.

- Adiós. – Dijo el de ojos oscuros, llevándose el papel y las bolsas que quedaban consigo. Una vez que estuvo frente al automóvil nuevamente, abrió el maletero y ordenó todo, teniendo cuidado con el cuadro de la fotografía, ese lo pondría en la parte plana, junto al papel del apellido del rubio.

Recién podía tomar un pequeño descanso, se había sentado al volante el azabache dejando salir un suspiro de aquellos que te ayudan a recobrar el aliento. Estaba tomándose su tiempo para volver a su departamento cuando el celular de Naruto comenzó a sonar.

Se tardó una media hora en tratar de aceptar lo que había pasado, el rubio estaba sumergido en su vergüenza cuando escuchó una voz  no muy cerca que le dijo: “la cena”, avisando que tenía que  comer lo que le habían ido a dejar. Poco a poco destapó su rostro, sacándolo del refugio de sus sábanas, acercando la mesita con la bandeja que contenía la cena. No tenía tanta hambre, ya que con Sasuke pudo comer un poco de esos pastelillos. Pero igual comería, si es que quería verse más decente y recuperar un poco su peso. Comió lentamente el pan con queso fresco que le llevaron y una taza de café, acompañado de una manzana, que seguramente dejaría para más tarde. Estaba comiendo lentamente, sin muchas ganas, sus compañeros de cuarto también estaban comiendo, los miraba de reojo. De pronto miró cerca de su mano y tocó el celular del azabache. Miró la hora, notando que eran pasado las siete de la tarde. ¿Sería muy desesperado si lo llamaba?, aunque el mayor había dicho que podía hacerlo. ¿Qué debía hacer Naruto?. No aguantó mucho más y tomó el celular para marcar su propio número, qué aburrido era Sasuke, sólo estaba el nombre, ni un Emoji o algo por el estilo, cuando le cortara le haría una modificación a su nombre. Pensaba el rubio mientras daba el tono de que conectaba la llamada.

- ¿Aló? – Habló la voz ronca de Sasuke al otro lado de la línea.

- Contestaste… - Dijo Naruto con un deje de alegría. – Pensé que no ibas a responder. –

- ¿Por qué no lo haría?, te dije que podías llamarme. ¿No? – Habló con la seriedad de siempre el Uchiha, mientras se recargaba en el volante, mirando el amenazante cielo, aparentemente llovería.

- No sé… Quizá ya estás molesto de oírme hablar tanto… - Contestó el rubio, mientras bebía el último sorbo de café que le quedaba de su cena.

- Torpe… Está bien que a veces me canse de oírte, pero es que hablas demasiado. – Le dijo con sinceridad, dejando salir un suspiro. – Pero no me molesta hablar contigo, o estar en silencio, nada de ello me molesta. – Terminó por decir el azabache y echó a andar el motor del automóvil.

- Uhm… ¿Ya terminaste con mis cosas? – Preguntó el de ojos celestes al otro lado de la línea, acomodándose en la cama, como si quisiera dormir. - ¿EH? ¿Vas manejando? – Habló un poco exaltado Naruto, al oír el ruido del vehículo.

- Sí, ya están en mi poder, ahora sólo falta llevarlas a mi departamento y buscarles un sitio. – Dijo el azabache, conectando el celular al altavoz del automóvil, para pasar cambio y comenzar a conducir hacia su departamento. -  No estaba manejando, pero ahora sí, porque va a llover y seguro aumentará el tráfico. – Le dijo tranquilo el azabache, prestando atención a las señales del tránsito. – Pero estás en altavoz, así que no te preocupes demás, torpe… - Le mencionó, ya que sabía lo exagerado o dramático que podía ser el rubio algunas veces.

- ¿Va a llover? – Preguntó, mirando por la ventana, claramente se veía muy nuboso y oscuro para la hora que era. – Igual, aunque esté con altavoz, ten cuidado… - Murmuró casi para sí mismo el de ojos azules.

- Yo creo que sí, ha estado feo el clima estos últimos días. – Comentó Sasuke mientras avanzaba, siendo capaz de oír el murmullo del menor. – Tendré cuidado… - Le dijo sutil, quería ser capaz de trasmitirle esa tranquilidad que él sentía. - ¿Y bien? ¿Se te pasó la vergüenza? – Cambió de tema el mayor mientras tomaba la ruta a su departamento. Imaginado la expresión avergonzada que pondría el de ojos celestes.

- ¿Q-Qué vergüenza? ¡T-Tú eras el que estaba avergonzado! – Habló exaltado el menor, sonrojándose sutilmente, y es que Sasuke seguramente hacía eso a propósito para hacerle sentir avergonzado.

- ¿Yo? … Estás loco, estoy acostumbrado. – Mencionó el azabache sin pensar en el peso de las palabras dichas, clavando hondo en el pecho del rubio.

- ¿A sí? ¿Tan solicitado eres? – Le respondió un Naruto molesto, aunque trató de que aquello no se notara en la forma en que hablaba. Celos, no podía ser otra cosa.

- Tsk…. – Chasqueó la lengua el azabache, la había cagado, no era su intención decir algo así, sabía que ese tipo de acciones podían hacer que el rubio se pusiera a la defensiva. Llegó al estacionamiento de su edificio, detuvo el auto y suspiró suave. – No, no soy solicitado… No me refería a eso. – Le respondió sincero, aunque no sabía bien como arreglarlo.

- En este momento no te puedo creer eso, siempre fuiste popular, así que entiendo que seas solicitado y que estés acostumbrado a hacer ese tipo de bromas a tus amigos y salir con muchas personas. – Dijo el rubio, notablemente sentido con las palabras del azabache y es que como no sentirse herido, si le gustaba y le daba nostalgia y algo de pena pensar que el mayor pudo estar con muchas chicas o chicos, lo que el quisiera. Aunque también le daba rabia consigo mismo, por sentirse así, él no tenía ningún derecho o poder sobre Sasuke. Quizá había hablado demás.

- Naruto… - Mencionó Sasuke, tratando de hacer entrar en razón al de ojos celestes y es que se notaba un ligero despecho en sus palabras, frías, todo lo contrario a lo que en su esencia el era. – No me malinterpretes, por favor… - Comentó el azabache, recargando su espalda y cabeza en el asiento, ordenando sus cabellos y es que solía huir de los problemas románticos, por ello no tenía experiencia en lidiar con cosas como ésta. – Primero que todo, quiero aclarar que no fue una broma y que yo no haría ese tipo de bromas, deberías saberlo. – Le dijo serio, era la única forma que el rubio entrara en razón.

- Bue… Bueno, no lo sé, hace más de un año que no nos veíamos, puede que hayas cambiado. ¿No? – Trató de justificarse el rubio, sabiendo que el mayor tenía razón en sus palabras, sintió un leve arrepentimiento por sus palabras, lo que le hizo acomodarse de costado en la cama y cerrar sus ojos. – Lo lamento… - Murmuró cabizbajo. No quería pelear con Sasuke. De todos modos ¿qué le pasaba?, el siempre había sido libre, y profesaba aquello, no era quién para estar celando o pidiendo explicaciones al mayor.

- Está bien… - Susurró el mayor, bajando del automóvil. Después bajaría a por las cosas, en ese momento se quería recostar un poco. – Hey… - Habló para llamar la atención del rubio, que notó tuvo un cambio de humor con el tono de su voz. – No pienses demás, si tienes algo que decir dímelo… No te lo guardes. – Murmuró el azabache mientras subía al ascensor, esperando llegar pronto a su cama. – Sólo para que te quede claro… En este tiempo que no nos hemos visto, no he salido con nadie, ni he cambiado mi forma de pensar. Sabes bien que se me acerca la gente sólo por mi apariencia, pero que odian mi personalidad… Y está bien así, la persona que me importa es capaz de tolerar este temperamento. – Dijo tranquilo mientras caminaba, terminando por ingresar al departamento, pasó derecho a la cama, donde se tiró boca abajo.

- Entonces… Sí estás saliendo con alguien… - Concluyó un deprimido Naruto, ocultándose bajo las mantas, menos mal le había obligado a su corazón a no hacerse ilusiones con aquel beso y con la compañía del más alto, aunque definitivamente eso dolía como una puñalada. – Bueno, mejor te dejo conducir tranquilo. Voy a colgar. – Dijo y no esperó una respuesta, colgó. Sabía bien que el ruido del vehículo se había detenido, que había escuchado el eco de la puerta de éste cerrarse, pero no quería seguir escuchando como Sasuke hablaba de la persona especial que tenía, le daba pena sólo pensar que después de su recuperación seguramente tendría que cortar lazos con el mayor.

- No… Na… ¿Naruto? – Trató de responder en vano el azabache, ya le habían cortado. Por qué tenía que ser tan difícil comunicarse correctamente cuando se trataba de sentimientos. Suspiró largo, entendía que Naruto debía estarse haciendo un lío de pensamientos erróneos y cosas extrañas. Tomó el teléfono móvil y revisó, ingresando a una aplicación que tuviera video llamadas. Marcó a su número, esperando que el rubio se dignara a contestarle. Dio tono un par de veces, ya a la quita la videollamada fue atendida. -  Hey… No cuelgues así nada más. ¡Me dejaste hablando solo! – Le reclamó, mientras que le miraba, se notaba deprimido.

- ¿Por qué una video llamada? – Murmuró el rubio, se veía poco, ya que estaba muy tapado con las mantas.

- ¿Y me preguntas? … Es obvio, para verte… Quizá qué cosas tontas estás pensando por tu cuenta. – Le dijo serio, frunciendo el ceño, aunque no se notara del todo, su habitación estaba oscura.

- No estoy pensando nada, Sasuke… - Susurró el rubio, aunque claramente no era creíble lo que decía.

- Ajá… Te creo. Bobo… - Suspiró el mayor y se acercó al micrófono del celular. – Quien me gusta eres tú. – Confesó, arruinando sus propios planes de esperar y esas cosas; pero cuando más planes se hace, menos resulta. Quería tranquilizar al rubio, que no pensara cosas innecesarias, menos cuando seguramente seguía en shock por el intento de suicidio y por la violación que lo gatilló. – No tenía planeado decírtelo aún… - Terminó por decir, avergonzado, nunca en su vida se había confesado, siempre eran las otras personas quienes le decían sus sentimientos, pero por su parte era nuevo en ello.

- ¿Qué?... ¿Es… Estás bromeando, cierto? – Habló como pudo el rubio y es que aquella confesión le había tomado por sorpresa, no se lo esperaba, pero le alegraba de sobremanera, no podía sino escuchar su corazón y sentir el calor de su sonrojo hasta en las orejas. Enterarse que sus sentimientos eran correspondidos, era lo mejor que le había pasado en un buen tiempo. Aunque preguntó si era una broma, sabía bien que Sasuke no bromearía con ello.

- ¿Cómo se te ocurre que voy a bromear con algo así? … Idiota, al menos aprecia mi esfuerzo, es la primera vez que me confieso. – Dijo algo decepcionado, en su mente la confesión habría sido mucho más romántica, frente a frente, en un ambiente idóneo, todo lo contrario de lo que estaba pasando.

- Hahahaha~ Per… Perdón. – Soltó una risa inevitable, encontrando que el azabache tenía razón, el esfuerzo que hizo con su confesión pasó totalmente desapercibido. – Sasu… Sasuke… ¿Desde cuándo? – Terminó por preguntar, quería saber de cuándo era que ambos se interesaban mutuamente y ninguno era capaz de decirlo. Olvidando el detalle de responder a la confesión, diciendo que se sentía de la misma manera.

- Uhm… - La risa del menor le robó una sonrisa, al menos había arreglado su ánimo, con una confesión demasiado casual para su gusto. Se acomodó en la cama cubriéndose con las mantas, comenzaba a darle frío. – Uhm… No sé… ¿Desde secundaria quizás? … El tiempo exacto o la fecha exacta no lo sé, sólo sé que me costó asumir qué es lo que era éste sentimiento por ti… Y hace un año me alejé, por lo mismo… Me estaba comenzando a sentir frustrado con lo que sentía por ti y no quería arruinar nuestra amistad, por lo que terminé apartándome… - Le contó un poco de su versión de los hechos, aunque no con detalles, realmente lo había pasado mal cuando descubrió qué era lo que realmente sentía por su rubio.

- Oh… Fue en las mismas épocas entonces… - Susurró sutil el rubio, contento, con su corazón lleno de una extraña sensación que en su vida sintió, como una calidez y tranquilidad que nada ni nadie había logrado darle. Aunque no explicó a qué se refería con sus palabras, fue capaz de comprender por qué el mayor había tomado distancia y por su lado, se refugió con malas juntas y pésimas decisiones.

- ¿Qué cosa fue por la misma época? – Consultó el azabache, sin entender del todo a lo que el rubio de ojos celestes se refería.

- A-Ah… Eh… - No sabía cómo decirlo, moriría de vergüenza en ese mismo momento en que fuera capaz de decirle a Sasuke lo que sentía. – Uh… También comenzaste a gustarme en esa época… - Murmuró suave, como si se tratara de un secreto de Estado, lo que no sabía Naruto, es que Sasuke lo conocía tan bien, que ya sospechaba de aquello, hace varios años.

- Yo lo había notado… Pero eras y eres tan libre, que no quería enjaularte diciéndote si querías ser mi pareja o algo así… Y no sabes cuánto me arrepiento. Pude evitarte tanto daño… - Confesó con pesar el azabache y es que le dolía en el alma sólo saber por lo que había pasado sólo Naruto.

- Uh… - No pudo articular palabras el de ojos celestes, comenzaron a derramarse incontenibles lágrimas por sus ojos, y es que le dolía también saber que las cosas pudieron ser diferentes, eran sentimientos encontrados, porque se sentía feliz, pero también pensaba que podía haber experimentado esa felicidad mucho antes. Pero había que ser realistas y la realidad era que el estaba internado en el hospital por intento de suicido. Lo único bueno de esa situación es que hizo a ambos dar el paso definitivo sobre confesar por fin sus sentimientos. – Tonto… - Murmuró mientras se pasaba el puño por los ojos, tratando así de detener las lágrimas que ni caso le hacían en cesar.

- Hey…. No llores… Por favor… - Susurró suave, mirando con atención la pantalla del móvil de Naruto, donde lo miraba a él, oscuro, pero podía ver algo de su silueta y sus ojos llorosos. - ¿Y? ¿No me vas a responder? – Preguntó el azabache, tratando de obtener una respuesta a su confesión, a la vez que quería que el menor dejase de tener pena con la situación, lo conocía bien, sabía lo que seguramente estaba pensando y es que él también ya había pasado por esos pasajes en su cabeza, pero ya nada se podía hacer, ésta era la realidad.

- ¿Q-Qué cosa? ¿Qué debo responder? – Murmuró medio ronco el rubio, carraspeando un poco para aclarar su voz, luego de haber estado llorando, se calmaba poco a poco, con las palabras de Sasuke. Sacando con sus dedos los excesos de lágrimas que amenazaban con seguir derramándose.

- Sé que no es la mejor forma pero… ¿Quieres salir conmigo? – Preguntó el mayor, avergonzado, agradecía que había un poco de oscuridad que jugaba a su favor, pero realmente deseaba poder tener a Naruto para sí, no para enjaularlo o algo por el estilo, pero sentía la necesidad de cuidarlo, amarlo, pasar su tiempo con él, cobijarlo, básicamente todo en compañía de su adorado rubio. Lo añoraba, había estado imaginando cómo sería si pudieran algún día salir. Siempre pensó que eso sólo se quedaría en su imaginación. Pero no, en éste momento se hacía realidad, al menos el primer paso.

- ¡Sí! – La afirmación se arrancó de su boca antes que sus pensamientos pudieran poner alguna traba a la respuesta o para darle tiempo de pensarlo un poco más, detenida y seriamente. Estaba feliz, no sabía cómo describir la sensación, primera vez en su vida que experimentaba tales emociones y sentimientos. Que ganas de poder estar frente al mayor y poder abrazarle. – Eh… S-Sí… Me encantaría… - Murmuró ahora no tan efusivo, más calmo, pero esa calma era sólo en sus palabras, porque por dentro era como una explosión de pirotecnia.

- Ok… Me aseguraré de hacer esta misma pregunta en persona. No soy de la idea de hacer las cosas por video llamadas o cosas así, pero ya que se dio así, vamos a agradecer a la tecnología. – Le dijo tranquilo el azabache, pero definitivamente estaba feliz y contento al haber sido aceptado por el rubio, era inexplicable, definitivamente ser correspondido era una suerte mayor y a su vez ser aceptado era un milagro, al menos eso era lo que pensaba el Uchiha, sintiendo que podría morir de lo feliz que aquello le hacía. Aunque el panorama hubiera sido perfecto si pudiera enredar a Uzumaki entre sus brazos y compartir la calidez de un abrazo de dos personas que se quieren.

- Eso creo… - Dijo un tímido Naruto al otro lado de la video llamada. Suspirando sutilmente, su cuerpo aún medio cansado no resistía como de costumbre emociones tan fuertes como antes. – Asegúrate de preguntarme en persona, Sasuke. – Le comentó, haciéndose a la idea de que definitivamente sería mucho mejor cuando pudieran verse. – Quiero que me den el alta pronto. – Comentó cambiando un poco de tema, aunque igual estaba relacionado, Naruto sentía que si dormía al lado de Sasuke podría descansar como si no hubiera mejor lugar que aquel. Y probablemente tenía razón.

- Te lo diré, sólo ten paciencia, torpe. – Comentó el más alto y al oírlo suspirar se preocupó un poco. - ¿Estás cansado? ¿Quieres dormir? – Le preguntó, mirando la hora, ya había avanzado bastante el reloj. – Yo creo que es probable que te den el alta mañana… No se justifica tenerte más tiempo hospitalizado, ya que has mejorado bien después de la transfusión. Esperemos que sea mañana, que ya es viernes, así pasamos el fin de semana sin pensar en que debo volver a clases. – Comentó el mayor, acomodándose en la cama. – Oye, mañana no llegaré a la hora de visita… Quizá pueda llegar como a mediodía, tengo laboratorios, hasta esa ahora y de esos no me puedo escapar… De hecho perderlos es un problema, porque no se pueden recuperar… - Le dijo, justificando de paso el que mañana llegaría más tarde a la visita. – Y te llevaré ropa, en caso de que te den el alta. – Terminó por decir, cerrando sutilmente sus ojos, se sentía un poso somnoliento.

- Uhm, tengo un poco de sueño… - Le respindió el de ojos celestes y sonrió sutil al escuchar la posible idea de ser dado de alta el día que seguía. Escuchó tranquilo al azabache, frunciendo los labios, formando una mueca al saber que no llegaría a la hora de visita, pero le entendía, sabía lo que siempre se había esforzado en los estudios, así que sólo podía comprender y brindarle su apoyo. – Está bien, no te preocupes, yo entiendo, de veras~ - Terminó por decir y pensó por un momento en su ropa. – Me puedes traer la más holgada que encuentres, por favor. – Pidió, ya que sentía que sólo quería andar con ropa suelta, para poder sentirse libre y relajado.

- Entonces vamos a dormir. ¿Sí? Ya mañana será otro día, y seguro por la tarde estarás aquí, conmigo. – Murmuró el alto, sin pensar que esas palabras le causaban ansiedad y vergüenza al rubio.- Ok, ropa holgada… En caso de que no despierte temprano y despierte con la hora justa, créeme que te llevaré lo primero que encuentre. – Le advirtió, ya que esos días no había descansado bien, por lo que era probable no despertar a la hora que acostumbraba.

- Está bien… - Dijo a la idea de dormir. Y asintió, frotándose sutilmente los ojos, realmente le había picado el sueño. – Bueno, la que encuentres entonces. – Susurró con la voz cada vez más apagada por el sueño.

- Ok, buenas noches, torpe… Que duermas bien, descansa. Espero que mañana amanezcas bien. Nos vemos mañana… - Se despidió el azabache, notando que Naruto ya tenía los ojos cerrados, dispuesto a dormir, realmente era como los niños pequeños, se quedaba dormido enseguida.

- Buenas noches, Sasuke~ - No alcanzó a decir más, su cerebro dio la orden para armar otra oración, pero fue su mismo cerebro quien le hizo quedarse dormido de inmediato luego de escuchar las amables palabras de aquel con profundos ojos oscuros.

- Se durmió… - Susurró el Uchiha, igual de cansado. Estaba agotado, cortó la video llamada y se acomodó para dormir, lo cual no tardó en ocurrir, puesto que se había cansado bañando al menor y yendo por sus cosas al departamento. Ya pronto las cosas volverían a los horarios más normales, y le quedaba el fin de semana para descansar.

Notas finales:

Si llegaste hasta aquí no me queda más que darte las gracias por leer~ uwu <3 


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