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Revivir~ por Lez

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Notas del capitulo:

La llegada de un nuevo integrande a la casa de Sasuke.

Después de que terminaron de comer, no pasó mucho tiempo y de pronto apareció una de las enfermeras que llegaba a la sala a controlar a los pacientes, pasó por cada una de las camillas revisando las fichas y demás, pero en la cama del rubio se detuvo, para hablar un poco más y es que tenía noticias sobre el alta médica.

- Joven Naruto. – Habló la mujer con cabelleras rubias, pero mucho más claras que las del chico de ojos celestes. – Vengo a decirte algo sobre el alta médica. – Terminó por decir la mujer con su uniforme blanco.

- H-Hola, buenas tardes. – Respondió el rubio, abriendo sus ojos cuando le hablaron del alta, mirando a Sasuke como avisándole que quizá sería pronto. – Sí, dígame. – Finalizó Uzumaki.

- Bien, el papeleo está listo, sólo falta tu firma o la firma de tu representante para que revisen los documentos de lo que se te hizo y el protocolo a seguir. ¿Lo harás tú? – Preguntó la mujer mirando al de ojos como el cielo despejado.

- Lo haré yo. – Interrumpió el azabache, quizá era un poco impertinente, pero no lo dijo de mala manera ni nada. Miró al rubio, de alguna manera confirmando su aprobación para luego mirar a la mujer. – Yo iré a ver eso, no se preocupe. – Dijo el Uchiha y sacó de su mochila su cartera, donde tenía sus documentos y algo de dinero en caso de ser necesario.

- Oh~ Está bien, joven. – Respondió sonriente la enfermera y miró al rubio de nueva cuenta. – Bueno, una vez esos papeles listos, te puedes vestir e irte. – Le dijo la mujer, retirándose, sin antes hacer una señal a Sasuke para que la siguiera.

- Eso es genial, torpe, se demoraron menos de lo esperado. – Dijo el de profundos ojos negros y se puso de pie. – Voy y vuelvo. – Le comentó, siguiendo a la enfermera.

- Está bien. Que te vaya bien, de veras~ - Habló embozando una sonrisa en sus labios el rubio, y es que se sentía feliz de poder irse pronto del hospital. Se quedó mirando al azabache mientras seguía a la mujer.

Sasuke  por su parte en papeleos y trámites se tardó alrededor de treinta minutos, que al rubio se le hicieron eternos. Y es que tenía que ir a recaudación y a pedir la hora para que le sacaran los puntos y revisar que la cita con la psicóloga estuviera agendada, a una hora similar a la del retiro de los puntos. Fue así como después de esa cantidad de cosas por hacer, volvió a la sala con una cantidad no menor de papeles, agitándolos en el aire cuando Naruto lo miró, avisando que por esos motivos se había tardado tanto.

- ¡Por fin llegas! Sí que te tardaste. – Exclamó el rubio y es que para el se sintió bastante tiempo.

- Sí, es que los papeleos siempre son muchas cosas por hacer, pero ya está todo listo. – Le respondió el azabache y tomó su mochila par guardar dichos documentos en ella, aprovechando de sacar la bolsa donde llevaba la ropa de Naruto. – Bien, vamos a cambiarte de ropa. – Le habló tranquilo, esperando que el rubio se moviera de su lugar.

- Así veo~ - Murmuró y asintió a las palabras de Sasuke, removiéndose para salir de bajo las mantas y poder bajarse. – Vamos al baño de aquí de la habitación, creo que es más cómodo. – Comentó el de ojos claros, poniéndose de pie, con ayuda del azabache que le sostenía del brazo y la cintura.

- Ten cuidado, torpe, no sería chistoso que se te abran los puntos… - Reprochó el de ojos oscuros y asintió ante la propuesta del menor. – Bien, vamos al baño de aquí entonces. – Terminó por decir y caminó junto al rubio hacia el baño.

- Lo hice con cuidado… - Se defendió el menor, aunque por naturaleza era algo torpe. Siguió el camino del mayor, sin decir nada, sólo quería irse pronto de allí, no porque le trataran mal o algo, sólo no se sentía cómodo.

- Ya, ya. – No quería seguir con el asunto el Uchiha, así que lo finalizó de esa manera. - ¿Crees que te gustará mi departamento? – Le preguntó de improviso, aunque siempre era seguro de sí mismo, cuando se trataba de Naruto perdía un poco de esa confianza. Al mismo tiempo ya habían entrado al baño y se habían  cerrado de puerta para más privacidad.

- ¿Y me lo preguntas? – Comentó entre risas el rubio, conocía bien los gustos del azabache, por lo que se imaginaba cómo era el lugar, quizá algo monótono pero con estilo moderno y seguramente con tendencia a lo minimalista. – Creo que tu hogar será genial, quizá falto de color, pero estará bien para mí, de veras~ - Respondió seguro el rubio, apartándose sutilmente del brazo de Sasuke, para poder comenzar a vestirse.

- Bueno, quizá por lo mismo, te puede parecer aburrido y querrás irte… - Comentó despacio el mayor de ambos y puso sobre un mesón la bolsa con ropa del menor, sacando primeramente los bóxer, pasándoselos para que se los pusiera. - ¿Puedes solo? – Consultó, ya que tampoco quería ser invasivo con las cosas que quizá sí podía hacer por su cuenta.

- No creo, bueno lo veremos cuando eso pase. – Respondió, notando la ligera preocupación del más alto en su estadía en la casa de él.  Asintió con una afirmación cuando le preguntó si podía, la verdad, creía que podría, al menos lo intentaría.- Puedo… O eso creo~ - Le comentó lo último con una sonrisa, tomando la prenda y poniéndosela; le costó un poco en el proceso de levantar los pies, pero lo logró y la subió lentamente, acomodándola bien. Una vez así, se pudo sacar la camisa que era el pijama que todos usaban.

- Bien, pantalón primero. ¿No? – Preguntó el azabache, tomando el pantalón y pasándoselo al lado correcto.

- Sí, gracias~ - Y sin más tomó el holgado pantalón y se lo puso, ahora con menos dificultad, acomodándolo bien a sus caderas, con el cordón que tenía en el centro de ellos. Mientras que el de ojos oscuros tomaba la playera holgada y la acomodaba para ayudarle a ponerla.

- Bien, con ésta te ayudo, por tus brazos. – Le dijo, refiriéndose a donde había tenido la vía y el de los cortes, sabía que ambos debían estar algo delicados. – Levanta los brazos. – Ordenó, para que de ésta manera con la playera arremangada la metió en los brazos del menor, y en su cabeza, una vez que éste le hizo caso dejando que ésta cayera por si sola en la delgada silueta del rubio.

- Tengo un poco de frío… ¿Me ayudas con los soquetes? – Consultó el rubio, acercándose al mesón, pretendía sentarse allí para que Sasuke le ayudara con el abrigo para sus pies. A lo que el azabache leyó la idea del menor y le alzó por las caderas para que quedara sentado sobre el mesón y así más cómodo para el mismo para poder ponerle los soquetes.

- Te pondré las zapatillas enseguida, entonces. – Le dijo y se hincó para poder comenzar a poner los soquetes que el mismo Naruto le pasó, sus pies se veían harto más blancos que el resto de la piel canela del menor. Terminó de poner cada uno de los soquetes. – Zapatillas por favor. – Le pidió indicándole en la bolsa de plástico que las puso para que no ensuciaran la ropa. El de ojos celestes le pasó una a una las zapatillas, el azabache no las amarró apretadas, más bien flojas, para más comodidad. Naruto sólo miraba enternecido lo atento que era el mayor y nunca lo había valorado como se debía. Sasuke se incorporó en el mismo lugar donde estaba, quedando entre ambas piernas del rubio, a lo que de inmediato Naruto se sonrojó por tal cercanía. – Ya casi. – Dijo casi en un susurro el azabache y tomó la sudadera con capucha. -  Levanta los brazos. – Pidió una vez más, sin retroceder en su posición y una vez que el de ojos claros le hizo caso, le puso la sudadera. Acomodándosela bien, e incluso le puso la capucha.

- Al fin~ - Murmuró el rubio, tratando de sonar normal, pero el más alto realmente le provocaba vergüenza con sus cercanías y acciones. - ¿Vamos entonces? – Preguntó el rubio, rehuyendo de la mirada del azabache, y es que si lo miraba, sentía que estaba más cerca de lo que creía.

- Sí, pero antes… - Habló Sasuke y le tomó de la capucha de la sudadera y lo acercó, para darle un beso en los labios, como una especie de saludo, porque en la sala tenían que actuar como amigos normales. El beso fue corto, sutil, pero con cariño de parte de ambos, ya que después de la confesión del Uchiha la noche anterior, quedaron ambos con esa sensación de enamoramiento en su vientre bajo. – Ahora sí… - Dijo el mayor abriendo sus ojos al tiempo que tomaba distancia de los labios de Naruto.

- U-Uhm… - No supo nada más que asentir, estaba avergonzado, el beso que Sasuke le dio le había tomado por sorpresa y claramente se reflejaba en la cara de Naruto. Si hubiese más confianza se hubiera hundido en los brazos del mayor, pero de momento las cosas estaban recién dando un extraño vuelco con sabor a romance.

- Te terminarás acostumbrando… - Comentó Sasuke tomando más distancia y una vez más lo sostuvo de las caderas para ayudarle a bajar. Puso las prendas de pijama del hospital en el tiesto destinado para ellas que había en el baño, lo mismo con las sandalias, no olvidó tomar la bolsa reutilizable en la que llevó las prendas. – Vamos. – Le tendió la mano, esperando que el rubio la tomara para que se pudieran ir de una vez por todas de ese lugar.

- Es… Eso dices, pero no es tan rápido como crees… - Murmuró con un sutil puchero Naruto, se acomodó las ropas al estar de pie nuevamente y miró al azabache, atinando a cuando le estaba ofreciendo su mano, la cual no dudó en tomar. Y fue así que salieron del baño y se dirigieron de nueva cuenta a la cama a por la mochila y la ropa de Naruto que estaba embalada en la cajonera al lado de su cama.

Caminaron en silencio, ya que el que era hablador de ambos, estaba cohibido por la situación en la que se encontraban, tomados de las manos. El mayor de ambos soltó al rubio para poder guardar lo que faltaba, dentro de ello su móvil y cargador de éste, finalmente se acomodó la mochila en la espalda, volviendo a tomar la mano de su rubio chico.

- Lo siento si tienes frío, pero dejé mi abrigo en el auto… - Le comentó el mayor cuando ya iban en el pasillo del hospital.

- No te preocupes… Es verdad que hace frío, pero al menos mi mano se siente cálida. – Le respondió el menor dedicándole una sonrisa.

- Bueno, en el auto se te va a pasar el frío… Aunque en casa, seguro estará frío, porque no suelo dejar encendida la calefacción. Pero a penas lleguemos, se temperará pronto. – Le dijo el azabache preocupado de que Naruto tuviera frío y es que podía sentir fría su mano. – Podría pasarte mi suéter… - Terminó por decir, mientras esperaban el ascensor para bajar hasta la primera planta.

- Deja de preocuparte… - Le dijo el rubio y frunció el ceño, mirándolo serio.- Si te sacas tu ropa para dármela a mí, me voy a enfadar de verdad. – Amenazó, dando el primer paso para entrar al ascensor que llegaba.

- Ok, ok, no necesitas enfadarte antes de que me amenaces con enfadarte. – Dijo el más alto con una sutil risa, casi imperceptible. Subió al ascensor seguido a Naruto, sin soltar la mano de éste.

- Bien, bien, que bueno que aún comprendes, de veras~ - Bromeó el rubio, esperando llegar a su piso, que no eran sino un par de segundos. Una vez que se abrieron las puertas, salió de nueva cuenta primero, es que estaba ansioso por esa nueva vida, esa nueva libertad, esa nueva oportunidad que le daba la vida. Revivir.

- No jodas… O me terminaré enfadando yo… - Dijo serio, pero como una broma, el azabache que también bajó del ascensor cuando llegó éste al primer nivel. – Vamos al estacionamiento. – Dijo el de ojos oscuros y le indicó con su mano libre hacia la puerta de los estacionamientos, que era diferente a la entrada principal.

- Ya, ya, veo que sigues corto de genio como siempre~ - Comentó el rubio sin afán de ofender al alto, pero es que siempre era así, sinceros dentro de lo posible a la hora de hablar. – Ok, te sigo~ - Terminó por hablar el rubio, que miraba todo a su alrededor como si fuera algo totalmente desconocido y es que lo era en cierta forma, ya que llegó al hospital inconsciente.

No pasó mucho tiempo, permanecieron en silencio el par de minutos que les llevó llegar al automóvil de Sasuke. El mayor de ambos soltó el agarre de sus manos cuando hubo guiado a Naruto a la zona del copiloto, antes de que éste subiera, sacó su abrigo y se lo puso sobre los hombros. Haciéndole una seña para que ingresara, mientras abría la puerta de atrás para guardar la mochila con las ropas.

Naruto subió y cerró la puerta, poniéndose de inmediato el cinturón de seguridad, esperando a que el más alto subiera a su puesto. Sasuke rodeó el vehículo y se terminó por tomar su ubicación, cerró la puerta, acomodó el asiento y se puso el cinturón de seguridad. Encendió el motor  y miró al rubio.

- ¿Estás listo? De ahora en adelante puede que tu vida de un vuelco… - Le dijo el mayor, volviendo la vista al frente para posteriormente salir del estacionamiento.

- Su… Supongo que sí… Espero ésta vez resulte. – Murmuró sutilmente el de ojos claros, escondiendo ambas manos entre sus muslos.

- Resultará, resultará. ¿No es raro que seas pesimista? – Consultó mientras conducía, agradecía que a esas hora no había tanto tráfico, así que no tardarían tanto en llegar al edificio donde estaba ubicado su departamento.

- Digamos que me he vuelto un poco pesimista, no me resultaban las cosas. – Confesó el menor, mirando por la ventana, toda la ciudad que pasaba rápido por fuera del auto.

-  Parece, pero… Para eso estarás con mi apoyo y el de la psicóloga. – Le dijo con sutileza, tratando de no sonar rudo como siempre solía sonar.

- Eso es verdad y no sabes cuánto te lo agradezco, Sasuke. – Le dijo con toda la sinceridad del mundo el rubio. Realmente quería poder resurgir, sanar de los daños, perdonar y poder ser feliz.

- La mejor forma que tienes de agradecerme, es cuidándote y queriendo estar mejor, la psicóloga ayudará, pero créeme que depende en un noventa por ciento de ti mismo. – Mencionó el azabache, sin quitar su vista del camino, ya que iban llegando a su lugar de vivienda. Así fue como se adentró al estacionamiento del edificio, reduciendo la velocidad, buscó su lugar para dejar el vehículo.

- Uhm, uhm… - Asintió dos veces el rubio con aquel sonido de aprobación que salía de entre sus labios, mirando cómo el mayor conducía. Notó que bajaba la velocidad, así que dedujo que llegarían pronto. – Estoy un poco ansioso… - Susurró casi para sí mismo, pero el de ojos oscuros tenía realmente un buen oído.

- No estés ansioso… Ya llegamos. – Avisó mientras terminaba de estacionarse, deteniéndose y seguido a ello deteniendo el automóvil, se desabrochó el cinturón de seguridad y dio medio giro para quedar mirando al rubio, ahora frente a sus ojos. - ¿Vamos, o quieres tranquilizarte primero? – Habló suave, mirando un por de segundos su mano vendada y seguido a ello le tomó la mano con su diestra. – Estarás bien… Estaremos bien. – Sentenció, ya que realmente creía que la vida de ambos cambiaría.

- ¿Ah? … Perdón, estaba medio ido… - Respondió el rubio a las primeras palabras del Uchiha, notando después con el accionar de éste, que habían llegado y poniendo más atención a las siguientes palabras de este. – Quisiera buscar un poco de calma… Pero no me ayudas… - Dijo mirando el agarre que había creado el mayor entre sus manos. – Espero de todo corazón que tengas razón. – Murmuró suave el de ojos celestes.

- Y así será, torpe. – No dijo nada más y con su zurda acercó la cabeza del rubio a la suya, para juntar ambas frentes y mirarme directo a los ojos. – Confía en mí, yo confiaré en ti. – Confesó el azabache, terminando por dejarle un beso en la nariz, no quería avergonzarlo demasiado en esa condición. Soltó sutil su cabeza y volvió a tomar distancia, escuchando ahora las primeras gotas de lluvia. - ¿Vamos? Para poder calentar el departamento… - Le susurró y de paso de desabrochó el cinturón de seguridad también.

- E-Está bien, vamos… - Murmuró avergonzado Uzumaki, ya que la cercanía con Sasuke le ponía demasiado nervioso y ansioso, lo cual sabía con seguridad que el más alto lo notaba y que probablemente lo hacía a propósito. Ya que le habían liberado, abrió la puerta del auto para bajar, cerrando tras de sí.

- Muy bien, mejor así. – Habló el de ojos profundamente oscuros, bajó la mochila, la cual se puso y cerró el vehículo, para luego asegurarse de que quedase con seguro y alarma. Caminó hacia el menor y le tomó despacio de la mano izquierda, para caminar junto a él, hacia el ascensor.

- ¿Me  crees si te digo que tengo un poco de hambre? – Consultó el de las marcas en sus mejillas, caminando tomado de la mano con el azabache, llevando un sutil sonrojo en sus mejillas.

- Bueno eres tú, y a decir verdad me alegra que estés recobrando el apetito. – Confesó el mayor de ambos, y lo guio dentro del ascensor que llegaba por ellos. Tardaron un par de segundos en llegar al piso catorce, donde vivía el más alto, y allí bajaron, por suerte había pocos departamentos por piso, era bastante acomodado el lugar.

- ¿Tienes ramen en casa? – Preguntó el rubio, realmente echaba de menos su plato favorito. Fue la pregunta que se sostuvo en el ascensor, eran bastantes pisos, ya le estaba asustando lo alto que era. – Sí que son hartos pisos… - Comentó nuevamente el de ojos celestes, en el momento que se detuvo el ascensor y bajaron de él.

El mayor de ambos no le respondió, quería llegar luego a su departamento con el rubio, las ganas de devorarlo a besos no le faltaban, sus instintos más oscuros se hacían presentes por culpa del menor, pero era consciente del trauma de su amado rubio, tendría que tener paciencia, ganarse su confianza, cuidarlo, mimarlo, ganarse la aceptación de éste y de su cuerpo, que seguramente sería quien tendría más trabas ante los toques y otras situaciones comprometedoras. Sasuke abrió la puerta y le dio paso al menor, quien ingresó haciendo una pequeña venia, dejando sus zapatillas en la entrada, caminó, recorriendo todo el lugar con su mirada, pasmado en lo grande que se veía donde no tenía tantas cosas, había acertado en el estilo del azabache, parecía niño con juguete nuevo, ¿realmente viviría allí?, se preguntaba Uzumaki en su mente.

Por otro lado Uchiha sólo lo siguió, quitándose también sus botines, siguiéndole con una sutil sonrisa al verlo tan impresionado, lo seguía con la mirada, pero pasó directo a la cocina, donde se lavó las manos en el lavaplatos y puso a calentar agua en el hervidor. Tenía previsto que Naruto querría ramen, por lo que había comprado un par. Puso los ramen instantáneos sobre la pequeña mesa  que sólo tenía par de sillas y se volvió a la cocina a por palillos para poder comerlo.

- Bienvenido a casa, Naruto Uzumaki. Ven a celebrar… - Habló el azabache para sacar al rubio de su asombro y hacerlo voltear cuando le llamó.

- Gra… Gracias, Sasuke… - No sabía bien que decir, nunca nadie la había dicho esas palabras, su corazón se sentía demasiado feliz, por lo que no dudó en acercarse y mirarlo. – De veras, muchas gracias… - Le dijo, dedicándole una de esas grandes sonrisas sinceras que daban la sensación de que todo estaba bien. - ¿Dónde me puedo lavar las manos? – Preguntó el rubio, sin dejar de tener la sonrisa marcada en la comisura de sus labios.

- Ahora es tu casa también, así que no agradezcas. – Respondió el más alto, llevando el hervidor a donde tenía los ramen instantáneos. – Ah, hay un solo baño, está en la habitación, frente a la cama. – Instruyó el Uchiha, mientras que le ponía agua a sus potes con comida, mirando su reloj de pulsera para tomar los tres minutos necesarios para poder comer.

- Bien~ - Terminó por decir e ingresó algo temeroso al dormitorio, notando la única puerta dentro del cuarto, así que entró sin cerrar, ya que se lavaría solamente las manos con agua y jabón. Lo que no notó es que el azabache le siguió, hasta cuando éste estuvo atrás, rodeándole la cintura, el de ojos claros lo miró por el espejo. - ¿Qué haces? – Le dijo, con paciencia, Sasuke había sido muy mimado por su hermano mayor, mientras vivía, así que entendía que quizá quería algo de mimos, a su modo.

- Nada… Recargando energías… - Le dijo apoyando su barbilla en el hombro del rubio, y es que realmente ese chico le hacía bien. Y había soñado e idealizado tantas veces que ambos pudieran estar así, era como un sueño cumpliéndose, haciéndose realidad. - ¿Te molesta? – Consultó preocupado de que realmente estuviera incomodando demás al más bajo.

- N-No… No me molesta, sólo no estoy del todo acostumbrado a éstas muestras de afecto. – Murmuró el rubio, acabando con el secado de sus manos, ahora limpias. Las posó sobre las del azabache y sonrió, ladeando su cabeza, intentando verlo, aunque no lo veía muy bien. – Pero me acostumbraré, así que asegúrate de no volverte un témpano de hielo después. – Advirtió el menor, soltándole para que así ambos pudieran moverse.

Sasuke asintió, comprendiendo bien a lo que se refería con volverse frío y es que cuando más quería estar cerca de Naruto, más se alejaba, pero eso ya era en el pasado, ahora podían ser espontáneos en sus sentimientos y accionar. El azabache lo soltó y sacó su barbilla del hombro del rubio, tomándole la mano para guiarlo fuera del baño e ir a comer el preciado ramen del menor.

Notas finales:

Si llegaste hasta aquí, muchas gracias por leer~ uwu


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