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107. Wei (11) por dayanstyle

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Bit-to se sentó con su cabeza acunada entre las manos, mortificado porque de nuevo se había herido a sí mismo. Esta vez no había sido culpa  suya. Alguien había derramado algo en el suelo, y Bit-to había resbalado con el líquido. Young Bin se había deshecho en disculpas, y había insistido durante veinte minutos para que Bit-to fuera al hospital. Aparte del palpitante dolor de cabeza, él estaba bien. Para hacerlo todo peor, Wei había entrado en la taberna con aquel forastero de antes a su lado. No hacía falta ser un genio para entender lo que ellos habían hecho si estaban todavía juntos. Bit-to quería correr y ocultarse, cuando sintió la dura mirada fija de Wei sobre él a los dos segundos de entrar en el lugar. Incapaz de aguantar la visión de Wei y su amante, Bit-to rápidamente salió de la cabina y trató de correr hacia la cocina. Wei estaba allí en segundo, colocando su mano sobre el hombro de Bit-to y con cuidado presionándole de vuelta al asiento acolchado. 

—No tan rápido —Wei se agachó a su lado. —Muéstrame dónde te golpeaste la cabeza. El forastero comenzó a alejarse, pero Wei levantó su brazo para bloquear al tipo. —Tú puedes sentarte justamente aquí y conseguir algo para comer, Gyu Jin. Bit-to quería deslizarse bajo la mesa. No sólo estaba avergonzado por su último accidente, además tenía que sentarse enfrente del hombre que estaba con Wei.

 Bit-to cerró sus manos en puños sobre su regazo y apretó los dientes. —Muéstrame —Wei insistió. Bit-to tocó un lado de su cabeza y se estremeció. Definitivamente había un huevo de ganso allí. Mordió su labio inferior y apartó la mirada. No quería la bondad de Wei cuando su amante estaba sentado justo allí. No le importaba a Bit-to que no hubiera pasado nada entre él y Wei. Tener a Gyu Jin allí se sentía como una bofetada. —Estoy bien. Alzó la mirada cuando Gyu Jin jadeó. Gyu Jin puso sus manos sobre la mesa mientras miraba fijamente con los ojos muy abiertos a Bit-to. 

—¿Qué? —Bit-to espetó. No le gustaba el tipo desde el principio.  La mirada de Gyu Jin iba de Bit-to a Wei y luego de vuelta a Bit-to. —¡Esto es imposible! Bit-to no tenía ni idea de lo que el extraño hombre estaba hablando, y no le gustaba el modo en que Gyu Jin le miraba. Durante los dos últimos años, Bit-to se había quedado bajo el radar, haciendo su mejor esfuerzo para no ser notado. Estos dos hacían que eso fuera algo difícil de lograr.

—Tengo que volver al trabajo —Bit-to esperó a que Wei se apartara de su camino, pero el hombre no se movió. —No necesito ir al hospital —argumentó. —Lo juro, estoy bien. Bit-to había tenido su parte justa de golpes y heridas en su vida. Sabía de dónde veía su torpeza. Cuando era joven, su padre constantemente le decía que comenzara a actuar como un chico y no como una chica. Los comentarios degradantes hicieron sentir a Bit-to como si no pudiera hacer nada correcto. Durante años, las palabras de menosprecio de su padre sólo habían empeorado. El hombre incluso había intentado expulsar a golpes la homosexualidad de Bit-to. Bit-to había intentado tanto hacer que su padre se sintiera orgulloso de él que había comenzado a tropezar con las cosas,  rompiendo piezas accidentalmente y haciéndose daño en el proceso. Le llevó años a Bit-to deshacerse de su tartamudeo y estaba agradecido por ese logro. Mientras estaba allí sumergido en los recuerdos, su oscuro secreto volvió a su mente. Por puro instinto, apartó aquellas imágenes lejos. 

—¿Cómo de mal herido está? —Gyu Jin preguntó. —¿Realmente tiene que ver a un médico? —¿Por qué te preocupas? —Bit-to exclamó antes de poder detenerse. Gyu Jin miró de Bit-to a Wei. —No lo sabe, ¿verdad? —¿Qué, que ustedes dos están liados? —Bit-to dijo apretando los labios. —Sí, calculé eso yo solo. La cólera de Bit-to creció cuando Gyu Jin se echó a reír. Se alegraba de que su vergüenza fuera tan divertida. Empujó a Wei, tratando de escaparse, pero Wei se quedó ahí, movió a Bit-to y se deslizó en la cabina. —No tan rápido. —¿Qué demonios? —Bit-to golpeó su inútil puño contra el sólido brazo de Wei. —No necesito que me lo restriegues por la cara.  —Estás entendiendo todo mal —Gyu Jin dijo. Se levantó y dio un paso atrás. —No puedo tratar con esto. Wei estuvo fuera de la cabina en segundos. —No te escaparás de esto. —¿De qué? —Bit-to estaba completamente perdido.

¿Qué venía ahora? Como Wei estaba de pie enfrentando a Gyu Jin, Bit-to se levantó y corrió hacia la cocina. Gyu Jin no era el único que no podía tratar con esto ahora mismo. Él tiró de la puerta de atrás para abrirla, listo para largarse cuando un brazo se colocó alrededor de su cintura, levantando a Bit-to de sus pies. Este gritó, luchando contra el agarre. —¡Cálmate! Bit-to fue instantáneamente abatido por la demanda de Wei. Cuando giró su cabeza, Wei tenía su otra mano rodeando la muñeca de Gyu Jin. —Nosotros necesitamos hablar, y joder, vamos a hablar —Wei dijo. —Hay algunas cosas que necesitas saber, Bit-to. —¿Tiene que estar él aquí? —Jódete —Gyu Jin gritó a Wei mientras luchaba para conseguir liberar su  muñeca. —No tengo que escuchar nada de lo que tienes que decir, idiota. —¡No le llames idiota! —Bit-to trató de golpear a Gyu Jin, pero el tipo no estaba lo bastante cerca. —¡Él es demasiado bueno para ti! 

Wei gruñó. Realmente gruñó. Bit-to sintió el retumbar en el pecho de Wei y resonar sobre el cuerpo de Bit-to. —Volvemos a tu motel —Wei le dijo a Gyu Jin. —Vamos a conseguir aclarar esto de una vez por todas. —No hay nada que aclarar —Gyu Jin trató de morder la mano de Wei. Bit-to no estaba seguro de que pensar, pero quería que el tipo grande le soltara. Se movió, tratando de escaparse, pero el grueso brazo de Wei le sostenía fuerte. Wei tiró a Gyu Jin cerca, sus narices casi tocándose. Por supuesto, Wei tuvo que inclinarse ya que Gyu Jin era más bajo.

—Tú vienes, o te juro que voy a pegarte a mi cintura con cinta adhesiva. La cólera en la cara de Wei hizo que Bit-to se encogiera contra el brazo del hombre. No dijo ni una palabra mientras fue llevado a la puerta de atrás y colocado en la camioneta de Wei. 

    Gyu Jin se tambaleaba mientras se sentaba al lado del bonito chico. ¿Cómo? ¿Cómo demonios él tenía dos compañeros? Gyu Jin nunca había oído de algo así antes. Nunca. Tenía que haber una razón. Esto tenía que ser un enorme error. Tal vez era porque Wei había sido muy cercano a Bit-to. Tal vez su olor se había envuelto alrededor del humano, haciendo el olor de Bit-to igual al del compañero de Gyu Jin. Pero Gyu Jin sabía la verdad. Actualmente estaba sentado entre los dos hombres, y no había modo de confundir el tirón que sentía hacía Bit-to. Estuvo callado durante todo el viaje, maldiciendo porque todavía no había conseguido ese desayuno gratis. Tenía hambre, pero dudada de que pudiera comer ahora mismo. Su estómago estaba demasiado lleno con mil nudos. Dos compañeros. Jódete, destino. Si pensaba que no le había abofeteado antes, sabía que acababa de golpearle por imbécil. 

—¿Dónde me llevas? —Bit-to preguntó. —El hospital está en otra dirección. —¿Pensé que habías dicho que estabas bien? —Wei preguntó. Gyu Jin echó un vistazo al visible huevo de ganso en la cabeza de Bit-to. Tal vez el humano realmente tenía que ir a ver a un médico. Gyu Jin no conocía el primer incidente con el vaso, pero esto tenía que doler. —Si pensara que necesitaras uno, llamaría al doctor Baro —Wei añadió. Bit-to se puso rígido al lado de Gyu Jin, haciendo que Gyu Jin se preguntara que estaba mal con la elección del doctor para obtener tal reacción del humano. Fue entonces cuando Gyu Jin notó la venda en la mano de su compañero. ¿Cómo se había perdido esto? —¿Qué le pasó a tu mano? Bit-to la metió detrás de su espalda. —Me la corté por ser curioso.  

Gyu Jin se rió bajo. No pudo evitarlo. Bit-to podía ser un chico bonito, pero también tenía una cierta inocencia en él que le hacía tan intimidante como un gatito. Él sabía exactamente por qué Bit-to estaba tan cabreado. Wei no le había explicado nada a su compañero humano, y Bit-to pensaba que Wei y Gyu Jin tenían algo caliente y duro que terminar. El tipo estaba muy celoso. Gyu Jin conocía el sentimiento demasiado bien, lo que hacía que sus sentimientos hacía Bit-to se ablandaran. 

—Nosotros no hemos tenido sexo —le murmuró a Bit-to. —Eso no es de mi incumbencia —Bit-to dijo rígidamente, pero Gyu Jin oyó el dolor en su voz. Ellos aparcaron en la parte de atrás del motel, directamente al lado del coche de Gyu Jin.—¿Por qué estamos en un motel? —Bit-to les miró con desconfianza. —¿Qué demonios viene ahora?—Él alcanzó la manija y salió de la camioneta. Gyu Jin se estremeció antes de saltar fuera y ayudar a Bit-to a mantenerse sobre sus pies. Bit-to le apartó el brazo. —Estoy bien. Parecía que él decía eso mucho. 

—No aconsejaría correr si estuviera en tu situación —Wei advirtió. Gyu Jin miró airadamente a Wei. —Él estaba bastante asustado. No tienes que amenazarle más.—Y yo no necesito que tú me defiendas —Bit-to cortó. Giró sobre sus talones y se dirigió a la carretera. —¿Él siempre está tan… a la defensiva? —Gyu Jin no conocía ninguna otra palabra para describir la actitud de Bit-to. —Ha estado apartándome desde el primer día —confesó Wei. —Él también es muy propenso a los accidentes. Eso explicaba mucho.

 —¿Simplemente vas a dejar que se aleje? —Acabas de regañarme por amenazarle —Wei señaló. Con un gruñido de frustración, Gyu Jin persiguió a Bit-to. Corrió hasta el tipo y se plantó delante de su compañero. —Sal de mi camino. —Bit-to trató de rodearle, pero Gyu Jin se movió con su compañero, parando al humano otra vez.  —¿Por qué estas siempre a la defensiva? —Gyu Jin preguntó. —Todo lo que él quiere hacer es conversar. —No soy estúpido —Bit-to replicó. —Tres hombres, un cuarto de motel, Wei coqueteando conmigo. Puedo sumar las cosas. —¿Y qué resultado obtienes? —Gyu Jin impidió que su risa emergiera. Bit-to era atractivo, pero el modo en que siguió mirando fijamente a lo lejos le hacía aún más atractivo. Era pecaminosamente adorable. Gyu Jin trató de bloquear esos sentimientos. Le habían hecho daño ya una vez. ¿Cómo podía tratar de ayudar a Bit-to cuando no podía ayudarse a sí mismo? 

—Eso resulta en sexo —Bit-to silbó la última parte. —Lo siento, no estoy en orgías. Una burbujeante risa trato de subir por la garganta de Gyu Jin. —Chico, no tienes que preocuparte por que yo quiera tu bonito culo. Bit-to parecía ofendido. —¡No me llames eso! Soy tan masculino como tú. Gyu Jin había tocado un punto sensible. —No quiero hablar con ninguno de ustedes. Gracias. Paso —Bit-to cruzó los brazos sobre su delgado pecho. —Somos compañeros —Gyu Jin soltó. —Nosotros tres. Eso es lo que Wei está tratando de encontrar un modo para decirte todo el tiempo. La frente de Bit-to se arrugó mientras él sacudía la cabeza despacio. —¿Has sufrido algún tipo de trauma en la cabeza recientemente? Lo que dices no tienen sentido. El trauma que Gyu Jin había sufrido no tenía nada que ver con su cabeza.

 —¿Por qué eres tan cínico? Repartes golpes a diestro y siniestro como si hubieras perdido tu peluche favorito. —Lo que quiere decir, que actúo como un niño—La cabeza de Bit-to bajó mientras arrastraba su zapato contra la tierra. —No, así no es como soy en realidad. —Hace frío aquí fuera —Gyu Jin señaló. —Te prometo que no te pasará nada extraño. Solo ven al cuarto entonces nosotros tres podremos hablar. 

 La mirada de Bit-to estaba fija en Wei que estaba apoyado con la espalda contra su camioneta, con los brazos cruzados, mirándoles fijamente. —Me asusta —él susurró. Gyu Jin echó un vistazo sobre su hombro. —¿Por qué, te ha hecho algo…? —No, Wei no. Es por su tamaño. Una molestia empezó a formarse en la mente de Gyu Jin. Quería llevar al tipo a sus brazos y decirle que todo estaría bien. Bit-to le miraba directamente asustado.

 —¿Podemos ir dentro? —preguntó. —Hace frío aquí afuera. —Así que, ¿esto será como un momento de amigos? —¿Un qué? —Gyu Jin preguntó. —Amigos pasando el rato. Gyu Jin se rió bajo. —Eres tan extraño. Vamos. Yo podría tomar algo de leche caliente.    

Era Wei quien había juntado a Gyu Jin y Bit-to, ¿entonces por qué se sentía como la tercera rueda? Le gustaba que los dos se quedaran cerca él uno del otro, pero Wei quería ser parte de eso. Trajo una de las sillas de la cocina al dormitorio y se sentó en frente de los dos hombres que estaban sentados espalda contra espalda sobre la cama. —¿Le has dicho algo ya? — le preguntó a Gyu Jin. —Solo que somos compañeros. Piensa que estoy loco, pero hacía demasiado frío fuera para estar allí de pie explicando las cosas. 

—Estoy sentado justo aquí —Bit-to dijo. —Y  todavía pienso que estás loco sobre lo del sándwich de Oreo. Gyu Jin se rió bajo. —¿No es lindo? Wei frotó sus manos por sus muslos. Gyu Jin había discutido con él todo el tiempo. Bit-to se había mantenido distante. Ahora los dos parecían ser dos guisantes en una vaina, dejando a Wei preguntándose dónde cabía él.  

—Solo dime como sigue esto —Bit-to metió sus manos entre los muslos y se estremeció, separando su mano vendada. —No somos humanos —Gyu Jin dijo mientras acariciaba la pierna de Bit-to. —Pero está bien. Nosotros nunca, jamás, te haríamos daño. Bit-to saltó de la cama y comenzó a apartarse. —La sutileza no es tu punto fuerte, ¿verdad? —Wei preguntó. —No voy a disfrazarlo con un bonito paquete —Gyu Jin argumentó. —No hay nada peor que la mentira o el engaño. —Yo no hablo de mentirle —dijo Wei con frustración. —Pero podías haber suavizado esto. —Yo...esto...¿qué? —Bit-to preguntó. Wei estuvo cerca de saltar cuando Gyu Jin cambió a un… ¿lince? ¿Era realmente un gato doméstico muy grande? Wei había olido a felino, pero tontamente había asumido que Gyu Jin era una pantera, un león o un jaguar. Algo feroz. ¿Un lince? Bit-to se apoyó en la pared, moviéndose poco a poco a lo largo de ella mientras Gyu Jin trotaba hacia su compañero.

 —Solo toma respiraciones profundas —Wei le engatusó. —Permítete creer en lo imposible. —Es... Esto no puede ser real —Bit-to había palidecido, su cuerpo temblaba, mientras seguía moviéndose poco a poco hacia la pequeña cocina—. Debo haberme golpeado la cabeza más fuerte de lo que pensaba. Llévame al hospital ahora… por favor. —Mierda, Gyu Jin. ¡Estás asustándole! Gyu Jin cambió de nuevo a su forma humana, bamboleándose ligeramente mientras se agarraba la cabeza. —No tanto como tú le asustas con tu actitud. Bit-to tiene miedo de los hombres grandes, así que baja el tono. —Te dije eso en confianza —Bit-to gritó. Wei sintió como si su corazón estuviera siendo desgarrado. —¿Tienes miedo de mí? Toda su vida había sido juzgado por su tamaño. Su madre había tratado de actuar como si no tuviera miedo de él, pero ella había fallado. 

 Su padre le había llamado monstruo. Era la razón por la que Wei se había marchado e instalado en la manada de Jihoon. Pero entonces, no sabía que estaba saltando de la sartén al fuego. Su tamaño siempre intimidaba a la gente. Y ahora su compañero tenía miedo de él. —No eres tú —Bit-to dijo, como si hubiera leído el dolor en los ojos de Wei. —Es… Yo solo… no eres tú. Lo juro. Me siento atraído por ti, Wei. De verdad. —Pero me temes. —Levantándose, Wei se dirigió a la puerta. Salió, sintiéndose como si le hubieran pateado las bolas.  

 

continuará... 


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