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107. Wei (11) por dayanstyle

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Wei entreabrió sus ojos a un cuarto oscuro. Se estiró, bostezó y notó que estaba solo en la cama. —Ya era hora de que despertaras —Gyu Jin dijo desde la pequeña cocina. Él estaba sentado allí con nada más que sus bóxers, comiendo algo de un contenedor de plástico. —El camarero dejó estas cajas en la puerta. Ven a comer. Wei encontró sus bóxers en el suelo y se deslizó en ellos antes de ir a la pequeña cocina. Cuando cruzó la arcada, notó que Bit-to no estaba en la mesa. —Él tuvo que ir a trabajar —Gyu Jin dijo. —Traté de hablar con él para que llamara y no fuera, pero no lo haría. —Él no —Wei dijo mientras se sentaba, la silla gimió bajo su peso. —Bit-to no ha faltado un día desde que empezó allí. 

Wei agarró uno de los contenedores y lo abrió. Hamburguesas y patatas fritas. No es lo que realmente quería, pero serviría. Fue al armario y agarró  uno de los dos platos del estante. Sirviendo la comida en él, metió el plato en el microondas. —¿Entonces seguimos evitando el elefante en el cuarto? —Tú eres grande, pero yo no te llamaría elefante—Gyu Jin mordió su hamburguesa. Wei sabía cuándo alguien le evitaba, y Gyu Jin definitivamente estaba evitándole. —Sabes lo que quiero decir, gatito. —Te pedí que no me llamaras así —Gyu Jin dejó su hamburguesa y se limpió la boca con una de las servilletas del pequeño montón. —Lo siento, es una palabra cariñosa que sigue apareciendo en mi cabeza, así que tendrás que acostumbrarte. —

Cuando el microondas pitó, Wei agarró su plato y tomó asiento. —Ahora suéltalo. Gyu Jin le miró con cautela. —Te prometo que no hay nada que puedas decir para impresionarme, Gyu Jin. Somos compañeros. No me voy a ninguna parte. 

  Con un profundo suspiro, Gyu Jin agarró una patata frita y la sumergió en el kétchup. —Estaba con un tipo que no sabía mantener sus pantalones puestos. Wei oyó el dolor en la voz de Gyu Jin. —¿Cuánto tiempo estuviste con él? —Dos años. Lo que significaba que Gyu Jin había desarrollado sentimientos por el tipo. Por la tristeza en la cara de su compañero, esos sentimientos no habían desaparecido completamente. Picaba saber que Gyu Jin había tenido sentimientos por otro hombre, y a Wei no le gustaba ni un poquito, pero su ego no era tan grande como para que se rehusara a creer que un tipo podía apagar sus emociones como un interruptor. —¿Cuánto hace que lo abandonaste? —Wei tomó un mordisco de su hamburguesa, aunque su apetito se había ido. 

—De ahí es de donde venía cuando entré a esta pequeña ciudad. Así que acababa de pasar. Llevaría tiempo que Gyu Jin terminara con su exnovio, y probablemente aún más tiempo para que confiara de nuevo. Y ahora Gyu Jin era el compañero de dos hombres, una obligación irreversible. —¿Lamentas lo que hicimos antes?—Era una idiotez que Wei preguntara eso, pero ¿qué hombre no estaría inseguro después de saber que su compañero había tenido sentimientos por otro tipo? Además, Wei todavía tenía sus propios problemas. Bit-to había sido reclamado, pero Wei no había estado en el interior del humano. Todavía se preguntaba si su compañero humano le temía. Gyu Jin bebió un sorbo de su vaso. Lo dejó y despacio sacudió su cabeza. —No lamento lo que hicimos, pero eso no anula mi miedo a ser engañado. Y no es que piense que tú o Bit-to lo harán, pero ese miedo está todavía ahí. No puedo simplemente eliminarlo  mágicamente. —Lo sé —Wei se estiró a lo largo de la mesa y apretó la mano de Gyu Jin. —Han pasado décadas para mí, pero también tengo mis puntos. 

Una de las cejas negras de Gyu Jin se elevó. —¿Qué pasó? Tan duro como era revivir su pasado, Wei se sentó allí y le contó a Gyu Jin sobre sus padres, su niñez, Jihoon y los abusos que había sufrido en manos de su exalfa. Wei nunca le había hablado de esto a nadie antes.   

 Ni siquiera sus hermanos de manada sabían lo que los padres de Wei le habían hecho. Pero mientras hablaba, el dolor que había llevado durante tanto tiempo se alivió un poco. Para cuando hubo terminado, Gyu Jin tenía lágrimas en sus ojos. —No te dije nada de esto para ganar tu compasión —Wei comenzó a levantarse, pero Gyu Jin saltó de su silla y se deslizó en el regazo de Wei. —No es compasión, Wei. Solo comprensión —Gyu Jin cambió a su forma de gato y se enroscó contra Wei. En eso momento, Wei sentía que finalmente había encontrado su lugar en el mundo. Ahora todo lo que tenía que hacer era derrumbar los miedos de Bit-to. Wei moriría mil veces antes de dañar alguna vez a su compañero humano, y tenía que trasmitir eso a Bit-to. Pero hasta ahora, el tipo había mantenido una barrera a su alrededor, y Wei tenía que superarla para mostrarle a Bit-to como de protegido y querido realmente era. 

Rascando detrás de la orejas de Gyu Jin, Wei terminó su comida mientras el gato ronroneaba. El sonido era adorable, y Wei quería oír el ronroneo de Gyu Jin mientras él jodía al tipo. Los tres podrían tener un montón de equipaje que superar, pero Wei todavía era un hombre y el sexo siempre estaría en la vanguardia de su cerebro. Él acarició al gato debajo de la barbilla. —Tenemos que ducharnos y vestirnos. Odio que Bit-to se vaya solo por mucho tiempo. El tipo es un desastre andante. Gyu Jin se estiró y luego se subió sobre el pecho de Wei, su diminuta lengua rosada asomó para lamer la barbilla de Wei. —El sexo más tarde —dijo Wei. —Bit-to primero. Gyu Jin saltó del regazo de Wei y corrió hacia el cuarto de baño. Un segundo más tarde, estaba en su forma humana, desnudo. —¿Vienes? —Lo haré si continúas así. —Wei se levantó de la silla y se unió a Gyu Jin. Con ambos compartiendo la ducha, la resistencia de Wei se rompió y tomó a Gyu Jin contra la pared.   

 Bit-to siguió repasando en su mente lo que había ocurrido antes una y otra vez. Siempre que pensaba en cómo se había sentido su cuerpo con Gyu Jin enterrado dentro de él, su polla se endurecía. Había perdido la cuenta de cuantas veces había entrado en el cuarto de baño para salpicar agua fría sobre su cara. La imagen de lo que ellos tres habían hecho era una distracción, y Bit-to casi había dejado caer su bandeja dos veces ya. Había atravesado corriendo  la puerta de la cocina, había golpeado su codo sobre la barra y se había tropezado con sus propios pies. 

—¿Estás  tratando  de  ir  al  hospital?—Young Bin  preguntó.  —Sé  que  tú normalmente desafías la verticalidad, pero hoy parece ser peor. Bit-to le dió la espalda a Young Bin mientras su cara ardía. Era estúpido, pero sentía como si su jefe pudiera ver la verdad en su cara, que Bit-to había dormido con dos hombres. Dios, la primera vez que había tenido sexo y Bit-to tuvo que ser tan avaricioso. En realidad se rió ante el pensamiento, sintiéndose un poco mareado. Definitivamente quería una repetición. Solo que era demasiado tímido para preguntar. Y entonces su burbuja de felicidad reventó cuando recordó por qué había escapado de casa, por qué se había instalado en esta pequeña ciudad. 

—¡Eh! Sexy La cabeza de Bit-to se centró cuando oyó a Wei. El hombre se alzaba sobre él, sonriendo hacia Bit-to. Su miedo se precipitó a emerger, pero Bit-to lo golpeó atrás. Había hecho daño a Wei antes cuando Mr. Bocazas le había contado su secreto. No quería ver el dolor en los ojos de Wei otra vez. —¡Eh! —El sonrió, retorciendo el trapo de la barra en su mano. Wei cerró su gran mano sobre el hombro de Bit-to. —Sé que estas nervioso. Está bien. Trabajaremos para superar esto. Lo prometo.  

  Bit-to no estaba seguro de eso. No cuando él había sido abusado toda su vida por su musculoso padre. No había sido culpa de Bit-to tener que tomar el lugar de su madre. Lo sabía, pero su amor propio todavía estaba dañado por las bofetadas verbales que su padre le había lanzado durante más de una década de la vida de Bit-to. No era algo que fácilmente pudiera superar. —No soy sexy —Bit-to arrastró su zapato contra el suelo. —Por favor no digas eso. Su padre le había golpeado despiadadamente por su aspecto. Decirle que era magnífico, atractivo o cualquier otro tipo de elogio sólo servía para recordarle lo que había sufrido por eso.

La frente de Wei se frunció. —Hablas en serio. —Eres un chico muy guapo —Gyu Jin dijo mientras se unía a ellos. Bit-to podía decir que Gyu Jin estaba bromeando con él, pero Bit-to no lo tomó así. Todo lo que oyó fue a su padre diciéndole como de bonito que él era, lo marica que era, que debería haber nacido con una vagina en lugar de un pene. Bit-to se cubrió la boca y corrió a la cocina, casi atropellando a uno de los camareros mientras se precipitaba delante de él y corría fuera por la puerta de atrás. Tomó grandes bocanadas de aire, haciendo su mejor esfuerzo para no vomitar mientras se inclinaba, colocando las manos contra sus rodillas. 

—Bit-to —Wei se precipitó fuera. —¿Qué problema hay? —Yo no quería decir nada con eso —Gyu Jin dijo mientras se apresuraba fuera por la puerta de atrás. —Me gusta eso, que seas tan atractivo. —¡Deja de decir eso! —Bit-to soltó mientras se enderezaba, colocando las manos sobre sus ojos para deshacerse de las lágrimas. La angustia apretó su pecho mientras la bilis volvía a su garganta. —No me elogies. Soy feo, inútil, y…. —No digas esas cosas —Wei gruñó. La cólera del hombre tuvo a Bit-to dando marcha atrás. Su corazón alojándose en su garganta mientras miraba arriba a la oscura expresión de Wei. —Lo siento. —¿Por qué? —Gyu Jin preguntó. —¿Por qué sientes que tienes que pedir perdón? 

  Bit-to se sintió oprimido. Incluso fuera, era como si no pudiera conseguir bastante aire. Destellos de su altísimo padre sobre él tenían a Bit-to cayendo de rodillas, cubriendo su cabeza mientas esperaba el primer golpe. —Joder —Wei se agachó al lado de Bit-to y llevó a su compañero a sus brazos. Bit-to temblaba como un loco, maldiciéndose por desmoronarse, por la educación que había sufrido, por el miedo injustificado que sentía hacia Wei cuando no había sido nada más que amable con él. —Habla conmigo, Cariño —Wei le abrazó cerca, meciéndole, pasando una mano por su espalda.—Nadie va a hacerte daño—Gyu Jin se presionó cerca de Bit-to. —¿Hay alguien detrás de ti? ¿Es por eso? Bit-to sacudió su cabeza mientras trataba de enterrarse en Wei, intentando ocultarse del mundo, tratando de absorber también el calor de Gyu Jin. —Te voy a llevar de vuelta al cuarto del motel —Wei se levantó con Bit-to todavía envuelto en sus brazos.

  Bit-to no protestó. No podía tratar con la gente ahora mismo. Las imágenes de su padre seguían destellando en su mente, las cosas horribles que el hombre le había hecho, y la cosa horrible que Bit-to había hecho. Él no merecía ser feliz. Bit-to no se merecía a Wei o su amabilidad. La única cosa que se merecía era sufrir por el resto de su vida. Wei le sostuvo mientras Gyu Jin conducía la camioneta, llevándoles de vuelta al motel. Nadie dijo ni una palabra en todo el viaje. Wei llevó a Bit-to dentro cuando llegaron y luego le puso sobre la cama, ambos hombres se curvaron a su alrededor. El pánico, el miedo y los destellos de su pasado comenzaron despacio a desaparecer. Se presionó contra el pecho de Wei mientras Gyu Jin cubría su espalda. Bit-to estaba envuelto en un capullo de seguridad, y aunque no lo merecía, no podía apartar a ningún hombre. Tan egoísta como era, estaba ávido de su calor y cercanía. 

—¿Mejor? —Wei preguntó. Bit-to sacudió su cabeza. No pensaba que pudiera incluso estar mejor, pero esto era lo más cerca que nunca estaría. —¿Quieres hablar de ello? —Gyu Jin preguntó.  De nuevo Bit-to sacudió su cabeza. La última cosa que quería hacer era perder a ninguno de los hombres. Y si ellos alguna vez averiguaban que él era una desalmado asesino.    

 Mientras Bit-to dormía, Gyu Jin comprobó su cartera. Tendría que conseguir un trabajo si iba a quedarse aquí. Sus fondos no iban a durar mucho más tiempo. Pensó en el próximo invierno, la ropa que tenía que comprar y otros gastos, así no tendría que pensar en la crisis de Bit-to. Le había desgarrado ver a Bit-to deshacerse mientras Gyu Jin estaba impotente para quitarle el dolor.

 Cuando su teléfono zumbó, Gyu Jin lo sacó y vio que tenía un mensaje. Deslizó su mano sobre la pantalla, presionando el botón de mensajes y su  corazón se apretó fuertemente cuando vio que el mensaje era de Nick. ¿Por qué me has dejado? ¿Qué hice mal? Gyu Jin solo miró fijamente las palabras. ¿Él tipo hablaba en serio? Su cólera se arremolinó en su estómago mientras sus dedos se apretaban alrededor del teléfono. Alzó la mirada para ver a Wei sobre la cama, Bit-to enroscado a su lado mientras Wei usaba el mando para pasar canales. Los dos estaban esperando que Bit-to despertara, estar allí para el humano por si los necesitaba. Sus compañeros. Gyu Jin tenía compañeros. El hecho de que Wei y Bit-to fueran suyos aún no había calado en él. Su corazón le decía que nunca se apartarían, pero su cabeza estaba pasando un momento duro para aceptarlo.

 Echo un vistazo de nuevo al teléfono. Sus dedos se cernían sobre el botón de respuesta, pero no podía decidirse a escribir nada al corrupto, engañador, inútil de mierda que Nick realmente era. Él había sido el peor tipo de ser humano, mostrándole a Gyu Jin amabilidad y felicidad, aunque Gyu Jin ahora sospechaba que la felicidad de Nick había sido falsa, solo para correr hacia otros hombres y traicionar la confianza de Gyu Jin.  

Dejó el teléfono a un lado y se levantó de la mesa. Gyu Jin no iba a dar a Nick ningún tipo de satisfacción contestándole. El tipo no era idiota y tenía que saber que Gyu Jin sabía la verdad. Su examante solo trataba de convencerse de que Gyu Jin todavía estaba en la oscuridad y que su salida tenía que ver con algo más. Nick era una buena pieza. Gyu Jin se deslizó en la cama y se envolvió alrededor de Wei. Los brazos de su compañero le rodearon al instante y Wei colocó un beso sobre su cabeza. —¿Soy demasiado masculino para ti? Se sintió incómodo cuando Wei no le contestó enseguida. Gyu Jin comenzó a levantarse, pero el brazo de su compañero se apretó a su alrededor.

—Él realmente te hizo mucho daño, ¿verdad? Ahora era el momento de que Gyu Jin guardara silencio. Wei no había contestado su pregunta exactamente y eso hizo aumentar su ansiedad. Wei colocó sus dedos bajo la barbilla de Gyu Jin y la levantó hasta que él estaba mirando fijamente a los ojos azules de Wei. —He amado a mis compañeros incluso antes de saber quiénes eran.  —¿Cómo puedes amar a alguien que nunca has conocido? —Eso no tenía ningún sentido para Gyu Jin y Wei todavía no contestaba a su pregunta. —Porque yo sabía que ellos serían los que me aceptarían por quién soy— explicó Wei. —Porque ellos fueron escogidos cuidadosamente para mí, y ¿cómo podría no enamorarme así?

 Gyu Jin pensó en lo que Wei había dicho, repitiéndose a sí mismo que Wei solo evitaba su pregunta. Justo como Nick hacía, Wei pensaba que Gyu Jin era demasiado masculino. —Podrías haber sido azul con dos cabezas y no me habría importado — Wei rio bajo. —Aunque tener dos cabezas habría sido interesante cuando llegaran las mamadas. —Su risa se volvió suave. —Cuando te miro, veo a un hombre magnífico al que han lavado el cerebro con el pensamiento de que no es lo bastante bueno como para ser amado. Lamento tener que disentir. No me preocupa que seas masculino, que tengas músculos definidos y que no te veas tan femenino como Bit-to. Tengo la mezcla perfecta de compañeros y me siento el tipo más afortunado del planeta. —¿Piensas eso? —Lo hago —Wei le besó.    

Gyu Jin se retiró, inclinando su cabeza hacia un lado. —Tú dijiste compañeros. ¿Cómo sabias que tenías dos? —Porque todos en mi manada tiene dos compañeros. —¿Así que esto no es raro? —Si yo hubiera tenido solo uno, eso habría sido raro. Gyu Jin se sintió mejor, sus preocupaciones no eran tan fuertes. Wei le había ayudado a aliviar el temor que Nick le había inculcado. Las únicas opiniones que importaban ahora eran las de Wei y Bit-to. —¿Qué crees que le pasó? —Gyu Jin preguntó mientras miraba fijamente la forma dormida de Bit-to. —Algo muy jodido —Wei colocó su mano sobre la cadera de Bit-to. —Tenemos que conseguir que se abra o él nunca lo superará. Gyu Jin estaba de acuerdo. Había sido un infierno de ataque el que Bit-to había tenido, y Gyu Jin nunca quería ver a su compañero colapsar así otra vez.

 

   continuará...


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