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Una falsa historia de Amor por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Regresando con historia que espero sea de su agrado.

Aclaraciones:

Lily y James vivos.

Teddy tiene la misma edad de Draco y Harry.

Uno que otro personaje original que serán de apoyo para la historia.

 

 

Draco cerró el libro de Historia de la Magia Volumen 5, Mitos y Realidades del Mundo Mágico, amaba las historias y los cuentos que Lucius le leía de pequeño, así como aquellos en donde le explicaba las características de cada uno de los Clanes de lobos que se establecieron alrededor del planeta, sabía que muchos tenían uno de los atributos, y otros afortunados poseían los dones de magia y cambiaformas.


Miró por la ventana a los nuevos residentes de la mansión, odiaba a Voldemort, pero más a los imbéciles que le seguían como borregos. Al menos Lucius despertó a tiempo del embrujo de las falsas promesas y un futuro mejor que no tendrían bajo el mando de un mestizo loco por el poder.


Draco era consciente de que Lucius colaboraba a regañadientes con Voldemort por protegerlo a él y a esa persona que nombraba con añoranza y arrepentimiento... por una de las tantas discusiones que mantenía el matrimonio Malfoy, supo que no era Narcissa, ella había cometido una falta contra el contrato que los Lobos de Invierno pactaron con los Black, una noble familia de magos que, junto a otras tantas, no formaban parte de ningún clan.


En realidad pocos mantenían esa tradición, sabía de unos linajes que fueron declarados extintos como los Prince, los Shafiq y Selwin, pertenecientes a los antiguos clanes de las Montañas, de los Desiertos de India y a los Bosques de América. Y las familias que aún vivían lo hacían en el anonimato, por protección de la herencia de cambiaformas, y el legado de la magia, cada vez más diluida por los cruces con aquellos que no la tenían, los muggles.


En ese instante la mente de Draco desvió su atención a la probabilidad de poder transformarse. Acababa de cumplir sus dieciséis años y a diferencia de los otros lobos, no desarrollaría su subgénero hasta la nevada más fuerte, de ahí el nombre de su Clan, y también por el color blanco de los cambiaformas.


Draco quería que su lobo fuera como el de Lucius, un imponente macho Alpha blanco de ojos azules, con la marca de la familia en su cabeza, una que bien podría pasar como una seña del pelaje, pero que representaba a los Malfoy. Lo triste era que Narcissa no tenía la capacidad de cambiar, y él podía haber heredado esa característica.


Torció la boca en un gesto de desprecio, no quería pasar por lo que Andrómeda le hizo a su prima Nymphadora, ya que en busca de que su descendencia tuviese el gen, permitió que la Omega contrajera matrimonio con el único descendiente vivo del primer lobo nacido y no converso, Remus John Lupin.


El tipo era un Alpha que conoció como profesor de Defensa contra las Artes Oscuras en tercer año, nunca le dio buena espina, sentía falsa la máscara que mostraba al público de humildad y sencillez, muy mal camuflada con pobreza. Aunque como le decía Pansy Parkinson, su mejor amiga Alpha, tal vez el recelo que sentía por el hombre era heredado, debido a que Lucius tampoco lo soportaba.


Draco prefirió pensar que la razón de su odio radicaba en qué Lupin embarazó a Nymphadora en su primer celo, la Omega no aguantó y meses después de dar a luz murió víctima de una hemorragia interna dejando huérfano a Edward "Teddy" Lupin Tonks.


Por eso, Draco se propuso que si se presentaba como un Alpha, nunca tomaría a su Omega antes de los veinte, la edad perfecta de procreación según los libros de medimagia y las extensas charlas de sexualidad de Madame Pomfrey.


Sonrió recordando a Teddy, se criaron prácticamente juntos, compartían como hermanos y en muchas ocasiones el niño cambiaba su apariencia a la de un platinado ojigris que parecía la copia de Abraxas, según Corvinus Lestrange que casi muere de un paro cardíaco cuando vio a su amigo fallecido como lo conoció en Hogwarts.


Lástima que esa y muchas otras travesuras terminaron cuando en el Torneo de los Tres Magos, Voldemort revivió y Potter dijo que Lucius fue uno de los culpables de la muerte de Cédric Diggory, el mejor amigo de Teddy.


Desde entonces el chico lo esquivaba, y por los comentarios que a veces dejaba caer el Trío Dorado, sabía que Narcissa colaboraba en incrementar el odio hacia él y su padre.


En instantes así pensaba si era bueno volver para su sexto año a Hogwarts, además de Pansy, Theo y Blaise, que eran sus amigos incondicionales, no tenía a nadie. Por boca de Lucius conocía el papel de espía de Severus y las veces que tuvo que arriesgarse para salvar a Harry.


Snape era su padrino, siempre estuvo a su lado desde niño, pero la deuda de vida que poseía con James Potter y Lily Evans, lo mantenía sometido a Dumbledore y al Auror y su familia, eso lo dejaba en una posición vulnerable que hacía difícil confiar totalmente en él. Cuando le expresó sus dudas a Lucius, este le recordó que a veces por amor se cometen grandes errores, pero también se hacen enormes sacrificios, seguía sin comprender la frase, había tantas posibilidades para explicar ese comportamiento, que decidió dejar así las cosas y alejarse de Severus.


Caminó a través de los corredores de la biblioteca de Malfoy Manor buscando los libros que necesitaba para el sexto año escolar, no habían cambiado desde que su abuelo estudió, así que utilizaba esos y compraba otros más actualizados que complementaban los conceptos que trataban, por esa razón sus tareas y participaciones siempre generaban polémica en clase, se sentía bien hacerlo y daba puntos extra a la Casa Slytherin.


Revisó uno de los lugares más apartados de la biblioteca sacando los textos de Aritmancia, Runas, Pociones, DCAO, Estudios Antiguos, Teoría Avanzada de Aritmancia, Alquimia, Encantamientos y Transformaciones, había hecho un examen de suficiencia en el Ministerio para Historia de la Magia, con una valoración de Extraordinario, así que podía darse el lujo de no volver a ver a Bins y olvidarse de la competencia que Granger estableció con él desde primer año, esa chica era tenaz, pero tan prepotente, que en vez de causar admiración entre sus compañeros, producía el efecto contrario; además, los constantes halagos de Dumbledore y McGonagall no ayudaban a su socialización, y la dejaban a merced de el odioso de Potter y la familia Weasley.


Fue cuando Draco cayó en cuenta que todos sus pensamientos siempre concluían con Harry Potter.


Recordó que lo conoció antes de entrar a Hogwarts, estaba burlándose de unos chicos del Callejón Knockturn, con él se encontraban Ronald y Ginevra Weasley. A su mente llegó la imagen de cómo los niños huían despavoridos al ver a la comadreja menor romper su vestido y gritar que la atacaron. Fue cuestión de segundos para que James Potter y Molly Weasley fueran tras los "granujas" mientras la niña fingía llorar y los otros dos reían disimuladamente por la broma.


Draco miró su mano, ese día iba con Severus que se mostró furioso, masculló algo como "nunca cambia", lo agarró con firmeza para aparecer en medio del callejón esperando a los chiquillos, cuando los tuvo al alcance les gritó que lo tocaran y todos llegaron a la antigua casa de los Snape.


Desde entonces, Draco aprendió que se atrapan más moscas con miel que con hiel, pero también que existen personas que siempre se sentirán superiores a otras, manipularán por obtener lo que desean y rebajarán a los de su alrededor.


En cuanto a los chicos, sabía que Severus, con ayuda de otros Lores, les impartía clases a ellos y a otros que no podían pagar por entrar a Hogwarts, y que su lealtad era para alguien apodado "El Príncipe", y para su descendencia.


Draco sentía curiosidad por ese personaje, a él le llamaban el Príncipe de Slytherin, pero no tenía un alcance mayor fuera de la casa de las serpientes. Sonrió al recordar todas las "bromas" con las que acosó a los admiradores de Potter. No podía declararse libre de culpa, era su venganza hacia el niño-que-vivió por burlarse de su familia, de su nombre y de Severus (suspiró, para que negarlo, él amaba a su padrino), cuando le ofreció su amistad en el tren, desde ese instante se dedicó a hacerle la vida imposible a él, a los Weasley y a la sangre sucia. 


Aunque debía aceptar que los únicos que le caía bien de las comadrejas eran Percival y Charlie, por lo de los dragones. A ambos los conoció en el Torneo de los Tres Magos, después de que lo convirtió Moody en un hurón, cerró los ojos para en su mente verse corriendo hacia el bosque prohibido, no quería que nadie notara su debilidad, sangraba por los golpes que el imbécil de Ojo Loco le propinó contra el suelo, en su cabeza resonaban las palabras de Potter siseando que lo hiciera más duro, y el placer del profesor en cumplir su orden. Lloró hasta quedarse dormido, al despertar se encontraba en un carromato siendo cuidado por los dos Weasley.


Pasó con ellos la velada, y muchos otros días, no les importó que fuera un Malfoy, le enseñaron mucho sobre el Ministerio, DCAO y Criaturas Mágicas, aunque pactaron que sólo cuando necesitará los hechizos debía usarlos, no para lucirse, y menos delante del soberbio de Potter y su pandilla.


«Al enemigo no hay que mostrarle cuánto se sabe» dijeron Lucius y Severus cuando se enteraron del motivo de sus escapadas nocturnas, las cuales acolitaron con excusas médicas por los traumatismos causados en la transformación de la que fue víctima. Cuando Dumbledore quiso objetar, la amenaza de llevar el caso ante la Junta Escolar de los Clanes, lo detuvo, ya que eso significaba una investigación que —según su padre—, le causaría muchos problemas.


Giró al final del estante para buscar el libro de Runas, el portazo que retumbó en la biblioteca y los alaridos de Narcissa se escucharon en el lugar, Draco se escondió, no quería quedar, como tantas otras veces, en medio de la discusión.


—¡Basta! Cumplí con la maldita misión, le entregué la estúpida profecía, ¿Por qué quieres darle a Draco?


—¡Porque debías fallar! —respondió la rubia como si fuese lo más evidente—. Tendrías que estar en Azkaban, yo...yo le prometí que Draco formaría parte de sus filas, que recibiría la marca y el manejo de la fortuna Malfoy.


—¡Estás loca! ¡Al diablo la fortuna, pero Draco es un niño que ni siquiera ha madurado!


Narcissa comenzó a reír mientras le decía a su padre que tenía razón, que era un genio.


—No hay necesidad de la marca si es un Omega, incluso si llega a ser un Alpha, es tan hermoso y existe tanta magia oscura.


—Nunca permitiré que mi hijo tenga ese destino.


Draco sabía muy bien a qué se refería su padre, los Omega hijos de mortifagos eran llevados a casas especiales donde los obligaban a aparearse con Alphas que el señor Tenebroso consideraba perfectos por la magia en su línea sanguínea.


—Ese bastardo no podría elegir mejor destino.


—Si esa es la razón, entonces cede a Teddy. Tu amante entenderá porque lo hiciste.


La cachetada resonó en los oídos de Draco, comprendió porque su animadversión al profesor Lupin, era el amante de Narcissa, y Teddy...hubiese deseado que fuera su hermano, pero la siguiente frase de la señora Black rompió sus ilusiones.


—No puedes comparar a un descendiente mío y de un Greyback, con el tuyo —la risa salió tan parecida a la Bellatrix que Draco pensó que la locura Black era cierta—. ¿Qué dirían cuando se enteren que el heredero Malfoy es hijo de una zorra sin nombre que tomaste en un burdel?


El gruñido del Alpha macho estremeció a Draco, su padre estaba furioso por el insulto ¿Quién demonios era su madre?


—Mi Omega merece el respeto que nunca podrás tener, parece que olvidas que la que se dejó marcar por un Alpha en pleno celo, y siguió siendo infiel a pesar de la unión marital, y de haberte evitado el repudio familiar, fuiste tú.


Lucius no se había dado cuenta de la manera en qué sus feromonas estaban inundando el lugar, eran asfixiantes y pronto Narcissa comenzó a toser por la falta de aire.


La mujer cayó al suelo, la respiración superficial hizo que Draco quisiera ayudarla, igual, ella lo crió, sin embargo, así como aparecieron, el olor de su padre se disipó.


—Nunca entendiste que significa ser un Lobo de Invierno, y las ventajas que adquirías con la marca, algo que mi Omega sí hizo. Espero que esto te enseñe a tener más cuidado cuando te refieras a la legítima madre de Draco.


Lucius abandonó la biblioteca dejando a Narcissa para que se recuperará, la Alpha desprendió un aroma agrio que representaba su enojo, Draco permaneció inmóvil en su escondite, no quería ser víctima de un Crucio como tantos que recibió en su crianza.


El ruido de las llamas de la red Floo lo hicieron poner atención de nuevo, la voz de Lupin se escuchó con claridad.


—Remus, hay cambio de planes, Lucius no permitirá que su bastardo sea marcado.


—Así que tampoco se le encargará la muerte de Dumbledore, déjame pensar qué hacer. No te preocupes, te amo.


La conversación se cortó, después de eso, Draco permaneció en silencio recostado contra el estante, supo que pasaron horas e incluso que se había dormido después de llorar por las verdades que se enteró, cuando los brazos de alguien lo rodearon brindándole calor. El aroma a canela y jengibre de Severus lo embargó transmitiendo el amor que nunca sintió de parte de Narcissa, ahora entendía porqué.


Una vez en su cama, Draco cogió la mano de su padrino pidiéndole no marcharse, el hombre aceptó acariciando su cabello y cantando la tonada que recuerda haber escuchado de cachorro.


Entre sueños Draco murmuró una frase que provocó las lágrimas de Severus.


—¿Por qué mi verdadera madre me abandonó, Sev? ¿Soy tan malo como dice Potter?


—Hécate sabe que lo hizo por protegerte, y que te ama más de lo que crees porque siempre, aunque no lo notes, siempre ha estado a tu lado.


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