Había escuchado sobre videntes y adivinos que prometían revelar a tu alma gemela con solo encontrarse contigo y hacer un par de preguntas. Para Rin eso era absurdo, no podía creer que en verdad existiera alguien con esa habilidad.
No es que estuviera particularmente interesado en iniciar una relación romántica, pero creía que compartir experiencias con alguien así de especial haría cada una de ella aún mejor y le encantaba la idea de construir momentos memorables juntos.
Por eso llevaba varios días buscando a alguien que lo ayudara a encontrar a su alma gemela, aunque ninguno de los anuncios lo convencía pues parecía que era sola una forma de estafar a la gente.
Su búsqueda siguió hasta que por fin encontró el anuncio de un chico que no prometía resultados rápidos ni dar toda la información necesaria para encontrarte con tu otra mitad, sino que ofrecía su ayuda para ser más receptivo y hacer la conexión más fuerte hasta al fin encontrarse.
En su anuncio también explicaba que los resultados no serían inmediatos y podía necesitar muchas reuniones para poder encontrar a la otra persona y lo que pasara después era responsabilidad únicamente de ambos.
Fue eso lo que llamó su atención, la sinceridad en la información y que no daba falsas promesas de cosas que quizá no podría cumplir. Por eso terminó contactándolo y acordando una reunión con él para concretar los detalles de su servicio y agendar su primera sesión.
Al llegar al lugar indicado encontró un chico rubio, bajito, bastante animado que no dudó en tomarlo de la muñeca y arrastrarlo consigo hasta donde se encontraba su asistente, un chico de cabello oscuro y ojos azules que parecía totalmente desinteresado en lo que ocurría a su alrededor.
-No te preocupes por él, Rin-chan -sonrió mientras le señalaba el lugar donde debía colocarse para empezar con la sesión luego de haber acordado los detalles -. Haru-chan es mi asistente y está aquí para ayudarnos con los preparativos, pero no habla mucho así que puedes estar tranquilo...
Pese a lo que el rubio dijo había algo en ese chico que apenas lo miraba y solo seguía las instrucciones que le daban que lo mantenía intranquilo. Quizá solo era que no le avisaron que él también estaría presente, o lo ajeno que parecía a toda esa situación, pero no podía dejar de buscarlo cada tanto.
Nagisa, su ahora autonombrado guía espiritual, le daba indicaciones sobre la forma en que debía respirar, los movimientos que debía hacer, la postura que debía adoptar y los mantras que debía repetir para abrir sus canales energéticos y poder detectar la presencia de su alma gemela.
Así pasaron un par de sesiones en las que Rin no estaba del todo convencido sobre el progreso que estaba teniendo, pero dado que Nagisa insistió en que necesitaba dejarse llevar y no preocuparse por los resultados o bloquearía sus canales energéticos decidió seguir intentándolo.
Estaba seguro de que por fin ese sería el día en que lograría un avance perceptible pues Nagisa lo citó en un lugar distinto al acostumbrado y creía que estar en el exterior lo ayudaría a percibir las cosas de manera diferente.
Aunque al llegar al lugar acordado su percepción de la situación cambió, pues solo se presentó Haru explicando lo apenado que Nagisa se encontraba por no poder acompañarlo en esa sesión y asegurándole que su compañero era igual de capaz para continuar.
-Al menos el paisaje es maravilloso... -estaba ensimismado y ni siquiera pensó mucho antes de hablar mientras se encontraba sentado en la arena con Haru preparando lo necesario para esa sesión -. Lo siento, es solo que... Tenía el presentimiento de que algo sería diferente hoy -sintió la necesidad de explicarse cuando vio en los ojos del chico un atisbo de curiosidad en lo que dijo -. Amo la playa, me encanta nadar, y pensé que asistir aquí para esta sesión era un buen presagio.
-Ya veo -Haru no dijo más, pero sus acciones fueron lo que más sorprendió a Rin.
Detuvo lo que estaba haciendo y solo se sentó unos instantes a su lado para dejar los elementos que Nagisa le había dado antes de desprenderse de su ropa y correr hacia el mar sin ninguna explicación.
Rin estaba sorprendido al ver que no tenía intenciones de volver pronto y ni siquiera hubo una explicación antes de hacerlo,pero también estaba cautivado por la manera en que Haru nadaba.
Se notaba lo mucho que disfrutaba el contacto con el agua y su expresión era totalmente diferente a la que había observado en todo ese tiempo, se veía tan feliz y pleno que no pudo contener sus ganas de entrar al agua también.
No llevaba traje de baño, pero se quitó los zapatos y dobló la orilla de sus pantalones lo suficiente para no mojarlos mientras dejaba que el agua cubriera sus pies sin despegar su vista de Haru.
Ni siquiera supo cuanto tiempo pasó, era como si su mente simplemente se hubiera quedado en blanco mientras el tiempo pasaba. Sólo ver a su acompañante saliendo del agua pudo traerlo de vuelta a la realidad para regresar a donde se encontraban sus pertenencias.
No hubo más que silencio mientras recogían lo que llevaron, Rin ni siquiera pudo preguntar que significaba eso y de que manera lo ocurrido ese día ayudaba en la búsqueda de su alma gemela. Se limitó a recoger las cosas junto con Haru y a caminar en silencio a su lado para poder volver a casa.
Ni siquiera le preguntó cuándo sería la siguiente sesión o si era necesario hacer algo más para continuar con el ritual, se limitó a volver a casa sin más y seguir con su rutina diaria aunque una vez solo una sensación extraña lo invadió.
Se sentía extrañamente feliz, y no porque antes su estado de ánimo fuera completamente diferente, simplemente no podía explicar que había ocurrido entre la extraña sesión de ese día y el regreso a casa para que ese repentino sentimiento surgiera.
En la siguiente se reunirían en el lugar de siempre y Nagisa lo recibiría. Rin sentía cierta emoción desde que despertó y de inmediato pensó que esta vez podría sentir alguno de los cambios que Nagisa le comentó serían la señal de que la conexión con su alma gemela se fortalecía.
Una vez llegó Nagisa le informó que Haru no los acompañaría en esa ocasión pues tenía otro visitante a quien debía atender y serían solo ellos dos quienes se encargaran de llevar a cabo el ritual.
—¿Por eso estuvimos solos la vez anterior? —sentía genuina curiosidad por saberlo y no dudó en preguntar cuando lo mencionó.
—Haru-chan tiene métodos extraños para hacer los rituales, pero son muy efectivos y de vez en cuando necesitas probar cosas diferentes para obtener mejores resultados —se limitó a sonreír mientras preparaba algunos objetos que utilizarían.
Rin no entendía muy bien a lo que se refería, pero no podía negar que había sentido un cambio desde su sesión con Haru hasta ese día y que desde esa ocasión pensó que había logrado conectarse algunos segundos con su alma gemela y a eso se debía su sentir al volver a casa.
Siguió asistiendo en varias ocasiones más y en algunas de ellas sólo se encontraba con Nagisa quien insistía en que Haru tenía otras sesiones agendadas y no podía acompañarlos.
Otras más habían sido solo con Haru y la situación era muy similar a la primera vez que se encontraron solos pues él no hablaba mucho y se limitaba a hacer algunas cosas no relacionadas con los rituales y sin explicación.
Rin se había acostumbrado a que así fuera e incluso en la ocasión en que se reunieron en el acuario había comenzado a conversar y mostrarle algunos animales que le parecían fascinantes, olvidando por completo lo que se supone realizarían en esa sesión.
Varias sesiones más pasaron y en algún punto Rin había olvidado por completo la razón por la que estaba acudiendo. Se divertía tanto cuando salía solo con Haru que incluso comenzaron a verse fuera de los tiempos estimados para las sesiones.
Nagisa sabía a la perfección lo que ocurría y él mismo favoreció más de uno de sus encuentros con tan solo ver la reacción de Haru desde la primera vez que Rin llegó ahí. Pero también sabía que Haru se sentía incómodo aún si no lo decía.
No fue difícil para él convencer a Haru de unirse a él en su lucrativo nuevo negocio, tenía una facilidad nata para brincar las barreras de las personas a quienes conocía y estaba seguro de que podría utilizarlo a su favor en toda esta situación.
En más de una ocasión consiguió formar algunas parejas solo escuchando a los involucrados y dándoles algunos consejos para acercarse al otro ¿Por qué no usar esa habilidad para ganar un poco de dinero?
Después de todo, la mitad de las personas que se anunciaban como videntes en Internet no eran más que charlatanes sin una pizca de entendimiento por las emociones humanas que seguramente "encontraban la respuesta a su búsqueda" a precios exagerados para luego desaparecer sin más.
Él no haría nada malo, solo ayudar un poco a las personas a entender sus propios sentimientos y enfrentarse a los retos que eso suponía por una módica cooperación monetaria de la que terminarían sin ser conscientes del monto final para cuando pudiera dar por terminado el trabajo.
Haru no era indispensable en su plan, pero lo había invitado a unirse a él porque tener un ayudante y sobre todo uno tan estoico y de apariencia tan confiable como él le daría credibilidad a su pequeña farsa.
Su método consistía en escuchar a las personas e indagar discretamente sobre su vida mientras realizaban los supuestos rituales con la finalidad de entender como eran sus relaciones con las personas que los rodean y encontrar alguien en sus vidas con quien pudieran establecer esa conexión profunda que esperaban.
Haru nunca opinaba nada al respecto de lo que hacian, al menos hasta que Rin apareció. Él también debía escuchar atentamente a los clientes para poder ayudar a Nagisa a mantener la farsa y sabía que Rin realmente no tenía un interés particular por nadie a quien hubiera mencionado y que probablemente no le darían la respuesta que buscaba.
Más aún se convencía de que ese sería el resultado final mientras más tiempo compartía con Rin y mejor entendía sus sentimientos y motivaciones. No sería la primera vez que no lograban un resultado satisfactorio, pero sí la primera en que tardarían tanto tiempo en dar la noticia.
—¿Estás listo para la sesión con Rin-chan hoy? —debía ser él quien lo mencionara o Haru solo seguiría con su expresión inconforme sin decir nada.
—Pensé que te encargarías tú —apenas un par de días atrás volvió a la playa con Rin, quien le confesó que aunque en las últimas semanas se sentía diferente no creía que el ritual diera muchos resultados, y definitivamente no se sentía a gusto sabiendo lo que ocurría.
—Pero Rin-chan se siente más tranquilo cuando estás aquí, y si sigues con esa cara vas a arruinarlo —sus mejillas se inflaron en un evidente mohín intentando obtener la verdadera razón para que estuviera tan poco cooperativo.
—¿Hasta cuándo vas a seguir con esto? —no quería quejarse pues lo que hacían fue un acuerdo al que obviamente accedió, pero se sentía extraño al hacer lo que acostumbraban con Rin—. Ambos sabemos que él es diferente, y no vas a conseguir nada por más tiempo que pase...
No hubo tiempo para responder, Rin se encontraba en el lugar y no podían tenerlo esperando. Nagisa lo hizo pasar inmediatamente y tras darle la bienvenida y dirigirlo hasta donde Haru estaba Rin por fin pudo hablar.
—De verdad lamento esto, porque sé que debí avisarte desde antes —rascó su nuca evitando la mirada del rubio quien atentamente escuchaba sus palabras —. Creo que esto de las almas gemelas realmente no es para mí.
Haru había intentado no mostrar demasiado interés, pero tan pronto escuchó aquello no pudo evitar dirigir su mirada hasta él, intrigado por lo que estuviera a punto de decir.
—Creo que incluso si nunca encuentras a alguien con quien tengas esa conexión especial sin necesidad de palabras en algún momento encontrarás a alguien con quien te sientas cómodo y te haga ver las cosas de forma diferente —su mueca de incomodidad desapareció y en su lugar apareció una enorme sonrisa mientras su vista se dirigía a Haru.
Apenas unos instantes sus ojos se encontraron y no fueron capaces de mantener el contacto, era un tanto vergonzoso hablar de ello con alguien más cuando ni siquiera lo habían expresado uno a otro y fue inevitable huir.
—Está bien Rin-chan, estoy seguro de que esa persona está más cerca de ti de lo que esperas —su vista se posó apenas unos instantes en Haru provocando un imperceptible sonrojo por parte de ambos—. Y no te preocupes, la cancelación corre por cuenta de la casa —con una sonrisa se despidió de Rin quien disimuladamente miraba a Haru mientras caminaba hacia la salida.
Haru solo seguía de pie mirando los objetos que había preparado para la sesión que ya no se llevaría a cabo sin saber que decir o hacer. Era consciente de que Rin había provocado algo en él desde su primer encuentro, pero no creía que eso fuera suficiente para hacer lo que sea que Nagisa intentaba sugerir.
—Ah, Haru-chan... —un suspiro profundo escapó de sus labios antes de que un mohín se formara apoyándose en él —. No es justo perder a tu mejor ayudante así.
—Soy tu único ayudante, y no me estás perdiendo...
—No arruines nuestra despedida, Haru-chan —la sonrisa volvió a su rostro mientras lo tomaba por los hombros y lo dirigía hacia la salida —. Si te das prisa estoy seguro de que lo alcanzarás, y si no encontrarás la manera de verlo —Haru estaba por protestar, pero Nagisa lo miró seriamente—. ¿Cuántas veces me he equivocado en esto? Tengo suficiente experiencia para decirlo. Será difícil encontrar un nuevo ayudante, pero encontraré como solucionarlo.
Solo un guiño y una palmada en el hombro recibió antes de estar fuera del lugar, y por más que intentaba decir algo a su favor para detenerlo nada evitaría que Nagisa cambiara de opinión.
—Dale mis saludos a Rin-chan y dile que no hay rencores por quitarme a mi ayudante...
Quizá no exista alguien que sea capaz de encontrar a tu alma gemela, o incluso las almas gemelas ni siquiera existan, pero Nagisa no se equivocó al favorecer el encuentro de Rin y Haru pues aunque ninguno lo esperaba no podían negar que conocerse fue algo maravilloso.