El cielo majestuoso mostraba su rostro mas dulce. con un suave azul celeste , brillante, puro, fresco, un dia perfecto para un dia de campo, salir, y divertirse.
Nunca imaginé que este dia tan hermoso fuese uno de los mas tristes de mi vida... ____________________________
Aquella mañana, el director de mi antiguo colegio me llamaba a la dirección.
Nunca me habían llamado, pues aun que mi padre me mantenía en el colegio mas bien por sus aportaciones a la escuela que por mis méritos academicos, yo era una chica que alguien catalogaría como, "normal", mediocre, alguien que no sobresalía, por que no soportaba las miradas de los demás, no eran necesarios... no los necesitaba...
Mi padre había muerto... el director sin mas, junto con mi madrastra que me miraba de reojo como a una desconocida, me dio la noticia. Así sin mas, como un heraldo que anuncia el asesinato de un completo desconocido, asi, sin tomar en cuenta que yo estaba perdiendo al único ser que me profería amor. Al ultimo ser que yo consideraría familia.
Mi madrastra me llevó a casa donde ya tenía arreglado mi equipaje. Yo aparecía como una reliquia, un objeto doloroso que le recordaba a mi padre asi que la mejor solución que encontró para acallar tal dolor en su alma, fue enviarme lejos, a un colegio lejano para monjas, donde dijo me refundiría hasta mi adultés.
Así, una mañana lluviosa y gris, me llevó en carruaje hasta aquel colegio, griscáseo, de altas torres, cuya iglesia a mi me parecía mas bien la punta de cruz de algúna lápida en un cementerio gigante y lejano. Todo parecía una bruma, no sabía si era por que la lluvia era intensa, o por que mis ojos se habían nublado desde hacía unos días por las lágrimas.
El carro atravezó un enorme jardin que parecía una mancha impresonista verdosa a nuestro alrededor, hasta llegar a la puerta de un gran edificio gris, el dormitorio principal.
El cochero abrio las puertas, saco las maletas y las colocó debajo de la lluvia. Una monja esperaba en la entrada, cubierta por un gran paraguas. Mi madrastra, tendió una carta a la hermana, y sin mirarme siquiera, huyó de ahi lo mas pronto posible.
La hermana revisó el sobre y con paso firme y voz seca me dijo "camina, esta noche dormirás en un cuarto apartado, hasta que tu madre nos envie la solicitud de que puedas ocupar un dormitorio con las demás alumnas".
- "Ella no es mi madre"... - dije sin poder ocultar el rencor en mi corazón.
-"¿Que has dicho?... no blasfémes, ¿como es posible que una chica sea tan insolente a tu edad?, deberías estar agradecida de tener un techoy un lughar donde dormir y educarte!, ahora muevete, o te empaparás... no esperaré todo el día"... dijo dando me dia vuelta y entrando al edificio.
Pero no me moví de ahi... a mis 15 años, había aprendido a las malas que no podía doblegarme a los deseos de los adultos, en especial de aquellos que no tenían nada que ver conmigo... Mi largo vestido oscuro estaba empapado en todos lados, de mi sombrero goteaban enormes chorros de agua, el vestido se hizo tan pesado que sentí que estaba convirtiendome en una estatua de ese jardín oscuro...
No soporté mas... lo ultimo que recuerdo de ese día fue que corrí, corrí muchísimo dejando todo ahi, nadie me gritó que volviera, nadie me inpidió alejarme, estaba sola, no necesitaba a nadie por que tenía a mi padre conmigo pero ahora, ahora, por primera vez estaba sola.
Sin saber como, llegué a un jardín enorme, lleno de árboles y arbustos, corrí entre ellos y note dolor en todas mis articulaciónes, corrí y corrí hasta que ya no pude y caí sobre el cesped húmedo. Miré mi vestido y estaba hecho girones, mis brazos cubiertos de sangre, con cuidado me fui recargando en los árboles para portegerme un poco de la lluvia que no parecía ceder, pero que ya no era tan intensa.
Fue entonces cuando ví aquello que me dejó sin movimiento por unos segundos, y sin aire por unos minutos.
Debajo de aquella blanca lluvia, estaba sentada en una banca de piedra, junto a un rosal, una fragil y alta figura, que lejos de protegerse de la lluvia, alzaba la cabeza para encontrar las gruesas gotas sobre su bello rostro.
Su pelo era largo y hermoso, negro como el ébano, atado en una trenza que estaba deshecha por la lluvia.
Su uniforme, un vestido café, largo, de bella confección, se encontraba oscuro y ceñido a su cuerpo, firme, estilizado, delgado y de gran belleza.
lo único que parecía no ser de un color neutro en aquella imagen, eran sus labios, que tenían el tono rosáceo brillánte de las rosas, golpeteadas suavemente por las gruesas gotas.
Ante aquella belleza, digna de un cuadro, solo pude mantenerme quieta, sosteniendome de un árbol.
Mi vestido estaba mas pesado que nunca, y juraría que hiba a caer en cualquier momento, mi pelo castaño claro que caía desordenado sobre mis hombros, estaba hecho un desastre. Pensaba que si aquella diosa miraba mi ser en tan deplorable estado, nunca podría recuperarme de la vergüenza.
La lluvia empezaba a hacérse mas suave, y yo traté de esconderme tras el árbol, pero el "plish, plash" que hacía mi vestido contra el césped delató mi presencia.
Nuestros ojos se perdieron en unos segundos que me parecieron el mas interminable decenso de una pluma. todo quedó en silencio, quieto, mis mejillas, sin razón algunas se encendieron y mi corazón latio mas fuerte que el sonido de un elefante pisoteando.
Y súbitamente se detuvo, al ver la sonrisa mas dulce, cálida y hermosa de todo el universo... el mundo, gris y silencioso, nos rodeaba.
Rose...
Aquel horrible dia lluvioso y grís, fue el mas felíz de toda mi vida.
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Amelia Grimms, Octubre 12
morgwaine(R)