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Por Favor Salven Mi Alma por Yukino

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POR FAVOR SALVEN MI ALMA





FANFIC YAOI

BASADO EN EL ANIME DE SLAM DUNK



HANA-RU


CAPITULO 2



EL PAIS DEL CUENTO



Hoy he dejado de hablar,

quiero callar,

disimular.

Sólo me queda esperar,

verte pasar,

reinventar.



Quiero sentir algo y no sé por donde empezar,

Yo quiero que mi mundo deje de girar,

quiero que mis manos tengan fuerza para dar,

yo quiero asustarme si no estás.







El apartamento era pequeño. Recuerdo que lo primero que hizo Rukawa cuando entró fue asomarse a la ventana enorme que adornaba aquella sala. La verdad era que nadie se opuso a que yo viajara con él, puse como excusa que él hablaba a la perfección el inglés. Además con tal que yo jugara aceptarían todo.

El Kitsune parecía un niño pegado al vidrio de una juguetería. Yo lo tomé por la cintura y arremetí con mis caderas a su trasero haciéndole saber mis intensiones.



- No Hanamichi, mañana tendrás una práctica muy importante



- Me importa un bledo lo que dices. No te traje para que te quejaras.



Con violencia le arranqué el pantalón y lo tiré en el suelo, para iniciar con mi salvaje arremetida. Él tenia los ojos cerrado suspirando de vez en cuando pero no podía disimular su dolor. Cuando terminé, me puse en pie, ignorándolo hiendo hacia mi habitación.



El cuadril era precioso. La madera brillaba más de lo que pudiera recordar. Yo lo tenía todo. Todo lo que él tendría seguramente si hubiese corrido con más suerte. Suerte. Que palabra tan bella. Pero tan odiosa a la vez, porque mas de uno me había dicho que ella se acababa.

Unos hombres gigantes salieron de uno de los camerinos. Eran las estrellas del equipo.

Mi inglés hasta entonces muy básico me dio para entender que me retaban a un partido. Pero yo estaba sólo en ese instante, con mi morral esperando que alguien me dijera a que hora comenzaba el entrenamiento.



- Dicen que quiere que juegues en el equipo de color naranja.



Rukawa estaba allí para hacer su trabajo. Sería mi asistente. Aventé mi morral a sus manos para que todos los allí presentes supieran que él era mi sirviente. Corrí a la cancha que antes no me había atrevido a tocar, por lo bella que estaba, pero ahora mis pies se deleitaban con su magia. Un joven mucho más alto que yo y por que no decirlo, más fuerte, me dio la camiseta naranja con el numero 7 y entré al equipo.



- Jugarás como armador Sakuragi



El Kitsune tradujo lo que me habían dicho. Y comenzó el juego. Los de camiseta azul, eran las estrellas del equipo, los que siempre estaban en primera. Nosotros los de naranja éramos supuestamente la banca. La verdad en ese instante yo no era más que un aparecido que iba un entrenamiento. El árbitro era un gigante algo mayor que los otros pero también estrella del equipo.

La verdad la inicio fue muy difícil. Yo había tomado el balón apenas para hacer un pase. Los movimientos y dribleos no se comparaban con nada con lo que yo me hubiese enfrentado. No iban ni 10 minutos de partido y estaba exhausto. Por un instante, dirigí mi vista hacia las bancas y vi a Rukawa, él me miraba sin expresión alguna, esperando a que el juego acabara. Y recordé por que lo había llevado. Para que viera como yo me elevaba hasta el cielo y sus sueños caían al infierno. Y mi odio creció como no tienes idea. Mi odio y mi locura. El saber que podía mostrarle a ese hombre que yo estaba allí por ser el mejor me excitó de una manera asombrosa, mi adrenalina subió hasta mi aturdida cabeza y fui por el esférico. Y puedo decirte que no lo solté más. Fui el rey de la cancha, mis pases, mi dribling, mis rebotes, todo fue perfecto y poco a poco alcanzamos y superamos la diferencia de puntos. Los del equipo azul tenia miedo de acercarse parecía una maldita fiera. Y mi última canasta fue una clavada que resonó por todo aquel coliseo.

Lo primero que hice al caer fue mirar al Kitsune y este no se había movido, pero tampoco me estaba mirando. Hablaba a gusto con un sujeto muy atractivo de cabello rizado y ojos oscuros. Supe su nombre cuando uno de los del equipo lo llamó. Lucas.



El partido terminó y por supuesto ganamos, por un solo punto, pero vencimos. Yo de inmediato partí tras Rukawa que se dirigía a los camerinos.



- Quien era ese imbécil con el que hablabas



- es delantero del equipo. Me decía que se asombró de verte jugar



- te veías muy divertido



- ¿de que hablas? – cuando terminó de hablar me le acerqué tomé ente mis manos su miembro y lo apreté con fuerza



- que haces me está doliendo!!!!!!!!!



- Esto es sólo para mi, que no se te olvide.



Salí del lugar, acosado por la voz del entrenador que me llamaba. En la cancha mis ojos para el tal Lucas eran de desprecio infinito.



Dos meses más tarde comenzó la temporada. Yo no jugué los primeros partidos, aún la gente no se acostumbraba a tener un extranjero en su equipo. Pero llegó mi oportunidad. Un cambio del segundo tiempo tendría que lucirme, y por suerte lo hice. Aunque sin muchos pases, el punto de la victoria, lo hice yo, con una clavada.

Debías escuchar a la gente gritar mi nombre. Los aplausos las felicitaciones, los medios de comunicación haciéndome miles de preguntas. Era mi cielo. Lo busqué con mis ojos y por supuesto que lo encontré, cabizbajo, arruinado. Ah!!!!!!!!!, Sólo su muerte me traería una alegría más grande que la que sentía en ese instante.



Y transcurrió toda la temporada. Mi equipo ese año no ganó, pero yo sí. Era uno de los más importantes jugadores de esa época y sobresalí sobretodo por mis rebotes y clavadas. La gente me amaba por mi curiosa forma de lanzar el balón en los tiros libres y que les recordaba a ese importante jugador. Seguía siendo simpático, alegre y seguía llegando en las noches a violar al Zorro, a hacer que cargara mis cosas, que limpiara mis zapatos, que fuera mi esclavo.



Un día que estabamos de descanso, Lucas entró el camerino yo me encontraba solo. Él me veía desde la puerta con un deseo muy obvio.



- Que deseas



- vaya veo que maneja muy bien tu inglés...........



- lárgate



- por que un hombre tan hermoso como tu me odia tanto.



No tuvo si no que decir eso para convertirse en mi amante.



Samm, admiró a la increíble rapidez con la que admitió que ese Lucas también había sido su amante. Pero, no debió ser lo suficientemente importante como para que le contara como inició todo.



Era un salvaje Samm. Era el deseo y la pasión hechos persona. Me doblegaba, me arrastraba me golpeaba y yo solo le gritaba por más, más, mi cuerpo deseaba que Lucas lo maltratara por completo con su energía y locura.

Me amarraba a las columnas y luego con un látigo me golpeaba, hasta hacerme sangrar, chupaba todo mi líquido vital y luego seguía con una fusta. Se montaba encima de mí y convulsionaba como un loco cuando yo le penetraba. Sus erecciones eran eternas, yo podía derramarme infinidad de veces y él apenas entraría en su primer orgasmo. Él era todo lo que yo deseaba que fuera Rukawa.



Cuando llegaba a mi apartamento Rukawa era quien me atendía de las miles de heridas que Lucas me dejaba. Lo hacia en silencio, pues siempre sabía quien las había hecho.



- Hoy has llegado más lastimado



- Hoy he llegado muerto. Agradecerle a Lucas que es quien me deja así, y no llego a violarte como antes

-yo creí que ya no me violabas



- Si lloras como lo haces, es claro que suponga que es contra tu voluntad



- Hanamichi, por favor deja un tiempo de ver a Lucas, se han levantado comentarios



- Rukawa, hablarán lo que quieran. Desde que yo traiga victorias al equipo no podrán hacerme nada.



De nuevo se quedó callado. Se había convertido en un sirviente tan fiel que me asustaba.



Fuimos invitados a Francia a dar unos partidos de espectáculo. Lucas y yo ya no respetábamos ningún lugar para amarnos como bestias, harto ya de mi actitud, Rukawa me dijo que después de esos juegos él volvería a Japón.



- Nunca te lo permitiré, el día que me dejes será por que mueras



- entonces mátame de una vez.



La puerta de la habitación sonó un par de veces. Era Lucas. En el hotel tenía una habitación junto a la mía. Rukawa lo escuchó y se encerró en su cuarto.



- Pelirrojo por que tardabas tanto para abrir

- Aquí me tienes



Y así fue. Se lanzó sobre mí de esa manera que yo adoraba. Desgarrando todo a su paso, corriendo para que yo tuviera un orgasmo tras otros y no sentir el dolor de lo que él me hacía. Yo miraba hacia el cuarto donde estaba Rukawa, tenía que escucharnos, todo el hotel nos oía, y no me imaginaba que podía sentir en ese instante. Pero Lucas no se detenía con su arrebatadora fuerza e incesante movimiento. Me cargaba, me soltaba me golpeaba, hacia que me tragara su miembro mientras él se deleitaba con el mío. Por fin su grito característico cuando llegaba al orgasmo, me hizo descansar por un momento.



- Vamos pelirrojo, salgamos esta noche



- imposible el juego es muy temprano



- y que importa igual vamos a ganar.



Le hice caso. Una última mirada a la habitación donde Rukawa estaba seguramente afligido, llorando. Que delicia.



Hanamichi cerró sus ojos y dos lágrimas gruesas corrieron por su rostro. Sus manos que había encontrado sosiego sobre su propio pecho, eran un ovillo de sensaciones parecidas a la tristeza. Samm, supo que lo peor había llegado. Que una de las razones por las que se encontraba preso venía a su boca. Pero no habló. Se puso en pié y de un pequeño maletín que estaba repleto de recortes de periódicos y de fotografiáis de cuando era aún muy joven, sacó un recorte escrito en francés y lo pasó a sus manos.



“El pasado sábado 18 de octubre, el ya muy reconocido jugador de baloncesto Hanamichi Sakuragi de origen japonés, provocó un disturbio en una reconocida discoteca de a las afueras de París. Al parecer, el basketbolista que cuenta con su particular cabello rojo, era amante del también jugador Lucas Vincent Lawrence. Los dos, pilares del equipo, se encontraban departiendo cuando un hombre desconocido, al parecer alcoholizado, se fue encima de ellos con un arma que aún no es encontrada y les proporcionó varios disparos. El joven jugador Lucas, resultó ser la víctima fatal en este hecho. El jugador Sakuragi, recibió un disparo en su columna y según informes médicos hasta hoy tres días después de la tragedia, indican que será muy difícil que vuelva a caminar. Los directivos del equipo se encuentran escandalizados, no sólo por el hecho de la insólita muerte del joven Lucas, sino por ignorar por completo que dos de sus estrellas fueran homosexuales. También por supuesto, su congoja se basa en el triste final que tuvo una carrera tan sumamente exitosa como la de este japonés que apenas estaba iniciando a brillar. Este diario ha visitado el hospital donde se encuentra la que hasta ahora era la estrella de su equipo, pero no ha conseguido más que negativas por parte de su asistente personal el joven Kaede Rukawa, que al parecer, también ignoraba de la vida sentimental del pelirrojo, como alegremente le llamaban sus compañeros. Logramos averiguar por medio de uno de sus directivos que................................”



Samm de inmediato, miró al pelirrojo que tenía las manos apoyadas en su rostro para que no le viese llorar. Nunca hubiera imaginado aquello.



El hombre que nos disparó era amante de Lucas. Enfureció de celos al verlo conmigo y lo mató. Yo no tuve conciencia de mí hasta que desperté en el cuarto del hospital, dejando de sentir mis piernas. Ni siquiera podía gritar, abrir los ojos me dolía. En la penumbra una figura conocida para mí, me veía desde la ventana.



- Haz dormido por tres días



- Lucas está muerto verdad



- Si, lo siento, si lo amabas lo siento.



No creía escuchar eso de su boca. Pero estaba triste. Yo esperaba que se sintiera dichoso por verme así, en ese estado. Después de todo era así como anhelaba verme.

Yo me refundí por semanas. No quería ver a nadie, ni a los doctores ni a los terapeutas a nadie. Me internaron en un centro de rehabilitación. Muy costoso. Yo había gastado millones con Lucas, jamás pensé que tuviese aún para pagar un lugar a sí. Pero lejos estaba de imaginar lo que sucedía.



Pasaron casi tres meses de estar interno. Rukawa me visitaba todos los días, y al último le dieron una habitación en ese lugar.



- Vaya, pero si el do’ahou aún se despierta



- Estás gozando con esto verdad



- como no tienes idea



- voy a matarte



- no me hagas reír. Si hubieses iniciado el tratamiento tal vez ya podrías pararte de esa cama, pero como solo tienes ganas de morirte, voy a fastidiarte hasta que me dé la gana.



Lo disfrutaba como nadie y lejos de querer ayudarme gozaba con mi tragedia así como yo gocé con la suya. Que ironía, ahora ninguno de los dos servía para nada. Muy seguramente, yo estaba expulsado del equipo, con poco dinero y paralítico. Ahora era el momento en que Rukawa se vengaría de mí.



- Como gracias a tu estupidez, me quedé sin trabajo, me han ofrecido uno aquí en París, seré director del equipo de Basketball de una secundaria.



- vienes a restregármelo por la cara, además tu no hablas francés



- Naturalmente. Y si hablo francés, mientras tu derrochabas todo entre las piernas de Lucas yo estudiaba.



- te voy a matar



- Saltarías de la felicidad huy, pero que digo, apenas podrás aplaudir.



Salió de allí completamente feliz de mi desgracia. Pero yo no podía quedarme así. Tenía que hacer algo y pronto. Llamé a una de las enfermera para que trajera a uno de esos inútiles terapeutas.

Al inicio, no se veía resultado alguno. Yo no sentía las piernas y estaba harto de escuchar que avanzaba cuando en verdad nada veía yo de nuevo. Me cansé de tantas mentiras y de nuevo desistí de seguir haciéndolo.



- “ señor Hanamichi Sakuragi:



tenemos el gusto de hacerle saber que, nos hemos enterado que ha iniciado usted con su proceso de recuperación. Nos hace feliz saber que quizá pronto nos acompañe de nuevo para que sea el arma que tanto necesita este equipo, para afrontar los rivales venideros que serán como huracanes incontrolables. Contamos con la fe para que se recupere y regrese pronto a nuestras canchas”



- Que es eso



- es una carta del presidente del equipo en el que estabas, para hacerte saber que puedes volver corriendo a su equipo...........hay lo siento, cuando puedas correr.



Se echó a reír frente a mi Samm. Nunca jamás lo había escuchado reír y ahora lo hacía por encima de mi dolor. Y todo lo que sentía en mi alma, era odio y ganas de verlo morir. Pero yo también quería eso. No tenía fuerzas para continuar en algo que jamás me haría caminar. Pero si algún día lo hacía lo primero era verlo a él morir.

- Supongo que estás pensando en como matarme. Hanamichi, yo tengo una pregunta para ti, ¿por qué demonios me odias tanto?



Nunca pensé que me preguntaría eso. Quedé mas que perplejo ante tal cuestión. Él me miraba confundido esperando que yo contestara.



- al inicio era por esa niña tonta de Haruko. Pero te empecé a odiar a muerte cuando un día después de un partido le dijiste al entrenador de Kainan, que yo no era más que un payaso que no aprendería nada con el tiempo. Que no valía la pena que se tomara la molestia en invitarme a su equipo para que jugara. Que en Kanagawa había mejores que yo y que se arrepentiría si me elegía. Me humillaste frente a sus ojos y los de todos los técnicos que estaban ahí. Lógicamente te creyeron por que te ganaste el título del jugador más valioso del torneo. Y sólo viví para ver el día en que cayeras. Y que yo subiera. Y no te imaginas a alegría tan infinita que sentí cuando supe que nunca jugarías más y que en cambio llevarías una asquerosa férula. El dinero que tu necesitabas para tu operación yo lo hacía en un solo partido, pero nunca te di lo suficiente para que te alcanzara para eso. Y gocé violándote, consumiendo lo poco que quedaba de tu cuerpo.



El Kitsune bajó su rostro asustado. Creo que entendió, que lo que yo sentía por él era odio absoluto. Giró su mirada con tristeza, la misma que años atrás me dirigió.



- No pensé que en verdad me odiaras tanto



- Odié que tu pensaras eso de mi, de todas maneras tu me odias también.



Tomó la perilla de la puerta y me miró acongojado.



- yo siempre te he amado.



Me quedé estático mientras salía. COMO ERA POSIBLE QUE ME AMARA, y comprendí entonces que ese era otro truco para humillarme y hacerme sentir infeliz. Pero no lo conseguiría. Era ya muy tarde. Mi alma se había ido al infierno hacía mucho.



Llegaba todos los días con una noticia nueva. Con cartas de los entrenadores de equipos de todo el mundo que querían saber de mi recuperación para llamarme a jugar. Yo, aunque no veía que progresara nada, escuchaba cuando me leía las cartas y se reía diciéndome que yo no sería capaz de hacerlo.



Una tarde, estaba recostado en la cama de ese centro. Ya había pasado un año desde mi desafortunado accidente. Empezaba a sentir algo de mis rodillas hacia abajo y los doctores decían que era un logro impresionante. La verdad yo no veía tal logro, sólo algunos nervios comenzaban a funcionar.

Desde el día en que Rukawa me dijo que me amaba, no había dormido bien. No lograba imaginarme que amaba de mí. Si era lo mismo que yo amé de él. Alguna vez. Si Samm. Yo amaba a ese Kitsune como no tienes idea. Lo amaba que no hablara, que fuera arrogante, su palidez, su cabello renegrido, su cuerpo esbelto. Tardé mucho tiempo en distinguir mi supuesto rencor. Lo amaba, pero el día en que estaba dispuesto a decírselo sin importar lo que sucediera, lo encontré hablando con ese entrenador. Yo ya sabía de ese ofrecimiento, pero lo iba a rechazar por completo, yo era incapaz de ser desleal con Shohoku. Y él me hizo semejante cosa. Entonces supe que en el mundo si se puede sentir odio puro.



En fin, esa tarde como te decía, Rukawa llegó como siempre con una carta nueva. Esta era de Japón, del equipo del país. Lo mismo, que esperaba mi pronta recuperación para que jugara en su equipo. Me la leyó, pero estaba algo triste.



- Que pasa te echaron de tu trabajo



- Hace más de un año que no hacemos el amor



Quedé perplejo. No podía imaginar que ese hombre me deseara aún a sabiendas que yo lo detestaba; pero eso no parecía importarle. Vi como se quitaba la ropa de forma sensual. Lo único que aun tenía era esa férula que se veía algo gastada. Hasta donde yo sabia él tenía que cambiarla cada 6 meses.



- Tu férula no se ve bien que, ¿no te alcanza para comprar otra?



- no he tenido necesidad de más estúpido



Sin poner mucha atención en lo que yo le decía, abrió sus piernas y se sentó en mi abdomen, moviéndose sugestivamente. Lo hacia de arriba hacia abajo, cosa que logró que yo me excitara y endureciera. Lo sintió y se detuvo.



- vaya, parece que tu también me extrañas



- Extraño más Lucas



Mi comentario no le gustó en lo absoluto. Sentí cuando tomó mi pene y se lo enterró en su ano. Yo me sentía extasiado. Él subía y baja por mi miembro dejando a la par un reguero de fluidos que paraban en mi boca cuando los traía con mis dedos. Era un placer infinito verlo como se masturbaba con esa fuerza infinita con ganas de sacar ya ese semen tan delicioso. Yo de un golpe retiré sus manos y empecé con la labor que él había iniciado. Echaba su cabeza para atrás en señal que le gustaba lo que le hacía.

En un extraño movimiento sentí como me introdujo dos de sus dedos en mi entrada. De dolió muchísimo, pero he de decirte que nunca, aparte de ese enfermo de Lucas, nadie me había penetrado. Menos el Kitsune. El siempre se dejaba hacer pero nunca me penetró, ahora entendía que sus intensiones eran esas.



- Gracias por ayudarme en mi trabajo – me dijo entre gemido y con la respiración agitada, de repente se desprendió de mi cuerpo y sin avisarme, enterró su sexo en mi entrada.

Yo grité como un loco. Me dolió como no tienes idea, pero algo sucedió, mientras arremetía en mi, me decía en el oído que me calmara que nada me iba a pasar. Me consolaba como si fuese una niña virgen, pero no me molestaba.

Sus arremetidas eran impresionantes. Pareciera que el pene le crecía más y más cada vez que entraba y salía, sentía su sudor salado y delicioso caer sobre mi rostro, bañándome por completo. Entonces comencé a sentirlo. Pronto acabaría. Su movimiento bruscos y la fuerza increíble con que me tomaba del cabello lo delataban, estaba por terminar al igual que yo.



Yo entretanto, estaba embelesado perforando su boca con mi lengua. Tengo que admitir que quien me enseñó a besar así fue Lucas, al Kitsune pocas veces lo había besado, solo me interesaba penetrarlo y tener un orgasmo.

Rukawa disfrutaba de ese beso. Yo lo sabia. No se desprendía de mi boca Solo la soltó cuando explotó en mi entrada y gritó como un loco como lo hice yo al inicio. Se acostó en mi pecho aún si salir de mi cuerpo



- Deseaba tanto esto



- Ahora quítate de encima de mí.



No me hizo el menor caso estuvo encima de mi el tiempo que sele dio la gana. La verdad era que estaba agotado. Su abdomen y el mío salieron empalagosos por culpa de mi semen.



- Se que pronto saldrás de aquí, date prisa torpe, se acaba el dinero



- y a ti que diablos te importa es mi dinero



- Si, pero tu me debes a mi por ser tu asistente aún.



La conversación quedó ahí. Rukawa perezoso se aparto de mi, y con una toalla se limpió el abdomen. Me la lanzó a mi para que hiciera lo mismo.



- Me han ofrecido regresar a Estados Unidos para ser el asistente técnico de un equipo. Me pagarán mucho dinero.



- Tu no saldrás de aquí antes que yo



- por eso digo que te des prisa. Además, tú si tienes varios ofrecimientos y muy valiosos, lo mío es algo tonto.



- por eso lo hago Kitsune, yo estaré de nuevo en la cima, y tu debajo de mí. Ahora me estoy recuperando muy rápido. Pronto seré l a estrella otra vez.



Mi ego estaba alebrestado con las cartas que me leía el Kitsune. Sabía que al salir tendría montones de ofertas y si no, al menos caminaría. Mi proceso fue muy lento. Rukawa estaba siempre a mi lado para atormentarme con sus burlas, y mi sentimiento cambió algo mínimo pero cambió; me gustaba verlo, sentirlo cerca. No supe nunca en verdad en que trabajaba, o que hacía, pero sacaba tiempo para acompañarme en mis terapias. Aprendí a hablar en francés más rápido que en ingles y siempre me molestaba diciéndome que si era que Lucas solo me había enseñado en ingles a gemir y a gritar.



Un día, tres años después, cuando ya por fin caminaba, tuve salida de ese lugar. Rukawa no dejo que viera cuanto había gastado en esos tres años, pero si sabía que tendría que recuperarme pronto para que saliera.



Serían como las tres de la tarde cuando sonó el teléfono. Yo estaba medio dormido y escuché que el Kitsune hablaba.



- No el no se ha recuperado del todo, así que no pueden hablar con él. Será mejor que se resignen, el no va a ser capaz de jugar nunca más un partido. ¿Por qué no lo dejan en paz de una vez?, está inutilizado, no puede caminar y si algún día lo hace será dentro de mucho me entienden y ahora adiós............



Pero que demonios eran lo que yo había hecho al pensar que ese imbécil en verdad me amaba. Ahí estaba de nuevo, humillándome, haciéndome ver como un inútil, seguramente envidioso ante alguno de los que me habían escrito durante los tres años que estuve en mi tratamiento. Mi corazón volvió a sentir ese vacío tan enorme que sentía siempre que el Kitsune me humillaba. Ahora era seguro. Me odiaba, pero no se imaginaba siquiera que yo lo odiaba aún más



- Do’ahou, que haces despierto



- Nada Kitsune, solo que para festejar mi recuperación, quiero que salgamos a cenar.



- Pero por que no primero pensamos en regresara a Estado Unidos, recuerda que allá te esperan y además.......



- Quiero que sea esta noche Kitsune, esta noche



- Esta bien, pero hagámoslo aquí mismo en el Hotel



- en cualquier parte será lo mismo.



Rukawa, claramente nervioso, entró al baño y escuché que se duchaba. Yo esperaba por que la tarde corriera más aprisa.



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Yukino









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