Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Por Favor Salven Mi Alma por Yukino

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

POR FAVOR SALVEN MI ALMA





FANFIC YAOI

BASADO EN EL ANIME DE SLAM DUNK





HANA-RU


CAPITULO 3



ADIOS MI CORAZÓN





Sé que me he vuelto a perder,

que he vuelto a desenterrar

todo aquello que pasé.



No sé ni cómo explicar que sólo puedo llorar,

que necesito la paz que se esconde en tus ojos,

que se anuncia en tu boca, que te da la razón.

Ven cuéntame aquella historia de princesas y amores

que un día te conté yo.










Samm, miraba oscurecer por fin el cielo brillante de París. Él aunque por causas muy diferentes estaba en esa cárcel a la espera de un juicio que lo sacara. Aún recordaba el día en que el pelirrojo llegó. Confundido, casi loco, pensando que era mejor que lo llevaran a un centro de cuidados mentales menos a una cárcel. Cuando supo quien era su nuevo compañero, la curiosidad lo mató por saber que había hecho que lo tenía ahí. Sakuegaji, como siempre le decía, contestaba que se encontraba por estúpido.

Ahora escuchaba lo que realmente pasó y tenía miedo de que continuara. El final, ya lo sabía, pero como se llegó a él era lo que más lo aterraba. Miró hacia su compañero. No podía adivinar su expresión pero si sabía lo que estaba pensando.

Su rostro maltratado por la soledad y el odio, le indicaban que nunca quiso hacer lo que hubiese hecho. Por eso se calló. Por eso en el instante preciso en el que pareció concluir la historia cerró sus labios. No por vergüenza a que lo escuchara, era miedo a no terminar de contarla.

Hanamichi, que sólo se había limitado a recostase en la celda, giró su antes entusiasta vista a Samm, y en una mueca que pareció una sonrisa le preguntó si quería seguir escuchando.

- Sólo si tu quieres seguir hablando. Sa ku ra gi ..... lo único que entiendo de todo esta locura que me cuentas, es que tu no lo odiabas tanto como dices.



- No, si lo odiaba tanto como te he contado, pero el problema es que me odio más a mi mismo.



Samm abrió los ojos más de lo normal. Apretó los puños y con la voz ahogada, le pidió a Hanamichi que continuara.



Esa noche, sería la cena, de despedida de París. Yo me cambiaba en mi cuarto, tenía que verme muy especial para ese Kitsune. No recuerdo muy bien lo que llevaba yo puesto. Era parte de la ropa fina que había comprado cuando jugaba, costosa y de diseñador. Me arreglé como nunca lo había hecho, era necesario que Rukawa me recordara así.

Cuando me dirigí a su cuarto, él estaba sentado en la cama a medio vestir, abrazado con un gesto de dolor a su rodilla. La férula en verdad se veía terrible.



- Debiste cambiar esa férula – le dije, a lo que él se asustó mucho, no imaginaba que yo estuviese viéndolo.



- Ya lo haré cuando lleguemos a Estados Unidos



- No quiero ir allá, creo que aceptaré la oferta que me llegó de ese equipo alemán, del que me mencionaste.



- NO!!!!! – dijo alterado – primero resuelve tus asuntos con el equipo, luego pensarás en ofertas, por favor Hanamichi, lo más pronto viajemos a Estados Unidos.



- Por ahora preocúpate por la cena que tendremos. Yo nunca la voy a olvidar.



Cuando terminé de decir esto, lo tomé por el cabello y lo lancé al piso. Un leve quejido por parte suya, me indicó que le había dolido. Yo me le tiré encima, mordiendo su pecho, haciendo que sangrara como años atrás, para que llorara y pidiera clemencia.

Pero no lo hizo. Incluso creo que disfrutaba de toda la brutalidad con la que lo estaba tomando.

De un momento a otro él puso sus manos sobre mi rostro. Me miró con una ternura que jamas había observado en él. No pude hacer otra cosa que detenerme.



- yo hice lo posible por salvarte. Ahora es tu turno.



Por supuesto no entendí lo que quiso decirme. Se dirigió a mi boca y me besó con una pasión que no había detectado jamás en él. Yo estaba consternado. Pero de igual manera, no pensaba cambiar lo que le tenía preparado.

Encima de él, posé mi mano en su sexo y empecé a excitarlo. Él respondía con suspiros y tomándome fuerte por el cabello. En ese instante ya no tenía ánimos de violentarlo.

Suavemente, besé su pecho pálido, sus pezones redondos y rosados. Nunca me había dado cuenta de lo bello que era. su abdomen plano y firme, su sexo maravilloso y dispuesto. Fue en ese lugar donde mi boca encontró más placer, succionando, excitándome ante el movimiento agitado de Kaede.



Samm, se sorprendió con lo que escuchó. Kaede. era la primera vez en todo su relato que lo llamaba de esa forma. Sintió tristeza por el pelirrojo.



Me flexioné un poco e introduje mis dedos en su ano. Gimió fuerte ante eso. Yo que no quise que sintiera solo mis dedos, bajé un poco más y mi lengua fue la intrusa en su entrada. Que delicia. En los casi 6 años que había estado con él, no me había preocupado por detallar el sabor del Kitsune. Era esplendoroso.

Lamentablemente, todo tuvo que terminar en ese instante. Él hizo un movimiento algo brusco, y la férula al fin se rompió.

Cuando cayo hecha pedazos, pude ver su rodilla cosa que jamás había hecho. Una cicatriz enorme por encima de toda ella era el adorno que yo mismo le había ayudado a poner. Las extremidades eran en extremo calavericas, la férula se había encargado de adelgazar mucho su pierna.



- ¿es horrible verdad?



- Por qué no la cambiaste



- Ya sabrás por que.



Adolorido se puso en pie arrastrando su pierna inútil. Era obvio que no continuaríamos, no con él en ese estado. De igual forma, la cena tenía que seguir adelante.

Salimos del hotel y me dijo que se había fajado con una venda en toda la rodilla. Que eso al menos le permitiría caminar un poco.

Por la calle, las personas comenzaban a reconocerme, e increíblemente me trataban bien. Yo ya entendía a la perfección el francés, así que sabía que me decían. No faltaban los comentarios sórdidos y las miradas acusadoras cuando nos sentamos en la mesa, pero en general, creo que no me odiaban como yo pensaba.

Samm, yo ya lo tenía todo listo. Era esa noche, después volaría lejos, solo. Ya mi mente estaba lo suficientemente enferma y dañada al igual que mi alma y corazón. Si Rukawa quiso en algún momento salvarla, era tarde. Mi juego por fin estaba por concluir.

Fuero 6 años de conocerlo. Pero para mí parecía que solo corrieron 6 días. Conocí sus defectos, sus pocas cualidades, su extraña mirada, que hasta esa noche, nunca supe que significaba. Su estatura, su cojera, esa que jamás lo abandonó, y que levantaba burlas cuando pasaba. Su aire misterioso y enigmático, su forma de respirar cuando dormía. Pero que escondían sus ojos en sus sueños era lo que más me hubiese gustado saber.

Por que creo que en sus sueños, los dos éramos felices. Que vivíamos haciendo el amor cada vez que el tiempo y el espacio nos lo permitían. Ahora entiendo por que demonios dormía tanto y en todo lado. Él de verdad vivía en sueños.



Lo miraba mientras comía, distraído como siempre me hablaba como no lo hizo nunca en su vida, en la que compartió conmigo. Lo llevé y lo traté como un sirviente. Recordaba en ese instante la primera vez que llegamos a Estados Unidos, cuando lo primero que hizo fue asomarse a la ventana y ver lo que seguramente se le había presentado en sus sueños.



- Do’ahou, voy al baño, creo que la venda se aflojó y comienza a dolerme. No tardo.



Do’ahou. Hacía mucho que no me llamaba así. No al menos con esa naturalidad, como en la preparatoria. Cuando peleábamos, cuando nos mirábamos, cuando cada uno a su manera hablaba al otro.

Pero yo, ya había tomado la decisión y lo hice. Después, esa palabra no me importaba.



Cuando regresó, se quedó de pie largo rato, mirándome, con la misma expresión que tuvo años atrás, cuando le partí por completo la rodilla. Con su cabeza inclinada a la derecha, con sus sesgados y bellos ojos azules, con su rebelde cabello negro. Sus manos tocaron ligeramente mi rostro, yo muy asustado, las retiré, no por vergüenza, sino por que tenía las palmas congeladas, y temblaba.



- no pensé que en verdad lo desearas tanto. Salud.



Levantó su copa de vino al igual que yo lo hice. Ambos la bebimos despacio, después de todo la noche apenas se levantaba. Me veía a través del cristal de la copa con el vino tinto que él había pedido. Luego de terminar, me miró y me sonrió.



- Será mejor que te vayas ahora, adiós, mi corazón – me dijo



Salí de ese lugar corriendo, aterrado. No encontré paz en ningún sitio, después de todo la paz no la hallaría nunca. Llovía como no tienes idea, y luego recordé que si era cierto que llovía cuando algo trágico sucedía. No era sólo cosas de escritores de terror o de películas baratas. El cielo sabía cuando llorar.



Después de vagar por horas, casi al amanecer, regresé a mi hotel. Había un enorme revuelo, policías por todo lado. Uno de ello se me acercó, y con tono nostálgico me dijo que lo sentía.



- por Dios santo Sakuragi dime que le hiciste – preguntó Samm, al borde de un infarto y ahogada su garganta con sus lágrimas.



- Lo envenené.



Eso era todo. Eso era lo que Samm había querido escuchar todas las horas que duró el relato. Eso, que después de todo si fue capaz de matarlo. Por ese “lo envenené” era por lo que se había quedado despierto, sin perder detalle de esa historia. Pero que ingenuo era Samm, al creer que todo terminaba ahí. No aguantó. Tapó su rostro con sus manos y se consumió en un llanto inconsolable. Parecía un niño. Recordó que la última vez que había llorado así, fue cuando encontró a su Ginna, muerta en la bañera, con los ojos fijos para siempre, mirando al infinito.

Samm, intentó calmarse. La mirada que le dirigió al pelirrojo fue de odio absoluto. Hanamichi lo sabía. Sintió todo el peso de esos ojos.



- dejó una nota en la que dijo que se había suicidado



- ¿pero que demonios, Sakuragi?, tu lo mataste, como es posible que hiciera eso.......- hubo un largo silencio, en el que Samm, limpió su rostro – ya me imagino lo que hiciste después. Corriste a ver cual de los miles de ofrecimientos deberías aceptar. Aprovechaste eso del suicidio, para volver a la cima, ja, ya te imagino en portadas de revista y en partidos importantes en el equipo que se te dio la gana. Pero por favor, cuéntame, que hiciste finalmente para terminar aquí, ¡¡¡DIME A QUIEN MÁS MATASTE!!!!



Lo vi extendido a la mitad de la alcoba, con su cabello revuelto, y con su mano tocando su pecho. Me lo dejaron ver así para que lo reconociera. Había llorado, sus párpados estaban en extremo inflamados. No te equivocas Samm, si hice lo que dijiste. Si corrí a ver cual era la opción que más me beneficiaría.



Sakuragi, se sentó al lado de Samm, quien se apartó un poco.



- Me tienes asco



- Mucho, cuéntame Sakuragi, dime cual fue el equipo que te recibió



Hanamichi, volteó a ver a Samm, y una pequeña carcajada salió de su boca.



Sammuel, nunca, nunca.................existieron tales ofrecimientos. Nunca ningún equipo extranjero, solicitó mi servicio, ni pagó mi recuperación. Nunca, nadie, me escribió cartas para felicitarme por mi estado, por mi recuperación. Siempre. Me engañó, únicamente para que yo me levantara de la cama y volviera a caminar. Sus lecturas eran hechas por su propia mano, sus cartas eran los sueños que soñaba conmigo. Su insistencia para que regresara a Estados unidos, era por que él mismo, había suplicado por mi una oportunidad en mi antiguo equipo, y me la darían solo si demostraba estar en perfectas condiciones. Ja, Samm, su férula se destrozó, por que mi tratamiento lo pagó él, con el dinero que había ahorrado para su propia operación. Y trabajó como asistente de una escuela, para que yo pudiera caminar, y seguir soñando con él.



Sammuel, miró al pelirrojo, mientras la sonrisa de la demencia se asomaba en su cara cansada de cargar con tanto dolor. No supo que decir esta vez. No supo que hacer, ni que sentir. No entendía como alguien puede amar de forma tal para olvidarse del mundo y que todo gire en torno a un ser. Ni siquiera pudo comparar el amor de una madre con el de Kaede Rukawa. Comenzaba a amanecer. Hanamichi, con los ojos fijos en piso, resbalaba sus manos en la oxidada varilla del camarote, quizá esperando que Samm, le dijera algo. Su rostro presa del horror y el miedo, comenzaba a sumirse en la tragedia. Supuso que fue el mismo rostro que hizo cuando supo lo que le acababa de contar. No pudo imaginar cual fue la reacción de Hanamichi al enterarse de lo que le estaba contando. Ahora entendía, el por que de la negativa del pelirrojo al contarle lo que le había sucedido. No era por que lo hubiese olvidado, era por que pensaba que era lo suficientemente evidente como para decirlo.



- Aquí termino yo Samm. Pero no es el fin de todo.



Hanamichi se sacó un papel del bolsillo de su camisa. Lo acercó tembloroso a Samm, y este lo recibió con miedo a que algo más, aparte de todo aquel horror hubiese pasado en su vida.



Lo abrió y se dispuso a leerlo.



"Hanamichi Sakuragi, do’ahou:



"Han sido 6 años en los que he corrido tras de ti, como una niña tras su juguete favorito y del cual teme algún día desprenderse. Como corriendo tras un príncipe no azul, sino rojo. Como el color de tus hermosos cabellos. Esos alborotados y llenos de la vida que ahora a mi me falta. La que ahora siento se me escapa por medio de esta fría noche de París. Pero creo enternderte. Creo que sé por que lo hiciste.

Perdóname, por favor perdóname. Por hacer que me odiaras. Nunca fue esa mi intensión. Nunca quise que tu corazón se volcara de esa forma tan absurda hacia mí. Todas las noches de mi vida, incluso esta que es la última, esperé escuchar de tus labios que me amabas. Que yo tenía al menos una oportunidad en tu alma. Pero, nunca se dio, y claro ya nunca se dará.

De nuevo lo siento. Aquella vez en que hablé mal de ti frente al entrenador de Kainan, lo hice, por que tuve miedo a que te separaran de mi lado. Era ya casi un hecho que te irías a ese equipo y yo hubiese preferido morir a no estar contigo. Morir. ¿no te parece curioso que ahora que lo hago, no esté tan asustado?, Ahora me siento ligero, aun con mi rodilla inútil, y mis sueños hechos pedazos. Al contrario de lo que tu debes pensar yo si soñaba y mucho. Cuando lo hice contigo por primera vez, soñé que me hacías el amor en medio de un partido y que no te importaba lo que la gente dijera. Me abrazabas, me penetrabas frente a todos y yo te respondía con sonrisas y besos. Sueños.

Cuando mi rodilla murió, la sola idea de no verte, me enloqueció. Para ese entonces yo no sería capaz de juntar semejante suma. Ni en ese instante ni nunca. No podía soportar la idea de solo verte de vez en cuando en los pasillos de la escuela. Y olvidé que tenía dignidad. Me acerqué suplicando que me recibieran como asistente, sólo para poder verte, para sentirte cerca. Mi mundo giraba al rededor de ti. No me importó volverme tu sirviente, cuando fuiste capitán. No me molestó en lo absoluto, por que yo tenía la esperanza que un día me trataras igual que lo hacías con los otros. Con esa extrema alegría y sencillez. Soñé con algún día recibir de ti, al menos migajas de tu alegría.



Ese día en que llegaste a mi casa con la determinación de violarme te confieso que no fui a esa dichosa fiesta, por que no quería ver que te despidieras. Estaba tan asustado, por fin se haría realidad, por fin ya no estarías más conmigo. Y era imposible que yo te siguiera. No con mi inútil humanidad.

Entraste, me tomaste y yo no me opuse. Me refería a ti, cuando suplicaba que me dejaras, que me guardaba para alguien. Aún hoy lo hago, ahora que se extingue mi luz, aún me guardo para que me tomes con amor absoluto.

Me está doliendo el pecho. Mucho, pero no dejaré que eso entorpezca todo lo que tengo que decirte, y que no hice antes.

Cuando me dijiste que fuera tu asistente, lejos de pensar que me tratarías como lo hiciste, soñé otra vez, conque mi oportunidad había llegado. Por fin, entonces yo era necesario en tu vida. Querías tenerme cerca, por que me amabas. De nuevo fallé en mis supuestos. ¡¡¡¡¡POR QUE ERES TAN TORPE!!!!!!!!!!!!, POR QUE YO TAMBIÉN FUI TAN TORPE Y NO TE DIJE CADA 5 SEGUNDOS QUE TE AMABA!!!!!!!!!, Tal vez si lo hubiera hecho, tu odio hacia mí hubiese disminuido un poco.

Lucas, no tienes idea de cuanto lo detestaba. Y me alegré mucho cuando supe que murió. Un aire fresco recorrió mi cuerpo al saber que ya no te tendría cerca, que serías de nuevo mía, aún si tu no lo reconocieras. Y corrí al hospital donde estabas esperando verte gritando de la rabia al saberte en una cama. Pero fue todo lo contrario. Me encontré con un niño gimoteando y llorando, que no quería saber del mundo. Ese no era mi Hanamichi. No señor. Ya ni siquiera querías ver a tus compañeros de equipo.

Y empecé a tramar todo para que te levantaras de esa estúpida cama. Te mentí, lo siento, pero pensaba decírtelo, cuando voláramos a Estados Unidos, donde aún te esperaba una oportunidad de ser grande de nuevo. Pero el tiempo que tu me diste no me alcanzó, lo siento.



Ahora que oscurece, al fin en esta ciudad que muchos califican de romance, y cuando ya apenas puedo mantener el bolígrafo fijo, recuerdo lo que pasó hace unos instantes. Cuando volvía del baño y vi que dejabas caer en mi copa de vino ese liquido. No tuve que hacer grandes deducciones para saber que era. Supe entonces que mi tiempo había terminado. Y me acerqué a ti y te miré largo rato. Quería recordarte, para este mismo instante. Quería absorber tu olor por última vez. Tuve tanto miedo cuando tomé la copa en mis manos. Pero luego pensé que si mi muerte te hacía feliz, moriría. Yo sólo estaba en este mundo para que tu fueras feliz.

Hanamichi, lo siento. Ahora ya casi ni puedo respirar. La llamada que escuchaste, no era para humillarte. ¿Pensaste que no te había visto?, Por favor, yo te siento a kilómetros. Era la policía. Aún insistía en que debías declarar por la muerte de Lucas.



Hanamichi, han sido seis años de momentos congelados, de sueños y esperanzas de mi parte. No te culpo en lo absoluto, por eso dejo una nota más. No te preocupes. Corre a hacer tu vida y sé que pensarás que esto es una más de mis humillaciones y mis ganas de hacerte sentir inferior. Pero no. Algún día sabrás de lo que hablo.

Te perdono.

Ya no puedo seguir escribiendo. Vida mía te Amo. Más de lo que alguien imaginó jamás. Y ahora, me voy a dormir como tu me lo has pedido, para siempre...........



Sammuel levantó de nuevo sus ojos y los dirigió hacia Hanamichi, que se encontraba en lo absoluto perdido en sus pensamientos.



Por primera vez en su vida Samm, entendió lo débiles que eran los hombres. No se había puesto a analizar nunca lo difícil que era llevar una relación y menos una homosexual. A lo que todos tachaban de enfermos. Y no se equivocaban del todo.

Supo, en ese instante y después de enterarse que si hay seres que aman demasiado, y si hay seres que odian demasiado, que los hombres son siempre niños. Que necesitan que alguien más les haga sentir amados. Que no saber por donde empezar a sentir ni por donde empezar a amarme. Que se asustan con el hecho de pensar que la persona que aman no esté a su lado, pero que no se atreven a decírselo jamás.

Entendió además, que por el hecho de ser hombres, las relaciones eran más intensas y así más dolorosas. Que se utilizaban máscaras de distintas formas y tamaños para ocultar lo que se siente. Miró de nuevo a Hanamichi, y por fin entendió el hecho por el que se encontraba vivo, era por que vivir era su infierno, eso era. Así esperaba compensar a Kaede Rukawa, joven y atlético Jugador Número 11 de la escuela Shohoku, que a su parecer se comportó como un estúpido al no decir, siempre que amaba a ese pelirrojo.



Muchos, incluyéndose, juzgaban la relación ente dos hombres como de demente y de sexo. Que eso era lo único que podían sentir ellos. Deseos físicos. Pero con la historia que lo consumió casi un día entero entendió que entre ellos entre esos que se aman del mismo sexo, existía ante todo muchísimo miedo.





- Después de leer eso, me entregué a la policía y declaré. Aún hoy no me creen del todo y piensan que estoy loco.



Sammuel, recibió la cabeza de Sakuragi en sus piernas. Por fin desde que había comenzado todo ese relato el pelirrojo lloraba. Igual que un niño.

No se atrevió en ese instante a preguntarle como había conseguido ese escrito. No quería traerle mayor desdicha de recuerdos.

Levantó la carta del Kitsune y leyó lo último que había dejado en este mundo.



"Adiós mi Corazón. "







FIN.........



°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°



Yukino.
Notas finales:

Todas sus lágrimas, ellos las entenderán.

Yukino. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).