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Deus dedit, Deus abstulit por -Mikunami-

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Fantasmas de dolor

 

Las palabras se hundieron hasta el fondo de su mente, era tan sencillo como eso. Sin malinterpretaciones, sin errores de oído, claro y alto, ella estaba plenamente consciente de lo que escuchó. Y aun así eran tan apabullante la realidad que la parte más emocional de su ser, se cerró a entender lo dicho por el joven castaño.

— ¿Qué? — ¿Era una broma cierto? No podía ser verdad que…

— ¿No lo sabías? —la pálida piel de gallina y la expresión de incredulidad de la chica debieron dar pistas suficientes, para saber que quizás había dado mucha información. Lástima que ya era muy tarde para retractarse.

Por dios, hasta donde ella tenía conocimiento, su niño era heterosexual.

¿A ti no te molesta ese tipo de relación Sakura-chan?

Los comentarios, la forma aguerrida que defendía las preferencias de Gaara; el simple hecho de que fuese tan sencillo hablar con él de todas las cosas que le pasaban por la mente sin cohibirse, que nunca mirase a otra fémina.

¿Cómo estuvo tan ciega?

— Creó que hable de más… lo siento —dijo cabizbajo, él y su gran bocota, si por algo no tenía novia era por la falta de tacto que se cargaba.

— No, está bien —expresó lo más repuesta que sus nervios le permitieron—. Me impresionó el hecho de que en realidad Naru no se ve nada gay —bromeó ignorando las rápidas aceleraciones que emanaba su corazón, resistiendo las ganas de salir corriendo y gritar. Ella había ido por respuestas y vaya que las conseguiría—. Entonces ¿Su novio ocasiono su depresión? —pronunció queriendo recobrar la plática, con una falsa sonrisa que escondía su aflicción.

— Pues él fue por quien todo empezó, pero más bien fue su estricta familia —opinó resentido por todo el daño que le causaron a su blondo amigo—. Ya sabes que tampoco Naruto gozó de una vida muy estable después de todo.

— La verdad es que Naruto casi nunca habla de sus relaciones familiares —admitió apesadumbrada—. Es muy reservado y no deja que nadie toque el tema.

— Vaya, pues sí que ha cambiado —declaró el chico castaño. Todavía recordaba la dulce época donde parecía que no había mayores problemas en su vida, que enfrentarse a un final de matemáticas—. Parece que fue ayer cuando éramos unos niños que apenas llegaban al metro de estatura.

— ¿Cómo fue la vida de Naruto? —preguntó Sakura decidida.

Kiba se limitó a sonreír nostálgico, alegre hasta cierto punto de que ese rubio bobalicón haya encontrado a una amiga tan fiel y tan bonita.

Naruto perdió a sus padres cuando tan sólo tenía cuatro años; según nos dijo en un accidente automovilístico. Al parecer ambos eran hijos únicos y sus familias desaprobaron por completo su unión, cuando se enteraron de su muerte ningún pariente del rubio se tentó el corazón antes de decidir dejarlo desamparado; por suerte para él contaba con el viejo Jiraiya, un amigo de su padre que obtuvo su custodia, adoptando la posición de su padrino, pero si me lo preguntas actúa más como un abuelo despreocupado.

Jiraiya es un gran escritor -el hecho de que su obra disponga únicamente de ejemplares para mayores de edad no le quita meritos- el viejo por dinero no se detiene, para él no fue problema meter al rubio a una exclusiva academia como lo es Konoha. El quería darle lo mejor a Naru, lamentablemente su decisión no fue tan buena como imaginó.

A Naruto nunca le gustó mucho el ambiente de la escuela, no sé si te habrás percatado pero los compañeros tienden a ser un tanto elitistas, eso le causó muchos problemas con el tiempo, ya que no soportaba que despreciaran a la demás gente sólo porque tenían diferentes posiciones económicas

Pese a todo hizo muy buenos amigos, como yo por ejemplo; en esos días éramos él, Shikamaru, Chouji y un servidor, los cuatros íbamos a todos lados y nos divertíamos a cada instante.

Se notaba a leguas y por las palabras del joven que de verdad esa fue la época dorada de su principito, una vida mejor que la que se podía gastar actualmente.

Sakura no pudo evitar sentir la desazón de no encajar, con quien hacía tanto se pintaba como su perfecto amor.

La primaria fue una época muy grata.

Pero nada es para siempre.

Llegó la secundaria y con ella los problemas se desataron.

En nuestro primer año un nuevo alumno fue transferido a nuestra aula, su nombre era Sasuke Uchiha.

"Sasuke" cada ocasión que se le había presentado ese nombre algún problema acarreaba; que no le dijeran que se trataba de…

Recuerdo que al principio no se toleraban en absoluto, eran opuestos en todo y les encantaba competir entre ellos, no sé cómo pudieron pasar de estarse gritando lo mucho que se odiaban, a escaparse de clases para estar de tortolitos por ahí escondidos.

Me es difícil imaginarlo más dichoso; simplemente estaba radiante como un verdadero astro, cuando anduvo con ese Uchiha.

Pero los padres de Sasuke nunca hubiesen aceptado su relación, tenían los medios para separar a su hijo de cualquier mala influencia, después de todo seguía siendo menor de edad. Su familia es demasiado cerrada y con tradicionalismos muy marcados; era un insulto a su loable sangre tener a un homosexual bajo el apellido Uchiha.

Hace casi dos años Naruto arribó un día a la escuela completamente ido, como si la chispa de su vida se hubiese extinto dejando únicamente su coraza; no habló con nadie por casi una semana, Sasuke no se volvió a aparecer por aquí y en menos de un mes ese rubio tarado desapareció, le preguntamos a todos los maestros y al director por su paradero pero siempre decían lo mismo, que no era nuestro asunto. Al final Iruka nos comentó que ambos habían sido transferidos a otras escuelas, pero nunca nos dijeron a cuales.

Un día me mando una carta explicándome que era muy doloroso para él ver a cualquiera que le trajera los amargos recuerdos, que quería empezar una nueva vida y que esperaba volver a contactarnos.

Relató Kiba con un muy notorio enojo, decepcionado de cómo los hechos sucedieron—. Sasuke abandonó a Naruto y él nunca se repuso de eso; yo que lo creí con más convicción, pero a la primera renunció a toda su vida por un estúpido que no lo supo apreciar.

La chica de la rosada cabellera estaba que no salía de estupor ¿De verdad la temple de su blondo era tan frágil? Ese no era el chico obstinado y juguetón al que ella amaba. El Naruto que conocía hubiese seguido adelante, hubiese olvidado y emprendido nuevos retos; se habría dado la oportunidad de sanar las heridas y no de huir cual animalillo herido.

¿Cómo alguien podía volverse tan dependiente de otra persona, al punto de doblegar el espíritu?

Pero aun le quedaba una duda.

— Ese tal Sasuke ¿Cómo es físicamente?

— Digamos que es el opuesto del Uzumaki; paliducho, cabello negro, ojos igual obscuros y con una pose de prepotencia que pocos soportaban —describió acido—. Si te interesa verlo, aparece en nuestra foto generacional de hace tres años.

El Inuzuka la guió por una maraña de pasillos, llenos de ostentosas vitrinas que presuntuosas exhibían los logros de tan célebre academia, entre los estantes se mostraban diversas fotografías; de clubs deportivos o científicos, con gente que pululaba a décadas de distancia o apenas unos años atrás.

— Ahí está, la foto es algo pequeña pero ellos destacaban —entre más de treinta alumnos, abajo a la izquierda se podía apreciarse a un chico de amarilla cabellera tan contento que la imagen apenas contenía toda su vitalidad, y junto al niño sol estaba un joven serio, pálido y con el cabello carbón, de mirada profunda y con una diminuta sonrisa, abrazándolo cariñoso.

— Es… él —ese Uchiha Sasuke, era el Sasuke que ella conocía.

— Sólo quiero ver a una persona en particular.

El cretino que osó aparecerse por su escuela; y justo cuando comenzaba a agradarle de cierta manera masoquista -algo como lo que sentía con Gaara-. Ahora resultaba que no era más que un cobarde que se escondía para acechar a su blondo primor ¿Cómo un sujeto con tan poco carácter conquisto el corazón de oro de Naruto? De seguro no dudó en desecharlo a la primer advertencia que le dio su familia.

La próxima vez que lo viera se aseguraría de romperle la cara.

— ¡Muy bien, ahora tienes que decirme que más ha sido de ese idiota de Naruto! —exclamó Kiba sacándola de su letargo, y de paso logrando que destensara los nudillos que yacían blancos debidos al coraje que soportaba—. Todavía me queda la hora del almuerzo así que tenemos tiempo suficiente. Ya verá un día de estos llegaré donde se encuentra y luego de darle un buen golpe… no se quizás no riamos.

¿Cómo alguien tuvo el corazón de abandonar a Naruto? Con el cariño que todos sus allegados le transmitían.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

— Que buen día —admitió el Uzumaki destensando los músculos, permanecer tanto tiempo haraganeando bajo la sombra de un árbol podía hacer desastres con tu espalda.

— ¿Te das cuenta que hemos perdido media tarde en el limbo? —le reclamó el pelirrojo a su compañero.

— No te quejes. De cualquier manera así matas mejor el tiempo hasta que tu novio llegue por ti —le dijo pícaro, logrando teñir su blanquecina piel de rosado. Gaara aun era muy tierno en cuanto asuntos del corazón se trataba, todo un niñato en la materia.

Sakura permanecía al margen de la charla; distante en sus turbias cavilaciones. Considerando lo verdaderamente oportuno de sus arriesgadas medidas.

"No eres el clavo que saca a otro" Permanecer a su lado, que sus sentimientos fuesen correspondidos, algo patéticamente simple; una petición tan insignificante que complicaba toda su vida.

— Sakura ¿Estás bien? —posó entonces sus verdes gemas en el semblante preocupado del chico al que tanto amaba. Dándose cuenta de lo distraída que estaba actuando—. Quizás aún no estás del todo recuperada, si te sientes enferma dilo de inmediato.

— No es eso Naru, de verdad —no era aún el momento.

— Bueno chicos me retiro, diría que esto ha sido un placer pero mentiría —comunicó el bermejo adecentando su ropa ligeramente sucia de tierra.

— Hasta el lunes Gaara ¡Y no dejes que Sai te corrompa mucho, conserva algo casto en ti! —bromeó el blondo para ira de su amigo; de verdad que Gaara era adorable cuando se lo proponía, trastabillando por un simple comentario no parecía un chico en sus jubilosos dieciséis—. Creo que también nosotros deberíamos irnos ¿Verdad Sakura-chan?

Su sonrisa era deslúmbrate, una luz bienaventurada que dirigía a lo demás a la felicidad a su lado; Naruto era dar y ayudar a quien conociese ¿Pero alguien se abría preocupado alguna vez por querer sanar la heridas del tierno chico? Era difícil imaginar una condición tan deprimente en tal rayito de luz.

— Naruto ¿Podemos hablar un momento?

— Claro Sakura —contestó extrañado por el tono grave que manejo su tan quería amiga.

Caminaron hasta los jardines traseros de su institución; el lugar absurdamente trillado que brillaba espléndido entre los brotes de los últimos cerezos, que se extinguían dejando en el camino una suave alfombra de pétalos.

Cual mundo rosa pastel que siempre pregonó su corazón.

— Naruto yo… —su lengua se negaba a cooperar sintiendo que la taquicardia le obstruía hasta la garganta, y que las aceleradas pulsaciones generaban ese molesto zumbido en sus oídos.

— ¿Qué ocurre Sakura-chan? —ese gesto indeciso y menguado, la expectación a flor de piel que tantas veces presenciado con sus cielos.

Que no fuese lo que estaba pensando…

— Naru te amo.

Olvidarse de los titubeos, del estrujar la ropa de manera compulsiva; firme y directa a si era la Haruno. Dispuesta a enfrentar a los zafiros con la frente en alto, ateniéndose a cualquier respuesta.

…Era verdad.

— Sakura-chan lo lamento tanto —confesó entristecido, haciendo una notable y torpe reverencia de disculpa, lo último que quería era herir a alguien tan importante como su inestimable compañera—. Pero yo… no puedo aceptar tus sentimientos —si alguna ocasión le dio una señal equivocada a la chica era momento de cortar las ilusiones, antes de que fuera más doloroso para ambos—. Por favor no me odies, tú sabes que te quiero muchísimo, pero yo…

Se arriesgó y al final había fracasado. No había nada de malo en ello, quizás no eran el uno para el otro porque en la vida real no había dulces caballeros de resplandeciente armadura o romances de telenovela.

— Tú amas a alguien más ¿No? —tan sólo que le dijera que no la estaba rechazando por guardarse estúpidamente para alguien que quizás ya lo había olvidado, y ambos podrían seguir con sus existencias como hasta ahora.

Naruto se extraño de lo calmosa que pese a todo permaneció la hermosa joven, con una careta de resignación como pocas veces había visto en las chicas que terminaban confesándosele.

Antes de la tormenta siempre todo está en tranquilidad.

— Sí —admitió avergonzado sin saber por qué.

— ¿Y a esa persona te corresponde, va a estar a tu lado cuando la necesites?

— ¿Eh? —expresó confundido.

— ¡No va a estar a tu lado nunca Naruto! Por favor yo de verdad te amo, si me das la oportunidad yo… —tanto tiempo idealizando cada uno de sus actos, viéndolo como a un verdadero tesoro y terminaba enterándose de la enfermiza obsesión que le guardaba a un idiota, estancándose por su culpa.

— Sakura… ¿De qué estás hablando? —por todos los santos que no volviese la pesadilla, la obscuridad; que ese presentimiento que se oprimía el pecho no fuese más que una jugarreta por los nervios de tener que rechazar a alguien tan apreciado.

— Sé lo de Sasuke —admitió finalmente, echándole en cara todo lo que se tenía guardado con esa simple afirmación.

Tan rápido como el nombre tocó sus oídos, sus piernas retrocedieron cauteloso, como si de un instante a otro su amiga se hubiese transformado en una horrorosa bestia que lo iba a devorar.

— Naruto, por favor escúchame —no se iba a escapar, una de sus blanquecinas manos de adhirió fuerte a la canela muñeca.

— Sakura perdón pero… me tengo que ir olvide algo muy importante y…

— ¡Por favor Naruto! Tienes que superarlo, no puedes vivir atado a una persona que nunca te corresponderá —le chilló dolida por la debilidad ajena.

¿Quién era ella para meterse en su vida?

— ¡Nunca digas eso! ¡Nunca! ¡…l me amaba, no sabes nada de nosotros! No me importa como lo hayas averiguado, déjame tranquilo dattebayo —dijo tirándose de la chica para liberarse de su agarre; lo que menos quería era que alguien lo viera derrumbándose de nuevo, sentía que su fuero interno pronto reventaría, incluso pronuncio esa detestada muletilla que hacia tanto dejó.

— Si no tuvo el valor de enfrentar a su familia por ti, era porque le importaba más su opinión que tú —cada frase estaba pensaba para hacerle abrir los ojos, o causarle el mayor daño, era momento de que la realidad lo golpeara de frente, quizás así despertaría de su absurdo letargo —. ¡No puedes evitar darte una nueva oportunidad por alguien como él!

— ¡Sasuke era mi mundo todo lo que quería!

— ¡Te abandonó!

— ¡Eso es mentira!

— ¡Naruto entiende!

— ¡Sasuke está muerto! —gritó colmado y con su temple a punto de bullir. Viendo como de nuevo su enclenque castillito de cartas que tantas promesas le guardaba, se derrumbaba ante sus ojos. Dejando escapar al final un doloroso lamento—. Todo fue mi culpa… nunca lo volveré a ver, nunca ¡Hubiese sido mejor que yo me muriera-ttebayo! —declaró perturbado, entre el hipo y las inclementes lagrimas que no tardaron en hacer su aparición.

— Muerto —meditó abrumada—. Me dijeron que había sido transferido —no era posible si ella lo había visto; tenía que ser una broma muy cruel solamente.

— Nunca se cambio de escuela eso fue una mentira dattebayo —admitió derrotado sin nada más que ocultar, caído sobre el pasto intentándose dar un calor que su cuerpo no poseía—. ¡Sasuke está muerto! —volvió a pregonar, lastimando a la joven con la imagen tan insanamente derrocada de Naruto, que se hundía en su miseria con sus diamantes ahogados en dolor— Yo vi cuando pasó, lo demás son mentiras de su familia.

— Naruto lo siento yo no sabía —por más que la realidad fuese otra, y que en parte el miedo se hubiese apoderado de su cuerpo, quiso estirar una mano y prestarle un hombro a su amigo. Antes de que ella tan bien se postrase en un abismo sin salida.

— Déjame tranquilo —salió corriendo a lo que sus piernas daban, con el llanto aun quemándole el pechó.

La situación simplemente los había sobrepasado.

— Está muerto —admitió por primera vez, con el terror extendiéndose y consumiéndola enteramente.

 

Notas finales:

Mira Sakura en donde te has metido. Por fin un capítulo al que decido abandonar en la mejor parte; ya saben el factor suspenso.

Perdón por la enorme demora, pero las ideas se atoraron y para que quieran salir uff. También espero que de pronto la trama no vaya muy rápido; vi innecesario extenderme más de la cuenta considerando que es un proyecto "sencillo" de pocos capítulos.

Como de costumbre muchísimas gracias por el apoyo, sobre todo a quienes se toman la molestia de dejar un review;

vitalife; Valo; axekitsune; Eruka; shao_kino; linaru uzumaki; Mikochan92 y alessana.

Cuídense mucho y espero leernos pronto.


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