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boku wa dare desu ka? (¿Quién soy?) por Yuukirou

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Notas del fanfic:

Relato de estilo, Shounen-ai, soft o Yaoi suave, etc, dentro de los primeros capítulos. progresivo a yaoi luego de de los demas capitulos sólo un poco mas explícito.

Es algo meloso, latero incluso debido a que pertenece a una historia muy extensa y detallada que tendrá varias ''temporadas'', secuelas y/o precuelas, por lo que me imagino no será tan recomendable para personas que les gusten historias más cortas.

 

 

 

                                                      (Prólogo)

 

Ya era tarde en la madrugada de una noche cualquiera y aquel joven de cuerpo femenil y piernas espiritadas caminaba ligera y torpemente de entre la enredada oscuridad de la habitación en la cual no se podía apreciar ni el rastro de la luz, se acerca a la cama donde yacía durmiendo su hermano mayor mientras trataba de buscarlo entre la obscura habitación de la cual sentía la impotencia de no sentir ni ver a  aquella persona de la cual tanto necesitaba.

-¡Tetsu-Nii-chan!- llama  a su hermano con una voz suave y de la cual se podía concluir una clara angustia.- ¡Tetsu! -  insistió una vez más, al mismo tiempo que lo mecía despacio.

Poco a poco su hermano parecía despertarse, se inclinó para poder buscar la luz de la lámpara  ubicada a la derecha de él. Ya cuando encendió la luz, disipó la oscuridad de la habitación viendo así claramente la figura de su pequeño hermano que se encontraba junto a él, agachado de rodillas frente a su cama, Testu se levantó sentándose en la cama

- Yukio… ¿Qué sucede? – pregunta Tetsu adormecido y encandilado por la luz.

- es que… no podía dormir – le responde con un poco mas de tranquilidad – quiero dormir contigo Testu – le anunciaba amablemente.

- bueno, pero ¿Qué pasó? – pregunta Tetsu, algo preocupado en esta ocasión, en tanto Yukio se subió rápidamente a la cama y se acomodó junto a su hermano,  él acarició la cabeza de Yukio tocando con sus grandes manos los delicados cabellos negros tal como los de si mismo en forma de comprensión.

- No es nada, gracias nii-chan – dijo Yukio tiernamente moldeando la serenidad en sus inocentes ojos.

- si eso dices… ya es mejor que te duermas, es muy tarde – dijo Tetsu, Yukio asintió luego con un gesto con su cabeza, ambos se recostaron, luego él se acomodó en el hombro de su hermano.

- Buenas noches – le dijo Tetsu en cuanto apagaba la luz, acarició una nuevamente el cabello de su hermano.

- Que duermas bien nii-chan – dijo por último arropándose con las frazadas. 

Quizás ese joven de pensamientos frágiles tenía más de un simple motivo para querer estar en ese momento junto a su hermano, sentía miedo, el cual no deseaba demostrar. No pasó mucho tiempo en cuanto volvió a interrumpir el sueño de su hermano mayor.

- nii-chan – llama Yukio a su hermano

- dime – le responde Tetsu.

- sólo que… - dice Yukio, algo inseguro - ¿siempre vamos a estar juntos? - pregunta.

- siempre voy a estar contigo, tontito – le dice riéndose de la pregunta de él, le da un cálido beso en la frente como siempre solía hacerlo desde pequeño.

- bueno, ahora si, buenas noches – le dijo, pero esta vez parecía que se sentía un poco mas relajado, había alejado las dudas.

 

 

                ~Amanecer del océano~     capítulo I

 

                                                         - Domingo 21 de marzo -

 

‘’me invadió de nuevo  este sentimiento de persecución que bloqueó mis sentidos, era una paranoia extrema o realmente esa persona que al parecer no pertenecía a este mundo  buscaba en mí algo mas allá  que preguntas o respuestas, deseaba algo mucho mas profundo, como si estuviera dentro de mí, acechaba dentro de mis propios pensamientos y sueños, llenándome de miedo y presión.

Sólo deseo que esto termine, pero por sobre todo, Testu-nii-san,

Johann, perdónenme pero prefiero guardar aquello sucedido esa noche que hasta ahora me atormenta. Es mejor  ser egoísta que tener a cualquiera de ustedes en peligro por mi culpa, por favor compréndanme…’’

 

 

 

Ese día desperté con mucha energía como de costumbre, abrí los ojos y miré alrededor, me confundí un poco, no estaba en mi habitación si no junto con mi hermano en su cama. Recordé entonces, que ayer veía  una película de terror junto a Johann, luego en la noche no pude dormir, había quedado un tanto asustado, así que me escabullí hasta donde mi hermano, con Tetsu me siento mucho mas tranquilo, realmente soy bastante cobarde, aunque desde pequeño me acostumbré a dormir junto a él.

Vivo solo con mi hermano mayor, Tetsu, estudió periodismo y trabaja en un conocido periódico nacional.

Prácticamente mi hermano me crió, ya que somos huérfanos, nuestros padres fallecieron en un accidente cuando era muy pequeño, por lo que Tetsu ha sido una de las personas mas importantes en mi vida, como mi hermano o padre. No alcancé a tener muchos recuerdos de mamá o papá, yo no alcanzaba a cumplir 3 años cuando murieron, por lo que Tetsu, al ser mucho mayor, sintió su pérdida mucho mas que yo, de todas maneras él se ha esforzado mucho por sacarme adelante y tratar de quitar aquel vacío y recordarme siempre cuanto nos querían nuestros padres. No me puedo quejar, simplemente es un hermano perfecto.

 Nos mudamos a Otaru hace más de 4 años atrás, desde Sapporo en Hokkaido, encontramos un apartamento no muy lejos de mi secundaria y junto a la playa. Todo es muy acogedor y por suerte encontré buenas amistades y muy cerca…

 Observé como mi hermano dormía plácidamente de espaladas a mi lado, era algo temprano por lo que decidí dejarlo dormir en paz, pues era su merecido día de descanso.

Encogí mis piernas y recogí mi cuerpo, apoyado sobre el respaldo de la cama, la habitación estaba  oscura pero se podían ver pequeños destellos de luz de entre las cortinas.  Luego de estirarme me levanté, arropé a mi hermano, que dormía destapado. Caminé sigilosamente hasta la puerta, procurando no despertar a Tetsu, abrí la puerta con el mismo cuidado y dirigí mis pasos hacia la sala.

Me quedé un momento ahí, parado frente a la sala y me aísle en mis propios pensamientos y admirando mi querido hogar.

Nuestro apartamento es muy agradable, de estilo occidental, bastante amplio para ser sólo de nosotros dos, pero para defecto de esto, el frío era dominante en este lugar, pese a ser comienzos de primavera, el calor era inhibido en este fresco ambiente.

Seguí mis pasos y me situé junto al sillón, estaba tirada una chaqueta negra, por su apariencia me imaginé que era de Tetsu-nii-san, la tome y me cubrí la espalda así abrigándome, era demasiado grande, mis manos no alcanzaban a salir por los puños pero me cubría bien, era el molde de un cuerpo magno y amplio, después de todo era de Tetsu.

Caminé ahora hacia la ventana guiada por los rastros de luz que brotaban de entre las cortinas también, las tomé y abrí con energía, despejé de la sombra la sala y la luz matinal me cegó por un momento, apenas recobré mis sentidos visuales pude observar aquel bello espectáculo. Puse mis manos y mi rostro contra los ventanales y miré al cielo. La luminiscencia celestial se ahogaba en aquel mar de nubes platinadas  que desembocaba en el distante horizonte, mezclándose sutilmente con el verdadero océano que reflejaba igual que un espejo el brillo perla de las nubes, provocando la ilusión de una alba gélida.

- quizá es hora de que el océano y el cielo se junten de una vez -  no aguante susurrar esas palabras en mí mismo. Cerré mis ojos y me dejé llevar por aquella calma suave y ligera, tal cual como llovizna de plumas escarchadas.

Quizá fue demasiado lo que estuve ahí pegado a la ventana, me demoré, pero logré volver en mí, a mi cuerpo. Recordé que no estaba flotando en las nubes, me aparté de la ventana y retrocedí.

Me dirigía hacia la cocina, sin embargo, mi destino se vio desviado debido a mi facilidad de distraerme. Observé esa fotografía puesta sobre la repisa de los libros, enmarcada cuidadosamente en un cuadro de madera.  La tomé y la admiré por un momento, detenidamente, aquellos recuerdos distantes de mi memoria, tuve una reacción entre nostalgia y tristeza, era una fotografía de hace mucho tiempo de nuestros padres,  *Fumihiko Hiroki, Aisawa Natsuko*, Testu y yo. Mi hermano en ese entonces parecía tener una facilidad para sonreír, incluso hasta se parecía mucho más a mí, La volví a dejar en su lugar y esta ocasión si, fui hasta la cocina.

Como es común, los fines de semana le preparo el desayuno a mi hermano, la verdad odio hacer todo, a no ser que sea para algún ser querido, en este caso me gusta dedicarle mi tiempo a Tetsu, supongo que se lo merece y siento que le debo bastante.

Saqué un par de huevos, los hice fritos, una tasa de café bien cargada para Tetsu, un tazón de té verde para mí, relajante, un par de tostadas y en una bandeja llevé el desayuno a la habitación. Entre cuidadosamente para no de tirar las cosas, casi haciendo malabares, estaba algo oscuro, pero cualquiera se podía dar cuenta del desorden que allí había. Ropas tiradas por el suelo, discos, libros y otra infinidad de cosas, bastante desordenado, muy opuesto comparado a mi habitación.

– Buenos días – me dice mi hermano una vez despierto.

- ¡buenos días nii-chan! – le respondí efusivamente, puse la bandeja a un lado de la cama, y fui a la ventanas. – ¿como dormiste? – le decía mientras movía las cortinas, la habitación se iluminó en seguida dejando al descubierto este caótico desorden.

– Me desvelé un poco pero dormí bien – respondió Tetsu, me senté a un lado de mi hermano entre tanto lo escuchaba.

- lo siento, sé que debí dormir en mi cuarto, pero…  - no alcancé a terminar mi frase.

- No te preocupes, no es eso, sólo me quedé un poco preocupado como cualquiera lo haría – interrumpiéndome, pero serio me dijo.

- esta bien, como sea hoy dormiré igual contigo – le dije como si lo estuviera molestando.

- como quieras, mientras no des patadas igual que anoche todo bien – sonreía Tetsu irónicamente.

- ¡no me importa! – le repliqué con un tono infantil, Tetsu se largó a reír.

Me preparó una rebanada de pan con huevo y nos quedamos viendo televisión acostados.

- ¡Tetsu! ¿Cuándo ordenaras tu habitación? Está echa un desastre – le volví a replicar pero en un tono más imperativo.

- ¡enano ya te dije que lo que haga con mi cuarto es mi problema! – dijo un poco gruñón. - ya estoy lo suficientemente grande para saber que hago ¿no? – ahora él me criticaba, bueno pues, de alguna manera me comporto como si fuera su madre.

- ¡ñee! ¡Que malo!, sólo lo digo por tu bien – le decía rezongando y aún más infantil, sin dejar de ser levemente maternal. De nuevo mi hermano se reía de mí, extendió sus brazos gruesos y me puse bajo su pecho, Me apreso en sus manos de manera de consolar sus burlas.

- sé que lo haces por mí, pero admite que ya tengo más de 23 – me dice mientras me tenía  agasajado en su cuerpo, compensándome.

-no eres tu quien debería cuidar de mí, si no yo de ti bobo – dijo simultáneamente que acariciaba mis cabellos negros, y aquí en este momento mi cuerpo se volvía diminuto y aún más frágil junto a su figura robusta y protectora.

- nii-san…- le llamé. – pero sí yo no me preocupo por ti ¿quien lo hará? -

Pregunté.

- no es necesario, ya he aprendido a cuidar de mí mismo. – dijo explicándome, parecía recordar algo y mirando a la nada y siguió acariciando mis cabellos con sus toscas manos, al igual como lo hace él...

- hum… está bien, te quiero Tetsu.- dije haciendo uso de mi faceta MOE.

- yo también – rió nuevamente de manera comprensiva. – lo sabes – me dijo además. Quedamos un rato así, yo bajo sus brazos, supongo que en verdad tarde o temprano terminaré diciéndole ‘’Tetsu otou-sama’’ (padre) en lugar de ‘’nii-san’’ (hermano), aunque en verdad no haría mucha diferencia.

No pasó tanto rato en cuanto se interrumpió aquel silencio.

- oye, Yuki – me llama muy calmado.

- ¿Qué pasa? – le pregunté curioso, en cuanto la forma de su mirada había cambiado.

- ¿por qué tienes mi chaqueta puesta? – irónicamente pregunta Testu.

- ¡nii-san! Es que tenía frío – le rogué entonces.

- ¡no es mi problema!, ya dámela y abrígate – consecutivamente, siguió burlándose de mí, pero era gracioso.

- ¡Que cruel! – le grité, fingiendo mi enfado, escuchado su risa me volvió a abrazar. Me molesta al igual que un niño pequeño, siempre, para hacerme reír, supongo…

 

Ya era de tarde, casi daban las 6 y Tetsu nii-san había salido de compras y a hacer unas diligencias y las compras, me pidió que fuera con él pero no soy de las persona que les agrada salir, prefiero quedarme encerrado en mi cuarto haciendo cualquier estupidez.

 Ya dentro de poco comenzaba a descender el sol, lentamente hasta pisar el océano. Me quedé escuchando música por los auriculares desde mi teléfono móvil, revisando los deberes de mañana en mi cuarto a un lado del balcón, la brisa primaveral a un lado de la vista marina me dejaban en una enorme sensación de tranquilidad, junto a la soledad de mi habitación, me quedé observando el sereno mar, se alcanzaba a ver uno de los puertos principales de la bahía Ichikari, y varios barcos zarpando mar adentro y junto a la bahía también.

Incluso el silencio de este ambiente me quitaba la atención,  pero terminé mis tareas luego de un buen rato, suelo ser algo torpe y un poco flojo. Dejé los libros y cuadernos a un lado, sentado junto a la ventana, creo que escuché más de alguna vez aquella canción nostálgica *Au Revoir - Malice Mizer*, la letra no es algo que me identifique pero aquella melodía me hacia recordar, sin saber porqué, bellas memorias.

Recordé algo, en ese momento, me levanté del suelo y me dirigí hasta mi cama, volví al suelo, pero ahora estiré mis manos buscando algo bajo la cama,  saqué una caja de metálica desde allí, marcada con mi nombre en su cubierta, era una en la cual usé cuando nos mudamos, pero ahora la ocupo para guardar cosas importantes, convertida ahora en ‘’La maleta de los recuerdos’’.

Tenía unos seguros que quité sin cuidado, tenía guardados varias cosas, como recuerdos de la casa de tía Ayame, cosas de pequeño, de mi hermano, unos diarios y de recuerdos de aquí, de mis amigos y la secundaria que hasta ahora almacenaba ahí. Pero buscaba en esta ocasión algo específico, tomé desde el fondo, por debajo de un montón de papeles, unos cuadernillos, no muy grandes, de esos donde se guardan fotografías, mas no sólo tenía eso, almacenaba entre las fundas otras memorias además, lo abrí delicadamente, estaba mi colección de hojas de árboles por ejemplo, en las cuales recogía desde el suelo que luego escribía por sobre ellas, los dibujos feos de Johann y Reiji, mis mejores amigos, fotos de nosotros también, cartas, entre otras cosas, Más de una vez creo haber sonreído inconcientemente. Me detuve en el cuadernillo del año pasado *marzo – julio* estaba escrito en la cubierta, comencé a revisarlo, hasta que encontré una foto del verano del año pasado, me fijé aún más en esta, era Johann junto a mí en un local de helados cerca de la playa Zenibako, Tomada por Tetsu, fue divertido ese día lo recuerdo bien, el joven de cabellos castaños y ojos pequeños junto a una esencia de rictus de su par de gruesos labios en un rostro juvenil,  con sus brazos por encima de mis hombros ambos sonreíamos con un cono de helado de en la mano, ropa ligera y un poco antes del atardecer, lo recuerdo bien. Abrí la funda donde iba puesta la fotografía, la saqué y por su reverso estaba escrita:

‘’este día lo pasé súper!!! =D Fuimos a la playa con Tetsu-nii-san y johann-kun no sabía nadar y mi hermano me quería ahogar… ¡siempre me hace bromas! x3 Después fuimos a los juegos que pusieron a un lado de la playa ¡y me obligaron a subirme! Creo que me daba un paro Cardiaco y moría >o< ¡Siempre termino siendo la victima de todo! Fuimos mas tarde a comer helados, estaba muy caluroso, así que Tetsu nos compró, ¡ñam! Yo pedí de piña pero se me calló cuando íbamos caminado por la calle, creo que casi lloré xD, ¡el señor helado! TT____TT y se lo comió un perro lo vi todo, fue deprimente, supongo que el señor helado fue feliz xD… pero no importa porque después nii-san y johann me convidaron de su cono y quedé con helado chocolate & mora :3 … creo que no se aguantaron mi cara de pena… en fin me pasaron sólo tragedias pero lo pasé genial!! Espero ir otro dia o al otro año de nuevo!! X3 …

 

    n_____n      -12 de julio-  (yo y johann-kun)pd: la foto la tomó nii-chan’’

 

 

Creo que me emocioné un poco, supongo que recordando mis memorias desde cierto punto no puedo quejarme de lo que tengo y lo que soy, sentí humedecer mis ojos y aquel peso en la garganta, sonreía al mismo tiempo, Volví a dejar la fotografía en su lugar y voltee  la página, por el otro lado había una fotografía del mismo día en la cual aparecía mi hermano, pero ni si quiera se percató de que la había tomado,  aparecía mirando al mar, cuando estábamos en la playa.

Continué repasando el cuadernillo, apoyado junto a mi cama revisé las distintas hojas que había juntado; de álamos, hayas, ciruelo, durazno, entre otras. La mayoría estaban escritas, del día en que las recogí y su porqué.

De improviso mi viaje memorial se vio entorpecido, el reproductor de música se había detenido, me quité los auriculares, y revisé mi teléfono móvil, -*tienes 1 mensaje en la buzón de entrada – Johann-kun*-.

– ¿Johann? – exclamé en el momento que iba a leerlo,

 –*Ábreme la puerta!!! 77*- decía el mensaje en cuanto lo leía, me levanté del suelo y en seguida corrí hasta la puerta de la sala.

Abrí la puerta enseguida y estaba él parado en frente con su sonrisa típica modelada en sus gruesos labios. - ¡Johann! – le exclamé de inmediato.

– Yuki, Ya era hora de que abrieras – me dijo a continuación en el contraste de su voz grave en comparación a mí, entró y cerré la puerta luego.

 – lo siento, no pude escucharte. – le explicaba mientras me sentaba a un lado de las barandas del sillón.

- creo que toqué más de 4 veces el timbre – me decía como intentado persuadir a mi culpa.

- lo siento Johann – seguí explicando - es que tenía el volumen de la música muy alto.

- No importa - dijo cambiando su tono ahora de una manera suave.

- por suerte me encontré con Tetsu abajo, o hubiera pensado que no estabas.- me dijo luego.

- menos mal que vives al lado – le dije cuando reía.

Seguimos hasta mi habitación y nos quedamos viendo los recuerdos que dejé esparramados por el piso, nos quedamos en el suelo viendo mis cosas.

- estaba haciendo memoria. – le dije mientras buscaba el álbum donde me había quedado viendo.

- así veo – tomó otro de los cuadernillos y comenzó a hojearlos. – que recuerdos. – decía cuando miraba con su rostro de nostalgia nuestras memorias.

Tomé el cuadernillo que estaba viendo antes - si, mira esto. – le señalé la fotografía de ambos.

- ¿cuando fuimos a Zenibako, cierto? - dijo mientras tomó el álbum que le había entregado y parecía acordarse tan fácil como yo. – Que fue divertido ese día, nos reímos mucho. – sin dejar de demostrar su sonrisa.

- claro, ¡pero de mí! – lo acusé señalando.

- pero tu también te reías de mí, no seas víctima – me acusó en contra.

- ¿no recuerdas que me molestaste todo el día por eso*? – me dijo tratando de recordarme.

- no es mi problema que te confundieran con un turista. – le dije entonces provocando incluso en él la risa frente a aquellos recuerdos, aunque intentase contenerla, reímos tanto y sin parar. 

Johann me ayudó a guardar aquel desorden que había hecho, y mas tarde nos quedamos jugando juegos de video de lucha como lo hacemos a menudo.

Johann, desde que llegué se ha convertido en una de las personas más importantes de mi vida, más que como compañero de clases y amigo, como un  segundo hermano, no de sangre pero sí de palabra.

Tengo la suerte de pasar el tiempo comúnmente con él, y me gustaría estar siempre así, aunque mis sentimientos se revuelvan y nunca he aprendido a admitir o confesar lo que de verdad siento dentro de mí, por ahora prefiero continuar con esto como una bella amistad.

Ya comenzaba a atardecer, mi cuarto se tornaba de su color durazno a un naranjo oscuro al unísono de la descendencia del sol, miré hacia la ventana, estaba su rostro, me hipnoticé observando su perfil tosco, pero a la vez delicadamente esculpido. Estábamos ahora sentados a los pies de mi cama viendo otra película  con una frazada ligera, me acomodé junto a su hombro, tomado de su brazo y mi cabeza bajo su áspero mentón, se acomodó su rostro por sobre mi cabello mientras yo me cobijaba en él, hasta poder sentir los latidos de su corazón.

Se hizo tarde mientras hablábamos de la estupidez que se nos cruzara por la mente, de cualquier forma me siento a gusto, siempre junto él, cuando toma mis manos, cuando acaricia mi cabello, cuando me abraza, cuando me hace reír, incluso cuando sólo pone su par de ojos de miel brillante en frente de mí. Quizá sea el momento de afrontar mis dudas, de saber la verdadera realidad de nuestros sentimiento, Johann, ¿qué es esto que fluye dentro de mi alma y que intentamos por inocencia omitir?...

Me quité del lado de su hombro y me quedé justo en frente de él, lo miré hasta atraer su atención lo que no me costaría mucho, necesitaba preguntarle algo y era el mejor momento. Volteó su rostro hacia mí con un gesto de pregunta, aislé la vista mirando a cualquier otro lugar, no pude ni verle a los ojos.

- ¿Qué te sucede? –  pregunta Johann rompiendo el silencio de esta habitación, puso su mano sobre las mías, tenía mis manos y las suyas tomadas bajos mis piernas, sintiendo la calidez de sus extremidades.

- no, nada, sólo que… quería preguntarte algo – le dije, algo nervioso, lo miré esta vez, y su sonrisa se formaba a favor de sus pómulos.

- dime. – me dijo, como si supiera lo que quisiera decirle, aferró sus manos junto a las mías esperando mi respuesta.

- es sólo… - dije y justo en ese momento desistí de decir lo que deseaba preguntar. – no es nada, es algo sin importancia. – le dije entonces en un intento de modestia.

- ya dime. –  dijo, ahora su voz había cambiado a un tono más serio, pero no mas cierto de lo que parecía.

- Johann, no es nada de verdad. – le dije mientras me toma de mi débil cintura, apresándome a su cuerpo, puse mis manos en su pecho haciendo fuerzas en vano contra su brazos muchos mas fuertes.

- dime de todas formas. – me decía imperativamente con su mirada maliciosa y deseosa de conseguir lo que buscaba mientras me apretaba aún más a él.

- ¡no te diré! – le dije nuevamente, seguía intentando quitarme de él, hasta que sus brazos dejaron de hacer fuerza, cambie la vista a él y vi que ya no sonreía, bajé mi cabeza, afirmado del pecho de su polera.

- ¿ya no confías en mí? – me pregunta Johann dejándome recorrer ese frío sentimiento dentro de mi cuerpo.

- si confío en ti. – Le dije – lo sabes, y sabes que te diré de todas formas. – le decía a continuación, resentido como un niño, él se alegró, me conoce perfectamente, cruzó sus manos por detrás de mi espalda y me acercó hacía él, un poco más.

- siempre gano – pronunció al mismo tiempo que reía

- te odio. – le dije frunciendo el seño, y ahora reía más.

- ya dime. – dijo Johann, levanté mi rostro y quedamos ambos en frente el uno del otro, a pocos centímetros de su nariz recta y aquella maldita sonrisa que adoro tanto, y en seguida aparté mi vista alrededor.

- ¡no te diré! – le dije como un niño, aparentado enfado y resentido.

- ¿ahora no me dirás? – preguntó amenazadoramente.

- no, no quiero, ni que me obligues – le dije luego.

- ¿te obligo? – puso otra vez esa mirada de malicia en conjunto de esa boca amenazadora.

- ¡No! – le clamé, aunque supiera que no podría hacer nada, se abalanzó contra mí empujándome al piso, con sus manos por sobre mis hombros, con sus piernas abiertas apoyado de rodillas y tapando precisamente la luz de la lámpara del techo mostrado su rostro a contraluz, su cuerpo delgado pero no por eso menos grande encima de mí, yo estaba pasmado e intimidado, con sólo su mirada era capaz de darme cuenta de sus intenciones.

- ya déjame. – dándoles súplicas en vano, falsas súplicas de angustia.

- habla. – continuó con sus amenazas acercando su rostro y dejando caer sus castaños cabellos de la frente.

- ¡nunca! – le grité esta vez.

- te lo advertí. – dijo en cuanto se levantaba.

- ¡¿Qué?! – pregunté desentendido, sin embargo no alcanzaría a terminar otra frase cuando se lanzaría a mi cuerpo tocándome y provocándome agudas cosquillas, y en un instante comenzó mi tortura, mi delicado ser sucumbía ante sus manos en el poso de carcajadas en el que era ahogado, interminablemente, sus manos recorrían mi cuerpo sin siquiera poder hacer algo, ambos reíamos, pero yo por sobre todo no paraba de reír.

- esta bien, me rindo, pero no mas cosquillas. – le dije exhalando las palabras en un seño irónico, exhausto con mi corazón agitado seguía escuchando la risa de Johann, me afirmaba de sus brazos y me ayudó a levantarme del suelo. Él bajó mi polera que dejaba mi ombligo descubierto con una notable falta de delicadeza, pero de esta manera volvía a sentir sus manos por mi cuerpo. – No conseguirás siempre lo que quieras con sólo cosquillas. – le dije luego, Johann sólo reacciona riéndose.

- lo sé. – dice luego de estirar sus brazos nuevamente junto a mi espalda, me abrazó y me llevó hacia él sentándome en sus muslos, me acomodé con mi cabeza bajo su barbilla, y respirando detenidamente. – por mientras haré el intento. – dijo graciosamente.

- ¡eso es trampa! – le reclamé en cuanto me despegué de su pecho al  poco rato.

- ya ahora si habla. – me dijo como ordenándome ya, inhalé bien, pues aún no me recuperaba de su ataque, dí un suspiro luego y bajé la vista

- Johann… - me decidí a preguntar entonces  – ¿crees que es mejor decir verdad sabiendo podrías perder lo que más quieres? – alcé la mirada nuevamente, esperando lo que me pudiera contestar, se quedó un momento pensando y sus ojos parecían irse en su conciencia.

- yo creo que más que la razón, deberías seguir lo que sientes – su voz parecía ahora seria. – Y no te preocupes tanto – agregó luego, volviendo a aquella faceta comprensiva.

- gracias Johann. – copié su sonrisa, me veía más tranquilo al parecer, ¿qué iba a preguntar realmente?, mejor dejarlo para otro momento, la verdad siento que aún no estoy preparado para algo como esto, tuve miedo.

- ¿eso era todo? – pregunta Johann de igual modo.

- si, ¿por qué? – le respondo luego curiosamente.

- ¿para eso tanto escándalo? – me dice Johann como desilusionado e indiferente.

- ¡cállate bruto! – le dije, lo empujé y lo zamarreaba del brazo como desquitándome, ni siquiera se inmutaba poniendo una cara chistosa.

- Lo siento, era broma – me explica entre risa. – no te enojes – agrega después.

- Ya mejor déjame ver la película tranquilamente. – le dije entones, me hice el enojado de nuevo, y de espaldas me recosté sobre él entre sus piernas cruzadas, me cubrí con la frazada, Johann puso sus manos y su mentón otra vez por sobre mi cabeza, acariciaba mi cabello suavemente sintiendo sus manos gruesas y tan poco sutil, procuré quedarme esta vez tranquilo acurrucado en Johann e intentando aprovechar cada momento junto a él.

No importa las veces que le diga que no o me enfade, en mí realmente sólo ansío decir lo opuesto, sólo quedarme un poco más junto a aquel dueño de mis alegrías y penas y creerme a mi mismo la persona única poseedora de su calor armonioso, de su aura sabor a nueces en miel, sus manos amables, su intimidad, el destino de esos labios intangibles y prohibidos reservados por mí y sólo para mí.

Ya se hacía tarde y mi cuarto se tornaba completamente oscuro, pero en este momento innecesario de luces más que el brillo que emitía el televisor reflejado en nuestros rostros convergidos, tenía sueño y estaba por dormirme. Tetsu había llegado hace poco, generalmente se demora bastante y esta no fue la excepción, nos preparó algo de comer, a Johann y a mí, en ese sentido es muy atento siempre con nosotros, trata incluso a Johann como uno más de nuestra pequeña familia, debe ser que en el fondo de él sepa lo imprescindible que es en mi vida, que por lo mismo lo valore tanto por él como lo es por mí.

Seguía aquí en esta habitación acomodado en Johann, tal como si fuera una almohada, entre sus piernas largas, sintiendo sus rodillas hasta la tibia sensación que recorría su pecho, sus manos apresadoras alrededor de mi cuello y su respiración pausada desviándose en el contorno de mi oreja. Sí fuera por mí, desearía que este momento jamás acabara, pero he de aprender que nada es para siempre, sólo la inmortalidad de los recuerdos, y ahora era el momento de acabar este pequeño segmento de vida hasta el próximo amanecer, pero por suerte Johann me ahorraría la molestia de pedirle su atención.

- oye Yuki – me llama entonces con su voz adormecida y levemente más grave de lo normal.

-  ¿ah? – le respondo interrogando al igual de adormecido que él.

- ya me tengo que ir, se hace tarde. – me dice a la vez que comienza a estirarse.

- no te vayas aún. – le rogué luego, me voltee un poco y me situé de frente con él, lo miré expresando mi angustia.

 - lo siento, recuerda que mañana tenemos clases – me explica entonces intentando que le de la razón.

- bueno, está bien. – le dije, Johann se levantó del suelo y entre la oscura habitación caminó hasta el interruptor de la luz y la encendió, ambos quedando deslumbrado al instante, regresó donde yo estaba, extendió sus manos para levantarme para así quedar nuevamente casi a su altura, nuestras manos continuaban tomadas, ninguno de los dos deseaba de soltarse en ese momento, nos miramos y reaccionamos ambos a mostrar un diminuto rastro de sonrisa. Alejamos nuestras manos nuevamente y todo quedó en silencio momentáneamente.

- Te acompaño la puerta. – le dije a  él.

- gracias, de todas maneras no me hubiese perdido – bromeó diciendo, siguiendo sus pasos caminamos hasta la sala, pude ver a mi hermano en su cuarto leyendo un libro. Johann abrió la puerta del apartamento y salimos al pasillo, después de todo sólo vive al lado, dejé la puerta entre junta, me puse de espaldas en la pared cerca de la puerta con mis manos detrás de mis manos, Johann se dio vuelta observándome.

- entonces nos vemos mañana. – me anunció después.

- claro, ¿me esperarás abajo? – le pregunté seguido.

- como siempre, pero procura no demorarte demasiado – me responde acompañado de su mirada comprensiva.

- trataré de hacerlo, hasta mañana. – le dije bordeando mi sonrisa mas sobre mi cara.

- que duermas bien, marca mi celular si necesitas algo. -  me dijo en cuento se iba poniendo en marcha.

- ¡oye Johann! – le llamé entonces antes que se fuera. – espera. – le pedí, supongo que algo faltaba.

- ¿Qué sucede? – pregunta con curiosidad Johann.

- no… nada – vacilé de decir lo que diría.

- ya sólo dime – esta vez se veía serio de verdad.

- no, no es nada en realmente. – le expliqué parecía un tanto nervioso además.

- ¿un abrazo?, ya ven acá – diciendo esto se acercó tomándome en él.

- no, no era… - no me permitió terminar, me abrazó quedando mi rostro una vez más bajo su mentón, sin alcanzarlo, me tenía junto a él casi pegado a la pared, con mis brazos entre ambos sentía aquel macizo pecho y mis ojos cerrándose.

Así, protégeme bajos tus alas brillantes mi querido ángel de cabellos miel y sonrisa benefactora, déjame hundirme bajo tu presencia en este trance sabor a amanecer de otoño, tu suave piel de almendra y aquellas manos que enajenan la razón y la realidad desde el centro de mi alma por medio de la fragilidad de mi torpe cuerpo, sólo quédate un poco más aquí, promete que nuestros cuerpos imantados y necesarios de ambos  se estén siempre juntos, promete que nuestras almas sigan convergidas alrededor de aquella cinta de cristal, sólo recuerda el motivo que ambos seguimos.

Al poco tiempo su voz hizo interrumpir esta escena, abrí sólo un poco los ojos para darme cuenta que esto formaba parte nuestra realidad.

– ¿no era esto lo que querías? -  preguntó luego.

- Idiota – le murmuré luego, se reía de mis palabras y a continuación besó mi frente cubierta de mis cabellos negros, sus labios gruesos y ligeros se sentía sin dificultad sobre la superficie de mi cabeza. Me aparté de su pecho oponiendo distancia con mis brazos, me alejó un poco obedeciendo parte de mi orgullo evitando demostrar lo que siento.

- ya nos vemos mañana. – le dije retrocediendo en dirección a la puerta, nerviosamente trataba de evitar volver a mirarlo.

- hasta mañana – me dijo por último Johann despidiéndose con un gesto con la mano mientras se quedaba parado en el mismo lugar observándome desentendido, entré y cerré la puerta rápidamente, me apoyé en ella y me deslicé bajando hasta tocar el suelo, encogido ahí fue inevitable no liberar un suspiro. En este momento lo único que deseaba era correr y volver a sus brazos, ser testigo de la inmensidad de su afecto, dejarme llevar por que siento muy dentro de mi Alma en lugar de negarlo, pero bien, mañana será otro día.

Recordé luego, era mi turno de lavar los platos, ¡qué molesto trabajar!, si fuera por mí de verdad no haría jamás nunca nada, pero como es por mi hermano jamás me molestaría, sólo son platos, aunque si fuera por otra persona jamás lo haría supongo.

No me demoré demasiado tiempo, mis dedos estaban fríos y húmedos, después de secarme mis manos fui hasta la sala y me recosté sobre el sillón, estaba cómodo, encendí el televisor y sintonicé cualquier canal con tal de no sentirme solo, estaba tan cansado que no alcancé a percatarme del momento en que mi conciencia se fue de su lugar, creo haberme despertado al poco tiempo, ya no estaba en el sillón, si no en los brazos protectores de mi hermano, me llevaba hasta mi cuarto recostándome bajo las sábanas, apagó la luz y cerró la puerta, una vez mas mi conciencia se había alejado de mí, tenía sueño.

‘’ definitivamente hasta aquí este día había sido hermoso, al parecer luego me absorbí en el sueño, en este momento ya no estaba en mí... ‘’

Notas finales:

¡gracias por leer! espero tu opinión. :)


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