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boku wa dare desu ka? (¿Quién soy?) por Yuukirou

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             ~ Eco de pasos de lluvia y dolor~    capítulo  II

 

Ya aquí en este suelo onírico, donde la realidad y fantasía convergen en una sola entidad, lentamente este mundo desconocido del tono oscuro igual al comienzo de la existencia, de su anochecer sin fin se podía apreciar el nacimiento de un paisaje color océano, denso tranquilo profundo y misterioso. Sin embargo, de lo único que esto estaba lleno era del vacío, miré mis pies luego, estaba descalzo, mirándome identificando las ropas extrañas que vestía, una túnica larga de un género suave, al igual que la de un budista, pero ésta era de un tono azul frío a diferencia, ese mismo color que estaba en todo mi alrededor, en este paisaje sin fin en el cual me volvía homogéneo con su oscuridad.

Me extrañé, ciertamente, me preguntaba como era posible el poder verme a mi mismo dentro de este lugar tan remotamente agraciado de luz, pues en el fondo, lejanamente en el horizonte se podía percibir un pequeño pero resplandeciente brillo celeste turquesa.

Las sombras marinas se disipaban en aquella pequeña estela radiante, hipnotizado la observé por un largo rato, sentí una sensación familiar que me estaba llamando en la tranquilidad de un coro acuático, irradiaba al mismo tiempo en compás con las ondas de su brillo una dulce y fina melodía como las de una lira o alguna elegante caja de música, aquel sonido bello hizo recrear en mi alma y todo mi cuerpo la forma máxima de la paz, cerré mis ojos y me deje llevar por lo que escuchaba, no deseaba moverme ni salir, me sentía a gusto, ¿Qué era todo esto?, hubo lugar para muchas preguntas pero ninguna respuesta, hasta que de pronto mis sentidos habían vuelto a mí, abrí bruscamente mis ojos, seguramente en este lugar había algo o alguien mas, y quizá lo acababa de sentir, sentí a la vez la soledad de este inhóspito lugar, sí hay alguien aquí deberá de aparecer, y en cuanto me decidí a llamar, pero debido a algún motivo, mi voz no estaba, no podía hablar, muy dentro de mí algo me pronunciaba que estaba aquí no para hablar, si para escuchar, pero ¿escuchar qué o quien? Nuevamente me preguntaba, algo confundido miré a mi alrededor, inútilmente, todo seguía cubierto del vacío a excepción de esa distante luz.  Observé mis pies ahora, me fijé que por entre mis dedos corría agua, un pequeño e insípido caudal proveniente también de la luz lejana, su agua no alcanzaba a sobrepasar mis dedos, sin embargo, poco a poco su densidad iba aumentando hasta casi alcanzar mis talones, no estaba fría, tampoco tibia, y fluía lentamente creando invisibles oleajes con el contacto de mis pies. Me fié de la llamada silenciosa de aquella estrella celeste, y pronto mis pasos comenzarían su trayecto por un camino fuera de mi imaginación y probablemente hundido en mi subconsciente, andando sobre el agua, mis pies se desplazaba casi por si mismos, encantados por aquellas dulce melodía siguiendo aquel camino la luminosidad de su brillo incrementaba junto con el avance de mis pasos, más cerca. Al momento de este irreal y vacío sendero acuoso surgieron enormes árboles que me rodeaban formando un estrecho túnel hacia mi destino familiarmente desconocido, esos árboles totalmente singulares aparecieron de pronto sin siquiera percibir de su existencia, no eran hechos de madera ni desprendían hojas verdes, estaban hechos de un tronco de cristal que translucía un color azul marino, hasta poder ver a través de ellos, llegando a sus ramas, sus hojas también eran de cristal y de un tono azul similar, pero éste mas claro y ligero, dejando caer un efluvio del mismo tono, como esporas brillantes que descendían hasta llegar al agua desvaneciéndose, revoloteaban en el aire creando un espectáculo de luces, como luciérnagas de lapislázuli, aparentaban en el aire el regocijo de su inerte vida, continué observándolas, a medida que avanzaba mi camino.

Aquella luz estaba aún más cerca y su brillo por mas diminuto que fuera era mucho mas esplendoroso y resplandeciente que cualquiera otra cosa aquí presente, nuevamente la distancia se acortó sin percibirme del caminar de mis pasos, hasta llegar a aquel lugar que evocaba este caudal por el que andaba errante.

Era un lugar totalmente bello y dotado de inmortalidad del silencio, una laguna perfectamente circular, como luna creciente rodeada del costado por el que entraba por los mismos árboles cristalinos que me acompañaron mi trayecto. Mis pasos avanzaron un poco más hasta detenerse, ahora si llegué al origen de este espacio azul. Y ahora en el centro de esta laguna mística se desplegaba gloriosamente de bajo las agua una enorme torre circular con decenas de escalones, hecha de alguna piedra azulada, opacada además por el intenso brillo proveniente de la cúspide, donde emergía también canales de agua que formaban aquel caudal, cada unos de sus escalones marcados con alguna arcaica simbología, más bien como runas, hasta casi parecer que las había visto antes. Luego de admirar por un momento la imagen majestuosa, justo aquí, emprendí mi viaje hacia mi escrito destino. Uno a uno subiendo los peldaños de roca, con mi cuerpo erguido y tomando el frío por la planta de mis pies en cada paso, ansiaba sólo llegar a la cima para así dar saciedad a mi curiosidad.

Una vez llegué al último escalón, pude descubrir por fin el inicio real de esta fantasía, posada cubriendo gran parte de la meseta un esfera gigantesca brillante, un pequeño sol frío de un tono celeste intenso me deslumbraba por completo. Me sentía perplejo, sin caer en el nerviosismo, conservando la tranquilidad admiraba aquella masa de energía que percibía desde el origen de esta irreal dimensión. y ahora , lentamente aquella forma luminosa parecía encogerse poco a poco, se contraía acumulando su brillo hasta formar un endeble y delicada estructura, la gran luminiscencia ahora se transformaba dejando ver su verdadera apariencia: Una planta saliendo del centro del piso, de hojas verdosas y opacada, en la punta un botón de alguna flor, una vez formada aquella figura la luz que la rodeaba se apagaba lentamente, dejando nuevamente este lugar sumido en la oscuridad, sentí algo de miedo, mis sentidos eran inútiles, por lo que confiar de mi intuición no sería una alternativa, decidí a seguir mis pasos hasta el centro de esta plataforma, confiado de lo que me restaba de percepción y de mi alma. Como por instinto osé articular mis brazos alrededor de la planta, sin siquiera poder verla era capaza de sentirla, mis manos junto a las hojas, subiendo poco a poco hasta al fin encontrar el génesis luminoso, de pronto aquella planta dormida que estaba tan cerca de mi manos se iluminó nuevamente, el mismo brillo celestial brotaba desde aquella flor liberando la forma mas perfecta de la belleza, una rosa azul de pétalos turquesa marina afloraba del pequeño botón, recobraba su luminiscencia particular, pero en este momento sólo era la imagen de una flor que emanaba tanta energía como belleza. Me alejé entonces, situándoles a unos metros atrás retrocediendo hasta que una sensación incomoda y algo desagradable inundó mi pecho, llegando a ahogarme. Sin dejar que el tiempo avanzar se materializó todo este sentimiento en forma de un ente espiritual, mas parecido a alguna persona, posicionándose detrás de la rosa destellante, dejando una silueta oscura al margen de la flor, una persona, un joven de altura similar a mí, se acercaba lentamente incluso sintiendo el eco de sus pasos, el sonido de sus botas tenía mi cuerpo paralizado, se fijó junto a la rosa celestial que yacía serena aquí, sin poder ver mas que su silueta se inclinó ligeramente y tomándola amablemente entre sus manos, dejando apreciar sus facciones alcanzado con el brillo de la rosa, sus ojos destellaban un lucero similar a la de aquella flor conservados siempre entre unos ojos semiabiertos e indiferencia, se paseaban aureolas celestes y cristalinas a través de su mirada deseosa de lujuria, admiraba la perfección de aquella doncella luminosa, y en un cambio drástico de su armonía se convirtió en asesino, arrancado la flor de entre sus manos la llevó hacia su boca y la devoró, tal cual un gato que atrapa un ave deja el rastro emplumado de su sangriento festín, así mismo los pétalos caían al piso si era en sus fauces cínicas y frías, decayendo a mis pies si siquiera poder moverme, sin si quiera poder decir alguna palabra, veía en frente de mí destruirse la vida y mi alma vaciarse, sentí acabarse todo, la oscuridad volvía a este oscuro lugar y lo único que era capaz de percibir era a él y su risa irónica. Me consumía entre las sombras, sentía aún más miedo, deseando que pudieras estar conmigo, sólo quería llorar. Y en un desliz de fuerza me decidí a preguntar - ¡¿Quién eres?! – grité entonces con mis palabras a la defensiva, con mi agonía en cada una de mis palabras.

- ¿Quién soy? – respondió con tranquilidad aquel ser, en un rasgo claro de sarcasmo. - mejor deberías de preguntarte quién eres tú -  dijo luego sin siquiera desfigurar aquella sonrisa gélida.

- ¿Qué quieres decir? – le pregunté confundiéndome aún más.

- Tú... eres parte de mí – dijo en un tono más serio – tu alma me pertenece – por último amenazándome con su indeleble sonrisa tétrica y sus ojos celestes de infierno, y en un segundo al desaparecer de mi vista, volvió a reaparecer aún mas cerca de mí, justo en frente de mí, su cabello color océano su rostro pálido y sobrio, sin embargo era bello. Un escalofrío recorrió mi cuerpo bajo su presencia, inmovilizado y con mi corazón agitándose tan rápido como el miedo recorría mis venas, estiró su mano ágilmente y apresó mi cuello fuertemente, ahogándome, tome su brazo rápidamente pero era completamente inútil, era demasiado débil y al parecer comenzaba drenar mis energías poco a  poco, todo se apagaba, mi voz decaía y junto con mis fuerzas empezaron a caer mis lagrimas, mi fin estaba cada vez mas cerca. En ese momento en que mis esperanzas se desvanecían y que presenciaba como aquel despiadado ser tomaba  mis energías, algo en mi interior afloró por fin, me embargaba un familiar sentimiento, cuando estaba por dejarme ir, una agradable frescura recorría mi piel restaurándome, todo se iba aclarando y ahora aquella mano que me aprensaba desistía hasta soltarme sintiendo lo mismo que yo, retrocediendo inmediatamente, a la vez q una energía me cubría, algo puro y blanco en forma de alas blancas, alguien a mis espaldas había llegado a protegerme, con sus destellos alejó al otro ser que mantuvo la distancia, sin poder mantenerme en pie y casi a al borde de caer inconciente,  aquel espíritu con aura celestial me tomo en su brazos delicados, entre unas alas de nieve, frescas y radiantes me cubrió, abriendo los ojos débilmente me pude fijar quien me rescataba: un ángel en forma de niño, una tez blanca y unos ojos grandes color dorado brillantes y un cabello liso muy largo y color blanco a igual que sus radiantes alas como nubes matinales. Entre sus pequeñas manos me reconfortaba, estaba sonriendo. – Todo estará bien – intentado calmarme, su voz suave de infante, tocando con sus manos mi cabeza cerré mis ojos definitivamente, sólo escuchando lo que aquel ángel hablaba.

- Aoki, no debes – entonces pronunció ese ángel, en dirección ahora al ser oscuro, en unas palabras sabias de una voz de niño.- no has de dañar a quien has de proteger – le replicó entonces con tranquilidad y seriedad, de todas maneras ¿qué quería decir? ahora sí me confundía más.

- sólo obedezco a una sola persona como mi invocador – respondió el oscuro y azul ser, con aquellas mismas señas faciales que revelaban su extrema insensibilidad. – así que mejor será mejor de que no intervengas en mis propósitos, tienes en cuenta que no dispongo de piedad. – amenazó el oscuro ser, sonreía sádicamente.

- mejor será que te detengas antes que te conviertas en lo que más odias.- advirtiéndole el ángel extrañamente con preocupación, persuadiendo su conciencia, con mis ojos cerrados y escuchando adormecido iba perdiendo la sensación del espacio en el que me encontraba, poco a poco abrí mis ojos y todo se entraba oscuro, pero en este momento ya deje de estar en aquel lugar, había vuelto a mi habitación, y despierto.

Me sentía mareado, mi cabeza pesada por el aumento de presión, nervioso y sudando a gotas, mi corazón golpeaba mi pecho. De inmediato me senté sobre la cama respirando hondo para así poder calmar mis agudos latidos, por lo oscuro que estaba podía suponer que eran pasadas las 3 de la madrugada, entonces me levanté, guiado por la luz proveniente desde la ventana que permanecía levemente abierta, dejando entrar débilmente rayos de luna, me pareció extraño, caminando hasta allí algo torpe, me situé en la ventana mirando hacia fuera, era aquel paisaje nocturno y marino azulado de todas las noches, abrí la ventana y avancé hasta el balcón, con mis brazos sobre el barandal apreciaba la belleza de la luna llena que navegaba reflejada en el mar con una infinidad de estrellas, la brisa marina llegaba hasta a mí fría pero serena, ya no deseaba pensar en nada de lo ocurrido en aquel sueño, o pesadilla mas bien dicho, tan real e hiriente, sólo quiero pensar que fue algo sicológico y no darle importancia. Di un suspiro de alivio y decidí volver al sueño ahora mas tranquilo...

Pero estaba demasiado seguro en decir que estaría tranquilo, regresando a mi habitación, sentí una gélida ventisca cruzando mi espalda, un escalofrío me advirtió que la pesadilla aún continuaba, voltee a ver y mi impresión no fue menor, estaba él de nuevo, levitaba metros de mi ventana con su mirada características y esos ojos de turquesa infernales, a contraluz de la luna sonreía sádicamente teniéndome secuestrado en su juego mental, me paralicé, viendo en una lenta secuencia cada uno de sus movimientos, sentí miedo otra vez, sentía que iba  acabar de nuevo, alzo su mano apuntándome con su dedo desde la distancia y de pronto pronunció unas palabras que resonaron en mi mente fuertemente, entonces creó con sus energías una bestia voladora en forma de dragón compuesto de agua, mas bien una serpiente con alas, levanto su mano dándole un señal y trasformándolo en una misil en forma de bestia que se lanzó a la velocidad de un disparo, mis pies parecían pegados al suelo, no podía moverme viendo como mi fin llegaba en un par de milésimas de segundo, cubrí mi rostro y la bestia me golpeo arrastrándome, golpeando la ventana y dejándome cortes por todo mi cuerpo me lanzó por destino destrozarme en la pared y todo lo que había cerca se volvía pedazos en un huracán, y cuando m ahogaba finalmente en ese caótico torbellino acuático que inundaba mi habitación sentí aquella voz salvadora, cuando estaba por perder la conciencia. – Todo estará bien.- lo escuché pronunciando nuevamente, si, era él, mi ángel luminoso de alas de cristal, sus manos estaban cubriendo mi cuerpo, entonces me dejé inconciente ahí.

Abro los ojos y antes darme cuenta de lo que había pasado ya estaba de nuevo en mi cuarto, en mi habitación como si nada hubiera pasado, esta vez la pesadilla al fin dio su fin. Me levanté rápidamente con aquellos mismos síntomas que emuló mi mundo subconsciente, pero m di cuenta que esta vez, la venta y la cortina estaban completamente a abiertas, y al salir a fuera mirando al cielo, nunca hubo luna llena, definitivamente alguien estuvo aquí ultrajando mi sistema onírico, ahora sentía muchos mas miedo que el frío que recorría mis descalzos pies, mi cabeza comenzó a cuestionarse de cualquier forma de sentido común y realidad. Pero, sin embargo, después de todo, fue sólo un sueño, ¿no? pero para finalizar aquella noche eterna, mi última sorpresa me haría sentir aún más inseguro de mi existencia, cuando al mirar al piso del balcón encuentro el rastro de una pluma blanca y brillante, más grande que el de cualquier ave de costa, y tan reluciente como nieve. Me incliné guardándola entre mis manos, al testigo frágil de mi destino incierto. La dejé a un lado, y busqué en mi baúl donde guardaba mis recuerdos un pequeño cofre a un lado, lo abrí y almacené cuidadosamente, lo guardé después, luego de mirar por última vez por la ventana la cerré con seguro y comencé a caminar hacia el cuarto de mi hermano a un lado del mío, a pasos medio desorbitados entre la nula luminosidad. Entré donde estaba mi hermano durmiendo me acerqué a su lado a un lado de la cama y lo llamé para despertarlo.

- nii-san, nee nii-san – intenté diciéndole, comenzó a reaccionar en seguida, para mi suerte nii-san suele ser de sueño ligero, algo desorientado dio con el interruptor de la lámpara de y se levantó en seguida.

- ¿Qué te sucede ahora? – pregunto Tetsu, ya acostumbrado a mis viajes nocturnos a su cuarto.

- es sólo que tuve un sueño feo.- le dije, incuso fingiendo mi tranquilidad se me escapaba parte de mi presión. - ¿te molesta si...? – le decía cuando me interrumpió.

- ya ven y acuéstate luego – dijo Tetsu, no eran necesarias más explicaciones, me acosté en seguida junto a él y me quedó mirando como diciendo ‘’esto ya no tiene caso’’, irónicamente.

- ¿en verdad estás bien? – preguntó tetsu, con aquella mirada.

- si, si estoy bien, ¡ya no t preocupes! – le dije le mostrando una sonrisa para así despreocuparlo. – Ya déjame dormir tranquilo y apaga la luz – le ordené luego, jugándole una broma y me acomodaba en la almohada, luego cambió a un gesto como levantando la ceja, ahora quería decir: ‘’esto fue lo último’’. Sin apartar su mirada de mí apagó la luz, pasaron unos segundos, sentía algo incómodo.

- ¡ya deja de mirarme así! – le rezongué entonces.

- ¿como sabes que te estoy mirando? – preguntó Tetsu con aquel tono irónico.

- es que ahora soy... ¿médium?- improvisé la primera estupidez que se me ocurrió.

- eso no tiene nada que ver con los médiums – me contradijo Tetsu.

- ah bueno son detalles – le bromee entonces. – ¡buenas noches! – le dije por último y me voltee.

- bobo – me dijo Tetsu entonces se volteaba también. – Esto ya es el colmo – se susurraba así mismo mi hermano.

- ¡te escuché! – le reclamaba luego.

- ya duérmete – imperativamente pronunció, se veía un poco molesto.

- ¡okis ya me callo! – me di vuelta nuevamente y me abracé al abdomen de mi hermano, apoyado a su espalda concebí mi sueño.

 

 Me parece increíble, no importa lo que suceda siempre termino fingiendo que está todo bien, pero creo que algún día explotaré, tengo miedo y sé que esto definitivamente fue más que un simple sueño. Por hoy lo olvidaré todo, dejaré mi mente tal y como estaba antes por cuanto se me dificulte, supongo que es lo mejor, no tengo nada que hacer.


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