Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Elementary School por -Mikunami-

[Reviews - 88]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Los traumas

 

Vio su imagen en el amplio espejo del corredor; tan pequeño y ya sufría de tantos complejos. Eran en momentos como ese cuando se preguntaba, si en realidad su madre estaría tan obsesionada con su apariencia como lo estaba su hermana. El rojillo suspiró abatido; no tenía más opción que elegir entre la chaqueta de borreguito o la que tenía imágenes de gatos. La vida podía ser tan desalentadora.

— ¡Gaara, apresúrate! ¡No has tomado el desayuno y ya nos tenemos que ir! —sabía que presentarse sin las prendas cuidadosamente elegidas por Temari se volvería un drama eterno; no quería presenciar de nuevo las lágrimas de cocodrilo de la rubia, así como tampoco provocar que el único ser humano que sabía preparar comida en la casa, terminara encerrada toda la tarde en su habitación, imposibilitándoles a los integrantes de la familia Sabaku alimentarse como era debido -Kankuro no se lo perdonaría-.

De verdad que esa mujer tenía un problema.

— ¡Dios, te ves tan mono! —comentó la chica al observar a su hermanito enfundado con la ropa adornada de felinos. Y tal como el niño lo predijo, la de cabellera clara se dirigió a él estampando un sonoro beso en su mejilla.

Esas irritables muestras de afecto deberían de ser ilegales.

— No te preocupes Gaara, cuando crezcas dejaras de ser lindo —expresó su hermano castaño, arribando a la cocina. Las incautas gemas verdes del menor brillaron ilusionadas—. Por lo menos eso espero jeje.

Sabía que no podía obtener apoyo de sus tarados parientes. Cada día era el mismo martirio.

Cuando nuestro pelirrojillo apenas era un nene de dos años, su madre falleció. Su padre intentó encargarse del cuidado de la familia atendiendo lo mejor que podía a sus hijos, pero lamentablemente, el hombre no estaba forjado para suplantar a la tierna mujer que fue Karura*. Aunado al hecho de que para aquella época Temari y Kankuro ya eran niños grandes, que si bien aún dependían de un adulto en muchas cuestiones, perfectamente se las podían arreglar solos con cosas como el cuidado de la casa. Así fue como Gaara creció bajo la tutela de sus hermanos mayores.

Hasta eso no fue tan desagradable ver al castaño y la rubia, pelearse para decidir quine educaría a su otouto -al final ganó Temati-.

El problema de Gaara radicaba más que nada, en la tierna apariencia de inocente angelito que tanto detestaba. Sus rasgos eran afables y finos, sus ojos acuosos y brillantes de un verde casi mágico, la timorates… es decir timidez, no hacía más que acrecentar su atractivo de dulce niñito. Desde que tenía memoria, las señoras se le quedaban viendo esperando el momento indicado para ir contra sus mejillas e igualarle el color de su piel con el de su cabello.

Quizás a esas malas experiencias, se debía su comportamiento retraído y acongojado.

Porque si había algo que podía describir su vida, era la palabra exhibición.

Según su rubia hermana, él sacó toda la belleza de la familia "Veras Gaara yo soy bonita, algo muy natural considerando que soy mujer, y Kankuro… digamos que no está mal, considerando que no es un adefesio horrible; pero vamos cariño, tú eres un chico y eres bellísimo, ya te veo de grande quitándome al novio".

Luego de su explicación había reído como desquiciada y lo había llenado de mimos y besos ¿Se imaginan algo más tétrico que eso?

Desde que Temari obtuvo su "custodia" no había día en que no concediera un atuendo tan irremediablemente cursi y ñoño, que el bermejo hubiese preferido morir sin dolor a soportar atraer -si era posible- más la atención. Quizás a los cuatro a cinco años no fue muy consciente de aquel aspecto o aun no le importaba demasiado, pero con diez primaveras en los hombros un mundo por delante y compañeros fastidiosos por detrás, su existencia padecía día a día.

Podría jurar que Temari no lo había inscrito a un concurso de belleza, únicamente porque era hombre; que las ganas de ponerle un vestido no le faltaban a la rubia.

Si se llegaba a volver un psicópata que terminara asesinando a cualquiera que siquiera le insinuara que se veía mono, sería la culpa de ese rubio monstro que era su hermana.

— ¡Estaré aquí a la salida! —le gritó la Sabaku al momento en que el pequeño corría lejos de su humanidad, sintiendo la seguridad del colegio. Otra de las cosas que odiaba es que fuesen tan sobreprotectores con él, como si de un segundo a otro se lo fuesen a robar "Nunca se sabe hermanito, si estuvieras feo podrías salir a jugar tú solito, pero con lo bonito que cada día te pones, cualquiera te querría llevar a su casa". Estúpidas explicaciones que le daban.

Kankuro estaba a punto de entrar a la universidad y Temari en su primer año de carrera; se supone que sus agendas deberían de estar saturadas, entre compromisos sociales y tareas que les quitaran cada respiración que emitieran ¿Entonces por qué diablos no lo ignoraban? ¿Por qué no se comportaban como verdaderos hermanos mayores y lo dejaban de lado? ¡¿Por qué lo seguían acosando y tratándolo como a un muñequito de porcelana? !

Él únicamente pedía paz y tranquilidad.

Llegó al salón, desvistiéndose como de costumbre, mínimo en su escuela se exigía el uniforme, los otros complemente y accesorios eran a elección de los estudiantes así que mientras sólo portase chamarras o bufandas plagadas de insana ternura, siempre podía optar por abandonarlas bajo su banca.

— ¡Hola Gaa-chan! —identificó la alegre voz, como la de su compañero Naruto. El único niño en toda la clase con el que rivalizaba en adjetivos que lo catalogaran de lindo. Pero al blondo a diferencia del bermejo no le importaba que la gente lo tachara de querubín; es más, al infante de destellante sonrisa y ojos cielo, de alguna macabra forma, le agradaban excesivamente tanto los mimos como las atenciones, ese bribón se salía con la suya con una carita ingenua y una mueca de vergüenza. Pura farsa. Lástima que Gaara no tuviese los dotes teatrales -o el descaro- de fingirse inocente para conseguir lo que quería—. Nee Gaara ¿No viste a Kakashi-sensei por el pasillo? —preguntó con las mejillas arreboladas, entusiasmado ante la idea de convivir a su futuro esposo.

— Para nada.

— Ayer me dijo que no debía de saltarle a las personas dattebayo —caviló el niño sol ante la respuesta de su compañero —. Pero seguro que le gustan las sorpresas, así que lo iré a esperar afuera de la sala de maestros —dijo para correr al encuentro con el nuevo profesor.

Gaara se limitaba a observar aburrido, el entusiasmo de su compañero.

Naruto era curiosamente agradable; podía ser ruidoso, despistado, torpe, dependiente -aunque al Uchiha le gustaba que el rubio estuviese siempre a su lado-, llamativo y miles de otros defectos aderezándolo, pero con todo era una de las pocas personas con la que se sentía cómodo.

Segundos más tarde el ruido de objetos que caían por el pasillo, rompió con la tranquila atmósfera de paz matutina en la escuela.

Sí, Naruto era agradable, quizás porque lograba sacarle una imperceptible sonrisa.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Todo el día había sido la misma rutina. Desde que comenzó con la clase de literatura hasta la materia de ciencias naturales, luego de las explicaciones pertinentes, en la sección de preguntas y respuestas, la interrogante más difícil se la había reservado para el Uchiha del demonio. Y ese maldito chiquillo prepotente había acertado cada respuesta con una tranquilidad pasmosa, añadiéndole un tono aburrido, como si el conocimiento que impartiese Kakashi no pudiese ser más banal.

Odiaba a ese niño.

En sus muchos años como profesor había lidiado con infinidad de cerebritos que se creían mejores que el maestro, pobre chicos que no tenía otra forma de resaltar más que con estudio y matándose horas en las bibliotecas. No dudaba que además del esmero de esos jóvenes, en muchos casos una inteligencia prodigiosa también los ayudaba, ya que en general la capacidad de comprensión y análisis no viene solamente de chutarse cuántos libros tuvieran al alcance. El punto es que al final siempre les demostraba que les faltaba años de experiencia para poder superar al Hatake.

Pero Sasuke era diferente; a él no le importaba reafirmar su conocimiento o quedar parado como un alumno de excelencia, inclusive, estaba seguro que el chico sabía sus limitantes, Sasuke tenía en mente que no podía -aún- competir con la preparación de un maestro; pero eso no le impedía fastidiarlo, ese mocoso lo único que buscaba era joderle la vida ¿La razón? Por el momento seguía siendo un enigma.

El punto culminante de todo, fue en geografía al momento en que el niño erro en la capital del Chad. Por un breve instante Kakashi creyó tenerlo entre sus manos, pero contrario a sus creencias Sasuke se limitó a pronunciar "Es una lástima que no nos pueda educar apropiadamente, quizás si hubiese mencionado antes que hoy veríamos países de África".

Lo admitía, tenía estilo hasta para fastidiar. La mayoría de alumnos cerebritos se hubiesen avergonzado de su equivocación y habrían armado jadeo. El Uchiha no, él sabía que equivocarse era natural, después de todo seguía siendo un niño cultivando su mente.

— ¡Sensei, no entiendo esto! —y para terminar dándole un dolor de cabeza, el chiquillo rubio no dejaba de seguirlo; cada cinco minutos era detenerse a explicarle algo. De verdad que le iba a mandar una nota a los padres para que se pusiese a estudiar con él, a lo mejor con suerte y lo transferían a una escuela de educación especial.

— ¿Cuál es el problema ahora Naruto? —no le gustaba tratar a sus estudiantes con tanta informalidad, pero la plaga amarilla no había dejado de insistir en que lo llamara por su nombre de pila y sin honorifico "Mientras tú no me trates igual", fue el convenio para sacárselo de encima. Vio el cuaderno del menor y observó como los ejercicios de usos horarios estaba todos mal. El niño no tomaba en cuenta la hora local sólo las horas de diferencia, por eso en las cuestiones que involucraba saber a qué hora llegaría un avión a determinado país, el rubio no acertaba una.

— Así es como se resuelve —terminó la explicación, de la forma más infantil que consiguió. Nunca admitiría que Sasuke le había dado una buena pauta a seguir.

— ¿Cómo dijo sensei? —un infante de cabellos castaños y pintura en la cara, arribó por su costado derecho—. Perdón, es que yo tampoco entendí —dijo el niño con una sonrisilla nerviosa. Kiba también era un dolor de cabeza. Y ahora tenía que volver a repetir la explicación.

— Sensei, puedo ver de nuevo como lo hace—pidió Naruto. Antes de que lo notara otros tres niños más, estaban rodeando su escritorio.

"Me van a pagar el departamento. Todo lo que me falta". Repetía mentalmente, cual mantra para darse fuerzas.

— ¿Qué haces aquí dobe? —ahora su inoportuno favorito también estaba presente ¿Cómo envases tan pequeños llegaban a ser tan fastidiosos? Lo peor es que como seguían siendo "dulces e inocentes niñatos", no podía subir ni una décima el tono de voz o las sabandijas se ponían a llorar—. Vamos usuratonkachi, parece que Kakashi-sensei está muy ocupado con los demás, así que yo tendré que terminar de explicarte —las palabras enunciadas con esos pálidos labios llamaron de inmediato la atención del Hatake. Estaba preparado para alguna frase burlona, que extrañamente nunca llegó, lo dicho por el Uchiha por primera ocasión no demostraba sátira o menosprecio, se palpaba que lo único que buscaba el niñato de negro cabello era el beneficio de su pelirrubio compañerito.

Y si Kakashi no tuviese ahora a media decena de niños frente a él, hubiese percibido como Sasuke aun en contra de los deseos de Naruto, arrastraba al zorrito a su lugar para dedicarse por completo a él, abstrayéndose en sus ojos claros.

La campana de receso interrumpió abruptamente las instrucciones del mayor.

— Terminando el descanso seguimos con el ejercicio —indicó Kakashi huyendo del salón de clases en busca de una aspirina y un buen café americano. Quizás en el camino, y como bonus, se podría topar con el simpático de Iruka. Con toda la ilusión de mundo redoblo el paso.

— Que rápido se fue —comentó Kiba, no todos los días se veía una mata de polvo tras un maestro.

— Seguramente lo fastidiaste —picó Shikamaru, irritando a su compañero—. Eres tan tonto que necesitas como mil veces la misma explicación. No todos los profesores pueden aguantar tal trato.

— Pues yo no te vi muy participativo —alegó el Inuzuka—. Él único que terminó con los ejercicios fue Sasuke; así que cierra la boca Shikamaru.

— Yo también termine —indicó enseñando su cuaderno, el cual dejó en el escritorio para que Kakashi pudiese calificarlo al llegar—. El que no se lo entregara es otra cosa; para que levantarme durante la clase, si de todas formas ya iba a llegar el descanso e igualmente me iba a tener que mover.

Kiba tenía tantas ganas de golpear a su amigo el cabeza de piña. El Nara podía ser asombrosamente inteligente, pero eso no se comparaba a su pereza, de verdad que la falta de interés que el niño tenía podía sorprender a cualquiera.

— Sasuke-kun es tan inteligente —elogió Sakura, una de las consideradas niñas bonitas y populares de la escuela, mientras el grupo se dirigía al exterior del edifico para tomar apropiadamente su descanso—. No puedo creer que sepas tanto, seguramente por eso Kakashi-sensei te preguntaba lo más difícil, porque eres el único capaz de responder.

Al instante el resto de las chicas, comenzaron a comentar lo genial que era el Uchiha. Sasuke ya se esperaba un numerito así, no podía estar alardeando de su sapiencia y salir impune. Mínimo esperaba que por esta ocasión ninguna niña se le quisiera pegar al brazo cual goma de mascar al zapato.

— Teme presumido —Sasuke podía ser su mejor amigo, pero no le agradaba en lo absoluto que Kakashi le pusiese más atención al Uchiha que a él. No estaba dispuesto a tolerar que el neko brillara más que él.

— Seguro que se la pasa estudiando todo el día en casa —opinó Kiba burlón—. Eres una rata de biblioteca Uchiha.

— Para tu información perro rabioso, hago muchas cosas más que pasármela aprendiendo datos aburridos. No por nada soy mejor que tú en tu deporte preferido —golpe bajo para el Inuzuka. Pero siendo realistas, no cualquiera tenía la pericia para disgustar a Sasuke, y menos se debía intentar aquello, conociendo las pasmosas habilidades del niño en básicamente todo. Jodidos genes de superioridad Uchiha.

— Naruto ven —en cuando el neko notó como sus compañeros se distraían, no tuvo mayor problema en arrastrar a su dorado angelito escaleras arriba, a un lugar muy diferente a los jardines del colegio.

— ¿Qué pasa teme? —preguntó Naruto dejándose llevar por la cálida mano de su mejor amigo. Sasuke condujo al rubio hasta la desolada azotea de la institución; él no era sociable a diferencia de Naruto, y lo que menos le apetecía era seguir las triviales pláticas del resto de sus compañeros, más ahora, que sería el punto de atención del grupo. Soportar a sus "carismáticas" compañeras no era opción.

— No dormí bien ayer —confesó el de mirada carbón al tiempo en que le indicaba al zorrito que se sentara a la sombra del edificio, y así lograr acomodarse sobre el regazo del rubio. Naruto se limitó a quedarse quieto; hace tiempo, cuando en una de sus excusiones escolares Sasuke había terminado rendido sobre el cuerpo cálido del blondo, el niño de negro cabello se percató que el mejor remedio contra un cuerpo y mente cansados, era dormitar un rato sintiendo la acogedora presencia de su persona favorita, mientras aspiraba su aroma cítrico y su suave mano canela le transfería paz.

— No vamos a bajar con los demás —era una afirmación, pero en absoluto era un reproche; a Naruto no le incomodaban tales desplantes del Uchiha, inclusive se sentía dichoso de poder observar tal faceta de su orgulloso amigo. Era un momento especial que no compartía con nadie más, porque estaba vetado, que un Uchiha se mostrase débil o cansado, más aun necesitado.

Naruto desenfundó su caja de almuerzo de la colorida servilleta que siempre le ponía amorosa su madre. Al momento que se metió el primer pedazo de pulpo a la boca, aprovechó para sacar la comida de Sasuke y obligarlo a ingerir algún alimento, ya que el de ojos ónices, no tenía la más mínima intención de comer por su cuenta.

— ¿Has estudiado con tu hermano? —preguntó el rubio, sabiendo que Sasuke en realidad sólo descansaba los ojos.

— Algo —admitió para sorpresa del zorrito. Le encantaba recibir la comida de parte de Naruto, lo hacía sentir como la pareja del rubio— Y qué me dices tú ¿Minato-san no te ha puesto a repasar lecciones?

— Sip —pronunció seguro el Uzumaki—. El otro día casi terminamos el libro de ejercicios; no el de la escuela, uno especial que me compró mi Oto-chan dattebayo.

— ¿Y aun así no entiendes nada? —cuestionó Sasuke; bien sabía que el padre de Naruto tenía la paciencia para educar hasta las platas, y el tiempo que invertía en su hijo, no era nada despreciable.

— Sólo no comprendí los usos horarios —respondió ofendido—. Y eso porque ya lo no estudié con mi papá, todo lo demás era fácil —dijo orgulloso.

— ¿Por qué le mentiste? —a Naruto le encantaba quedar bien con los profesores, y que estos dejaran de atosigarlo con su aprovechamiento en clases; no era común que fingiese ser un inepto en la escuela.

— Ya me llama por mi nombre —pronunció ilusionado para desgracia del moreno. A cada segundo Sasuke deseaba más tener el poder para desaparecer a Kakashi, lo sentía como una verdadera amenaza, su mente todavía no comprendía lo imposible que era el que su profesor correspondiese a los sentimientos de su ángel; el tan sólo saber la atracción que Naruto por el de cabello plateado, eclipsaba cualquier pensamiento racional. Precisamente no había podido conciliar el sueño por las contantes pesadillas en donde un lobo blanco, igualito al sensei, se robaba a su niño lindo ¿Quién podría dormir con tal imagen mental?

— Es muy viejo —expresó recibiendo un nuevo bocado de parte de Naruto. Le tenía que meter de una vez la idea al rubio de que el espantapájaros no le convenía para nada, por lo menos hasta que le pudiese expresar sus sentimientos. Por qué era tan difícil decir "Naruto te quiero, y puesto que algún día te casaras conmigo, te prohíbo que mires a cualquier persona con intenciones románticas a excepción, obviamente, de mí". Porque las cosas no eran como en los culebrones que veía su madre.

— No es verdad —el rubio al instante se puso a la defensiva; nadie tenía el derecho de decir nada malo de su pareja ideal. Sasuke entreabrió los ojos, arqueando escépticamente una ceja, el rubio podía contraatacar muchas de sus críticas sobre Kakashi, pero la vejes del adulto era un punto indiscutible—. Bueno un poquito, pero en muchas películas dicen que la edad no importa.

— Eres un dobe.

Por el momento se limitaría a seguir acurrucándose en el blondo, cual gatito en busca de mimos y que de paso marca su propiedad. Con el tiempo -de preferencia menos de un mes- ya le enseñaría al mundo, especialmente a cierto dobe, que a un Uchiha no se puede decir que no.

 

Notas finales:

*Así se llamaba la mamá de Gaara, gracias a Wiki por el dato.

Ahora tengo tiempo a ponerme a actualizar, a ver cuántos capítulos puedo adelantar en estos días festivos. Así que sin prolongar demasiado las notas y antes que otra cosa:

¡Felicidades a México por su Bicentenario! Y me parece que en Chile también andan celebrando ¡Así que también felicidades!

¿Apoco no son bonitas las fiestas patrias XD?

Como segundo aviso, les quiero recomendar a todos una nueva página yaoi, que contiene fics excelentes, espero que se puedan dar una vuelta www. circuloyogima. com, el link directo está en mi perfil.

Y como de costumbre muchas gracias a todos lo que siguen el fic, y que se molestan en comentar;

ALESSANA; Marker-san; Nekomata Uchiha; Yaja; Kotori-Sensei; vico-san y angel.

Me preguntaron si habría KakaIru, y la verdad es que sí XD.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).