Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Elementary School por -Mikunami-

[Reviews - 88]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

El festival

 

El sutil andar, los refinados movimientos, la inocencia impresa en las dulces facciones de su carita de porcelana, cuando los reflectores se posaron sobre aquella cándida nenita, todos en el teatro quedaron maravillados.

— Ese es…

— No puede ser…

— Sasuke baka.

Sus ojos ébano se cegaron un instante a causa de la intensa luz que le daba de frente, sentía el ácido estomacal en la garganta, que sus pulmones se habían achicado y su corazón latiendo en su embotado cerebro. Pero todo quedaba en segundo plano, ante el miedo de que alguno de los presentes, ajenos a sus mediocres compañeros, se diese cuenta de quien estaba usando el celeste vestido en realidad.

— Hoy finalmente es mi cumpleaños número dieciséis, mis bondadosos padres han organizado una gran celebración, y yo, no podría estar más dichosa ante la generosidad y el júbilo de mi querido pueblo —azúcar e incoherencias. Nunca imaginó que de su boca pudiesen salir tantas imbecilidades. Al menos, la voz de nena que llevaba practicando toda la semana, daba el gatazo para que el puñado de ingenuos adultos frente a él, se tragaran lo de que una simpática y cursi niña actuaba para ellos—. Una vez una de mis hadas protectoras me dijo que todos mis sueños se harían realidad esta noche… por lo que espero ansiosa, que finalmente conozca al amor de mi vida —y asi, sintiendo que la lengua se le quemaba y que su orgullo ardía en el impío fuego de la degradación, Sasuke lograba finalizar su primer dialogo.

Admirando a todos el recinto por su perfecta dicción y desenvolvimiento ejemplar.

¿Quién demonios estaba en escena? Porque Kakashi no estaba seguro de que el papel de la princesa, lo estuviese interpretando en realidad era aquel nefasto mocoso megalómano con peinado de cacatúa, al que lamentablemente tenía que instruir.

Ahora comprendía el discurso que el Uchiha había preparado para el resto de sus compañeros, un par de horas antes:

"Así son las cosas; yo voy a ser un técnico más a cargo de la iluminación y a la princesa de porquería la va interpretar una misteriosa alumna que acababa de ingresar al colegio y que por cuestiones inexplicables se tuvo que mudar luego del festival" Se añade una miradita de advertencia cargada con la promesa de imperecedero odio a quien se atreva a hablar, un sutil crujir de nudillos y el trato se cierra.

Obviamente él, como el respetable profesor que era, no se tomó en serio las amenazas de un crío. Pero ahora observando como Sasuke había hecho hasta lo imposible para metamorfoseare, cayó en cuenta de que para ese niñato su reputación lo era todo. Igual de trastornado que el resto de su escabrosa familia.

Nuevamente el telón se cerró para indicar el cambio de escena.

"Todo el pueblo ayudó a preparar la fiesta. Cada hombre, mujer y…"

— Vaya, teme ¡Eso sí que estuvo genial! —Sasuke volteó encontrándose con el pequeño de cabello dorado, cuyos grande ojos cielo brillaban cual diamantes, igual de conmovido que el resto de los asistentes por la actuación del Uchiha. Era tan lindo aun cuando se comportaba como un tonto.

"Lamentablemente, la encantadora princesa ignoraba la cruel maldición que se había…"

— Naruto… —pronunció cual mantra de relajación, pretendiendo encontrar en aquellas gemas añiles la respuesta a su patético estado. Mientras el zorrito no hallaba mejor entretenimiento que jugar con el ahora largo cabello azabache—. No le dijiste a tu familia que sería la princesa ¿Verdad? —preguntó casi con miedo el pequeño del vestido.

— ¡Claro que no dattebayo! —respondió indignado el áureo. De vez en cuando podía ser un poco boca floja, pero nunca rompería una promesa—. ¿Por qué no quieres que sepan? —cuestionó sin despegar sus manitas canela de la plateada tiara que coronaba a su mejor amigo. Sasuke comenzaba a hartarse de servir como muñeca a tu tamaño para Naruto.

— La verdad puede ser muy humillante, dobe —dijo atormentado, el más pequeño ladeó la cabeza sin comprender al azabache. Luego la charla culminó ante el aviso de que la cortina estaba por volver a subirse.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Si las reacciones de pena, miedo y nerviosismo anteriormente apreciadas en sus compañeros parecieron el clímax de éstas, en realidad no tenían punto de comparación con la ola de efervescentes emociones que bullían en la pequeña Hinata.

La niña de ojos aperlados, se había sometido a una rigurosa práctica durante toda la semana; ensayando frente a su estricta familia, vocalizando para extraños en el parque mientras su fiel primo prevenía que se desvaneciese, inclusive en su habitación teniendo de público a sus muñecas y a su esponjoso gato. Pero nada se comparaba con aquellas miradas evaluando cada uno de sus gestos.

Lo más intimidante de todo, fue apreciar la perfecta interpretación de Sasuke-kun -¿Cómo quedaría su escuálida elocución ante aquello?- o el como Naruto-kun parecía disfrutar la atención de todos saludando, en realidad sin pisca de discreción, a su colorida familia, mientras Kakashi-sensei le hacía señas para que se mantuviese quieto.

Pero ya era muy tarde, tenía que ser valiente y dar todo de sí misma.

"La dulce princesa, presa del terrible encantamiento, aguardaba dormida en el castillo rodeado de letales rosales envenenados, a que su valiente caballero fuera a salvarla."

Avanzó con paso decidido saliendo de entre las cortinas laterales mientras la expectación del auditorio crecía, luego se detuvo, viró su frágil cuerpo a la derecha, levantó el mentón y comenzó a hablar.

— He escuchado, que dentro de esta barrera terrible yace una hermosa doncella. Por lo que hoy he venido ha rescatarla —¿Lo hizo? ¡Lo hizo! No podía creer que había dicho sus líneas frente a todos sin tartamudear ni desmallarse. Una inusitada dicha de superación comenzaba a invadirla, y la Hyuuga, que ahora estaba en el centro del escenario no podía sentir mayor satisfacción, la cual quedaba expresada en la tímida sonrisa que se reflejaba su tez.

Hasta el momento en que tropezó con parte de la escenografía. El silencio reinó en el lugar.

La caída no fue en realidad aparatosa, las blancas palmas impidieron un golpe severo, pero toda la confianza que tanto trabajo le había costado reunir a la morena, se extinguió en un santiamén. Sus ojitos comenzaron a llenarse de agua, su lechosa piel cobraba un alarmante tono rojizo y un temblor incontrolable paralizaba sus acciones. Ahora todos se reirían de ella, su familia se avergonzaría para siempre por su tremenda falta de pericia en algo tan elemental, no podría volver a dar la cara frente a sus compañeros por haber arruinado la obra y…

— ¡Oh! ¡Pero si es un valiente príncipe! —¿Qué? Aquello no estaba en el guion, tampoco recordaba que un actor enfundando en verde apareciera con ella en aquella parte, ofreciéndole su manita para que pudiera enderezarse. Su blanco mirar enfocó a Naruto-kun, que aprovechando la cercanía no reflexionó un segundo antes de acudir con su compañera a apoyarla—. Que casualidad, justo se necesita a alguien como tú por aquí —pronunció el blondo con una sonrisa gentil.

— Gracias —gesticuló la tímida chica, recuperándose de su tropiezo, verdaderamente gratificada con el Uzumaki, pero teniendo que afrontar ahora el problema de la improvisación. Respiró hondo un par de veces intentando serenarse. Al menos tenía ahí a un amigo que la respaldaba—. Ehh ¿Quién eres tú? —era horrible que la dulce chica hubiese trastabillado, pero no podía estar más dichoso por la oportunidad ofrecida a base de su torpeza, las cuencas índigo brillaron extasiadas tan pronto como la pregunta llegó a sus oídos.

— ¡Soy un rosal! —y el recinto se llenó de carcajadas. Pese a todo Kakashi premió la intervención del rubito -aunque hubiese preferido que alguna de las hadas fuese al rescate del príncipe- ya que sin él, indudablemente Hinata hubiese permanecido congelada en el suelo—. Es que… el encantamiento no funcionó del todo bien y obtuve vida, seguramente por eso también te caíste ¡Todo fue una trampa! Pero yo soy bueno—ok. Ese mocoso ya se estaba pasando de listo. Naruto no cabía en sí de su felicidad, sabiendo que finalmente su talento sería apreciado por todos en lugar de estar oculto tras un personaje inanimado. Entonces buscó la mirada de su queridísimo sensei, pensando que cuando la encontrase un orgullo desmesurado se reflejaría en ella, pero al localizarla, sólo pudo observar una clara advertencia "cállate ahora o te estrangulo" esto mientras sus manos se saciaban enrollando hasta el limite el programa de eventos. El rubito era un poco lento, pero tampoco era para tanto—. Pero me voy a morir una vez que el hechizo se rompa, asi que no interesa en realidad —dijo para finalizar su épica participación.

Luego del áureo, no hubo mayores sorpresas en el desenvolvimiento de la obra; las gentiles hadas seguían con disputas internas, la reina continuó sombría en cada una de sus apariciones y la encantadora princesita, pareció dichosa cuando finalmente se desmayó.

Y ahora era el momento de la verdad. Los últimos diez minutos de tortura y luego todos podrían irse al demonio.

Sasuke yacía recostado sobre el de telas brillantes que aparentaban su lecho de casi-muerte, aguardando por la intervención de la torpe Hyuuga -¡¿Por qué ese usuratonkachi la había ayudado?! Mejor que se hubiese entrometido en uno de sus actos ¡¿No?!- escuchando como la niña recitaba sin el entusiasmo necesario y con un timbre en absoluto fingido sus líneas. Pero claro, no es que él fuese crítico.

Entre las sombras, tanto Sakura como Ino, sentían que sus frágiles corazones no soportarían el presenciar un beso entre la morena y su amorcito platónico ¡Que Sasuke-kun era de ellas, maldición! Mientras Neji, el cual había sido asesinado hace unos minutos, se limitaba a observar con ira como a su prima no se le hacía tan difícil -al menos desde su punto de vista- aquella sosa escena.

— ¡Oh! Pero que hermosa… princesa —dijo insegura de la irises aperlados, al estar a menos de un palmo del rostro del Uchiha. Recordando la advertencia de éste "Hinata, sé que tú no eres como el resto de las locas en esta clase pero… te atreves a juntar nuestros labios y lo lamentaras." Su sangre estaba más helada que nunca al rememorar tan crueles palabras, segura que cualquier gramo extra de azúcar en su trato con el moreno y definitivamente tendría que pedirle a sus padres trasladarla de escuela.

Finalmente, asi como había acordado con el negro gatito, aprovechó que el rostro de éste estuviese ligeramente ladeado, para inclinar sus encendidas mejillas, estirar los labios y simular darle un piquito aprovechando la superposición de sus cabezas. Un gesto que no duró ni un instante de más antes de que el niño de largo cabello carbón, fingiese con toda la naturalidad del mundo que la maldición había sido rota.

— Mi príncipe —pronunció soltando miel con la voz, cosa que no concordaba con la mirada de hiel que le dedicaba implacable, a la dócil jovencita ¿Qué acaso había hecho algo para molestar a Sasuke-kun? Su endeble cuerpo volvía a presentar ligeras convulsiones de terror, mientras los rígidos brazos del Uchiha, terminaban abrazándola justo antes de que la narración y la tonada melindrosa culminasen.

"Y asi, con un beso de verdadero amor, la terrible maldición fue rota, y todos pudieron vivir felices para siempre"

El coro de aplausos no se hizo esperar, estallando en todo el recinto mientras el telón volvía a descender, y justo cuando aquella tela les confirió a los protagonistas algo de privacidad, Hinata se alejó de su macabro compañero como sí su cercanía le quemara. Lo cual no estaba muy lejos de la realidad.

— Lo hiciste bien, Hinata —soltó irónico el menor, recobrando su porte jactancioso y apartándose de la chica, desapareciendo entre las miradas molestas de sus compañeras de clase y la inseguridad mal dirigida de su primo. La niña Hyuuga, que sobrevivió a la obra, sintió que quizás no soportaría el rencor mal infundado que había acarreado su desventurado papel.

La vida podía ser tan injusta con los de alma noble.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

— Pudiste… dejarte otro rato el disfraz —Sasuke, quien terminaba de alborotarse el cabello, retornando a su particular estilo en punta en la nuca, dejó de apreciar el amplio espejo de los vestidores, valorando rigurosamente las palabras de su rubio amigo.

— ¿A qué te refieres? —cuestionó al pequeño que lo esperaba, ya portando el uniforme de la escuela. Naruto viró los ojos, distrayéndose intencionalmente con las motas de polvo que se desplazaban enigmáticas por la habitación. Su comentario no había sido del todo inteligente—. Dobe… —advirtió el moreno.

— Pues… ¡Te veías lindo de princesa! —rio el áureo, para de inmediato sacarle en tono juguetón la lengua al Uchiha y salir corriendo como si hubiese cometido otra de sus espontaneas travesuras. Y Sasuke se quedó ahí, impresionado por el sencillo cumplido del blondo, que había logrado acelerar de manera deliciosa su tierno corazón. Pestañó un par de veces recobrando el sentido de la realidad y desprendiéndose del embotamiento en el que la pueril frase del zorrito lo había inducido. Sintiendo que todo valió el escarmiento, si ello hacía dichoso a Naruto.

Se dio una última miradita asegurándose de que su reflejo le devolviese la estampa adecuada de género, y arrancó tras del Uzumaki.

— ¡Estuviste maravilloso, mi nene! —escuchó la lista de halagos conforme sus pies lo dirigían al exterior del teatro escolar, mientras una chispeante risilla ambientaba la espera de los adultos. Encontrándose de frente con el retrato de la pintoresca y afectuosa familia del rubito.

— Minato-san, Kushina-san —saludó impecable el pequeñín, haciendo gala como frente a pocas personas, de sus exquisitos modales.

— Sasuke-kun —maravillando como de costumbre a la enérgica cobriza, que no dudo en agitar aún más sus hebras obscuras—. Que puesta más adorable —declaró sin despegar sus largos y delicados dedos del sedoso cabello del menor de piel lechosa. Lo que le recordaba…—. Aunque es una pena que no hubieses podido actuar.

— Ya será para otra ocasión —¡Ja, claro! Que se fuese derechito al averno de colaborar en otro evento tan ridículo.

— Pese a eso, estoy muy orgulloso de tu desenvolvimiento, otouto —Sasuke, distraído por el maternal trato que la pelirroja siempre le arrojaba, no había caído en cuenta de que su hermano, fuera del encuadre de la llamativa estirpe, se mantenía aguardando por su arribo.

— ¡Aniki! —se le tiró al mayor, descomponiendo el imperecedero porte estoico de ambos con su acción pueril, buscando afecto en las maneras de su hermano, recibiéndolo con una pequeña caricia en la cabeza seguida de un contundente golpecito en la frente, gesto que al pequeño incomodo en lo absoluto. No lo había logrado visualizar durante la obra, y por un segundo creyó que nuevamente estaría abandonado en las actividades de su currículo escolar, aunque claro, no había porque dudar de Itachi.

— Bueno, ahora es tiempo de disfrutar del resto del festival —declaró un dichoso Minato, ya con su niño en hombros, aguardando a que la cursilería del resto concluyera -a él sólo le importaba su propia cursilería-.

Kushina obligó a los hermanos Uchiha a tomar posiciones delanteras, incitándolos a decidir la primer actividad, tratándolos como los niños faltos de afecto que en realidad eran , mientras su esposo se aquedaba algo rezagado en la retaguardia dela formación.

— Por cierto cariño —alzó la voz el Namikaze captando la atención de su angelito, el cual lo escuchaba atento, pese a que no podían verse de forma directa—. Fue extraño ver a Sasuke como princesita —Naruto quedó helado.

— ¿Te diste cuenta? —¡Oh kami!

— Bueno —rio un poco antes de seguir—. Quizá a la mayoría se les pudo a ver pasado por alto, incluyendo a tu madre, pero si te lo pones a analizar unos segundos, en realidad resulta obvio que se trataba de él —torció un poco el cuello para tener mejor visibilidad de su querubín, dedicándole una de sus tractivas pero enigmáticas sonrisas. Naruto se ocultó entre su frondoso cabello, tan símil al propio.

— No le digas nada, Oto-chan —pidió, seguro de que su padre cumpliría con su capricho.

Minato asintió un par de veces y luego le dio alcance a su esposa que caminaba paralela a los Uchiha. Dispuesto a jugar con su retoño hasta que el entretenimiento escolar se declarase clausurado.

Era tan irónico, nunca creyó que Kakashi-kun aplicase la misma estrategia de cruel igualdad, que él había utilizado con su pupilo hacía más primaveras de las que estaba dispuesto a admitir. Cuando al de cabello plata, siendo un jovencito socialmente retraído y amargado, le tocó la infortuna de interpretar a la Cenicienta, mediante aquel sorteo perverso que no respetaba ambiciones personales y mucho menos género. Recordaba como luego de su estelar aparición, entre un sinfín de maldiciones siseadas, declaró contundente que jamás volvería a pisar un teatro escolar por el resto de su triste vida. Era gratificante observar como había logrado superar aquel trauma, redirigiendo sus esfuerzos para que un grupo de niños aprendiese el valor de salirse de los roles convencionales. Después de todo, Minato no podía hallar otra razón en las acciones del Hatake que la correcta evolución de sus alumnos ¿Una sádica revancha por desquiciarlo en cada oportunidad que los mocosos tenían? Nunca, no fue ni un atisbo de posibilidad en la cabeza cubierta de amarillo.

Y sintiendo que sus métodos de enseñanza no pudieron ser mejor aprovechados, el adulto de gallardo porte y doradas mechas, realizó la primer parada con su pequeñín en un llamativo puesto de algodones de azúcar.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Luego de recibir una cantidad de ovaciones que en realidad no le correspondían, Kakashi logró escaquearse del alud de padres eufóricos, cuando finalmente los niños comenzaron a salir de tras bambalinas, siendo ellos el centro de su radiante satisfacción.

La obra no había resultado un monumental desastre, por lo que se podía decir que estaba imperceptiblemente jubiloso. Y aprovechando que sus resentidos estudiantes estaban esparcidos por toda la escuela -por lo que no lo podían emboscar- y que debían comportarse íntegramente frente a sus progenitores, decidió desquitar el tiempo que restaba en las banales actividades que ofrecía el resto del alumnado.

Deambulaba por el patio central del colegio, virando rápidamente cada vez que lograba vislumbrar una cabellera de oro, la verdad es que no quería presenciar a Minato, dichoso con su insoportable niñato sobre sus hombros, su ruidosa pelirroja enganchada a su bronceado brazo y de añadidos -seguramente para contrastar- el sombrío dúo Uchiha. Si ya estar en compañía del rubio llegaba a ser una turbulenta travesía de incomodas emociones, estaba seguro que la algarada llegaría a su apogeo con los ácidos comentarios de Itachi.

Vaya, le urgía mejorar sus relaciones interpersonales.

— ¡Kakashi-san! —cuestión que nunca es tarde para emprender. La melodiosa voz atrajo de inmediato su interés, fijándose en un local de ramen, con un moreno cocinero que pese a que se veía atareado estaba contento despachando ordenes, a la par en que repartía instrucciones a sus pequeños—. Que alegría verlo por aquí.

— El gusto es mío, Iruka —se veía tan adorable con ese mandil—. Veo que te tocó uno de los puestos de comida.

— Afortunadamente, siempre me ha gustado cocinar —dijo el delfín mientras otra tanda de fideos pasaban al agua hirviendo—. Y gracias a la responsabilidad de mi grupo, pude darme el tiempo para ver la obra ¡Fue grandiosa! Y además muy divertida—ohh pero que ingenuidad más adorable—. Su desempeño es un gran ejemplo para el resto del profesorado —concluyó con una afable sonrisa. Era tan difícil contenerse ante ese hombre.

— Sabes —pronunció misterioso atrayendo la atención del ajetreado sensei—. Desde el otro día me preguntaba si no gustarías…

— ¡Papá mira, ramen dattebayo!

Y así, el derechazo karmatico atacó nuevamente en el momento menos idóneo, llevándose toda la atención del Umino a la par que el insaciable apetito de Naruto arrasaba con sus reservas, mientras la charla se tornaba jodidamente incomoda para su desgraciada persona, y Sasuke, ese mocoso infernal, no tenía mejor tema que sacar a relucir todas las ocasiones en las que su hermano terminó superándolo.

Pero con todo no se arrepentía de nada.

 

Notas finales:

¡Finalmente la conclusión! Espero que no haya decepcionado a nadie, sentí un poco rápido el ritmo, pero me agrado enfocarme sólo en las participaciones más destacadas XD. En este momento creo que llevo un buen ritmo de actualizaciones, aunque prefiero no prometer nada.

Como siempre muchísimas gracias a quienes me apoyan con sus maravillosos comentarios:

Izumi Beloved; enigma; chica uchiha; rukia_chan; ponyshan; stone; steve98 y shao-kino.

Cualquier error me avisan ¡Espero leernos pronto!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).