Capítulo 29: Se supone que no quiero estar con él.
Había sido una cosa de locos pero le emocionaba estar junto a Sasuke, a pesar de todo lo sucedido ahora podía sentirse nuevamente amigo de su marido, nunca se habían divorciado, sin embrago ya no llevaban sus argollas, no dormían en la misma cama ni tenían la misma relación de antes, sin duda alguna la relación de ahora era mucho mejor.
Estaban distanciados, era lógico, aun no terminaban de cerrar sus heridas y sin duda alguna se sentían un tanto resentidos, Sasuke consigo mismo, Naruto en constante disyuntiva, el padre de su hijo y una de las personas a las que más había querido, pero también el hombre que destrozo su vida.
Una realidad ineludible era que a pesar de todos los males hechos por Sasuke, Naruto no dejaba de sentirse parte de esa culpa, si bien el pelinegro había sido, grosero, atrevido e incluso agresivo con él, aun cuando le había engañado, Naruto sabía que quien realmente había arruinado su vida era el mismo, se obsesiono con algo que nunca fue verdad y todo por su estúpida y baja autoestima.
-Pero Sasuke lo gatillo…- Susurro triste, le había caído en ese círculo vicioso a causa de Sasuke, de sus malos tratos y su poca atención hacia el en esos tiempo- ¡Mentira!- Se reprochó a si mismo Sasuke no era el único culpable, a Sakura ni siquiera la mencionaba, el culpable era el, el mismo debió apreciarse, tenerse cariño, respeto, pero ¡NO! Se dejó basurear por su propia conciencia por esos fantasmas que le decían “entre más delgado mejor”…
Así sumas y sigues, no dejas de culparte a ti mismo por tus propios males y excusar a la gente que te llevo a esa horca porque tú mismo jamás fuiste capaz de defenderte, de negarte, fue como si colaborar con aquel asesinato convirtiéndolo en un terrible suicidio.
Limpia todo compulsivamente, luego tienes que trabajar en unos plantos, salir a tomar el té con Deidara e Itachi, de vuelta al hotel por algunos papeles a la imprenta para imprimir archivos de gran tamaño, a la sucursal principal de la inmobiliaria, de vuelta al hotel, limpiar el baño que seguro te falto tiempo para limpiarlo por la tarde, luego una ducha y a dormir, exhausto…
¿Por qué? Pues esa es la única forma de evadir los pensamientos, esa autodestrucción que existe inserta en el fondo de tu mente y que amenaza con incinerarlo todo en un solo segundo de distracción, Naruto no lo permitiría, así tuviera que llevar su cuerpo al límite para controlar a su mente lo haría, había tomado una decisión final y para cumplirla, el fin justifica cualquier medio.
-¡Todo está lleno de polvo!- Exclamo exasperado, pero no era así, la mucama había sacudido todo minuciosamente por la mañana, solo había dejado la cama deshecha porque así él lo había pedido- Le diré a esa mujer que no venga más a arreglar mi cuarto, no lo hace como es debido- Otra mentira, solo quería alejar al servicio para tener el mismo más actividades en su día.
Y así debía continuar, termino de asear la habitación y comenzó a trabajar en esos malditos planos, su computadora se detenía cada cinco minutos, era lógico estaba utilizando un programa ya estropeado y tenía otros, pero excuso su uso diciendo: “Este programa es mejor que los otros”.
Y pensar que hace solo unos dias había estado tan bien, ahora era un mano de nervios, se había visto tentado a quitar el espejo de su habitación, solo no lo hizo solo porque era parte del decorativo del hotel, y aunque intentaba no mirarlo con frecuencia, cada vez que salía de la ducha, o se lavaba los dientes, o era capaz de evitar ponerse frente a este y observar la curvatura imaginaria de su vientre, estaba próximo a cumplir los dos meses y era eso quizás lo que le tenía tan nervioso.
Termino, tenía todos los planos hechos, lo cual de pronto significaba un problema, pues no tendría nada que hacer por las tardes los próximos dias, sin embargo había estado tan sumido en sus pensamientos que apenas se había dado cuenta de lo que estaba haciendo, sin dudas su técnica no era la mejor, el mismo intentaba distraer su mente en otras actividades para no pensar en su relación con Sasuke, en su anorexia en su hijo, pero no era capaz de salir de ellos, terminaba haciendo todo por inercia y sumiendo su mente en tan oscuros pensamientos.
Se levantó de la mesa remecido pronto por un fuerte mareo, toco su vientre de inmediato y se afirmó con la mano libre de un mueble cercano.
-Tu papi está muy nervioso últimamente, eso te pone de malas ¿Verdad bebé?- Esa de alguna forma había sido su única escapatoria, no quería afectar a sus hijos con todas sus preocupaciones, y cada vez que necesitaba un respiro de todo se recostaba en la cama, ponía la música más quieta posible y le contaba lindas historias a su bebé, como había conocido a Deidara, el nacimiento de su amor por Sasuke, omitiendo claro la muerte de dicho querer, también le gustaba agarrar un cueto cualquier y llorar largas horas la discriminación del “Patito feo”.
-Vamos a tomar té con tus tíos, Dei e Itachi, pórtate bien, a nadie le gusta comer frente de alguien vomitando- Advirtió a su bebé que últimamente le estaba aquejando con algunos malestares en las comidas.
probo vestir otra cosa que el simple pijama que llevaba puesto de la mañana, aunque tampoco se esmeró mucho, solo unos zapatos cómodos color beige, un pantalón de mezclilla azul oscuro y un suéter del mismo tono de sus zapatos, nada llamativo a decir verdad.
No quiso tomar un auto ni llamar un taxi, ir caminando le sentaría bien, necesitaba tomar algo de aire libre, y la casa de Deidara no quedaba tan lejos después de todo, su amigo había terminado renunciando a su trabajo, y consiguió un empleo curiosamente en Uchiha’Corp, claro un arquitecto nunca esta demás en una empresa inmobiliaria, por lo que finalmente Deidara estaba establecido en la casa de Itachi y allí se quedaría mientras fueran pareja.
-¡Naruto! Te estaba llamando ¿No oías tu teléfono?- consulto el rubio mayor al ver a su amigo parado en la puerta.
-No, qué extraño juraba tenerlo con sonido- soltó sorprendido, comenzó a buscar entre sus bolsillos, fue entonces que descubrió que no llevaba su teléfono encima- Disculpa Dei, supongo que se me quedo en el hotel y no me di cuenta.
-Bueno no importa, solo estaba preocupado por ti, eres muy puntual y ya habían pasado quince minutos- Susurro observando un reloj de pared.
-No seas exagerado, me vine caminando eso es todo, supongo que me tome mi tiempo en llegar- Explico el blondo menor.
-No soy exagerado, pero es que con lo del bebé te puedes sentir mal en cualquier momento, pensé que no vendrías- bueno lo que decía Deiadara tenía lógica, aunque aina si no dejaba de ser exagerado.
-Dei-chan, si pasara eso te avisaría antes, lo sabes- Soltó molesto.
-Sí, si, mejor dejemos eso y pasa, Itachi ya debe estar sirviendo el té.
-¿El Uchiha mayor de sirvienta? lo tienes bien entrenado- Soltó el rubio con una carcajada jovial.
-¡Que es eso Naruto, yo siempre he sido un buen servidor! El manitos de cristal era mi hermano, que no se te olvide- Soltó Itachi desde la cocina.
-¿Era? yo pensé que seguía siéndolo- Comento el rubio, evitando sentirse atacado por las palabras del pelinegro, pues quien atendía a Sasuke en todo no era nada más y nada menos que el mismo.
-Ha cambiado un poco, lava su ropa y se hace el café- Carcajeo Itachi, saliendo de la cocina con una tetera hirviendo.
-Siéntate por favor- Indico Itachi con la tetera entre sus manos, Naruto obedeció y al instante tomo asiento en la cómoda mesa, el pelinegro sirvió té para todos y luego devolvió la tetera a la cocina finalmente volvió a sentarse con ellos.
-¿Cómo vas con el “pirgüín”?- la sonrisa afable en el rostro de Itachi siempre era un regalo cálido y tierno para su corazón, sin dudas no lo hacía como todos los demás, por simple exageración, preguntaba por su sobrino de manera amorosa, tal como lo haría cualquier buen tío.
-Bien, bien, llevamos poco de conocernos, pero hasta el momento nos llevamos de maravillas, yo me porto mal con él, él se porta mal conmigo y así nos llevamos.
-Que amor ¿Cómo que se portan mal mutuamente?- Deidara estaba intrigado, no dejaba de preocuparle la situaciond e su amigo, pero además de eso y fuera de su embarazo lo que realmente le preocupaba, a el y a todos los cercanos era su anorexia.
-Yo me estreso mucho, el me da mareos y vomitos, nos llevamos de maravillas, cuando mas estoy trabajando me da un solo mareo y termino por recostarme aun a regañadientes, tiene sus técnicas infalibles es un bebé que consigue lo que quiere- Soltó riendo.
-No es bebé Naruto, es el estrés, ten cuidado con eso, no deberías pasar de la cuenta ahora que estas embarazado, sabes que no solo repercute en ti- Externo Itachi con tonalidad seria.
-Claro que estoy consciente de eso, saben que me cuido, además casi siempre estoy en casa- Explico el rubio.
-Hablando de eso, sé que casi siempre estás en casa, pero… ¿Por qué has insistido tanto en ir a la empresa inmobiliaria tú? Sabes que ese es trabajo de Sasuke, en su defecto de alguno de nuestros trabajadores- Expreso con tono preocupado y curioso el Uchiha mayor, Deidara se mantenía a raya pues no estaba enterado muy bien de la situación.
-¿Cómo te enteraste de eso?- Pregunto el rubio extrañado.
-El me lo dijo- Hablando de Sasuke por supuesto.
-Vaya… Si lo que pasa es que quiero cambiar el diseño de unas habitaciones, y deseaba ver algunos modelos en persona, ya sabes lo que importan y saber de las cantidades, más que nada he basado todo mi diseño en color y texturas, para eso se necesita ver el implemento en vivo, no me sirven las fotografías.
-Comprendo, de todas formas te voy a acompañar.
-¿Acompañar?
-si fue para eso que me hablo Sasuke, estaba preocupado, él tiene un reunión muy importante he ineludible a esa hora y me pidió que por favor te acompañara con todo.
De alguna u otra manera su corazón había saltado dentro de su pecho, llegaba a ser casi una cosa inevitable, ya conocía todo ese fanatismo de Sasuke por cuidar de él y de su hijo y aun así se veía sorprendido de tan grata manera por esa simple oración de Itachi.
-No, no, quédate, no es necesario solo es una visita rápida- Dijo Naruto restándole importancia, aunque aún sentía el corazón acelerado, cada palpitar llevaba “Sasuke escrito en el”.
-Naruto te equivocas- soltó el Uchiha sonriente- Nunca te lo estuve preguntando es una aseveración, tengo tiempo libre el día de hoy, cuidar de ti y de mi sobrino también es parte de mis deberes, todos tememos que te marees solo en la calle o tengas alguna baja de presión, es importante que estés acompañado.
-¿No crees que es un poco exagerado lo que dices?- Pregunto Naruto risueño.
-Cuando Sasuke me lo dijo no lo encontré exagerado…
-¿Sasuke lo dijo?- Y allí estaba nuevamente acelerado pensando en él, llego a sentir sus orejas acaloradas y un tierno calor recorrer desde el vientre hasta su pecho, tal vez era solo cosa de él, imposible que un bebé tan pequeño pudiera sentir de esa forma sus propias emociones.
-Bueno ya que no era pregunta tendré que aceptar tu compañía.
-Lo dices como si fuera algo malo- quejo el Uchiha y todos estallaron en carcajadas
Finalmente fue ineludible, Itachi se había pegado a el hasta dejarlo justo en el puerta de su habitación el hotel.
Se suponía que sacaría unos documentos y los imprimiría en la imprenta, pero ya era demasiado tarde y él estaba en extremo agotado, solo se dejó caer en el colchón, siendo sorprendido pronto por su teléfono celular.
Una seria de mensajes del Uchiha estaban el…
“¿Cómo has estado hoy? Lamento lo tarde, he tenido un día ocupado”.
“¿Estas hay? Le pedí a Itachi que te acompañara, cuando estés seguro de todos los cambios me los envías”.
“¡Mira lo que le compre al bebé!”
Entonces una bellas imágenes, una serie de pequeñas vestimentas, todas ellas en tonos neutros y de distintos grosores”.
“¿Hasta cuándo me seguirás ignorando?” Era el siguiente mensaje.
“Bueno, ya me iré a dormir, que tengan dulces sueños, un beso de buenas noches para ambos…”
El corazón iba a escapar de su pecho, estaba tan idiotamente emocionado…
-¡NO, NO, NO, NARUTO!- se dijo molesto- Yo no quiero estar con él.