-nosotros venimos desde un mundo en donde la búsqueda de la libertad es la regla principal, de un mundo donde los piratas aun surcan los mares en busca de aventuras y tesoros- comento esta vez Marco luego de un lapsus de silencio, sonriendo amenamente al cocinero mientras ponía una mano en su hombro en señal de apoyo- todos nosotros, los que fuimos enviados aquí, alguna vez fuimos piratas reconocidos con enormes recompensas por nuestra cabeza-rio un poco al escuchar las exclamaciones de sorpresa de algunos alumnos, ligeramente divertido- todos nosotros nos guiamos por nuestros ideales y ahora, luego de mantenerme investigando los cambios del flujo espacio-tiempo junto con mi novio, Ace- sonrió escuetamente al ver que el mentado se sonrojaba ante sus palabras- hemos logrado llegar al fin a una respuesta concreta…-
-…de aquí a una semana la escuela lograra estabilizarse y dejar de viajar entre dimensiones, llegando finalmente al mundo que tan injustamente nos vimos separados: el mundo pirata...-finalizo Ace, sonriendo ampliamente al ver que, el regreso definitivo y la batalla final que decidirían su vida, estaban solo a un paso de distancia…-
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Ya tres días habían pasado desde aquella reunión, tres días en los cuales tanto el cuerpo estudiantil como Sanji y su grupo habían trabajado en equipo para poder sacar adelante lo que, y por un tiempo indeterminado, sería su hogar.
Gracias el rubio tendrían al menos durante un par de días comida de sobra, mientras que gracias a Law y Kureha todos los heridos, incluidos Mihawk, se estaban recuperando con una asombrosa rapidez. Aun así, la escuela no se había visto privada de su habitual alegría, pasando desde las rabietas del cocinero por no poder entrar a la enfermería y ver a su mano derecha, hasta la ocasión en que Law y Sanji habían golpeado hasta dejar inconscientes a sus respectivas parejas luego de que los encontrasen bebiendo unas botellas de sake que Ace les había traído como recuerdo de uno de sus viajes.
Todos se encontraban desayunando en esos momentos en el amplio comedor de la escuela, degustando los nuevos platillos que les habían preparado Sanji y sus alumnos como ocasión especial cuando, repentinamente, un fuerte temblor se hizo sentir. Los profesores intentaban calmar a sus alumnos, sintiendo como el remesón se hacía más fuerte a cada segundo.
Una extraña sensación de encontrarse flotando en medio del salón los confundió, era como si la escuela estuviese cayendo en picada a gran velocidad. Gritos y exclamaciones de terror se hicieron sentir mientras que, y luego de poner un poco de orden entre los alumnos y las chicas, suspiraron aliviados al ver que los daños en la escuela no eran tan graves como habían imaginado.
-¿Qué-que fue eso? ¿Un terremoto?-pregunto preocupada Nami, sosteniéndose de Usopp para poder ponerse de pie, aun temblando-
-no lo sé-suspiro preocupado el rubio, fijando su vista en Marco y asintiendo levemente al ver como este le sonreía- pero lo averiguaremos pronto. Primero vamos a comprobar que todo siga bien en la enfermería, y luego iremos al patio para ver qué ha pasado ¿entendido? no quiero que nadie se separe del grupo bajo ningún motivo, si ha pasado lo que creo que ha pasado el verdadero peligro está recién empezando-
Luego de hacer pequeños grupos para evitar mayores peligros, todos se dirigieron con paso firme hacia la enfermería guiados por Sanji. Grande fue su sorpresa al ver salir de esta a Kureha y a Mihawk, este último en silla de ruedas, sonriéndoles al rubio y al resto de los presentes, quienes prácticamente se abalanzaron sobre el profesor entre risas y gritos de júbilo.
-¿Qué haces fuera de la cama, Mihawk?-le pregunto algo molesto el peli verde, sin poder evitar una amplia sonrisa al ver a su maestro nuevamente desde el desafortunado incidente que habían tenido con el enemigo hace un par de días atrás-
-pues digamos que me canse de estar en cama, y me apetecía un poco de aire fresco-respondió el aludido, correspondiendo el abrazo de su pelirrojo- lo siento jefe, pero esta vez no pienso seguir sus ordenes esta ocasión-
-sabía que no lo harías, pero es un gusto tenerte de vuelta- comento entre risas el rubio, haciendo un par de gestos para que le siguieran-
La incertidumbre y la emoción crecían a cada paso que daban, la alegría y el temor de saber que era lo que había pasado, si aquello que les había dicho el rubio seria verdad.
Con un leve temblor recorriendo su cuerpo ante la ansiedad, Sanji poco a poco abrió la puerta que conectaba con el exterior no sin cierto esfuerzo ya que, luego de aquel temblor, algunos trozos de pared y de roca habían tapado la entrada. La luz del día cegó su visión durante unos segundos, en los cuales todos los presentes se asombraron y maravillaron ante el paisaje que les mostraban sus ojos: un hermoso paisaje verde, lleno de colinas, arboles, y un precioso rio cristalino que desembocaba en el mar a poca distancia de allí.
Gritos y vitoreas de alegría se hicieron sentir, mientras que Sanji y el resto del grupo se abrazaban efusivamente, aun sin poder acabar de creer lo que sus ojos veían. Aquel paisaje lo habían reconocido sin problemas, aquella era una de las tantas islas que habían visitado en su travesía cuando Luffy aun no era el Rey Pirata.
Estaban de vuelta, definitivamente estaban de vuelta. Ahora solo les quedaba averiguar la forma de que todos volviesen a la normalidad y enfrentarse al enemigo de una vez por todas, para que pudiesen regresar a su pacifica vida de una vez por todas.
-señoras y señores, les presento la isla Taira-anuncio Sanji con una enorme sonrisa en sus labios, mientras extendía los brazos y reía con verdadera alegría por primera vez en muchos años- bienvenidos a uno de los paisajes más hermosos del mundo, en las mismísimas aguas del Grand Line- hizo una leve reverencia, arrancando mas de alguna risa de la boca de sus amigos- Bienvenidos, al mundo pirata. Bienvenidos, al Nuevo Mundo…-
Tsusuku (o tal vez no xD)