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CUANDO PASA EL TIEMPO por Butterflyblue

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Notas del capitulo:

Hola, les dejo un nuevo capitulo un poco largo jejejejeje pero era necesario, nos vemos en el proximo, espero les guste y espero sus mensajes... besitos y Gracias por leer.

2-  Frio Invierno

 

 

— Buenas tardes Doctor Leonard, me informaron que me estaba llamando…—

 

— Si Akihiko por favor toma asiento quería hablar contigo —

 

Más de dos años de lejanía, más de dos años de ausencia, la tranquila Inglaterra le había dado un poco de sosiego, le hizo de alguna forma olvidar, le cambio la vida por completo,  Akihiko se había graduado con honores hace apenas unos meses.

— Akihiko te mande a llamar porque tengo algo que proponerte… eres el mejor alumno que ha pasado por la facultad de medicina en años, fuerte, responsable, disciplinado, intuitivo y muy, muy capaz, estoy orgulloso de haber sido tu tutor y ahora deseo ofrecerte el cargo de jefe de cirugía en el Hospital que yo dirijo—

Nada podía ser mejor que aquello, uno de los médicos más renombrados del país le ofrecía un cargo de gran importancia, la vida le sonreía a Akihiko, al menos de alguna forma.

 

Aceptó, no podía más que hacerlo, era la mejor oportunidad que se le pudiera presentar, tal vez con aquella noticia comenzarían a cambiar las cosas en su vida.          — ¡Hola!... estoy en casa…— no le extraño conseguir su hogar vacío, casi siempre era así, llevaba un poco más de un año de casado, pero felicidad no era algo que distinguiera a aquel matrimonio, la hermosa y dulce chica solo duro el breve espacio del noviazgo, todo fue tan precipitado, sus padres y los padres de ella arreglaron el encuentro, las citas y podría decirse que hasta el matrimonio, él estaba tan decepcionado que tan solo se había dejado llevar, no era difícil estar al lado de Aikawa, era hermosa y sensual, era alegre y desinhibida, era dulce y amorosa, no había por ningún lado nada que reprocharle.

 

Pero algo cambio luego de la hermosa boda y la encantadora luna de miel, la convivencia no llegó a ser aquello que se esperaba, era monótona, era vacía, era desabrida, simplemente no era.

 

Ceno solo como muchas veces hacía, y se fue a duchar, ya se disponía a acostarse cuando la sintió llegar. — Ah… estas aquí, pensé que tenías guardia esta noche…—

 

— ¿Dónde estabas?...—

 

— En el cine con unas amigas… estaba cansada de estar aquí encerrada…— Aikawa se movía con fastidio por la habitación, no lo miraba, no le sonreía, no le preocupaba su opinión, solo estaba allí pero como si no estuviera. — Por cierto tu mama llamo hoy… dijo que quería hablar contigo…— le dijo la pelirroja antes de encerrase en el baño.

 

Akihiko suspiro y camino hacia el teléfono. — Mama… ¡Hola!... ¿todo está bien mama?… ¿Qué?.... ¿Desde cuándo?... ¿Por qué no me dijeron nada?... reservare un vuelo para mañana… pero mama… está bien, esperare pero por favor si se complica llámame…—.

 

— ¿Que paso?...— pregunto Aikawa con un dejo de interés, mientras salía del baño.

 

— Papa ha tenido una recaída, mi madre dice que no es nada de qué preocuparse, solo llamo para que estuviera al tanto…— Akihiko prendió un cigarro y salió al balcón de la habitación para fumar, para Aikawa aquellas eran excelentes noticias, por fin dejaría la vida simple que vivía y comenzaría a vivir como la dama de sociedad que siempre soñó ser. — Imagino que tu padre te cederá finalmente el control de las empresas y todo eso… ya no tendrás que estar más en ese… ese hospital…— el gesto de desdén de su esposa, sorprendió y molesto a Akihiko.

 

— Pensé que te gustaba que fuera medico… además no pienso dejar el hospital, hoy me ofrecieron el puesto de jefe de cirujanos, esa es una gran oportunidad… mi Padre no está muerto, el aun seguirá al mando de las empresas y pues cuando muera… yo… yo no quiero esa responsabilidad…— Akihiko exhalo un poco de humo y Aikawa sacudió el aire con molestia.

 

— Te he dicho que odio que fumes en el cuarto… y que diablos es eso que no quieres las empresas de tu padre, es que piensas ser un… un pobre medico toda tu vida…por favor Akihiko no seas estúpido, nadie rechaza la oportunidad de pararse en la cima del mundo, el consorcio Usami es inmenso y tú eres el único heredero, tu padre no va a permitir que renuncies a eso y yo tampoco…— la mujer salió de la habitación dando un portazo, Akihiko suspiro, cada día confirmaba más que para su esposa él era solo una oportunidad para tener el dinero y el poder que siempre había deseado.

 

…/…/…

 

— Bien Señor Yamada hoy podrá llevarse a su esposo…—

 

Haruiko sonrió con alivio, llevaban una semana en el hospital, Misaki se había recuperado muy bien, y ya deseaba llevárselo a casa, ambos habían obviado el tema de la golpiza, ninguno lo mencionaba, casi como si no hubiese pasado, solo quedaba de aquel incidente, las huellas de los golpes y la investigación que había hecho la policía, en la que por supuesto nunca habían dado con el agresor de Misaki.

 

— Oíste bebe podremos ir a casa, llegaremos justo para que celebremos con una romántica cena el día de navidad…— Misaki le sonrió, sería la primera navidad que pasaría junto a su esposo, ya que cuando eran novios no habían podido celebrarla juntos, siempre había deseado celebrar como lo hacían todos aquel día, en románticas cenas, con pasteles, adornos y regalos, su rostro se entristeció al recordar que alguna vez había deseado pasarla con Akihiko.

 

Haruiko noto el cambio en su rostro, acaricio la tersa mejilla, beso sus tibios labios y le dijo con amor. —  Pasaremos una noche muy especial  y te comprare un hermoso regalo ya verás bebe será increíble y… y así lograre que me perdones…—

 

 Misaki dio un respingo de sorpresa, no habían mencionado eso desde aquella noche en la que Haruiko se había disculpado hasta el cansancio llorando con amargura, Misaki apenas había podido mirarlo entre sus propias lágrimas y su ojo lastimado, el dolor en todo su cuerpo era pequeño al lado del que sentía en su corazón, pero no pudo culpar a su esposo, no pudo odiarlo, y finalmente termino sintiendo que él había sido el único culpable de  todo aquello, el con su inmadurez había llevado a su esposo a ese límite.

— No Haru… no tengo nada que perdonarte… fue… fue mi culpa… por favor olvidemos esto… sigamos adelante como si  nunca hubiese ocurrido…— mala decisión Misaki, muy pronto te arrepentirías de esas palabras.

 

Volvieron a casa, Haruiko acomodo todo para que Misaki se sintiera a gusto, incluso se tomó dos días de descanso para pasarlos con su pequeño esposo que aun caminaba con dificultad por la lesión en sus costillas, faltando dos días para navidad Haruiko finalmente volvió a la oficina, llevaban tres días en casa y no habían sentido más que tranquilidad y alegría.

Pero aquella mañana en la que Haruiko se fue a trabajar Misaki comprendió que algo había cambiado, la casa le pareció fría, un escalofrío recorrió su cuerpo cuando paso por la sala con rumbo a la cocina, imágenes de lo que había ocurrido llegaron a su mente, recordó como Haruiko lo pateo con tal violencia que le hizo escupir sangre y sentir un dolor que le impedía respirar, se vio en el suelo indefenso y protegiendo su rostro de los incontables golpes que le dio su esposo, pero lo que más lo sobrecogió fue recordar su rostro, estaba deformado por la ira, el rostro apacible y sereno de Haruiko había desaparecido y solo quedaba aquella mascara de odio e ira que él jamás había visto.

 

Sacudió la cabeza para espantar las lágrimas, pero era tan difícil, tenía miedo, rabia, tristeza, se sentía confundido porque a pesar que él creía firmemente que había sido su culpa, algo le decía en su interior que no era así.

 

— Que idiota soy mira que venir a dejar el maletín…— Haruiko a medio camino se dio cuenta que le faltaba lo más importante, molesto había dado la vuelta para regresar, Misaki no se dio cuenta cuando el entró, y Haruiko lo encontró recostado de una pared, temblando y llorando con fuerza, se paralizo por un segundo, era obvio lo que tenía a Misaki en aquel estado, su mirada estaba perdida en el sitio donde hace poco lo había golpeado.

 

Se sintió miserable, se sintió molesto, tuvo miedo de perder lo que tenía. — ¿No lo has olvidado verdad?... ¿me odias?...— le susurro a Misaki abrazándolo por detrás y sorprendiéndolo, el pequeño casi cae del susto y su gesto de terror cuando se apartó de su esposo hizo que Haruiko se sintiera peor.

 

— Misaki… bebe… ¿me temes?... yo… ¿qué tengo que hacer para que me perdones?... perdóname por favor… no me dejes Misaki… no sé qué haría sin ti…— Haruiko cayo de rodillas ante Misaki, lloraba como un niño asustado, el chico se sobrepuso a su temor arrodillándose a su lado y abrazándolo despacio. — yo no voy a dejarte… y tampoco te temo Haru… solo… solo me asustaste, no pensé que te regresarías…—

 

— Me odias Misaki yo lo se… estabas llorando cuando llegue…—

 

Haruiko enterró su rostro en el pecho del chico, Misaki beso su cabello dulcemente.    — Estaba llorando porque te extrañaba… me… me acostumbre a tenerte conmigo… y me sentí un poco solo… eso fue todo mi amor… perdona si te asuste…—.

 

Haruiko beso sus labios con vehemencia he hizo algo que solo podría ser tomado como un gesto desesperado. — Misaki tengamos un bebe…— Misaki lo miro con sorpresa, solo dos veces se había tocado ese tema, una vez hablaban de los padres de Misaki, del porqué de su aversión hacia su hijo, de que solo por el hecho de que el sufriera de aquella anomalía genética que lo ubicaba en el reducido grupo de hombres fértiles, sus padres sentían ese gran rechazo hacia él, considerándolo débil y anormal.

 

La segunda vez había sido poco después de casarse, Haruiko no quería tener hijos aun y Misaki lo deseaba con todo el corazón, pero no se atrevió a contradecir a su esposo, se convenció que una vez que se establecieran el cambiaria de opinión, pero no fue así, cada vez que quería tocar el tema era evadido y olvidado, se resignó a cuidarse con pastillas y a esperar que en algún momento su esposo cambiara de opinión,  y llego ese día, Haruiko se lo estaba pidiendo, Misaki vio al cielo abrirse ante él. — Haru… Haru… cielos… ¿de verdad?...un…un bebe…—

 

— Si mi amor es hora… es hora de que tengamos una niña hermosa que se parezca a ti…— Haruiko lo besaba mientras despacio lo despojaba de la ropa, Misaki sonreía entre lágrimas de alegría. — O un varoncito guapo que se parezca a ti…—.

 

Haruiko se tensó un segundo. — Sera una niña… yo no quiero nadie que me dispute tu amor… tu eres mío… solo mío…— dijo con soberbia mientras besaba a su esposo, que embelesado como estaba con la idea de tener un hijo, obvio una vez más las señales de alerta.

 

Esa mañana Haruiko Yamada tampoco fue a trabajar, se pasó la mañana recorriendo con sus labios la suave piel de su amor, tocando con sus dedos los sedosos rincones de su cuerpo, besando sus labios hasta hacerlos enrojecer,  le proporciono un sinfín de orgasmos, torturando su pene con su lasciva lengua, lamio, mordisqueo y chupo a placer el miembro del pequeño, que se perdió entre los senderos del placer muchas veces, golpeo con su pene el apretado agujero del pequeño castaño y marco sus caderas con el fuerte agarre de sus manos entre cada poderosa embestida, era seguro que Misaki pasaría unos días sin poder caminar bien, por el castigo que había recibido su culo en aquella acalorada mañana de decadente placer y desenfrenado sexo.

 

Saciados y exhaustos se durmieron al llegar el medio día y no fue sino hasta el atardecer que Misaki despertó con su cuerpo adolorido y las huellas del  apasionado encuentro esparcidas por todo su cuerpo. — Buenas tardes dormilón…— Le dijo Haruiko mirándolo con una dulce sonrisa, Misaki le sonrió y él lo levanto entre sus brazos llevándolo hasta el baño, allí ya los esperaba una enorme bañera llena con deliciosa agua caliente y mucha espuma.

 

— ¿Crees que ya esté aquí?...— le decía Haruiko con una pícara sonrisa mientras acariciaba su vientre y lo lavaba con una suave esponja, Misaki estaba entre sus piernas recostado en el gran pecho de su esposo, la espuma casi los tapaba, el roce de la esponja con la que Haruiko lo bañaba era exquisito, relajante, casi irreal, sonrió ante la pregunta. — Haru que cosas dices es muy pronto…—.

 

Pero no estaba muy lejos de la realidad y dos meses después cuando el invierno llegaba a su fin, les dieron la gran noticia, esperaban un bebe, Misaki ese día rio y lloro de alegría, Haruiko no cabía en el de felicidad, celebraron por días y todo lo malo había quedado atrás, pero, ¿Por cuánto tiempo?.

 

…/…/…/…

 

— Doctor Usami lo llama su esposa dice que es importante…—

 

La enfermera escolto a Akihiko hasta la recepción donde el medico contesto la llamada que le cambiaría la vida. — ¿Aikawa que paso?, sabes que no me gusta que me molestes en el hospital—

 

— Te llame porque acabo de colgar con tu madre, tu padre está hospitalizado y pide tu presencia…—

 

Todo se desmorono para Akihiko al escuchar las palabras que tanto había temido oír, no era en si por la gravedad de su padre, después de todo la penosa enfermedad que padecía lo habían tenido entre la vida y la muerte por mucho tiempo ya, lo que más temía era lo que venía después de eso, aquello que lo obligaba a dejar todo por lo que tanto había luchado para convertirse en el dueño absoluto del Consorcio Usami.

 

— Prepara tus maletas Aikawa, comprare los boletos de avión para irnos esta tarde…—

 

Cuando la pelirroja colgó el teléfono brinco y rio, dando vueltas por todo el apartamento. — Por fin se va a morir el viejo… por fin voy a tener el lugar que me corresponde…— ella sabía de la negativa de Akihiko de convertirse en el sucesor de su padre, pero haría de todo para convencerlo así eso significara darle un hijo, odiaba la idea de perder su figura y de tener un mocoso arruinado sus planes, pero si eso necesitaba para obligar a su marido a tomar el lugar que le correspondía, entonces lo haría.

 

Llegaron a su hogar a la mañana siguiente, la servidumbre acomodo sus maletas mientras Akihiko saludaba a su madre. — Madre ¿cómo estás?... ¿cómo se encuentra papa?...— la mujer lo miro con sus ojos cansados por la vejez y la tristeza. — Esta estable hijo, el medico dice que esta crisis pasara… lamento haberte hecho venir, pero… ya no podía con esto sola hijo…— Akihiko la abrazo y beso sus encanecidos cabellos. — Ya estoy aquí mama, todo saldrá bien ya verás…—.

 

Esa misma mañana fue a visitar a su padre en la lujosa clínica donde estaba recluido. — Hijo… que bueno verte, te esperaba… estoy tan feliz de verte…— Akihiko se estremeció, del hombre altanero, prepotente, poderoso que conocía solo quedaba una sombra, ante él estaba un anciano, delgado y taciturno que evidenciaba las huellas de la enfermedad que lo consumía.

 

— Hola papa— le dijo sentándose a su lado en la cama y abrazándolo despacio, Fuyuhiko Usami había sido un gran padre, le había dado todo y le había enseñado mucho, tenía una deuda con su padre y ahora viéndolo así, sabía que su destino estaba sellado y en el ocaso de el gran líder Usami, él no tenía otra opción que ocupar su lugar, por su familia y sobre todo por su padre.

 

Aquel día conversaron largamente, recordaron viejos tiempos, rieron con amados recuerdos, pero por sobre todo hicieron planes, Fuyuhiko no tuvo que pedírselo, Akihiko solo se dejó llevar por lo inevitable y cuando abandono la clínica en la tarde ya era Usami Akihiko líder del Consorcio Usami, su madre lo miraba con orgullo y Aikawa colgada de su brazo ya se sentía la reina del mundo.

 

 

— ¿Por qué te vas tan temprano Haru?...— preguntaba un adormilado castaño a su esposo que se colocaba una elegante corbata frente al espejo. — ¿Qué haces despierto bebe?...— le pregunto sentándose a su lado en la cama y arropándolo con amor.

— Hoy en la oficina central el nuevo presidente del Consorcio Usami tomara posesión y  yo como Gerente de una de las empresas del Consorcio tengo que estar allí… tratare de no llegar tarde mi amor… de todas formas Hana está aquí y mama viene en la tarde a verte y trae cosas para la bebe…—

 

Misaki le sonrió y beso sus labios despidiéndose, tenía cuatro meses de embarazo, Haruiko había contratado una ama de llaves para que estuviera con él en la casa, la mujer se encargaba de la casa y Misaki solo debía descansar, eran las ordenes de su marido y Misaki las seguía complacido pues sabía que Haruiko solo deseaba cuidar de él y de su hija, había renunciado a  discutir sobre el sexo del bebe, su esposo estaba convencido de que era niña, Misaki a veces sentía intranquilidad, no sabía cuál sería la reacción de su esposo si resultaba ser un niño.

Durmió un poco más y fue despertado por el delicioso aroma del desayuno que Hana preparaba, se ducho y se puso un suave conjunto de algodón azul. — ¿Tienes hambre bebe?… yo muero de hambre…— camino a la cocina hablaba animadamente con su bebe que se escondía en la pequeña curvita de su vientre.

 — Hasta que despertaron…— exclamó con una gran sonrisa, la mujer que cuidaba de él, ya tenía sus años, aunque no calificaba aun como anciana, el paso del tiempo se notaba en su caminar pausado y en las visibles arrugas de su rostro, era amable, cariñosa y por sobre todo se había prendado de su pequeño jefe, lo mimaba y consentía como a un hijo, como el hijo que siempre deseo tener.

 

— Hola Hana tenemos hambre…— Misaki se sentó con un dulce puchero en su rostro, Hana beso su frente y acaricio su vientre haciéndole cosquillas. — Pequeño malcriado… — le dijo mientras le ponía un suculento desayuno en frente.

 

— Hoy viene la señora Nanami… tenemos que tener todo ordenado, ya sabes cómo es ella con esas cosas…—.

 Misaki comía con avidez, mientras pensaba en la visita de su suegra, Hana hizo un gesto de  desdén, la estirada mujer era por demás fastidiosa, revisaba que no hubiese polvo o cosas fuera de lugar y hasta se metía en la habitación de la pareja buscando algo de que quejarse, no era necesariamente grosera con Misaki, pero el chico sabía que ella no habría deseado ese futuro para su hijo,  lo trataba con cortesía y ahora con él bebe en camino había suavizado un poco más su trato, el padre de Haruiko pocas veces los visitaba, pero Misaki no podía quejarse de él, era un hombre sereno y cayado que había sido amable las contadas veces que se vieron.

 

— ¿Qué te parece el nuevo presidente?—

 

Haruiko miro a uno de los gerentes de otra de las sucursales, se encogió de hombros y sorbió un poco vino. — Es contemporáneo con nosotros, a lo mejor trae nuevas ideas…—. El joven que lo interrogaba volvió a mirar a Akihiko que conversaba con altos directivos, poso sus ojos en la belleza pelirroja que lo acompañaba. — Pues con una esposa como esa yo también tendría muchas ideas…—.

 

Haruhiko miro a la mujer , ciertamente era hermosa, con su cabello rojo recogido en un sencillo moño que lo dejaba casi suelto, con su vestido verde que resaltaba un poco descaradamente sus curvas, estaba colgada del brazo de su esposo y sonreía con demasiada facilidad, el gesto de desdén no pasó desapercibido para el otro joven que sonrió diciendo. — Ay Haruhiko todos sabemos que tu no ves a nadie más que no sea la belleza clásica y sutil de tu esposo…—

 

Una punzada de celos sacudió al hombre, pero no le dijo nada a su amigo, Misaki era hermoso él lo sabía, todo lo hacía perfecto, su belleza y su dulce carácter, las veces que había asistido con él a algún evento de la empresa, terminaba marchándose rápidamente pues Misaki se robaba toda la atención y eso  lo molestaba en exceso.

 

Cuando llegó esa noche a su casa, lo esperaba su pequeño amor con la cena servida, comieron juntos y conversaron un buen rato. — La semana que viene habrá una cena de gala, el presidente nuevo quiere conocer a todos los empleados y sus familiares… tendré que comprarte ropa de maternidad elegante… podría ser un lindo Kimono— Misaki lo miro con curiosidad. — ¿Quieres que vaya contigo?—

 

— Claro eres mi esposo…— respondió Haruhiko.

 

— Es que como no habías querido que saliera por lo del embarazo…— susurro Misaki, Haruhiko lo miro con una dulce sonrisa. — Para cuidarlos bebe, pero tu medico dice que todo está bien con ambos así que una cena no les hará daño… además quiero presumir a mi hermoso esposo y a mi bella hija…— Misaki sonrió complacido, su esposo lo amaba y cuidaba de él ya no sería infeliz nunca más.

 

El gran día llego, Haruhiko compro un hermoso Kimono negro con estampado en rojo para Misaki, lucia regio con la prenda y la pequeña barriguita se asomaba perfecta haciéndolo ver más hermoso de lo que ya era, el cabello castaño iba recogido en una pequeña cola y una delicada cadena pendía del fino cuello del castaño.

 

— Pareces un ángel mi amor…— le dijo Haruiko besándolo con reverencia, Misaki sonrió tímidamente, su esposo también estaba guapo, con su elegante smoking, al entrar en el gran salón fueron la sensación, todos les miraban con admiración, era una pareja soñada, hermosa y perfecta.

 

— Misaki… estas embarazado…— grito una chica con emoción al acercarse a saludar a la pareja, Misaki sonrió tímidamente y ambos recibieron una lluvia de felicitaciones.    — Haruhiko eres un  odioso… ¿Por qué no  nos dijiste que tu esposo era fértil?...— le increpo un compañero a Haruhiko, luego agrego. — A mi esposo le va a encantar eso… ya tenemos  dos hijos y él puede ayudarte mucho con consejos y esas cosas…— Misaki asintió y miro a Haruhiko en busca de permiso, esa sumisión, esa timidez era lo que su esposo más amaba de él. — Sería muy bueno que ellos conversaran somos primerizos en todo esto y la ayuda no está demás…— Haruhiko dirigía la vida de Misaki y nadie parecía darse cuenta.

 

— Ya llegó…— comenzó un susurro por todo el salón, Haruhiko estaba conversando con unos socios, mientras Misaki estaba en el baño desahogando su vejiga que a medida que pasaban los meses parecía llenarse más rápido. — Eso es lo más molesto de todo el embarazo…— le dijo el joven que lo acompañaba. — Gracias por acompañarme Keiichi, me cuesta un poco caminar con este Kimono—.

 

— No te preocupes, además te queda hermoso ojala Tsumori me comprara a mí una prenda como esa… se ve que Haruhiko te consiente mucho…— Misaki oculto su rostro, su esposo lo amaba y lo cuidaba, pero a veces él se sentía como una posesión, espantó ese pensamiento y de inmediato sonrió. — Haru me ama… bueno nos ama…— ambos rieron y salieron del baño en busca de sus esposos.

 

— Por fin llegas… ¿Por qué tardaste tanto?...— Haruhiko apretó un poco fuerte el brazo de Misaki y le susurro con molestia aquellas palabras al oído. — Haru me haces daño… estaba en el baño y este Kimono es un poco complicado…— gimoteo Misaki en susurros, nadie se dio cuenta, nadie noto su repentino miedo, Haruhiko aflojo el agarre y volvió a su habitual dulzura. — Disculpa mi amor a veces no mido mi fuerza… el presidente ya llego… ven vamos para presentarte con el…—.

 

Misaki caminaba tras él, a pesar de que iban tomados de la mano, estaba un poco perturbado por la reacción de su esposo, aquel arranque le había causado miedo, Haruhiko no lo había lastimado desde aquella vez, comenzó a temblar, no quería pasar por eso de nuevo, temía por él y por su bebe, un repentino ataque de pánico lo asalto, ¿y si lo golpeaba de nuevo?, ¿y si había hecho algo para enojarlo?, que pasaría con su bebe, podría hacerle daño, inmerso en su terror no se dio cuenta cuando Haruhiko se detuvo, estaba a punto de llorar, sentía un inmenso terror.

 

— Yamada ¿cómo estás?... bienvenido…— Le dijo Akihiko al verlo acercarse, Haruhiko hizo una cortes reverencia. — Gracias señor Usami buenas noches quería presentarle a mi esposo…— Misaki sintió que su esposo lo tomaba de nuevo de la mano estaba en su espalda encogido por el pánico lo miro con sus ojos cargados de lágrimas, una muda suplica brillaba en ellos, Haruhiko noto el estado de ánimo del pequeño pero solo atinó a decir. — Mi amor te presento al señor Usami Akihiko, el presidente de las empresas Usami…—.

 

Para Misaki y Akihiko el tiempo se detuvo, y todo desapareció a su alrededor, se miraron como buscando respuestas en sus corazones, como si tuvieran demasiado que decirse, Misaki no aguantó tanta presión, al miedo lo sustituyo el desasosiego, la nostalgia, el rencor, y tantas emociones embotaron sus sentidos hasta hacerlo colapsar, lentamente cerro los ojos hundiéndose en un profundo abismo “¿Akihiko por qué?”  fue la única pregunta que quedo en su mente antes de desvanecerse.

 

— Misaki mi amor… mi amor reacciona…— Haruhiko estaba desesperado, Akihiko aun en shock no atinaba a reaccionar, hasta que escucho  a alguien pidiendo a gritos un médico. — Llévenlo… llévenlo a una habitación… yo soy médico—

 

El hotel donde se ofrecía la recepción les ofreció una habitación, Akihiko con rapidez lo reviso, y su sorpresa fue mayúscula al descubrir el pequeño vientre, su corazón latía a mil por hora pero dejo de lado su pesar para ser profesional.  — ¿Cuantos meses de embarazo?...—

 

— Cua… cuatro… ¿están bien?... ¿ellos están bien?…— Haruhiko estaba demasiado alterado, temblaba y estaba a punto de llorar, Akihiko miro a su alrededor y Tsumori que acompañaba a su amigo entendió la muda petición. — Vamos Haruhiko deja al señor Usami trabajar… déjame conseguirte un te…— Haruhiko estaba reacio a irse.     — Keiichi se quedara aquí con ellos Haruhiko él ya ha tenido dos bebes créeme que sabe de esto… vamos… ya verás que Misaki estará bien…—.

 

Cuando se quedó a solas con los dos jóvenes le dijo a Keiichi. — Moja unas toallas con agua fría y tráemelas por favor… creo que fue una baja de tensión…—

 

— Él… él se estaba quejando por el Kimono, seguro le quedaba algo apretado… ya busco lo que me pidió…— dijo el chico desapareciendo hacia el baño, Akihiko suspiro y volvió su rostro hacia el castaño que dormía. — Misaki… Misaki… ¿Por qué?— le dijo mientras le acariciaba el rostro, Keiichi volvió con las toallas y Akihiko despejo su mente.

 

Algo fresco recorría su rostro, alguien lo llamaba suavemente, no deseaba despertar pero debía hacerlo, debía saber de dónde provenía esa voz, esa voz que alguna vez deseo volver a escuchar. — ¿Cómo te sientes?...— le pregunto Akihiko al verlo abrir los ojos, comenzó de nuevo a temblar, allí frente a él estaba de nuevo el rostro que alguna vez amo. — Yo… yo…—

 

— Tranquilo Misaki…— le susurro Keiichi, pero el solo deseaba escapar de allí, no volver a ver a aquel hombre que odiaba, que lo había abandonado, de pronto se abrió la puerta. — Querido ¿ya terminaste? quiero irme a casa…— dijo Aikawa con un tono bastante chillón, “!Querido!, ¿entonces esa era su esposa?, la mujer por la que lo había abandonado” pensó Misaki, sus ojos se llenaron de lágrimas. — Keiichi… Haru… ¿Dónde está Haru?... quiero irme… llámalo por favor… llámalo…— Misaki temblaba, Akihiko temió que se desmayara de nuevo, así que salió en busca de Haruhiko llevándose a su esposa con él.

 

De inmediato Haruhiko entro a la habitación, Misaki se metió en sus brazos. — Quiero ir a casa…— le dijo sollozando. — De ninguna manera mi amor… ya llame al Doctor Kamijou… nos está esperando en la clínica…— lo tomo en sus brazos y salió con él medio cubierto por el Kimono. — Gracias señor Usami. —  le dijo fugazmente mientras corría con la persona que Akihiko había amado metida entre sus brazos.

 

…/…/…

 

— Haruhiko, Misaki está bien, pero tuvo un ataque de ansiedad y eso no es bueno para él bebe, estaba muy estresado, le voy a mandar reposo por unos días y cero emociones fuertes ok…— Hiroki lo miraba como reprendiéndolo, algo no le gustaba de aquel hombre, su trato con Misaki, su mirada posesiva y a veces tan oscura, el joven medico se encariño rápido con su pequeño paciente y lo cuidaba con esmero.

 

Haruhiko asintió silencioso, se sentó al lado de la cama donde su esposo dormía y lo miro con aprensión, no recordaba nada que hubiese hecho alterar al pequeño, entonces pensó en el apretón que le dio en el brazo, “¿sería eso?” pensó. — el embarazo te tiene muy delicado bebe— le dijo con un dejo de desdén mientras acariciaba su mejilla.

 

— Estas muy callado, ¿te pasa algo?... la cena estuvo bien, de no ser por el chico ese todo habría sido perfecto… ¿te diste cuenta que estaba toda la alta sociedad del país allí?... había senadores, empresarios, fue increíble no pensé que tu papa se codeara con tanta gente influyente…— Aikawa hablaba y hablaba, Akihiko se quitó la corbata despacio, no escuchaba nada más que sus pensamientos.

“Está casado con un hombre y espera un bebe… en Inglaterra vi casos como esos, pero, ¿Por qué no me lo dijo?... y  entonces que fue lo que paso, si finalmente se casó con un hombre, ¿por qué no lo hizo conmigo?, ¿por qué huyo de mí? , ¿por qué me abandono sin darme ninguna explicación?”

 

— Akihiko… AKIHIKO ESTOY HABLANDO CONTIGO…— los gritos de Aikawa lo sacaron de sus pensamientos. — Lo siento ¿qué me decías?...— la mujer suspiro con molestia. — Te dije que deberíamos hacer una fiesta en casa para invitar a todas esas personas, así podre hacer amistad con sus esposas, ya que piensas quedarte aquí…—

 

Quedarse, él pensaba quedarse en ese país, en esa ciudad en donde el amor de su vida estaba tan cerca y tan lejos, estaba casado, esperaba un hijo con otro hombre,  a las muchas preguntas que ya tenía se sumaron otras más y ninguna tenia respuesta, Misaki era el único que podía responderlas, Akihiko suspiro, Misaki tenía las respuestas y el las necesitaba, conseguiría acercarse a él, y hablarían, al menos eso le debía, decirle a la cara porque lo había abandonado.

 

— Buenos días dormilón…— Haruhiko beso las mejillas de su esposo.

 

— ¿Él bebe?...— pregunto Misaki con preocupación. — Ella está bien mi amor, El Doctor Kamijou te mando reposo por unos días y debes dejar de andar preocupado bebe, el embarazo te tiene un poco delicado, yo no puedo andar todo el tiempo tratándote como si te fueras a romper…—

 

Misaki se estremeció, había una sutil amenaza impresa en aquellas palabras, algo en su mente le dijo “cuidado” y el escuchó la advertencia por primera vez, sonrió forzando a su cuerpo a responderle, tenía algo que proteger, algo precioso y amado por lo que debía ser fuerte. — Lo siento Haru… yo… creo que me dio calor el Kimono y…—

 

— Shhhhh… bebe no te disculpes… estaba muy angustiado, si les pasara algo yo… yo me moriría, ustedes son mi mundo, mi todo, lo que más amo, te amo Misaki, desde el primer día en que te vi y para siempre, tu eres mi vida…— Haruiko lo beso con un profundo amor y Misaki sintió vergüenza, por pensar mal de su esposo, por creer que le haría daño, olvido la advertencia de su mente y cerró los ojos para dormir un poco más, aun había otra cosa que lo perturbaba pero no quería pensar en eso, no quería pensar en Akihiko, no deseaba recordarlo nunca más.

 

Lamentablemente Misaki el destino te tendría preparada una sorpresa esa misma mañana. — Bueno Misaki ya puedes irte pero ya sabes nada de emociones fuertes, tranquilito ok… ponte a leer a mirar la tele, a tejer, lo que sea pero nada de rabietas o tristezas o sustos… el señor Yamada sabe que tiene que portarse bien…— Hiroki miro a Haruhiko con una sonrisa muy siniestra, pero el hombre no pudo responder a la sutil advertencia. — Mi esposo se porta de maravilla conmigo Hiroki-san,  soy yo el que hace las cosas como no se deben, pero por el bien de mi bebe me cuidare lo prometo…—.

 

Haruhiko sonrió satisfecho al ver la cara de asombro en el joven médico, Misaki, su Misaki lo había defendido, por eso lo amaba, se despidieron y salieron del consultorio.

 

—Te veo más tarde papa, solo pase a ver como habías amanecido. — Akihiko visitaba a su padre cada mañana. — Consigue que me den de alta hijo, estoy cansado de estar aquí encerrado…— su padre todos los días le pedía lo mismo, pero no sería fácil conseguir aquello, su salud era muy inestable y no podían arriesgarse.

 

A mitad del pasillo Hiroki los llamo desde la puerta del consultorio. — Señor Yamada olvido los papeles de egreso y las recetas…—

 

— Quédate aquí bebe, yo voy…— Misaki se quedó en medio del pasillo observando la mañana en su pleno apogeo por un enorme ventanal, la primavera estaba en su punto, los árboles y las flores explotaban en un maravilloso verdor, todo era acogedor y hermoso, y así lo vio Akihiko, acariciando su pequeño vientre mientras sonreía en una íntima platica con su bebe.

 

— El destino se empeña en juntarnos…— le dijo colocándose a su lado y mirando lo que él veía, Misaki no lo miro, detuvo la suave caricia a su vientre y se dio la vuelta para marcharse. — Misaki… ¿Por qué?...— Misaki se detuvo,  con toda la fuerza que le quedaba se volteo a mirarle diciéndole con un profundo rencor. — ¿Esa no debería ser mi pregunta?... ¿por qué Akihiko?, ¿por qué las mentiras y las falsas promesas?...—

 

Akihiko estaba confundido ahora, cuando lo vio darse la vuelta para marcharse se paró delante de él impidiéndole el paso. — ¿Yo fui el que mintió?... tu eres el que está casado y esperando un hijo con otro hombre…—

 

— ¿Tengo que recordarte que tú también estas casado?…— le gruño Misaki entre dientes. — Tú fuiste el que se largó a Inglaterra no yo...—

 

— ¡Jah!... me reprochas eso cuando tú fuiste el que desapareció sin dejar rastro, nunca me dijiste como encontrarte, seguro porque todo lo que me habías dicho era mentira, tú eras el hipócrita que nunca quiso hablar de sí mismo, tú fuiste el mentiroso que hizo falsas promesas… tú fuiste el que un día se marchó y no volvió nunca más…— Akihiko ahora estaba muy alterado dejando salir el mudo rencor que lo había corroído por años.

 

Misaki estaba sorprendido, él le estaba reclamando aquello como si fuera la víctima, él que se había marchado a Inglaterra a casase con otra,  él que había dejado dicho con su padre que todo habida sido un error, le iba a gritar todo lo que le había pasado por decir la verdad, los veinte días que había estado en coma por defender su amor.         

— Yo…—

 

— Señor Usami… que extraño encontrarlo aquí...— Haruhiko interrumpió la discusión, Misaki se tensó rogando porque su esposo no hubiese escuchado nada. — Mi padre está internado aquí, por eso… por eso estaba por acá, cuando salía me encontré a su esposo y le estaba saludando y preguntándole como seguía. — Misaki se colgó del brazo de su esposo casi ocultándose en su pecho. — Ah sí… mi esposo es un poco tímido señor Usami… están bien ambos ya los llevaba a casa… gracias por preguntar…—

 

— Akihiko Usami…— todos voltearon al oír el grito de sorpresa, Hiroki caminaba rápidamente con las manos extendidas hacia el que alguna vez fuera su amigo de infancia. — Hiroki cuanto tiempo…— dijo Akihiko con emoción…— Misaki aprovechó el momento. — Haru… ¿nos podemos ir?...— el hombre asintió y se despidió, Akihiko se volteo a mirar a Misaki, pero este estaba oculto entre los brazos de su esposo. — Que se mejore pronto Sr. Yamada y felicidades por su bebe…— se dirigía a Misaki pero fue Haruhiko el que respondió. — Gracias señor Usami…—

 

— Eww… detesto a ese hombre… trata al pobre Misaki como si fuera de su propiedad… pero cuéntame Akihiko ¿qué es de tu vida?, ¿qué haces por aquí?… ¿cuándo regresaste?— muchas preguntas y sin embargo Akihiko solo había escuchado una cosa “trata a Misaki como si fuera de su propiedad”, tenía mucho que hablar con su amigo él le podría contar todo acerca de aquel matrimonio, todavía habían preguntas que responder, más cuando la actitud de Misaki le había dicho que había algo que faltaba en su historia, los reproches del pequeño castaño su profundo rencor, había un cabo suelto en todo aquello y él tenía que averiguar que era.

 

Un mes paso en tensa calma, Misaki había tratado de borrar de su mente el recuerdo de Akihiko, se ocupaba la mayor parte del tiempo, leer, plantar flores en el jardín, conversar largar horas con Hana y hasta tejer pequeñas cositas para su bebe, le habían proporcionado el escape perfecto para alejar de su mente el recuerdo de ese hombre que tanto odiaba, ese día tendrían su cita mensual, Hiroki les había dicho que quizás podrían saber el sexo del bebe, eso lo tenía un poco angustiado, Haruiko había comprado todo un cargamento de cosas para niña, pero, y si era un varón, ¿Cómo reaccionaría su esposo?.

 

Camino a la clínica, Misaki iba en silencio, miraba distraído por la ventana, pero en su interior, rogaba, rogaba con desesperación que pudiera cumplirle su deseo a Haruhiko y que su bebe fuera una niña. — Estas muy callado bebe… ¿te pasa algo?...—.

 Haruhiko tomo su mano con cariño, Misaki debió callar pero no aguantaba la incertidumbre. —Haru… yo… yo quisiera saber… Haru y si no es una niña si es un varoncito…— Haruhiko soltó la mano y apretó con fuerza el volante.

 

Misaki bajo la mirada con tristeza aquel silencio lo decía todo.

 

Entraron en el consultorio y Hiroki noto la tensión entre ellos, sonrío con tranquilidad y se llevó a Misaki para ayudarlo a cambiarse. — Misaki ¿pasa algo?...— le pregunto con dulzura, Misaki negó con la cabeza y oculto unas pequeñas lágrimas. — Cariño ¿estás bien?... ¿te hizo algo tu esposo?...— Misaki lo miro con terror. — No… no… el no… por favor… por favor no le diga nada Hiroki-san… todo… todo está bien…— le dijo ya casi al borde de una crisis nerviosa y limpiando sus lágrimas con rapidez, Hiroki corroboro con aquella actitud lo que más temía, Misaki era maltratado por su marido. — ¿Quieres que le pida que espere afuera?... así podrás tranquilizarte y veremos al bebe con calma…—.

 

No, aquello haría que Haruhiko estallara en furia, Misaki respiro y respiro hasta que logro calmarse. — Todo está bien Hiroki-san, Haru y yo queremos ver al bebe juntos… solo estoy un poco nervioso usted sabe, seguro es por el embarazo…—.

 

“El embarazo no te pone en ese estado de terror” pensó Hiroki, pero no dejo salir sus emociones, debía cuidar la salud de su paciente, ya conseguiría la forma de que Misaki se abriera con él, así lograría ayudarlo.

 

— Bien aquí vamos… veamos si el travieso se deja ver hoy…— Haruhiko tenía la mano de Misaki tomada entre las suyas, ambos miraban la pantalla expectantes, Misaki sentía que el corazón iba a salirse de su pecho. — Aja aquí esta… bien Misaki estas esperando un hermoso varoncito…— el mundo se vino encima de Misaki cuando Haruhiko apretó su mano hasta casi romperla y luego la soltó, saliendo con rapidez del consultorio.

 

Misaki se echó a llorar, lo que más temía había ocurrido había decepcionado a su esposo, Hiroki limpio el gel de su vientre, lo ayudo a sentarse, consolándolo lo mejor que podía. — Misaki tranquilízate… eso le hace daño al bebe… ya verás que todo se arregla… no puedes permitir que el patán ese gobierne tu vida…— esas últimas palabras sacudieron a Misaki, se limpió las lágrimas y miro al médico con molestia.

— Mi esposo me ama, siempre hace lo mejor para mí, soy yo el que no hace las cosas bien…— camino y se encerró en el cuarto donde se cambiaba de ropa, allí lloro por unos minutos más y luego de vestirse salió, encontrándose con la mirada preocupada del doctor Kamijou.

 

— ¿Cuándo es la próxima cita?...— le pregunto fingiendo una tranquilidad que no sentía. — En un mes… toma debes tomar estas vitaminas…— Misaki recibió el papel y dio la vuelta para irse. — Misaki… yo sé que estas molesto y a lo mejor yo estoy equivocado, pero solo quiero decirte que en mi tienes un amigo, y Misaki debes tener cuidado, abre los ojos antes de que sea tarde…— Misaki abrió la puerta y salió sin decir nada, estaba convencido de que él era el único culpable, por no poder darle felicidad a su esposo.

 

Busco por todo el lugar a Haruhiko y no lo encontró, supuso que se habría ido decepcionado de él, ya en la salida busco un taxi para ir a casa. — Misaki hola…— el pequeño castaño volteo con  cansancio al reconocer la suave voz de Akihiko. — No… cielos no hoy… no quiero escuchar tus reproches Akihiko… déjame en paz…— le dio la espalda y se alejó caminando con rapidez.

 

Akihiko camino tras él. — ¿Te molestan mis reproches?, entonces porque no me dices la verdad, dime que te burlaste de mí, dime que todo lo que me dijiste fue mentira, nunca le dijiste nada a tus padres, jugaste conmigo y yo como un idiota te creí…—

 

Los reproches de Akihiko lo llevaron a su límite, nada de lo que le estaba pasando era justo, su vida se estaba hundiendo en un foso nuevamente, se volteo le dio una sonora bofetada y le grito…— VEINTE MALDITOS DIAS EN COMA AKIHIKO… VEINTE DIAS… LA GOLPIZA QUE ME DIO MI PADRE DESPUES DE QUE LE DIJE QUE ME IRIA CONTIGO ME MANDO AL HOSPITAL, CUANDO DESPERTE, NO PODIA CAMINAR, APENAS PODIA MOVERME, UN MES ESTUVE RECLUIDO Y CUANDO POR FIN PUDE SALIR FUI A BUSCARTE, TE ESPERE POR DIAS EN EL PARQUE Y TU NUNCA LLEGASTE…. Y SABES QUE FUE LO PEOR… FUI A BUSCARTE A TU CASA Y TU PADRE ME LO DIJO TODO, ME DIJO QUE TE HABIAS MARCHADO A INGLATERRA, QUE TE IBAS  A CASAR… ME DIO TU MENSAJE AKIHIKO… EL MALDITO MENSAJE DONDE ME DECIAS QUE TODO HABIA SIDO UN ERROR QUE NO PERDERIAS LO QUE HABIAS LOGRADO POR ALGUIEN COMO YO… ENTONCES DEJA DE DECIR ESTUPIDECES MALDITO INFELIZ… YO TE ESPERE… TE ESPERE AKIHIKO,  TU FUISTE EL UNICO QUE MINTIO…—

 

Akihiko estaba en Shock Misaki le había gritado una dolorosa verdad en su cara, no noto cuando el chico detuvo un taxi y lo abordo, cuando quiso detenerlo ya era muy tarde, Misaki se había ido y lo había dejado una vez más con el corazón roto y sin esperanza.

 

Ese día Misaki visito un lugar que hacía años no pisaba, la primavera tocaba su fin, pero el verdor del parque estaba intacto, se sentó en su viejo banco y lloro, lloro por todos el tiempo que tenía sin hacerlo, lloro por él y por su hijo, por su matrimonio, por el amor de Akihiko que alguna vez le hizo feliz y ahora solo le traía dolor, lloro por el futuro incierto que le esperaba y por no saber cómo hacerle frente, paso la tarde llorando y cuando la noche comenzó a extender su manto se fue caminando despacio a encontrarse con su destino.

 

— Nada va a pasarte bebe, yo te amo y tu papa también te amara, ya verás… yo voy a protegerte… te lo prometo— hablaba con su bebe, pues era lo que más amaba, se sintió fuerte por él, decidió enfrentar lo que viniera por él, porque era su vida, porque era todo lo que tenía, Akihiko había sido una mentira y a Haruhiko le había fallado, solo le quedaba su hijo y por el lucharía.

 

— ¿Dónde has estado?...—

 

La voz de su marido sonaba oscura y amenazante, no podía verlo  pues estaba escondido entre las sobras de la sala. — Fui a caminar un rato, no me di cuenta del paso del tiempo… disculpa… ¿quieres que le diga a Hana que prepare la cena?—

 

— Hana no está… le di  el día libre…— un estremecimiento recorrió su cuerpo, estaban solos. — Entonces… yo… yo la hare…— intento escapar pero no pudo. — Misaki ven aquí, no hagas que me moleste más…— Misaki sollozo ya había escuchado aquellas palabras y el no obedecerlas le trajo graves consecuencias,  — Haru yo…—

 

— Yo no quería tener hijos Misaki, lo hice por ti… para que fueras feliz y tu…tu…— en las palabras de Haruhiko había odio, Misaki tomo sus manos diciéndole con suplica.     —Es nuestro hijo Haru… una parte de nosotros, de nuestro amor… después podemos volver a intentarlo y seguro tendremos una niña…—

 

Haruhiko lo tomo por el cabello acercándolo bruscamente  a su rostro.  — Tu eres mío… no voy a compartirte con nadie más, no quiero hijos Misaki, los niños son sucios y desordenados, desobedientes y demandantes, quería una niña dulce y moldeable, suave y sumisa como tú…— Suspiro con furia y apretó más el agarre en el cabello castaño haciendo que Misaki gimiera y sollozara del dolor. — Dime que voy a hacer con todo lo que compre… ¡Ah!... DIME…— le grito.

 

Lo llevo escaleras arriba y lo empujo dentro de la habitación del bebe, montones de cosas rosadas pululaban  por doquier, — ¿QUE HAGO CON TODO ESTO?— Misaki se arrastró en la alfombra tratando de proteger su vientre. — Haruhiko por favor no me hagas daño… por favor…— estaba aterrado, por su hijo, por el odio que no había visto en la cara de Haruhiko desde aquella vez, el hombre comenzó a tomar la cosas y a sacarlas de la habitación las tiraba por la escalera con rabia, mientras gritaba. — ERES UN INUTIL… NO PUEDES HACER NADA BIEN, NI SIQUIERA PUDISTE DARME UNA HIJA, TODO LO QUE HAGO POR TI, Y TU ME LO PAGAS CON ESTO…—

 

Lo tomo por el cabello y lo puso de pie con un fuerte jalón, Misaki lloro tratando de soltar su cabello, pero su esposo era más fuerte. — RECOJE LAS MALDITAS COSAS… VAMOS A BOTAR TODO ESTO… NADA DE ESTO SIRVE YA…— le gritaba señalándole las pequeñas cosas que había comprado para su hija, Misaki con sus manos temblorosas y su rostro bañado en lágrimas recogía las dulces cositas que alguna vez había adorado acariciar y mirar, Haruhiko lo llevaba a empujones hasta la escalera para que las tirara, en una de esas tropezó y perdió el equilibrio, Haruhiko pudo haberlo ayudado, pudo hacerlo, pero un brillo siniestro cruzo su mirada y sin escuchar los gritos de Misaki implorando ayuda,  lo empujo.

 

Misaki rodo estrepitosamente hasta golpear con su cabeza el suelo frio, antes de que el dolor y la inconciencia se lo llevaran pudo ver como Haruhiko corría hacia el con lágrimas en sus ojos, pero en su rostro no había dolor, solo satisfacción y triunfo, cuando vio que estaba inconsciente, le susurro al oído. — Te dije que eras mío Misaki, te dije que no te compartiría con nadie más…— El monstruo que habitaba dentro de él lo poseyó por completo y sin piedad golpeo el vientre una y otra vez asegurándose de que el pequeño ser que odiaba no viera la luz del día.

 

Akihiko salía aquella noche de la clínica, su padre había sufrido una recaída, debido a la discusión que habían tenido, el anciano le había confirmado lo que Misaki le había dicho. — Lo hice por ti hijo… por tu futuro…— Akihiko se había puesto furioso, le había gritado, había llorado, aquella mentira le había costado perder a la persona que más había amado, con aquella mentira los había hecho sufrir a ambos, les había robado la felicidad.

 

Se quedó helado cuando vio a Haruhiko entrar con la ropa manchada de sangre, tras él un grupo de paramédicos, y en la camilla Misaki, el tiempo se detuvo, su pequeño ángel estaba todo golpeado, la sangre cubría parte de su cabeza y su rostro, Haruhiko gritaba desesperado. — SALVENLO… POR FAVOR SALVENLO…—

 

Hiroki pasó por un lado de él y se internó en emergencias con el pequeño castaño, Haruhiko se quedó en la sala de espera llorando con desesperación. — Yamada… ¿qué paso?...— Haruhiko estaba histérico. — se cayó… se cayó por las escaleras… yo trate de salvarlo… se lo juro que trate… pero no pude… no pude…— el hombre se hundió en un asiento, cubriendo su rostro con desesperación el llanto desgarrador no cesaba y Akihiko sintió pena por él, rogaba porque Misaki y su bebe estuvieran bien, él mismo tenia deseos de llorar, aquel largo día parecía no querer terminar.

 

Pasaron las horas largas y tristes, los padres de Haruhiko ya estaban allí dándole ánimos a su hijo, Akihiko se sentía sobrando pero no iba a marcharse no hasta saber que Misaki estaba bien, por fin salió Hiroki, Haruhiko corrió hacia él. — Misaki está estable, perdió mucha sangre  debidos a hemorragias internas, logramos estabilizarlo, pero… pero perdió al bebe, afortunadamente sus órganos reproductivos no sufrieron mayor daño, pero él bebe no aguanto los golpes, tuvimos que extraerlo mediante una cesaría, podrá volver  a intentarlo pero tendrán que esperar por lo menos un año…—

 

— Cuando podre verlo…— pregunto Haruhiko obviando la información de su hijo.

 

— Lo pasare a la habitación en unas dos horas, pero él no despertara sino hasta la mañana… le avisare cuando este en la habitación— Hiroki estaba sorprendido por la frialdad de aquel hombre, tal parecía que no le había importado perder a su hijo, pero prefirió callar, el medico se marchó y Haruhiko se sentó con sus padres llorando de alivio.

 

Tratando de pasar desapercibido Akihiko se mantuvo en el hospital hasta que la mañana despunto, cuando le dijeron a Haruhiko la habitación de Misaki el hombre corrió hasta el lugar, Akihiko se quedó con los padres de Yamada en una pequeña sala de espera que había en el piso de hospitalización, esperaron horas hasta que Hiroki entro con una enfermera al lugar.

 

Misaki poco a poco abrió los ojos, no recordaba muy bien lo que había pasado, solo sentía un enorme dolor, trato de alzar su mano pero estaba llena de cables. — Mi amor… por fin despiertas…— le dijo su esposo dulcemente, Misaki lo miro con duda.

 — Haru… que… que paso… mi bebe… ¿Cómo está mi bebe?... no puedo sentirlo…—.

 

Haruhiko tomo su mano con delicadeza. — Lo siento mi amor… lo siento…— Misaki sintió un vacío en su pecho. — No…no Haru… ¿qué le paso a mi bebe?... dime que está bien… dímelo…— le decía entre sollozos.

 

Haruhiko le respondió entre lágrimas. — Lo siento mi amor, él bebe, él bebe murió…—

 

Misaki se quedó en shock por unos segundos, un dolor terrible se acumulaba en su pecho y escapo por su garganta. — NOOOOOOOOOO….¿ POR QUE?... ¿POR QUE?... DEVUELVEME A MI BEBE… QUIERO A MI HIJO… NOOOO…NOOOO—

 

Akihiko se puso de pie al oír los gritos, los padres de Haruhiko corrieron a la habitación, él se quedó solo oyendo el triste lamento, los desgarradores gritos cesaron cuando un grupo de enfermeras entro a la habitación, pequeñas lágrimas resbalaron por sus mejillas, por Misaki y su terrible perdida y por él, que por culpa de una mentira también lo había perdido todo.

 

Misaki poco a poco se fue durmiendo, pero el dolor no se marchó con el sueño, al contrario se hizo más profundo, de nuevo estaba en un abismo sin fondo, en su infierno personal, cuando despertara ya no tendría nada porque luchar, su bebe estaba muerto y con el había muerto su corazón, una vez más lo había perdido todo.

 

En el próximo capítulo, el camino del odio y una esperanza al final del túnel…


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