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CUANDO PASA EL TIEMPO por Butterflyblue

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Notas del capitulo:

Bueno mis lindas lectoras ya estamos a dos capitulos del final... espero les guste este capitulo.

 

Besitos, Gracias por leer y no olviden comentar de eso depende que actualice mas rapido... nis vemos pronto

3-SOLEDAD

 

— ¡Hiroki!...—

 

— ¿Akihiko que haces aquí?...— El hombre no sabia como explicar su presencia en el lugar, no sabia como tragarse su dolor, no sabia como detener las lagrimas que amenazaban con ahogarlo si no las dejaba salir. — Soy… soy jefe de Yamada y… y conocí recién a su esposo…— Mintió. — ¿Como esta el?...—

 

Hiroki lo miro con una enorme tristeza, estaba desolado por su pequeño paciente.      — Perdió él bebe, estaba muy alterado tuvimos que sedarlo, va a ser difícil para él superar esto, esperaba con mucha ilusión a su bebe… ese… ese tipo…— Hiroki en ultimo momento se cayo sus dudas, era una acusación muy grave la que pensaba hacer, tenia que esperar que Misaki despertara y contara lo que había sucedido en realidad, pero Akihiko leyó entre líneas y quiso saber mas.

 

— ¿Ese tipo que Hiroki?... piensas… ¿piensas que Yamada le hizo algo a su esposo?...—

 

Hiroki suspiro con pesar, tenia que desahogarse, decirle a alguien lo que sospechaba, y quien mejor que el que fuera su mejor amigo. — Ven Akihiko vamos a mi consultorio allí te contare todo…—.

 

Sentados en un mueble dentro del consultorio de Hiroki, este le servía un te a Akihiko mientras le relataba. —¿ Te acuerdas que el día en que nos encontramos te dije que no me gustaba ese tipo y como trataba a Misaki?…— Akihiko asintió, ese día no habían podido profundizar mucho en su conversación porque él había recibido una llamada de trabajo urgente y Hiroki tuvo que atender una emergencia.

 — Bueno la verdad es que sospecho que Yamada maltrata a Misaki, veras hace unos meses Misaki estuvo hospitalizado por un supuesto ataque de un ladrón, o eso fue lo que le dijeron a la policía, cuando se embarazó y yo empecé su control, pues me encontré en su historial que había tenido dos costillas fracturadas y  múltiples contusiones, le pregunte a Misaki lo sucedido, pero en todo momento fue Yamada el que respondió, Misaki siempre se somete a lo que él ordena, en la consulta de los cuatro meses y aprovechando que Yamada salió a atender una llamada, a Misaki se le salió que el tipo lo tiene encerrado, no lo deja salir para nada a menos que sea con el, después se puso todo nervioso y me pidió que no dijera nada, yo estaba furioso, su embarazo era perfectamente saludable Akihiko, él podía y debía salir a dar paseos, a tomar aire… en fin, lo deje pasar, pero, Akihiko esta vez no sé que hacer, esta mañana en la consulta paso algo muy extraño, cuando Yamada supo que él bebe que esperaban era varón se puso furioso, soltó la mano de Misaki con molestia y salió del consultorio sin decir nada, el tenia una extraña obsesión con tener una niña, pero nunca pensé que tomaría la noticia de esa forma, Misaki estaba inconsolable, lloro por largo rato y además tenia una crisis nerviosa que apenas podía controlar.

 Akihiko de alguna forma pensé que algo terrible iba a pasar, estuve pegado al teléfono todo el día, mi esposo me miraba preocupado, y cuando me llamaron del hospital, supe… supe que era por Misaki antes de que me lo dijeran… tuve que hacer acopio de todas mis fuerzas para no echarme a llorar cuando lo vi,  su vientre amoratado, su cuerpo y rostro todo golpeado, sabia que él bebe no había sobrevivido, y no creo que haya sido un accidente… no lo creo, ¿pero como lo pruebo?, ¿y si lo denuncio y no logro que le comprueben nada?, Misaki necesita un amigo y yo por lo menos tendré la excusa de revisarlo como su medico un tiempo mas mientras se recupera… no sé que hacer Akihiko… no sé que hacer…—

 

Hiroki se sorprendió cuando al mirar a Akihiko de frente noto como las lagrimas caían a raudales por sus mejillas y una ira enorme ensombrecía su rostro. — ¿Akihiko?...—

 

— Hiroki yo… yo conocí a Misaki hace un tiempo, yo lo ame… no… aun lo amo…— Akihiko le conto poco a poco todo lo que había ocurrido tiempo atrás, Hiroki lo escucho sorprendido y apesadumbrado. — Maldición la vida se ha ensañado con ese pobre muchacho…— dijo Hiroki cuando Akihiko termino su relato. — ¿Qué piensas hacer?...—

 

— No lo se Hiroki, con Misaki en esa situación, hablar con él, explicarle todo lo que paso, va a ser muy difícil, pero con Yamada si se lo que hare, voy a investigarlo, contratare a alguien que lo vigile y conseguiré pruebas Hiroki, si descubro que él ha sido el causante de todo esto, te juro que lo hundiré en la cárcel…—

 

Hiroki asintió complacido, Misaki tenía que ser rescatado de las garras de Haruhiko y Akihiko tenia todas las intenciones de salvarlo, ahora que sabia que todo había sido producto de un malentendido de una vil mentira el solo deseaba tenerlo de nuevo a su lado y amarlo como él se merecía, cuidarlo y protegerlo, sobretodo hacerlo feliz, Akihiko tenia una titánica tarea en sus manos, pues él mismo tenia que hacer cambios en su vida, pero el amor que lo impulsaba era tan profundo, era un amor que había sobrevivido a las decepciones, que había estado oculto en su corazón, era ese amor el que le daría fuerzas para enfrentarse a todo y a todos.

 

…/…/…

 

El silencio lo rodea por completo, una enorme oscuridad se extiende frente a él, sus sentidos están nublados, de pronto escucha que muchos hablan, voces y mas voces lo aturden, no quiere oír nada mas, no quiere despertar, no quiere sentir aquel dolor que sabe lo está esperando para desgarrarlo.

 

Alguien dice casi en susurro “pobre muchacho y pobre bebe”, un enorme grito desgarra su alma, su bebe esta muerto, su amado bebe que no llego a conocer, cuando abre los ojos, esta parado en un enorme valle, pero no hay pastos verdes, ni flores de colores, no hay cielo azul ni nubes blancas, no hay un sol que caliente su corazón helado, todo esta marchito, muerto, como el, como su alma.

Camina y camina sin rumbo, no sabe a donde ir, no quiere llegar, sus pies descalzos se hunden en la humedad, cuando baja su mirada descubre la terrible realidad, sus manos manchadas de sangre, su vientre cubierto de sangre, el suelo lleno del liquido carmesí que brota de su interior, grita y llora todo cuanto puede, en medio de su horror escucha el llanto de un bebe, su bebe lo llama, lo esta llamando, el corre en su busca, su bebe lo espera, allá en el otro lado, en los brazos de la muerte, y el corre hacia allá, allí es donde quiere estar, morir con su bebe, no desea nada mas.

 

El tercer día en la clínica y los gritos de Misaki nuevamente alertaron a todos, esa escena se había repetido muchas veces, despertaba en medio de terribles pesadillas bañado en lagrimas y gritando por su bebe, lo llamaba desesperado, se batía en fiera lucha para ponerse de pie y buscarlo, lloraba y suplicaba que se lo devolvieran, una nueva inyección y finalmente se calmaba sumiéndose en un sueño intranquilo plagado de nuevas pesadillas.

 

Haruhiko estaba irreconocible, aturdido y agotado no se había separado un minuto de su esposo, una enfermera particular lo cuidaba pero el no deseaba dejarle solo, ¿seria la conciencia que lo llamaba a pagar sus culpas? o ¿seria el miedo de que Misaki hablará y lo acusara de la monstruosidad que había hecho?, lo cierto es que allí estaba a su lado, lloraba con el en cada terrible despertar, le susurraba palabras dulces al oído mientras el sedante lo llevaba lejos de él una vez mas, miraba al vacío cuando Misaki dormía, como deseando, como esperando, pero, ¿Qué esperaba?.

 

Hiroki mantenía a Akihiko informado de cada detalle, aun así Akihiko iba cada vez que podía al hospital, muchas veces se fue con el corazón destrozado al escuchar los dolorosos gritos de Misaki, su triste suplica, habría deseado poder estar allí a su lado, poder tomar su mano y besarla dulcemente, habría querido decirle que todo saldría bien, pero no era ese su lugar, él había perdido ese privilegio.

 

La mañana del quinto día los gritos cesaron, Misaki despertó, pero ya no era el, por mas que Hiroki y Haruhiko intentaron hacer que dijera algo, él solo se mantuvo allí, en silencio con la mirada perdida en la nada, de vez en cuando lloraba, como si en su interior se estuviera debatiendo en una terrible lucha, pero esa era la única muestra de vida que daba, cuando las lagrimas cesaban su mirada se perdía nuevamente.

 

Era como un hermoso muñeco de porcelana, su piel había adquirido una palidez casi sobrenatural, los siguientes días se sanaron sus heridas físicas, pero su corazón seguía roto, Haruhiko lo llevaba al baño, lo bañaba, le vestía con ropas limpias, y lo volvía a recostar, cada día, todos los días, muchas veces le hablo. — Bebe tienes que volver… yo te necesito—, pero nunca obtuvo respuesta.

 

Llego el día en que lo llevaría de nuevo a casa, Misaki estaba sentado en un mueble de la habitación mientras Hiroki firmaba el alta. — Dele las vitaminas que le recete, que beba mucho liquido y Señor Yamada recuerde que en dos días es la cita con el Psicólogo, Misaki necesita ayuda…— la mueca de desdén no paso desapercibida para Hiroki, pero él ya había tomado cartas en el asunto, a través de una llamada anónima había denunciado el caso, a Haruhiko le esperaba una sorpresa cuando la ley le hiciera una visita en su hogar, se despidió con una falsa sonrisa del desagradable hombre, y rápidamente se acercó a Misaki, tomo sus delicadas manos diciéndole dulcemente. 

     — Misaki pequeño… créeme que se como te sientes, pero tienes que sobreponerte, a tu bebe no le gustaría que tu estés así… por él Misaki, por ese dulce angelito haz un esfuerzo, tu eres fuerte pequeño, ya veras que las cosas saldrán bien…—.

 

Por un fugaz instante Hiroki creyó ver que la mirada de Misaki se enfocaba en él, pero solo fue un segundo, pequeñas lagrimas humedecieron las mejillas del castaño, y su esposo lo tomo delicadamente llevándoselo en la silla de ruedas hasta la salida del hospital, Akihiko sabia que ese día darían de alta  a Misaki, corrió hasta el lugar y logro alcanzar a Haruhiko antes de que saliera. — Yamada que bueno que lo alcanzo… supe que hoy daban de alta a su esposo…—

 

Haruhiko se sorprendió de ver a su jefe allí. — Señor Usami si… gracias por su interés, hoy me lo llevo a casa…— Akihiko ante la mirada perpleja de Haruhiko se agacho frente a Misaki diciéndole. — Estoy seguro que se va a mejorar pronto, usted es una hermosa persona y merece lo mejor…— Akihiko puso en el regazo de Misaki unas flores muy hermosas que crecían mucho en el parque donde ellos se conocieron, Misaki cerro los ojos quizás recordando aquellos momentos, su esposo no noto el gesto pues aun estaba perplejo por la actitud de su jefe, Akihiko para evitar que el hombre la emprendiera contra su esposo le dijo para despedirse. — Todos los empleados de la Corporación Usami, están orando por Misaki, le aprecian mucho y le mandan sus recuerdos, esperamos que todo salga bien…— le dio resultado porque de inmediato Haruhiko cambio el semblante, sabia que su pequeño esposo era muy querido por sus compañeros de trabajo así que le pareció lo mas normal.

 

— Te arriesgaste mucho Akihiko…— le reprocho Hiroki colocándose a su lado mientras ambos veían como Haruhiko cargaba a su esposo y lo metía  en el auto. — Tenia que verlo antes de que se marchara… no se cuando pobre verlo de nuevo y…— suspiro con tristeza, luego agrego — ¿Pusiste la denuncia?...—

 

— Si, también mande un sobre con fotos del primer ataque y un informe detallado del ultimo,  con una carta en la que les digo que eso no es una coincidencia, todo anónimo claro, aunque por las fotos pensaran que es alguien del hospital, no se Akihiko me preocupa que Misaki este en  ese estado, así no podrá declarar y también esta a la merced de ese tipo…— Hiroki miraba a su amigo con preocupación.

 

— No te preocupes Hiroki yo ya contrate varias personas que lo tendrán vigilado día y noche, si se le ocurre hacerle algo ellos lo detendrán…— Hiroki respiro con tranquilidad, pero ellos no se esperaban que las cosas no saldrían como las tenían planeadas.

 

 

— Hana te esta esperando, dijo que te prepararía esa sopa que tanto te gusta… también puso flores por toda la casa, dice que va a consentirte de mas… yo pedí unos días en la empresa, creo que seria bueno que pasáramos unos días en la casa de campo…— Haruhiko hablaba y hablaba pero Misaki estaba muy lejos, no podía escucharlo, ni siquiera verlo, en su exterior solo parecía mirar al vacío, pero dentro de él era otra cosa.

 

Fuertes emociones se arremolinaban en su interior, por dentro estaba gritando por ayuda, estaba sentado en el frio suelo con sus rodillas pegadas a su pecho, lloraba, suplicaba, deseaba no sentir nada mas, de vez en cuando escuchaba el llanto de su hijo, como en esa horrible pesadilla que lo perseguía, había muchas voces en su cabeza, algo le decían, algo le gritaban, pero eran tantas, y los gritos y el llanto no lo dejaban escuchar… ¿Que le estaban diciendo?... ¿Qué?...

 

El auto se detuvo y Haruhiko lo cargo para llevarlo a su hogar, un escalofrió recorrió su cuerpo, como en cámara lenta se vio llevado a aquel lugar, en el medio del salón estaba Hana esperándolo, todo estaba limpio, no había rastros de lo que ocurrido allí, pero en su corazón estaba todo. — NOOOOOOOOOOOO…— el grito broto de su garganta como si hubiese estado  retenido por mucho tiempo, era terror lo que había en sus ojos, su mirada estaba perdida en las escaleras como si de alguna forma recordara que allí había muerto su esperanza. — NOOO… MI HIJO… MI HIJO… SAQUENME DE AQUÍ… DEVUELVANME A MI HIJO… NO QUIERO… NO QUIERO ESTAR AQUÍ…— los gritos eran desgarradores, la lucha fiera que libro para soltarse de los brazos de Akihiko dio resultado, el hombre perdió el equilibrio y ambos cayeron al suelo, Misaki pataleo y se arrastró hasta que alcanzo la puerta de salida, como pudo se puso en pie y trato de correr hacia la calle, Haruhiko siguiéndole los pasos lo alcanzo y cayeron en el césped del jardín.

 

— Esta muerto… mi bebe esta muerto… no quiero… no quiero volver allí…— Misaki se aferraba a la camisa de su esposo que lo envolvió en sus brazos, ambos lloraban, Misaki de dolor, Haruhiko de culpa, en la mente de Misaki todo estaba revuelto, los gritos le hacían doler la cabeza, — ¿Que quieren decirme?... no las entiendo… no entiendo…— susurraba entre lagrimas, las voces le gritaban la verdad, le decían lo que allí había ocurrido, el crimen que se había cometido en aquel lugar, el que su mente había bloqueado, pero estaba tan aturdido, tan conmocionado que no podía entenderlas, Haruhiko lo escuchó susurrar, sintió el temblor violento de su cuerpo, y de pronto, sintió temor, su pequeño estaba perdiendo la razón.

 

Dejo a Hana echa un mar de lagrimas en la vacía casa y se llevo a Misaki con sus padres, vendería la casa, botaría los muebles haría lo que fuera porque Misaki no recordara mas aquel momento, lo que fuera para que su pecado no fuese descubierto.

 

Rato después Misaki se dormía entre sus brazos. — Shhhh duerme bebe… duerme tranquilo… yo estaré aquí cuando despiertes…— Misaki no supo porque aquellas suaves palabras no le dieron paz, un sordo temor recorrió su cuerpo, y no se sentía seguro en aquellos brazos, pero vencido por el cansancio y el dolor se durmió, las voces finalmente se apagaron, solo quedo el llanto de su hijo que le llamaba.

 

— Hijo te buscan en la puerta…— Haruhiko hizo un gesto a su madre para que bajara la voz y acomodo despacio a Misaki en la cama cubriéndolo con una manta. — ¿Quien me busca?...— pregunto cerrando la puerta de la habitación. — La…la policía…— respondió su madre con nerviosismo, Haruhiko frunció el ceño, ¿Qué podría querer la policía con él?.

 

— Buenas tardes ¿Señor Haruhiko Yamada?...— preguntó el oficial con solemnidad, Haruhiko asintió, — Fuimos a su casa y el ama de llaves nos informo que estaba aquí, el motivo de nuestra visita es una denuncia que se recibió en nuestras oficinas, quisiéramos hacerle unas preguntas…—.

 

— ¿Una denuncia?...— pregunto Haruhiko poniéndose a la defensiva. — ¿Podemos pasar?...— respondió el policía en el mismo tono solemne.

 

Haruhiko pasó casi dos horas respondiendo infinidad de preguntas, desde cosas que ya había olvidado con respecto al ataque anterior, hasta tener que explicar con lujo de detalles como había ocurrido el reciente accidente de Misaki. — Íbamos con las cosas de la bebe para meterlas en el sótano, Misaki perdió el equilibrio y cayo, teníamos las manos cargadas, yo solté todo lo que llevaba y trate de alcanzarlo, pero todo ocurrió tan rápido, no logre llegar a él, fue… fue horrible yo estaba aterrado por el y por mi hijo, y… y no pude hacer nada…— nadie hubiese creído que mentía, era tan real su angustia, como si él mismo se creyera lo que estaba diciendo, como si en su mente hubiese cambiado lo que en realidad paso, el policía acostumbrado a aquellas escenas lo dejo sollozar unos segundos y luego pregunto. — ¿El Señor Misaki Yamada se encuentra aquí?, necesito hacerle unas preguntas…—

 

Haruhiko se alteró. — Mi esposo acaba de perder a nuestro bebe, esta convaleciente y no creo que pueda hablar con ustedes…— el policía ni se inmuto por la molestia de Haruhiko. — Entiendo Señor Yamada, pero es mi deber corroborar con su esposo lo que sucedió, tengo que llenar mi informe y para hacerle seguimiento a la denuncia es imperativo que yo hable con él…—  Haruhiko estaba contra la pared, ciertamente Misaki no estaba en condiciones de responder nada, incluso en el estado en el que estaba dudaba que recordara algo de lo sucedido, pero no podía arriesgarse.

 

Como si la suerte estuviera de su lado, cuando el policía insistió de nuevo en hablar con Misaki, el pequeño despertó en medio de una terrible pesadilla, sus gritos alertaron a todos y Haruhiko corrió escaleras arriba para entrar en la habitación y abrazarlo con fervor. — Mi bebe… mi bebe esta muerto… quiero irme con el… quiero morir con el— sollozaba Misaki con su mirada perdida, Haruhiko le hablaba bajito, le susurraba palabras dulces, la madre de Haruhiko le dio una pequeña pastilla que había recetado Hiroki y poco a poco bajo la mirada del policía que suspicaz había subido a investigar, Misaki se durmió entre sollozos.

 

— Esperare su llamada para cuando el señor Misaki este en condiciones de declarar…— se despedía el policía en la puerta. — Mientras tanto la averiguación sigue abierta señor Yamada, no puede salir del país… estaremos en contacto…— Haruhiko asintió con molestia y casi le cerro la puerta en la cara, corrió a su oficina y llamo a su abogado, tenia que alejar cualquier cosa que lo pusiera en riesgo.

 

— ¿Tu que crees?...— pregunto el que conducía la patrulla, el otro llenaba un pequeño reporte mientras respondía. — Mi instinto me dice que es culpable, pero sin pruebas no tenemos nada, si el joven pudiera declarar quizás… y en la mayoría de los casos por miedo o por amor, las victimas se niegan a decir la verdad, he visto mucho  en estos años, las victimas terminan muertas o demasiado lastimadas física y mentalmente, ojala este no sea el caso, ojala ese joven lo denuncie o alguien lo ayude…—

 

Los días siguieron pasando, Misaki apenas comía, y dormir era algo que solo lograba bajo medicación, aun así las pesadillas lo asaltaban sin piedad, despertaba gritando en medio de la noche, lloraba por horas hasta que finalmente vencido por el agotamiento volvía a dormir.

 

— Hijo deberías pensar en recluirlo en una institución, si sigues así te vas a enfermar tú también…— Haruhiko miro a su madre con molestia… — No voy a internar a mi esposo en un sitio de esos, él no está loco… además mañana lo llevare con el Psicólogo ese que me recomendó el Doctor Kamijou— Haruhiko quería tener a Misaki cerca así podría controlar lo que el chico diría, con la amenaza constante de la policía sobre él, no podía arriesgarse a que su pequeño esposo dijera algo que lo comprometiera.

 

La primera consulta logro que Haruhiko disipara parte de sus miedos. — Señor Yamada su esposo sufre de  estrés postraumático, las pesadillas y la negativa a comer o dormir, son parte de esa patología, le recetare unos medicamentos para que logre dormir por más tiempo, también para controlar la depresión y le aconsejo que propicie situaciones que le permitan a su esposo conectarse de nuevo con su entorno, largas caminatas en ambientes naturales, o situaciones agradables en los espacios de su hogar, como una cena, o compartir una película, lo que más le recomiendo es que le hable, hágale saber que está allí con él, que lo necesita a su lado, cuéntele todo lo que ha hecho en el día, involúcrelo en las actividades diarias, finalmente tenga paciencia, lo que está pasando por  la mente de su esposo en este momento solo él lo sabe y solo él puede tener la fuerza de voluntad para superar esta depresión, le dejare mis teléfonos, lo que necesite llámeme y nos vemos la próxima semana.—

 

…/…/…

 

— ¿Y bien?...—

 

— Hiroki ¿sabes que no debería estar haciendo esto?....— el castaño tomo la mano de su amigo y le sonrió con cariño. — Lo sé y perdóname Miyagi pero no tenemos más opciones, la policía no puede hacer nada sin pruebas, el tipo es demasiado convincente, y vigilarlo tampoco nos da garantía de que no vuelva a intentar algo contra Misaki…—

 

— Doctor Miyagi usted es nuestra única esperanza…— Akihiko dijo aquellas palabras con tanto dolor que el Psicólogo no pudo más que suspirar y comenzar a hablar. — El Señor Yamada tiene todas las característica de una persona violenta, en la pequeña entrevista que tuvimos antes de ver a Misaki pude notar que tiene compulsiones, con el orden sobre todo, eso podría ser un disparador para futuras agresiones, la posesividad con la que se refiere y trata a su esposo no la oculta de ninguna forma, lo cual es otra de las señales de alerta, su sonrisa es amable, pero su mirada dice muchas otras cosas, no quiso dejarme a solas con el joven cuando comencé la consulta, pero en todo caso en el estado en el que esta Misaki no habría podido hacer más de lo que hice, no duerme, no come y está encerrado en sí mismo.—

 

— Estrés postraumático…— sentencio Hiroki.

 

— Exacto, puede que este reviviendo en su mente una y otra vez lo que ocurrió,  sin saber exactamente lo que paso ese día no podemos imaginar el daño que ese recuerdo le esté causando, lo primordial es hacer que regrese, porque si esta situación continua podría perderse en su mente y no volver jamás, lamentablemente en estos momentos solo Haruhiko Yamada puede sacarlo de allí,  sea de buena o de mala forma lo importante es que Misaki regrese. —

 

Las cartas estaban echadas y aunque se sintieran atados de manos solo podían esperar.

 

— Eso es… déjame ponerte el suéter y estamos listos… vamos a caminar…— Haruhiko se había propuesto recuperar a su esposo, en aquellos días volvió a ser el joven enamorado que se propuso conquistarlo algún tiempo atrás, era como si nada hubiese pasado,  de alguna extraña y retorcida forma él lo amaba.

 

Caminaban cada tarde, Haruhiko conversaba de mil cosas, del clima, del trabajo, de la comida, se habían mudado a un pequeño apartamento, y una nueva ama de llaves cuidaba de Misaki las pocas horas que Haruhiko pasaba en su oficina, llegaba a media tarde y se sentaba con él a ver televisión, iba cada semana a la cita con el Psicólogo, y cada noche después de darle su pastillas lo arropaba y arrullaba antes de verlo dormir.

 

Aquella tarde estaba cansado, semanas de esfuerzo y no conseguía nada, estaba frustrado y molesto, caminaron igual que cada día, pero ya no dijo nada, no tenía nada que decir, se sentaron en medio de un  pequeño parque que no habían visto antes, Haruhiko lo acomodo recostándolo de un árbol y se fue a buscarle algo de beber, de pronto algo llamo su atención, eran aquellas flores, las coloridas y hermosas flores de primavera que puso en su regazo aquel ahora lejano día, tomo un puñado y con esperanza camino hacia él, se sentó a su lado colocandolas suavemente en sus piernas.

— Ya llega el otoño y estas dejaran de verse— Misaki no hizo ningún movimiento, Haruhiko suspiro y se recostó del árbol muy cerca de él, — La primera vez que te vi me pareciste tan hermoso… quise correr y abrazarte, pero te habría asustado,  me propuse enamorarte y cuando conseguí que salieras conmigo fui tan feliz, pero no tanto como cuando aceptaste casarte conmigo, el mejor recuerdo de mi vida fue el día que dijiste “si acepto”, llegar a casa y encontrarte cada día allí, hacerte el amor cada noche y despertarme a tu lado cada mañana,  ¿que más podía desear?…—

 

Haruhiko sollozó y se recostó en las piernas de Misaki, allí lloro con tanta pena. — No quiero perderte Misaki… tu significas todo para mí, eres mi mundo, mi vida entera, si tú te mueres, si me abandonas, yo también moriré, no puedo vivir sin ti… te suplico bebe… te suplico que regreses…—

 

Las tibias lágrimas mojaban la fina tela del pantalón de Misaki, la triste suplica removió algo en su interior, las voces poco a poco dejaron de escucharse así como el llanto de su hijo, aun no estaba preparado para afrontar la realidad, pero tenía que volver, algo en su mente le decía que ya era hora de regresar. — Haru… ¿por qué?… ¿por qué lloras?... ¿hice algo malo?...— el cielo se abrió para Haruhiko aquel día, pero también comenzó a escribirse su sentencia.

— No bebe… no hiciste nada malo… te amo… te amo mucho mi amor… gracias…—

 

 

…/…/…

 

— ¿Amnesia parcial?… que suerte tiene ese maldito…—

 

Hiroki podía echar humo por los oídos de tan grande que era su rabia, Akihiko escuchaba silenciosamente, no importaba nada lo importante era que Misaki se estaba recuperando. — No recuerda lo ocurrido con él bebe, ni recuerda su embarazo, es como si recién se hubiesen casado, supongo que retrocedió a la época en la que su esposo aun no lo maltrataba, el cerebro tiene sus mecanismos de defensa y está bloqueando los recuerdos que sabe que Misaki no puede manejar ahora. — Hiroki caminaba por el consultorio con molestia,  Miyagi agrego.

 

 — El Señor Yamada intento cancelar las consultas, pero, y no me enorgullezco de esto, le dije que Misaki podría retroceder y volver a su estado inicial si no continuaba con el tratamiento, no sé por cuánto tiempo más lo llevara así que si van a hacer algo, tiene que ser pronto.—

 

— ¿Que puede hacer que Misaki recuerde lo ocurrido?— Pregunto Akihiko, sorprendiendo a los otros.

 

— El detonante puede ser cualquier cosa, algo que le recuerde al bebé, o alguna conversación con su esposo, incluso puede ser algo que vea en la calle. —

 

— ¿Podría causarle algún daño recordar todo así de golpe?…— Akihiko estaba preocupado.

 

— Su cerebro lo está protegiendo, así que podemos pensar que cuando sienta que Misaki podrá con esa información la liberara…—

 

— Hablas como un informático...— le dijo Hiroki sonriendo. — El cerebro es una maquina perfecta Hiroki, así que los Psicólogos somos algo así como los que manejamos el Software de esa máquina…— todos se permitieron relajarse un poco, y reír por el comentario, necesitaban trazar un plan, pero ya la mejor parte estaba lista, Misaki había vuelto, solo había que recuperarlo por completo.

 

En el próximo capitulo: Si tengo que secuestrarte para salvarte… lo hare…

 


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