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Notas del fanfic:

LOS PERSONAJES DE JUNJOU ROMANTICA NO PERTENECEN SON DE SU MUY TALENTOSA CREADORA SHUNGIKU NAKAMURA, OTRA VEZ LOS TOMARE PRESTADOS PARA CREAR UNA HISTORIA.


 


Bien ahora aclarado el punto, me paso por aqui para darles la bienvenida a este nuevo trabajo, es la primera vez que tendre dos historias al mismo tiempo jejejeje espero no enredarme.


Es un OOC asi que los personajes no estan en su canon original, es un AU asi que pasan cosas que en lo normal no pasarian, tiene MPREG como la mayoria de mis trabajos. Asi con estas aclaraciones las invito a leer.


 


Bueno no me queda mas que decirles que las espero por aqui, darles las gracias por leer y pedirles que aunque sea poquitas lineas no se olviden de dejarme un mensajito.


Besitos y nos vemos pronto.

Notas del capitulo:

Sean bienvenidos a leer, espero de corazon les guste, un abrazo enorme y Gracias por leer.

 

No olviden dejar su mensaje. :-)

Todo comenzó ese día, cinco años atrás…

 

La mañana fresca y brillante les dio la bienvenida. El bullicio de la celebración, los gritos de los alegres estudiantes, la música y todo estaba listo para decirle adiós a una parte de sus vidas y hola al comienzo de su madurez.

 

—Acomoda tu corbata y peina tu cabello pareces recién salido de la cama.

 

El sonido de un golpe, los hizo reír a todos, más cuando el agredido grito con dolor, y el agresor lo reprendió con molestia.

 

—Deja de comportarte como mi madre, ¿por qué no fastidias a Ryou?

 

El aludido paso con su perfecto y muy arreglado uniforme por el lado del que discutía diciéndole con desdén.

 

— ¿Sera porque yo si me bañe antes de venir?

 

Los chicos nuevamente rieron por la cara de turbación del joven, y hubiesen seguido molestándolo de no ser porque alguien salió en su defensa.

—Bueno ya dejen de molestar a Nowaki y vayan a sus lugares.

 

— ¡Si mama!

 

Gritaron todos al unísono, lo que les gano una tanda de insultos.

 

El que siempre mediaba entre las riñas del pequeño grupo se paró en medio de todos diciendo con un tono conciliador.

—Ya está bueno de peleas chicos hoy es un día especial y debemos estar unidos. Hoy Nowaki, Ryou, y Hiroki, se alejan un poco de nosotros, como ya lo hicieron antes Akihiko, Kaoru y Miyagi. Shinobu y yo nos quedamos atrás y como siempre les deseamos la mejor de las suertes en su nueva vida universitaria y anhelamos podernos unir a ustedes muy pronto.

 

Amigos de infancia, compañeros de juegos, desde los más grandes hasta los más chicos. Habían compartido una vida como vecinos y compañeros de escuela. Eran como un pequeño club, selecto y muy unido, dos años atrás se habían despedido de sus amigos, Nowaki se habría graduado con ellos de no haber sido por la repentina muerte de sus padres y todo lo que aquella desgracia acarreó. Tiempo después cuando sus tíos se habían hecho cargo de él, volvió a la secundaria y ese día se graduaría con sus amigos. Dejaban atrás a sus dos amigos más pequeños, pero estaban seguros que muy pronto se les unirían en la universidad a la que todos habían acordado asistir.

 

Misaki levanto su pequeño dedo meñique en el que se podía ver una diminuta cicatriz.

—Nos veremos pronto…promesa de sangre.

— ¡Promesa de sangre!

Dijeron todos juntando sus dedos, honrando una promesa que habían hecho hace mucho tiempo.

 

Cuando tres voces más se unieron a la promesa, y tres dedos se sumaron al grupo, Misaki dio un grito de alegría lanzándose a los brazos de uno de los que se sumaban al pequeño grupo.

— ¡Usagi, viniste!

El aludido sonrió abrazando al pequeño entre sus brazos y sonriéndole a todos con alegría.

—Como perderme la graduación de los vagos estos.

—Vago será tú…

Nowaki paro la protesta de Hiroki con una gran sonrisa, mientras le cubría la boca. Todos rieron y abrazaron a los que llegaban. Se quedaron unos segundos en silencio, cuando Kaoru se acercó a Ryou, y le entregó un pequeño paquete.

—Como te lo prometí.

Ellos habían sido los primeros en enamorarse, el haber estado separados les había afectado. Hiroki, Shinobu y Misaki, trataban de hacerle llevadera la espera a Ryou, el joven a veces lo lograba, su fuerte carácter le había ayudado los primeros meses, a pesar, de que se hablaban por teléfono cada vez que podían y cada verano Kaoru le visitaba por quince días, la espera había sido realmente tortuosa.

Ese día la espera terminaba y Kaoru venía a buscarlo para comenzar su vida juntos. Ryouichiro sostenía la cajita en su mano temblorosa. Pequeñas lágrimas resbalaban por sus mejillas, todos esperaban impacientes. Kaoru se arrodillo frente a su novio y saco de la caja una hermosa y delicada sortija, con amor la coloco en su dedo, diciéndole dulcemente.

—Te he esperado toda mi vida. ¿Podrías por favor poner fin a la espera?... ¿Te quieres casar conmigo?

Ryou sollozo entre una brillante sonrisa. —Claro que si idiota… no hay nada que desee más.

Las risas y las felicitaciones no se hicieron esperar y más tarde, luego de la graduación y de haber compartido con sus respectivas familias, celebraba el pequeño grupo en un club muy concurrido de la ciudad.

—Yo quiero más… Sake. —Balbuceaba Misaki, sonrojado hasta las orejas y riendo tontamente.

Akihiko le quito la copa de la mano, regañándole con suavidad. —No más alcohol para ti pequeño, no quiero que vomites en mi carro.

—Aburridoooo. —Le dijo Misaki con un dulce puchero que lo derritió en el acto. Shinobu negó con la cabeza y tomo a su amigo llevándolo al baño para que se refrescara un poco. Kaoru y Ryou bailaban al ritmo de una romántica canción, Miyagi los miraba pensativo. Nowaki conversaba con Hiroki cuando Shinobu llego a pedirle ayuda al castaño pues Misaki estaba vomitando hasta el alma.

— ¿Crees que eso resultara?

Preguntó Miyagi cuando se quedaron a solas, señalando con su copa a la pareja que bailaba ajenos al mundo.

—Los papas de Isaka-kun no están de acuerdo, pero a Kaoru le importa un carajo eso. Además él tiene como hacerse cargo de Ryou, el trabajo como publicista le va bien y poco a poco ha ido ascendiendo, así que, sí,  ellos lo van a lograr.

La respuesta de Akihiko los hizo sonreír, se alegraban por sus amigos. Luego le toco el turno Akihiko de preguntar.

—¿Tu que vas a hacer Nowaki?, ¿ya conseguiste donde quedarte?, en mi departamento puedes…

Nowaki rio con desparpajo, respondiendo e interrumpiendo así las palabras de su amigo.

 —Gracias Usami, pero ya tengo donde quedarme, Hiroki y yo rentamos un departamento cerca del campus, así que estoy bien.

—¿Hiroki y tu… juntos?. —Pregunto Miyagi con bastante interés, pensó que finalmente el idiota de su amigo se había dado cuenta de los sentimientos de Hiroki, al parecer todos lo sabían menos él, pero, la situación seguía igual a juzgar por la respuesta de Nowaki.

—Sí, es que Hiroki es el que mejor me conoce, y así no tendré  problemas de ningún tipo cuando quiera llevar a  mis citas a casa. Hiroki está de acuerdo así que es lo mejor.

El resoplido de Akihiko y el gesto de desdén de Miyagi pasaron desapercibidos cuando Misaki llegó siendo sostenido por Shinobu y Hiroki, mientras protestaba con gimoteos pues no quería marcharse de la fiesta.

—Vamos a dormir pequeño alcohólico. —Le dijo Akihiko sonreído mientras lo tomaba entre sus brazos.

Misaki se acomodó recostándose en su pecho, susurrándole con cariño. —Te amo Usagi.

—Yo también te amo pequeño. —Le susurro Akihiko a su vez, besando su nívea frente.

—¿Por qué no te quedas conmigo?. —Protesto Misaki

—Cuando seas grande.

—Ya soy grande.

—No,  aun no lo eres. —Le dijo Akihiko sonriendo cuando lo recostó profundamente dormido en el asiento de su carro.

Los chicos se despidieron de él, Akihiko les dijo mientras rodeaba su auto para entrar en el. —Lo llevare a su casa, seguro Takahiro lo va a regañar por haberse puesto en ese estado.

—Yo llevo a Shinobu, Kaoru y a Ryou. —Dijo Miyagi.

 Akihiko vio a Nowaki y a Hiroki, preguntándoles. — ¿Chicos los llevo?

—Aún es temprano iremos a otro bar. —Respondió Nowaki tomando la mano de Hiroki, el castaño se sonrojo y asintió sin decir nada más.  La mirada cómplice de Shinobu y de Ryou le dijo al castaño que al día siguiente tendría que responder muchas preguntas.

 

Miyagi dejo a Kaoru y a Ryou en su casa. Camino a la casa de Shinobu que quedaba a pocos metros iba silencioso hasta que sintió la pequeña mano de Shinobu envolver la suya. Se quedaron así unos minutos hasta que se estacionaron en la entrada de la casa del rubio. Shinobu susurro, antes de que Miyagi se bajara para abrirle la puerta.

—No voy a darme por vencido.

Miyagi suspiro y se bajó del auto, dando la vuelta para abrir la puerta de Shinobu. No era cierto que Miyagi no lo amase, era  la distancia y las diferencias lo que hacía que él se distanciara del pequeño. Pero Shinobu era terco y persistente, y estaba enamorado de Miyagi desde que tuvo uso de razón y más aún sabía que Miyagi también lo amaba, solo que se negaba a reconocerlo.

Cuando Miyagi fue a despedirse con su frialdad de siempre, Shinobu lo sorprendió tomando sus labios en un suave pero muy profundo beso, que decía muchas cosas. Miyagi  no se resistió, no podía ni quería hacerlo, cuando el beso terminó, Shinobu lo miro con sus ojos brillantes y llenos de esperanza.

—En un año más te alcanzare, también estaré en la universidad y se te habrán acabado las excusas Miyagi.

Miyagi acaricio su hermoso rostro y le sonrió, le dio un pequeño beso en los suaves labios y se despidió diciéndole.

—Ya veremos de aquí a allá.

Shinobu lo vio alejarse y sonrió complacido acariciando sus labios, estaba cerca el momento de tenerlo solo para él.

 

…*…

 

Quizás si se hubiese ido a casa, la historia habría sido diferente. Esa madrugaba cuando entro a su hogar cargando difícilmente a cuestas a un completamente ebrio Nowaki se arrepintió de haberse ido de juerga con él.

—Shhhhhh… deja de hacer ruido idiota, vas a despertar a todo el mundo.

Lo reprendía Hiroki, mientras trataba de llegar al sótano sin rodar por las escaleras, donde estaba una especie de habitación de huéspedes. Muchas veces Nowaki se había quedado en aquella habitación y Hiroki se colaba en las noches solo para verlo dormir. No recordaba en qué momento se había enamorado de él, a veces le parecía que lo había amado desde siempre. Había sufrido con él la muerte de sus padres, el verlo tan devastado y solo le había roto el corazón, tanto como verlo con la innumerable cantidad de amantes que pasaron por su camino. Parecía que todos querían algo con él, chicas, chicos, había perdido la cuenta de la cantidad de veces que le dijo que salía con alguien, pero nunca lo miraba a él, nunca fue él, el elegido.

 

Lo acomodo en la cama quitándole los zapatos, lo despojo despacio de su ropa y lo arropo mirándolo dulcemente, apartó un rebelde mechón  negro que le ocultaba los maravillosos ojos del hombre que amaba. —Ojala estuvieran abiertos, para ver el hermoso azul que tanto amo. —Suspiró con tristeza—. Ojala estuvieran abiertos y me miraran siempre solo a mí.

Nowaki en ese momento abrió los ojos y sonrió en medio de su borrachera, Hiroki temió que lo hubiese escuchado, el joven lo atrajo a sus brazos y le susurro. —Quédate esta noche.

Hiroki se acurrucó en sus brazos, aun sabiendo que a la mañana siguiente Nowaki no recordaría nada, pero, no le importó, era feliz solo con estar en sus brazos. Solo que Nowaki en la neblina de la embriaguez no solo tenía pensado tenerlo entre sus brazos.

Esa madrugada, sus labios se encontraron por primera vez en un deseado beso. La tersa piel de Hiroki quedo expuesta al calor de las manos que la recorrían con inusitado deseo, los gemidos quedaron apagados entre los ardientes besos. Las sabanas se arrugaron ante el sudor y el constante vaivén de las caderas de los que sobre ellas se amaban. El silencio de aquella habitación, sus paredes, sus cuadros, fueron los únicos testigos de la entrega de Hiroki, del divino espectáculo de su piel sonrojada, su corazón desbocado, su cadera alzada y su culo expuesto recibiendo dentro de él, el caliente sexo de Nowaki, que lo tomo sin misericordia alguna, llevándolo a un oscuro paraje, donde el dolor y el placer se confundían en una fina línea de un lejano horizonte. Y allí en la frenética y cadenciosa danza del placer, cuando el cielo exploto con lujuria en el interior de sus ardientes corazones,  se mezcló el semen del que en su interior acababa con la sangre de su virginal entrega.

Hiroki durmió esa noche entre los brazos del que amaba, ya tendría tiempo de arrepentirse al día siguiente,  y muy a su pesar se arrepentiría muchos años después cuando esa escena se repitió muchas veces,  sin que los sentimientos se involucraran, pues Nowaki lo vería siempre solo como un amigo con derechos.

 


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