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DULCE por Adid

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Notas del fanfic:

Me encontre con varios de estos entre los más reconditos y oscuros parajes de mi disco duro. 

Lo dicho son varios drables sin relación entre sí, de diferentes generos, unos más largos  que otros. Algunos pensados desde el principio para serlo, otros más bien ideas  más gordas que nunca desarrollé (ni creo hacerlo algun día). 

 

Notas del capitulo:

Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto. Él es el que gana la millonada, yo no. 

 

Ya lo dice el titulo, puro random XD

SUEÑO

Despertó totalmente agitado, como si de verdad hubiera corrido una maratón. Estaba totalmente empapado de sudor. El aire fresco de la madrugada que se filtraba por su ventana rozo su piel caliente haciéndolo erizarse.

Miro hacia todos partes como un loco buscando orientarse. Finalmente se calmo. Estaba en su habitación. Acostado en su cama. Todo había sido solo un sueño. Se incorporo una vez que sintió su cuerpo desentumecerse. Paso una mano por sus rojizos cabellos intentando terminar de despejarse.

Se sirvió un poco de agua de la jarra que tenía en su mesita de noche. Leyó los números color fluorescente de su reloj. Aun era muy temprano por la mañana. No hacía mucho que se había acostado, siempre solía mantenerse despierto hasta altas horas de la noche. Aun tenía tiempo antes de que tuviera que levantarse para comenzar el día.

Se recostó de vuelta, pensativo. Hacía mucho que no soñaba con “él”. Lo creía parte de un pasado que no volvería. Después de todo Lee se había ido a hacer su vida y él se había quedado haciendo la suya. Sus caminos habían tomado rumbos muy diferentes y lo más probable es que nunca volvieran a verse.

-¿Dóndes estas ahora Lee?- se pregunto a sí mismo en voz baja.

-¿Alguna vez pensaras en mí?

Este último pensamiento lo hizo sonreír de medio lado burlándose de sí mismo. Qué tontería. Seguramente ni siquiera se acordaría de él.

Fue lo último que pensó antes de caer dormido de nuevo.

 

~~~***~~~

 

RECHAZO

Su rostro era tan imperturbable y su postura tan despreocupada como siempre.  A decir verdad, juzgando su apariencia no pareciera que fuera la misma persona con la que había pasado la noche.

-E…escucha. Lo de anoche- Comenzó pero fue interrumpido casi al instante.

-¿Anoche?... ¿Qué paso anoche? –Su voz era tan fría como su apariencia. Actuaba como si lo ocurrido hubiera sido algo sin ninguna clase de relevancia.

-O h, eso. No es algo de qué preocuparse.

Reanudo su camino y justo cuando estuvo a la misma altura del muy sorprendido Lee añadió.

-Olvídalo.

El pelinegro quedo shock. Con la boca abierta y los ojos como platos.  ¿Había oído bien? Cómo era posible que alguien pudiera ser tan frío con la misma persona con la que había dormido. Con la persona a la que dijo que amaba. ¿Qué habían sido todas esas palabras? Acaso, solo jugadas para obtener aquello que quería y una vez habiendo logrado su objetivo ya no tenía ningún tipo de valor para él. No podía creerlo.

Sintió sus ojos picar. Pero a la vez se lleno de rabia y coraje. Se dio la vuelta para ver al pelirrojo que ya había se alejado varios metros con su andar tranquilo y con toda su ira no pudo sino reclamarle.

-¿Qué lo olvide? ¿Cómo puedes decir eso?  ¿En verdad eres tan seco y frio como para acostarte con alguien y después solo fingir que nada sucedió?

Gaara se había detenido al escucharlo. Sin voltear a verlo. Lee pudo ver que como apretaba  los puños y podría jurar que había comenzado a  temblar. Como si sus palabras lo hubieran hecho enojar más allá de lo imaginado.

-¿Frio?...¿Seco? – Su voz tan ronca como siempre sonaba forzada como si intentara controlar su ira.

-¿Frio?....¿Seco?-Repitió, solo para después darse la vuelta bruscamente encarando de nuevo al ojinegro.

-¡Desperté y ya no estabas! Te fuiste sin decir nada. –Esta vez sonaba un poco afectado y Lee se permitió sentir un poco de culpa. El pelirrojo tenía razón.

-Te estuve esperando toda la mañana y jamás llegaste. ¿Cómo le llamarías a eso? Te dije que te amaba Lee. Dime ¿qué se supone que debo decirle al tipo que me rechazó?

Su voz se quebró en la última palabra. Su respiración se había agitado.  Lee nunca lo había visto así. Parecía realmente dolido. Se recompuso rápidamente y miro hacia otro lado, a cualquier parte que no fuese Lee.

 

~~~***~~~

 

 

PRESENCIA

Con un andar pausado atravesó la aldea que descansaba calma y serena. Solo el sonido del viento rompía el silencio propio de la media noche. El frío era inclemente y se colaba sin piedad hasta mordisquear sus desgastados huesos. Subió hasta la parte más alta. Desde ahí podía contemplarse sin ningún problema toda la extensión de esa vieja villa.

Sentía el suelo helado crujir bajo sus pies descalzos. Los granos de arena parecían adherirse a su cuerpo. Se sentó de frente a la maravillosa vista y levanto la mirada. Alta en el cielo, la luna brillaba intensa, enorme y redonda. Con un ligero matiz rojo. Como si apenada se hubiera ruborizado.

La noche era igual a aquella que había ocurrido hace ya tantísimos años. Recargo su espalda en una roca saliente y suspiro tranquilo. El viento seguía soplando quedamente, como el susurro de un amante. Los pequeños granos de arena que arrastraba se adherían a su piel, en lo que casi parecía una caricia.

Había pasado muchísimo tiempo desde la última vez que lo vio. Sin embargo su imagen seguía fija en su mente como si se hubiera pegado a su retina. Sus ojos, su cabello. Su mirada. Esa última mirada que le dio. La última vez que junto sus labios con los suyos.  Y a pesar de tantos años, en ningún momento había dejado de sentir su presencia. Su voz parecía estar entremezclada con la del viento. Su olor estaba impregnado en cada grano de arena que conformaba la ciudad. No había duda.

-Sigues aquí. ¿Verdad? Gaara-san

Susurro al la nada, en la que estaba seguro, él lo estaba escuchando. Guardando  y vigilando para siempre su pertenencia.

-Creo que te extraño.

Fuel lo último que dijo antes de cerrar los ojos y dejarse arrullar por el rumor de los sonidos de la noche. El viento pareció intensificares, como si se hubiera emocionado con esa simple confesión. Despeinando su cabello. Acariciando su rostro. Su voz ronca y seca volvió a escucharse, esta vez más claro que ninguna hasta ahora. Su presencia latía por todas partes más fuerte que nunca. Protegiendo aquello que había amado. Que amaría hasta el fin de los tiempos.

Solo mío.

Aunque no había nadie despierto que pudiera escucharlo.

 

~~~***~~~

 

RECONCILIACIÓN

-Qué cursi te has vuelto

Comentó tras un pequeño resoplido y rodando los ojos. Como si lo que Gaara había dicho se le hubiera hecho  tonto, pero no pudo ocultar el leve sonrojo que invadió sus mejillas.

-Y tú muy cabezota.- Contesto a su vez con una leve sonrisa.  Sin querer Lee  también sonrió.

-Parece que es verdad que estar tanto tiempo juntos nos afecta.

-¿Y eso te importa?

El pelirrojo volvió a acercarse a él. Hasta quedar a solo unos centímetros de distancia. Lee pudo sentir su aliento chocar con sus labios. De nuevo lo había desarmado. La sonrisa del pelinegro se acentuó, resignado. Su naturaleza no le permitía enojarse por mucho tiempo y menos aun con ese condenado pelirrojo que al que tanto amaba.

-No. La verdad no-

Fue su simple respuesta antes de inclinarse un poco y juntar sus bocas en un reconciliador  beso.  No podían evitarlo. Se amaban y harían lo que fuera por poder seguir juntos. Incluso soportarse el uno al otro.

 

 

~~~***~~~

 

 

INVITACIÓN

-Es a Naruto al que deberías invitar a salir. Él es mucho más divertido que yo.

Comento al pelinegro. Aun le sorprendía el aparente interés que mostraba Lee con él. Siempre era tan amable y dulce. Era entusiasta y optimista. Totalmente lo opuesto a él. Así que no podía entender la insistencia de querer invitarlo a salir. No es que a Gaara no le gustara ese trato. Al contrario. Pero nunca nadie lo había tratado de esa forma. Era tan desconcertante que daba miedo. Miedo a ilusionarse y que después el pelinegro simplemente lo abandonara como hacía todo el mundo.

-jajaja … eso puedes jurarlo. –Respondió a su vez.

El pelirrojo le lanzó una mirada afilada, provocándole que se encogiera de hombros, apenado, pero sin dejar de sonreír.

-Pero, la verdad es que a mí me gustan más los calladitos- Le confesó con galantería.

Gaara volteo a verlo sonrojándose intensamente. Regresó su mirada al frente y siguió  avanzando serio. La sonrisa de Lee se atenuó notoriamente y también siguió caminando con gesto de pena. El rechazó parecía bastante obvio.

-El sábado estoy ocupado por las mañanas, pero si quieres podemos vernos después de la tres. 

No había volteado a verlo siquiera. Seguía muy sonrojado.

La alegría volvió a iluminar  el rostro de Lee quien apenas atinaba a creer lo que escuchaba.

-Bien. ¿Te parece si nos vemos en la plaza?

-El sábado en la plaza a las tres, entonces.- Finalmente volteo a verlo con algo de timidez.

-¡YOSH! Ahí nos veremos.  Esperare ansioso.

Gaara también mostro una pequeña sonrisa. Seguía teniendo miedo, sí. Pero decidió dejar de ser un cobarde y apostar por una vez. Tal vez pudiera ganar. Y al sentir a Lee tomar su mano tímidamente pensó que tenía muchas posibilidades. Apretó de vuelta la mano del pelinegro.

 

 

 

~~~***~~~

 

VESTIDO

Una de las principales consecuencias de tener a Rock Lee en tu vida era que  irrevocablemente terminabas expuestos a sus extravagancias e ideas un tanto raras. Las cuales podían llegar a ser bastante perturbadoras, especialmente las primeras veces, pero a las que de una forma u otra terminabas acostumbrándote después de un tiempo.

Gaara, siendo su pareja desde hace ya bastante tiempo, sabía esto mejor que nadie. Estando con él lo único que podías esperar era lo inesperado. Sin embargo, nada lo preparo la noche en que llegó a su casa, después de un agotador y estresante día de oficina, y lo encontró ataviado en aquel vestido verde. Era de un diseño sencillo y se veía muy fresco, los delgados tirantes dejaban casi al descubierto sus fuertes hombros y la falda tenía bastante vuelo. Usaba unos zapatos sencillos, de piso, pero claramente femeninos. Y para completar exhibía un flamante labial color rojo que hacía que sus labios se vieran más gruesos y suaves.

El pelirrojo, estoico como era, solo se limito a levantar una ceja (o lo habría hecho si tuviera una) y a mirarlo con curiosidad y un leve asomo de diversión. Al preguntarle qué estaba haciendo ahora, el chico de ojos negros solo se limitó a decir, encogiéndose levemente de hombros,  que tenía curiosidad por saber que se sentía vestir así.

Y a Gaara no le sorprendía tanto el hecho de que su chico tuviera esas ideas que mucho calificarían de extrañas y locas, como el hecho de que siempre terminara arrastrándolo con él. Así que sin saber exactamente cómo había sucedido se vio de pronto él mismo vistiendo un vestido negro con detalles rojos, con un diseño un poco más elegante que el del pelinegro. Y unos zapatos negros demasiado altos que le habían causado dolor de espalda y no lo dejaban caminar fácilmente pero que le habían gustado porque de esa forma su altura se había igualado un poco.

Solo agradecía que no se le hubiera ocurrido que salieran así a la calle. Y también que nadie hubiera decidido ir a visitarlos a esas horas, a él no le habría importado, pero sospechaba que seguro verlos así sería un trauma demasiado grande para cualquiera. Ya había tenido bastante con la vez que sus hermanos llegaron de improvisto y lo habían encontrado usando uno de esos ridículos trajes verdes de Lee que lo había convencido de usar. Aunque seguro el trauma se había debido más bien al hecho de encontrar a su hermanito enzima del otro chico semidesnudo sobre el sofá mientras le practicaba una felación. Como sea, desde entonces sus hermanos no se presentaban sin avisar antes y jamás entraban a menos que ellos les abrieran la puerta. Así que no había demasiado peligro.

 Solo se limitaron a andar por la casa como si nada, sin hacer más que sus actividades habituales,  estuvieron un rato viendo televisión, prepararon la cena juntos y prosiguieron a comerla con tranquilidad.

-¿No es divertido?

Había preguntado Lee durante la cena con una gran sonrisa en sus labios. Gaara solo se encogió de hombros. Aunque más tarde no pudo sino estar de acuerdo cuando, en la intimidad de su habitación había descubierto lo fácil y accesible que era colar sus manos por debajo de la falda de su pelinegro para acariciar sus muslos, retirar la ropa interior, lencería también femenina que en su opinión no hubiera lucido igual de sexy en ninguna mujer, y masajear su intimidad. Esa noche supo también lo que era terminar con la cara, el cuello y otras partes de su cuerpo, impregnadas de labial rojo en la forma de pequeños sellos en forma de beso.

~~~***~~~

 

 

Notas finales:

Espero les hayan gustado. 

Subiré más luego. Esta tanda fue puro GaaLee pero quizas llegue a colarse alguna otra parejilla despues.

 


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