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Volverte a ver por LizzieVidal

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Notas del capitulo:

Ni Yu-Gi-Oh! Ni ninguno de sus personajes me pertenecen, estos pertenecen al gran maestro Kazuki Takahashi♥

 

Pues nada, lean x'D, nos vemos en las notas finales n.nU

 

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“Traté de alejarme de ti y el camino que tomé terminó llevándome una vez más hasta tu lado”.

 

El albino y el de cabellos cenizos habían decidido ir al pasado para ayudar a su amigo, sin embargo, los dioses tenían otro plan destinado para ellos, ¿quién puede oponerse ante los caprichosos de un dios? Exactamente, nadie.

—¿Qué es este lugar? —Se cuestionó Ryo mirando alrededor del lugar donde había llegado, era una desolación extrema, un pueblo sin vida, no entendía porque, pero su corazón se sentía extraño al estar en ese lugar, ¿acaso era miedo? No. Era ilógico para él tener miedo, ese lugar no tenía por qué inspirarle ese sentimiento, pero dentro de él algo sentía, tal vez era similar a lo que sentía cuando Bakura estaba cerca de él, claro que no, eso era una completa locura, se suponía que él había desaparecido completamente después de la batalla contra el faraón Atem, o eso era lo que le había contado su amigo tricolor que había estado presente en ese momento.

El albino comenzó a caminar por las pequeñas calles del pequeño pueblo, mientras más se adentraba mucho más sentía esa sensación de terror invadir cada poro de su piel, instintivamente llevó sus manos a sus brazos, como para crear una barrera, una que no tenía sentido crear, no estaba corriendo la brisa fresca, todo lo contrario, era un caluroso día y el sol estaba en pleno apogeo en la cúpula estelar.

—Ryo… —una voz se escuchaba como en un susurro, como si de un espectro llamándolo se tratase, pero no, eso era una locura, en ese momento deseó volver a tener con él su sortija, esa que le avisaba cuando algo malo estaba cerca —Ryo… —el albino miro a su alrededor, no había nada y él estaba completamente solo, tal vez estaba sufriendo por insolación, pero no, no llevaba tanto tiempo bajo el sol, tal vez era una de esas típicas ilusiones en el desierto egipcio, sí, eso tenía que ser —¿Cómo has llegado aquí? —Esa pregunta lo heló totalmente, algo estaba en ese lugar, algo estaba haciendo contacto con él, el albino lo meditó un momento, esa voz, él conocía esa voz que lo llamaba.

—¿Ba-Bakura? —Mientras preguntaba aquello se escuchó una risa casi demoniaca inundar el lugar, si es que acaso era su yami no quería imaginarse que es lo que pasaría.

Sin prever nada una gran cortina de arena de las que tanto hay en el desierto se levantó haciendo que el pequeño albino se llevara las manos a sus ojos, nariz y boca para protegerlos, poco a poco comenzó a abrir uno de sus ojos al ver más calmada la arena y lo que vio lo dejó atónito, podía notar a una persona formándose poco a poco tras la cortina de arena, la entidad tras ésta comenzó a salir hasta dejar ver a alguien que nunca creyó ver en su vida, Bakura, el rey de los ladrones, era quien se encontraba frente a él.

—Hola yadonushi —Sonrió ladinamente al mirar al dulce albino frente a él.

—Tú… ¡Se supone que ya no deberías existir más! —la estupefacción de Ryo había hecho que su corazón comenzara a latir rápidamente, aunque, por otra parte, no entendía que estaba comenzando a sentir, era la primera vez que veía la verdadera forma de Bakura y eso lo emocionaba en gran medida, su cabello seguía del mismo tono albino, sin embargo, su piel había adoptado un reluciente color moreno y sus ojos cafés se habían transformado en un par de perfectas lavandas, las palpitaciones de su corazón habían comenzado a ser tantas que incluso podía sentir como estas le repicaban en su interior y hacían eco en sus oídos.

—No es tan fácil deshacerse de mí, Ry-o —La voz de Bakura al hablarle era burlona y sarcástica, el albino menor sintió su corazón estremecerse de alegría al ver bien a Bakura, sin embargo, sabía de lo que era capaz y no quería que este fuera a ocasionarle más problemas a sus amigos.

—Sabes que no tiene sentido que vuelvas Bakura, él faraón volverá a vencerte en todo caso… —el corazón de Ryo se quebró un poco al mencionar esas palabras, si su yami había tenido la suerte para escapar de su fatídico final, no quería que esta vez lo acabaran por completo, él no lo soportaría, mucho menos verlo; una opresión le inundó el corazón de solo pensarlo haciendo que diera dos pasos atrás por inercia; Ryo no quería estar cerca del moreno que lo miraba tan fijamente, no podía volver a caer con él, ya había logrado -con muchísimo esfuerzo, y a pesar de eso, no del todo-hacerse la idea de haberlo perdido la primera vez, pero una segunda no iba a poder soportarlo.

—¡Que molesto! Ya no me interesa nada de lo que pasó con ese faraón idiota, ahora mi alma es libre nuevamente —Poco a poco el moreno de ojos lavanda comenzó a acercarse al albino de los ojos color chocolate.

—¿De qué estás hablando? —Ryo sentía una vorágine de emociones, no entendía de que iba Bakura.

—Te lo explicaré mejor para que lo entiendas, yadonushi —eso era exactamente lo que ansiaba el albino menor, conocer que era aquello de lo que fue privado al no ser tan cercano a su oscuridad, al no tener ese vínculo especial y de confianza como el que tenían los tricolores —Después de esa batalla final con el idiota de Atem, el fragmento de mi alma y el de Zorc se separaron, tal vez te sorprenda lo que te diré, pero antes fui una entidad conformada por la unión de nuestras almas; cuando nos derrotaron la unión se deshizo y mi fragmento de alma quedó libre, y en su lugar el de Zorc se destruyó por completo. Ahora puedo volver a ser lo que antes era sin sentir la necesidad de una estúpida venganza —Ryo se quedó atónito escuchando a su oscuridad, era una locura lo que le había contado, pero si todo se debía a Zorc, ahora entendía por qué su yami había sido tan malo, ahora solo quedaba el alma del rey de los ladrones, su corazón sintió una pequeña felicidad, tal vez con un poco de esfuerzo las cosas podían ser diferentes.

Para Bakura la cara del albino menor era una verdadera oda a la incredulidad, sonrió ladinamente al verlo y se acercó lentamente a él antes de que este pudiera notarlo apresándolo entre sus fuertes y cálidos brazos.

—¿Acaso no me extrañaste yadonushi?, porque yo si te extrañé a ti —Un escalofrío recorrió el cuerpo del albino menor haciendo que se estremeciera, la verdad era que sí, lo había extrañado, había anhelado su compañía cada día, el corazón de Ryo estaba enamorado de esa oscuridad con la que compartió la mayor parte de su vida —Es bueno volver a verte —Bakura anidó su rostro entre el hombro y cuello del menor aspirando su suave aroma a orquídeas, el mayor sonrió, su pequeño no había dejado de usar ese perfume exquisito que tanto le encantaba.

El corazón del dulce albino latía fuertemente, estaba seguro que si Bakura le ponía un poco de atención sería capaz de escucharlo, sus ojos color chocolate estaban luchando por evitar que lagrimas brotaran de ellos; había anhelado tanto volver a sentirse seguro entre sus brazos que no podía creer que todo estaba ocurriendo, se sentía nuevamente completo. Otra vez volvía a sentirse completamente feliz.

—¡Yo también te extrañe Kura! -Ryo había llegado a su límite, las lágrimas comenzaron a caer resbalándose suavemente por su tersas y níveas mejillas, Bakura pasó sus nudillos por los ojos del albino para quitar las lágrimas que habían caído.

Yadonushi, ahora que de nuevo estamos juntos ya no te voy a dejar marcharte de mi lado -Las mejillas de Ryo enrojecieron violentamente mientras aferraba sus manos a la gabardina roja del ojilavanda.

—¿Tú… quieres que estemos juntos? -Sus labios se abrieron de la sorpresa y solo pudo realizar esa pregunta.

—Por supuesto que lo quiero, una parte de mí siempre lo quiso y por eso detestaba en gran medida el tener que estar atado a una estúpida sed de venganza que al final no me dejaría nada -El moreno recargó su frente en el hombro de Ryo mientras este pasaba sus brazos por la cintura del mayor y unas cantas lágrimas más volvían a bajar de sus orbes achocolatadas.

—¡Yo también! No sabes cómo me dolió perderte… no quiero volver a estar sin ti, yo también quiero que estemos juntos siempre -Bakura sonrió guardando silencio abrazando al pequeño albino, el silencio reino el lugar, un par de corazones podían escucharse latiendo insistentemente, primero cada uno por su lado hasta que poco a poco ambos se fueron acoplando latiendo en la misma sintonía.

—Siempre directo y siempre sabes que decir, Yadonushi -Bakura separó su frente del hombro del menor para confrontar sus rostros y verlo directamente a los ojos, el rostro lloroso de Ryo siempre le había parecido una cosa realmente tierna, ahora que sentía su corazón libre podía sonreír más sinceramente así que eso hizo, sonrió para el pequeño albino frente a él.

—Tú me haces confiar en mis palabras -Ryo intentó ocultar su rostro, pero Bakura lo impidió tomándolo del rostro con sus manos, asintió a las palabras de Ryo y dejando a un sorprendido albino junto sus labios con los ajenos.

Un beso, el gesto más dulce y tierno del universo estaba pasando justamente en ese instante, quién hubiera dicho que un ladrón podría dar ese tipo de besos, con esa esencia de pureza, sin embargo, era algo común si aún se trataba del alma de un joven apasionado que por un tiempo se obnubiló por la maldad, pero que aún guardaba la calidez que alguna vez había existido.

Ryo fue cerrando poco a poco sus ojos pasando sus brazos tras el cuello del mayor, sus labios comenzaron a corresponder la cálida caricia, su pequeño corazón comenzó a latir más que nunca, no entendía como algo así podía estar pasando.

Los labios de ambos se separaron cuando el oxígeno comenzó a hacerse demasiado necesario, los ojos de ambos brillaban incluso más que cualquier gema preciosa, las mejillas de ambos tenía un brillante color cereza, ninguno de los dos se atrevía a mencionar palabra alguna, ese momento era perfecto, el pequeño albino solo atinó a acurrucarse en el pecho del moreno mientras este acariciaba suavemente su espalda y su largo cabello.

Ninguno de los albinos se había percatado de cuánto tiempo llevaban en ese lugar, habían ido a sentarse debajo de una palmera disfrutando de la compañía que se les había negado por algún tiempo, cuando la tarde comenzó a ponerse fue que Ryo reaccionó poniéndose de pie violentamente dejando a un estupefacto Bakura.

—¿Qué es lo que pasa Yadonushi? -Cuestionó extrañado al ver la reacción del menor.

—¡Yugi! -Exclamó llevándose una mano al pecho.

—¿Qué es lo que pasa con el enano? -Eso solamente lo había dejado más consternado.

—¡Exactamente eso! Debo encontrarlo y ver qué pasa con él -Automáticamente la cara de tranquilidad de segundos atrás se transformó en una cara de inmensa preocupación.

—Por cierto, a todo esto, ¿qué está pasando y cómo llegaron aquí? -Esa pregunta había estado carcomiéndole la curiosidad al moreno, pero no había querido preguntar nada al respecto.

—La hermana de Marik nos ayudó a llegar hasta aquí, hemos venido a ayudar a Yugi en una misión muy importante que debe completar con el faraón -Los ojos del moreno se abrieron como platos al escuchar a su hikari.

—¡Han venido hasta aquí arriesgando sus vidas por ese par! -Regañó al menor levantándose de su asiento mientras fruncía el ceño, sin embargo, sabía que si no lo hubieran hecho, ellos tampoco estarían ahí en ese momento, así que se lo pensó un par de segundos y cambió su ceño fruncido soltando un suspiro -¿Tan buenos amigos se volvieron en mi ausencia? -Cuestionó llevando una de sus manos a la cabeza y otra a su cadera, el menor asintió a sus palabras con una pequeña sonrisa,

—Realmente nos hicimos muy unidos, ambos nos entendíamos perfectamente al haber perdido a nuestras oscuridades y con Marik también, con ellos a mi lado me sentía menos solo -Bakura se encogió de hombros, sabía que debía agradecerle a Mutou y a su ex compañero de maldades, Marik, por haber estado para su pequeño.

—De acuerdo, entonces yo también les ayudaré, aunque tal vez al faraón idiota no le guste esa idea, pero lo haré por ti y por la ayuda que te brindó ese enano en mi ausencia, Ryo sonrió abiertamente mientras sus ojos resplandecían.

—¡Gracias Bakura! -Exclamó abrazando fuertemente al moreno juntando sus labios en un tierno beso.

Las cosas apenas empezaban, la batalla sería dura, pero con más aliados seguro que las cosas les pintarían mejor al faraón Atem, a los hikaris y compañía.

 

  Continuara...

Notas finales:

Jeje n.nU ¿qué puedo decir? Soy una loquilla x'D, ¡feliz regalo de madrugada! :D Okay no n.nU perdón por tardar tanto para actualizar x.x -Intentar huir antes de que la maten, pero se detiene- oh por cierto, disfruten el capítulo de hoy :D el siguiente es Bronze y luego ya viene lo bueno contra el hdp de Anum ewe/, espérenlo, trataré de no tardar tanto como con este capítulo, así que ahora si... con su permiso -Huye gaymente-. 

 


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