Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Te doy mi alma por LizzieVidal

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ni Yu-Gi-Oh! Ni ninguno de sus personajes me pertenecen, estos pertenecen al gran maestro Kazuki Takahashi♥

Dejaré que a mis niños les pinten buenas las cosas por un tiempecito :')

 

PD: Pasen a darle like a mi página en Facebook https://www.facebook.com/LizzieVidal0809/ Para estar más en contacto con ustedes mis queridos lectores♥, También pueden pasarse a mi cuenta de Wattpad https://www.wattpad.com/user/LizzieVidal, por allá también publico estás historias :3 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

“Volver a empezar solo es una frase más si voy de tu mano”.

 

—Akefia… -Mencionó mi dulce Heba despertándose lentamente.

—Dime pequeño -Traté de sonreírle mientras le hablaba.

—Dime, ¿qué es lo que haremos ahora? -Cuestionó mirándome con sus ojos vidriosos.

—Principalmente, no volver a Kul-Elna -Mi corazón sintió una punzada al mencionar aquello, solo decirlo dolía.

—No entiendo como el faraón pudo hacer algo tan terrible -Se veía tan triste al mencionar eso, mi corazón se hizo pequeño ¡Ese maldito faraón idiota! Si lo tuviera enfrente lo mataría con mis propias manos por hacer sufrir a mi dulce Heba, a mi ese tipo siempre me había dado mala espina, realmente sabía que no iba a ser bueno que subiera al trono.

—Lo sé, pequeño, lo sé -Lo acerqué a mí para acariciar gentilmente su cabello una vez más mientras a este de sus ojos le brotaban pequeñas lágrimas, odiaba con todas mis fuerzas ver llorar a Heba, los ángeles no debían llorar nunca, solo podía aferrarlo fuertemente a mí para hacer que se sintiera seguro conmigo a su lado.

—Al menos esta noche nos acunará la diosa Isis con sus rayos lunares -Mencionó volteándose un poco para poder ver la majestuosidad del astro en escena.

—Si, al menos las cosas mejoran -Mencioné sonriéndole, creí creer fervientemente en eso.

A la mañana siguiente, justamente tres días después de ese maldito incidente, desperté al sentir los bruscos rayos matutinos del sol golpearme con fuerza el rostro, Heba mantenía su rostro escondido entre mi pecho así que a este no le molestaban, habíamos estado escondidos en una pequeña cueva que conocía de tiempo atrás ya que en esta guardaba algunas de las cosas que robaba para alguna situación necesaria y vaya que ahora las íbamos a utilizar, pero era hora de irnos de ahí, era hora de buscar un lugar para refugiarnos, un lugar mejor, lejos del palacio, lejos de Kul-Elna y lejos de ese idiota remedo malogrado de faraón, no podía permitir que él pusiera una sola de sus sucias manos en mi Heba.

—¿Debemos huir muy lejos? -Cuestionó Heba mirándome detenidamente mientras recogía las cosas para ponerlas en el caballo.

—Solo si no quieres que nos separen -Sonreí levemente al mencionar aquello.

—¡Claro que no! Eso es lo que menos quiero -Musitó lo último frunciendo tiernamente el ceño, luego soltó un hondo suspiro.

—Heba perdóname -Mencioné cabizbajo dejando lo que hacía dirigiéndome hasta donde él estaba.

—No tengo nada que perdonarte -Él permanecía mirándome dulcemente con una pequeña y dulce sonrisa.

—Claro que sí, tu familia, la mía, nuestros hogares… -Comencé a mencionar, pero fui acallado por una de sus manos.

—Tómalo como un nuevo comienzo -Una sonrisa triste surcó su bello rostro.

—Al menos puedo darle gracias a Ra de que tendré un nuevo comienzo contigo a mi lado -Sonreí tristemente tomando sus manos, mientras pudiera tenerlo a mi lado todo estaría bien, todo podía mejorar.

—Qué cosas dices -Mencionó riendo nerviosamente.

—Solo la verdad -Sus bellos ojos vibraron levemente, yo solo podía mirarlo directamente los ojos, también pude ver como ese sonrojo que me encantaba ver en sus mejillas había vuelto a hacer acto de presencia, en los días anteriores no había conseguido sacarle alguna sonrisa o algún gesto bueno, hasta hoy.

—Bueno, apúrate que debemos irnos -Mencionó sonriéndome más sinceramente, yo asentí besando sus manos y retirándome a continuar con lo mío.

Al ver que todo estaba listo emprendimos nuestro viaje, caminamos casi por todo el día hasta llegar a un pueblo vecino, aún estábamos cerca del palacio, pero no podía dejar que mi dulce Heba siguiera caminado indefinidamente.

Recorrimos el lugar y vimos que estaba repleto de mercaderes por todos lados, a algunos de ellos les cambié un poco de oro por comida y dinero, necesitaría dinero para pagar un lugar para que nos hospedaran a Heba y a mí, al día siguiente seguiríamos caminando a otro lugar, así hasta llegar a un lugar lejano donde pensara que el estúpido de Atem no iba a poder encontrarnos, donde estuviera seguro que no dañaría a mi Heba, mientras recorríamos el lugar miré que la vista de mi dulce pequeño se desviaba por diversas cosas con colores llamativos, accesorios, juguetes o simplemente adornos, me gustaba su inocencia, entre esas cosas con colores llamativos había ropa muy bonita, claro, era obvio que también necesitaríamos ropa para cambiarnos y para pasar desapercibidos, aunque bueno, para mí era sencillo pasar desapercibido, pero para mi Heba, su encanto y su hermosura no era nada fácil ocultarla.

—Heba, necesito que escojas algunas prendas para que te las compre -Mencioné sonriéndole cálidamente.

—Oh no Akefia, no es necesario -Solo me sonrió levemente y siguió caminando.

—Claro que lo es, además debemos pasar desapercibidos en este lugar -Mencioné pensando que si le decía eso aceptaría la ropa fácilmente.

—Lo sé, pero no es necesario, ya pensaremos algo más -Me rodeó para quedar de mi lado izquierdo -Mejor busquemos donde pasar la noche -Tomó suavemente mi mano para caminar conmigo, pero lo detuve por un momento.

—Claro iremos, pero primero esto -Me acerqué yendo con él al lugar donde tenían las prendas que vi que más le habían llamado la atención a Heba, aproveché que él estaba sosteniendo mi mano.

—Akefia, realmente no… -Trató de jalarse y soltar mi mano, pero no se lo permití.

—Bueno, solo será un cambio si así lo deseas -Mencioné sonriéndole -Debes aceptar.

—¿Realmente no tengo otra opción? -Cuestionó encogiéndose de hombros.

—No pequeño, no la tienes -Le sonreí para que se diera cuenta que estaba bien.

—Está bien -Soltó un hondo suspiro rindiéndose, yo solo sonreí ganadoramente.

Comenzamos a revisar entre las prendas, Heba me había pedido ayudarle a escoger algo, pero no sabía que podía llevar, a decir verdad, todo combinaba con su hermoso tono de piel níveo, al final mantenía tres cambios en sus manos sin saber decidir cuál llevar.

—Pagaré por los tres -Mencioné sonriéndole.

—Claro que no, solo llevaré uno -Hizo un pequeño puchero para simular enfado, yo solo sonreí al verlo.

—Descuida, traemos suficiente dinero -Si de algo me podía servir el dinero era para poder darle a Heba lo que quisiera, eso iba a procurar siempre.

—Sabes que pienso que el dinero no es para derrochar -Era cierto, muchas veces me lo había dicho en el pasado, frunció el ceño mirándome fijamente.

—Lo sé, pero realmente me gusta cómo te quedan esas tres prendas -Me encogí de hombros al mencionar eso.

—¿Realmente te gusta cómo me veo? -Cuestionó apenado bajando su mirada.

—Siempre te ves bien, pero con esa ropa te ves más que bien, realmente me gusta -Le sonreí sinceramente en cuando subió su rostro para mirarme.

—Está bien… las llevaré -Musitó entre dientes, sin embargo, pude entenderle perfectamente.

—De acuerdo, vamos a pagar -Sonreí animado, él asintió y fuimos a pagar.

Después busqué también algo para mí, terminé comprando dos atuendos que le habían gustado a Heba y después procedimos a dirigirnos a una posada.

Caminamos por varios minutos hasta llegar a un lugar un poco viejo, pero que bien serviría para pasar la noche, al entrar al lugar un señor grande de edad salió a recibirnos, nosotros le dijimos que solo estaríamos en ese lugar por esa noche pues solo estábamos de paso en el pueblo, él accedió a dejarnos quedar ahí por un precio mínimo, también ahí mismo pudimos comer algo y guardar lo que ya habíamos comprado para el camino restante.

Cuando por fin fuimos a la que sería nuestra posada esa noche notamos que era un cuarto muy pequeño en el que solo había una cama y a unos pasos de esta se encontraba un taburete junto a una pequeña ventana que dejaba ver la luz de la hermosa luna que había esa noche.

—Sé lo que estás pensando y no lo harás -Mencionó Heba rápidamente.

—¿Qué estoy pensando y qué no haré? -Cuestioné sonriéndole.

—Yo dormiré en el taburete, tú dormirás en la cama -Se dirigió rápidamente al taburete para sentarse en el cruzado de piernas y brazos.

—Estás completamente mal pequeño, será al revés, necesito que descanses bien para el agotador día de mañana -Mencioné sonriéndole.

—No Akefia, si duermes ahí y duermes mal, ¿qué sentido tendrá que yo descanse? -Cuestionó desviando su rostro dejando escapar un suave suspiro de sus dulces labios.

—Yo no importo mucho, él importante eres tú -Revelé sonriendo.

—Pero a mí sí me importas y no te lo permitiré -Devolvió su rostro para mirarme fijamente, sentí que mi corazón cimbró un momento al escucharlo, ser importante para él, esas palabras me habían hecho muy feliz.

—¿Entonces que propones? -Cuestioné sonriéndole ladinamente acercándome a él poniendo mis manos en los costados del taburete quedando con mi rostro a centímetros del suyo, él solo me miraba sin inmutarse de mi acción.

—Dormiremos juntos -Mencionó desviando nuevamente su rostro con una ligera sombra rosa en sus mejillas.

—Está bien, así podremos descansar por igual -Respondí sonriéndole, él solo asintió sin mirarme.

—Vayamos de una vez -Mencionó mirándome para que me quitara de frente, así lo hice y me dirigí al lado izquierdo de la cama mientras Heba se quedó en el lado derecho donde podía darle la luz de la luna.

Mientras permanecíamos en la cama Heba estaba de espaldas a mí, me sentí nervioso de eso sin entender por qué, los días en la cueva habíamos dormidos abrazados y ahora sentía esto, bueno, las cosas eran diferentes, esos días Heba estaba algo sentido de lo que había pasado, pero ahora era diferente, mostraba ser muy valiente y fuerte de emociones, aunque realmente no lo fuera, deje escapar un suspiro de mis labios haciendo lo mismo, me recosté de lado dándole la espalda.

Poco a poco el sueño nos fue envolviendo y nos quedamos dormidos, a mitad de la noche sentí que Heba estaba acurrucado a mi lado, rápidamente me di la vuelta y miré que estaba con sus brazos abrazándose a sí mismo mientras se revolvía un poco, yo solo lo miré afligido, a veces por la noches aquel terrible día regresaba a su consciente en forma de pesadillas haciendo que no la pasara nada bien, instintivamente pasé mis brazos por su cadera para atraerlo hacía mí en un caluroso abrazo, Heba comenzó a dejarse hacer entre sus sueños, yo solo sonreí al mirarlo, ¿qué más podía hacer mi corazón enamorado que procurarlo más que a nada?

A la mañana siguiente desperté mucho antes que él para poder contemplarlo mientras aún estaba durmiendo, inerte, en el mundo de los sueños, con una suave sonrisita en sus labios, lejos de cada momento triste y de cada cosa que pudiera hacerle daño, como era mi hábito comencé a acariciar sus finas facciones delicadamente, era realmente hermoso, ¿cómo podía soñar que un alma tan pura como él pudiera sentir amor por mí?, por un ser tan imperfecto como yo, poco a poco Heba se fue despertando cuando los rayos del sol hicieron su aparición en la ventana bañando su nívea piel con su suave luz matutina.

—Buenos días -Mencioné sonriéndole mirando como tallaba uno de sus ojos suavemente y como un pequeño bostezo escapaba de sus labios.

—Buen día Akefia -Respondió sonriéndome -Debemos emprender camino -Se sentó pesadamente en la cama tratando de deshacerse del estado soñoliento.

—Tranquilo pequeño, primero desayunaremos y después seguiremos -Mencioné haciendo lo mismo que él.

—De acuerdo, vayamos a desayunar -Ya se veía más animado, yo solo le sonreí asintiendo.

Después de desayunar le pagamos al dependiente del lugar la noche que habíamos pasado y los alimentos consumidos, dimos las gracias y posteriormente procedimos a marcharnos de ese lugar, no sabía a donde nos dirigíamos, pensé que tal vez si seguíamos la rivera del Nilo podríamos llegar a algún buen lugar.

Caminamos durante tres días, solo hasta después de ese tiempo pudimos encontrar un buen lugar para quedarnos, era un pequeño pueblo muy bonito, todos en el eran muy unidos, en cuanto Heba y yo llegamos nos recibieron de una buena manera.

—Hemos encontrado un buen lugar Heba -Mencioné sonriéndole cálidamente.

—Sí, me gusta la gente de aquí -Sonrió admirando todo.

—Ven, busquemos un lugar donde vivir, estoy seguro que debe haber algún pequeño lugar desocupado que podamos comprar para nosotros -Comencé a caminar en dirección al centro del lugar.

—¿Viviremos juntos? -Cuestionó sorprendido, yo me volteé a ver su rostro de asombro.

—Bueno… si no te parece pues no, podría encontrar lugares diferentes para ambos -Mencioné perdiendo la alegría que sentía, ya me había hecho a la idea de vivir junto a él.

—¡No! Me gusta la idea de vivir juntos -Respondió rápidamente, yo sonreí al escucharlo.

—Bien, entonces busquemos un lugar -Tomé suavemente su mano para llevarlo junto a mí para buscar un lugar.

Pedimos información con una muchacha de piel apiñonada, ojos negros y cabello café oscuro, que habíamos encontrado en la calle, su nombre era Ankara ella con gusto nos llevó hasta un lugar donde había pequeñas casas que no estaban siendo ocupadas para hablar con el dependiente, mientras nos dirigíamos al lugar ella nos iba haciendo plática, podía notar su insistente mirada sobre mi dulce Heba, era obvio, él era lo más hermoso de este mundo, cualquiera podría caer ante él.

—¿Son de muy lejos? -Cuestionó la muchacha sonriéndole cálidamente a Heba.

—Un poco, de un pequeño pueblo que está a unos cuatro días de aquí -Respondió mi Heba sonriéndole.

—Vaya, ¿y qué los trajo hasta aquí? -Cuestionó sorprendida, esa pregunta, sin saberlo, había sido como una daga para nosotros que se implantaba en nuestros cuerpos.

—Nuevos comienzos -Mencioné sin más, no daría detalles de nada de lo que había pasado.

—Entiendo… ¿Y son hermanos?, es que no se parecen -Cuestionó mirándonos aleatoriamente.

—¿Lo dices porqué él es lindo, de piel nívea y dueño de unos hermosos ojos color amatista, y yo moreno, ojos simples, lilas y nada agraciado? -Cuestioné arqueando una ceja mirándola fijamente.

—¡Akefia! -Exclamó Heba sonrojado.

—No, la verdad es que ambos son muy guapos, solo que sus rasgos son totalmente diferentes -La muchacha sonrió apenada.

—Somos… -Comenzó a mencionar Heba, pero se quedó pensando yo solo lo miré fijamente quería escuchar su respuesta, pero esta no llegó.

—Somos amigos desde que somos muy pequeños -Mencioné completando sus palabras, Heba volteó a verme y después bajó su mirada asintiendo.

—Somos amigos -Musitó para posteriormente quedarse callado.

—Bueno, entonces Heba y Akefia, hemos llegado, pueden hablar con la señora Kiya, ella los atenderá -Mencionó indicándonos el lugar -Los veré después -Mencionó haciendo una además de despedida, nosotros solo la imitamos.

—Vayamos Heba -Mencioné sonriéndole, él seguía en silencio y con su mirada en el suelo, no entendía que le pasaba, asintió a mis palabras y caminó a mi lado hasta llegar con la dependienta.

—Buenos días, ¿se les ofrece algo? -Cuestionó una señora rechoncha morena, de ojos color café claro y cabello negro, de apariencia amable.

—Buen día, estamos buscando algún lugar disponible para vivir -Mencioné inspeccionando los alrededores.

—¿Solo son ustedes dos? -Cuestionó sonriéndonos, yo asentí -Entonces tengo una pequeña casa disponible, por cierto, mi nombre es Kiya -Mencionó feliz.

—Mucho gusto, él es Akefia y yo soy Heba, ¿podríamos verla? -Cuestionó hablando finalmente.

—Claro, acompáñenme -Mencionó haciéndonos un ademán para que la siguiéramos, nosotros así lo hicimos, dimos vuelta en la esquina de la calle para llegar a una pequeña casa de dos plantas al entrar miramos que era muy básica, pero también era perfecta -¿Qué les parece? -Cuestionó sonriéndonos.

—Me gusta -Mencionó Heba observándola.

—A mí también -Mencioné al mirar lo ilusionado que se veía mi pequeño.

—Muy bien, para solo un par de hermanos como ustedes yo siento que es perfecta -Mencionó la señora Merit sonriéndonos, Heba solo asintió, yo no dije más.

Después de que todo quedó arreglado con la señora Kiya, la pequeña casa ya era nuestra así que pudimos ir para comenzar a revisar los detalles, con los días iríamos comprando las cosas necesarias, por mientras lo principal ya lo teníamos.

—Así que está será nuestra casa desde ahora -Mencionó mi pequeño entrando a la casa nuevamente.

—Así parece -Me recargué en el marco de la puerta mientras lo observaba recorrer el lugar.

—Oye, ¿por qué no le dijiste a la señora Kiya que no somos hermanos? -Cuestionó Heba volteando a verme.

—No lo sé, además, tú tampoco lo hiciste -Lo miré fijamente al mencionar aquello.

—Claro, pero si le especificaste a Ankara que solo éramos amigos, ¿verdad? -Cuestionó cruzándose de brazos, podía notar un ligero tono de enfado en su voz y en su mirada.

—Heba… -Mencioné soltando un suspiro -¿Qué querías que le dijera a esa muchacha? -Cuestioné pesadamente.

—Pues…. No lo sé -Solo fue consciente de sus palabras hasta ese momento, había quitado la defensa que había hecho con sus brazos mirándome con sus orbes temblando levemente, sin saber que hacer me acerqué a él.

—Claro que sabes -Me acerqué lentamente a él acorralándolo contra una pared cercana –Heba… ahora solo nos tenemos el uno al otro, necesito que seas sincero conmigo -Mencioné mirándolo fijamente mientras lo tomaba del mentón para que subiera su rostro y me mirara, sentí mi corazón latir fuertemente al estar en esa situación.

—Yo… Yo quiero -Comenzó a mencionar débilmente, yo solo estaba esperando que dijera más, pero ya no necesitaba que me dijera algo más, sus ojos me estaban hablando por él, sus ojos me decían como se estaba sintiendo y él se sentía como yo ¡Ra! Sentíamos lo mismo, pasé mi brazo izquierdo tras su cadera para apegarlo más a mí, Heba pasó sus brazos tras mi cuello impulsándose para atrapar mis labios en un dulce beso, sus suaves labios acariciaban dulcemente los míos, mis labios recibían las caricias encantados, no podía pensar en hacer más, era un beso tan suave y delicado, pero lleno de tantos sentimientos, sentí que estaba flotando en una nube en ese momento, llevaba tanto tiempo soñando con sentir los labios de Heba y por fin era una realidad.

—Heba, te amo, siempre te amé, desde que éramos solo unos niños -Mencioné débilmente entre jadeos cuando nuestros labios se separaron.

—Akefia… -Jadeó débilmente mirándome fijamente, acariciando mi rostro con delicadeza -Te amo ¡Ra! Te amo, siempre me he estado enamorado de ti -Reveló sinceramente, yo sentí mi corazón cimbrar al escucharlo.

—Estaremos juntos por siempre, ¿verdad? -Cuestioné sonriéndole.

—Por nada del mundo planeo irme -Respondió sonriéndome sinceramente, yo solo asentí y volví a atrapar sus labios, pero esta vez en un beso un poco brusco y más pasional, mis labios surcaban los suyos disfrutando de cada centímetro de estos, de su suavidad, de las emociones que emanaban en el momento, nos separamos cuando el oxígeno comenzó a hacerse sumamente importante.

—¿Serás mi novio ahora? -Cuestioné feliz.

—¡Es lo que siempre he querido! -Exclamó sonriéndome -Me da gusto que de entre tantas personas que pude conocer me haya enamorado de ti y que tú me correspondieras -Sus brazos me abrazaban con fuerza.

—A mí me encanta que de entre tantas personas perfectas tú te hayas enamorado de mí -Sonreí pasando mis brazos tras su cadera besando su frente.

—Eres perfecto a tu manera Akefia, siempre me has cuidado y siempre has estado para mí, desde la primera vez que me ayudaste cuando tenía tres años, cuando recuperaste mi flecha de aquella palmera de dátiles, sin importar hacerte daño con tal de verme feliz -Mencionó sonriendo, por mi mente pasó el recuerdo de ese día.

Había sido en un día de verano caluroso, es más caluroso de la historia de Egipto o al menos así lo sentía yo, había salido a refrescarme a las orillas del río Nilo, cuando llegué al lugar miré a un pequeño niño de una pálida piel como la luna, curiosos ojos color amatistas y un exótico cabello dividido en tres colores jugando tranquilamente, al verlo me extrañé mucho y también quedé embelesado, no había visto a nadie igual por ahí, sin duda ese chico era único, él estaba jugando cerca de una palmera datilera con un pequeño arco, yo solo permanecí mirándolo de lejos, realmente me había llamado la atención el lechoso color de su piel y sus encantadores ojos color amatista, cuando miré que su única flecha se incrustó en lo más alto de una palmera datilar cercana, y al ver que no encontraba la manera de recuperarla y que estaba comenzando a llorar, sin dudar fui a ayudarlo a bajarla, la subida fue fácil, lo difícil fue bajar ya que me llevé un buen raspón debido a que al bajar se me zalló el pie y caí de sentón, pero al menos había recuperado su flecha y había hecho que recuperara su hermosa sonrisa, al mirarla sentí como un sonrojo se coló en mis mejillas, quería proteger a Heba toda mi vida, solo quería estar por siempre con él, desde ese día habíamos comenzamos a ser grandes amigos y en mi comenzó a crecer lo que sentía por él, sonreí tontamente al recordar ese momento, sabía que Heba también había pensado lo mismo.

—No podía solo dejarte ahí solo y llorando por tu flecha -Lo abrace dulcemente sonriendo.

—Sí, sin importar el buen golpe que te llevaste -Ambos reímos cuando mencionó aquello.

—Volvería a recibir ese golpe y muchos más solo para volver a tenerte en mi vida -Revele sonriéndole, Heba me miró ilusionado.

—Así que si me vuelve a pasar algo siempre vendrá mi caballero a rescatarme -Sonrió al mencionar aquello.

—Claro, siempre iré a rescatar a mi apuesto príncipe -Volví a besarlo con sumo cuidado, a pesar de todo lo malo que habíamos pasado la vida nos estaba sonriendo.

Al menos nuestro nuevo comienzo había comenzado de una manera perfecta, juntos, sin nadie que se interpusiera en nuestro camino y si algo pasaba simplemente iría a rescatar a mi príncipe, tal como se lo había dicho a Heba.

----Continuará----

  ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~  

Notas finales:

Las cosas deben pintar aunque sea un poco mejor para Heba y Akefia aunque les haya pasado algo duro u.u al menos hasta que las cosas empeoren >-< nos leemos en el próximo capítulo, cya n.n 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).