13. CANCIÓN
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Leo despertó cerca de las dos de la mañana, sabía que su papá estaba enfermo desde esa tarde, así que su padre le pidió hacerse cargo de Terry mientras él cuidaba a Taiga. Sintió que su hermano estaba llorando, se puso de pie y caminó hasta Terry que se quejaba.
-Ey, bebé -le llamó- ¿Qué pasó Terry? -preguntó haciendo un lado el cabellito que se le pegaba a la frente.
-Mami -dijo sollozando y sosteniendo la mano de su hermano mayor.
-Tranquilo, Terry -le dijo tomándolo en brazos.
-¿Qué pasa? -preguntaron desde la puerta, llamando la atención de los hermanos Aomine.
Daiki se había despertado igual que Taiga, su bebé había llorado y en un segundo los dos estaban sentados, pero Daiki obligó a su esposo a recostarse nuevamente, Taiga había tenido un día arduo en la oficina y además estaba con gripe, así que tenía que descansar esa noche.
-Terry extraña a papá.
-Mi bebé hermoso -dijo yendo por el pequeño niño de cabellos rojos como pequeñas llamas -¿Qué pasa, hijo?
-Mami.
Era obvio que el bebé de un año no diría otra cosa, sólo se aferraba al cuello de su padre.
-Acuéstate, Leo -le dijo Daiki sentándose en la cama con Terry en brazos.
-Pero tienes que dormir.
-Lo sé, haré dormir a Terry primero y luego iré a acostarme.
-Se despertará si te vas -le dijo.
-Es verdad -dijo pensando, luego se puso de pie y acostó a Terry al lado de la pared junto a su hermano.
-Espera ¿Qué haces?
-Dormirás con tu hermano, no creo que te haga daño -dijo elevando una ceja.
-Está bien -dijo acomodando a Terry entre los brazos, lo que no esperó es que Daiki empezara a cantarle una canción de cuna. Leo estaba con los ojos abiertos mirando a Daiki, mientras que Terry también miraba a su padre con ternura, mientras sus ojitos se empezaban a cerrar lentamente.
-Buenas noches, bebé -dijo acariciando la cabecita.
-No sabía que cantabas -dijo leo en un susurro.
-Hay muchas cosas que no conoces de mí.
-Es algo nuevo -dijo cerrando los ojos.
-Duerme, Leo -dijo dándole un beso en la frente. Se puso de pie y vio a sus hijos dormir abrazados, eran cosas como estás las que disfrutaba a diario, eran sus pequeños momentos de alegría y ternura. Caminó a su habitación y Taiga estaba sentado en la cama, apoyado en la cabecera.
-Así que ahora cantas -dijo acurrucándose junto a Daiki cuando se metió a la cama y lo abrazó.
-Le cantaba a Tezuka cuando era bebé y Kise me pedía que lo cuidara cuando quería salir con Tetsu a una cita.
-Así que además de cantante eras niñero -dijo con los ojos a medio cerrar.
-¿Quieres que te cante también? -preguntó sonriendo de lado.
-Canta para mí, Daiki -le dijo refugiándose en el pecho de su esposo sintiendo como este le hacía cariño en la espalda y cabeza.
Daiki le cantó una canción lenta y en voz baja hasta que la suave respiración de Taiga le indicó que este ya dormía.
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Fin