- 1. SENDERISMO
-¡Olvídalo! -dijo Taiga y Daiki le apoyó.
-Esperen, de verdad, ni siquiera están escuchando lo que les estoy diciendo.
Leo suspiró, no podía creer que de un momento al otro sus padres se pusieran neuróticos con el tema de su bienestar, no que anduviera poniendo la vida en riesgo, pero le gustaban los deportes, disfrutaba del vértigo y las emociones fuertes, entonces, cuando un amigo de la escuela le dijo que si quería ir con ellos a hacer senderismo obviamente dijo que si, ya luego le preguntaría a sus padres, total, rara vez le negaban algo, pero en cuanto les conto, hace unos minutos, sus padres pusieron el grito en el cielo.
-¿En qué demonios estás pensando, Leo? -le grito su papá, y podría ser que en otra situación se asustaría con esto, pero el vientre abultado de su papá y la fuente de fresas en su mano, lo hacían ver hasta tierno.
-Deja de reír, idiota -claro, su padre no era para nada tierno y Aomine Daiki sí que podía dar miedo cuando se enojaba.
-Por favor, no sean escandalosos.
-¡No va a ir!
Su padre y su papá eran un par de escandalosos.
-Se dan cuenta de que es lo más normal del mundo, ¿verdad? -les preguntó cruzándose de brazos- Además, no sé que es lo que piensan, pero no me iré a escalar una montaña, si es lo que imaginan.
-Sabemos lo que es senderismo, Leo.
-¿Ah sí? -preguntó Daiki a su esposo.
-Sí, Daiki -dijo de mala gana.
-¿Viste? Mi padre ni siquiera sabe que es. Te estás negando porque papá se puede molestar contigo.
-No le tengo miedo a Taiga -dijo sonriendo de lado y beso la mejilla de su embarazado esposo que se había enfurruñado.
-¡Entonces acompáñame tú! -dijo parándose de golpe y mirando a Daiki con intensidad.
-¡¿Está demente?!
-Papi, deja de llamarme tan feo -le dijo haciendo un puchero que Taiga, obviamente, le creyó. Pero luego miró a Daiki y sonrió de lado-. Claro, si es que crees que puedes aguantar el paso de nosotros, chicos jóvenes.
Oh, eso le dio en el ego a Daiki, como un camión estrellándose contra su pecho.
-Bien, vamos, a ver si tú puedes seguirme el paso.
…
…
Taiga elevó una ceja y se cruzó de brazos al ver el estado en que su hijo y su esposo. Llenos de tierra, barro y esperaba que el excremento en las botas que Daiki dejó afuera de la casa fueran de origen animal.
-¿Qué demonios les pasó?
-Tu esposo es un idiota -dijo Leo dejándose caer en el sillón.
-¡Párate de ahí en este instante! -gritó Taiga y el pobre Leo quedó tieso como tabla-. Estas hecho un asco y no vas a dejar la casa así -dijo molesto- Además, ¿Qué es eso de que Daiki es un estúpido?
-Leo me llamó idiota, amor -dijo Daiki divertido dando un beso en la boca de Taiga-. Se sulfuró por que les propuse otra ruta, son unos debiluchos.
-Sí, claro -dijo Leo caminando a su habitación, necesitaba un baño con urgencia antes de dormir tres días seguidos.
-¿Algo que acotar? -preguntó Taiga divertido.
-El entrenamiento policial lo mataría probablemente -dijo riendo cómplice con su esposo mientras le abrazaba y besaba antes de ir por una ducha y luego a mimar a Taiga un rato.
Fin