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Los besos de Deidara por Shirahoshi_Akira

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Notas del fanfic:

Los personajes son de Masashi Kishimoto Sensei. 

Deidara x Itachi 

Notas del capitulo:

Los personajes son de Masashi Kishimoto Sensei. 

Los besos de Deidara

Deidara llevaba días, no, semanas cortejando a Itachi, se le insinuaba en múltiples ocasiones, usaba su ropa de deporte más ajustada para que le viera, se recogía los shorts para mostrar sus piernas y si hacía falta se retiraba la camiseta después del entrenamiento; el pelinegro solo lo ignoraba volteando hacia otro lado, platicaba con los demás jugadores y no le prestaba atención.

Por varios días fue así, un rubio tratando de llamar la atención de Itachi, ya sea en el comedor dejándole pequeños paquetes de yogurth, lo cual todos sus amigos sentados alrededor de él notaban y también se daban cuenta que causaban una pequeña vergüenza en su amigo pelinegro al recibirlos, vergüenza de la cual ni siquiera él se percataba.

Deidara lo saludaba todos los días a la entrada y salida, no, lo saludaba cada vez que le veía, levantaba la mano y le sonreía, llegaba a ponerle muy nervioso cada vez, no sabía si mirarlo a los ojos o evitar su mirada. En el baño a veces le ofrecía papel a Itachi para secar sus manos, no era que Deidara lo siguiera, pero coincidían en muchas ocasiones. Sin embargo, a pesar de todas sus acciones Itachi no caía por él, lo trataba de la misma manera fría y distante, estaba a punto de tirar la toalla, no quería tampoco incomodarlo con todas sus acciones, más aún si no eran de su agrado; así que si su última opción no ayudaba el rubio estaba dispuesto a desistir y dejarlo.

Así que con toda su fuerza de voluntad se acercó a él, tenía las manos en los bolsillos y le sudaban de sobremanera, mientras se hacía más consciente de su respiración; únicamente le pidió que se vieran detrás del salón, si las indirectas no funcionaban, tendría que ser lo más claro que pudiera.

Más tarde ahí, fuera de la vista de todos y en un silencio que no resultaba incómodo, con mucho nerviosismo el ojiazul le preguntó - ¿Itachi, te gustan los besos?

Dios, el sonrojo de Itachi no se hizo esperar, que pretendía aquél rubio con esa confesión tan directa; ¿iba a besarlo en ese momento si respondía que sí? De pronto su rostro comenzó a mostrar preocupación, una que nunca creyó sentir.

Deidara lo notó, su compañero de equipo de fútbol estaba sorprendido, y mucho, pero esta era su última oportunidad así que volvió a insistir –¿Te puedo dar un beso?

Ahora sin duda esas eran sus intenciones, la cabeza pelinegra comenzaba a perderse, todo el mundo le había visto coquetearle, pero él era muy inexperto para pensar que en verdad estaba siendo serio. Cada vez que Deidara se le acercaba o intentaba algo lo tomaba como un juego del ojiazul, como una venganza por haberlo obligado a unirse al equipo de fútbol.

Ese día no podía olvidarlo, lo vio correr tan rápido que llamó su atención por completo, era tan veloz que pensó que nunca lo alcanzaría, sin embargo, sabía que con él podrían ganar. Se acercó al equipo de atletismo de forma precavida, las riñas entre clubes eran algo común. Al acercarse Deidara le sonrío de forma maliciosa, hecho que lo puso más nervioso de lo que estaba pero eso no lo detuvo de hacer la siguiente apuesta: Si Itachi le ganaba en 100 metros el rubio dejaría ese equipo para unirse al equipo de fútbol y si el pelinegro perdía se uniría al equipo contrario, de esa forma aseguraba que el rubio compitiera con todo su potencial. Fueron solo unos segundos pero dio todo de sí para ganar, lo quería en su equipo y quedarse sin aire y tirado en el suelo fue solo un pequeño pago por su decisión. Deidara tuvo que aceptar con un apretón de mano, a la vez que le ayudaba a levantarse, ese fue el comienzo de todo para el ojiazul.

Fue así como Deidara se transfirió y desde eso no había dejado de provocarlo, y no es que le molestase, pero lo veía como un juego solamente; además no se sentía listo, el ojiazul era muy abierto y transparente y él era todo lo contrario, era una cebolla con capas, muchas de ellas.

- ¿Y bien?...

Esa pregunta lo regresó a la realidad, una en la que Deidara le mostraba lo serio que podía ser, verlo ahí le hacía dudar, y aunque lo intentaba ningún sonido parecía salir de sus labios.

 El rubio estaba impaciente, habían pasado unos minutos que parecían eternos y no salía ninguna respuesta del mayor. No aguantó mucho más, si Itachi no le daría una respuesta ahora tendría que llevar a cabo su plan sin más remedio. Se fue un poco frustrado pero esperaba que resultara.

Itachi volvió en sí al verlo marchar, cuando su compañero no estuvo presente su corazón se calmó y el calor de sus mejillas disminuyó, pensó en ese beso que le ofreció, si sería el primero del rubio al igual que sería el primer beso de él; pensó en cómo se sentiría y también si tendría la voluntad para separarse después, no tenía idea de cómo funcionaban esas cosas.

En su casa lo pensó mucho y decidió que le daría una oportunidad al menor, después de todo fue Itachi quien se había hecho presente en su mundo; y a pesar de todas las bromas e indirectas, justo en ese momento lo notó sincero. Tal vez podría intentarlo, después de todo no era que Deidara le desagradara, más bien siempre se sintió cómodo y de alguna forma tímido a su lado, y no podía negarlo su ego se sentía bien de tenerlo persiguiéndolo todos los días sin falta. Se durmió ansioso por recibir su beso el día de mañana, incluso buscó algunos videos de cómo aprender a besar, Sasuke por poco lo descubre, pero pudo disimular muy bien pese a su nerviosismo.

Al día siguiente se encontraba muy nervioso caminando a la escuela, mentalmente practicaba que hacer cuando tuviera a Deidara frente a él, qué le diría, se preguntaba si estaría molesto o si le aceptaría con esa sonrisa que odiaba admitir era solo para él, quería verlo así que comenzó a avanzar más rápido.

Todo iba bien, ya estaba cerca del instituto, pero lo que escuchó lo hizo detenerse.

- ¿Los probaste?

- ¿Probaste los besos de Deidara?

Tan solo oír su nombre en esa oración lo hizo temblar, de qué hablaban esos chicos, ni siquiera eran de su salón.

-Sí, estaban deliciosos.

-Claro, se deshacía en mi boca, simplemente quería más.

Eso lo congeló, los dos hablaban con tanta familiaridad y conocimiento del tema, de algo que pensó le había pedido exclusivamente a él, sabía que quizá el rubio por su forma de ser tendría más experiencia pero escucharlo de otros era muy distinto. Tardó un poco para seguir avanzando, aun así con firmeza se decía a sí mismo que esto no tenía nada que ver con lo que haría ahora, talvez eran besos del pasado.

Sin embargo, al llegar a la escuela los comentarios no cesaron, en el aula las chicas repetían:

- Quisiera probar más de sus besos.

- Uno no es suficiente, Deidara es un maestro.

Los miembros del club de fútbol igualmente lo decían, incluyendo sus amigos.

-Sasori, no sabía que Deidara hiciera besos tan dulces.

-Sí, siempre los hace así, a mí me gustan mucho, aunque a veces me fastidian un poco.

- Ohh, ¿Me pregunto qué pensará Itachi?

- Eso no lo sé Kisame, quizá para él sea difícil aceptar un beso de Deidara, nunca le ha permitido acercarse demasiado.

Si sus amigos también aceptaban aquello quería decir que el rubio estuvo burlándose de él todo este tiempo, le debió haber visto la cara de idiota.

Quiso ir a un lugar seguro, se dirigió al aula de su hermano, pero ahí ocurrió lo impensable.

-Naruto ¿Te gustaron sus besos?

-Ah, sí, muy ricos, no me lo esperaba de Dei, y pensar que te dio muchos a ti, debiste sentirte muy bien.

-Sí, me gustó, no pensé que me diera tantos, pero supongo quería practicar, se sintió agradable.

Eso lo fue todo, era un maldito juego, y que haya involucrado a su hermano era lo peor que pudo haber hecho.

Corrió a buscarlo y lo encontró en el comedor, era tanta su furia y vergüenza por casi haberle visto la cara que no le importó el lugar donde se encontraba, lo tomó del cuello y le gritó -¿A qué crees que estás jugando? Ofreciéndote a todo el mundo y humillándome solo porque no pude darte una respuesta.

- Itachi – san ¿qué?... yo nunca…

- Eres un idiota, solo… solo debiste haber esperado un poco más, yo no estaba listo… pero tenías que arruinarlo.

Las palabras salían de su boca sin darse cuenta; estaba aceptando aquello que nunca quiso y no podía evitarlo, sus lágrimas querían salir del coraje, y no le importó que todos los alumnos estuvieran ahí, él era un Uchiha y dios nadie jugaba con él.

 Itachi lo soltó para alejarse, pero Deidara lo tomó de la mano - ¿De qué rayos estás hablando Itachi? Yo siempre fui sincero contigo, lo sabes.

Algunas lágrimas comenzaron a brotar de sus orbes oscuros, mientras hablaba con palabras entrecortadas, no podía evitarlo.  

-Eso creía yo… pero ahora… ahora todo el mundo conoce a qué saben tus besos, todos quieren probarlos.

-¡Ahhhh!

Era tanto el alboroto que todos los estudiantes comenzaron a acercarse, el equipo de fútbol, Sasori e incluso Kisame que estaba cerca de ahí estaban a punto de presenciar la primera equivocación de Itachi, algo que nunca imaginaron ver.

-Sí, tuve que hacerlo, pero no creí que eso te afectara tanto, solo fueron algunos besos no es la gran cosa.

- ¿No es la gran cosa Deidara?, entonces yo no significo nada para ti… incluso Sasuke lo sabe, es mi hermano y no te importó.

- Creí que la aprobación de Sasuke era la más importante, qué el sabría si te gustarían a ti o no.

Sasuke llegaba al comedor y por lo que logró escuchar puso cara de querer callar a Itachi antes de que dijera otra estupidez, pero Naruto lo detuvo, el chico rubio estaba tratando de aguantarse la risa y todos sabían perfectamente por qué; aunque no quería Sasuke lo dejó, quizá era la única forma en que su hermano se daría cuenta de sus verdaderos sentimientos.

Itachi no podía creerlo, tan descarado era el tipo del que se había enamorado, no le negaba nada y hablaba como si un beso fuera algo tan simple que se le da a cualquiera, eso era él un cualquiera ¿no?

Cuando llegó a esa conclusión lloró, bajó su cabeza y sus lágrimas recorrieron su rostro, era horrible, siempre supo que no debía ceder a sus sentimientos, que le fallarían de nuevo y ahora le estaba costando.

Deidara no dejaba de tomarlo de la mano, no sabía si dejarlo ir, pero no quería soltarlo, no entendía nada e Itachi solo parecía odiarlo cada vez más. Cogió con su mano libre una bolsita transparente y se la extendió lo más rápido que pudo.

-Itachi, estos son para ti, no me ha dado tiempo de verte todavía, y quería estar seguro de que te gustarían, por eso tuve que preguntar.

- ¿Qué, de qué hablas?... ¿Y por qué me das esto?, esto no tiene nada que ver, ¡no lo quiero!

La confusión de Deidara crecía aún más –Pero si estás peleando por esto, claro que tiene que ver, son tus besos.

- ¿Qué? …-  Su conmoción paró en ese instante, observó mejor el objeto que estaba siendo colocado en su mano y observó una bolsita llena con dulces de colores, demasiado perfectos, cuando se dio cuenta de su forma lo supo, eran “besos”.

Miró a Deidara buscando una respuesta, pero no la encontraba, el rubio estaba igual de confundido que él.

Al notarlo desconcertado Deidara le volvió a rectificar –Los hice para ti, eso te pregunté ayer, pero no te dignaste a responderme y tuve que tomar otras opciones, si los quieres son tuyos.

Todo este tiempo, sus amigos, su hermano, compañeros de equipo estaban hablando de dulces, de dulces que el rubio había preparado para él.

Sus lágrimas fueron cambiadas poco a poco por un rostro totalmente rojo, los estudiantes en la cafetería comenzaban a cuchichear sobre lo ocurrido, se reían y no podían creer que Itachi Uchiha haya plantado tal escena en la escuela. El pelinegro quería morirse, en verdad quería desaparecer.

Deidara al verlo todo colorado lo entendió y entró en pánico –Por Jashin, Itachi, noooo, en serio pensaste que yo…

-Dios, después de todas estas semanas, por qué haría tal cosa con otros.

-Yo… no lo sé…- le costaba mirarlo de nuevo a los ojos, sabía que lo había arruinado -lo siento Deidara- estaba a punto de huir de ahí, deseaba que la tierra lo tragara y el rubio se olvidara de él.

Pero el ojiazul fue más fuerte –No te irás, te lo dije, esta era mi última oportunidad, y… funcionó.

Itachi vio sus ojos azules ahora cristalinos, estaba sonriente y él de cierta forma había caído en su juego.

Sin dejarle más opción Deidara lo tomó de la cintura, tomó la parte de atrás de sus cabellos acariciando la zona y acercó poco a poco su rostro hacia Itachi avisándole.

-Estos besos son solo y únicamente para ti- al terminar esa oración pegó sus labios con los del pelinegro como siempre había querido, lo anhelaba mucho y ahora que lo tenía entre sus brazos, quería tomarlo por mucho más tiempo, sin embargo, notaba su mirada oscura sorprendida e inquieta y sabía que lo que menos quería Itachi eran cientos de ojos sobre él.  

Se separó y volvió a preguntar – entonces Uchiha, ¿te gustan los besos?

Itachi se sonrojó, como si pudiera hacerlo todavía más y simplemente no pudo evitar hacer lo que su cuerpo le pedía, después de todo aun le debía una respuesta. Con mucha efusión abrazó a Deidara – Claro que sí idiota… pero…- el menor se tensó ante la duda.

-Pero… solo los tuyos.

Deidara río, el pelinegro era único, por eso se había enamorado de él, le causaba un diminuto placer enrojecerlo y ahora lo sabía.

De regreso a su casa, mientras caminaban de las manos, con un Deidara demasiado atento como siempre, Itachi se detuvo con una mirada feroz; después de mucho pensar lo ocurrido ese día, debía marcar un límite y le ordenó - No más besos para nadie, solo para mí.

Deidara se asombró, Itachi era posesivo, demasiado y acababa de descubrirlo.

Con una sonrisa destinada solo para él, el rubio aceptó -Sí, mis besos son solo tuyos.

Con el permiso que suponía esa frase volvió a robarle un beso al pelinegro, Itachi no dejaba de sorprenderse, aun con sus temores de no hacerlo bien siguió el movimiento que le marcaba tal acción, se sentía bien, muy bien y sí, podía confirmarlo, los besos de Deidara eran deliciosos y para el menor esos besos inexpertos le gustaban demasiado.

X

Un año después, en su primer aniversario, Deidara le dejó un obsequio en su escritorio, era de color pastel y estaba dentro de una bolsita; tenía un mensaje que decía con una extraña, pero sincera letra cursiva “Un beso es lo único que se necesita para enamorarse de mí”.

Itachi mostraba un gesto de felicidad, sin creer que había pasado un año desde su estrepitosa confesión, río al recordarlo, ahora podía hacerlo. Comió con mucha delicadeza lo que le fue dado, estaba dulce y sabía igual que sus besos. 

Notas finales:

Me he divertido mucho escribiendo esto, al principio imaginaba a Dei confundido, pero resultó que Itachi en un modo tímido e inocente apareció así que cambió la historia, espero hayan adorado a este Dei decidido a ganarse a Itachi y a un Itachi cayendo en el amor.

Oh, los “besos” en mi país, son unos pequeños merengues horneados (dulces) de diferentes colores pastel.

La inspiración vino de mi reciente descubrimiento de la canción “One Kiss” (Dua Lipa), les propongo escucharla al leer.

“One kiss is all it takes.

Fallin' in love with me.

Possibilities.

I look like all you need.”

Shirahoshi ~ ^^


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