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Y después de todo el niño se acercó al dragón por Saskia Neko Chan

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo.

Tengo una buena y rara explicación: En las computadoras de mi universidad y en el sistema en sí me prohibe entrar a AY, ¿por qué? Pues no tengo la menor idea. Por eso también he tardado en contestar sus reviews.

Ha sido tan hermoso leer sus reviews. Sepan que son muy preciados para mí, todos y cada uno. Agradezco mucho su paciencia y sus lecturas. Lo sé, soy muy inconsistente con mis horarios... Es algo natural y un gran defecto.

Espero que les haya gustado. Originalmente nació como un one-shot pero al final terminó con demasiados capítulos para ser uno.

Y después de todo el niño se acercó al dragón

AU

CAPÍTULO VII

FINAL


Cuando despertó el dragón ya estaba allí, mirándole con sus ojos de plata líquida.

— Lo siento, ya sabes, por no haber venido todo este tiempo pero he estado ocupado y pensé que quizá ya te habías marchado.

El dragón lo miró con superioridad.

— B-bueno, sé que en siete años no te fuiste por mucho tiempo y siempre me cuestioné el porqué de hallarte aquí cada semana escuchando lo que yo quisiera decirte. Pensé que era cosa de dragones… O algo así.

El dragón levantó y bajó suavemente el ala que estaba del lado de Harry lo que provocó una pequeña risa en el chico.

Pasó la mañana y parte de la tarde contándole las novedades que hubo en aquel tiempo y el dragón le veía fijamente como esperando que le contara todo lo que quisiera. Cuando faltaba poco para el anochecer Harry decidió contarle al dragón lo que de verdad le preocupaba pero ruidos de pasos lo interrumpieron. El dragón se puso alerta y vieron como los hombres llegaban cargados de armas y lo que parecía un Tzal*; el Tzal era una especie de amuleto en forma redonda con inscripciones que se decía podía romper cualquier protección, hechizo o barrera. Harry temió por el dragón, eran los hombres de la noche anterior.

— Debes volar, vete –susurraba asustado. El dragón solo se mantenía erguido y mirando al frente.

De pronto todo pasó, quizá demasiado rápido.

Se oyó un susurro en un idioma extraño y luego el sonido del disparo de pistolas.

Harry no sabía que pasaba porque la explosión de una granada pequeña lo dejó aturdido, no sabía porque las balas no lo habían alcanzado y cuando vio arriba miró horrorizado como el ala del dragón lo cubría a modo de escudo.

Se escuchó un rugido lastimero y el dragón cayó de bruces al suelo.

Las lágrimas se agolpaban en sus ojos al ver a la criatura herida. De repente una luz blanca comenzó a emanar del cuerpo del dragón. Todos quedaron paralizados al ver que la forma se hacía cada vez más pequeña hasta dar paso al chico de cabello rubio que Harry había visto la noche anterior y el año pasado. Los dos hombres miraban con interés el cuerpo del chico cuando una fuerza invisible los golpeó alejándolos de allí.

Harry enseguida se acercó al chico y notó que de su boca salía un hilo de sangre y cuando se dio cuenta observó que los brazos del chico, y sus piernas, también estaban heridas.

— ¡No! ¡Dragón! ¡No mueras, oye!

El chico rubio abrió los ojos lentamente.

— D-Draco –murmuró tan bajito que Harry casi no lo escuchó.

— ¿Q-Qué?

— D-Draco, ese es mi nombre… -el chico intentó respirar pero un ataque de tos se lo impidió.

— Draco –repitió Harry –Debemos ir al pueblo para que puedan curarte.

— I-Imposible… Aun así... –tosió un poco –Gracias por todo, Harry.

Harry sintió las lágrimas escocerle y sin más abrazó al rubio fuertemente.

— No me agradezcas, no he hecho nada por ti que merezca tu gratitud. Solo, no me dejes, por favor, eres… Eres mi mejor amigo, te quiero. No mueras.

— Harry… -Sentía que la vida se le escapaba con cada palabra que pronunciaba pero no se detendría hasta decirle todo al chico –Escucha, hace años que vivo aquí, mi existencia ha sido vacía desde que tengo memoria –tosió más y Harry lo apartó para verlo a los ojos mientras él tenía los propios inundados de lágrimas. — Yo nací en una familia rica y poderosa pero no conocía lo que es el amor de familia. Cuando cumplí once años mis padres me llamaron para dar un paseo –tosió de nuevo y Harry soltó una lágrima más –Me trajeron hasta aquí pero tan pronto llegamos un anciano nos esperaba. Harry, ellos me dejaron aquí y el anciano me encadenó con magia, en aquel entonces no comprendí lo que pasaba pero al parecer fue… -se detuvo para tomar más aire, el recordar el pasado le hacía tanto daño… -Fue culpa de una profecía: yo sería la ruina de mi familia, acabaría con sus ideales y la pureza de su sangre, así que me dejaron aquí y por lo que supe me borraron de los registros familiares. El anciano me echó una maldición y me dejaron aquí. En el día antes de que el primer rayo de sol toque las orillas del bosque me vuelvo un dragón, espanto a las personas y de esa forma nunca conseguiría ayuda. Y por las noches sería humano de nuevo porque así por más que suplicara nadie me escucharía pero... –tosió y esta vez salió sangre de su boca; Harry lo miraba atónito por el relato –Llegaste tú y todo cambió, esperaba cada semana tus llegadas en la mañana, me gustaba que me contaras cosas porque así sabía que había cambiado. Yo era inmortal, crecía de forma diferente al resto pero nunca supe cada cuanto tiempo, cuando me resigné a mi suerte dejé que el tiempo pasara sin preocuparme por ello. Pero al conocerte fue diferente, Harry, tú hiciste que mi existencia fuera feliz desde aquel momento –sonrió con gratitud y la mirada cansada.

— Tú también me cambiaste, sabía que siempre habría alguien en quien confiar, tú estarías ahí para mí y te lo agradezco de corazón por no apartarme de tu lado. Pero, si eres inmortal, las balas no deberían herirte –sollozó.

— Dije que era, la maldición decía que cuando encontrara a alguien a quien quisiera y fuera correspondido la inmortalidad terminaría. Tú eres la persona a la que quiero. El anciano decía que el amor era debilidad y por eso lo hizo.

— Draco, yo…

— Te quiero, Harry, cada expresión, gesto y palabra tuya serán los preciados recuerdos que llevaré en el alma. Gracias Harry por demostrarme que siempre hay alguien que te pueda llegar a amar.

Y con estas palabras Draco cerró los ojos entregándose al sueño eterno con una sonrisa en los labios.

Harry gritó y lloró pero nada le devolvería la vida a su amado dragón.

Los años pasaron y Harry sigue su vida normal.

Aquel día llevó el cuerpo de Draco a su casa y lo lavó, vistió y lo recostó en su cama como si durmiera. Al día siguiente sobre la cama solo quedaban pétalos de rosas blancas que Harry guardó en una caja sencilla de madera junto con la gema que alguna vez le diera al dragón. Desde aquel día ha viajado de ciudad en ciudad conociendo lugares para poder contárselos a su dragón que cada noche lo espera en la caja porque Harry sabe que el cuerpo de Draco se ha ido pero que alma continúa junto al él, cuidándolo.

Nadie sabe exactamente cuándo va a morir pero Harry lo presentía. A sus setenta y un años sabía que aquella sería su última noche. ¿Cómo? Su amado Dragón lo había visitado en sueños: "Te esperaré, falta poco", no le había dicho una fecha exacta, y le había sonreído como la última vez hacia tantos años.

Se vistió con un traje negro que había comprado para la ocasión, se peinó y perfumó y se recostó a dormir, a su lado los pétalos blancos de su última noche con Draco estaban esparcidos con cuidado y aún tan frescos como aquella vez.

— Ahora voy, amor mío.

Notas finales:

Y sí, soy mala... Me dicen maléfica. En serio.

Bueno, ante el angst admito mi derrota *muy a lo Junjou Terrorista*

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*Lo inventé en ese momento, si hay algo así que sí exista y tenga un nombre, entonces me gustaría saberlo.

Y bueno, eso fue todo. Gracias por la compañía y por al paciencia.

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Notas adicionales:

Planeaba poner un epílogo (que ya está hecho), pero eso depende si les gustaría o lo dejamos así.


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