RECUERDOS
ONE-SHOT
Habían pasado varios des que Voldemort había sido asesinado por el rebote de su propio hechizo y el lado oscuro había perdido. Harry no supo cómo sentirse en aquel momento de su pasado: por un lado estaba feliz porque la batalla había acabado y ya no iban a haber más muertes, pero habían muerto personas a las que apreciaba y que habían luchado con todas sus fuerzas por sus familias, por sus amigos, por todos, y por esa paz que nunca iban a ver. Habían muerto integrantes de los dos bandos. Las muertes de Remus, Fred y Tonks y las de muchos alumnos de Hogwarts habían destrozado varios corazones que con el tiempo nunca se habían recuperado del todo. Harry ahora era auror, después de mucho pensar había decidido dedicarse a mantener el orden que se había conseguido después de aquella guerra. Se había casado con Ginny a la que amaba sinceramente y con la que había tenido tres hijos a los que adoraba: James Sirius, Albus Severus y Lily Luna. Los habían criado lo mejor que podían, habían intentado por todos los medios que no se vieran afectados por la fama y los comentarios ajenos, que tuvieran su propia opinión de las cosas.
Ese día Ginny y él tenían que llevar a los chicos al andén 9 y ¾, James y Albus empezaban el nuevo curso. Lily como siempre los acompaño, ella tenía diez años y estaba muy emocionada con ir, al igual que sus hermanos, a Hogwarts. Siempre se emocionaba cuando veía marchar al tren, pensando que ella iría algún día, muy pronto, con sus hermanos. Esa vez no fue diferente. Harry sin embargo guardaba sentimientos nostálgicos, habían pasado más de veinte años desde que se había montado en aquel tren y ahora veía como sus hijos partían en él. Unos metros más lejos estaba la familia Malfoy, viendo a su hijo irse, miró al que había sido estado en su mismo curso. Malfoy también lo vio y se dirigieron miradas retadoras.
Cuando llegó a casa no pudo evitar ir escalera arriba, hacia el ático, donde se encontraban almacenadas tantas cosas que ya no les servían, que solo ocupaban espacio, pero a la vez guardaban tantos recuerdos. Se dirigió sin dudarlo a una caja que se encontraba al fondo de la habitación, escondida dentro de un armario viejo que ya no usaban. Cogió la caja, en ella estaba escrita “Inolvidables”, y la abrió. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Dentro había una gran cantidad de fotos junto con el mapa del merodeador y varios objetos más que había guardado. En las fotos podían verse a todos sus seres queridos, aquellos que habían muerto, aquellos que habían tenido la suerte de vivir y aquellos a los que quería sin haberlos conocido realmente. Estuvo horas allí sentado en el suelo viendo y rememorando todas y cada una de sus memorias. Hasta que llegó a un objeto que le llamó la atención: una corbata de Hogwarts pero lo sorprendente es que era de Slytherin. Harry empezó a hacer memoria ¿qué hacía aquella corbata ahí? La caja solo tenía recuerdos, sus mejores momentos, se recordó. ¿Por qué había puesto “eso” ahí? Entonces lo recordó:
Era un día cualquiera de su quinto año. Harry caminaba tranquilo por el pasillo, se dirigía a la sala de menesteres, había quedado con el E.D., iba con tiempo de sobra, pero tenía que preparar la clase de ese día. Cuando giró en una esquina un choque lo hizo dar varios pasos atrás, mientras que a su “agresor” lo había tirado al suelo al no esperárselo. Harry iba a ayudarlo a levantarse hasta que se dio cuenta quien era. Se trataba de Draco Malfoy y estaba solo. No dudó en aprovechar la ocasión.
-¿Qué, Malfoy? ¿Hoy no vas con tus estúpidos guardaespaldas?- le dijo mordazmente. Malfoy acababa de levantarse y se estaba limpiando el polvo de su ropa, al parecer no se había dado cuenta de quién era, pero cuando reconoció su voz lo miró directamente a los ojos.
-Potter, Potter, Potter- negó con la cabeza como si fuera algo evidente-Yo necesito mi tiempo a solas, no pensarás que me llevo a alguien durante mis conquistas- sus palabras eran frías y una sonrisa pretenciosa se le había formado en la boca.
-¿Conquistas, Malfoy? Nadie iría detrás de ti si no fuera porque eres rico, el dinero es el que las atrae no tú.
-Pero aún así las atraigo, no como tú que las haces huir con lo mal que besas. No te creas que no me he enterado de lo de Cho Chang, dicen que la pobre está traumatizada después del beso que le diste Potter, hasta se echó a llorar de la pena que le dabas.- rió de su propio comentario.
Harry no recordaba que le había respondido, ni lo que se habían dicho después. Solo recordaba que de un momento a otro le había pegado un puñetazo a Malfoy y este se lo había devuelto, era la primera vez que habían llegado a una pelea física, siempre se habían hechizado, pero aquella vez era diferente. Recordaba que sin saber cómo se habían movido hasta una de las aulas vacías, seguramente para que nadie los viera y pararan aquella pequeña guerra, aquel duelo, que tenían. De un momento a otro Harry había empujado a Malfoy al suelo y se le había sentado encima inmovilizándole completamente, le había agarrado las manos sobre la cabeza y le había parado los pies con su propio peso. Malfoy odiaba perder y no estaba dispuesto a pasar por esa humillación. Los intentaba como podía. Sus caras estaban a solo unos centímetros cuando Harry le preguntó sonriendo victorioso:
-¿Te rindes Malfoy?
-Nunca- Malfoy había eliminado la distancia que los separaban y había unido sus labios fieramente. Harry pensaba separarse al principio pero eso era un duelo y no estaba preparado para rendirse. Aceptó, como gran Gryffindor que era, el reto. Su boca se movió furiosa intentando conseguir el control, al igual que la de su compañero. Lo que al principio había comenzado como una unión de labios pronto se convirtió en una batalla de lenguas que seguía sin ganador. Ninguno lo había aclarado, pero para los dos estaba muy claro que el primero que se apartara del otro perdía. No dudaron ni un segundo en pegarse más, Harry se situó entre la piernas del rubio. Las piernas de Malfoy no tardaron en rodear la cintura del moreno, acercándolos más. Harry había acabado sentado en el suelo con Malfoy sobre de él besándolo con una pasión delirante, ambos con una erección. Malfoy había empezado a moverse restregando su culo contra el pene de Harry, que estaba encantado por la atención. Pronto las manos cobraron vida propia y empezaron a desnudar al contrario. Malfoy había empezado quitándole la corbata y la camisa con gran rapidez y agilidad. Harry no queriéndose quedar atrás le quitó la corbata, tirándola, sin ver donde caía, y arrancándole casi la camisa. Las manos de Harry recorrían el torso de Malfoy de arriba abajo. Malfoy, que no había parado el movimiento de cadera le pasó las manos por el cuello enredándoselas en el pelo rebelde del moreno y poniéndole más fuerza al beso, mordiendo el labio ajeno. Harry no parecía molesto por eso, es más, estaba más agresivo, detuvo sus manos en los pezones de Malfoy y los apretó consiguiendo que se separara del beso y llevara su cabeza al hueco del cuello y gimiera en la oreja de Harry. Un gemido totalmente escuchado por Harry, que se había puesto más duro si era posible. Pero cuando quiso continuar Malfoy se levantó, cogió su camisa, se la puso, le miró a la cara con una sonrisa de las suyas y le dijo:
-Habrás ganado esta vez Potter, pero de eso- señaló a la entrepierna de Harry- te ocupas tú.
Y salió de ahí con la cabeza bien alta como si nada hubiera pasado. Harry sin embargo no pudo más que mirar cómo se iba. Lo único que quedó de ese día fue una corbata verde y plata que había sido dejada a un lado y que luego había recogido Harry y el recuerdo de los integrantes de aquella competencia, a los que nunca se les olvidaría lo que había pasado, sobre todo a cierto rubio caprichoso.
Harry recordaba aquella experiencia, al igual que la nota, que casualmente había encontrado después en la caja, que le había mandado el rubio al día siguiente que decía:
“Quiero la revancha. D.M.”
El día siguiente había sido uno de los primeros duelos que había tenido con Draco Malfoy en los que habían quedado empate. El primero de muchos rememoró. Harry hasta ese día no había pensado que su primera experiencia sexual había sido con su mayor rival.
Y tuvo que admitir que era un gran recuerdo y que merecía el sitio en aquella caja.
Harry oyó como su hija lo llamaba desde la puerta y como se acercaba a él. Él guardó la caja lo más rápido que pudo pero Lily vio la corbata verde por un instante.
-Papi, ¿Por qué tienes una corbata de Slytherin?- preguntó curiosa.
-Es una larga historia, además eres muy pequeña como para contártela- la niña hizo un bonito puchero.
-Jo, yo quiero oírla. ¿De qué va?
-Es de una eterna rivalidad- sonrió alegre.
-¿Con Voldemort?
-No, mi mayor fue un estúpido Slytherin al que no le gustaba perder y menos mal, sino no habría historia que contar.
-¿Me la contarás?- dijo con ojitos brillantes
-Algún día mi pequeña.