Llevaron a Zephyr a un edificio abandonado, no sabía exactamente en que parte de la ciudad, su mente había estado divagando todo el camino.
Subieron unas escaleras bastante deterioradas, agarrado firmemente por el joven con el que había "hablado", frente a una puerta había otro hombre esperando, les dejó paso a una habitación espaciosa, sin ventanas y con basura acumulada en las esquinas, pudo ver dos puertas más. Escuchó murmullos de conversación alrededor de él, pero no llegó a comprender lo que decían. Con otro brusco tirón lo llevaron por la puerta de la derecha.
Entraron en una habitación mucho más pequeña, con una silla en medio y una mesa de comedor a un lado, esta tenía una ventana, pero estaba tapiada con paneles de madera, sin dejar entrar una rendija de luz. Una triste bombilla colgaba del techo iluminando el pequeño cuarto. Obligaron a zephyr a sentarse en la silla en medio de la habitación y le ataron a ella.
Levantó la vista y, junto con el joven, había un hombre de mediana edad, con una frondosa barba ocultando su rostro, el pelo lo llevaba igual de rizado y desarreglado, la mirada verde pasó de un rostro al otro.
-¿Por qué estabas en casa de Viktor?- Preguntó con un gruñido, a Zephyr le temblaron los labios.
-Trabajo allí…- Consiguió murmurar, manteniendo la mirada con miedo.
-¿De qué?- Gruñó exasperado. El cerebro de Zephyr empezó a funcionar al fin para hilar las cosas con velocidad. Aquel chico pretendía sacarle información, los trapos sucios de Viktor, seguramente por ¿venganza?, ¿codicia?
Realmente no le extrañaba que alguien llegara a odiarle hasta ese punto.
-Ayudo en las tareas del hogar- Mintió todo lo convincente que pudo. El joven sonrió siniestramente.
-¿Solo eso?- Zephyr tembló ligeramente por el tono helado, eso parecía una amenaza. Inhaló una bocanada de aire antes de hablar.
-Si- Se sorprendió al escucharse mucho más convincente de lo que creía. El hombre barbudo se acercó a él, solo tuvo que dar dos zancadas para llegar a su lado, rápidamente asestó un fuerte puñetazo en la cara del pelirrojo, sujetando la silla para que esta no cayera con el movimiento del chico, que giró por completo la cara, sintió un escozor en el labio del que comenzó a brotar un hilo de sangre. Jadeó con violencia tratando de relajarse.
-¿Estás seguro?- La sonrisa se ensanchó cuando Zephyr le miró con ojos llorosos.
El pelirrojo cerró los ojos, tratando de prepararse mentalmente para otro golpe.
-Si- Susurró.
Como había previsto, un segundo golpe lo desestabilizó, notando en su su boca el sabor metálico de la sangre. Giró la cabeza para escupir la sangre que se le había acumulado en la boca.
-Vamos chico- El joven se acercó a él- Di cualquier cosa de ese bastardo y te dejaremos ir- Zephyr le miró directamente, jadeando- ¿Cuentas ilegales? ¿Le gusta desmembrar putas?- Rió él solo ante su comentario.
-No se nada de eso- Aunque sus ojos seguía brillantes por las lágrimas, se mantuvo serio, aguantando la mirada divertida del joven con desprecio. Otro golpe cruzó su rostro, partiendo la ceja del pelirrojo, notando como la sangre escurría por su rostro, uniéndose a la sangre seca del labio.
-Zephyr, se ve que eres un chico inteligente- Murmuró apoyado contra la mesa- Una pequeña confesión y todo acabará, podrás seguir tu vida normalmente, nadie sabría nada.
Esa frase le afectó como una espada clavada en su pecho. Al llegar a la mansión había pensado muchas veces en acusar a Viktor para poder huir, pero ya no. Algo había cambiado, probablemente él, y, aunque aún quería recuperar su libertad, no iba a poner en juego la de Viktor.
-No se nada- Reiteró, cerró los ojos esperando otro golpe, pero este no llegó. Al abrirlos vio al hombre que le había pegado de espaldas frente a la mesa. Al girarse, en la mano llevaba un punzón de acero. Zephyr perdió todo el color de su rostro y jadeó asustado.
-Te doy otra oportunidad- Había perdido la sonrisa, empezaba a enfadarse. Zephyr le observó fijamente un instante, apretó los labios y desvió la mirada, intentando relajarse.
Gritó al sentir la punta afilada clavándose en la piel del muslo, las lágrimas se escaparon recorriendo su cara mientras exhalaba quejidos de dolor en voz baja. Cuando el hombre sacó el punzón de su pierna, el pantalón de color claro tenía una pequeña mancha color rojo oscuro, que fue haciéndose más grande rápidamente. Zephyr gimió de dolor lo más disimuladamente que pudo.
-Es tu última oportunidad, chico- Amenazó, enfadado.
-No tengo nada que decir- Murmuró entre jadeos.
El silencio se apoderó de la habitación, solo roto por los jadeos acompasados de Zephyr. Un ruido llamó la atención del pelirrojo. El chico que había estado haciéndole las preguntas sacó el arma con el que le había amenazado en la mansión y lo dejó en la mesa. Sin necesidad de decir nada, el hombre barbudo la cogió y volvió hacía Zephyr, apoyandola contra su cíen.
Zephyr tomó aire una vez más cuando notó el frío metal contra su cabeza, estaba temblando de miedo.
-Estás pueden no ser tus últimas palabras, si te portas bien.
-No tengo nada que decir- Repitió en voz alta, seguro de sus palabras. Escuchó un "click" proveniente de la pistola y cerró los ojos de nuevo. Una parte de su mente le llamó idiota, pero lo descartó con facilidad.
Un ruido en la habitación contigua les distrajo, durante poco tiempo, ya que Viktor abrió la puerta de golpe, paralizando a los otros dos hombres. Su mirada recorrió la habitación, reconoció a su primo pequeño, a Zephyr magullado en la silla, pero no tenía la más mínima idea de quien era el otro.
-Si sueltas el arma- Se dirigió al hombre que aún amenazaba a Zephyr- Conseguiré identificación falsa, un billete de avión a donde quieras y todo el dinero que necesites para huir de la justicia- El hombre cambió su expresión por primera vez, abriendo los ojos desmesuradamente. Su mano se tembló antes de apartarla del pelirrojo.
Viktor suspiró imperceptiblemente.
-Descargala y tira las balas fuera- Ordenó, el hombre obedeció y tiró la pistola a una esquina de la habitación- Ahora vete- Viktor se adentró en la pequeña habitación para dejar paso. Cuando pasó por su lado le dio una tarjeta con su número de teléfono- Llamame en dos días.
Sin esperar más, fue hacía Zephyr, cortando las cuerdas que lo amarraban. El pelirrojo se quedó laxo escuchando sus pulsaciones en los oídos mientras recuperaba poco a poco la respiración normal. Viktor se colocó frente a él, mirando a su primo.
-No es muy inteligente tratar de descubrir algo para quitarme de en medio, haciendo algo mucho peor- Murmuró con odio.
-No creas que esto ha acabado aquí- Pronunció con cuidado, destilando desprecio.
-Claro que se ha acabado- Alzó la voz, provocando un escalofrío en el joven, se acercó a él y su primo retrocedió- La policía está al venir y todo el dinero del mundo no va a librarte de la cárcel- Sonrió con superioridad- Y no creo que a nadie de tu asquerosa familia se le ocurra hacer algo más contra mi- El joven apretó los puños enfadado.
-Hijo de puta…- Murmuró.
Viktor se movió rápido para llegar hasta él en dos zancadas, al joven no le dio tiempo de apartarse o defenderse cuando el puño de Viktor se estrelló con fuerza y odio acumulado en su cara, él cayó al suelo y se encogió intentando protegerse de su primo.
El moreno le miró desde arriba con desprecio, pero no hizo nada más, le dio la espalda para cargar a Zephyr que se había mantenido en silencio, el pelirrojo se quejó en voz baja al mover la pierna. Se volvió hacía su primo.
-Voy a asegurarme de dejar a tus padres en la calle- Amenazó antes de abrir la puerta de nuevo.
En el cuarto contiguo había bastantes personas vestidas de negro, demasiadas para un cuarto tan pequeño. Tres hombres entraron a vigilar al joven mientras Viktor dejaba a Zephyr sentado en otra silla, llamó a un hombre joven. Se agachó a su lado y acarició con delicadeza el rostro del joven.
-Ahora vengo, Zephyr- Le susurró. Se levantó con intención de ir a la otra habitación, hasta sentir un tirón en su manga, se giró sobre si mismo, encontrándose con la mirada más desvalida y necesitada que había visto nunca.
-Ah…- Intentó hablar, pero su garganta solo emitió un sollozo y sus ojos se llenaron de lágrimas. Viktor se volvió a agachar junto a él.
-Está bien, no tardo- Susurró con dulzura, Zephyr asintió lentamente y le soltó- Jack- Llamó Viktor incorporándose. El joven se quedó con Zephyr, mientras él entraba en la otra habitación.
-Bueno, Zephyr- Murmuró observando las heridas- ¿Puedes levantar el pantalón para mirar la herida de la pierna?- Preguntó con una sonrisa amable. El pelirrojo intentó devolver la sonrisa pero se hizo daño en el labio herido, se arremangó el pantalón sin mucha dificultad ya que la tela del pantalón era fina. Tenía el muslo con una gran mancha de sangre y una herida abierta que ya había dejado de sangrar.
Jack limpió la sangre y desinfectó la herida.
-Bien, no tienes que preocuparte por esto- Deslizó el pantalón para cubrirle de nuevo la herida después de ponerle un apósito- Se curará en unos días- Hizo lo mismo con las heridas de la cara- ¿Te duele mucho?- Preguntó mucho tacto, Zephyr negó con la cabeza, todavía era incapaz de hablar.
Tres agentes de policía entraron en la ya atestada habitación, haciéndola parecer todavía más pequeña. Alguien abrió la puerta del cuarto donde estaba Viktor para avisarle, salió junto a Mika, colocándose junto a Zephyr.
Dos agentes fueron al cuarto donde aún estaba su primo, mientras otro se quedó con ellos.
-¿Qué ha pasado?- Preguntó observando la cara magullada del pelirrojo.
-Entraron en mi casa, dejando inconsciente al jefe de seguridad, y se llevaron al chico que estaba allí solo- Explicó Viktor- El resto está grabado- Le ofreció la cinta con la grabación de la cámara de seguridad.
-¿Habéis avisado a sus padres?- Preguntó con todo el tacto que fue capaz.
-No tiene- Respondió Viktor, sorprendiendo al policía.
-¿Familiares…?- Preguntó, Viktor negó en silencio.
-Nos iremos ahora.
-¿Y usted es?- El policía no iba a dejar que se fueran tan fácilmente. Viktor frunció el ceño, lo único que quería era sacar al chico de ahí.
-Su pareja- Respondió con seguridad.
-El sigue siendo menor de edad, ¿verdad?- Insistió, a eso Viktor no pudo responder- Tengo que informar a su tutor.
Zephyr estaba escuchando toda la conversación sin saber como reaccionar, todavía estaba un poco atontado por haber escuchado decir a Viktor que era su pareja. Pero ahora estaba asustado, no podían contactar con su tutor, su cuerpo empezó a temblar y sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Es una situación complicada- Mika rompió el silencio, se llevó al agente de policía a un lugar más apartado, hablando con él en voz baja, su hermano y Zephyr les miraron con sorpresa, esperando para ver como el policía se alejaba y Mika volvía hacía ellos.
-Podemos irnos.
El viaje hacía la mansión transcurrió en silencio, cuando llegaron había otros dos seguridad en la puerta, vigilando.
-Eh…- Zephyr carraspeó para que le saliera la voz- ¿Qué ha pasado con…?- No terminó la pregunta, no recordaba el nombre del hombre que encontró tumbado en el puesto de vigilancia.
-Está bien- Respondió Viktor- En el hospital, se quedará allí un mes, pero está estable- Zephyr suspiró aliviado.
Viktor salió del coche parado frente a la puerta principal, abrió la puerta del coche para ayudar a Zephyr a salir y llevarlo hasta su habitación.
Lo sentó en la cama y suspiró.
-¿Te gustaría dormir?- Preguntó en voz baja, Zephyr negó levemente.
-Quiero preguntar…- Viktor asintió, colocó una silla frente a Zephyr y se sentó, atento- ¿Sabías que no tengo familia?- Viktor sonrió algo irónico.
-Investigué un poco sobre ti cuando llegaste- Zephyr frunció un poco el ceño, todo lo posible sin que le doliera- No voy a meter a cualquiera en mi casa- El chico bajó la mirada.
-¿Puedo preguntar algo más?- Murmuró mirando a Viktor de reojo.
-Antes responde tu a una cosa- Zephyr asintió- Vi lo que pasó, había una cámara de seguridad- El pelirrojo mantuvo su mirada en silencio- ¿Por qué no dijiste nada?- Se sostuvieron la mirada intensamente.
-No se, si hubiera dicho algo, tu… No quería que te pasara nada- Susurró. Viktor sintió como si esas palabras le hubiesen golpeado, convirtiendo la punzada de culpabilidad que sintió en enfado.
-Deberías pensar en ti alguna vez- Habló en voz baja, haciendo un gran esfuerzo en ocultar su enfado.
-No podría perdonarme que sufrieras por mi culpa- Reprochó algo avergonzado. Viktor exhaló un suspiro irritado.
-Zephyr, puedo solucionar mis problemas yo solo- Habló todo lo calmado que pudo- Piensa en tu propia seguridad- Zephyr abrió la boca para protestar, pero Viktor le hizo callar con un gesto- Por favor, piensa en ti- Suplicó estrechando las manos del pelirrojo en las suyas- Piensa en como me habría sentido yo si te hubiesen matado, después de todo…- Zephyr le miró fijamente.
-¿Después de todo?- Repitió el pelirrojo. Viktor no podía evitar sentirse muy culpable.
-Nada…- Murmuró como respuesta- No vuelvas a hacer algo así, ¿está bien?- Zephyr asintió poco convencido.
-Lo siento- Murmuró- Conocías a ese chico, ¿verdad?- Le gustaría seguir hablando de otros temas, pero tenía mucha curiosidad por saber su relación con lo que había pasado. Viktor asintió.
-Es mi primo- Zephyr abrió los ojos sorprendido- Es una historia un poco larga.