Aquella mañana Viktor se había despertado inusualmente temprano, extrañando aún más al pelirrojo ya que era sábado y no trabajaba.
-¿Vas a salir hoy?- Preguntó con la voz pastosa, incorporándose en la cama, con la manta solo tapando por debajo de su cintura, los ojos azules se nublaron por el deseo y se mordió el labio inferior, intentando contenerse.
-Vamos a salir- Respondió terminando de vestirse, Zephyr casi se cae de la cama al saltar de ella por lo nervioso que estaba, sacando una sincera carcajada de Viktor.
-¿De verdad? ¿Dónde vamos?- Exclamó emocionado, sujetando la manta a su cintura para tapar su desnudez. Viktor se acercó a él para besarle con suavidad, acariciando la piel de sus hombros y espalda.
-Sorpresa- Susurró contra sus labios estrechando al chico contra sí. Zephyr sonrió abiertamente antes alzarse ligeramente para llegar a sus labios y besarle dulcemente una vez más. Apartó al moreno, dejándolo atrás para buscar en el armario. Viktor rió en voz baja, dio dos zancadas para llegar hasta Zephyr, lo abrazó por la cintura, levantándolo un par de centímetros del suelo y comenzó a besar su nuca con cortos y eróticos besos.
Zephyr se revolvió con un grito por la sorpresa que se transformó en una suave y melódica risa, intentando zafarse del agarre y sujetar la manta mientras tanto. Viktor aprovechó para acariciar la piel suave del chico cuando llamaron a la puerta.
-Viktor- Murmuró Zephyr apremiando a Viktor a que le soltara, pero él no le hizo caso, lo levantó un poco más y mordió su cuello, sacando otro pequeño grito del chico.
Alice, la chica que se ocupaba de la limpieza entró a la habitación tímidamente, intentando disimular su interés por la escena que estaba viendo. Viktor cedió con una sonrisa, dejando a Zephyr en el suelo, este se separó de inmediato, intentando ocultarse tras las puertas del armario, intentó mirar a Viktor con enfado, pero se le escapaba una sonrisa juguetona, haciendo vanos sus esfuerzos.
-Vengo con el desayuno- Dijo al fin Alice, con un destello travieso en su mirada. Viktor se adelantó hacía ella para sujetar la bandeja y dejarla en el escritorio.
-Gracias, Alice- Sonrió, al girarse de nuevo hacía ella. La chica devolvió la sonrisa paseando su mirada entre los dos.
-Bien, os dejo solos- Guiñó un ojo con complicidad antes de irse.
La mirada azul voló hacía el rostro escarlata de Zephyr, intentando mantenerse serio.
-Deberías vestirte, vamos a llegar tarde- Apremió, ganándose una mirada enfadada del pelirrojo, que elegía la ropa apresurado.
Aparcaron el coche en un barrio comercial elegante, tiendas especializadas de vino, ropa de lujo, muebles que perfectamente podrían costar más que un apartamento completamente amueblados y muchos restaurantes con nombres exóticos.
-¿A qué hemos venido aquí?- Preguntó el pelirrojo al salir del coche, Viktor le esperó en la acera, sonriente.
-De compras- Respondió tranquilamente, dejando al chico un poco turbado, se sentía bastante incomodo en esa zona, hasta ahora desconocida para él, de la ciudad.
Viktor se detuvo en una tienda de trajes de gala con nombre francés, abrió la puerta y dejó pasar a Zephyr mientras una pequeña campanilla tintineaba en la puerta, llamando la atención de las personas que se encontraban en la tienda, miraron de arriba a abajo al pelirrojo. Una señora con un abrigo de piel disimuló fatal una risita condescendiente, susurrando un chiste increíblemente gracioso a su marido, que también le escrutaba con la mirada. El dependiente se acercó a paso rápido hacía él con una enorme y falsa sonrisa en el rostro, seguramente para echarle de una manera sutil y "amable".
Hasta que sintió la imponente presencia de Viktor tras él. El "divertido" matrimonio desviaron la mirada rápidamente y volvieron a sus compras como si nada hubiera pasado, el dependiente se detuvo en seco, con la sorpresa escrita en su rostro.
-Señor Tenan- Saludó con una leve inclinación- Avisaré que ya ha llegado- Zephyr casi pudo ver el símbolo del dólar en los ojos del muchacho con esa sonrisa de suficiencia. Cada vez se sentía más incómodo y fuera de lugar. Viktor le empujó ligeramente, colocándose a su lado antes de comenzar a andar para encontrarse con un atractivo hombre mayor. Zephyr le miró, intentando ser disimulado, aquel hombre alto, elegantemente trajeado y el pelo canoso peinado hacía atrás, aún con la presencia de algunas arrugas que revelaban su edad avanzada, no dejaba de parecerle bastante guapo, demasiado para un hombre de su edad.
-Viktor- Saludó de una manera demasiado cercana para tratarse de un cliente, mientras estrechaba la mano del moreno. Zephyr estuvo tentando de echarse a un lado y alejarse de aquellos dos, se sentía pequeño y cohibido, como un un animalillo.
-Scott- Sonrió ligeramente.
-Me alegra que hayas venido, nos acaban de llegar trajes…- Viktor cortó la frase de Scott con ademán.
-Busco algo para él- Agarró el brazo de Zephyr, que se había mantenido deliberadamente alejado de ellos, para atraerlo hacía él.
-Si, por supuesto- Corroboró una vez hubo mirado de arriba a abajo al pelirrojo- ¿Tiene ya alguna idea de lo que quiere…?- Preguntó mientras su vista danzaba entre Viktor y Zephyr.
-¿Qué estás diciendo?- Zephyr levantó demasiado la voz, mirando fijamente el semblante tranquilo de Viktor.
-Necesitarás uno para ir a la fiesta- Explicó tranquilamente, con una sonrisa alegre que solo consiguió molestar más al chico.
-No- Replicó tajante.
Por un momento, la elegante tienda se quedó en el más absoluto silencio, todos los clientes y trabajadores estaban atentos a la conversación, sin cuchichear entre ellos, solo escuchando atentamente, pero cuidándose de no lanzar miradas furtivas.
-Viktor, es mejor hablar en otro sitio- Scott reaccionó antes que Viktor para guiarles a una sala privada, llena de muestras de telas, material de costura y un gran espejo situado en una esquina- Avisadme cuando hayáis solucionado…- El hombre miró fugazmente el rostro enfadado de Zephyr y no pudor evitar sonreír divertido- Será mejor que me vaya- Concluyó cerrando la puerta.
El ambiente estaba tenso, incluso se podía ver el aire correr entre ellos pesadamente.
-Necesitas vestirte para la ocasión- Expuso Viktor cuando se decidió a hablar- No querrás llamar la atención de la misma manera que cuando has entrado, ¿no?- Zephyr abrió la boca pare replicar, pero, en eso, Viktor tenía razón. Comenzó a esbozar una sonrisa triunfante.
-Alquilaré uno- Dijo firmemente- Y lo pagaré yo, no necesito que me compres nada- Añadió con un mohín molesto. Viktor suspiró contrariado, no le iba a resultar tan fácil ganar esa batalla.
-¿No me concederás este capricho?- Preguntó acercándose al pelirrojo- Como regalo de cumpleaños- Intentó convencerlo.
-Se supone que yo tendría que comprarte algo a ti- Replicó, aunque un poco menos convencido.
-Tienes que regalarme algo que yo quiera- Dio un paso más y acarició los rojos mechones del pelo del chico- Y yo quiero mimarte- Murmuró.
Los labios de Zephyr estuvieron a punto de formar una sonrisa tímida, pero consiguió controlarlos para mantener su expresión de enfado.
-No quiero que me trates como una muñeca- Susurró, desviando la mirada de Viktor.
-No está mal actuar consentido de vez en cuando- Jugueteó con el pelo entre sus manos, aprovechando para acariciar la sensible piel de debajo de la oreja sutilmente.
-Ya es suficiente, me permites vivir en tu casa sin pedir nada- Volvió a replicar con un mohín Viktor sonrió dulcemente.
-Trabajas en la empresa, con eso lo pagas- Zephyr frunció el ceño, pero no se separó de él.
-Con lo que puedo ganar, no tendría ni para alquilar una tienda de campaña en tu jardín- Viktor no pudo evitar reirse por comentario. Miró fijamente, hipnotizando al chico con su intensa mirada, rompiendo el hechizo al dejar un casto beso en sus labios.
-¿Por favor?- Pidió en un susurró, encogido hasta la altura de Zephyr, mirando fijamente con ojos suplicantes.
-Está bien- Cedió a regañadientes, Viktor sonrió triunfante y volvió a besarle antes de separarse de él- Pero no aquí- Gruñó cruzándose de brazos y desviando la mirada.
-Scott es un viejo amigo- Habló con un tono suave, intentando ocultar su risa con el inesperado comportamiento infantil de Zephyr- Puedo decirle que despida a ese empleado- El pelirrojo fijó su mirada pensativa en él, algo contrariado.
-No hace falta que hagas eso- Cedió al fin- Está bien, lo haremos como tu quieras, como tu regalo de cumpleaños- Murmuró un poco molesto.
-Voy a avisarle- Viktor salió, cerrando la puerta. Zephyr se fijó en el espejo que reflejaba su imagen, hizo un pequeño mohín de disgusto, él no se veía tan mal. Es verdad que los pantalones vaqueros desgastados y una camiseta con el dibujo de un dinosaurio no era lo más normal para vestir en esa zona de la ciudad, pero no era como para echarlo nada más entrar a una tienda. Tomó la decisión de que la única persona rica que aceptaba era Viktor, y no todo el tiempo.
Un empleado estuvo tomándole medidas, mientras Scott decidía con Viktor sobre telas, diseñadores y combinaciones, sin preguntar siquiera a Zephyr, que al final, no tomó ninguna decisión, aunque él no tenía ninguna idea de esas cosas, por lo que tampoco le importó. Al salir hacía la tienda, la pareja mayor seguían cerca de la puerta, mirando, al parecer muy interesados, unas corbatas de seda, pero no pasaron desapercibidas las miradas curiosas que les lanzaban.
-Vieja cotilla- Susurró Zephyr antes de salir de la tienda, pagando toda su frustración contra aquella señora entrometida. Viktor le sonrió alegremente, él tampoco tenía un especial cariño a los snobs de clase alta.
-¿Dónde te gustaría comer?- Preguntó Viktor, mirando distraídamente los lujosos escaparates de los comercios.
-No se… Nunca he ido a ningún restaurante- Murmuró el pelirrojo indeciso.
-¿Nunca has probado la comida italiana, francesa, china…?- Centró su atención en su acompañante, que miraba con interés el escaparate de una librería.
-No, bueno, en el supermercado venden raviolis al pesto congelados- Señaló poco convencido.
-Podríamos ir al restaurante de sushi- Comentó distraído- Tienen salas privadas- Añadió con un guiño, Zephyr estuvo a punto de replicar, pero en realidad siempre había querido probar la comida japonesa- Podemos ir andando, no es lejos- Zephyr asintió.
-¿No podemos entrar aquí?- Preguntó tímidamente, los libros eran su debilidad.
-Si, tenemos tiempo- El rostro del pelirrojo se le iluminó, entrando animadamente a la tienda.
El olor de los libros inundó sus fosas nasales y enseguida fue a las grandes estanterías, comenzó por su temática favorita, la novela negra. Viktor ojeaba con poco interés cerca de él, no le disgustaba la lectura, pero tampoco lo tenía como una gran pasión.
Zephyr salió sonriente de la tienda con dos libros, que había pagado con su propio dinero, Viktor le guió por las calles de la ciudad, mientras este le contaba algunas anécdotas y trapos sucios de los negocios de la zona rica, hasta llegar al restaurante típico japonés.
Viktor mantuvo una corta conversación con el encargado y en poco tiempo les hicieron pasar a una sala privada, con puertas correderas de papel y el suelo de tatami. Les hicieron quitarse los zapatos para entrar, invitándolos a colocarse junto a una mesa baja lo suficientemente grande para un grupo pequeño, de unas 4 o 6 personas, por lo que tenían espacio de sobra para los dos. Viktor cogió la carta y explicó al chico en que consistía cada plato y, aunque le puso atención, al final fue el moreno quien decidió que iban a comer.
Unas camareras asiáticas, vestidas con kimono les fueron trayendo los platos que ellos pedían, ofreciéndoles demasiadas inclinaciones, poniendo nervioso a Zephyr.
-Zephyr, ¿no quieres probar el sake?- Preguntó con una pequeña botella en la mano, el pelirrojo frunció un poco el ceño.
-No estoy acostumbrado a beber- Rehusó su oferta, cuando hubo masticado el trozo de sushi que aún tenía en la boca.
-Así es más divertido- Sonrió con malicia, mientras él mismo se servía un poco más.
-Tu tampoco debería beber si vas a coger el coche ahora- Replicó, en un intento de que no siguiera presionándole, estaba seguro de que si bebía más de la cuenta le pediría llorando a lágrima viva que nunca le dejase. Sería demasiado vergonzoso.
-¿Alguna vez has follado en un sitio público?- Preguntó en voz baja al cabo de un rato. Zephyr se quedó de piedra, con la boca abierta y a medio camino de coger más comida.
-Ni se te ocurra- Respondió todo lo amenazante que pudo, temblandole un poco la voz. Viktor le miró con un destello divertido en sus ojos azules, se levantó y se colocó junto al pelirrojo para robarle un beso ávido y pasional. Zephyr hizo todo lo posible por separar el sensual cuerpo que tenía frente a él, pero no tenía tanta fuerza. Viktor lo tumbó en el tatami con facilidad, agarrando sus muñecas por encima de su cabeza.
-Viktor, por favor, no…- Suplicó con el pulso disparado, jadeando y su rostro teñido de escarlata. Viktor le ignoró y bajó de nuevo en busca de sus labios, lamiéndolos, succionandolos, mordiéndolos y sacando gemidos desde la garganta del pelirrojo que se ahogaban en su boca. Se separó de él una vez más, sin soltar su agarre, para observarle.
-No puedes decirme que pares con esa expresión tan sexy- Acusó, abriendo las piernas de Zephyr al introducir la suya, rozando eróticamente el bulto de su entrepierna que empezaba a endurecerse- Y cuando ya estás duro- Susurró con una risa malvada.
-¿Y si nos escuchan?- Intentó razonar, aunque la sangre agolpada en su polla se lo ponía increíblemente difícil. Viktor acercó sus labios húmedos al oído de Zephyr.
-Baja la voz- Respondió riendo en voz baja. Mordió suavemente el lóbulo de la oreja par acallar las quejas del chico, recorriendo con su lengua todo el camino hasta llegar a su clavícula, la cual se movía de arriba a abajo al ritmo de las rápidas respiraciones de Zephyr.
Soltó sus manos y rápidamente el pelirrojo las usó para taparse la boca y evitar así gemir demasiado. Viktor aprovechó la actitud sumisa para despojar al chico de sus pantalones y ropa interior, prestando total atención a su miembro duro y erguido.
-No aguanto más- Dijo en un gruñido ronco, levantando la cadera de Zephyr para acomodarse entre sus piernas. Miró fijamente al pelirrojo, esperando ver alguna señal que le impidiera continuar, pero solo vio a un delgado y sensual muchacho revolviéndose de placer.
-Ha-hazlo- Murmuró entre dientes, clavando su mirada verde nublada por el deseo en esos ojos inquisitivos. No le hizo esperar, en un momento, tenía toda su polla empalando su culo ya acostumbrado a su presencia. Acercó su rostro para tomar sus labios en un beso furioso, acompañando las brutales embestidas. Zephyr abrazó su espalda, acariciando con desesperación su piel, sintiendo el orgasmo azotar su interior, pugnando por salir.
Como si lo hubiera adivinado, una de las manos de Viktor se dirigió a su miembro palpitante, dándole el estimulo necesario para correrse.
-V-vik…- Zephyr intentó pronunciar su nombre, pero unos labios demandantes se lo impidieron, ahogando los gemidos de los dos que alcanzaron el éxtasis del placer juntos.
Viktor se incorporó, apoyándose en la mesa mientras jadeaba y recreaba su vista con la imagen de un Zephyr extasiado y satisfecho.