Ron subió las escaleras que llevaban a la salida del metro, resopló al distinguir la figura de Leo. Se sentía un poco culpable al mentir a Mika, pero no sabía como abordar ese tema.
Al ver que no respondía a sus mensajes su antiguo novio le esperaba todos los días en la estación cercana a su casa. Leo sonrió al verle llegar.
-Buenas, Ronnie- Le pasó un brazo por los hombros de la que Ron se deshizo rápidamente.
-Estás actuando como un acosador- Acusó en voz baja, no quería llamar la atención. Siguió su camino, tratando de ignorarle.
-Te echo de menos, Ron- Su voz casi logró conmoverle.
Eso era lo peor de Leo, llevaba casi cuatro años sin verle y su atractivo no había hecho más que aumentar, siempre fue débil a esa sonrisa distraída y su aspecto desaliñado y peligroso. Pero ya no era un niño de secundaria, había comprendido hace mucho que una persona como él solo traía problemas, por muy sensual y atractivo que fuera.
-Tranquilo- Dijo sarcástico, mirando al frente- En cuanto encuentres una tía lo suficientemente tonta como para pagarte tus caprichos, te olvidaras de mi, como siempre- Leo no reaccionó ante la provocación de su ex-novio.
-Ronnie- De nuevo pasó un brazo por sus hombros- Eres mejor que cualquier tía- Se acercó a su oído, echando su aliento caliente en él- ¿Ya te has olvidado de mi polla, Ron?- Susurró- Yo no puedo olvidar como te la tragabas…- Ron sintió que se derretía y tuvo que contener un gemido para poder quitárselo de encima con un empujón. Dio media vuelta y quedó frente a él, observando fijamente la sonrisa burlona de satisfacción mientras él intentaba regular lo más rápido posible su respiración.
-Dejame tranquilo- Masculló- Leo, no quiero volver, lo que pasamos quiero dejarlo en el pasado- Cerró los ojos un momento- No me convienes- Murmuró.
-¿A quién intentas convencer?- Preguntó lentamente. Ron frunció el ceño, se giró y se fue a paso rápido hacía su casa maldiciendo al estúpido de Leo, a su yo adolescente que se sentía atraído por pandilleros y a su aún más estúpido cuerpo que seguía reaccionando con él.
-Ronnie- Anya entró en su habitación demasiado temprano, Ron todavía estaba dormido- Despierta- Dijo mientras abría la ventana y se sentaba en su cama.
-¿No tendrías que estar en clase?- Murmuró con la voz pastosa, mientras pestañeaba.
-Entro más tarde hoy- Explicó ella- Quiero hablar contigo- Dijo más seriamente, Ron se incorporó en la cama e intentó espabilarse con rapidez, preocupado por su hermana- Sobre ti- Ron la miró extrañado, todavía estaba un poco dormido y le costaba captar conceptos.
-¿De que…?- No terminó la pregunta, Anya fijó su mirada en él, una mirada penetrante que parecía conocer todos sus pensamientos.
-Tienes una relación con alguien, ¿verdad?- No era un pregunta, pero esperó a que su hermano asintiera- Y has vuelto a ver a Leo…- Acusó sin dejar de mirar fijamente a sus ojos abiertos por la sorpresa, Ron no fue capaz de mantenerla y desvió su atención a la colcha. Estaba asustada, no quería que el nuevo novio de Ron fuera de nuevo Leo
-Él está intentando que volvamos- Confesó y su hermana suspiró de alivio, al menos no había vuelto con él.
-No es un buen chico, lo sabes, ¿no?- Ron asintió una vez más- No debes volver con él, ¿recuerdas lo mal que lo pasaste…?- El castaño miró a su hermana con los ojos vidriosos.
-Claro que lo se, lo recuerdo- Dijo con la voz estrangulada- Se lo he dicho, solo quiero que me deje, él… Él va a buscarme todos los días a la estación.
-Ron, no puedes permitir eso, es acoso, podrías denunciarlo- Anya había puesto sus manos en los hombros de Ron con expresión angustiada, éste abrazó a su hermana para tranquilizarla.
-Tranquila, Anya, lo solucionaré- Ella se separó para mirarle otra vez fijamente.
-Prometeme que no volverás con él- Pidió totalmente en serio.
-Lo prometo- Aceptó con una sonrisa tranquilizadora, Anya se levantó de la cama.
-Tengo que ir a clases ya- Su hermano asintió viendo como ella salía de su cuarto.
Ron cayó sobre la almohada. A parte de sus padres, Anya era la única que sabía sobre Leo, cuando salía con él, los gemelos y Katie eran demasiado pequeños y no lo recordaban, pero Anya era lo suficientemente mayor como para recordarlo todo, la preocupación en sus padres, todas las lágrimas que derrochó por él y, por supuesto, todas las veces que había llegado con moretones y golpes.
Aquella tarde Zephyr todavía no había vuelto, todos pensaban que estaba enfermo, solo habían pasado tres días y a nadie la parecía extraño. Ron se habría preocupado por él y le habría llamado de no ser por sus propio problemas, esa noche seguramente volvería a ver a Leo.
Había pensado coger la siguiente linea, pero temía encontrarse con él al salir del trabajo, la verdad, era más conveniente saber donde iba a estar. Salió del departamento a tomarse un pequeño descanso para relajarse, no podía concentrarse en su trabajo en ese estado. Mika salió del despacho justo en ese momento, como si le hubiese estado esperando tras la puerta, Ron se detuvo observándole con curiosidad, Mika se echó a un lado.
-¿Puedes pasar?- Preguntó suavemente, Ron asintió y pasó por su lado. Mika cerró, encarandole sin ir a la mesa- ¿Quieres venir conmigo después del trabajo?- A Ron le tomó por sorpresa, no pudo evitar sonreír un poco avergonzado.
-S-si, claro- Era la solución perfecta para no tener que pensar en Leo hasta el día siguiente, quizás solo era una solución temporal, pero al menos esta noche podría estar tranquilo.
El joven hizo un pequeño descanso y volvió al trabajo más alegre, pensando en la noche que le quedaba por delante.
-Ron- Le llamó Anne con un ronroneo- ¿A que viene esa sonrisa tonta?- Ron no pudo evitar sentir sus mejillas arder- ¿Algún plan interesante para luego?- Le guiñó un ojo, disfrutando de la repentina timidez del chico.
-No te voy a contar nada- Silbó mirando hacía otro lado, despertando la curiosidad en su compañera.
-¡Venga, Ron!- Exclamó buscando su mirada para que no pudiera ignorarla- Cuenta las buenas noticias, vamos- Le dio un codazo suave, Ron respondió con una risita.
-Es un secreto- Respondió juguetón, alejándose de ella con la excusa de llevar unos papeles para evitar más preguntas.
-No es justo, Ron- Comentó ella volviendo a regañadientes a su propio trabajo.
Ron bajó ese día al aparcamiento, intentando pasar desapercibido, no quería que nadie descubriera su relación. Al llegar encontró rápidamente el coche de Mika, pero no se atrevió a llegar hasta él, por lo que recordaba, Mika se iba con el presidente todos los días y no le había explicado como lo iban a hacer. Se quedó disimuladamente entre las columnas esperando a Mika, esperando que nadie le viera allí escondido, vio a Viktor y a Mika salir juntos del ascensor, sin siquiera mirarse, como si intentaran ignorarse mutuamente, Ron se mantuvo entre las sombras, observando la tensión entre ellos.
Viktor pasó de largo, se montó en otro coche y se fue sin decir nada, Mika se quedó junto al suyo y Ron esperó a que Viktor saliera del aparcamiento para salir y encontrarse con su jefe. Se dirigió hacía allí con cautela, en cuanto le vio, Mika le hizo una señal y entró en el asiento del conductor, esperó a que el chico entrara para arrancar.
-¿Estáis enfadados?- Preguntó suavemente, Mika no respondió, consiguiendo que Ron se sintiera algo incomodo- Yo me enfado mucho con los gemelos- Comenzó a hablar mirando al frente- Últimamente no dejan de molestar- Siguió quejándose- Llegan tarde, no ayudan en el restaurante y no dejamos de recibir llamadas de sus profesores- Hizo un mohín molesto al pensar en sus hermanos pequeños, a Mika se le escapó una risita.
-Ser hermano mayor es complicado- Reconoció sonriendo- ¿Cuantos años tienen?
-16- Frunció el ceño- Yo a esa edad estaba cuidando de ellos, ayudaba a mi madre y sacaba buenas notas- Murmuró molesto.
Ya estaba muy entrada la noche cuando salieron del hotel y pusieron rumbo al cruce cerca de la casa de Ron, el muchacho se recostaba cómodamente con una expresión tranquila y saciada, cada vez estaba más satisfecho de las escapadas con su jefe, no pensó que fuera a salir tan bien cuando lo estaba proponiendo. Lo mejor era que a Mika parecía gustarle tanto como a él, sonrió socarronamente mirando por la ventanilla, hasta distinguir una silueta justo en el cruce donde se pararía Mika.
Perdió todo el color del rostro al ver a Leo apoyado en la pared mientras fumaba relajadamente, se tapó la boca para reprimir un jadeo asustado y de repente se acordó de Mika, tenía que ser más disimulado, respiró hondo y dibujó una sonrisa en su rostro.
Mika detuvo el coche, Ron intentó detener el temblor de sus manos para no ser tan evidente.
-¿Quién es?- Preguntó sin apartar la mirada de Leo, el chico fijó la vista en sus puños apretados.
-¿Cómo voy a saberlo?- Murmuró con un hilo de voz, nada creíble. Mika le miró con el ceño fruncido.
-No me jodas…- Ron no dijo nada, se encogió en su asiento- Ron, no te hagas el tonto- El castaño se mordió el labio inferior, sin responder, Mika suspiró- Iré yo mismo a preguntarle, entonces- Sin darle tiempo a que el chico replicara, se quitó el cinturón de de seguridad, salió del coche quedándose a una corta distancia de Leo, se miraban fijamente.
Ron salió tras él, pero volvió a quedarse mudo cuando llegó a su altura, Leo se dirigió a él con una sonrisa divertida, mientras que Mika no dejaba de mirarle fijamente. Era la primera vez que sentía la mente tan en blanco, no sabía como reaccionar y ninguno de los tres parecía dispuesto a romper el hielo. "¿Cómo mierda me he metido en esto?"
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Solo habían pasado tres días desde que Zephyr había llegado a su casa y ya se había acostumbrado a su presencia, estaban los dos sentados en el sofá, hacía poco que había llegado de trabajar y acababan de cenar, el pelirrojo volvió a mirar su teléfono angustiado, suspiró otra vez.
Eso era lo único malo, todavía se le veía completamente enamorado de Viktor, Joseph no tenía ninguna duda de ello, aunque no podía estar seguro de si sería capaz de perdonarle, aún estaba enfadado y decepcionado. Zephyr había estado mirando trabajos y apartamentos para irse sin molestar demasiado, pero no era tan fácil.
-Hoy he ido a ver un piso- Dijo de pronto, mirando la televisión sin prestar atención al programa.
-Sabes que puedes quedarte todo el tiempo que sea necesario- Estaba cansado de repetir esa misma frase.
-No quiero molestar…- Joseph suspiró, con una mano en el hombro del chico para llamar su atención.
-Zephyr, no me molestas, si incluso me haces de comer y limpias- Zephyr no pudo evitar sonreír, contagiado por la alegría de Joseph.
-Gracias- Joseph se mordió la lengua, quería hablar sobre los sentimientos del chico, pero no creía que él estuviera preparado, volvió a dirigir su atención al programa intentando ignorar el vacío que sentía en su estomago- Yo voy a ir a dormir ya- Se levantó del sofá y le dedicó una sonrisa que le hizo saltar su corazón- Buenas noches.
-Buenas noches- Murmuró.
Cerró la puerta del cuarto de invitados que Joseph solía usar como almacén, así que dormía algo rodeado de cajas, pero no se iba a quejar por eso, estaba muy agradecido con él. Se tumbó en la cama, ya tenía el pijama puesto así que solo tenía que relajarse y dormir, por mucho que le costara porque siempre, su último pensamiento era Viktor, él y lo que había pasado, Viktor y la relación que tenían, Viktor y lo feliz que era junto a él.
Estaba un poco harto de la situación, definitivamente tenía que ser masoquista, después de todo, seguía queriéndole y la única razón por la que no quería hablar con él era porque sabía que estando tan enfadado podría romper y, en su fuera interno, no quería eso.