El silencio se había vuelto denso, incluso sobrenatural, nadie había hablado, solo mantenían las miradas fijas, sin mover un solo músculo.
-¿Por qué estás aquí?- Se atrevió a preguntar con la voz temblorosa, mirando al suelo, Leo se encogió de hombros.
-Eres muy evidente, Ronnie, siempre te recoge en el mismo sitio- La mirada de Ron se clavó en su ex-novio, con una expresión donde mezclaba la incredulidad y el miedo.
-¿Te has vuelto loco?- Apretó las manos en dos tensos puños- ¡Que me sigas de esta manera es acoso! Tendría que haber hecho caso a Anya y llamar a la policía- Masculló entre dientes, Leo le observaba sorprendido, Mika observaba la escena, comenzando a comprender todo lo que pasaba.
-Ron…- Leo se acercó hacía él, el chico dio un tembloroso paso hacía atrás, asustado, pero Leo no dejó de avanzar hasta llegar a él. Cuando levantó la mano para agarrar al chico, Mika se interpuso, agarrando el brazo de Leo, este le miró con furia.
-¿Y tu quien coño te crees que eres?- Preguntó en un gruñido bajo la mirada impasible de Mika. Ron lo observaba todo asustado.
-Alguien con quien él está por su propia voluntad- Respondió en voz baja, sin soltarle y manteniendo la calma. Leo se deshizo de su agarre bruscamente, intentando darle un puñetazo en la cara, Mika fue más rápido, detuvo el puño que se acercaba con fuerza con una mano, sin darle tiempo a reaccionar, un puño se incrustó en su estomago, dejando a Leo doblado sobre si mismo.
Mika soltó su brazo para dejarlo caer de rodillas en el suelo mientras jadeaba por el dolor.
-Hijo de puta- Masculló con voz temblorosa.
Mika le ignoró para fijar sus ojos, más negros que de costumbre, en el castaño que se encontraba unos pasos hacía atrás tapándose la boca con las dos manos, observando asustado la escena.
-Espero que no vuelvas a acercarte- Dijo con un claro tono de amenaza que no trató de disimular, Leo se levantó con dificultad, mirándole con odio.
-Esa puta no merece tanto la pena- Replicó señalando a Ron con un gesto suave de cabeza. Mika apretó las manos, conteniéndose para mantener la calma, se acercó un poco más a él. Leo no pudo evitar una mueca de terror.
-No te lo estoy pidiendo- Amenazó con la voz fría como el hielo. Leo pudo sentir un sudor frío, se alejó con pasos temblorosos, sin atreverse a darle la espalda. Lanzó una última mirada a Ron antes de girarse para irse de allí a paso rápido.
Ron no volvió a respirar hasta que desapareció el eco de sus pisadas en el silencio, Mika le buscó con la mirada, encontrándolo unos pasos tras él, con los ojos vidriosos y temblando violentamente. No podía evitar estar enfadado con él, pero dejó a un lado todo lo que quería decirle cuando fue a abrazarle con fuerza. Ron devolvió el abrazo, respondiendo con incontrolables sollozos.
-Lo siento- Murmuró con la voz temblorosa. Mika le separó con suavidad, sujetando sus hombros, mirándole a los ojos, el chico tuvo que bajar la mirada avergonzado.
-¿Cuanto tiempo lleva siguiéndote?- Intentó no sonar acusador, sin mucho éxito, Ron se encogió, asustado, pero no respondió- Ron, responde- El chico levantó la mirada lentamente, con una suplica implícita en sus ojos.
-Algo más de una semana- Reconoció forzándose en mantener la mirada oscura de Mika.
-¿Por qué me has mentido?- No pudo evitar apretar los hombros que aún mantenían sujetos, Ron se mordió el labio inferior antes de encontrar la fuerza para hablar.
-No quería… Que te afectara- Reprimió un sollozo- Pensé que podría solucionarlo solo- Bajó la mirada mientras sentía más lagrimas escurrir por su rostro. Mika suavizó la expresión y relajó la presión de sus manos, acariciando con suavidad los brazos del chico.
-Ron, mirame- El castaño obedeció- Puedo ayudarte si lo necesitas, no me importa que me afecten tus cosas- Se acercó un poco más a Ron- Puedes contar conmigo cuando tengas un problema- Besó con suavidad los labios del chico. Ron se mantuvo quieto, sin saber reaccionar a ese beso suave y dulce, Mika se separó de él lentamente.
-Lo siento…- Repitió, sin saber que más decir, se había quedado en blanco.
-Está bien- Suspiró- Pero no vuelvas a mentirme- Ron asintió esbozando una sonrisa tímida, volvió a abrazar a Mika, ocultando su rostro en su pecho, él le devolvió el abrazo.
Una vez más, el silencio los envolvió, Ron se sentía cómodo y protegido entre sus brazos, pero la situación se estaba volviendo tensa. No estaba bien que se sintiera protegido, Mika debería apartarle, despedirse e irse, actuar como si todo eso nunca hubiera pasado.
Al final tuvo que ser el quien diera el primer paso para romper el abrazo.
-Debería ir a mi casa- Murmuró al quedarse sin palabras para despedirse, Mika volvió a besarle con suavidad.
-Está bien- Susurró contra sus labios- Nos vemos mañana.
Mika volvía de nuevo al coche cuando notó su móvil en el bolsillo, descolgó y mantuvo una corta conversación.
Un sonriente Joseph entró a su casa, tener allí al adorable Zephyr siempre le levantaba el animo, aunque el chico no había notado para nada sus sentimientos por él, seguramente eso era positivo. Joseph estaba encantando de tener al chico con él, pero cada vez le era más difícil ocultarlo teniéndolo cerca todas las noches. Una parte de él ardía en deseos de confesarlo todo, pero, por otro lado, temía la reacción de Zephyr y su evidente respuesta, Zephyr no sentía nada por él.
-Hola, he hecho la cena- Saludó el chico con una sonrisa cuando Joseph llegó al salón. Había descubierto que el pelirrojo era bastante bueno en la cocina, según él había dicho "no le había quedado más remedio". Simplemente, nunca hablaba de si mismo o su familia.
-Hay una cosa que me gustaría decirte- Dijo bruscamente, llegando a asustar a Zephyr.
No podía ocultarlo, si, le encantaba tenerlo con él, pero cada vez las ganas de besarle y acunarlo entre sus brazos para que se olvidara de todo eran mayores. Sentía que le estaba mintiendo al no decirle la verdad, el pelirrojo estaba totalmente convencido de que él era un amigo muy amable y nada más.
-Claro, dime- Murmuró enfrentando a Joseph.
-Se por qué el presidente hizo eso- Se atrevió a decir después de un momento, Zephyr retiró la mirada, había pensado mucho en las posibles razones que tenía Viktor para hacer eso- Él descubrió mis sentimientos por ti y… Digamos que quiso dejarme claro que no tenía ninguna oportunidad- El pelirrojo abrió mucho los ojos sorprendido, intentando analizar toda la información.
-Yo… Lo siento…- No pudo decir nada más, no estaba seguro de que era lo más importante en ese momento de todo lo que le había dicho.
Joseph se acercó al pelirrojo, agarró sus manos para llamar su atención, fijando su mirada en los confundidos ojos verdes de Zephyr.
-Zephyr, me gustas desde hace algún tiempo- Confesó sintiendo el picor del rubor en sus mejillas, el pelirrojo cambió su expresión por una mirada triste, Joseph sabia que iba a rechazarle y no tenía nada que perder.
Lentamente juntó sus labios en un beso suave, hasta inocente, el pelirrojo no respondió a él, aunque tampoco trató de alejarse.
-Lo siento- Sonrió al separar sus labios- Ya se tu respuesta- El chico le devolvió la sonrisa dando un paso atrás.
-Muchas gracias por todo, pero debería irme ya- Zephyr se fue a buscar las pocas cosas que tenía.
-No hace falta- Joseph lo siguió hasta la puerta con poca convicción- ¿Dónde vas a dormir esta noche?- Preguntó preocupado.
-Buscaré un motel, no te preocupes- El pelirrojo sacó su cartera mirando el dinero que llevaba encima, echó una mirada fugaz a Joseph.
-Ni se te ocurra darme dinero- Replicó tajante, viendo las intenciones de Zephyr- No hace falta, de verdad- Atajó la replica del chico- Ya nos volveremos a ver, ¿no?- Preguntó tristemente.
-Si, claro- Zephyr se alzó para darle un abrazo- Gracias- Murmuró una vez más antes de irse de allí. Pero no pudo irse así, regresó sobre sus pasos- Lo siento, me ha alegrado saber que te gusto- Sonrió un poco triste, no estaba muy seguro de sí se estaba expresando bien- Porque eres muy buen amigo, amable y guapo y no se… No entiendo que habrás visto en mi, pero… No se sí…- Joseph detuvo su parloteó con una risa, una mano pasó por su espalda para darle un abrazo, como despedida. Pero se quedó a medias.
Cuando se acercó a él no pudo evitar mirar su ojos y sus labios con deseo, quería besarle de nuevo, pero esta vez no se conformó con un beso inocente, fue un poco más brusco de lo que hubiera querido.
Empujó al pelirrojo contra su cuerpo y buscó su boca, introdujo su lengua y la movió, sintiendo el sabor y el tacto de Zephyr, le estaba volviendo loco e incluso notó que él también correspondía un poco al beso.
Pero esa locura no duró mucho. Zephyr le apartó un poco asustado.
-Dios, Zephyr- Murmuró respirando acelerado- No me hagas eso, por favor- Soltó una risa nerviosa- Me gustas mucho, de verdad, si me dices esas cosas, yo no puedo- Volvió a mirar al pelirrojo y sintió el mismo deseo recorrerle una vez más.
-L-lo siento- Respondió un poco avergonzado- Mejor me voy ya- Se despidió en voz baja y bajó a paso rápido hacía la calle. Reconocía su parte de culpa en la reacción de Joseph y en no haberle apartado antes -y que había disfrutado un poco con ese segundo beso-, eso le hacía sentirse culpable, “¿se podía decir que había “engañado” a Viktor? Ellos no eran novios y lo que él le había hecho era mil veces peor” Zephyr intentó excusarse, de todas formas no hubiese llegado a esa situación si Viktor no se hubiera comportado como un celoso y posesivo.
Joseph se quedó un buen rato mirando la puerta, había ocurrido tal y como había imaginado, al menos la parte de la negación, suspiró tristemente, llamaría a su jefe para avisarle como prometió y se dedicaría a pasar pagina, olvidarse del pelirrojo, por muy adorable que este fuera. Aunque, al menos, se quedaría con el recuerdo del beso y la sensación de sentirse correspondido.
Había oscurecido y las calles eran iluminadas por la tenue luz de las farolas, Zephyr andaba pausadamente, sin rumbo, no estaba seguro donde encontrar un hostal, quizás debería haberlo mirado antes de salir. Nunca se habría imaginado lo de Joseph, podría ser verdad que nunca notaba nada…
Caminaba sumido en sus pensamientos cuando un coche se detuvo junto a él, le lanzó una mirada curiosa, sorprendiéndose al ver salir a Mika, se observaron en silencio.
-Mika…- Susurró sin terminar de creerlo.
-Hola- Dijo él simplemente- Vamos, sube- Ordenó con suavidad, pero Zephyr no se movió.
-Y-yo…
-No te preocupes, no te voy a llevar a casa- Zephyr se lo pensó, pero terminó subiendo al coche, confuso, tenía muchas preguntas que hacerle, pero nunca se le había dado bien hablar con él.
-¿A dónde vamos?- Se armó de valor para preguntar.
-A un piso.
-¿Por qué?- Por eso no hablaba mucho con él, nunca terminaba de explicar las cosas.
-Necesitas un sitio donde vivir- Zephyr se mordió el labio inferior, dejándolo por imposible.
Mika le llevó a un piso amplio, de dos habitaciones, totalmente amueblado.
-Aquí vivía yo cuando iba a la universidad- Explicó al fin, Zephyr se quedó mirando el piso, sorprendido- Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras.
-Gracias…- Murmuró sin mirarle- ¿Por qué me ayudas?- Preguntó sinceramente confundido, Mika solo se encogió de hombros.
-Creo que Viktor se ha pasado contigo, no solo esta vez- Confesó- Él te obligó a dejar tu antiguo trabajo y ahora me sentiría culpable de dejarte en la calle- Zephyr abrió la boca pero no supo que decir, bajó la mirada al suelo- Siento todo lo que te ha hecho mi hermano- Se disculpó.
-Gracias- Se atrevió a mirar a Mika con una sonrisa.
-Yo me voy, no le diré nada a Viktor- Zephyr asintió, el moreno se giró camino a la puerta.
-Eeh… Mika- Le llamó- ¿Cómo está Viktor?- Preguntó en voz baja, sintiendo el pecho oprimido.
-No estoy del todo seguro- Confesó- No quiere hablar, está actuando como si nada- El chico asintió, un poco deprimido, en el fondo echaba de menos a Viktor.
Mika llegó a la mansión bastante tarde, suspiró al aparcar el coche, después de todo lo que había pasado esa noche agradecía que el día siguiente fuera sábado y no tuviera que trabajar, sinceramente le apetecía relajarse.
En el vestíbulo se encontró con su hermano mirando fijamente la puerta de entrada.
-¿Que pasa?- Preguntó extrañado, Viktor suspiró cansado.
-Escuché ruido fuera- Murmuró, Mika se acercó a él, intentando actuar compresivo.
-¿Estás esperando que vuelva?- Viktor no respondió- Sabes que fue culpa tuya, si lo echas de menos deberías estar suplicando por su perdón- Acusó, usando el tono más suave que pudo, Viktor apretó los puños.
-¿Cuantas veces crees que he intentado llamarle?- Preguntó con la voz desgarrada- Supongo que no quiere hablar conmigo- Su voz se convirtió en un murmullo y su hermano pudo ver por primera vez todo el dolor que estaba reprimiendo, Mika se acercó más a él.
-Viktor…
-Solo espero que esté bien- Susurró.
Mika se sintió tentado a decirle, al menos, que estaba bien, pero era decisión de Zephyr hablar con él.
-Zephyr es un buen chico, solo dale algo de tiempo- Viktor asintió, eso era algo que él sabía. Podía esperar si hacía falta, lo único que no iba a hacer es dejar las cosas como estaban, al menos tenía que conseguir que Zephyr escuchara sus disculpas, luego sería él quien decidiría si aceptarlo o no…