El chico se despertó por la alarma del teléfono móvil, se desperezó y calculó mentalmente el tiempo que tenía para poder organizarse, en solo dos horas había quedado con Ron y la mansión quedaba muy lejos.
Tardó un poco en reunir el valor para levantarse de la cómoda cama y justo cuando se incorporaba, un brazo fuerte pasó por su cintura y lo atrajo de nuevo hacía el colchón. Zephyr se revolvió un poco, pero no puso resistencia al ser empujado contra el rostro de Viktor para recibir un casto beso en los labios.
-Buenos días- Murmuró el moreno con la voz pastosa.
-Buenas- Devolvió el saludo intentando desenvolverse de su abrazo- Viktor, tengo que ducharme- Murmuró, intentando empujarle.
Viktor lo tumbó contra el colchón, colocándose sobre él. Observó su ceño fruncido con diversión y le miró fijamente a los ojos.
-Tengo prisa- Replicó, cruzándose, como pudo, de brazos. Viktor sonrió con descaro.
-Aún tienes tiempo- Murmuró antes de bajar a besar su cuello.
-No, no tengo.
Zephyr comenzó a sentir que su temperatura aumentaba , de alguna manera, su cuerpo reaccionaba demasiado bien a los caprichos de Viktor y la parte de su mente que estaba preocupado por la hora, pareció desaparecer entre ardientes sensaciones.
Viktor se había ocupado de quitar la poca ropa con la que dormía el pelirrojo y de no dejar ninguna parte de su piel por besar. Zephyr se quejaba con débiles gemidos, exigiendo más, pero eso parecía divertir a Viktor, quien iba más despacio cada vez.
-Viktor- Gimió frotrandose contra él, intentando aumentar el ritmo tortuosamente lento de Viktor, este se separó con una risa cruel, tumbándose a su lado, le miró con media sonrisa provocativa.
-Ven aquí- Ordenó, divertido por la reacción tímida del chico, su cara se volvió del mismo tono que su pelo, pero se subió a horcajadas, aunque con un murmullo de queja.
Primero miró con el ceño fruncido, molesto por lo mucho que le divertía ponerle en situaciones vergonzosas, después su mirada vagó hacía otro lado, buscando con la mirada el pequeño bote de lubricante que guardaban en la mesita. Ya apenas le dolía, pero era mucho más cómodo usarlo.
Extendió una buena cantidad por el miembro erecto y duro de Viktor, para luego deslizarse por la larga longitud, lentamente, controlando los gemidos que le provocaba la sensación de ser dulcemente empalado.
Viktor acarició con mucha suavidad, disfrutando del interior estrecho y cálido que envolvía su polla. El chico empezó a moverse lentamente, Viktor dejaba hacer al pelirrojo, recorriendo con sus manos el cuerpo caliente que tenía sobre él. Un pequeño y erótico grito se escapó de entre los labios de Zephyr cuando el moreno pellizcó sus pezones, hasta dejarlos erectos y sensibles.
Bajó sus manos hasta la cintura del pelirrojo, con una mano se acercó al tenso miembro, rozándolo sutilmente.
-Zephyr- Murmuró en un gruñido- Más rápido- Más que una orden, era una suplica y el pelirrojo por un momento quiso ir más lento, incluso detenerse, pero no podía simplemente ignorar una petición cuando esos ojos azules le miraban con tanta intensidad. Viktor también aumentó la velocidad, masturbando la polla de Zephyr.
-Para- Pidió entre gemidos, cerrando los ojos.
-¿Por qué?- Preguntó, aumentando el ritmo de su mano, Zephyr agarró su brazo, intentando detenerle.
-Porque no voy a poder…- Un jadeo le impidió seguir hablando- Aguantar más…- Concluyó en un murmullo, provocando una risa malvada en Viktor, pero no se detuvo y el orgasmo explotó en el chico, contrayendo todo su cuerpo con un temblor de placer, derritiéndose sobre el torso de Viktor, que le siguió gustosamente llenando el interior del pelirrojo.
Zephyr se dejó caer sobre Viktor, con el pulso acelerado, el moreno acarició cariñosamente su espalda, relajándolo con suavidad, Zephyr se alzó con el ceño fruncido.
-Tengo que ducharme- Informó, todavía molesto, se bajó de la cama y se fue al baño, todo lo rápido que pudo con la pequeña molestia, dándole un aspecto divertido.
Había pasado poco más de un mes desde que Zephyr regresó y todo había vuelto a la normalidad. Alice le había dado la bienvenida de una forma muy efusiva, al igual que sus compañeros de trabajo, los cuales habían cuidado mucho de él para evitar que enfermara "de nuevo". El pelirrojo no sabia como sentirse, nunca, en ningún momento de su vida se habría imaginado a si mismo así, si se lo hubiesen dicho hace solo un año, no se lo habría creído.
Zephyr salió del baño totalmente vestido, sorprendido al ver completamente preparado a Viktor.
-No vayas tan apresurado, te llevo- Dijo, para la sorpresa del chico.
-No hace falta, si me doy prisa…
-Vamos- Salió de la habitación sin escuchar al pelirrojo, este suspiró y le siguió hasta el coche, al menos podría llegar a su hora.
-¿A dónde vas?- Preguntó una vez subido en el coche.
-Al centro comercial- Murmuró algo desanimado.
-¿Te pasa algo?- Le miró algo preocupado, Zephyr solo sonrió y negó enérgicamente.
Claro que había algo que le preocupaba, pero no se lo podía contar justamente a Viktor. Ron había accedido a acompañarle mientras buscaba un regalo para el cumpleaños de Viktor, en dos días seria su cumpleaños y todavía no se le había ocurrido nada para regalarle, no se le ocurría nada que pudiera hacerle falta a Viktor, él podría conseguir cualquier cosa que se propusiera y nunca le había visto que diera importancia a las cosas materiales.
Se pasó todo el camino abatido y ausente, y, extrañamente, Viktor no intentó presionarle para que le contara sus problemas. Detuvo el coche cerca de la puerta.
-¿Está tu amigo ahí?- Preguntó, decidido a no dejarle bajar del coche si se iba a quedar solo.
-Si, no te preocupes- Fingió una sonrisa y se bajó rápidamente del coche, para encontrarse con Ron, saludándolo cariñosamente.
Viktor entrecerró los ojos y sintió una inevitable punzada de celos. Con esa sensación volvió a su casa.
Regresó a su casa con una idea en la cabeza, fue a buscar a su hermano, que estaba en su habitación.
-Mika, hablame sobre el amigo de Zephyr- Pidió invadiendo en su habitación con demasiada confianza, Mika suspiró, se sentó en la cama y ofreció a su hermano que se sentara en la silla.
-¿Ya vas a empezar con lo mismo?- Viktor frunció el ceño y chasqueó la lengua.
-Hoy lo he visto- Murmuró molesto- Parece que se llevan muy bien y también es demasiado guapo- Reconoció ante la diversión de su hermano.
-Viktor, Ron es un buen chico, y ni él ni Zephyr tienen ese tipo de intención- Explicó como si hablara con un niño- Deja de preocuparte, al chico parece que le cuesta hacer amigos, no le hagas perder uno que tiene- Replicó ante la mirada extraña de Viktor.
-¿Zephyr no tiene muchos amigos?- Preguntó, dejando a su hermano en blanco.
-¿De verdad no te has dado cuenta?- Viktor negó, todavía confundido.
-Él estuvo en un orfanato, por lo que pensé que tendría muchos amigos y se le daría bien la gente- Mika se quedó esperando a que su hermano confesara que estaba bromeando, pero eso no ocurrió.
-Hablas en serio…- Murmuró más como una afirmación que como una pregunta- Eres más simple que el mecanismo de un chupete.
-¿Qué quieres decir con eso?- Gruñó con el ceño fruncido.
-Está claro que Zephyr no es muy bueno con las relaciones sociales.
-¿No?- Preguntó su hermano, sinceramente sorprendido, Mika suspiró de nuevo.
-Claro que no, supongo que algo le pasaría en el orfanato…- Dijo él pensativo.
-Vayamos a descubrir que es- Propuso, levantándose de golpe.
-¿Hablas en serio?- Su hermano ni podía ni quería creerlo- Está a cuatro horas en coche- Viktor ya se había levantado y cogido un abrigo del armario.
-Comamos allí, nos dará tiempo- Comentó tranquilamente.
-Viktor, piénsalo bien, Zephyr se enfadará- Siguió a su hermano, intentando hacerle entender- Además, él sigue siendo menor, si descubren algo podrían obligarle a volver.
-Mentiremos.
-Se va a enfadar contigo- Replicó- Sería mejor esperar a que él vuelva y preguntarle directamente- Parecía que Viktor no le escuchaba, bajó las escaleras y fue hasta el coche, seguido por Mika que no dejaba de hablar de lo mala idea que era ir hasta el antiguo orfanato de Zephyr.
-Deja de quejarte y vamos.
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Los chicos salieron de la primera tienda a la que iban, el pelirrojo completamente desanimado.
-Vamos, solo hemos mirado una tienda, seguro que encontramos algo- Intentó animarle Ron, Zephyr asintió agradecido.
-Pero es que ni siquiera se que puedo comprar- Se quejó una vez más, el castaño suspiró.
-¿Vamos a esa tienda de ropa?- Señaló una tienda concurrida ya que era de calidad y con precios muy competentes.
-No es una buena idea- Murmuró Zephyr, recordando la clase de tiendas que solía ir Viktor, él estaba acostumbrado a cosas más lujosas.
-¿Un reloj?- Preguntó, empezando a contagiarse del pesimismo de Zephyr.
-Podría comprar con facilidad el más caro de todos, y a mi me costaría trabajo el más barato- Suspiró.
-Lo importante es el detalle, seguro que a él le gusta cualquier cosa que venga de ti- Le enseñó una gran sonrisa.
-Supongo que tienes razón, pero también me gustaría regalarle algo que le gustara- Hizo un pequeño mohín de decepción.
-¿Un regalo sexual?- Propuso el castaño- Ya sabes, le preparas una sorpresa, puedes envolverte en un lazo y decir "yo soy tu regalo"- Ron no había notado que toda la sangre había subido hasta el rostro del pelirrojo- Eres muy mono, Zephyr- Le dijo entre risas.
-No soy… Dejame en paz- Murmuró malhumorado.
-También podrías hacerle un pastel de cumpleaños- Propuso más seriamente, siguiendo al pelirrojo.
-Nunca he hecho uno- Reconoció.
-No te preocupes, yo te enseño- Dijo animadamente, casi convenciendo a Zephyr- Piénsalo, es algo hecho por ti, seguro que le gustará y es mucho mejor que un regalo comprado, ¿no crees?- Zephyr asintió, pensativo.
-Es una buena idea, pero no estoy seguro que tipo de tartas le gustan más, siempre que le he visto comer algún dulce, son de gourmet- Suspiró otra vez- No voy a ser capaz de hacer algo así.
-Zephyr- Ron llamó su atención- Una tarta hecha a mano es mil veces mejor que la comida gourmet, créeme- El pelirrojo asintió- Ahora intenta recordar que le gusta.
-Que yo recuerde, le gusta el hojaldre y una vez comentó cosas sobre la tarta de queso, también las frutas rojas- Empezó a hablar con más entusiasmo cuando empezó a recordar- Sobre todo, los arándanos y las frambuesas.
-Bien, vamos a comprarlo todo y hacemos una tarta de queso con gelatina de frutos rojos- Zephyr le observó asombrado.
-¿Sabes hacer eso?- Preguntó impresionado, Ron no pudo evitar reírse.
-¡Claro que si!- Agarró a su amigo para llevarlo hasta el supermercado para comprar todo lo necesario.
Los dos chicos llegaron a casa de Ron en metro, cargados de bolsas con todo lo necesario para preparar la tarta. Entraron por la puerta de atrás, ya que el restaurante estaba muy lleno, Ron saludó a su madre que estaba en la barra y le indicó por señas que iba a subir a casa.
-Es verdad, todavía no conoces a mis hermanas- Sonrió el castaño al entrar en la sala de estar donde estaba una niña de abundantes rizos castaños recogidos en una coleta, leyendo en un sillón- Katy, él es Zephyr, un amigo del trabajo- La pequeña se levantó para saludar al pelirrojo.
-¡Hola!- Dijo ella alegremente, Zephyr correspondió con una sonrisa, los ojos de aquella niña le recordaban mucho a los de su amigo.
-Encantado, Katy- La chica se sonrojó, repentinamente tímida.
-Zephyr y yo vamos a hacer una tarta de queso para un cumpleaños- A Katy se le iluminaron los ojos.
-¿Puedo ser la catadora oficial?- Pidió emocionada, rogando con ojos brillantes a su hermano mayor.
-Está bien, ¡pero tienes que dejarnos trabajar!- La pequeña asintió con una gran sonrisa y les dejó marchar hasta la cocina- Bien, vamos a empezar con esto- Sonrió Ron una vez e la cocina, ignorando el miedo del pelirrojo.