Ya estaban llegando al salón que habían acondicionado para la boda y todo el mundo estaba sentado, esperándole, ya que su madre y Mika ya habían llegado. Ron se quedó paralizado por la impresión, le temblaron las piernas, tuvo que sujetarse a Viktor para no caerse por el pasillo, mientras andaban hasta el "altar" paseó su mirada por la sala, casi toda su familia estaba allí, solo faltaban unos pocos que no estaban de acuerdo con ese tipo de matrimonios, pero no le importaba, estaban todos los que le aceptaban tal y como era. También estaba allí Zephyr, sentado con los compañeros del departamento.
Mientras planeaban la boda al castaño le hacía mucha ilusión conocer a la familia de Mika, se llevó una decepción cuando le dijo que prácticamente no tenía familia a la que invitar. Ron siempre había vivido arropado por una familia grande y unida, siempre había contado todo el apoyo de ellos, le entristecía pensar en como tuvo que ser la infancia de Mika cuando sus padres murieron siendo el tan pequeño.
Al llegar a la altura de Mika, soltó el brazo de su hermano para tomar su mano, dedicándole una sonrisa alegre, a pesar de los nervios y a pesar de que estaba a punto de llorar de nuevo. Estaba tan tierno que Mika tuvo el impulso de besarle, pero tenía que esperar. Después del pequeño discurso explicando en que consistía el matrimonio y firmar los papeles, pudieron besarse al fin, después de ponerse, uno al otro, los anillos.
Salieron para encontrarse a todos queriendo felicitarles y, la mayoría, conocer al marido de Ron. Mika supo llevar muy bien las presentaciones de todos los familiares de su recién marido, aunque no sería capaz de recordar todos los nombres.
-Tu tío John y su mujer no han querido venir…- Dijo su madre algo molesta cuando consiguieron quedarse solos, mientras los demás iban a buscar su sitio para la comida- Pero tus primos están aquí, tampoco ha venido George, sabes que es un poco "antiguo"- Rodó los ojos.
-No te preocupes- Ron se alzó un poco para besar a su madre en la mejilla- No tiene importancia, que no lo acepten si no quieren- Esbozó una sonrisa radiante y le dio la mano a Mika- No nos hace falta su bendición, ¿verdad?- Le dedicó una sonrisa radiante.
-Están exactamente los que tienen que estar- Corroboró él.
En cuanto pudo escabullirse sin ser visto, Viktor agarró al pelirrojo y se lo llevó a la parte de atrás, donde había un gran balcón que daba a una sala de baile que no iban a usar ese día. Agarró a Zephyr para levantarlo, no le hizo falta esforzarse mucho para ello, sentarlo en la barandilla y colocarse entre las piernas del chico. Le besó con suavidad en los labios.
-¿Qué tal es ser el padrino?- Preguntó Zephyr divertido, Viktor sonrió contra sus labios.
-Divertido, supongo- Se encogió de hombros.
-¿Y no crees que te estarán buscando?- Dijo con un tono de reproche, Viktor solo se rió.
-No pasa nada- Volvió a besarle- Sabes que Mika ahora se irá a vivir con tu amigo- Zephyr asintió- Y ya que vamos a vivir los dos solos, dime que quieres.
-¿A que te refieres?- Preguntó un poco asustado.
-A lo que sea, cualquier cosa para que seas más feliz- Zephyr pasó las manos por el cuello del moreno.
-No necesito nada, ya soy feliz- Sonrió cerca de sus labios, Viktor terminó de acercarse para besarle de nuevo, antes de separarse para mirarle a los ojos.
-Seguro que hay algo- Instó, Zephyr desvió la mirada pensativo.
-Bueno, no creo que necesite una casa tan grande…- Murmuró.
-Compraremos otra casa, ¿qué más?- Zephyr le miró con los ojos muy abiertos.
-¿Hablas en serio?- Viktor asintió y el pelirrojo casi no podía creerlo- ¿Y podría ser un poco más cerca de la ciudad? Estoy cansado de pedir un taxi cada vez que quiero salir…
-Bien, lo que tu quieras- Abrazó fuertemente a Zephyr- ¿Algo más?- Preguntó sin darle importancia, Zephyr se quedó pensativo.
-Tengo una amiga que trabaja en la residencia de ancianos que también es voluntaria en una protectora de animales y necesitan una residencia para perros, les viene bien un sitio lo bastante lejos para no molestar a nadie- El pelirrojo casi no podía creerse todo lo que estaba pasando.
-Está bien, se lo daremos, ¿algo más?- Zephyr no pudo reprimir una sonrisa.
-¿Podemos tener una mascota?- Pidió un poco infantil.
-Todas las que quieras- Le apretó contra él, besandole con profundidad, jugando con la lengua del pelirrojo- ¿No te gustaría casarte? Como estos dos- Preguntó, poniéndose serio repentinamente, Zephyr tuvo que pensar su respuesta.
-No…- Desvió la mirada- No necesito unos papeles que demuestren lo nuestro, además, para una boda se necesita una familia con quien celebrarlo- Bajó la mirada algo triste- Solo podríamos invitar a dos personas- Se rió con tristeza.
-Está bien, no pienses en eso- Le besó una vez más- No necesito a nadie más que a ti- Separó ligeramente sus labios para decirlo y volvió a unirlos en cuanto terminó la frase, mordisqueando sus labios, sacando gemidos del pelirrojo.
-Oye padrino, ¿no crees que deberías estar haciendo el brindis?- Los hermanos gemelos de Ron se apoyaron en la barandilla, observándolos con descaro. Zephyr se revolvió un poco incomodo, pero Viktor lo mantenía sujeto.
-Esto parece más divertido que un brindis- Se rió Noah, Viktor le dedicó una sonrisa malvada.
-Más divertido de lo que puedas imaginar- Sus ojos azules brillaban con malicia, tanto Zephyr como Mika le habían contado la fijación que tenía es chico con su novio. Le molestaba, por supuesto, y no desperdiciaba cualquier oportunidad para devolvérselo, como sabría que no haría el pelirrojo.
-De todas maneras- Se metió Ethan- Mika estaba preguntando por ti, nos ha mandado a buscarte- Viktor hizo un mohín contrariado.
-Vamos, Viktor- Replicó Zephyr en un susurro- Es tu hermano.
-Está bien- Cedió, bajando con cuidado al pelirrojo, le agarró de la mano para dejar claro su territorio.
Como Zephyr había imaginado, Mika les esperaba con el ceño fruncido.
-¿Dónde estabas?- Gruñó en cuanto Viktor se acercó a él.
-Dando un paseo- Respondió simplemente- ¿No puedes ser feliz ni en tu propia boda?- Reprochó fingiendo enfado, aunque le costaba contener la risa. Si las miradas tuvieran el poder de matar, Viktor caería fulminado en ese mismo momento.
-A ver si en algún momento no tengo que estar detrás de ti para cualquier cosa- Se cruzó de brazos, Viktor le ignoró y pasó delante de él.
-Vamos, que vas a llegar tarde- Frunció el ceño, pero no podía reprimir la sonrisa.
Mika optó por ignorarle, recordándose a si mismo que el homicidio era ilegal.
El pelirrojo había entrado antes, dejando a los hermanos pelear a solas, en cuanto Ron le vio, se disculpó con sus tíos que le estaban felicitando, corriendo para llegar hasta él y abrazarle.
-¿Dónde estabas?- Preguntó con una sonrisa, mirando ligeramente hacía arriba. En esos años, Zephyr había crecido hasta ser un poco más alto que su amigo.
-Estábamos dando un paseo por la parte de atrás- Sonrió sin poder evitar un pequeño sonrojo que no pasó desapercibido por el castaño.
-Ya veo- Dijo con ironía, provocando que el sonrojo de Zephyr creciera. Mika y Viktor entraron antes de que pudiera seguir molestando a Zephyr.
Ron agarró la mano de Mika dedicando una mirada llena de sentimientos, el moreno se la devolvió de la misma manera, apretando su mano. Sin necesidad de decir nada más, ambos fueron a sus sitios en la mesa. Viktor se puso tras Zephyr.
-Vamos- Susurró, empujándolo hasta su silla, Zephyr se dejó llevar, los camareros ya estaba entrando con grandes bandejas con los entrantes, los cuales fueron devorados literalmente.
La comida transcurría bulliciosamente, gracias a la familia de Ron, aunque Mika no estaba acostumbrado a ese tipo de ambiente, se adaptó rápidamente a la alegría contagiosa de una familia unida. Miró a su lado, buscando con la mirada al castaño que hablaba con su hermana con una sonrisa, le costaba creer que todo ya hubiera pasado. Por un momento sintió escalofrío al pensar que podría haber pasado si no hubiese reaccionado de esa manera, Ron hubiera sido capaz de encontrar fácilmente a otro que bebería los vientos por él, no sería él quien estuviera sentado junto al castaño.
No sería él quien recibiera sus cariñosas atenciones, ni esas miradas llenas de amor…
Decidió que era mejor no pensar en eso ahora, lo importante es que en este momento Ron estaba a su lado y haría todo lo que estuviera en su mano para evitar que ese hecho no cambiase nunca.
Un año antes
La gran habitación se encontraba en completo silencio, Mika miraba su móvil como si este fuera el culpable de todo, esa noche, después de más de cuatro años, por primera vez, Ron le había rechazado, de una manera tímida y triste le había dicho que ya había hecho otros planes y Mika se había quedado como un estúpido observando el teléfono, comenzando a sentir miedo.
Ya había notado un cambio en la actitud del castaño, sabía que algo le pasaba, pero aún estaba secretamente enfadado por el encuentro con su ex-novio y no se sentía con ánimos de indagar en los sentimientos del castaño.
Que le hubiera rechazado había sido como una bofetada de la realidad, desde hacía ya muchos meses había dejado de plantearse la posibilidad de que Ron le dejara en algún momento, estaba tan conforme y satisfecho con su relación que, simplemente, no barajaba esa opción. Siempre parecía que Ron estaba igual de contento que él, pero ahora había algo más, algo que era más importante que él.
Y esa realidad le molestó y asustó al mismo tiempo. Algo en él le decía que no debía dejar escapar a ese muchacho, que nunca volvería a encontrar al alguien como él… No, aunque encontrara alguien como él, no era eso lo que quería, quería a Ron, a nadie más.
Tiró el móvil a la cama sin cuidado y salió de su habitación, no titubeó en abrir la puerta de la habitación de su hermano, aún cuando había muchas posibilidades de que estuviera en una situación comprometida con el pelirrojo. Abrió la puerta sin llamar, por suerte no estaban enredados en la cama, Zephyr estaba leyendo hasta que entró de golpe, ahora le miraba sorprendido. Viktor apenas había levantado la mirada del juego al que ahora estaba enganchado. No le prestó atención, tenía mucha prisa, su mirada estaba fija en el pelirrojo, era al único que podía preguntar, aunque nunca lo habían hablado, estaba completamente seguro que Zephyr sabía de su relación.
-Zephyr- El chico casi dio un salto cuando escuchó el tono de Mika- ¿A dónde ha ido Ron hoy?- Ahora si, Viktor levantó la mirada, interesado, Zephyr, al contrario, la bajó, contrariado.
-¿Por qué quieres saberlo?- El chico se debatía entre los sentimientos que conocía de Ron y el hecho de que había decidido buscar a otro chico que quisiera una relación seria. Zephyr sabía muy bien por todo lo que había pasado Ron para quedar, al fin, con otra persona.
-Quiero hablar con él- Respondió, como siempre, sin dar ningún detalle. Zephyr se mordió el labio inferior y levantó la mirada, enfrentando a Mika.
-La relación que tenéis no es suficiente para él- Al pelirrojo le temblaron las manos mientras hablaba- Ron está buscando algo más serio ahora- No quería decirlo, pero estaba dejando clara la petición de que dejara a su amigo en paz, que le dejara avanzar y olvidarle.
Para este momento, Viktor estaba completamente atento y hasta sorprendido, solo tenía una pequeña idea de quien era Ron, el amigo de Zephyr, y no sabía nada de esa relación que tenía con su hermano.
-Yo también quiero eso- Murmuró Mika, Zephyr le miró con los ojos muy abiertos- Para mi tampoco es suficiente- Reconoció alzando la voz. El silencio que siguió a sus palabras fue sepulcral, con la mirada fija en Mika, a Zephyr se le llenaron los ojos de lagrimas emocionadas.
-Quedó a las nueve en un bar frente al telepizza del centro, no me dijo el nombre- Mika solo asintió y dio media vuelta, cerró tras él y se fue rápidamente al coche.
-¿Qué ha pasado aquí?- Por fin Viktor se decidió a hablar, preguntando a Zephyr, sin entender nada.
Mika aparcó el coche en el centro y recorrió el poco camino que quedaba a pie, miró su reloj, ya eran casi las diez de la noche y quizás Ron ya se había ido, quizás sería imposible encontrarlo. Pensó que podría llamarle al móvil, pero ¿qué podría decirle por teléfono? Ya le había dicho que esa noche no podía quedar. Se le escapó una risa amarga al ver lo triste y acosador era buscarle de esa manera, sintió un poco de empatía con Leo.
Tenía el móvil en la mano sin saber que hacer cuando vio salir a Ron de uno de los bares frente a él, acompañado por un chico de su edad que no apartaba la mirada de él. Sintió una punzada irreprimible de celos.
-Ron- Le llamó alzando un poco la voz, Ron se volvió hacía él, con la boca y los ojos abiertos, para nada esperaba verlo allí, él chico que le acompañaba despegó su vista de Ron para mirarlo a él con curiosidad.
-Mika, ¿qué haces aquí?- Preguntó en voz baja. Mika se había quedado sin palabras, sabía que quería recuperarle, pero no sabía como hacerlo, como decirlo.
-Ron- Se acercó un poco más a él- Casate conmigo- Ron prácticamente no podía creerse lo que había escuchado, estuvo a punto de preguntar si era real, pero casi no podía hablar. Mika esperaba una respuesta, igual de sorprendido que él, quizás no era eso lo que quería decir, al menos con esas palabras, pero no quería perder más tiempo en explicar todo lo que sentía.
-Vale- Murmuró como respuesta, con los ojos llenos de lagrimas, se volvió hacía su amigo- Howard, lo siento, verás…- Se trabó un poco al intentar explicar que estaba pasando, el chico levantó las manos, alejándose un poco de él.
-No, no te preocupes- Sonrió- No hace falta que expliques nada- Su mirada bailó entre el muchacho al que intentaba llevar al huerto y a, ahora, su prometido- Será mejor que me vaya.
-Lo siento…- Murmuró Ron antes de que él se fuera.
Ambos se quedaron en silencio en medio de la calle, sin hablar ni hacer ningún movimiento, sin mirarse si quiera. Las personas pasaban alrededor de ellos, algunos miraban con curiosidad, para otros simplemente pasaban desapercibidos.
-¿Hablabas en serio?- Preguntó el castaño con la voz estrangulada, mirándole fijamente con los ojos llorosos. En realidad había sido un impulso y no estaba seguro de hablar completamente en serio.
-Si- Murmuró, después de todo. Ron recorrió el poco camino que los separaba para abrazarle y ocultar su rostro en su pecho mientras lloraba, Mika le devolvió el abrazó, llamando la atención así de todos a su alrededor.
Habían pasado unas horas desde que se dio por finalizada la comida y la mayoría de los invitados ya se encontraban dando tumbos por el exceso de alcohol en la sangre mientras seguían torpemente el ritmo de la música. Ron había aprovechado la distracción para salir disimuladamente, empujando a Mika, hacía el jardín de la parte de atrás, solo iluminado por la luz de la luna y las estrellas. Pasearon durante un buen rato en silencio, disfrutando del cielo estrellado que solo se podía apreciar en sitios alejados como ese.
El castaño agarró la mano de Mika, intentando atraer su atención con la sonrisa coqueta que esbozaba. Antes de que pudiera decir nada, se alzó para llegar hasta sus labios, besándolos y lamiéndolos con avidez, Mika agarró su cintura, atrayendolo contra él, dejando que el castaño saciara sus ansias.
Las manos de Ron bajaron, estaban entretenidas con los botones de la camisa del moreno.
-Ron- Murmuró, sujetando las manos- En unas horas cogeremos el avión para ir a nuestra luna de miel, ¿de verdad no puedes esperar?- Rio con suavidad ante la expresión molesta del chico.
-No, no puedo- Se quejó, atacando el cuello que había dejado expuesto. Mika exhaló un gemido al sentir la lengua y los dientes del chico en su piel, Ron aprovechó la distracción para continuar desnudandolo disimuladamente, pero no le duró mucho.
En un momento, y sin darse apenas cuenta, le habían arrancado la camisa y se encontraba tumbado sobre el mullido césped con Mika con la camisa abierta sobre él. Se miraron fijamente sin necesidad de hablar. Mika bajó su rostro para besarle, sin darle tregua a sus labios y lengua, sus manos ya estaban sobre el bulto de su pantalón, buscando el botón para deshacerse de esa molesta prenda. Ron tampoco se lo ponía fácil, aprovechaba los pocos momentos en los que necesitaba respirar para morder su cuello y hombros, sus manos excitaban los pequeños pezones que ya estaba erectos.
-Ron- Gimió su nombre cuando logró desabrochar el pantalón que pronto estaba junto al resto de ropa desperdigada por la hierva con su ropa interior. Su polla ya estaba dura y larga en toda su longitud, decidió ignorarla por un tiempo y bajó su mano acariciando toda la piel que se ponía por delante, cuando llego a la pequeña abertura, introdujo dos dedos, disfrutando de la sensación absorbente de su interior, el contoneo de su cuerpo por el placer y los leves gritos y gemidos que no era capaz de contener.
-Mika- Murmuró, buscando sus ojos en la oscuridad de la noche- Mete-la… Ya- Pidió entre gemidos, a Mika le hubiera gustado esperar un poco más, pero él también estaba en su limite.
Besó a Ron mientras su polla lo ensartaba lentamente, el castaño ya no podía aguantar más, con su mano buscó su miembro que estaba ya en su limite, con una sola embestida y la fricción de su mano consiguió terminar en un orgasmo explosivo con un grito de placer, Mika aprovechó para tomar su boca sin descanso, las embestida se hicieron más rápidas y bruscas, acompañada por los jadeos y gemidos.
Cuando Ron ya se recuperó de su propio orgasmo, aprovechó para morder y besar el cuello de su marido, llevándolo al limite y él no se hizo de rogar, concluyó derramando toda su pasión en el interior de Ron, desplomándose sobre él con la respiración agitada.
Entraron en el salón, atrayendo todas las miradas que habían advertido su desaparición, entre eso y la ropa y el pelo desordenados, no hizo falta dar ninguna explicación, las risas incontroladas y el gesto de reproche de los padres de Ron lo decían todo. El castaño se pegó a Zephyr que, como había supuesto, debía ser el único en la boda que no se había dado cuenta de lo que pasaba, Mika se vio obligado a recibir las bromas sin gracia de su hermano y poco después, la música y el alcohol cumplió su función y nadie más comentaba aquel pequeño suceso.