Zephyr se había dado una ducha y fue a la biblioteca a buscar algún libro interesante, mientras esperaba que Martha llegara. Suspiró dejando de lado la búsqueda del libro, ese fin de semana había sido muy extraño, todo lo que había pasado, obviando que Viktor le dejara atado durante horas, después de eso había sido inesperadamente amable hasta el punto de permitirle dormir con él, ni siquiera le había despertado… Zephyr se apoyó contra una mesa, sintiendo su corazón aumentar la velocidad, suspiró, sin entender para nada las reacciones de su cuerpo, ¿por qué solo le importaba los pequeños momentos en los que Viktor se portaba bien con él? Habían muchos más en los que no era nada amable…
Miró las grandes estanterías, sacudió la cabeza, tratando de dispersar los pensamientos que se centraban en Viktor y comenzó a rebuscar entre los títulos, buscando algo que pudiera interesarle.
La mañana transcurrió tranquila y solitaria, dándole tiempo a casi terminar el libro que había escogido, solo dejó la lectura para comer algo de la cocina. Mientras estaba comiendo un sandwich, le sorprendió la llegada de Martha.
-Zephyr, cielo- Le saludó alegremente- ¿Cómo has pasado el fin de semana?- La sonrisa sincera del pelirrojo flaqueó.
-Bien- Respondió escuetamente- Algo aburrido- Mintió, restando importancia- ¿Ha estado con su familia?- Preguntó, tratando de cambiar de tema disimuladamente y, si la señora Lawrence se dio cuenta, disimuló bastante mejor que el chico al sentarse y a hablar con cariño sobre sus hijos y nietos. Zephyr solo se permitió permitir hablar sobre los libros que había leído ese fin de semana, ya que, obviando lo que no quería contar, era lo más interesante que había hecho.
Martha estuvo el resto del día limpiando y recogiendo lo que, durante el fin de semana, se había acumulado, mientras el chico paseaba por el jardín y terminaba el libro. Esa tarde, Viktor y Mika llegaron un poco más tarde de lo normal, saludaron cariñosamente a Martha y charlaron animadamente del fin de semana.
-Zephyr- Le llamó Viktor, Zephyr se encontraba sentado tranquilamente en una de las varias salas de estar que poseía la mansión- Ven conmigo- El chico le siguió hasta su habitación. Viktor se quitó la chaqueta y se sentó en la cama, suspirando con cansancio. Zephyr se acercó a él con sigilo.
-¿Estás bien?- Preguntó tímidamente, sin atreverse a acercarse más, Viktor sonrió, y se recostó.
-Estoy cansado- Respondió con otro suspiro- Sube- Ordenó escuetamente, sin mirar al chico. Zephyr se sentó de rodillas en la cama, junto a Viktor, que cerró los ojos antes de volver a hablar- Duerme esta noche aquí- Murmuró, todavía sin mirarle.
-¿Qué…?- Zephyr notó como el calor que se alojó en su rostro. Viktor levantó la mirada cansada lentamente, provocando un escalofrío en el chico.
-No es una petición- Habló con un tono helado, comenzando a desnudarse, volvió a suspirar- Desvistete- Ordenó.
Zephyr tardó en obedecer, quitándose de la ropa demasiado lento, por ello, se ganó una cansada mirada de reproche de Viktor. El pelirrojo se dejó puesto la ropa interior antes de meterse entre las sabanas. Se mantuvo deliberadamente alejado del moreno, mirando su perfil, tenía bolsas oscuras en los ojos y el rostro crispado, parecía algo enfadado, por lo que prefirió quedarse callado y sumiso. Viktor le abrazó, atrayendole contra él.
-Mika es un capullo- Masculló, frunciendo el ceño, Zephyr se separó un poco de él para poder mirarle confundido.
-¿Ha pasado algo?- Preguntó en un susurro, Viktor esbozó una sonrisa antes de besarle dulcemente.
-El trabajo- Arrugó la nariz para darle énfasis a la frase- Tenemos algunos problemas, y él es un capullo estresado- El pelirrojo ocultó su rostro entre el brazo que le abrazaba, volvió a juntar sus cuerpos sintiendo unas cosquillas seguidas de una sensación de calor en su vientre al sentir la piel caliente de Viktor.
Se quedó en silencio, mientras Viktor se estiró para apagar la luz. Cayó dormido rápidamente, sin dejar de abrazar al chico. Zephyr tardó en quedarse dormido, no solo por que su nuevo ritmo de vida era muy relajado y no estaba demasiado cansado, también porque su corazón no dejaba martillear en sus oídos.
Por la mañana, la luz entraba suavemente por la ventana entreabierta, iluminando con suavidad la habitación, aún así, eso no fue lo que despertó a Zephyr. Escuchó unas voces, no hablaban demasiado alto, pero lo suficiente para despertar al chico que dormía cómodamente, enredado en las sabanas.
Abrió los ojos pesadamente, enfocando con dificultad. Se encontró a Viktor a medio vestir, discutiendo con Mika.
-Mika, relajate- Pidió bostezando, provocando una profunda mirada de odio que podría haberle atravesado.
-Tengo- Pronunció destilando veneno- Que arreglar el problema que tu creaste- Acusó, dando un paso al frente, encarando firmemente a Viktor. Zephyr les miró con curiosidad, tratando de no hacer ruido. Viktor suspiró, abotonándose la camisa con pereza, ignorando deliberadamente a Mika.
-Ya lo arreglaré- Murmuró, girándose, antes de que Mika pudiera replicar, sus ojos azules se fijaron en el pelirrojo que les observaba con interés -Buenos días- Sonrió socarronamente, volviendo a ignorar a Mika.
-Viktor- Llamó su atención, enfadado- Voy al coche- Se acercó a la puerta, murmurando con desdén- No tardes- Avisó con un intenso tono de amenaza que consiguió asustar a Zephyr, aunque no produjo ningún efecto en Viktor. Salió de la habitación, dando un portazo al cerrar, Zephyr se quedó mudo, todavía un poco tenso por el tono de la conversación. Viktor se acercó al chico, le agarró del brazo para incorporarle en la cama y llegar a tomar sus labios con deseo, desconcertando a Zephyr que le costó seguir el ritmo de la lengua que le invadía.
-Tengo que irme ya…- Murmuró contra sus labios, provocando un suspiro en Zephyr. Sin poder evitarlo, se perdió en la intensidad de sus ojos azules, deseando que no se fuera, sentir sus manos recorriendo su cuerpo de nuevo…
Viktor volvió a rozar sus labios de nuevo, con suavidad, rompiendo el hechizo creado por su mirada. Se separó de Zephyr con media sonrisa, consiguiendo avergonzar al chico con ese pequeño gesto. Zephyr apartó la mirada, intentando calmarse, regular su respiración para no hacer tan evidente su excitación.
-Volveré esta noche- Dijo, mientras terminaba de vestirse- Si bajas a la cocina, Martha te dará algo- Comentó antes de salir de la habitación, dejando solo al joven, todavía con los latidos de su corazón desbocados.
Después de la comida, como ya era costumbre para él, salió a buscar un buen sitio en el jardín para leer tranquilamente. Introducirse de lleno en los libros era lo único que siempre le había dado algo de paz.
En tiempos malos, leer había sido su vía de escape, siempre había sentido un vinculo intimo y especial con los libros. Suspiró con el libro abierto en sus manos, desde la mañana había estado inquieto, incapaz de poner atención en cualquier cosa. Podía ver las letras pasando frente a sus ojos, pero no conseguía encontrarle el sentido. Viktor ocupaba todos sus pensamientos, en todo el día no había sido capaz de pensar en otra cosa. Sus sentimientos cada vez eran más claros y ya era incapaz de negarlo, su cuerpo reaccionaba ante él y su interior estaba lleno de su esencia.
"Quizás -pensó Zephyr- He estado mucho tiempo encerrado viendo solo a Viktor"
Volvió a suspirar y observar el sol brillando alto en el cielo, contando las horas que faltaban para que volviera Viktor.