El sol ya había caído y el joven pelirrojo se había levantado para encender la lamparilla, pero su mirada se perdió por la ventana, observando la oscuridad, mientras su mente proyectaba otras imágenes. Esa noche haría exactamente una semana que había llegado a la mansión. Una semana exacta en la que había perdido por completo su vida, su rutina, su trabajo, su apartamento… Suspiró y volvió a sentarse abatido, el pensamiento de que tampoco había perdido tanto, no le hizo sentir mejor.
-No creo que tarden mucho- Murmuró mirando al reloj de pared.
Se sentía dolido y profundamente humillado y, aunque no pensaba reconocerlo, sabía la razón. No era normal su forma de comportarse, Viktor le había humillado varias veces y, de alguna manera, le había "perdonado", pero, ofrecerle como un juguete, algo parecido a una pelota anti estrés, le había dolido más que la bofetada que le dio después. Se tocó la mejilla, aún le dolía y sin darse cuenta comenzó a llorar otra vez, las lagrimas caían silenciosamente, casi sin percibirlas, incluso sorprendiéndose a si mismo al notar la humedad en su mano, todavía en su mejilla.
-Maldita sea- farfulló secandose las lagrimas- ¿Qué esperaba de él?- Zephyr miró hacía la puerta y decidió dejar de pensar en voz alta. Tras echarle otro vistazo al reloj, se dirigió a la cama, era tarde, se tumbaría a descansar y si Viktor quería, que le despertara.
No iba a quedarse despierto a esperarle toda la noche.
No fue Viktor quien le despertó, el chico se sorprendió al ver la luz de la mañana entrando por la ventana entrecerrada, su desayuno estaba caliente encima de la mesa. Una incomoda sensación se alojó en su barriga, ¿a que hora habrán llegado? Quizás no llegaron. Zephyr salió de la habitación todavía en pijama y sintiendo su pulso latir demasiado rápido. Cerró la puerta tras él y trató de calmarse "¿por qué me preocupo de todas formas?". Tomó aire y bajó en dirección a la biblioteca.
Cuando llegó a las escaleras que llevaban a la entrada, comenzó a escuchar el murmullo de unas voces. Al acercarse, pudo ver a Mika hablando relajadamente con Martha, se paró justo antes de bajar el primer peldaño, incapaz de saber si molestaría o no.
-Zephyr- Le llamó la ama de llaves- Buenos días- Sonrió con su típica y afable sonrisa.
-Buenos días- Saludó, bajando hacía ellos. Martha miró a Mika con reproche cuando el chico se puso delante de ellos.
-Buenos días- Dijo con poco interés, sin mirar al pelirrojo- Voy a ir a despertarle- Martha asintió y se despidió con una reverencia.
-¿Has dormido bien?- Preguntó la anciana, atrayendo la atención de Zpehyr, que seguía con la mirada a Mika, todavía con varias preguntas rondando en su cabeza.
-Si…- Contestó distraídamente- Voy a subir a mi habitación- Sonrió- Todavía no he tomado el desayuno- Martha frunció ceño en una actitud maternal.
-Ya estará frío- Comentó- Te puedo preparar otro…- Zephyr se apresuró a negar con a cabeza.
-No hace falta, muchas gracias, señora Lawrence- El chico se despidió y volvió a subir, pero no para comer su desayuno. Tenía todavía el estómago cerrado, una parte de él estaba enfadado, porque Viktor no le había llamado esa noche "cuanto menos tiempo pase aquí, mejor" trató de convencerse.
Entró en el cuarto, todavía en penumbra e intentó beber al menos el café mientras iba a abrir la persiana para dejar el sol iluminar la habitación y se acercó al escritorio con el café en la mano.
Por culpa de los precios que le había puesto Viktor, iba a tardar años en pagar esa deuda, o, quizás, Viktor se aburra de él y le deje ir, estaba seguro que encontraría una manera mejor de pagar la deuda.
-Si no hubiese cambiado los precios…- Murmuró para sí- Ahora lo que parezco es una puta barata- Escupió las palabras frustrado, y casi pudo sentir lágrimas en sus ojos, pero no le quedaban fuerzas, si al menos hubiera una forma de conseguir algo de dinero aparte…
Cuando Mika entró en la habitación del chico, lo encontró en el sillón, leyendo un libro distinto, miró disimuladamente a la pequeña montaña de libros que había ya en su escritorio, cada día que pasaba se hacía más grande.
-Viktor te llama- Avisó distraídamente, Zephyr le siguió con la misma expresión neutral, Mika sintió una leve punzada de compasión. Era un buen chico, si no fuera tan estúpido no se merecería la forma en que lo trataba Viktor. Abrió la puerta de la habitación, se hizo a un lado para dejar pasar al pelirrojo, cerró la puerta y los dejó solos.
-Buenos días- Saludó Viktor terminando de vestirse. Se acercó a Zephyr para besarle con rudeza sin previo aviso, el joven gimió por el sobresalto y estuvo a punto de caerse, habría ocurrido de no haber sido por la mano que le sujetaba por la cintura- Estamos teniendo algunos problemas- Comentó al separarse de él- Espero que esta noche pueda volver pronto- Viktor suspiró, cogiendo su abrigo del armario.
-¿Te vas ya…?- Preguntó Zephyr, sin poder evitar sonar decepcionado. Viktor sonrió divertido, consiguiendo que Zephyr bajara la cabeza, avergonzado y arrepentido por sus palabras.
-¿Vas a echarme de menos?- Preguntó con voz melosa, mientras acariciaba el trasero el chico. Zephyr le miró fijamente, con sus ojos echando chistas.
-Solo no quiero alargar mi tiempo aquí- Viktor sonrió con malicia, sin desviar su mirada.
-Está bien- Sonrió y se dio la vuelta- Te creo- Mintió deliberadamente.
Mika estaba conduciendo por una calle transitada, mientras Viktor miraba por la ventana, sin prestar atención a nada en concreto.
-Vamos a llegar tarde- Se quejó Mika, parando en un semáforo- Odio conducir por el centro…- Viktor sonrió levemente.
-Está bien, ese bastardo puede esperar- Murmuró- Por fin nos vamos a quitar esto- Añadió con una sonrisa malvada- Y por fin la empresa será solo mía- Mika se desvió por una carretera secundaría. A medida que avanzaban, se volvía más solitaria y estrecha.
-Ya estamos llegando…- Comentó observando los edificios de aquella parte de la ciudad.
Los dos bajaron del coche, dirigiéndose a un bloque de apartamentos y oficinas.
-¿No habría sido mejor ir a su casa?- Preguntó Viktor aburrido, entrando en el ascensor, Mika rió en voz baja.
-No querrá volver a vernos ahí, supongo- Viktor también sonrió.
-Ni querrá que su mujer se entere de sus "escapadas"- Los dos rieron con una oscura carcajada. El ascensor se paró en el sexto piso y los dos hombres se bajaron. Viktor llamó a una puerta que no tardó en abrirse. Su tío abrió la puerta sin disimular la intensa mirada de desprecio que le dedicó a su sobrino, sin siquiera mirar al otro hombre.
-Cuanto tiempo- Dijo Viktor sin emoción, entró en el pequeño apartamento, Mika le siguió y cerró la puerta.
-No vas a conseguir lo que quieres- Escupió mirando fijamente la espalda de su sobrino, Viktor se giró lentamente, sonriendo con satisfacción.
-Eso ya lo veremos- Pronunció con un tono amenazante. Sin necesitar una señal, Mika sacó de un maletín un sobre con varios papeles, fue pasándoselos al hombre que destilaba odio, mientras Viktor hablaba- Pruebas de que has utilizado dinero de la impresa para gastos personales, en los que se incluyen cenas, drogas, putas, coches, fiestas…- Mika dejó todos los papeles en las manos del hombre, que había perdido todo el color de su rostro- También tenemos algunas fotos, por si quieres más pruebas- Viktor sonrió con sarcástica inocencia. Su tío se dirigió a él jadeando con el rostro furibundo de la rabia.
Para ese tipo de cosas mantenía ese pequeño negocio ilegal, aliarse con drogadictos era la forma más fácil de conseguir información secreta, los puticlubs y los narcotraficantes no solían estar en las buenas zonas de la ciudad y esa gente había aprendido a tener mil ojos, cualquier cosa podía ser útil para conseguir algo de droga.
-Eres un hijo de puta…- Murmuró mientras temblaba. Viktor ensanchó su sonrisa.
-No te preocupes- Dijo en una pésima imitación de un tono de reconciliación- Esta información puede no salir de aquí- Su tío bajó la mirada respirando ruidosamente- Dame tus acciones de la empresa- Expuso más como una orden que como una opción- Y nada de esto se sabrá.
-¿Te crees que eres intocable?- Preguntó con la voz temblorosa por la rabia- Te estás equivocando de persona para hacer chantaje- Amenazó con furia, pero no consiguió hacer retroceder a su sobrino.
-No tengo todo el día- Viktor ignoró a su tío, restando importancia a su amenaza- Firma ahora y no tendremos por qué vernos más- Volvió a sonreír- Creo que eso es lo único que tenemos en común.
Viktor y Mika salieron del apartamento con toda la empresa que había creado su bisabuelo, a su nombre al fin. Sonreía con satisfacción cuando subió al coche para ir al trabajo.
-Quizás tendrás que tener más cuidado- Comentó Mika a su lado, encendiendo el motor.
-¿Qué quieres decir?- Preguntó sin prestarle demasiada atención, Mika suspiró.
-Supongo que pondrá a alguien para vigilarte…- Empezó a decir, mientras Viktor seguía sin prestarle atención- Si descubren algo podrían quitártelo todo…
-No te preocupes- Viktor bostezó, sin darle importancia- No va a poder hacer nada, perdonaré las deudas de esos yonkis- Mika suspiró mirando hacía la carretera.
-¿También la del niño?- Preguntó alzando una ceja, Viktor solo pudo reír.
-El no es un yonki- Se escudó como si algo de lo que decía tuviera sentido.
Viktor llegó a su mansión cuando ya había entrado la noche, se encontró con Martha en la entrada.
-Buenas noches Martha- Sonrió alegremente, la anciana le devolvió la sonrisa.
-Buenas noches, señor Tenan- La sonrisa de la señora titubeó ligeramente- ¿Le ha ido bien en el trabajo?- Viktor suavizó su sonrisa.
-Muy bien, hemos conseguido comprar la empresa entera- Contó Viktor mientras dejaba se quitaba la chaqueta.
-Eso es muy bueno- Admitió sonriente- Me alegro mucho, estoy segura que sabrá llevarla muy bien- Viktor rió alegremente.
-Llevo haciéndolo años- Hizo una teatral mueca de asco- Esos inútiles lo único que saben hacer es cagarla- La señora Lawrence le miró con algo de reproche, pero no pudo decirle nada ya que en ese momento entró Mika que había aparcado el coche en el garaje.
-Buenas noches- Saludó Mika algo cansado- Me voy a ir a dormir ya, estoy cansado- Anunció en voz baja.
-Normal, eso es por estresarte demasiado- Mika le fulminó con la mirada, demasiado cansado para decir nada, subió a su habitación arrastrando los pies.
-¿Sabes donde está Zephyr?- Preguntó una vez perdieron de vista a su compañero.
-Creo que está en su habitación- Respondió- Yo también me iré a dormir
-Claro, duerme bien, Martha- Sonrió, despidiendo de ella mientras iba a buscar al pelirrojo.
Entró en la habitación, esperando encontrar al chico, pero solo encontró la penumbra que reinaba en la estancia, recorrió el cuarto con la mirada, hasta dar con la débil luz que se filtraba por la puerta cerrada del baño. Sonrió con malicia y anticipación, se quitó la chaqueta y entró en el baño privado sin hacer ruido.
Como esperaba, encontró al joven en la ducha, éste no se dio cuenta de su presencia. Abrió la mampara de la ducha, provocando un grito ahogado en Zephyr, le miró con los ojos muy abiertos, mientras su pecho subía y bajaba rápidamente. Viktor repasaba con la mirada el cuerpo desnudo y húmedo del chico, su pelo había adoptado un tono rojo oscuro. Zephyr desvió la mirada, avergonzado por el repaso que estaba recibiendo.
-Lo siento, no te esperaba- Murmuró- No tardo nada- Informó, sin darse cuenta de que Viktor había empezado a desnudarse- ¿Qué haces…?- Se quedó mudo cuando vio el fuerte cuerpo de Viktor desnudo.
-¿No es evidente?- Viktor entró en la ducha, aprisionando al joven contra la fría pared de baldosa, provocando que todo su cuerpo se erizara por el fuerte cambio de temperatura. Viktor apretó su cuerpo contra el suyo, introdujo su rodilla entre sus piernas, obligandole a separarlas. Zephyr apoyó sus manos en los hombros de Viktor, haciendo presión, evitando el avance de este.
-Creo que…- Viktor apoyó una mano en la pared junto a su cabeza- Esto debería contar como extra- Zephyr hizo todo lo posible por sostener su mirada- Y-y atarme…- Murmuró.
Viktor se separó un poco de él, valorando las palabras del joven. Zephyr se abrazó, intentando proporcionarse algo de calor, ya que Viktor le había separado del agua caliente de la ducha.
-Está bien- Dijo- Te pagaré más- Hizo una pausa, disfrutando de la vista de los pezones erectos del chico- 100 $ por polvo "especial"
-175- Se apresuró a decir, dejando sorprendido a Viktor.
-No voy a darte más de 100- Dijo él, divirtiéndose con la nueva actitud que estaba tomando su joven "esclavo". Zephyr desvió la mirada, enfadado. Viktor acarició con suavidad su cintura, provocando un escalofrío en el chico, Zephyr volvió a mirarle enfadado, todavía en desacuerdo del precio. Viktor apretó su cuerpo contra él, tomando sus labios con suavidad, pasó sus dedos entre los mechones húmedos del chico, consiguiendo calentar el cuerpo frío de Zephyr.
Viktor empezó a acariciar el cuerpo que comenzaba a calentarse del chico. Introdujo la lengua en la cavidad de Zephyr, profundizando el beso y sus caricias, sintiendo la respiración agitada del pelirrojo contra él. Una de sus manos recorrió su espalda, en un roce suave, para llegar hasta su entrada, comenzando a rozar y excitar el anillo de músculos. Zephyr se separó de él para tomar aire, aún apoyando las manos en sus hombros. Viktor introdujo dos dedos de golpe y Zephyr mordió su brazo para evitar gritar.
Viktor no le dio tiempo a acostumbrarse y empezó a masturbar su cavidad con velocidad, Zephyr no podía evitar gemir, sus manos se resbalaron por el ancho pecho de Viktor, acariciando por primera vez su piel de esa zona.
El chico abrió los ojos encontrándose con la mirada azul, oscura por el deseo. Le vio mover los labios, en un susurro que no consiguió escuchar, antes de darle la vuelta con rudeza apoyandolo contra la pared. Levantó las caderas del chico, sujetó su polla ya erecta contra la entrada dilatada de Zephyr y se introdujo con fuerza en su interior con un gemido ronco que rebotó en las paredes del baño. Zephyr se quedó jadeando contra los azulejos mientras Viktor empezaba a moverse lentamente, recreándose en la sensación y visión que le daba el chico. Mientras una de sus manos sujetaba la cadera del pelirrojo, la otra bajó con suavidad desde su cuello, acariciando su torso hasta llegar a su entrepierna, con la misma suavidad, comenzó a acariciarla. Zephyr gimió al sentir la suavidad de sus manos en su polla excitada.
-V-viktor…- Consiguió decir entre gemidos, intentando girarse para mirarle por encima del hombro, Viktor aprovechó para tomar sus labios con furia, lamiéndolos con desesperación a medida que aumentaba la velocidad de sus embestidas. Zephyr apretó los puños y gimió con fuerza cuando sintió el orgasmo llegar desde su vientre para salir por su polla que era masturbada por Viktor.
Zephyr se quedó jadeando apoyado contra la pared, apenas podía mantenerse en pie, si no fuera por las manos de Viktor que le sujetaba la cadera, embistiendo con fuerza para terminar derramando su semen en su interior. El moreno se quedó apoyado en la pared, jadeando junto a la cabeza de Zephyr antes de salir de su interior con un gemido en voz baja.
Viktor salió del baño sin que Zephyr pudiera darse cuenta, se quedó sentado en el plato de ducha, mientras el agua caía sobre él, manteniendole caliente.
Al día siguiente el chico no recordaba de que manera había salido del baño y había llegado a la cama.