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Autumn (Rainy Days) por VampireDark

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Notas del capitulo:

A leer!

 

El pecho pesaba, los pensamientos se amontonaban y en vez de esperanzas lo único que conseguía eran dudas y sospechas: ¿Por qué tarda tanto en salir? ¿No era que ya se había despertado anoche y que hoy andaba bien?

Las enfermeras irrumpían la aparente conversación que mi madre y mi padre levaban a cabo en su respectiva habitación, las jóvenes entraban con carritos de dos pisos llenos de comida aceitosa y liviana así como exageradas porciones de gelatina o inclusive puré de manzana.

No es un vejestorio.

Aliméntenlo bien, por favor.

Fruncí el ceño, dolido: los acontecimientos pasados sólo significaban que mi padre ya estaba viejo, cansado y para nada apto a la hora de seguir acarreando las responsabilidades de su puesto: la cadena de restaurantes iba magníficamente bien, tanto así que nos habíamos instalado ya en Corea, China, Indonesia y algún que otro país de Europa…  pero las propuestas llovían, las negociaciones abundaban y mi padre nunca fue alguien que fue detrás del dinero, sino de la simple expansión.

No era un hombre hambriento de poder o riquezas, pero el simple hecho de ver el cuadro en la pared  de su oficina con la red de las sedes y sucursales de los restaurantes a lo largo del continente y el mundo parecían alegrarlo más que cualquier otra cosa, desde pequeño había admirado con él cómo la red se expandía y agrandaba, con la típica frase de “este mapa tiene más años que tú y crece muchísimo más rápido”.

“Es hermoso, es exquisito, vital”.

Más que su esposa.

Más que su propio hijo.

No obstante, aquel pulpo dibujado de color verde claro no me producía repulsión, así como tampoco me desagradaba mi padre… lo que no compartía eran las prioridades, aquellas torpes prioridades.

Papá nunca asistió a las reuniones escolares, jamás me retiró del colegio cuando estuve enfermo ni me ayudó a estudiar para un examen.

Nunca fuimos a pescar, nunca hablamos de hombre a hombre.

La barrera que nos separaba era tanto él como su lugar de trabajo, aquel cuarto repleto de papeles, carpetas y diseños de isologotipos lo era todo, la foto de un restaurante tenía más poder que yo y más autoridad que mi padre, siempre fue así.

Miré mis zapatos, angustiado.

Es mi turno de encerrarme en ese calabozo.

Debía seguir el legado de mi padre. El tiempo de espera se había acortado.

—¿Uru? ¡Uruha!

Esperando sentado en el pasillo, miré hacia la puerta cuando llegaron todos amontonados, atropellándose estrepitosamente. Kazuki me abrazó con fuerza y tardé en devolverle el gesto, no podía dejar de entrelazar mis manos, temblaban demasiado. Detrás de él, Aoi y Ruki se tomaban de la mano: en ningún momento se soltaron, incluso cuando me abrazaron o frotaron cada uno los hombros.

—¿Cómo está?— murmuraron.

—Fue un principio de paro cardíaco— ladeé la cabeza —Tuvo que admitir que estaba trabajando demasiado y que el estrés era muchísimo para él. Mamá está hablando con él ahora para hacerle entender que debe descansar, ya verán quién toma las riendas de la compañía y arregle o termine todos los negocios.

—¿Pero fue así, de la nada?— preguntó Aoi —¿Estaba hablando por teléfono y cayó así nomás?

—Estaba discutiendo sobre la idea de absorber una cadena de puestos de comida rápida en Londres cuando pareció tropezarse con sí mismo. Supuestamente cayó estando consciente, pero se desmayó cuando su cabeza golpeó la escalera. Por suerte no fue nada de vida o muerte, ahora está bien.

—De todas maneras— agregó Ruki —Creo que es bastante claro quién va a ser el próximo en sentarse en el trono de tu papá, ¿O no?

—Sí— me encogí de hombros —Supongo que sí. Espero estar listo, no es algo… sencillo, no es como te lo enseñan en la escuela, aquí si cometes un error no agarras el corrector y lo borras. Desencadena… cosas, cosas malas para la familia.

—Mira si a tu papá le da un infarto por una de tus metidas de pata— supuso Aoi para ser golpeado en la cabeza por Ruki, enfadado.

A pesar de ser verdad, era como un patada al hígado: lo bueno y lo malo de Yuu era su sinceridad… la sinceridad que rayaba en el sincericidio, por decirlo de algún modo.

—Igual, sabré manejarme… Sólo tengo que ver si papá también está de acuerdo, tal vez no me considera apto aún. O del todo.

El segundero del reloj acallaba los llantos de los bebés y los lamentos de los pacientes que venían desde el otro lado del pasillo, interceptado por puertas vaivén que sólo autorizaban el paso a personal específico o con permiso dado. Miré las puertas eléctricas de vidrio deslizarse a cada persona que se acercaba, algunas entraba igual de asustadas que yo, otros parecían estar acostumbrados al ambiente pues el papelerío les tomaba dos minutos y ya estaban listos para esperar a nuestro lado.

—¿Quieres que alguno de nosotros te acompañe cuando te llame?

—Gracias, Kazuki, pero no. Supongo que él querrá hablarme tranquilo y en privado.

El teléfono en el bolsillo de mi campera vibró. Con las manos aún temblorosas y sudadas, lo busqué.

—Te ves cansado— continuó mientras leía el mensaje.

—Hace dos días que no duermo y vengo aquí— respondí frotándome los ojos y tecleando como podía del sueño —Kojima dice que quiere venir, ¿Qué le pongo?

—¿Tú quieres que venga?— dijo Ruki.

—No lo sé, estoy muy cansado y disperso. Estaré más concentrado en mi papá que en él.

—No creo que sea tan inmaduro como para no darse cuenta de ello— respondió Aoi cruzándose de brazos y dejando que Ruki disimuladamente pose una mano sobre su muslo para acercarse y escuchar mejor —Si viene es para darte apoyo, no para ser el centro de atención.

Tenía razón: asintiendo tontamente mandé un mensaje, suspiré al ver el informe de entrega y llamé con la mano a Kazuki, que todavía no se había sentado. Descansando la cabeza en su hombro, cerré los ojos y respiré hondamente, intentando conciliar un poco de sueño mientras me rascaban la cabeza para darme una mano al querer dormir.

Papá me pedirá que me pase a su oficina… estaré rodeado de papeles toda la mañana, todo el día.

No podré seguir yendo a la escuela.

No podré ir a la tienda a ayudar.

No podré entrar a la Universidad.

A partir ahora estaré encerrado.

Bueno, el cambio de planes me había arruinado un par de cosas, pero podría manejarlo. Y a pesar de que me resultaba imposible frenar los trenes de pensamientos que surcaban y chocaban en mi cabeza, al menos no ver nada me relajaba bastante, era como una dosis pequeña, pequeñísima de tranquilidad. Suspiré, sintiendo los dedos de Kazuki bajar hasta mi frente para trazar líneas inentendibles, mimándome. Sonreí como pude y le agradecí rascándole la rodilla, sentí cómo giraba el cuello y me acomodaba para susurrarme cosas al oído.

—Creo que Taka y Aoi sienten algo por el otro bastante fuerte, pero aún no he podido averiguar si son algo serio o qué, debería preguntarles —mejor que no lo hiciera, quizás arruinábamos algo sin saber —¿Tú también piensas que hay chispa ahí? Porque… o no lo disimulan bien, o se quieren demasiado como amigos.

Me encogí de hombros, destensando mis músculos y chorreándome cada vez más sobre su cuerpo: pensándolo bien, ya no quería que viniera Kojima; estaba tan agotado y tan lejos de tener una conversación decente con alguien que seguro terminaría malinterpretándolo todo y se marcharía.

Ey, ¿El chico se molesta en cambiar y tú piensas de manera tan egoísta?

Ok, era cierto: no podía ser tan malo con él.

Fue entonces que su voz empezó a zumbar en mis oídos, como si lo tuviera en frente: Si de verdad venía, ¿Qué me diría? ¿Me abrazaría? ¿Me besaría, me acariciaría o se acobardaría frente a mis amigos? ¿Se preocuparía por mí, me acompañaría hasta el final o se iría a trabajar? ¿Sería capaz de quedarse en caso de que se lo pidiese?

¿Con qué Kojima voy a encontrarme?

—Uru— me sacudió Kazuki, despacio y con cuidado —Hay un chico serio y rubio  mirando para todos lados, ¿No será él?

Apreté mis párpados y los entreabrí para parpadear fuertemente: me enderecé en el segundo que logró encontrarme, caminando rápidamente hacia nosotros y con dos bolsas en cada mano, apretando los labios y sacando levemente la lengua.

Tardé en reconocer a Yutaka y otro chico prácticamente pegado a él, caminando cariñosamente juntos y con un brazo enredado al del otro para acompañar a Kojima… o a mí. A cada paso, vi una especie de vergüenza e incomodidad en sus formas de caminar y sus posturas, en sus caras y en sus gestos al hablar. Saludaron con un corto asentimiento y Kai comenzó a quitarse la mochila que llevaba para apoyarla en el suelo y abrirla, quien le acompañaba sacó tres bolsas más de un bolso que cruzaba su pecho y en diez segundos había aproximadamente diez o doce envases de fideos instantáneos, botellas de agua y hasta un muñón de pan para cada uno.

—¿Trajeron esto para nosotros?— exclamé, sorprendido. Parecía un campamento en el medio del hospital, vi cómo los chicos enrojecían de la vergüenza.

—Te ves hecho pedazos— sonrió Kai tendiéndome un paquete; Aoi, Ruki y Kazuki ya estaban bajando al suelo para formar una patética ronda, frotándose las manos y sonriendo de lado —Un poco de comida no viene mal.

—Tal vez no tengas fuerza ni para despegar los palillos— sentenció Kojima, destapando el envase y enganchando varios fideos humeantes —Ten— Dejó el agua escurrir y colocó una mano bajo mi mentón —Abre grande.

Sonrojado a más no poder, temblé entero y desvié mi mirada hacia el chico nuevo, que reía tiernamente resaltando sus rasgos infantiles: físicamente, tenía ciertas cosas en común con Yutaka como el color de pelo, la sonrisa tierna y la mirada tímida, pero su aura era mucho más… pura, dulce.

Al menos hasta que capté las marcas en su cuello. Y más allá del cuello en “V” de su camiseta y por debajo de su collar, llegando hasta la clavícula.

—Ma-Manabu, ¿Verdad?— no podía ser otra persona.

Me miró sorprendido en respuesta, luego sonrió aún más y asintió con energía.

—Encantado, Kouyou— pronunció con acento cerrado, estaba terriblemente afónico —¿Cómo está tu papá, cómo estás tú?

—Mi papá se está recuperando, estoy esperando a que me llame para verlo. Yo estoy bien— busqué la botella para destaparla —Con sueño, pero bien.

—Shima, come— sentí un tanteo suave en mi mentón, recordé que Kojima seguía con los fideos chorreando agua —Por favor, te ves horrible.

Accedí entonces con bochorno, fijándome que ninguna otra persona mirara de reojo o husmeara por diversión, después de todo éramos un grupo de chicos relativamente grande sentados alrededor de comida en el medio de un lugar público y repleto de enfermos. Sintiendo el vapor golpeando en mi boca, la abrí cuanto pude y sujeté los fideos con los dientes, succionando sonoramente y siendo acompañado por una sonrisa suya, la sonrisa de Kojima que más me gustaba.

—Bien, va otro— me rascó como premio y me derretí, sintiendo que la habitación se me daba vuelta: éste Kojima sí que me gustaba, muchísimo quizás —Di “ah”.

—“Ah”.

—Yah, Manabu— se apuró Kai, imitándonos —Ven que te doy de comer— le tendió los fideos al instante, el otro chico asustándome con la cantidad de fideos que podía tragar —Ése es mi niño— sonrió el otro con un tinte depravado que, sinceramente, sabía que iba a aparecer —¿Te doy más?

—Puedes darme todo lo que quieras, nene— ronroneó Manabu contra su boca para besarlo con fuerza —Dame todo y lo acepto sin problemas.

—Cómo me encantas— murmuró en lo que parecía una lucha para controlarse, aunque terminó tomándole de la mandíbula e introduciendo su lengua sin vergüenza.

Aoi y Ruki intercambiaron miradas incómodas, Kazuki se tapó los ojos y Kojima simplemente siguió dándome de comer, limpiando las gotas que rebalsaban o simplemente acariciando mis comisuras.

De la nada, Yutaka y Manabu se pararon, tomándose de las manos y enfilando por un pasillo al fondo de la sala de espera; entorné los ojos, tratando de entenderlos hasta que Kojima hundió su cara entre mi hombro y mi cuello para aclararlo todo.

—No es la primera vez que lo hacen por aquí. Ya saben dónde esconderse.

—¡P-pero es un hospital, hay gente enferma!

—Eso no los detiene de tener un poco de sexo diferente. O sea, el efecto le da más… adrenalina a uno.

—¿Por?

—Miedo a que te descubran, el estar en un cuarto que no es tuyo y súper cerrado, edificio público, gente dando vueltas, tener que mantenerse callados… todo suma, absolutamente todo.

Asentí, comprendiendo, me mordí el labio de la vergüenza ajena mientras Aoi y Ruki cuchicheaban entre ellos, largando carcajadas de por medio.

—¿Qué pasa?— preguntó Kazuki al ver que ellos también se levantaban —¡No me digan que…

—Iremos a interrumpirlos— rieron, corriendo como chicos y tomándose de la mano.

—¡Esperen, yo también quiero ir! ¡Llevo el teléfono para grabar!

Y nos quedamos solos. Solos y con doce envases de fideos a medio comer, humeando en la mitad del pasillo; miré a Kojima, que en ningún momento había dejado de mirarme la cara y le sonreí de lado, fingiendo que todo estaba bien, que los nervios no me alteraban de tal forma que no sentía las piernas y que no estaba aterrado ante la idea de no poder tener más tiempo para él ni para nadie.

—No dormiste, ¿Verdad? Ve a casa y yo me quedo esperando, cuando quiera hablarte te llamo— propuso acariciándome la mejilla —Te ves… apagado, gris.

—Estoy bien— bostecé, dejando caer los brazos muertos sobre las pernas cruzadas —¿Me das más de comer? No siento los brazos.

—Por supuesto— accedió, alimentándome y hablando entre bocados —Yutaka estaba muy preocupado por ti, incluso Manabu quería pasar a verte.

—¿En serio?

—Mh, Yutaka se encariña fácil con la gente a pesar de lo mal que puede tratarte al principio. Y casi siempre que hablamos de la tienda, termina hablando sobre ti, por eso Manabu te quería conocer. Tanto así que Kaii ya mandó a hacer dos copias del delantal con sus medidas, uno para ti y uno para su chico. Estuvimos discutiendo la idea de contratarlos y trabajar.

—¿En serio? Qué…— el gusto amargo me atragantó y no pude hablar —Qué bien.

—Hay ciertos problemas con la luz y un par de cocinas rotas, pero estamos bien. Podremos arreglarlo, creo.

—¿El local está deteriorado? Hace como… dos o tres semanas que no voy.

—Con las últimas lluvias las paredes están algo descascaradas y una luz titila, creo que el baño pierde y Yutaka insiste en que hay una fuga de gas. Pero no hay problema, cualquier cosa cerraremos un fin de semana para arreglar.

Tendiéndome otro bocado, lo rechacé.

—Kojima, ¿Qué pasa si cae un inspector o algo? No puedes tener el local en esas condiciones.

—Pero…

—Takashima— llamó mi madre saliendo del cuarto —Entra, tu padre quiere hablarte.

Parándome, asentí y tomé las manos de Kojima, juntando energía y seriedad a duras penas.

—Escúchame, espera aquí y quédate con mi madre, dile que eres mi amigo y dale un pote de ramen, entretenla y ablándala para que luego pueda pedirle algo, ¿Sí?

—O-ok— amagando a girarme, tiró suavemente de mí —Kouyou, ¿No crees que me acepte como tu pareja?

—N-no lo sé, intenta. Ya vengo— sacudí la cabeza y entré apurado, saltándome el hecho de que al fin, al fin sabía qué nombre recibía lo que tenía con Kojima.

Cerrando la puerta, reconocí mi error tarde.

En la oscuridad de la habitación, capté un hilo de luz entrando por entre las cortinas de la ventana, una mano estirándose y llamándome despacio. Me incliné noventa grados y tragué con fuerza, no podía irme, debía sentarme a su lado y escuchar, entender. Aprovechar la oportunidad de al fin hablar con mi padre y captar todo lo que me dijese sobre su puesto y el trabajo en caso de que me tocase a mí adquirirlo.

Asentí a cada palabra y respondí a cada pregunta pensando todas y cada una de mis palabras, sopesando cómo podía él entender la respuesta…

…Rogando internamente por encontrar a Kojima esperando en el pasillo una vez que saliera.

—Papá, lamento interrumpirte pero, ¿Podría pedirte un favor? No es nada del otro mundo, y está más o menos relacionado con la idea de los restaurantes de Londres.

Notas finales:

Primero que nada debo pedirles una enorme disculpa. Se que me demore mucho en actualizar y lo lamento, la universidad me tiene agarrada del cuello y muchas cosas han pasado. Así que merecen una disculpa por ello, lo lamento.

En segundo lugar, espero que disfrutran de este capitulo. Kai y Manabu no saben cuando parar x3 Y sigo diciendo que me gusta el Aoiki, se están desarrollando de una manera muy tierna, sin duda me atrae mucho esa pareja (a pesar de que siendo sincera la odio x3)

En tercer lugar, voy de afán y el capitulo no esta revisado de manera adecuada, si ahí algún error digánmelo y sera arreglado inmediatamente. Gracias.

Y bueno nada... gracias por los que aun a pesar del retraso esperaron el capitulo pacientemente.

Quiero agradecer a:

lauralxlight

the slave of bou

hina kouyou

hela_24

También agradecer a aquellos que leen pero que no dejan review.

Y decirles que a más tardar mañana estaré contestando sus reviews. Un beso.

PDT/: El siguiente es el cap final. Así que... cáiganse de espaldas x3

Sayo♥


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