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Mi persona ideal por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Antes de que se me acabe San Valentín (en mi natal Mexicali falta hora y media para las 12 pm) les traigo este oneshot que se me ocurrió de repente producto de mi vena dramática (Kyuu: No se preocupen, no se muere nadie, pero está algo triste hacia el final). Espero que les guste, también estoy trabajando en otros oneshot, mis próximos fics largos y las locuras de mi blog, jeje, a duras penas, pero ahí voy. Como siempre esperaré sus comentarios con saludos, golpes, pedradas, jitomatazos, cebollazos, amenazas, flores, felicitaciones, amenazas y demás. Sin más por el momento: ¡¡a leer!!

Uchiha Itachi (veintiocho años) era al hombre que cualquier mujer desearía: guapo, inteligente, rico, sexy, misterioso y con un carisma que hacía suspirar al mundo a su alrededor. Exitoso empresario y (por fortuna, según sus fans) soltero, gustaba de ir a fiestas para conocer gente. Realmente Itachi no era del tipo romántico, era un seductor nato con una larga lista de conquistas a cuestas, pero nunca nada serio.

 

Actualmente estaba saliendo con un joven escultor llamado Deidara (veintisiete años), un rubio explosivo y voluble. Se habían conocido en un bar y la atracción física apareció luego de diez minutos de charla mientras bebían sentados frente a la barra del lugar. 

 

Había pasado un mes desde aquella noche y continuaban frecuentándose. Itachi no buscaba un noviazgo, pero ya estaba un poco cansado de estar con una y después otra persona, por lo que estableció con el rubio una especie de "relación" para satisfacer sus necesidades sexuales. Deidara tampoco buscaba un romance de cuento de hadas y ya que el Uchiha era bastante atractivo, accedió a su propuesta.

-Eso estuvo increíble –murmuró el rubio con la respiración agitada

-Sí –respondió el pelinegro, dejándose caer encima de él

-¿Qué tal tu junta?, ¿cerraste el trato del que me hablaste?

-Por supuesto, no olvides con quién hablas, Deidara.

-Maldito presumido.

-¿Y tú?, ¿terminaste la escultura que te encargó ese abogado?

-Sí, ya fue al taller a recogerla. Quedó fascinado con ella, aunque era de esperarse puesto que yo la hice.

-Y dices que yo soy el presumido, idiota.

La cama no era lo único que compartían. Aunque iniciaron con encuentros sexuales por las noches, poco a poco comenzaron a reunirse para comer, beber café o ir por una copa a algún bar, por todo eso de alguna manera se volvieron amigos, o algo parecido a eso. Su relación era un poco difícil de definir con algún nombre.

 

Itachi despertó cuando los rayos del sol le golpearon la cara. Estaba tan cansado que se quedó a dormir en el departamento del rubio, le tenía la suficiente confianza como para hacerlo, ya que por lo general se marchaba de casa del amante en turno una vez que obtenía lo que buscaba.

-¡Apúrate, Itachi! –le oyó gritar- ¡Ya está el desayuno!

-Tan escandaloso desde temprano –bostezó

 

Se dio una ducha rápido para luego vestirse y encaminarse al comedor. Desde ahí podía ver al escultor de espaldas terminando de servir café. Su largo cabello rubio se mecía con sus movimientos. Itachi no pudo evitar dibujar una pequeña sonrisa en su rostro.

-Así debe verse...

-¿Eh?, ¿dijiste algo?

-Que espero no morir envenenado con tu comida.

-No será necesario, ¡porque te mataré antes, imbécil!

 

De esa manera transcurrió otro mes. Sus conversaciones ya no sólo incluían bromas, insultos o frases en doble sentido cuando alguno de los dos quería ir a la cama, sino también temas más personales. Itachi supo que Deidara era hijo único y el único pariente que le quedaba era su primo Sasori quien también era escultor y al cual apreciaba a pesar de esa "rivalidad artística" entre ambos. Por su parte Deidara se enteró que los padres de Itachi fallecieron hacía algunos años y que tenía un hermano menor que vivía en otra ciudad y al cual apreciaba mucho pese a la distancia.

-Si debo ser sincero y analítico, creo que eres un buen partido, Itachi.

-Tardaste mucho en darte cuenta de lo irresistible que soy.

-Idiota, yo hablaba en serio.

-Lo siento, Deidara –sonrió sin pizca de culpa-. Continúa, por favor.

-Hum... Como decía, seguro que hay muchas personas a las que les encantaría tenerte a su lado en una relación seria, sin embargo tú no aceptas a ninguna más que para un rato.

El rubio lo estaba diciendo porque en esos meses de convivencia descubrió que el moreno no sólo era un Casanova, también era muy responsable y dedicado en su trabajo, además de amable y protector con las personas que aprecia.

-Me halagan tus palabras –sonrió sinceramente-. Pero es que no son lo que yo busco y quiero.

-¿Ah, sí? –sonrió también, divertido- A ver, ¿qué es lo que el gran Uchiha Itachi busca en alguien para que sea su ideal y enamorarse?

-Veamos... Quiero a una persona con brillante cabello rubio e intensos ojos azules, con una sonrisa contagiosa que te ilumine y levante el ánimo en los momentos más difíciles, que sea muy alegre, algo torpe pero amable, sincera, con una gran facilidad para hacer amigos y que siempre se preocupe por los demás.

-Casi no pides nada –dijo con sarcasmo, seguro que el moreno se burlaba de él-. Creo que tu problema es que estás siendo demasiado específico.

-Pudiese ser.

-Deberías cambiar tu perspectiva y ampliar tus horizontes. Encontrar a alguien exactamente como lo deseas es imposible.

-¿Tú crees? –sonrió de manera enigmática y se encogió de hombros- El mundo es pequeño, Deidara.

 

Pasó una semana después de aquella plática y no volvieron a tocar el tema. Ese día se juntaron para beber un café tranquilamente, pues ambos habían estado muy ocupados debido a sus trabajos.

-Mi hermano menor y su esposo vendrán a visitarme el fin de semana –comentó el Uchiha con calma

-Ahh, ¿tu hermano es casado? Y eso que es más joven que tú –dijo, recordando que el chico tendría unos veinticinco años

-Sí, lo está desde los veinte años.

-¿Qué?, ¿tan joven?

-Sí, porque él no pensaba perder a su pareja ni dejarle ir. ¿Quieres conocerlos? Creo que te agradarán.

 

El sábado quedaron de reunirse en un pequeño pero elegante restaurante. Itachi guió al escultor a una mesa donde la joven pareja los esperaba: se trataban de un azabache ojinegro de expresión seria y un rubio ojiazul que sonreía con alegría.

-Chicos, él es Deidara, el amigo que les comenté. Deidara, estos son Uchiha Sasuke, mi hermano, y su esposo Uzumaki Naruto, mi cuñado.

-Mucho gusto –saludó el pelilargo

-Qué tal -dijo Sasuke sin cambiar su expresión

-Se un poco más amistoso, teme –regañó su esposo-. Hola, Deidara, es un placer conocerte. Ita-chan nos dijo que eres escultor, ¡eso es increíble! Yo sólo tengo un amigo que pinta en sus ratos libres, jejeje.

-Ahh, bueno... gracias, creo.

-Ignora a este dobe, habla hasta por los codos.

-No molestes, Sasuke. Tú eres un amargado, pero yo no.

-Chicos, tranquilos –pidió Itachi-. Primero comamos y después se asesinan si quieren.

-Deberías aprender a Ita-chan, él siempre tan conciliador.

-Hum.

 

La comida se desarrolló en medio de las pláticas de los cuatro ocupantes. Deidara trataba de disimular su asombro, pues mientras más escuchaba hablar a Naruto y lo observaba convivir con ambos Uchiha, más se convencía de que ese chico era exactamente lo que Itachi le había descrito que debía tener su persona ideal unas semanas atrás.

 

No volvieron a verse mientras duró la visita de la pareja. Pero el lunes sin falta Deidara le pidió al moreno que se reunieran, quería hablar con él y estaba seguro que Itachi también lo necesitaba. Eso lo constató al ver la expresión vacía con la que tomó asiento a su lado en aquél parque.

-Me sorprendí mucho –habló el rubio-, pero entonces todas las piezas encajaron y finalmente lo entendí. Tú no estabas siendo específico, sino que ya encontraste a tu persona ideal y sólo la describiste.

-Soy un idiota, ¿verdad? –soltó una amarga risa- Hace tiempo, mientras aún eran novios, tuvieron una pelea muy fuerte y se separaron. En ese momento una parte de mi cerebro me dijo que debería aprovechar la oportunidad y que si utilizaba las palabras correctas aseguraría la separación. Pero en lugar de hacer eso fui yo quien habló con Naruto y le dijo que pensara bien las cosas antes de dar todo por perdido en su relación con Sasuke. Gracias a mis palabras decidieron hablar y como has de suponer, se reconciliaron. Una semana después de aquello se estaban casando porque mi hermano no pensaba arriesgarse a perder a Naruto ni él quería alejarse de su lado de nuevo.

-Itachi... –lo miró con pena

-Está bien, es la decisión que tomé y lo que merezco por enamorarme del chico que solamente ama a mi hermano y viceversa. Además –sonrió con melancolía- me gusta ver a Naruto feliz y sé que nadie, ni siquiera yo, podría hacerlo sonreír como lo hace Sasuke. También amo a mi hermanito, él no tiene la culpa de mis sentimientos y jamás haría algo para lastimarlo.

-Pero eso es... muy triste para ti.

-Quizá –se levantó y le acarició la cabeza, sonriendo más animado-. Muchas gracias, Deidara, creo que necesitaba contarle esto a alguien y desahogarme un poco. Ahora me siento mejor, así que olvídate de esto y no te preocupes. ¿Qué te parece si mejor vamos a comer? Recordar el pasado me abrió el apetito.

-... Claro, idiota. Pero si al rato pierdes tu escultural cuerpo y pareces vaca, no me eches la culpa.

-¡Oye! Eso sonó cruel. Yo no te digo nada a pesar de que con ese cabello largo fácilmente serías confundido con una mujer de mal genio.

-¡¿Qué dijiste?!

 

Mientras lo observaba reír, Deidara no pudo evitar sentir admiración por la fortaleza de aquél hombre. Quizá ellos comenzaron simplemente como compañeros sexuales que en el proceso formaron una peculiar amistad, pero por eso mismo quería seguir así y ver si podía ayudarlo a ampliar su perspectiva del mundo. Y quién sabe, dependiendo de cómo se desarrollaran las cosas de ahora en adelante, puede que un día el rubio quiera ser también parte de ese nuevo paisaje.

 

FIN

THE END

OWARI


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