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Crueldad
- Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, uno, dos… -la voz varonil de aquel chico resonaba en el oscuro pasillo del internado en el que se encontraba.
Contando los pasos de aquel sufrimiento eterno. Aquello que deshacía su alma en partes diminutas. Seguía sin creer lo que le pasaba en aquella época de su vida, jamás se lo espero, solo tenía 21 años y estaba en pleno siglo XXI, sobra decir que lo que se le había ordenado ya había pasado de época. La pregunta latente ¿Qué? Demasiado fácil. Un simple compromiso de bodas para unir a las dos empresas más ricas del mundo. Nadie tomó en cuenta su opinión, hace unas horas seguía siendo aquel punto negro sin importancia pero ahora ya era el centro de atención de todo el mundo.
Ya no quería creer en nadie, más sin embargo lo hacía. No es que no quisiese. Pero simplemente estar con él era algo tranquilizante ¿Quién era? Su mejor amigo. Aquella persona que jamás le había dado la espalda, esa persona que solía gritarle aun sabiendo la enorme diferencia del estatus social. Naruto, un chico de clase baja, alegre y el mejor amigo de Uchiha Sasuke ¿Qué hacía ahí? Fácil. Sus padres habían trabajado en ese internado, pero ahora muertos la directora de aquel lugar lo había cuidado como a su propio hijo, uno que ella no podía tener. Sin embargo las risas, las burlas, el despecho y la hermosa soledad que siempre le hacía compañía era todo para él. Jamás le falto nada de esto. Hasta la llegada de Sasuke; aquel chico frío, egocéntrico, manipulador como todo típico chico de clase alta. Al principio aquella extraña relación se basaba en solo en insultos y leves golpes. Siendo así el inicio de su amistad.
- Uno, dos, tres…- fue interrumpido en lo que era su vigésimo séptimo conteo.
- Si sigues así juro que te golpearé- una sonrisa ladina apareció en su blanca piel mientras trataba de despertarse por completo.
- Fue culpa tuya el tardarte tanto- sonrió al ver la imagen de aquel amigo suyo; una playera holgada, un pantalón de dormir con estampados de ranitas, aquel cabello rubio desaliñado y esos expectantes ojos azules que le recorrían una y otra vez, de arriba para abajo, admirando aquel cuerpo generosamente dotado.
- ¿A quién se le ocurre tener una reunión nocturna a las 2 a.m.?¡Ah! si claro lo olvidaba, a ti- murmuro adormilado.
- Mis padres planearon mi boda con la familia Harker. Verdaderamente no sé qué hacer Naruto- suspiro frustrado.
- Podrías simplemente huir, pero tú no eres así y afrontas todos los problemas- acaricio el azabache cabello del chico, tranquilizándolo al instante- porque tú siempre sabes que hacer.
- Sabía que podría contar contigo- habló mientras tomaba del brazo al ojiazul para después abrazarlo- nos vemos mañana.
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Una semana había pasado desde aquel encuentro nocturno, ninguna noticia tenía de Naruto; desde ese entonces lo había buscado pero no tenía un solo rastro de él. ¿Por qué se encontraba tan preocupado? Tal vez solo era la mera amistad que sentía por él y por eso lo necesitaba, necesitaba saber que se encontraba bien y que nada lo había pasado. Aquello era urgente. Mañana partiría a Alemania para intercambiar los votos de amor con su prometida para que fuese esposos. Mas sin embargo necesitaba saber que su único amigo estaba bien, solo para irse sin remordimientos y no deber nada a nadie.
Cosa que al parecer sería imposible de hacer ¿Qué pasaba entonces? Quizás los lazos que crean los seres humanos no son tan fuertes como parecen. Incluso podría ser una simple alucinación para poder vivir con la sociedad; una sociedad que solo ve prejuicios sin detenerse a pensar, sin saber cuántos más viven a costa de lo que digan los demás de ellos y sin embargo encima del escritorio del cuarto de Sasuke, una carta se encontraba entre las hojas de un libro, un libro que no abriría hasta que no fuese demasiado tarde. Y se arrepentiría de eso.
Se dice que existe un hilo rojo que une a las personas que une a las personas con las que están destinadas a estar y que por más que se enrede jamás podrá romperse, pero y si en lugar de que el hilo una a solo dos personas y une a tres ¿Qué es lo peor que podría pasar? Hoy es un día normal para cualquier otra persona pero ¿Qué tiene de normal para la persona que se va a casar sin conocer a la novia, que tiene de normal para un chico que no tiene padres y fue obligado a trabajar para una familia rica en contra de su voluntad, que tiene de normal cuando una chica es obligada a matar a la persona que ama? No, nada es normal para ellos pero, ¿Qué pueden hacer cuando todo aquello no les da oportunidad de replicar?
La oscura y fría noche a llegado, después de un largo día de trabajo, las personas se dirigen a sus hogares, mientras que en otra parte del mundo tres jóvenes desean enfrentarse a su destino, aún con miedo a sus corazones quieren intentarlo sin saber que eso marcara lo que les queda de esa absurda y dolorosa vida. Y justo en ese momento esas tres personas se encontraban en donde se realizaría la boda. Una que jamás se haría.
- ¿Debería preguntar porque no hay nadie?- interrogo el azabache.
- Solo puedo decir que esta noche, seremos solo tú, yo, mi guardaespaldas y esta belleza de aquí- hablo una chica de un largo cabello rojo carmesí y unos perfectos ojos rojos; mostrando una brillante pistola plateada- creo que no me recuerdas Sasuke, pero me encargaré de hacerte saber quién soy- mostró una sonrisa ladina, mientras acomodaba lentamente el vestido de novia que portaba en ese momento.
- No sé quién eres, no te conozco, solo eres mi prometida- hablo confuso.
- Eso espero- de un momento a otro se encontraba delante del chico y sin que a este le diera tiempo de reaccionar lo beso. Un beso fugaz. Se separó lentamente de él y le susurro cerca de los labios- Harker, Karin Harker.
Los recuerdos se abalanzaron sobre él; la primera niña a la que le había hablado, su primera amiga pero por sobre todo. Su primer amor. No quería creerlo, no podía ser ella, ella había muerto en un accidente en Inglaterra y por lo tanto ella no podía ser la misma persona de la que se había enamorado. Quiso hablar.
- Sé que debería de hacer esto rápido pero no quiero que mueras sin saber porque- sonrió con un dejo de sorna- en primer lugar la boda era solo la fachada del plan que tenía mi padre para ti, ya que la empresa de tu padre representa un peligro para la suya y mi deber es eliminarte.
- Tú no eres Karin- habló calmadamente
- ¡Claro que lo soy! ¡Quieres pruebas! No creo que sean necesarias hoy será el último día de tu existencia.
- ¡No lo eres! Tal vez lo fuiste en el pasado pero ya no lo eres.- la miro a los ojos- solo eres un hueco vacío de lo que alguna vez fuiste y si crees que moriré tan fácilmente estás muy equivocada.
Sasuke trató de esquivarla pero los movimientos de la chica eran rápidos y cualquier paso en falso sería una muerte segura. No supo en que momento Karin tomó una navaja pero ahora debía de ser más precavido. La pelea entre ambos parecía no tener fin, ambos contaban con múltiples rasguños, moretones y mientras que la chica tenía una herida profunda que abarcaba de la orilla del parpado hasta la parte superior del labio, una pierna y un brazo herido; el chico tenía el labio roto, una herida que cruzaba de manera horizontal su nariz y un ojo morado. Tal parecía que querían matarse mutuamente.
Y en un descuido por parte del chico, Karin aprovecho la ocasión disparándole en la pierna izquierda. El cuerpo del azabache se desplomó en el frío pavimento del lugar.
- Termina con el Naruto- ordeno la pelirroja. Los segundos pasaron lentamente, ¿Acaso había dicho Naruto? Era imposible, él debía de seguir en el internado y no aquí ¿Porque estaría aquí? Tantas preguntas y ya no le quedaba tiempo para seguir viviendo.- no quiero ensuciarme las manos con su sangre y mucho menos con este hermoso vestido blanco.
- Disculpe, pero su padre solo me dio la orden de acompañarla y cuidarla, jamás dijo que yo haría el trabajo sucio- habló molesto. Miro por unos instantes a su antiguo amigo, su cara mostraba arrepentimiento.- sabe perfectamente que no lo aré.
- Bien te entiendo, él y tú eran amigos jajaja- rió con burla - y lo quieres proteger. Que lamentable será que no puedas protegerlo- se burló de él nuevamente- así que apártate si no quieres morir pedazo de basura.
Sin embargo el chico no se movió. Se interpuso entre el ojinegro y la chica. Por primera vez en su vida quería proteger a alguien aunque eso le costase la vida. Se giró justo en el tiempo en el que Karin apuntaba al azabache. Saco de entre el saco que llevaba una pequeña pistola y la apunto hacia ella.
- ¡Si tú me matas yo también lo haré!- gritaron al unísono.
Dos disparos se escucharon en medio de la noche. Los quejidos de dolor no se hicieron esperar. La chica había recibido la bala justo en el corazón y perdía la vida con cada segundo que pasaba. La sangre tiño su perfecto vestido blanco, el rojo carmesí como el cabello de la chica, los espasmos de dolor no se hicieron esperar. A pesar de todo habló.- Sasuke jamás deje de amarte sé que es tarde pero de verdad no logre olvidarte, solo eran las ordenes de mi padre- miró al chico que amaba con todo su corazón, le dedicó una sonrisa aunque él no la viera, el órgano vital dejo de latir y al cabo de unos segundos ella murió.
¡Naruto!- el grito desgarrador de Sasuke inundo la noche. No le importaba Karin en ese momento.- ¡no puedes solo morir! Tienes una vida por delante- sin embargo ya era demasiado tarde, la bala había perforado el pulmón y se ahogaría lentamente con la sangre entre sus pulmones- no puedes dejarme, no después de que diste tu vida por mí.
- Quise ignorar este sentimiento todo este tiempo Sasuke, pero me fue imposible- tosió escupiendo sangre- porque verdaderamente te amo y no puedo apartar este sentimiento de mí- el corazón del azabache se estrujo por completo, era cierto que él también estaba enamorado de su amigo pero jamás se lo dijo por temor a ser criticado por una sociedad absurda, una que te somete a sus reglas sin sentido y que detesta cualquier cosa que salga de lo que ellos desean. Una que por sobre todo no deja que cada quién elija su orientación sexual. Tosió una vez más, la vida del pelirrubio se extinguía frente a él, la sangre manchaba la camisa blanca como el rojizo cabello que una vez tuvo su madre aún sin conocerla.
Y sin una pizca de duda lo besó por primera y última vez, mientras la vida del ojiazul se extinguía lentamente, el brillo de los ojos azules poco a poco iban apagándose pero el único recuerdo que tendría del rubio sería ese simple beso manchado con un rojo carmesí.
Y si alguna vez te preguntaste quien narraba y hacía preguntas. Puedo responder que esa soy yo. La Muerte. Una muerte que siguió a todas partes a esas “almas gemelas”, no puedo controlar el destino, no puedo controlar el pasado, el presente ni el futuro. Lo único que espero con ansias es que la vida de ese rubio termine para poder degustarlo lentamente.
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.Carta de Naruto a Sasuke.
Sé que no te gustan este tipo de cosas pero no tengo otra forma de decirte que mis padres tenían una deuda con los Harker por lo que yo fui obligado a ir con ellos para cumplir mi deuda, en realidad la deuda de mis padres, no los odio por eso, sé que ellos siempre me cuidaran. Dejando eso de lado, debo decirte que Karin tratará de matarte. No me importaría no verte más mientras estés a salvo. Huye lejos. Y una cosa más te he amado desde que te conocí. Posiblemente esto es un adiós. Cuídate.
“Porque aunque trate de ignorar este sentimiento no podré dejarte de amar”- Uzumaki Naruto
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