—¿Pero que demonios pasa contigo Takano-san?
—¿Eres idiota?....Te dije comeríamos juntos al menos una vez al día, te la pasaste huyendo en la editorial así que cenaremos juntos.
Siempre terminaba igual, de alguna u otra forma el castaño siempre terminaba siendo arrastrado al departamento de Takano, él tenía razón, lo había estado evitando en el trabajo, pero una vez que llegaban a ese edificio no podía hacerlo más.
Cenaron algo juntos y ese habitual silencio estaba ahí, se miraban y Onodera desviaba su vista hacia otra parte del departamento.
—Creo que me debo irme
—No lo harás— Atrapo el brazo de Onodera y sin más explicaciones lo llevó hasta su habitación —Esta noche dormiremos juntos
—¿Queeee?
—Te dije que quiero ser acaramelado contigo, bueno pues parte de eso es dormir juntos
—Gracias pero no gracias, yo me largo
—¿Será que tienes miedo?— comenzó a quitarse la ropa, una vez que estuvo solo en ropa interior lanzo a Onodera sobre la cama y se recostó abrazándolo fuertemente
—¿Estas seguro de que puedes dormir con toda esa ropa?
—Yo estoy bien gracias “¿Pero qué es esto?....¿Cómo dejé que esto pasará? Takano-san esta completamente loco”
Su corazón latía rápido, el calor lo destrozaba, después de todo, el pelinegro no hacía nada más que abrazarlo, tenía el rostro tan rojo que comenzaba a quemarle, los brazos de Takano rodeaban su cuerpo y sin darse cuenta se quedo dormido.
Un par de horas avanzaron rápidamente, sus ojos se abrieron lentamente y sintió su ropa completamente empapada de sudor, la noche era calurosa y decidió levantarse para abrir la ventana y así dejar que entrara un poco de aire.
“¿Acaramelados eh?” Miro a Takano dormir, todo lo que cubría su cuerpo eran sus bóxers, entró en el baño y refresco su rostro con algo de agua. Al salir, su cuerpo se paralizo, era terrible lo que sus ojos veían, Takano se removía un poco en la cama diciendo sus nombre una y otra vez *Ritsu….Ritsu*
Además era evidente que tenía una erección.
“Tenía que ver eso antes de dormir….Tenía que verlo y sentirme así”
Ni el mismo Ritsu entendía porque simplemente no tomaba sus cosas y salía de ahí, se había vuelto a recostar junto al pelinegro, no había soportado más el calor y se había despojado de la camisa. Extrañamente se sentía excitado, había sido el quien había dicho que no quería ser más un amigo de sexo, Takano lo había besado y acariciado, pero hacía más de diez días que no iban más allá.
—Takano idiota— Dijo en voz baja y de pronto llevó su mano acariciando su miembro con algunos movimientos suaves “Se siente bien” —ah! ah! — su respiración comenzaba a agitarse, pero no podía terminar, luchaba por ocultar el sonido de su voz cubriendo su boca pero necesitaba más. Era como si se hubiera olvidado donde y con quien estaba. Dejó de cubrir su boca y mientras con una mano seguía estimulando su miembro con los dedos de la otra comenzó a acariciar aquella cavidad de su cuerpo, deslizaba lentamente sus dedos por su trasero y los introducía en si mismo —ngh ah! ah!— Era quizá una acción irracional, pero se sentía bien.
Takano comenzó a abrir sus ojos miro la hora, eran las 4 am y en sus oídos resonó la voz de Ritsu, esos gemidos que lo hacían enloquecer estaban ahí a su lado, se sorprendió completamente y se acercó susurrándole al oído.
—¿Ya terminaste o necesitas ayuda?
Esas palabras aterrorizaron a Onodera, estaba jadeante, sonrojado, cubierto en sudor —Tuuuu maldito idiota….Tu me hiciste esto
—¿Qué pasa?— Cuestiono Takano posicionándose sobre él
—Yo no puedo venirme por mi mismo
—¿Quiere decir que tienes ganas de hacerlo?
El castaño giro su rostro y se quedo callado
—Bien lo entiendo— El pelinegro se recostó de nuevo junto a él y lo abrazo por la espalda, por un momento Onodera pensó que todo terminaría ahí pero Takano no tenía intensiones de contenerse, deslizo la ropa del castaño —Creo que estas listo— y sin decir nada más se introdujo en su cuerpo arrancándole un gemido afligido
—ahhh Takano-sa…ahh ah ah!! — El pelinegro se movía, poco a poco lo llevaba a cambiar de posición, muy pronto Onodera tenía el rostro en las almohadas estaba demasiado excitado, su cuerpo temblaba y las paredes internas de su cuerpo se contraían más y más dejando a Takano completamente atrapado en su interior, era una sensación deliciosa después de 10 días que no lo habían hecho.
—Onodera, levanta más la cadera
—eh??? Ah ah ah! ¿A caso eres idiota?....Esta posición es muy vergonzosa
—Entiendo….entonces….—El pelinegro salió de su cuerpo y se sentó sobre la cama, beso al castaño de manera demandante y lo tomo por las caderas haciendo que se sentará sobre su erección moviéndose lentamente —¿Qué hay con esta?...Así nos podemos besar
Lo lamio en la mejilla, tomo su mandíbula y lo beso hasta llegar al oído —Te amo— Onodera quedo estático, la atmosfera cambio a asfixiante, sus lenguas se habían encontrado y antes de darse cuenta el castaño se tomaba del cuello del pelinegro, moviéndose por si mismo, autopenetrandose una y otra vez….incluso su erección era más intensa, parecía que alcanzaría pronto el orgasmo.
Takano lo tomo una vez más de las caderas, lo acariciaba con sus manos miraba su rostro enrojecido perdido en el placer, se movía de arriba abajo y el sudor de ambos los hacía sentirse pegajosos, se miraron y Ritsu cerro los ojos como reflejo, sentía las palpitaciones de su corazón demasiado aceleradas.
—Muévete más— Ambos lo disfrutaban, estaban completamente perdidos en el placer, sus respiraciones resonaban muy fuerte en toda la habitación, el castaño encajo sus uñas en la piel de Takano y pronto culminaron, el semen que broto de sus cuerpos demostró la gran satisfacción que tenían y se recostaron exhaustos.
—Esta vez….ah…ah..fue increíble
—Calláte…tu tienes la culpa de todo
—¿ah?.....¿Quién es el que tenía ganas de hacerlo?
—Tu por supuesto
—¿Ah? ¿Yo?
—Tu estabas ahí durmiendo y……ahhh Olvidalo Takano eres un idiota
—Hay que hacerlo una vez más
“Esa noche tuvimos sexo hasta el amanecer, no es como si yo quisiera hacerlo pero simplemente me vi arrastrado en sus fantasías pervertidas. Una y otra vez habla sobre ser acaramelados y logra confundirme. No se como pero en un momento debimos quedarnos dormidos. Llegamos tarde al trabajo y por alguna extraña razón sentía que todos nos miraban…Esto no fue mi culpa….no lo fue y no lo fue”
FIN